De: Archivos de la Corte Silente
Para: Los Eternos Custodios
Se nos ha encomendado.. ▒▒▒▒▒▒▒▒ ...como nuevo hermano, un recluta que, aunque aún no lleva en sus venas la carga de nuestra historia, ha mostrado el coraje —o quizás la desesperación— que una vez fue nuestra fortaleza. Su nombre se pierde entre las sombras, oculto por las mismas nieblas que sepultaron las memorias de nuestros predecesores. Pero su presencia, al igual que la de tantos antes de él, ha sido sellada en la oscuridad, donde las estrellas ya no se asoman.
Sus primeras pruebas, escritas en....▒▒▒▒▒▒▒▒..., no reflejan la gloria de antaño, pero no debemos olvidar que cada paso dado en el sendero oscuro, aunque torcido, es un paso más hacia la eternidad.
Se nos ordenó ...▒▒▒▒▒▒▒▒... y, como siempre, solo aquellos que son reconocidos por la Sombra podrán conocer la magnitud de su destino. Los rituales que aún perduran, fragmentados como nuestro legado, serán llevados a cabo con la solemnidad que la sangre de nuestros hermanos exige. Las puertas, selladas hace tanto tiempo, ahora parecen crujir de nuevo.
Con la sombra de lo perdido,
Archivos del Círculo Silente
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Nombre
Desconocido. Algunos lo llaman Voren, pero los nombres son solo ecos en la brisa.
Ciclos vividos
Se dice que ha visto más inviernos de los que aparenta, pero nadie sabe con certeza cuántos. Hay quienes aseguran que el tiempo se detuvo para él, que ha caminado entre generaciones sin dejar huella en su piel. Otros susurran que su vida es solo un fragmento de algo más grande, una historia tejida por manos invisibles en un telar que nadie ha visto jamás.
Linaje
La sangre que corre por sus venas parece humana, pero las sombras que lo siguen sugieren otra cosa. Hay relatos sobre un linaje perdido, una herencia oculta en las páginas de un libro quemado hace siglos. Ningún apellido lo reclama, ninguna tierra lo llama hijo. Su origen es un misterio, un acertijo que nadie ha logrado descifrar.
Antigua afiliación
Perteneció a algo, eso es seguro. Un juramento, una hermandad, una Orden que el tiempo ha intentado borrar. No hay registros, solo vestigios en las palabras de ancianos que recuerdan demasiado. Algunos afirman que traicionó a los suyos, otros que fue el último en quedarse cuando todos los demás huyeron. Si aún sirve a aquella causa, lo hace en las sombras, sin proclamas, sin estandartes.
Aspecto
No muy alto, envuelto en una presencia que no necesita palabras para hacerse notar. Su cabello marrón es enmarañado como las ramas de un bosque olvidado. Sus ojos, de un verde insondable, parecen esconder tormentas que nadie ha sabido descifrar. Su piel, clara, ha sido marcada por cicatrices que cuentan historias que jamás han sido narradas. La ropa que viste es austera, sin adornos ni insignias, como si la identidad fuera una carga que ha decidido no portar.
Esencia
No busca la compañía, pero allí donde va, las miradas lo siguen. Su presencia no pasa desapercibida, aunque su voz rara vez resuena en el aire. No es un líder, pero hay quienes lo siguen sin que se lo pida. Su lealtad es un enigma, un fuego que arde solo para aquellos que logran avivar su llama. Protector o verdugo, nadie lo sabe. Su mirada pesa, su silencio habla más que cualquier palabra.
Dominio y arte
Se mueve con la precisión de alguien que ha sobrevivido a lo imposible. El arco, la daga, las sombras… todo lo maneja con la destreza de un depredador paciente. Conoce los secretos de la tierra, las sendas que otros no ven, las hierbas que curan y las que matan en un susurro. Pero su verdadera fuerza yace en lo que no se ve, en su capacidad de desvanecerse cuando la balanza se inclina en su contra. Se dice que ha escapado de muertes seguras, que ha estado donde nadie debería haber salido con vida.
El acero en su puño
Una espada, pero no cualquier arma. Un mandoble de proporciones inhumanas, demasiado grande para un hombre común, demasiado elegante para ser solo un instrumento de guerra. No hay registros de su origen, pero hay historias. Se dice que ha pasado de generación en generación, un legado silencioso que él jamás menciona. Para él, la espada no es una posesión, sino un destino que carga sobre su espalda. Nadie sabe quién se la dio, ni quién será el próximo en recibirla. Lo único cierto es que cuando la desenfunda, la batalla se convierte en una danza mortal.
Las historias que lo persiguen
Hay quienes juran haberlo visto luchar en guerras que nunca fueron suyas, apareciendo en el instante preciso y desapareciendo antes de que el sol tocara el horizonte. Otros dicen que lo han visto explorando ruinas olvidadas, buscando respuestas a preguntas que nadie más se ha atrevido a formular. Algunos lo llaman traidor, otros vengador. ¿Es un errante sin destino o un hombre con un propósito oculto? Nadie lo sabe. Lo único cierto es que sigue caminando, con la mirada fija en un horizonte que solo él puede ver.