Hosanna in Excelsis
The Dreamscape. El Paisaje de los Sueños. Lo que comenzó como un lugar vacío ahora era como un lienzo en blanco, listo para el Arquitecto y que este pudiese plasmar el diseño perfecto para la creación que había planificado. Un pentagrama infinito, listo para el Compositor y que este pudiese escribir no con palabras, pero con notas, la sinfonía de la Harmonía y el Orden con la cual liberaría a la humanidad entera. La melodía del Sueño Eterno.
Sunday era su nombre. El último Halovian, el último Ángel. Herético y delirante en la grandeza de su propia ilusión. Nacido para seguir al Eón (dios) de la Harmonía (Xipe), vuelto fanático del muerto Eón (dios) del Orden (Ena).
Herético y delirante en la grandeza de su propia ilusión. Con un gran complejo de Mesías se veía a sí mismo como la única estrella con la necesidad de brillar. La única estrella que habría de guiar a la creación a su salvación aún en contra de su voluntad. Ególatra como ninguno, él era la Luz.
Siete días habían pasado desde el primer sueño. Siete días habían pasado desde el momento en que el primer alma que en su psicótica "misericordia" fue sumergida en el sueño de su vida ideal. Ina’nis Ninomae, una pobre chica víctima de la maldad de la humanidad. Objeto de sacrificios, objeto de hechicería. Objeto de la crueldad del hombre, vuelta una con lo que nunca debió ser visto, vuelta una con lo que sólo podía llamársele El Abismo.
Niña, pobre niña. Robada de sus sueños, llevada a tocar más de un universo. Pobre niña, robada de sus genuinos anhelos, llevada a robar y alimentarse de almas a lo largo del tiempo y del espacio en más de una realidad. Niña, pobre niña, robada de su corazón para alimentar el hambre insaciable de aquella oscuridad de lo profundo.
Pero ya no era más el caso. Pues sumergida en el sueño, su alma viviendo lo que siempre deseó, dejando en el olvido lo que alguna vez en carne vivió, los papeles se habían invertido. El sueño era realidad, y lo que alguna vez fue real para ella nada más que el distante eco de un mal sueño, algo que jamás sucedio.
Chica, lamentable chica, pero jamás lo sabrá, Chica, lamentable chica, pero jamás vivirá. Chica, lamentable chica, pero jamás verá ese mal sueño, esa pesadilla, esa cruel realidad. Su alma descansaba, pero su cuerpo victimizado. Su alma descanaba, pero la energía de su ser se desvanecía. Había sido usada por Sunday en más de una manera, donde la primordial fue el abuso de sus trágicos poderes. La utilizó para abrir un puente directo a todas las realidades posibles. A cada variante del mundo existente. Presentes, pasadas, por existir. Su Sinfonía abarcaría el principio y el final de la creación hasta siempre.
Las almas que había devorado, ahora liberadas por el Halovian. Cientos, miles de voces a lo largo de diferentes mundos y dimensiones ahora eran como estrellas que adornaban el firmamento de aquel espacio separado de todo lo demás, como una dimensión de bolsillo. 107,336 eran en número, tantas como las estrellas del cielo nocturno, representaba una nota en la gran Sinfonía del Director.
—"El día de su redención ha llegado... Pues hoy es el día en el que les concedo la vida.
Porque juro por la Verdad.
Porque juro por El Calendario.
Porque juro por los Valores.
Porque juro por las Reglas.
Porque juro por el Significado y Propósito.
Porque juro por la Dignidad Humana...
Que todo esto les daré. Porque lo que fue ya no lo es más, y lo que siempre han deseado es lo que será.
Porque todo lo que les espera no es más que la Gracia. Mi nombre es Sunday, y mi Gracia será con todos ustedes"—.
Sin ser visto, una voz llena de melancolía, de determinación. Una voz llena de compasión, llena de amor. Una voz llena de anhelo, hizo eco a lo largo y ancho del universo. De los universos. Hizo eco a lo largo de la historia, a lo largo del tiempo. Hizo eco a lo largo del espacio, eternamente en expansión. Hizo eco en el alma de la humanidad, destinada a la muerte. Hizo eco en el pensamiento del hombre, interrumpiéndole. Era la voz de Sunday, la voz de la Estrella Singular.
Era la apertura del Director. La apertura del Arquitecto de Sueños. Era el anuncio del principio del fin. El anuncio del principio de una nueva vida. Era el anuncio del sueño por venir. Dioses. La Humanidad. El Abismo. La creación. Todos estaban por conocer el eterno descanso... La eterna paz. La Harmonía. El Orden. La melodía de sus vidas, dirigida por él.
