Elain se había aislado nuevamente, no encontrar refugio en ningún lugar, ni la cocina, ni el jardín o su propia habitación servían para protegerla del helado y frio corazon que le pesaba en el pecho. Cada uno solo producía indiferencias e incomodidad que le obliga a salir fuera y buscar compañía de algún amigo o conocido.
Lucien estaba ausente, como de costumbre, Nesta estaba en sus problemas a lado de Cassian, Azriel... bueno a el nisiquiera quería pedirle su compañía cuando tenia sus propios problemas que no quería ni oír. Mientras de Nuala y Cerridwen le daban su tiempo cuando podían, haciendo quien sabe que cosas en las sombras.
Se pregunto si era su propia ausencia lo que causo su soledad, su distancia del mundo entero para no verse envuelta en todos los problemas de Nesta o Feyre. La mente se le nublaba con solo pensar en lo poco útil que resulto para sus hermanas, como la ignorante que escapaba de lo que le rodeaba para simplemente lamentarse después.
Su única actividad que le daba un poco de paz, cuidar de la pequeña criatura alada que era su sobrino. Lo llevo de arriba a abajo por la casa, entre la biblioteca y la sala, o simplemente quedarse en su habitación perdiendo su tiempo entre libritos llenos de figuras y flores de papel sin olor, sin vida.
Aun había tiempo cuando lo dejo dormido, y miro el jardín desde la ventana, no era lo que fue al inicio, estaba bastante descuidado, en especial las rosas tercas robando terreno frente a las pequeñas dalias que apenas se mantenían vivas bajo el sol y con uno que otro brote peleando por florecer.
Suspiro con desgana y solo fue ahí a arrancar para acomodar, poner en su lugar todo el desorden que el tiempo produjo. 'Malditas flores' Malditas fueran por ser inútiles para aliviar su ira contenida, malditas fueran por no dejarle hacer nada para ayudar, malditas eran las visiones que no pasaban de Lucien a la nada absoluta, maldita fuera ella quien no se podía mirar en el espejo temiendo no encontrarse.
Volviendo al pasado, lo sabia, pero ahora no era un amante, ahora olvidado entre mortales conocedor de sus profundos sentimientos, era simplemente su propia existencia la que se iba lejos con todos sus sentimientos metidos en un jarrón junto con su valentía para ir y gritarle 'Eres un estúpido por meterte con mi hermana y no conmigo.' Pero ya no quería nada, solo se desaria de todo desde la raíz, como con esa horrible rosa que arranco de golpe, dejando un hueco en la tierra que debía cubrir después tal cual como ella lo hacia con sus sonrisas y rostros tranquilos.