I know that we are young
And I know that you may love me
But I just can't be with you like this anymore
Alejandro
En ese punto de su vida, le era imposible deducir en qué momento había comenzado esa malsana relación, si es que podía llamársele de ese manera. Ella, que había dedicado la mayor parte de su vida a sus estudios de medicina, a su trabajo, a sus viajes apoyando a quien lo necesitaba, a su investigación... estaba ahogándose en problemas, huyendo y escondiendo su nombre de quienes no estaban de acuerdo con su trabajo. Sin poder dormir con propiedad, comer, sentarse. Estar totalmente sobria.
Estaba comprometida con su trabajo, con su profesión como médico, la cual amaba, tanto que parecía no permitir alguna otra interrupción que no fuese su vocación.
She's got both hands in her pocket
And she won't look at you, won't look at you
She hides true love en su bolsillo
She's got a halo around the finger, around you
Su primer amor fue inconcluso.
Tras eso, todos sus intentos fueron infructuosos, dolorosos, por lo que había optado por empaparse en su profesión.
Debió admitir, que en el momento en el que él se acercó a ella, estaba en una situación excesivamente vulnerable; él era todo aquello que gritaba un rotundo "NO" en un hombre: su malicia y poca sensatez era perceptible ante ella, fundido en un encanto exótico multirracial que la hizo pensar que realmente ella, tras un Xanax, no estaba en sus cabales.
Él, XXXXXXXXXX.
You know that I love you, boy
Hot like Mexico, rejoice
At this point, I've gotta choose
Nothing to loose
Estar cerca de él la volvía loca, de una manera muy íntima.
Sabía que solo la buscaba para robarle medicamentos, no podía estar sobrio durante demasiado tiempo; era genuino en ella el esconder todo aquello que podría generarle un estado inducido, pero comenzó a extrañar los momentos en que él invadía su espacio personal. En los que sus manos hurgaban en los bolsillos de su bata, de su pantalón, para sacarle lo que llevaba encima: dinero, medicamentos, basura.
Estaba loca, ¿por qué se estremecía por un hombre como él?
Trataba de que su sentido común se sobrepusiera, y cuando lo lograba tras mucho esfuerzo, él se aparecía nuevamente delante de ella, mandando al diablo todo el esfuerzo para poder sacarlo de su cabeza: drogado, hablando tonterías, o herido, que también era bastante común.
En ese punto, simplemente lo atendía. No tenía nada que perder, y, en un secreto gusto que ella luchaba por contener (no estaba bien, no estaba bien), podía estar unos momentos en su cercanía.
Porque, además, competía por su atención.
Don't call my name, don't call my name, Alejandro
I'm not your babe, I'm not your babe, Fernando
Don't wanna kiss, don't wanna touch
Just smoke my cigarette and hush
Don't call my name, Roberto
—XXXXXXXXXX.
Pronunciar su nombre, llamarlo, le causaba malestar.
Y es que ella no era la única mujer que procuraba; la diferencia entre aquellas mujeres y ella era que, a ella no la tocaba.
Su parte racional le decía que no tenía por qué mendigar la atención de un hombre como XXXXXXXXXX, que navegaba entre los placeres mundanos para escapar de su realidad... pero su parte humana, femenina, le arrojaba que ella era poco grácil para sus estándares. Y es que aquellas mujeres que vio con él, además de destrozarle el corazón, le humillaron el autoestima: eran preciosas, voluptuosas, juveniles. Lo único que tenían en común con ellas era que eran rubias.
Quería quitarlo de su cabeza.
Stop, please.
Quería quitar de su cuerpo la sensación de anhelarlo, de querer ser como una de esas damas rubias que podían tocarlo.
Just let me go, Alejandro
Quería ya no desearlo. No desear su cercanía.
Just let me go...
Quería no anhelar su boca. Su abrazo. El aroma del alcohol y el tabaco que lo perseguía.
She's not broken, she's just a baby
But her boyfriend is like a dad, just like a dad
And all those flames that burned before him
Now he's gonna fire fight, gotta cool the bad
Su rota autoestima le hizo ver a otros hombrees que estuvieron cerca de ella.
