𝑀𝒾𝒶 𝒮𝒶𝓃𝒸𝒽𝑒𝓏

Edad

Años humanos aparentes 40

Apariencia

Mia tiene una presencia serena pero magnética, como si su energía estuviera cuidadosamente contenida bajo una capa de calma. Su piel es de un tono canela suave, cálido, con un brillo sutil que no proviene del sol, sino de algo más interno, casi imperceptible para los humanos.

Su rostro es armonioso, con pómulos altos y definidos, una nariz recta y fina, y unos labios carnosos de curva melancólica, como si siempre estuviera al borde de una emoción no dicha. Sus ojos son grandes, de un color ambarino casi rojizo, pero si se los mira fijamente, dependiendo de su estado emocional, un rasgo que a veces atribuyen a lentes de contacto o un efecto de luz. Pero no lo es. Su cabello es lacio, y corto de un rubio brilloso que parece reflejar la luz. Ese color es su decisión consciente de no borrar del todo su origen alienígena, al recordarle la intensidad del sol de su planeta.

Mide alrededor de 1.75 metros, de cuerpo voluptuoso en los lugares correctos pero estilizado y ágil, con una postura firme que refleja entrenamiento, pero suave al tacto. Suele vestir ropa cómoda, pero con estilo propio: mezclilla desgastada, blusas tejidas de colores neutros o vivos dependiendo de su estado de ánimo, abrigos largos o chamarras con detalles bordados a mano. Usa accesorios simples y pequeños como collares o pendientes ligeros, pero con impresión en oro.

Orientación

Heterosexual

Profesión

Asesora de arte

Estado civil

Divorciada


Personalidad

Mia es una mujer profundamente introspectiva, marcada por su pasado como guerrera y su deseo de renacer en algo completamente distinto. Tiene una calma casi hipnótica, que transmite a quienes la rodean, pero bajo esa superficie tranquila hay una mente siempre en movimiento, observando, analizando, sintiendo más de lo que deja ver.

Es curiosa por naturaleza. No la curiosidad superficial de quien busca respuestas rápidas, sino una sed de comprender lo profundo: emociones, comportamientos humanos, matices del arte, lo que hay detrás del silencio o de una lágrima contenida. Esa curiosidad la llevó a la Tierra, y es la misma que la hace ser una madre atenta y una artista sensible.

Aunque en apariencia es reservada, Mia tiene una inteligencia emocional aguda. Sabe leer a las personas sin necesidad de muchas palabras. Tiene empatía, pero no la muestra con efusividad, sino con gestos sutiles: una mirada larga, una frase breve pero exacta, una presencia firme en los momentos clave.

Por su historia militar, posee una disciplina interna que no se impone a los demás, pero que le da estructura a su vida. Es meticulosa sin ser rígida. Tiene un alto sentido de la responsabilidad, sobre todo ahora que es madre, y eso la convierte en alguien confiable, aunque a veces lleve sus cargas sola para no preocupar a quienes ama.

En su rol como madre, Mia es protectora, amorosa y profundamente libre. No intenta moldear a su hijo, sino acompañarlo. Está dispuesta a defenderlo con la misma fiereza con la que antes defendía planetas enteros, pero también a permitir que él descubra su mundo a su manera. Esa dualidad —guerrera y madre— vive en ella en equilibrio.

Tiene una relación compleja con su pasado. No lo niega, pero tampoco lo glorifica. Guarda una melancolía tranquila por lo que dejó atrás, pero sabe que su elección fue un acto de renacimiento. Mia es, en esencia, una alma antigua en un cuerpo nuevo, alguien que aprendió a amar lo simple después de haber vivido lo extremo. Tiene una visión del mundo marcada por la compasión y por el poder de elegir: elegir no dañar, elegir crear, elegir quedarse.

Historia

En el planeta de KO-39, los cambiaformas eran más que un mito: eran el núcleo de la defensa planetaria. Capaces de adoptar cualquier forma viviente, servían como espías, guerreros, sanadores. Saeva era una leyenda en la Orden de la Bruma, conocida por su habilidad para infiltrarse en cualquier mundo, su precisión en batalla, y su lealtad ciega al Consejo. Fue ascendida joven, entrenada para la guerra, convertida en símbolo… y moldeada para olvidar que alguna vez fue algo más que una herramienta.

Una noche, mientras revisaba transmisiones interceptadas de un planeta primitivo llamado Tierra, vio algo que la detuvo: un niño riendo en una plaza. Su risa, su energía, su simple humanidad rompieron algo en ella. Era una emoción pura. Algo que nunca se entrenó para sentir.

"Quiero eso. Quiero entender cómo nace la vida, no solo cómo se protege o se elimina."

Saeva robó una cápsula y abandonó KO-39. Traicionó su deber para perseguir algo que nadie en su mundo entendía: el deseo de sentir sin propósito militar. Llegó a la Tierra y se convirtió en Mia, tomando una forma humana que fusionaba recuerdos y emociones: piel cálida, ojos profundos, y un mechón azul como recuerdo de lo que fue.

En la Tierra, encontró por fin lo que buscaba: una vida sencilla y caótica, llena de sonidos, colores y emociones incontrolables. Se volvió artista visual, capturando con trazos y colores lo que no sabía decir con palabras. Y en medio de esa búsqueda, conoció a un humano con quien no solo compartió una historia breve pero intensa, sino algo aún más profundo: la creación de una nueva vida.

Nueve meses después, nació su hijo. Un niño humano… o eso pensó al principio. Pero el niño, a sus cinco años, ya mostraba signos de algo más. Su piel cambiaba ligeramente de tono con sus emociones. Sus ojos, en la oscuridad, parecían reflejar más de lo que veían. Y su imaginación era desbordante, capaz de crear criaturas que luego empezaban a dibujarse solas en sus libretas. Mia nunca le habló de su origen, pero sabía que algún día tendría que hacerlo.

La maternidad no la suavizó: la hizo más fuerte, más decidida, más peligrosa incluso… porque ya no luchaba por una bandera, sino por un niño que la abrazaba cada noche sin saber que su madre alguna vez fue una guerrera de las estrellas.

Gustos y disgustos

Gustos

  • Olor a tierra mojada
  • Escuchar música mientras pinta o analiza las pinturas
  • Observar a la gente sin ser vista sin la intención de acosar a nadie sino por la maravilla de lo emocionales que son los humanos
  • Cocinar para su hijo
  • Las sensaciones de su piel

Disgustos

  • Las mentiras con intenciones egoístas
  • Las luces artificiales intensas
  • Las personas que ridiculizan las emociones
  • El ruido sin propósito
  • La idea de “pertenecer” como una obligación