Mi exilio en el Pentagrama habia comenzado. Durante las primeras semanas, a lo que me dedique fue a conocer mejor la ciudad. Tuve claro que lo mejor era mantenerse lejos del Barrio Canibal, me entretenia bastante en el territorio de las Vs... Tambien me daba por bajar al Segundo Circulo para ver ese tugurio llamado Imp City. Lo que si note fue que, ya fuese el jefe de la mafia del Circulo de la Avaricia o dos Overlords que querian verse, cuando ocurria algo asi todos buscaban algo: Un punto de reunion neutral. Para los demas circulos no era un problema, pero para los pecadores, que no podian salir del Circulo del Orgullo, era algo realmente imprescindible. Estaba dandole vueltas a la idea cuando el reloj se puso a cero y llego el Dia del Exterminio.
Obviamente, como todos los Overlords, lo que hice fue ocultarme. En mi caso tenia mas motivos que nadie en el Pentagrama, era un renegado y si un exorcista me veia, lo mas probable es que me eliminasen en el acto. Cuando todo ac,abo, tuve mucha suerte, el dueño de un hotel de lujo al sur del Pentagrama estaba entre los purgados, y no me fue excesivamente dificil coger las escrituras y ponerlas a mi nombre. En el cielo habria sido un escandalo si hubiesen visto que, sin ningun pesar de conciencia, me habia hecho de esa manera con un hotel.