XXXXXXXXXX los odiaba, a pesar de que para ella no tenía el mayor sentido, pues él tenía su propio catálogo glamoroso donde fundir sus deseos.
Sin embargo, el primero, Richard, un hombre que no perdonaba mujer alguna, la rechazó rotundamente. Era verdad que ella, en ese momento, estaba borracha y con calmantes encima, pues no podía enfrentar en ese instante su propia realidad; su rechazo le reiteró que no era una mujer siquiera deseable para un hombre que no tenía estándares para el género femenino.
Admiraba a Clint. Lo admiraba tanto como a Jack, su primer amor... para ella, eran tan similares; tuvo miedo de acercarse a él, pero, tan pronto él lo hizo y ella decidió avanzar también, XXXXXXXXXX (y la ex esposa de Clint) hicieron su aparición para arruinar algo que nunca pudo comenzar. A veces pensaba en Clint, y se preguntaba qué habría pasado si no hubieran interrumpido sus caminos.
You know that I love you, boy
Hot like Mexico, rejoice
At this point, I've gotta choose
Nothing to loose
Allí estaba él, de nuevo, intoxicándola como una droga peligrosa, sacudiéndola sin tocarla y dejándola agotada de si misma, anhelando más y más que tan solo la dejara probar una gota de él.
—No quiero dañarte con lo que soy, Angie.
Aquella fue su excusa, esa noche que había ido a curar sus heridas, en ese departamento hecho trizas de puro descuido; en esta ocasión, él estaba tan sobrio como ella colmada de relajantes. A pesar de esa advertencia, se dejó llevar por la cercanía, por la ruptura de esa pared que él mismo había formado entre ambos.
Y la besó. El brusco beso fue una especie de culminación de toda la ansiedad; las emociones tóxicas simplemente estallaron, envenenándola y dejándola completamente sumisa ante él.
Don't call my name, don't call my name, Alejandro
I'm not your babe, I'm not your babe, Fernando
Don't wanna kiss, don't wanna touch
Just smoke my cigarette and hush
Don't call my name, Roberto.
Era sumisa ante su presencia. Su aroma. Su toque.
Alejandro
Era sumisa ante sus manos, su boca, su cuerpo.
Don't bother me, don't bother me, Alejandro
Don't call my name, bye Fernando
I'm not your babe, Alejandro
Don't wanna kiss, don't wanna touch
Fernando
Tal como una droga, le hizo aun más daño cuando finalmente lo probó, cuando finalmente yació en sus brazos, en su cuerpo. Diezmó su fuerza, la hizo dependiente de él, recelosa... y él se embelesó en ella, sin dejar por ello a quienes igualmente frecuentaba en la intimidad.
Verse como una más, compartiendo su afecto y su anhelo deseoso, la arrojó al fondo del abismo, donde solamente podía consumirse atrapada, o lucharía por dejar toda aquella relación que la agotó casi por completo... tuvo que dejar su presencia, como adicta en rehabilitación, y luchó por no volver a caer ante sus palabras, en sus promesas.
—Este es el final.
Ese era su último beso. Su último abrazo. Su última noche en intimidad, juntos. El último cigarrillo. La última vez que se tomarían las manos tan fuertemente, que dolía.
—Lo siento. Te amo.
Don't call my name, don't call my name, Alejandro
I'm not your babe, I'm not your babe, Fernando
Don't wanna kiss, don't wanna touch
Just smoke my cigarette and hush
Don't call my name, Roberto.
El tiempo duele.
Sacarse del organismo a una persona que amaste hasta la muerte duele. El veneno de XXXXXXXXXX, adictivo, aun corría por las venas de ella, como un virus dormido esperando activarse en el momento adecuado; era el recuerdo, un tatuaje que perduraría en ella durante toda su vida.
Su amor enfermo le trajo secuelas que no podría eliminar, además del temor constante de volver a cruzar ese rostro exótico, su sonrisa maliciosa, su aroma a tabaco y alcohol...
Alejandro.