Ficha de Personaje
Nombre completo: Nova Benedetti
Edad: 17 años
Sexo/Género: Masculino
Dinámica: Omega
Personalidad:
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Tímido
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Amable
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Serio
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Tranquilo
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Sereno
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Cariñoso
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Delicado
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Atento
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Inocente
🌸 Apariencia física
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Cabello: Castaño claro, liso y siempre ordenado
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Ojos: Color avellana con destellos dorados, grandes y expresivos
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Piel: Clara, con mejillas que se enrojecen con facilidad
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Altura: 1.68 m
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Constitución: Delgado, de apariencia frágil
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Vestimenta usual: Uniforme escolar impecable, suéteres suaves y ropa cómoda en tonos cálidos fuera de clases
📚 Gustos y pasatiempos:
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Leer novelas y libros de historia
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Aprender cosas nuevas, especialmente idiomas o curiosidades
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Ver películas tranquilas o con tramas emocionales profundas
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Cocinar postres, en especial galletas y pasteles suaves
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Explorar lugares nuevos, desde jardines hasta pequeñas librerías escondidas
⚠️ Disgustos y miedos:
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Insectos (especialmente los voladores)
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El frío (le congela las manos y lo pone de mal humor)
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El sabor ácido del limón
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Comida picante
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Las mentiras y los engaños
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Que lo molesten o lo expongan innecesariamente
''SU HISTORIA''
Nova Benedetti nació una madrugada lluviosa de primavera, en una casa pequeña con jardín de cerezos. Era un niño tranquilo desde la cuna, de mirada profunda y sonrisa tímida. Sus padres, Clara y Matteo, eran personas dulces, apasionadas por la cocina y la lectura. Clara era pastelera, y Nova solía verla preparar dulces con esmero y paciencia. Cada cumpleaños, le horneaba una tarta de cereza con chocolate amargo, su combinación favorita desde que tenía uso de razón.
Su casa siempre olía a algo horneado, a madera cálida, a flores, a amor. Vivían sin lujos, pero con un afecto tan abundante que nada parecía faltar. A Nova le gustaba quedarse dormido en el regazo de su madre mientras ella leía en voz baja, o escuchar a su padre hablar de estrellas y planetas mientras dibujaban constelaciones en el techo con una linterna.
Era un niño sensible, observador. A veces se quedaba callado por largos ratos, simplemente viendo el mundo moverse a su alrededor, como si escuchara cosas que los demás no podían.
Y entonces, una noche, todo cambió.
Un accidente de tránsito, brutal y sin explicación, se los llevó. Nova, con solo seis años, sobrevivió con un par de rasguños, pero el vacío fue tan grande que parecía doler en la piel. Las autoridades no encontraron familiares cercanos. El niño fue enviado a un internado católico, al cuidado de religiosas que lo recibieron con rostros piadosos y manos frías.
Ahora tenía 17. Aún delgado, aún silencioso, pero con una calma que desarmaba incluso a los profesores más estrictos. Nova no necesitaba levantar la voz para hacerse notar. Bastaba con su atención cuidadosa, sus gestos amables, la forma en que escuchaba de verdad. Era fácil confiar en él, pero difícil acercarse.
No porque fuera frío, sino porque era delicado. Como un papel de arroz: bello, pero frágil.