El ultimo guardian habia caido al suelo decapitado; la cabeza cubierta por el casco resonó al dar vueltas cual balón mientras el cuerpo cayo dando un golpe seco sobre el destrozado suelo. Era el final de la puerta, la zona donde se supone que el dungeon limitaba, o bien, la “sala del jefe” como otros conocían.

Soujiro tenia una simple misión, proseguir con cierta búsqueda que había acordado con… alguien importante del pasado, cuando el ultimo demonio cayo muerto, el silencio fue lo único que le recibió, junto al sonido de las llamas quemándose entre si; era un ambiente que emulaba el infierno mas dantesco después de todo.

Fueron segundos, minutos en silencio ¿Acaso era solo esto? ¿Dónde estaba la espada de Sora? Lo desconoce, pero, mas temprano que tarde, un sonido adicional rompió lo que había sido por ahora un pacifico silencio. Este alzo su mirada, y lo que vio, era… quizás lo que estaba esperando.

-Moloch, el cobarde devorador de niños y engañador de las culturas de medio oriente ¿Por qué no me sorprende que seas la serpiente rastrera que hizo esto? – Parecía conocerlo, Soujiro tenia… enemistades en todos lados, los demonios especialmente eran una raza que fungía a veces como aliados, en contadísimas ocasiones como amigos cercanos, pero en la mayoría de los casos… enemigos jurados; Moloch había sido un enemigo recurrente desde que empezó a meterse con esta raza, ambos tenían ya un historial de encuentros, pero pocos enfrentamientos serios, producto claro de la cobardia del rey infernal.

 

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Una risa emergio de la boca sin labios del demonio, en su espada puede verse como carga una enorme espada, misma que emite una presencia semejante al arma que estaba buscando. El azabache apreto los dientes al darse cuenta, había llegado un poco tarde… y esa era la burla del demonio.

-Tarde, como siempre, Izanagi. ¿Qué tal esta tu querida hermanita? ¿No ha vuelto a buscarla esa sombra que casi se roba su alma? ¿Qué tal el cadáver de tu madre? Debi ir a buscarla para traerla conmigo pero para mi desgracia aun no puedo acceder a tu amada Elysium.- La boca del demonio era sagaz, una lengua de serpiente en una cara de dragón, pero, el Izanagi era bueno para arrancarle la lengua a un hablador.

¿Vas a seguir? ¿O vas a venir de una vez a usar tu espada contra mi? Deja de aburrirme con tus discursos, matame de una vez.- Risas también salieron de el; un momento de gracia antes del conflicto.

Con todo esto dicho, Moloch tomaría el mango de la enorme espada, emanaba un aura blanquecina corrupta, no era solo energía, era fuego en su estado mas puro, el punto mas caliente que una llama puede alcanzar. Escupiendo a modo de insulto, finalmente descendió al suelo resquebrajándolo por su enorme peso, y asi encaro al Izanagi.

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-Vamos a terminar con esto de una vez-

-Callate, tengo que devolver esa espada, peor aun, regresar con algo que la duquesa de la muerte quiere, le tengo mas miedo a ella que a ti honestamente.

Asi que… bailemos
 
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