Sunday era su nombre. El último Halovian, el último Ángel. Herético y delirante en la grandeza de su propia ilusión. Nacido para seguir al Eón (dios) de la Harmonía (Xipe), vuelto fanático del muerto Eón (dios) del Orden (Ena).
Herético y delirante en la grandeza de su propia ilusión. Con un gran complejo de Mesías se veía a sí mismo como la única estrella con la necesidad de brillar. La única estrella que habría de guiar a la creación a su salvación aún en contra de su voluntad. Ególatra como ninguno, él era la Luz.
Siete días habían pasado desde el primer sueño. Siete días habían pasado desde el momento en que el primer alma que en su psicótica "misericordia" fue sumergida en el sueño de su vida ideal. Ina’nis Ninomae, una pobre chica víctima de la maldad de la humanidad. Objeto de sacrificios, objeto de hechicería. Objeto de la crueldad del hombre, vuelta una con lo que nunca debió ser visto, vuelta una con lo que sólo podía llamársele El Abismo.
Niña, pobre niña. Robada de sus sueños, llevada a tocar más de un universo. Pobre niña, robada de sus genuinos anhelos, llevada a robar y alimentarse de almas a lo largo del tiempo y del espacio en más de una realidad. Niña, pobre niña, robada de su corazón para alimentar el hambre insaciable de aquella oscuridad de lo profundo.
Pero ya no era más el caso. Pues sumergida en el sueño, su alma viviendo lo que siempre deseó, dejando en el olvido lo que alguna vez en carne vivió, los papeles se habían invertido. El sueño era realidad, y lo que alguna vez fue real para ella nada más que el distante eco de un mal sueño, algo que jamás sucedio.
Chica, lamentable chica, pero jamás lo sabrá, Chica, lamentable chica, pero jamás vivirá. Chica, lamentable chica, pero jamás verá ese mal sueño, esa pesadilla, esa cruel realidad. Su alma descansaba, pero su cuerpo victimizado. Su alma descanaba, pero la energía de su ser se desvanecía. Había sido usada por Sunday en más de una manera, donde la primordial fue el abuso de sus trágicos poderes. La utilizó para abrir un puente directo a todas las realidades posibles. A cada variante del mundo existente. Presentes, pasadas, por existir. Su Sinfonía abarcaría el principio y el final de la creación hasta siempre.
Las almas que había devorado, ahora liberadas por el Halovian. Cientos, miles de voces a lo largo de diferentes mundos y dimensiones ahora eran como estrellas que adornaban el firmamento de aquel espacio separado de todo lo demás, como una dimensión de bolsillo. 107,336 eran en número, tantas como las estrellas del cielo nocturno, representaba una nota en la gran Sinfonía del Director.
—"El día de su redención ha llegado... Pues hoy es el día en el que les concedo la vida.
Porque juro por la Verdad.
Porque juro por El Calendario.
Porque juro por los Valores.
Porque juro por las Reglas.
Porque juro por el Significado y Propósito.
Porque juro por la Dignidad Humana...
Que todo esto les daré. Porque lo que fue ya no lo es más, y lo que siempre han deseado es lo que será.
Porque todo lo que les espera no es más que la Gracia. Mi nombre es Sunday, y mi Gracia será con todos ustedes"—.
Sin ser visto, una voz llena de melancolía, de determinación. Una voz llena de compasión, llena de amor. Una voz llena de anhelo, hizo eco a lo largo y ancho del universo. De los universos. Hizo eco a lo largo de la historia, a lo largo del tiempo. Hizo eco a lo largo del espacio, eternamente en expansión. Hizo eco en el alma de la humanidad, destinada a la muerte. Hizo eco en el pensamiento del hombre, interrumpiéndole. Era la voz de Sunday, la voz de la Estrella Singular.
Era la apertura del Director. La apertura del Arquitecto de Sueños. Era el anuncio del principio del fin. El anuncio del principio de una nueva vida. Era el anuncio del sueño por venir. Dioses. La Humanidad. El Abismo. La creación. Todos estaban por conocer el eterno descanso... La eterna paz. La Harmonía. El Orden. La melodía de sus vidas, dirigida por él.
