📍 Seúl, Sábado por la mañana.

Anoche me desvelé.

Y no porque Aegir se activara de nuevo. Esta vez fue distinto.

Eran las 3:17 a.m., esa hora marcaba el reloj de mi mesita de noche.

 Estaba dormido hasta que un golpe seco contra el cristal de mi ventana me despertó de golpe. No fue un sueño. No fue un pájaro.

Cuando abrí los ojos, vi una sombra. Apenas un segundo. Como si algo o alguien se hubiera asomado y después se hubiera desvanecido. Al acercarme, noté un pequeño agujero en la esquina del cristal, justo lo suficiente para que entrara una piedra.

La recogí. Estaba envuelta en papel.

Y lo que decía me dejó en shock:

"Perdóname por no haber estado presente.

No fue elección propia. Me ordenaron volver a donde pertenecía antes de que nacieras, pensando que mi presencia sería un peligro para ti.

Pero siempre te he observado desde lejos.

Siempre he querido formar parte de tu vida.

Si alguna vez decides buscar respuestas, si alguna vez quieres entender lo que eres…

Estoy listo para ayudarte a dominar tu esencia.

—Tu padre."

No había firma, ni contacto. Nada. Solo eso.

Y mientras escribo esto, el agujero en el cristal sigue ahí. Como si no me dejara ignorarlo. Como si, de alguna forma, toda mi existencia hubiera estado esperando este momento.

No sé si encontraré esas respuestas.

Pero sé que ya no puedo hacer como si no existieran.