❝Todo comenzó con una ilusión caprichosa y un postre..."
En un día donde pensaba cortarme el cabello, la conversación de tener una mascota surgió de la nada. Charlando con "el príncipe del inframundo" , mi primo, tratando de enmendar una posiblemente razón de no llevarme bien con él, le ofrecí un postre, y luego otro y otro. Hasta que mencioné uno de mis manjares personales—me encanta probar delicias culinarias de todo tipo por lo que siempre tengo algo guardado en mi mochilita—, ese manjar fue el "néctar oscuro", un ingrediente comestible que puedo usarlo tanto como bebida y como postre comestible.
Empezando en ese instante una conversación fluida:
— El néctar negro, ¡Es el mejor!
Zagreo dijo: —¿Y lo tienes por ahí prima?
—No, no, eso lo tengo en otra parte o te viciaras con ese.
Aquello respondí a su pregunta con cautela, siempre trataba de ir con cuidado porque nunca sabía que tanto podía ser el efecto secundario de usar nectar en mis postres. Por eso siempre trataba de advertir antes de sentirme culpable por el después.
Zagreo con ojitos de cría de lobo, dijo: —Al menos dame un poquito.
Y conmovida por esa ternura, que mi corazón joven jamás ha podido resistir, vi la brecha de oportunidad para tener un regalo que capaz era imposible pero yo quería uno.
—¿Lo que sea? —pregunté como el gato ensombrerado.
Zagreo dijo: —Mientras me des el postre sí, lo que sea...
Emocionada, le respondí inmediatamente: —Quiero una cría de Cerberus.
(Claramente podía haber sido una petición ridícula e ignorante se mire por donde se mire, pero siempre había admirado a esa criatura imponente)
Zagreo dijo: —Eso no es posible o al menos no que sea una cría de Cerbero, puedo crear un Clon de Cerbero separando una parte de su alma pero biológicamente no es posible —dijo serio.
En ese instante si sentí el calor de la vergüenza, pero al mismo tiempo de una desilusión inminente. Pero no lo demostré tanto por que las emociones negativas no debo mostrarlas tanto. ¡Soy joven, soy jovial y llena de vitalidad! No lo contrario claro está.
Igual dije caprichosa:— Con tal de que sea un pedacito de cachorrito para mi, me sirve. Desde hace mucho quiero una mascota.
Zagreo dijo: Pero Cerbero no es una mascota, es un guardian celestial prima, es una responsabilidad muy grande.
Y claramente yo no iba dejar que mi oportunidad de tener una mascota de buena manera se me escapara de las manos. Sacando el poder de mis ojitos tiernos que suplicaban un regalo como ese con ansias. Diciendo: —Pero así me cuidaría a mí.
—Si quieres alguien que te proteja me lo puedes pedir a mi, no me molesta nada mientras tengas postres—dijo Zagreo.
Y allí me di cuenta, que me había ganado inconscientemente un fan de mis manjares culinarios, aunque eso significara que siempre él buscaría conseguir de ellos a modo de pago. Y no es como que me molestara darselos, no era una molestia para mí hacerlos o conseguirlos.
Ese día tal vez no conseguí una mascota, pero si conseguí un compañero para ir a pueblos por todo el mundo a probar nuevos manjares culinarios. Sin embargo, para mi plena curiosidad, mi primo estaba pensando en mi petición ilusionada de tener una mascota.
Sin darme cuenta, al tercer día de haber tenido esa conversación.
"Ese regalo tan ansiado, ¡llegó!"
Una hermosa criatura de pelaje blanco y esponjoso, una cachorra de lobo con cuerno de ciervo dorado y ojos dorados, me fue entregado a modo de regalo por mi primo Zag, casi me arrojo a sus brazos por el regalo, de tanto que me emocioné le pregunté muchas cosas de golpe, sonreía demasiado y capaz hasta había dejado fluir un poco del halo deslumbrante de mi gran vitalidad.
¡Al fin tenía mi propia mascota!
Y un regalo sin igual de mi primo. De mi primo favorito claro está, aunque no conociera ni fuera cercana a otro que no fuera Zagreo
—¡Les presento a mi Néa!—les muestro a mi cachorra y super amiga del Olimpo y del mundo mundial.
La cachorra mueve sus orejas sutilmente y ladea su cabeza hacia el espacio que la presento. Mientras parece mirarme con una devoción que claro es parecida a la mía, solo que en esos ojos dorados parece ser mucho mas brillante que mi propia vitalidad. La abrazo tan feliz.
Había elegido el nombre de Néa, porque significa «joven» en griego. Y como Zag me dijo que se mantendría así como está, pues que nombre le haría mas justicia que este. ¡Es preciosa, mi Néa!