𝖣𝖺t𝗼𝙨 𝘉𝖺́𝙨𝗂𝖼𝗼𝙨.
𝖭𝗼𝗺𝘣𝙧𝗲 𝘆 𝖠𝗽𝗲𝗹𝗹𝗂𝖽𝗼𝙨: Leysha Lancaster.
𝗘𝖽𝖺𝖽: Su edad es incierta y desconocida pero se sospecha que supera los 210 años. Aparenta 27 años humanos.
𝗘𝙨𝗽𝗲𝖼𝗂𝗲/𝙍𝖺𝘻𝖺: Vampiro transformado. (Descendencia Malkavian.)
𝗟𝗎𝗴𝖺𝙧 𝖽𝗲 𝗇𝖺𝖼𝗂𝗺𝗂𝗲𝗇t𝗼: Desconocido más fue convertida en Inglaterra.
𝝤𝖼𝗎𝗽𝖺𝖼𝗂𝗼́𝗇: Mercenaria.
𝝤𝙧𝗂𝗲𝗇t𝖺𝖼𝗂𝗼́𝗇 𝙨𝗲𝗑𝗎𝖺𝗹: Bisexual.
𝗘𝙨t𝖺t𝗎𝙧𝖺: 1.60cm.
𝝦𝗲𝙨𝗼: 45kg
Ⲥ𝗼𝗹𝗼𝙧 𝖽𝗲 𝗼𝗃𝗼𝙨: Cian/Celeste.
Ⲥ𝗼𝗹𝗼𝙧 𝖽𝗲 𝖼𝖺𝘣𝗲𝗹𝗹𝗼: celeste con degradado violeta hacia las puntas.
ꔋ𝗲𝘻: Extremadamente Pálida, con tatuajes.
𝝦𝙨𝗂𝖼𝗼𝗹𝗼𝗴í𝖺.
Leysha es una criatura compleja, moldeada entre la ruina y el poder. La marca de su clan vive en su sangre, pero no como una cárcel que la consume, sino como una herida abierta que ha aprendido a contener… la mayor parte del tiempo.
Es inteligente, calculadora, una estratega que baila en el filo de lo racional y lo irracional con una gracia perturbadora. No busca redención como una santa arrepentida; busca equilibrio, aunque sabe que ese equilibrio está sostenido con alambres oxidados y voluntad pura.
A primera vista, puede parecer encantadora, incluso divertida, con una lengua afilada y un humor que mezcla lo mordaz con lo grotesco. Cuando quiere, es una aliada leal, divertida y hasta sorprendentemente cálida, puede hacerte reír cuando todo arde. Tiene esa clase de confianza peligrosa que solo poseen quienes ya han perdido demasiado y decidieron vivir como si el mundo fuera su escenario. Pero basta una palabra mal dicha, un recuerdo mal colocado o una traición menor… y esa sonrisa se vuelve máscara de algo mucho más oscuro. Leysha no ha enterrado su ira: la ha convertido en un arma. Y aunque se esfuerza por no caer en el abismo, a veces... se lanza de cabeza.
Su herencia maldita no se presenta con delirios. En ella, la locura es visceral: una inestabilidad emocional violenta que se enciende sin previo aviso, un apetito voraz que arrastra razones y promesas, y un temperamento capaz de convertir una negociación en una ejecución por puro capricho. Lo sabe. Lo odia pero a veces lo goza.
Aun así, es confiable y si te tiene entre los suyos, luchará por ti con la misma rabia con la que destruye a quien le falla. No es cruel por deporte; es cruel por naturaleza, no está buscando sanarse. Está intentando controlarse. Pero cada vez que falla —y fallará—, deja en claro que su locura no la debilita: la corona.
𝘏𝖺𝘣𝗂𝗹𝗂𝖽𝖺𝖽𝗲𝙨.
Auspex: Esta habilidad amplifica los sentidos del vampiro más allá de los límites humanos, permitiéndole ver auras, leer mentes y prever el futuro. Crucial para detectar enemigos ocultos y evitar emboscadas, convirtiéndola en una herramienta esencial para cualquiera que aspire a dominar su entorno
Dominación: Permite imponer su voluntad sobre otros, obligándolos a obedecer órdenes sin cuestionarlas o incluso borrar sus recuerdos. Puede manipular a sus enemigos y aliados por igual, sembrando discordia entre sus filas o asegurando lealtades inquebrantables.
