• Buenos dias individuos de este mundo (Aprendí esa frase y se me quedó pero suena feo decirlo asi ;-;) como ayer no habia comido nada en todo el dia hoy. . . creo que me estoy alimentando adecuadamente - El está comiendo dulces.-
    Buenos dias individuos de este mundo (Aprendí esa frase y se me quedó pero suena feo decirlo asi ;-;) como ayer no habia comido nada en todo el dia hoy. . . creo que me estoy alimentando adecuadamente - El está comiendo dulces.-
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  • Sumergida, todo era quietud.
    El agua no ofrecía respuestas, pero tampoco hacía preguntas.
    Y eso era suficiente.

    El frío apagaba cada chispa que alguna vez la hizo arder.
    Ya no había ira, ni llanto, ni súplica.
    Solo esa calma helada que no la sanaba, pero la contenía.

    No era descanso, ni castigo.
    Era negación pura.
    Negarse a sentir, a gritar, a recordar.
    Negarse a ser alcanzada, ¿Castigándose? Quién sabe.

    El mundo, arriba, podía seguir quebrándose.
    Ella hoy no era parte de él, pero si de la naturaleza.
    Solo quería que el agua la envolviera,
    la mantuviera en pausa,
    como si el tiempo se hubiera alejado un instante de su nombre.
    Sumergida, todo era quietud. El agua no ofrecía respuestas, pero tampoco hacía preguntas. Y eso era suficiente. El frío apagaba cada chispa que alguna vez la hizo arder. Ya no había ira, ni llanto, ni súplica. Solo esa calma helada que no la sanaba, pero la contenía. No era descanso, ni castigo. Era negación pura. Negarse a sentir, a gritar, a recordar. Negarse a ser alcanzada, ¿Castigándose? Quién sabe. El mundo, arriba, podía seguir quebrándose. Ella hoy no era parte de él, pero si de la naturaleza. Solo quería que el agua la envolviera, la mantuviera en pausa, como si el tiempo se hubiera alejado un instante de su nombre.
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  • El cielo todavía no decidía si amanecer o seguir llorando. En la azotea del viejo edificio, Atropos permanecía sentada sobre una manta desgastada, las rodillas abrazadas contra el pecho, la mirada perdida en algún punto donde las nubes se disolvían en un gris que parecía eterno. La ciudad se desperezaba lentamente, ajena a la quietud que ella resguardaba como un secreto sagrado.

    El humo de su cigarro ascendía en espirales perezosas, como si también le costara dejar atrás la noche. Había algo en el aire de la mañana que le recordaba a los días que nunca llegaron, a las promesas que no sobrevivieron el invierno. A veces creía que podía oír sus nombres entre el viento, sus voces arrastradas por las corrientes como hojas muertas.

    A sus pies, una taza de café ya frío. En su regazo, un libro abierto por la mitad que no había logrado leer. No porque las palabras no fueran buenas, sino porque simplemente... dolían. Como dolía todo últimamente. El peso de las decisiones, de los hilos que había cortado —y de aquellos que no se atrevió a tocar.

    —¿Y si esta vez dejo que las cosas se deshilachen solas? —murmuró para nadie. O tal vez para el cielo, o para el recuerdo de alguien que ya no estaba.

    A lo lejos, la sirena de un tren partiendo rompió el silencio. Y por un instante, Atropos deseó haber sido una de esas personas que se van sin mirar atrás. Pero ella no era de las que se marchan. Ella era la que se quedaba. La que observa desde la altura cómo todo cambia, cómo todo muere. Y aun así, se aferra a cada amanecer, como si dentro del gris pudiera encontrar algún día un poco de color.









    //¿Atropos con un nuevo sentimiento? :0 jajaja no.
    El cielo todavía no decidía si amanecer o seguir llorando. En la azotea del viejo edificio, Atropos permanecía sentada sobre una manta desgastada, las rodillas abrazadas contra el pecho, la mirada perdida en algún punto donde las nubes se disolvían en un gris que parecía eterno. La ciudad se desperezaba lentamente, ajena a la quietud que ella resguardaba como un secreto sagrado. El humo de su cigarro ascendía en espirales perezosas, como si también le costara dejar atrás la noche. Había algo en el aire de la mañana que le recordaba a los días que nunca llegaron, a las promesas que no sobrevivieron el invierno. A veces creía que podía oír sus nombres entre el viento, sus voces arrastradas por las corrientes como hojas muertas. A sus pies, una taza de café ya frío. En su regazo, un libro abierto por la mitad que no había logrado leer. No porque las palabras no fueran buenas, sino porque simplemente... dolían. Como dolía todo últimamente. El peso de las decisiones, de los hilos que había cortado —y de aquellos que no se atrevió a tocar. —¿Y si esta vez dejo que las cosas se deshilachen solas? —murmuró para nadie. O tal vez para el cielo, o para el recuerdo de alguien que ya no estaba. A lo lejos, la sirena de un tren partiendo rompió el silencio. Y por un instante, Atropos deseó haber sido una de esas personas que se van sin mirar atrás. Pero ella no era de las que se marchan. Ella era la que se quedaba. La que observa desde la altura cómo todo cambia, cómo todo muere. Y aun así, se aferra a cada amanecer, como si dentro del gris pudiera encontrar algún día un poco de color. //¿Atropos con un nuevo sentimiento? :0 jajaja no.
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  • Al final, decidió arrojarse al agua mas profunda cerca de la casa. Llevando consigo flores blancas, blancas como un obsequio del ayer. Consiguiendo que su ira se enfriara de golpe con el agua helada y natural, mirando el fondo del agua cristalina, siendo envuelta por el agua entre la existencia y el ruido ahogado del agua tapando sus oídos.

