Halloween no estaba en sus planes. Miyako pensaba trabajar esa noche en el club como cualquier otra, pero un impulso la llevó a desempolvar una vieja idea: Disfrazarse. No de bruja, ni de enfermera… sino de Shizuku Murasaki, un personaje que parecía hecho para ella.

 Lentes redondos oscuros, camisa blanca ligeramente arrugada, falda negra, medias hasta los muslos y un toque de sangre falsa en los labios.

Era un disfraz sencillo, pero en Miyako se transformó en algo más: un equilibrio perfecto entre dulzura y peligro, entre lo que se muestra y lo que se insinúa.

Esa misma noche, decidió abrir su página azul. Subió un par de fotos sin edición, con un precio que más parecía una broma: 50 dólares por el set completo. Lo hizo convencida de que nadie pagaría.

Estaba equivocada. En menos de una semana, su bandeja de mensajes estaba llena.

Clientes del club, desconocidos y fanáticos del anime coincidían en lo mismo: “Shizuku nunca había lucido tan real”.

El cosplay se compartió en foros, grupos privados y redes sociales.

 Nadie sabía quién era realmente esa chica, pero todos querían verla otra vez.

Esa noche marcó un antes y un después.

Cada Halloween, sus seguidores esperan el nuevo disfraz, preguntándose qué versión de Miyako aparecerá… Y ella, con una sonrisa en los labios, ya está pensando en el próximo.