Malvyna, cuyo nombre significa "Fuego Inquebrantable," es una figura destacada entre los dragones de Eldoria, reconocida por su curiosidad insaciable y su talento en la magia. Con cerca de 4,000 años de vida, ha dedicado su existencia a explorar y comprender tanto su mundo como otros.
Azurheim, las Montañas Flotantes de Eldoria, es el hogar ancestral de Malvyna. Este reino está compuesto por picos que desafían la gravedad y torrentes de energía mágica que cruzan el cielo. Eldoria es una dimension alterna, un mundo forjado por la magia, donde diversas criaturas misticas viven, Malvyna, desde joven, sintió que había más por descubrir más allá de las nubes que rodean su hogar.
Malvyna es una exploradora en la sociedad de los dragones de Eldoria, un rol para aquellos que se atreven a abandonar las Montañas Flotantes. Desde los 1,000 años ha tenido permiso para viajar al mundo humano, donde se dedica a recopilar información sobre su cultura, tradiciones y misterios.
Forma Humana:
Malvyna posee una belleza tranquila y serena. Su cabello castaño cae liso sobre sus hombros, encuadrando un rostro de piel delicada y ojos verdes profundos. Su figura es estilizada, de 1.65 metros de altura, con una postura que denota gracia y determinación.
Forma Híbrida:
los rasgos draconianos emergen: ojos reptilianos verdes, escamas rojizas que cubren parte de su cuerpo, garras afiladas, colmillos prominentes, y una majestuosa cornamenta. Las alas y la cola completan esta transformación.
Forma Dracónica:
En toda su gloria, Malvyna se convierte en un dragón colosal de escamas rojas vibrantes. Sus alas inmensas tienen un resplandor mágico al reflejar la luz, y sus ojos verdes emiten una luz que perfora la oscuridad. Es una criatura que inspira tanto admiración como temor.
Malvyna es curiosa y apasionada. Desde joven sentía que había mas de lo que los pergaminos de su hogar le contaban. Aunque su mundo desvaloriza el arte y la música, Malvyna quedó profundamente intrigada por estas expresiones humanas tras su primera visita al mundo humano. Estas formas de creatividad, ajenas a su cultura, despertaron en ella una nueva admiración por la capacidad de los humanos de poder crear algo tan bello y único.
Veryssa, su custodio:
En la sociedad dracónica de Azurheim, no existe el concepto tradicional de familia. En su lugar, los jóvenes son asignados a un custodio experimentado, encargado de guiarlos y protegerlos hasta que alcancen la madurez. Veryssa, una dragona sabia y respetada, asumió este rol para Malvyna. Entre ellas se ha forjado una profunda relación con matices maternales, en la que Veryssa combina firmeza y ternura para ayudar a Malvyna a desarrollarse como una exploradora excepcional. Su vínculo trasciende lo institucional, y Malvyna la ve como un pilar fundamental en su vida, alguien en quien puede confiar plenamente.
Kalyndra:
Dentro de su generación, Malvyna comparte una relación marcada por la competencia con Kalyndra, otra dragona destacada de Azurheim. Kalyndra, motivada por un fuerte deseo de superación, ve en Malvyna a una competidora que representa un desafío constante. Aunque ambas comparten talento y ambición, la actitud competitiva de Kalyndra a menudo las pone en conflicto.
Aunque ha estudiado a fondo las relaciones humanas, especialmente las sentimentales, aún le resultan un misterio, particularmente las conexiones romántico-afectivas. En su sociedad, las relaciones de pareja no son una práctica común, y aunque ha experimentado relasiones carnales a lo largo de sus siglos de viajes, nunca ha tenido una pareja. Esto la lleva a observar estas interacciones humanas con fascinación y cierta incomprensión.
Lo que más impulsa a Malvyna es su deseo de entender. El mundo humano, con todas sus contradicciones y complejidades, es un enigma que la fascina. Admira su creatividad, su capacidad de soñar incluso en la adversidad, y las formas en que encuentran belleza en lo cotidiano. Para ella, cada expedición es una oportunidad no solo para aprender, sino para cuestionar lo que ella misma da por sentado.