—¡Venom, no corras!

—¡No da gracia!

Spider-Man se balanceaba junto al Agente Venom, ambos persiguiendo a Electro y Shocker.

—¡Al menos haz algo!

Venom, molesto con las palabras de su compañero, dispararía telaraña a la mano de Shocker, bloqueando el punto de donde saldría sonido.

—¡Ahora, araña!

—¡¿Ahora te enojas?!

Con una voltereta en la cima de su impulso, Spidey disparó una telaraña eléctrica directo a la telaraña de Venom, pasando una corriente eléctrica que haría estallar los sistemas sonoros de Shocker. Antes de que la corriente llegara a Venom, Peter cortaría la telaraña y la tomaría con sus manos, usandola para cargar a Shocker en el aire. Rapidamente lo cubriría en una crisálida de telaraña y lo pegaría contra un árbol, todo esto sin dejar de moverse en el aire.

—¡Estás dependiendo demasiado en la tecnología de Stark y S.H.I.E.L.D!

—¡OK, señorito "Me regalaron al simbionte de Spidey"!

—¡Solo estás celoso porque Venom me eligió a mí y no a tí!

—¡Quizá un poquito, sí!

Un choque eléctrico impactaría a Venom cuando Spidey terminó de hablar, con ambos reaccionando para que Flash pueda ser atrapado por Spidey, pues el simbiomte se retrajo por unos minutos.

—Ugh... Me olvidé de Electro...

—¡¿No estabas prestando atención?!

Spidey se quedaría mirando al lector.

—¿Cómo terminé con Flash Thompson en mis brazos...? Es una larga historia.

Spider-Man dejó ir a Electro, quedandose con Flash para asegurar que esté bien. Al día siguiente, Peter está sentado en una azotea, sin su máscara puesta.

—Supongo que puedo contarte la historia.

—¡¿Lo harás?!

—Miles, te la sabes de memoria, no sé por qué haces esto.

—¿Porque la audiencia no sabe quienes somos?

—Ah, supongo que no.

Peter se pondría a narrar su historia a Miles...

