Hace dos meses llegué a Portland antes estuve viviendo en Georgia, debido a mi trabajo no dejo de moverme por todo el país.
Fuera de la librería sigue chispeando, cuando iba montada en la bicicleta de camino el cielo estaba despejado de nubes.
No daba ningún indicio de que fuera a llover, también tienen una zona donde venden algunos discos de vinilo.
Me encanta, adoro estar rodeada de música y libros.
Creia ir vestida lo bastante camuflada para que nadie pudiera reconocerme, al principio funciono pero el dueño esa mañana llegó (normalmente no suele pasarse, delega en los dos trabajadores que tiene)
Dentro de una semana volveré a coger el avión, por fin la gira ha llegado a su fin y voy a volver a casa.
Donde me están esperando mis gatos, la biblioteca, el tocadiscos, mi piano y la inmensa tranquilidad de la mansión familiar que lleva en pie mucho antes de que yo naciera, desde 1803.
¡Hogar, dulce hogar!
Antes de que regresara contrate a una empresa que se dedica a limpiar, es lo que siempre hago.
Trabajan bien y no son muy carros, yo solo sería imposible que pudiera limpiar toda la mansión entera.
No soy la cenicienta, la tetera empieza hacer un ruido lo que significa que el té por fin está listo.
Me cambié de ropa para llevar uno de mis pijamas, primero disfruto del té observando el piano.
Ahora que he vuelto tengo que volver a la normalidad, además necesito ponerlo a punto. Extrañaba bastante sentarme y poner mis dedos sobre las teclas, convirtiéndonos en un solo ser.
Por el día tocaba el piano mientras que por las noches salgo a darme un festín con todo aquel ser vivo que decidía salir a darme un paseo por las profundidades del bosque.
Despierto por culpa de la melodía de mi móvil, doy la vuelta en la cama tapo mi rostro con las sábanas.
Dejando que siga sonando hasta que se canse y pare, no deseo comunicarme con nadie del exterior.
Quiero seguir viviendo como una ermitaña, ya estado casi un año entero socializando.
Enseguida el silencio regresó a la que antes era de mis padres, la mansión por dentro no tiene nada que ver como se ve en el exterior.
Debido a todas las obras que realicé en su momento, renovarse o morir en el intento.
Estoy bastante satisfecha del resultado final, los recuerdos familiares continúan solo que el contenido es diferente.
Mientras preparo la leña para encender algunas de las chimeneas tarareo una canción que madre me cantaba cuando enfermaba.
En la entrada de la mansión esperando pacientemente se encuentra la única persona que siempre anhele que desapareciera para siempre.