https://youtu.be/RVU_StuP_ks

 

Hace casi diez años de aquel error. Kudake Chiru {romper, dispersar} Shinigami desterrado. 

 

Todos los Shinigamis rieron disfrutando la escena en la que Kudake perdía su ya escasa cordura. Unos eran mejores y otros peores pero los shinigamis de esa facción eran especialmente crueles. 

Siempre se lo habían dicho "en tu nombre está tu destino" pero nunca lo sintió, hasta aquel día. El día en el que se le escapó aquella alma se rompió y explotó.

 

Estaba tan seguro de que la conseguiría, que esta vez apostó algo que nunca haría otro shinigami, había apostado su destierro. La sorverbia que había ganado por no perder ninguna de sus anteriores apuestas, esta vez trajo su final.

Kudake Chiru solo quería sangre y muerte. Sabía lo que le venía, así que antes de no poder hacerlo nunca más, decidió buscar otra vida. Una vida robada, una que no debía llevarse.

 

Los shinigamis solo esperaban a que el alma saliera del cuerpo cuando este rendía su último suspiro. No tenían permitido dañarles, más alla de la tortura mental. Kudake Chiru sabía esto, pero la ira que recorría su ser era imparable.

Usó sus últimos momentos para buscar donde más miedo hubiese, donde más se pudiera regodear del sufrimiento. Un alma que fuera de vital importancia para otro humano. No tardó en encontrarlo. Un joven que parecía ser el salvador de una muchacha. Lo podía saber con solo un vistazo.

 

Usó toda su energía para romper sus limitaciones y hacerse corpóreo. Un corte. Sangre. Otro corte. Más sangre. Pecho, cuello y brazos. Se estaba regodeando. Siguió hasta soltar su zanpakutō, una katana que no había sido diseñada para ese acto. Continuó clavando sus uñas y destripando al joven. Estiraba sus órganos mientras llenaba su cara con las salpicaduras de sangre.

Un grito de dolor procedía de la muchacha que estaba al lado, mientras sujetaba uno de los miembros cortados de el ya cadáver, llenándose de sangre. Kudake Chiru la miró en ese entonces, aún lleno de ira. El shinigami desapareció al instante y los restos del muchacho desaparecieron con él, dejando solo parte de la sangre impregnada en la chica.

 

- Ya te has divertido bastante Kudame. - Dijo el rey de los Shinigamis de su facción, con una ronca y oscura voz.

- ¡Quiero más! - Gritó Kudake Chiru con una voz espeluznantemente delirante. El resto reía. 

- Una apuesta es una apuesta. Nunca podrás volver. - Dejó en claro el rey Shinigami. Sonreía mostrando sus afilados dientes. Estirando un esquelético brazo, chasqueó los dedos. Eso fue lo último que vio Kudake Chiru antes de sentir como perdía gran parte de su poder y habilidades propias de los shinigamis.

 

Por otro lado, la joven que había presenciado esa horrible escena. Solo gritaba desgarrada. Pasó horas allí, odiándose, culpándose. Pensando únicamente en que si él había ido a ese lugar tan tarde fue por ella. Si ella no hubiera insistido, quizás esto no hubiera pasado. Eso pensaba ella. En algún punto, cual zombie comenzó a caminar hacia su casa. Con una escalofriante mirada susurraba una melodía en voz baja "I hate my fucking guts right now, reckon you'd be better if I never existed "

 

{Este es un pequeño adelanto de segundo personaje}

 

El Shinigami quedó vagando por la tierra durante más de nueve años hasta que encontró su propósito.

 

~continuará~