El Conde de Saint Germain, nacido (oficialmente) en 1696 en los Cárpato, hijo del último rey de Transilvania, Francis Rákóczi; su educación fue tan exquisita como singular: elegante, políglota, y amante de todas las artes y ciencias. Se dice que fue iniciado desde muy joven en la Soberana Orden de los Caballeros de Malta, donde estudió los arcanos de la alquimia. Lo que le hizo merecedor entre quienes le conocieron como un sabio debido a su vasto conocimiento. Así mismo era un viajero recurrente e incansable desde temprana edad, pues se involucró en el Movimiento Franco-Masón; e incluso, pasó largas temporadas en la India y en Persia junto al Shah con quien aprendió el oficio de la fabricación y diseño de joyas.
El Conde de Saint Germain, o mejor conocido Comte de Saint Germain en francés y su historia, o mejor dicho, sus registros oficiales comienzan alrededor de 1740 en Austria donde se hizo un hábito el encontrarse con ambientes muy selectos en Viena. El Conde, parecía contar con unos 30 años, vistiendo austeramente, pero llevaba siempre encima una cuantiosa cantidad de diamantes que usaba en lugar de dinero.
Durante su estancia en la capital de Austria, Saint Germain fue capaz de sanar contra todo pronóstico al general francés Charles Luis August Fouquet, mejor conocido como el Duque de Belle Isle; quien había sido encargado por el rey Luis XV, para dirigir una operación militar en contra de los alemanes y para controlar ciertas regiones a defender. La operación militar no va muy bien y hay una serie de batallas bastante desastrosas en las que en una de ellas aquel hombre resulta gravemente herido. Cuando sus hombres lo regresan al campamento, aquel se encuentra agonizando y los médicos no saben que pueden hacer. De pronto, entra un guardia quien quiere hablar con el médico, donde éste último le tiene es cierto el trato despótico diciendo que no interrumpa ya que dicho guardia dice es que hay un hombre que dice que puede salvar al general.
Al hacer pasar a dicho hombre, aquel guardia informa que le habían capturado por sospechas de ser espía, ya que no quiso decir a dónde iba, de dónde venía o qué hacía, tan solo se había limitado a declarar que él podía salvar al oficial ya que ni siquiera había respondido al santo y seña para ingresar al campamento, sólo tenía un carruaje y algunas de sus pertenencias. De su equipaje, sacó un medicamento especial que mezcló con algo de agua para dárselo al mariscal herido. A la mañana siguiente aquel general despierta hambriento y reclama enérgicamente para ser atendido, cuando la noche anterior su muerte había sido asegurada. Por otra parte, los médicos no se podían explicar tal suceso, por lo que, junto con aquel oficial, preguntan por su nombre, a lo que éste les responde: “Soy el Conde de Saint Germain.” Tras aquella revelación, el Conde se queda a platicar con aquel oficial para discutir algunas estrategias y demás vivencias.
Durante el 1741, en agradecimiento el Duque de Belle Isle lo invita a París donde puso a su disposición una propiedad para usarla como él quisiera, equipado con un laboratorio bastante completo para la época. Fue precisamente así como en esa ciudad comenzó a gestarse la leyenda del Conde de Saint Germain.
Ambos se volvieron muy buenos amigos, tanto, que incluso lo llevó a varias reuniones en las que se discutían distintos temas, similares a los que ellos discutieron en aquella tienda médica en el campamento. Durante una de las tantas reuniones se acercaría al oído del general para advertir que un puñado de sus invitados que se encontraban hablando turco, conspiraban en su contra y asesinarle, con esto anticipó aquel trágico final para su amigo. Así estuvo de reunión en reunión, mezclándose en la alta sociedad incluso sacando a relucir no solo sus variados temas de conversación, sino también sus habilidades musicales con el violín y el piano. Pero entonces, alguien se acerca para interrumpirle y cuestionar si alguna vez había estado en Persia, a lo que el Conde ríe un poco para declarar que había estado allá hasta hace un par de años y conocer al Shah de Persia, donde había aprendido el oficio de joyero, pues aquel invitado le confunde con el joyero del Shah.