    Aislandola un momento de todos, cerró sus ojos, un momento, dejandose hundir hasta lo profundo del agua. El frío empezó a bajar su temperatura corporal, pero no la mataría, eso no podía matarla.

    Solo dejó que el agua llevara su molestia, y su cabeza no pensara en nada mas que su propio estado ausente.
    Al final, decidió arrojarse al agua mas profunda cerca de la casa. Llevando consigo flores blancas, blancas como un obsequio del ayer. Consiguiendo que su ira se enfriara de golpe con el agua helada y natural, mirando el fondo del agua cristalina, siendo envuelta por el agua entre la existencia y el ruido ahogado del agua tapando sus oídos. Aislandola un momento de todos, cerró sus ojos, un momento, dejandose hundir hasta lo profundo del agua. El frío empezó a bajar su temperatura corporal, pero no la mataría, eso no podía matarla. Solo dejó que el agua llevara su molestia, y su cabeza no pensara en nada mas que su propio estado ausente.
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  • Cuando estás atrapada en 1963 con un hombre que, se supone está muerto y que arrasó Nueva York con su invasion alienigena, ¿qué puedes hacer?

    Wanda lo tiene claro, hoy va a tomarse el dia libre. Hoy no hay bucle, hoy no hay disparo. Hoy no hay disturbios. Hoy no muere nadie. Hoy necesita tomarse un dia para pensar, para ella... Un dia lejos de aquel dia de la marmota en que están envueltos desde hace... ¿cuanto tiempo ya?
    Cuando estás atrapada en 1963 con un hombre que, se supone está muerto y que arrasó Nueva York con su invasion alienigena, ¿qué puedes hacer? Wanda lo tiene claro, hoy va a tomarse el dia libre. Hoy no hay bucle, hoy no hay disparo. Hoy no hay disturbios. Hoy no muere nadie. Hoy necesita tomarse un dia para pensar, para ella... Un dia lejos de aquel dia de la marmota en que están envueltos desde hace... ¿cuanto tiempo ya?
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  • El viajero del tiempo que movió la silla.

    Kyo automáticamente en un universo paralelo.

    No tuvo padres abusivos.
    Fue a la escuela.
    Hizo amigos.
    Él era el bullying.
    Su mamá adoptiva lo crío con amor pero la mafia lo mal enseño.
    Se enamoro de una milf porque le gustan mayores.
    El viajero del tiempo que movió la silla. Kyo automáticamente en un universo paralelo. No tuvo padres abusivos. Fue a la escuela. Hizo amigos. Él era el bullying. Su mamá adoptiva lo crío con amor pero la mafia lo mal enseño. Se enamoro de una milf porque le gustan mayores.
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  • Heh..~ pero si solo fué una pequeña broma, encerio te avergonzó eso? Que adorable..~
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  • Siempre le tuve odio a la frase "Esclavo de tus palabras, gobernante de tu silencio" pero hoy es uno de esos días en donde el tiempo me da una bofetada con guante blanco.
    Ya aprendí bien la lección.
    Siempre le tuve odio a la frase "Esclavo de tus palabras, gobernante de tu silencio" pero hoy es uno de esos días en donde el tiempo me da una bofetada con guante blanco. Ya aprendí bien la lección.
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  • 𝑺𝒐𝒚 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒖𝒏 𝒄𝒖𝒆𝒓𝒗𝒐 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒆𝒔𝒄𝒆𝒏𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂... 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒎𝒊𝒔 𝒑𝒍𝒖𝒎𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒅𝒆𝒏 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒊 𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒉𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒂𝒅𝒐.
    𝑺𝒐𝒚 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒖𝒏 𝒄𝒖𝒆𝒓𝒗𝒐 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒆𝒔𝒄𝒆𝒏𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂... 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒎𝒊𝒔 𝒑𝒍𝒖𝒎𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒄𝒐𝒏𝒅𝒆𝒏 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒊 𝒆𝒍 𝒗𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒉𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒂𝒅𝒐.
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  • Termina de cocinar los pescado que atrapo en la madrugada, usando el calor de Chroma, desde la soledad de unas ruinas de piedras tragadas por un bosque que ha crecido sobre sus cimientos, afortunadamente un río cercano provee agua y alimento suficiente
    — Ten.

    El tenno lanza un filete cocido y es atrapado en el aire por las fauces de si Vulpafila que rodea como tentáculo el filete con su lengua y saborea su premio.
    — Buen chico.

    Posteriormente el pelirrojo comienza a saborear su propio filete cocido, menos mal tenía algunas especias para darle más sabor, dejando sobre una losa de piedra su máscara, hasta cierra los ojos para volver a sentir la realidad en este breve lapso donde finalmente el titiritero, el alma de Chroma o el corazón del Warframe se vale por si mismo para existir.
    Termina de cocinar los pescado que atrapo en la madrugada, usando el calor de Chroma, desde la soledad de unas ruinas de piedras tragadas por un bosque que ha crecido sobre sus cimientos, afortunadamente un río cercano provee agua y alimento suficiente — Ten. El tenno lanza un filete cocido y es atrapado en el aire por las fauces de si Vulpafila que rodea como tentáculo el filete con su lengua y saborea su premio. — Buen chico. Posteriormente el pelirrojo comienza a saborear su propio filete cocido, menos mal tenía algunas especias para darle más sabor, dejando sobre una losa de piedra su máscara, hasta cierra los ojos para volver a sentir la realidad en este breve lapso donde finalmente el titiritero, el alma de Chroma o el corazón del Warframe se vale por si mismo para existir.
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