Supongo que no... Si vamos a empezar desde un inicio... ¡Mi nombre es Peter Parker! ¡Y yo soy el Hombre Araña Definitivo! Como casi todos los arácnidos, fuí mordido por una araña radioactiva, mi tío Ben fue mordido por una bala, y aprendí una lección muy importante... que procedería a arruinar mi vida de mil maneras. ¿Ya? Fuí Spider-Man por un buen par de años, desde la secu hasta la uni, formando a mis enemigos tan amados, los Seis Siniestros, liderados por el papá de mi mejor amigo que no conocería hasta la uni. Genial. Se puede decir que mi camino inicial como Spidey fue muy cliché. Al menos en lo que es en la Tierra. Estuve un tiempo junto a otros héroes, ya sean los vengadores o los cuatro fantásticos, ganandome el cariño y amistad de Stark y Richards, a la desdicha de Nick Fury. Una vez estuvimos en el espacio, y me encontré con un moco negro que se unió a mí. Aquí, supongo que puede decirse que las cosas cambiaron. O tuve mi evento canónico, gracias Miguel por arruinar el término canon. El simbionte, proveniente del planeta Klyntar, se volvió mi mejor amigo. Alimentandose de mi soledad, miedo y odio, permitiendome usarlo para llevar al límite mis responsabilidades. Quizá suena muy negativo. Pero ese impulso era lo que necesitaba. Como Peter Parker, mi vida no estaba en el mejor lugar. Mi novia, Mary Jane, me había dejado cuando le conté sobre mi identidad secreta. Algo de cansarse de mi actitud. La verdad, no entiendo a las mujeres... Luego una de mis mejores amigas, Gwen Stacy, tomó el manto del Green Goblin cuando este último tuvo relaciones con ella... Harry Osborn, mi hermano del alma, por suerte, estuvo para mí. Incluso adivinó mi identidad, cuando mi simbionte me hizo actuar en la noche, sumado a la causalidad enorme de que Spider-Man tuviera un nuevo traje negro y actitud mala, y que yo me volviera un emo con actitud. ¡El tipo, con sus dos huevos enormes! ¡Tomó las cosas de su padre, el Green Goblin y se volvió un héroe para ayudarme! Le decimos Hobgoblin. Con el tiempo, sentí la ira del simbionte, su corrupción tan humana, pero tan... oscura, consumirme. Con ayuda de Harry fuí enseñandole al simbionte el amor, el cariño y la amistad humana. También, Stark preparó para mí un par de trajes nuevos. Bueno, tres. Un traje inspirado por el simbionte, que tomaba mi traje original y lo combinaba con nanotecnología para permitirme cambiar de identidad rápidamente, la Iron-Spider, un traje de Ironman hecho para mí, y la Spider Hulkbuster, una versión acorazada de la última por si requiero armamento pesado. Debido a estas actualizaciones, decidí separame del simbionte, quien se fue con Harry. Decidimos nombrar tanto a la nueva identidad de Harry como al simbionte. Al final, quedamos que Venom suena bastante cool y arácnido. Lo que no supe, es que Venom plantó su semilla en mí. Un día, Gwen apareció en casa. Parecía herida y desconcertada. Mi sentido arácnido me dijo que me cuidara, pero, aún sintiendo cosas por ella, decidí dejarla pasar. Ese día estabamos mi tía, MJ y yo en casa. Fue mi error más grande. Pasamos un rato juntos, e incluso Harry estaba en camino para completar el grupo. Pero en un momento, Gwen se quebró otra vez. De la nada, el flotador del Green Goblin atravesó la pared, llendo directo a por MJ. Tuve que tomar una decisión. Si usaba mi telaraña para salvar a MJ, había una gran chance de que Gwen estuviera armada. No me quedó otra. Le grité perdón a mi tía, en mi interior sintiendo una rabia imparable, mi sangre ardía de una manera que ni yo comprendía en ese momento. Disparé mi telaraña para atraer a MJ hacia mí, y la abracé con toda mi fuerza, cubriendola en mi Iron-Spider para mantenerla a salvo, saltando con ella en brazos al frente. Gwen, oh Gwen... en sus últimos fragmentos de sanidad, sacó una bomba goblin, autoinmolandose junto a la tía May. Aún en shock, miré a MJ para asegurarme que estuviera bien. Sentía metal perforando mi cuerpo, mis huesos fracturados y las miles contusiones por aquella explosión que me dejó sin hogar, y sin familia. Dejé el cuerpo inconsciente de MJ en un lugar seguro, cubierta con mi Iron-Spider por seguridad. Miré directo a las ruinas, sabía que no había manera de que Gwen o May estuvieran vivas, pero me puse a buscar en los escombros, solo hallando una foto de nuestro grupo de amigos, quebrada y calcinada. Mi familia, quebrada y calcinada... No fue mi único shock, pues me volteé cuando escuché mi nombre ser aullado en dolor. Un demonio, macizo y verde, cargando con Harry en su mano. Harry, peleando por su vida, se aferraba al simbionte, pero el demonio estaba emanando una onda sonora, usando el armamento del Shocker, causando que Harry y Venom no pudieran trabajar juntos.

—H-Harry....—Enfurecido, me lancé ante el monstruo, agarrando a Harry y abrazandolo como hice con MJ.

—Presen...te...—Harry cerró sus ojos.