Potencia: Esta disciplina otorga capacidades físicas sobrehumanas, permitiéndole realizar hazañas de poder increíbles, desde moverse a velocidades sobrenaturales hasta aplastar enemigos con un solo golpe.
Regeneración física: con una buena nutrición su organismo posee la capacidad de restablecer o reemplazar tejidos, órganos o células que han sido dañados o perdidos e incluso soportar la luz solar por calculados periodos de tiempo.
Obtenebración: concede a Leysha el dominio sobre las tinieblas. Manipulándola y fusionándose con la misma con total libertad para diferentes fines.
𝘉𝗂𝗼𝗴𝙧𝖺𝗳𝗂𝖺 (𝖠𝗇𝗲𝗑𝗼).
En la ruina más absoluta, uno deja de pedir ayuda.
Se arrastra. Respira por inercia. Se convierte en algo que el mundo no ve.
Así estaba ella: sin nombre, sin fuerzas, tendida entre la mugre de una ciudad que escupía los débiles. Moría , y ni siquiera eso parecía importarle. Fue entonces cuando él la encontró.
Un espectro de aspecto elegante que prometió sacarla de su inmundicia si aceptaba darle su lealtad a cambio. No le ofreció amor, sino un propósito, un motivo para continuar. Por supuesto, ella no entendió las consecuencias de su elección, solo acepto con miedo, aferrada al último vestigio de su alma que aún deseaba vivir. Y en ese rincón oscuro, bajo la lluvia podrida del mundo, hizo el trato. La reclamó como su propiedad convirtiéndola con su sangre maldita en un acto penumbroso y doloroso. La transformación fue un incendio por dentro. La rompió en mil fragmentos. Sus recuerdos, su identidad, su cordura: todo fue quemado, moldeado y sellado con un nuevo nombre que ella eligió gritando entre delirios. Leysha.
Durante años fue utilizada como oráculo de guerra. Su don, herencia maldita del clan, le permitía ver fragmentos del futuro y del alma de quienes la rodeaban. Fue entrenada en la oscuridad en el arte de la manipulación y el combate, enviada a cumplir misiones extremas entre clanes que la pusieron bajo el ojo de los altos mandos. Su palabra decidía vidas. Su mirada causaba miedo. No fue criada con cariño, sino con determinación. Aprendió a leer los hilos del destino entre alucinaciones, a matar con precisión quirúrgica y a ver lo que otros temían. Su poder creció como una enfermedad: poderosa, pero imposible de controlar. Su fama creció entre sombras y leyendas, que la señalaban como "La vidente", "La que decide el destino."
Pero un día, falló. Una predicción equivocada la llevó a una emboscada que no pudo preveer. Fue capturada, torturada y drenada mentalmente por enemigos que buscaban anular su don durante días, semanas, pero a pesar de sus esfuerzos, lo único que lograron fue romperlo, “averiarlo”. El trauma y su sufrimiento quebraron su clarividencia, y desde entonces, las visiones ya no llegan cuando las llama: la atacan cuando menos lo espera, como gritos del más allá. Su rescate fue un evento que dejó mucho más que la muerte de quien había sido su Sire, una "chiquilla" fragmentada y ahora sin guía, que escapó entre el fuego y las cenizas, con el cuerpo afectado y la mente hecha trizas.
Actualidad: El paso del tiempo y la necesidad de convivir entre los vivos la llevaron a infiltrarse en el oscuro mundo del crimen organizado entre otros empleos fantasma que le permiten un buen estilo de vida, convertida en mercenaria, Leysha trabaja por sangre, por dinero, por simple despecho y sus métodos son brutales. No razona: intuye. Presiente. Mata.
No recuerda su humanidad, y no la extraña.
Porque, al final, el trato fue justo.
Después de todo ¿cómo temerle a la muerte cuando ya se ha muerto por dentro?.