╰ 𝐼 𝑎𝑚 𝑡ℎ𝑒 𝑠𝑡𝑜𝑟𝑚

   𝑡ℎ𝑎𝑡 𝑖𝑠 𝑎𝑝𝑝𝑟𝑜𝑎𝑐ℎ𝑖𝑛𝑔

 

➤ Cʜɪᴄᴀɢᴏ ┃ 11:29 ᴘᴍ

 

La mesita del café del salón estaba repleta de papeles y el Libro de las Sombras. Spinel le había dicho que debía estudiarlo un poco, al menos hechizos básicos, información de algunos demonios, ese tipo de cosas. “Para que estés preparado, en caso de que te emboscan otra vez” le había dicho. Y llevaba razón, por supuesto que llevaba razón. Así que en ello estaba. Y mientras él lo hacía el gato, a su lado, se entretenía en ver las noticias. Sí, eso le hacía bastante gracia, no lo podía negar. Pasado un rato de apenas moverse, pues estaba un pelín saturado ya, incluso algo mareado, se puso en pie y se fue a la cocina. Una vez allí tomó un vaso y se acercó al fregadero, abriendo el grifo para llenar el vaso de agua.

 

Su sorpresa llegó cuando en vez de agua vio salir sangre de allí, lo que lo dejó helado, pues no era posible. Dejó el vaso sobre la encimera y se rascó un poco los ojos, mirando de nuevo el grifo. Agua normal y pura salía de allí. El brujo frunció el ceño, cortando el agua, habiendo cambiado de opinión por la escena. Volvió al salón, pasando su mano por la frente. En la tele estaban hablando de una mujer, una científica de algún tipo, que estaba a punto de conseguir el descubrimiento del siglo. Fue cuando ella apareció en pantalla cuando Danny tuvo aquella premonición, una que no le gustó nada.

 

—Tengo que irme —le dijo a su familiar, mientras cogía su chaqueta. —Acabo de ver a esa mujer morir —añadió, viendo el ceño fruncido del animal, si es que era posible que hubiese fruncido el ceño. Pero no tenía tiempo que perder, el chico salió de casa, disparado. Por suerte se conocía bien la ciudad, tantas veces había salido a sacarle fotos a cada rincón que no tenía pérdida, por lo que sabía exactamente dónde estaba aquel callejón de su visión, tan solo por los grafitis del mismo.

 

Llegó no mucho tiempo después, justo a tiempo para ver como lo que describiría como un dardo de pura electricidad estaba a punto de impactar contra la mujer. Tan solo del repullo que dio, Danny paró el tiempo al instante. Suspiró, algo más tranquilo, terminando de entrar al callejón. Pudo ver entonces a dos demonios, de nivel bajo, pues estaban congelados. Desvió el dardo hacia uno de los demonios, impactando de lleno, lo que le prendió fuego y acabó desintegrándolo por completo.

 

No está mal —resonó una voz en aquel callejón, que parecía provenir de ningún lado y a la vez de todos. Entonces un hombre apareció frente a Danny. Este no se lo pensó dos veces antes de congelarlo también, pero aquello solo duró un instante, antes de que aquel nuevo demonio se librase de la magia del chico sin esfuerzo. —Pero no estoy nada impresionado —con un movimiento de su mano, simple, lanzó un rayo hacia Daniel que lo hizo salir volando, varios metros. Cayó al suelo, rodando hasta chocarse con un muro. Tosió, maldijo por lo bajo, retorciéndose un poco. —Pero he de agradecerte que me lo hayas dejado tan fácil —una risa, bastante malévola, salió de los labios de aquel ser de apariencia humana, mientras se acercaba a la aún paralizada mujer. Danny y él eran los únicos cuyo tiempo seguía corriendo, y aunque normalmente eso era una ventaja para el chico, en esos momentos lo era para su adversario. El herido hechicero no pudo hacer más que observar cómo aquel tipo, con un simple chasquido de sus dedos, reducía a la mujer a cenizas, aunque su mirada estaba fija en él, disfrutando de la lágrima que caía en esos momentos por la mejilla del derrotado mortal. Pero entonces la rabia comenzó a apoderarse de Danny, conforme se ponía de pie.

 

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—Vas a pagar por esto… —el demonio arqueó una ceja, parecía estar entreteniéndose, más que otra cosa. —¡Maldito! —ya le había advertido Spinel que su magia y sus emociones iban de la mano, lo había visto semanas antes cuando la ira le hizo desatar una ola de energía telequinética. Pero aquello fue distinto, aquello había sido pura energía mágica, no había sido su telekinesis. Y aquello sí que afectó a su enemigo, que retrocedió varios metros, aunque no dejó la actitud que tenía.

 

Quizá y solo quizá esto acabe siendo divertido y todo —lanzó otro rayo, pero esta vez el castaño estaba preparado y lo consiguió desviar. Impactó en el otro demonio de nivel bajo, que había seguido congelado hasta el momento, volatilizándolo en el acto. —Considérame impresionado —volvió a hablar, tras reír.

 

—Cállate —de nuevo sintió aquella energía fluir por su cuerpo, solo que esta vez tomaba forma en su mano, una esfera de pura energía mágica. La miró durante unos instantes, sin duda era un nuevo poder. No dudó en lanzarla contra aquel ser y esta vez no solo lo hizo retroceder, esta vez consiguió noquearlo. Aunque se levantó aparentemente sin un rasguño, ya no jugaba, ya no se divertía. Ahora parecía igual de cabreado que el brujo.

 

Bien, por las malas entonces —Danny preparaba un nuevo ataque, su cabreo iba en aumento y la fuerza de su magia lo hacía igualmente. Aquel ser lo notó y, en vez de atacar, volvió a tomar una pose relajada. —Al fin, algo interesante —alzó su mano, haciendo que el tendido eléctrico de aquel callejón se sobrecargara y explotase, lo que hizo que el chico se encogiese un poco, por acto reflejo. Cuando volvió a mirar el demonio había desaparecido. Se giró entonces, mirando el montón de cenizas de lo que una vez había sido la inocente que debía haber salvado.

 

Volvió a casa magullado, llorando, sintiéndose inútil, pero con algo claro en mente. Iba a descubrir quién era aquel demonio, iba a encontrarlo e iba a acabar con él.

 

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