Enji Kurebayashi de 30 años, quien estuvo destinado a la grandeza cayó en una espiral de desgracias. Nació el 30 de noviembre en Shibuya, hijo de panaderos y artesanos en él se vio un gran potencial. 

Empezó a caminar a los 8 meses de edad, su cuerpo y complexión eran agudos, desarrollados, una elasticidad. Su padre vio en él lo que su abuelo esperaba, un heredero del Dojo. Empezó a practicar Judo en una escuela privada, a los 11 años ganó un concurso estatal contra jóvenes mayores que él, se abrió paso agigantados en la industria, tenía un futuro pleno. 

 

Un muchacho orgulloso, humilde, de gran carisma y adaptación. Respetuoso y tolerante. A los 18 años con su carrera despegando la tragedia lo azoto, sin razón, sin motivos o tan vez la fama tenía un costo muy caro. Fue encontrado abatido en un callejón, con costillas rotas y la pierna derecha fracturada con severidad. Una herida que no sano y que cambio su destino. ¿El criminal?. Su ex mejor amigo, el hombre celoso detrás del crimen quien perdió prestigio y fue encarcelado tras confesar con gran descaro sus motivos. 

 

Truncado y con una pierna rota, el tiempo de sanación duró 3 años y otros 3 de terapia para mejorar su calidad de vida, pero jamás podría volver a blandir una batalla feroz en la arena. Devastado, su personalidad cambio por completo. 

 

Se volvió apático, distante y solitario. Aunque conserva a sus amigos más cercanos, la herida y el trauma le dejaron graves secuelas sociales que le impide adaptarse a la sociedad.

 

30 años, Pansexual, residente de Hokkaido, repartidor de comida rápida, lector nocturno, sufre insomnio y episodios de terror nocturno, conduce una motocicleta a alta velocidad.