Día… he perdido la cuenta.
Hoy el silencio pesa más que nunca.
En este reino de sombras donde el tiempo no existe, la eternidad se siente como una condena sin fin. Hades está ausente, como siempre. Susurran que me ama, pero el amor encerrado entre muros de piedra se parece demasiado a la prisión.
Echo de menos la luz.
Echo de menos el murmullo del viento entre los campos de trigo, las risas suaves de las ninfas, el tacto de mi madre entrelazando flores en mi cabello. Echo de menos el dolor que no era eterno. Aquí todo es estático, congelado en una penumbra que nunca se levanta. Me he vuelto una con las sombras, pero todavía hay algo dentro de mí que se resiste. Una chispa. ¿Tal vez esperanza? ¿Tal vez locura?
A veces camino sola entre los jardines de ceniza que planté con mis propias manos. No crecen como las flores del mundo de arriba. Aquí son pálidas, quebradizas, tan tristes como yo. Les hablo en voz baja, como si pudieran entender. Quizás lo hacen. Quizás sólo necesitan alguien que les cante.
Siento que estoy partida en dos: mitad reina del Inframundo, mitad hija de la primavera. Ni una ni la otra me pertenecen del todo. Cuando regreso a la superficie por esos fugaces meses, la gente me sonríe, pero me ve como algo lejano. Como si ya no fuera suya. Mi madre me abraza, pero su abrazo está lleno de miedo, como si pudiera perderme otra vez.
Tal vez ya me perdió.
Tal vez yo ya me perdí.
A veces me pregunto si alguien puede comprender esta soledad de estar entre mundos. Esta ausencia de hogar. Esta existencia que no es del todo vida ni del todo muerte.
Escribo porque las palabras son lo único que me queda.
Escribo porque tal vez, en algún rincón del universo, alguien escuche.
Y si no… al menos las palabras sabrán que estuve aquí.
Que sentí. Que amé. Que lloré en silencio mientras todos pensaban que era una diosa impasible.
Hoy la soledad me muerde más hondo que nunca.
Pero mañana volveré a plantar flores de sombra.
Y les contaré historias de un sol que aún recuerdo.
Aunque me esté olvidando de cómo se sentía en la piel.
—Perséfone