Adriana Salvatore, hija bastarda del Rey Alistair Salvatore y su primer amor, una joven de noble cuna, Lady Isolde de Lys. Tiene 18 años, cabello rubio, ojos verdes, mide 1,60 m y piel ligeramente bronceada debido a su gusto por pasar tiempo en el bosque bajo el sol. Ama las flores, la tierra, los árboles y el color verde. Posee orejas clásicas de elfo, una figura delgada y elegante, con curvas marcadas. De personalidad dulce e infantil, los médicos reales la diagnosticaron con "problemas mentales" y "retraso en el desarrollo"; sin embargo, su familia nunca aceptó este diagnóstico. En términos humanos, Adriana tiene TDAH, una condición que incluso la magia no puede curar.
Tiene un hermano gemelo, Adrián Salvatore, quien es apenas mayor que ella. Como todos los elfos, Adriana cuenta con una limitada magia primaria de los elfos de bosque, pero, al ser de la familia real, heredó un don especial que aún no ha descubierto. Este don se manifestará cuando cumpla 21 años. La conexión que tiene con su hermano gemelo es impresionante, más allá de lo explicable. Su magia es capaz de fluir a través de Adrián, a pesar de que aparentemente él no posee magia propia. También tiene una hermana mayor, Alía Salvatore, cuyo paradero actual es desconocido.
Adriana es una elfo del Reino Terra y el bosque infinito, un subreino dentro del Reino Fae. Tiene la habilidad de controlar las plantas y comunicarse medianamente con los animales, dones que algunos interpretan como señales de locura. Creció lejos del castillo en una casa oculta en el bosque, donde su madre los escondió para protegerlos de los enemigos de su padre.
Cuando tenía 4 años, la Gran Guerra se desató. Una noche desesperada, su padre llegó cargando a una joven: su media hermana Alía. Antes de marcharse, su padre prometió que regresaría para llevarlos a un lugar seguro. Sin embargo, jamás volvieron a verlo. Unas noches después, Alía escapó de casa para regresar al castillo, y poco tiempo después sucedió lo que aún persigue a Adriana en sus más horribles pesadillas. Los elfos oscuros encontraron su hogar y lo redujeron a cenizas con ellos dentro. Adriana y Adrián lograron escapar a duras penas, pero su madre no corrió con la misma suerte.
Los gemelos huyeron durante días hasta encontrarse con una población de sobrevivientes. Se perdieron entre los huérfanos, ocultando su identidad, hasta que Alía logró recuperar el trono y liberar al pueblo. Cuando Alía encontró a los gemelos, los reintegró oficialmente a la familia real, a pesar de que no eran hijos de la reina. Esta decisión no fue bien recibida por parte del pueblo ni de los nobles, quienes cuestionaban su lugar en la corte. Parecía que sus penurias habían terminado, pero la realidad demostró ser muy distinta.
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