En 1749, se retira a Baviera tras los altercados en Londres, donde había sido arrestado por la corona inglesa durante 1746 donde se le capturó como espía durante la guerra de los Jacobita,mientras estaba siendo interrogado alguien lo identificó como el Conde de Saint Germain y, por lo tanto, se le interrogó peor aún pensando que si era un espía. Posteriormente fue liberado debido a la falta de pruebas. Durante su estancia en Baviera, aquel aseguró mediante una carta a su amigo Charles Cadogan de Inglaterra que se sentía algo solo por y extrañaba a Madame d’Ogny (Elizabeth Ripley d’Ogny), de quien se había enamorado y que posteriormente ante su ausencia terminó casada con un noble en 1748, rompiéndole el corazón.
Para 1749, todo mundo conoce y habla del Conde de Saint Germain, pero hay quienes decían que éste hombre de aspecto judío, no era el verdadero, pues quienes conocían al Conde, alegaban que su aspecto era totalmente distinto al que se la pasaba entreteniendo con historias y su arte a los invitados.
Para 1758 regresa a Francia y Charles Luis August Fouquet le invita a varias reuniones donde nunca faltan quienes se acercan y le confunden, incluso uno de los miembros más encumbrados de la iglesia tuvo un encuentro con Saint Germain, iniciando una discusión en la que se trataba sobre el Concilio de Nicea en el año 325 D.C. Donde el Conde alega que los eventos no fueron como el clérigo decía, pues él aseguraba haber estado ahí y haber conocido a quienes participaron en tal concilio.
En ese mismo año, es invitado a la corte de Luis XV, donde éste último escuchó rumores del mismo Conde de Saint Germain, entre ellos el de ser hábil con las joyas además de sus talentos en el arte. La curiosidad del rey era tan grande que lo manda a llamar, y él, ataviado en sus elegantes y brillantes ropas adornadas con joyas se presentó donde ambos convivieron con gran armonía donde surge el tema de que el rey tenía en su posesión cierta gema de gran tamaño, pero que tenía un defecto, y ese era que había una burbuja en su interior que hacía que perdiera su valor. Acto seguido el Conde acepta el trabajo que éste sugería: arreglar la joya. Pocos días después regresa con dicha joya totalmente arreglada, así alzando las miradas sobre él e iniciando los rumores de que él era un alquimista. Por otro lado, se ganó la amistad del Luis XV siendo invitado a desayunos, cenas y cualquier otro tipo de banquetes.
Fue en uno de esos banquetes en Versalles, organizado por Madame de Pompadour (Dama de compañía de Luis XV) en 1761, donde una ya anciana condesa creyó reconocerlo a él o a su padre, se acercó y saludó con cortesía y mencionó haber conocido a su padre en 1710, además de que tenía un extraordinario parecido con él, lo había conocido en Venecia. Para lo que él le responde: “En efecto señora, yo la conocí a usted en aquellos días cuando aún era joven y hermosa. Yo soy muy viejo, debo tener más de 100 años…” Así mismo, en 1762 fue cómplice de una conspiración para lograr poner a Catalina la Grande en el trono de Rusia.
Escape de francia:
En algún punto de 1774, Luis XV fallece y su sucesor: Luis XVI, realmente no le tiene mucha estima por lo que el Conde pierde la protección y opta por irse de ahí ya que para este punto, había estado presente en negociaciones diplomáticas y había viajado a inglaterra representando al rey Luis XV. Aquel se retira de Francia no sin antes advertir a Luis XVI y a Maria Antonieta de que una revolución estaba por llegar a Francia… Y en 1820 la Condesa d’Adhemar habló con él sobre lo sucedido, l
Incluso Giacomo Casanova lo quería evidenciar del desastre que era, ocasionando cierta también una rivalidad iniciada por alguna dama. Así mismo Voltaire escribió en una de sus tantas obras algunos párrafos acerca de Saint Germain llamándole “El hombre que todo lo sabe y que nunca muere” a modo de sátira.