Venom lo cubrió, ahora liberado de las ondas de aquel monstruo. Por primera vez, ví a Venom desatado. Un monstruo negro, casi del tamaño que el monstruo verde que veía. Venom se lanzó, una y otra vez, pero las ondas sonoras lo detenían... Yo, aún traumatizado, caí de rodillas, rogandole a dios, al tío Ben, a Stark, a quien fuera, que lo que estuviera pasando no fuera real. Sintiendo una ira destructiva formarse en mi corazón, desde esa posición en rodillas, me lancé hacia el monstruo y atiné a darle un puñetazo en el rostro, lanzandole através de varias casas. Con una velocidad enorme, repetí aquello una y otra vez, hasta que me dí cuenta que el monstruo simplemente me estaba dejando golpearlo. Con la voz de Norman, el padre de Harry y el anterior Green Goblin, me hizo burlas. De mi amiga muerta, de su hijo inconsciente, de mis errores con MJ, de la muerte de mis tíos, de cada jodido error en mi vida. Los golpes que le dí, no fueron más que una cortesía de au parte. El empezó a darme los suyos, que dolían. Dolían mucho. Mis huesos, fracturados, empezaban a quebrarse. Se suponía que era Spider-Man, se supone que soy inigualable, increible, ¡invencible! Rápidamente quedé en el suelo, con mi traquea siendo aplastada por su pie. Iba a morir si no hacía algo, pero, ¿qué? Hasta que llegó la Spider Hulkbuster. MJ me salvó la vida. La máquina, controlada por MJ, empezó a darle una paliza al nuevo Green Goblin, golpe tras golpe, misil tras misil, hasta que para cuando quisimos darnos cuenta, la armadura se quebró, dejando ver a la Iron-Spider bajo el mastodonte. Me la jugé, disparando telaraña eléctrica a los ojos de Norman, saltando hacia MJ y rescatandola. Pero fue inútil. Nada màs que una extensión de un par de segundos para nuestras tontas vidas. Escuchar a MJ rogarme que haga algo, que nos salve a ambos y a Harry... Creo que en ese momento que quebré. Era lo que Él necesitaba. Perdí el control totalmente, siendo cubierto por un nuevo simbionte. Fue una matanza total. Empecé a atacar a Norman con hojas de mi propio cuerpo, carajo, no era mi cuerpo. Era del simbionte. Yo ya no estaba en control.

—¡Te metes con nuestra familia, con nuestros amigos, con las dos personas que amamos! ¡Te metes con nuestra tía, con nuestra Harry, con nuestra Mary Jane!

Tras un rato, logramos destruir el armamento sonoro de Norman, e incluso hacer que sangre chorreara de sus heridas. Estabamos orgullosos del daño que le hicimos, y lo creimos suficiente. Pero queríamos más. Queríamos seguir la matanza. MJ nos miró a los ojos, cargando con Harry en brazos. Nuestro corazón se quebró en dos, sabiendo que nos habíamos vuelto un monstruo.

—¿Peter...? —Mary Jane... perdón...

La abracé, pasando de la forma monstruosa enorme, a una forma mucho más similar a mi uniforme de Spider-Man, solo que el azul ahora era negro, y el rojo era un carmesí profundo.

—Todo estará bien. Lo prometo....

Y así conocí a Carnage. Dí hola, Carnage. —¡Hola Miles!— Luego Flash Thompson, mi amigo de la secundaria vino del servicio militar, sin piernas. Decidí hablar con S.H.I.E.L.D tras que el se anotara a un proyecto secreto para crear héroes. Harry y yo concluimos que con el regreso de Norman, sería mejor que el regrese a su manto de Hobgoblin, para hacerle frente y respetar la memoria de Gwen. El simbionte fue a parar con Flash, quien se volvió el Agente Venom. Mi actual compañero, supongo. Y ahora estoy contigo, Miles. ¿Por qué no nos cuentas tu historia? 

—No hay mucho para decir, supongo. Tú y yo somos las arañas de la Tierra-510, yo soy Miles Morales, también mordido por una araña de Oscorp y tengo los mismos poderes, más una manifestación electromagnética y la capacidad de hacerme invisible con refracción lumínica.

—Supongo que puede decirse que eres el Inigualable Hombre Araña. Ah... ¿Por qué no vamos a por unas pizzas...?