Desde pequeña recuerdo ser una persona muy solitaria, pero eso no significaba que siempre hubiera estado sola; hubieron personitas que se hicieron amigos míos de forma efímera, se divertían y por cosas de la vida se marchaban como si hubieran sido espectros sin vida. 

Por otro lado, la envidia, la malicia y la desdicha parecía siempre querer hundir y acabar con mi existencia, sin embargo, aunque mi estado de humor fuera muy volatil podría decir que jamás tuve iniciativa para dejar de existir, ni siquiera tenía fuerzas para hacerlo. Aunque fue a mis diecisiete años cuando descubrí que jamás estuve sola, al parecer siempre había llamado la atención de espíritu elementales primero fue el fuego en medio de la oscuridad, conocido como Guardian Nymir Flama, un ente espiritual etereo con un centro luminoso como si fuera sus ojos pero era extraño, no sentía dolor ni quemazon al tocarlo, solo era calidez. Recuerdo que esa vez mis oídos parecían haberse destaponado, ¡plap! ¡Clap! Y repentinamente escuché una voz aterciopelada hablar en mi mente como si fuera una conexión telepática. ¡Ah! Cuánto susto e impresión había causado en mi, al punto que había caído de senton al suelo.

«No temas, estoy aquí para ofrecerte luz en este camino»dijo la voz.

Justo después de escucharlo, la noche en las calles oscuras de aquel pueblo abandonado se hicieron mas agradables y menos terroríficas o solitarias, claramente estaba caminando por ese lugar solo por decisión de un atajo rápido hacia mi hogar. Jamás había sentido mucho horror o miedo por las cosas oscuras, sino que los aceptaba si no eran de malas intenciones si lo eran... Digamos que parecían incinerarse tras una mirada letal mía. 

En fin, el Nymir Flama confesó que desde bastante tiempo que se había apegado a mi aura especial, decía que tenía sangre de maga, que era por eso que jamás las malas intenciones se acercaban a mi, porque él las extinguía. Fue entonces que le pregunté: —¿Y que ganas de mi si me proteges?

El respondió telepaticamente: «Tu energía y vitalidad, es por eso que siempre llevas ojeras, y por eso duermes mucho cuando encuentras donde caer»

Jamas me había imaginado que sería tan codiciada por un ente espiritual ni mucho menos uno elemental del tipo fuego. Desde entonces, no he podido dejar de tenerlo pegado, aunque he de decir que tenerlo de aliado no era mala idea, siempre tenía luz, calidez y protección.

Con tan solo diecisiete años, conocí a mi primer aliado espiritual, y con ello, di mis primeros pasos desbloqueados como maga, aunque años después descubrí que mi linaje era ser una Domadora de criaturas elementales y mágicas...