The Dreamscape. El Paisaje de los Sueños. Lo que comenzó como un lugar vacío ahora era como un lienzo en blanco, listo para el Arquitecto y que este pudiese plasmar el diseño perfecto para la creación que había planificado. Un pentagrama infinito, listo para el Compositor y que este pudiese escribir no con palabras, pero con notas, la sinfonía de la Harmonía y el Orden con la cual liberaría a la humanidad entera. La melodía del Sueño Eterno.
Sunday era su nombre. El último Halovian, el último Ángel. Herético y delirante en la grandeza de su propia ilusión. Nacido para seguir al Eón (dios) de la Harmonía (Xipe), vuelto fanático del muerto Eón (dios) del Orden (Ena).
Herético y delirante en la grandeza de su propia ilusión. Con un gran complejo de Mesías se veía a sí mismo como la única estrella con la necesidad de brillar. La única estrella que habría de guiar a la creación a su salvación aún en contra de su voluntad. Ególatra como ninguno, él era la Luz.
Siete días habían pasado desde el primer sueño. Siete días habían pasado desde el momento en que el primer alma que en su psicótica "misericordia" fue sumergida en el sueño de su vida ideal. [HugsFromTheVo1d], una pobre chica víctima de la maldad de la humanidad. Objeto de sacrificios, objeto de hechicería. Objeto de la crueldad del hombre, vuelta una con lo que nunca debió ser visto, vuelta una con lo que sólo podía llamársele El Abismo.
Niña, pobre niña. Robada de sus sueños, llevada a tocar más de un universo. Pobre niña, robada de sus genuinos anhelos, llevada a robar y alimentarse de almas a lo largo del tiempo y del espacio en más de una realidad. Niña, pobre niña, robada de su corazón para alimentar el hambre insaciable de aquella oscuridad de lo profundo.
Pero ya no era más el caso. Pues sumergida en el sueño, su alma viviendo lo que siempre deseó, dejando en el olvido lo que alguna vez en carne vivió, los papeles se habían invertido. El sueño era realidad, y lo que alguna vez fue real para ella nada más que el distante eco de un mal sueño, algo que jamás sucedio.
Chica, lamentable chica, pero jamás lo sabrá, Chica, lamentable chica, pero jamás vivirá. Chica, lamentable chica, pero jamás verá ese mal sueño, esa pesadilla, esa cruel realidad. Su alma descansaba, pero su cuerpo victimizado. Su alma descanaba, pero la energía de su ser se desvanecía. Había sido usada por Sunday en más de una manera, donde la primordial fue el abuso de sus trágicos poderes. La utilizó para abrir un puente directo a todas las realidades posibles. A cada variante del mundo existente. Presentes, pasadas, por existir. Su Sinfonía abarcaría el principio y el final de la creación hasta siempre.
Las almas que había devorado, ahora liberadas por el Halovian. Cientos, miles de voces a lo largo de diferentes mundos y dimensiones ahora eran como estrellas que adornaban el firmamento de aquel espacio separado de todo lo demás, como una dimensión de bolsillo. 107,336 eran en número, tantas como las estrellas del cielo nocturno, representaba una nota en la gran Sinfonía del Director.
—"El día de su redención ha llegado... Pues hoy es el día en el que les concedo la vida.
Porque juro por la Verdad.
Porque juro por El Calendario.
Porque juro por los Valores.
Porque juro por las Reglas.
Porque juro por el Significado y Propósito.
Porque juro por la Dignidad Humana...
Que todo esto les daré. Porque lo que fue ya no lo es más, y lo que siempre han deseado es lo que será.
Porque todo lo que les espera no es más que la Gracia. Mi nombre es Sunday, y mi Gracia será con todos ustedes"—.
Sin ser visto, una voz llena de melancolía, de determinación. Una voz llena de compasión, llena de amor. Una voz llena de anhelo, hizo eco a lo largo y ancho del universo. De los universos. Hizo eco a lo largo de la historia, a lo largo del tiempo. Hizo eco a lo largo del espacio, eternamente en expansión. Hizo eco en el alma de la humanidad, destinada a la muerte. Hizo eco en el pensamiento del hombre, interrumpiéndole. Era la voz de Sunday, la voz de la Estrella Singular.
Era la apertura del Director. La apertura del Arquitecto de Sueños. Era el anuncio del principio del fin. El anuncio del principio de una nueva vida. Era el anuncio del sueño por venir. Dioses. La Humanidad. El Abismo. La creación. Todos estaban por conocer el eterno descanso... La eterna paz. La Harmonía. El Orden. La melodía de sus vidas, dirigida por él.
Tipo
Individual
Líneas
7
Estado
Disponible