Tras la Revolución Francesa, Saint Germain, pasa a vivir en Hamburgo en 1779 como fiel amigo del príncipe Carlos I Hesse-Kassel. Donde pasa unos años viviendo en el castillo donde continúa sus experimentos alquímicos hasta su fallecimiento oficial el 27 de Febrero de 1784, en la residencia privada del príncipe se puso una lápida donde decía: “Aquí yace el hombre del que no se sabe nada y que todos sabían algo”, había dicho que había muerto de una supuesta neumonía. Y de acuerdo a su propio testimonio el cual le narró al príncipe Carlos I Hesse-Kassel, en su lecho de muerte, le narró que él era en realidad hijo de un príncipe transilvano y había nacido en 1690. |
Su nombre real era Francis Rákóczi y segundo hijo de un monarca; el problema es que ya había dicho muchas veces cosas que no eran verdad, por lo tanto nadie le creía porque precisamente en 1710 cuando fue identificado en aquella reunión de Venecia ya que parecía tener 45 años, y teniendo en cuenta que muchos años después aquel príncipe persalo identificó como el hombre que obsequió el diamante a su padre, lo que se pensaría que era inmortal.
Sin embargo, un año después, éste es visto nuevamente junto a Franz Anton Mesme, y en 1789 la Condesa d’Adhemar no solamente lo identificó porque lo conocía, lo había visto y estuvo con él estuvo platicando diciéndole que la gente decía que había muerto, más no fue así, éste le sonrió y cambió el tema. Posteriormente se hospedó en su casa y le dejo como presente varios estupendos diamantes. Y para 1821, trabajó junto a Madame Blavatsky (Elena Petrovna Blavatsky) y el movimiento de la Teosofía.
Entrado el siglo XIX, con el paso del tiempo las personas que lo conocieron en las cortes francesas y en las cortes alemanas fueron muriendo, poca gente realmente lo conocía y después comenzó a desdibujarse un poco su historia, pero él seguía igual pese a tener 100, 110 años, seguía luciendo una edad de 45 años.
Su avistamiento fue cada vez más reducido por ejemplo: en 1815 fue identificado tras una serie de pláticas en donde finalmente alguien le pregunto si no era él el Conde de Saint Germain, después de dar un nombre falso: el Major Fraser, ese y otros casos donde se reportaba lo mismo. Uno de los últimos encuentros con Sain Germain fue alrededor de 1930, donde la famosa cantante Emma Calvé le dedicó un retrato suyo a su amigo: “Con todo mi cariño para el Conde de Saint Germain, gracias por todos tus buenos consejos y tu cariño.” |
Anteriores posibles apariciones:
La primera data del siglo XI, cuando los caballeros cruzados regresan derrotados a Inglaterra, aseguran haber encontrado a un sujeto que había vivido por mucho tiempo, quien narraba haber estado al lado de Jesucristo y que describía a ver recibido una maldición. Esto lo dijeron ellos, por supuesto, que a partir de ahí fue creciendo la leyenda y se hablaba de el Judío Errante.
De acuerdo con la leyenda del Judío Errante, todo ocurrió cuando Jesus de Nazaret camino a su crucifixion, se encontraba cargando la cruz hasta que de momento, se detiene en la puerta de la casa de un zapatero (otras versiones aseguran diferentes profesiones); Jesús, se detiene un momento a tomar la sombra que proyecta esta especie de pórtico y, en aquell momento, sale el dueño de aquella casa asustado de que lo vayan a sancionar los soldadoss romanos con cualquier tipo de reprimendapor lo que sale y le dice: |
“¡Sigue tu camino, sigue tu camino! Anda y sigue tu camino, no descanses aquí, no te pares a descansar aquí.” A lo que Jesucristo le termina respondiendo: “Yo seguiré mi camino y al final del día descansaré, pero tú seguirás andando por siempre hasta que yo regrese.” En otras palabras, aquel hombre había caído en una maldición para que no muriese nunca y siguiera caminando por siempre.
Hay quienes aseguran y concluyen que el Judío Errante, el Conde de Saint Germain son una misma persona al tener el registro más largo de haber vivido en la tierra, otros atribuyen a que, al ser hijo de monarca transilvano, éste fuese alguna clase de vampiro tras desatarse innumerables rumores que ivolucraban desapariciones, en especial de mujeres jóvenes; pero lo cierto es que él sigue vagando por el mundo.