Tras nuestro primer encuentro, Jormun y yo quedamos en ir a tomar algo por ahí. Me llevó a Oslo, donde pasamos un agradable rato, nos divertimos mucho. Días después, fui yo quien le invitó, esa vez fuimos a Santorini. Y poco a poco, fuimos quedando y así empezamos a salir. Yo me sentía muy feliz a su lado, aprendí más cosas sobre su cultura. A medida que iban pasando los días, más me gustaba estar con él y sabía que él también le gustaba mi compañía. Cierto día quedamos en hacer un picnic, muy cerca del monte Olimpo. El otoño ya se percibía en el ambiente, pero el día salió agradable. Conversamos de todo un poco, incluso del amor. Le conté mi última experiencia con mi ex, Wolfat, el dios de los tatuajes de Micronesia. Y él me contó su anteriores relaciones. Llevaba muchos siglos solo, hasta ese momento. Nos miramos y nos lo dijimos todo. Supe que cada día que pasaba, lo amaba más. Así que en un momento dado, le reté.

 

-¿Qué te parece si yo corro por el bosque e intentas atraparme? Ya que dices que eres buen cazador- le dije divertida. 

-Me parece bien, señorita. Cuando guste- contestó Jormun sonriente. 

 

Y sin más, me puse a correr por el bosque, saltando de tronco en tronco, en árbol en árbol. Jormun se transformó en ardilla y fue veloz tras mía. Riendo, corrí, salté de un lado para otro. En un claro del bosque, tomé tierra y cuando remonté mi huía, Jormun apareció ante mi, atrapandome entre sus brazos. Ambos rodamos por el suelo riendo a carcajadas, hasta quedar él sobre mi. Estaba guapísimo. Con delicadeza, le quité de su pelo una ramita, para después acariciarle con sutileza su barba. Estaba deseosa a que me besara, cosa que hizo a continuación. Nuestros labios se fundieron en un beso cariñoso, para después, convertirse en uno apasionado. Todo a mi alrededor desapareció, solo estábamos, él y yo. A lo lejos, unos truenos sonaron estrepitosamente, cosa que hizo que el beso terminara. Mis ojos se dirigieron al Olimpo. Oscuras nubes avanzaban por el cielo. 

-Vayamos a mi casa, se acerca tormenta. 

Y eso fue lo que hicimos. Cogidos de la mano, cruzamos un portal en dirección a mi casa, cuando la tormenta ya se desataba. Ya tranquilos en mi hogar, seguimos donde lo habíamos dejado. 

-Ate, mi amor - dijo Jormun abrazándome y mirándome embelesado - Estás semanas contigo son las mejores de mi existencia. Me gustas mucho y quería preguntarte si quieres ser mi novia. 

Al oír eso, le volví a besar emocionada. 

-Si, seré tu novia. Te amo mucho, Jormun, pase lo que pase, yo te amo. 

-Yo también te amo, Ate - respondió Jormun sin apartar su mirada con la mía- Te amo con todo mi ser. 

Lo que pasó a continuación, ya os lo podéis imaginar. Hicimos el amor por primera vez, la primera de muchas que vinieron después. Aquella noche, la pasó conmigo. Pero todo eso, tuvo sus consecuencias. Que ya contaré en otra ocasión.