Antes de llegar a la mansión de Lady Danbury, en casa hubo una serie de diferentes comentarios respectivos a mi nueva imagen, no son relevante y tampoco deseó recordar la conversación con madre y Prudence.

 

Sorprendentemente durante el camino en carruaje, ninguna de las dos volvieron a hacer ningún comentario respecto a mi nuevo vestido. Estuvieron bastante ocupadas cotilleando sobre como será el baile de este año de Lady Danbury y de los caballeros solteros que han sido invitados.

 

Alguien del serviicio los ayudo a ellas a salir primero, no me importó en lo más mínimo ser la última en abandonar el carruaje.

Está noche marcará un antes y un después, mi nuevo aspecto puede ayudarme esta nueva temporada en que tenga suerte y encuentre una buena propuesta de matrimonio. El billete para dejar de vivir con madre, dejar de ser una solterona.

Formar mi propia familia y poder seguir llevando en paz mi secreta identidad como Lady Wisthledown.

 

-Penélope, quieres hacer el favor de reunirte con nosotras.

La regañina de madre y las burlas de Prudence pasaron a un tercer plato. No me importaron en lo más absoluto. 

Vamos señoritas¡

 

En está ocasión nuestra entrada no quedó pisoteada por otras familias, en las cuáles son formadas por agraciadas jóvenes y por sus encantadoras, pero a la vez controladoras madres.

Muchas miradas tanto femeninas como masculinas, fueron puestas en nosotras, por la sonrisa victoriosa de madre, debe de creer que toda la alta sociedad, la han echado de menos. O también debe de creer que los feos y muy anaranjados vestidos que las dos llevan, son el claro centro de atención.

Enseguida se percató de que todas aquellas miradas iban en una sola misma atención. Por primera vez están puestas solo en mí. No lo puedo creer, soy el centro de atención, en toda la sala de baile.

Y en está ocasión no he necesitado a Wisthledown.

Madre me mira con una mirada fulminante, acto seguido agacho la cabeza asustada. No me atrevo ni a sonreír, su mirada me ha dejado helada. Los invitados volvieron a sus banales conversaciones, los músicos se preparan para tocar una nueva canción. Nuevas parejas se lanzan a la pista de baile, todo vuelve a la normalidad, en un instante.

Madre y Prudence siguieron caminando hacia un grupo donde se encuentran algunas de las mujeres más cotillas de todo Londres.

Observó de reojo toda la habitación sin señales de ningún miembro de los Bridgerton. Por una parte me da pena, nohaber visto ya a algún integrante de la familia más conocida y querida. Todavía no hay rastro de Eloise, ni de Colin. Debo de ser una tonta por querer verlos al final de toda la habitación como si nada hubiera ocurrido.

Ni siquiera me di cuenta que no las seguí.

 

Mis pasos se dirigieron hacia un pequeño balcón, desde aquí se puede ver perfectamente todo lo que sucede en la fiesta. Sobre todo la pista de baile, los músicos están preparados para volver a tocar. Colocó mis manos sobre la barandilla, sonrió viendo lo nerviosas que se sienten muchas de las jóvenes que van a salir a bailar, mientras que los hombres, algunos parecen hasta asustados y otros simplemente están ansiosos por poder bailar muy cerca de esas jovencitas. Así tienen la excusa perfecta para poder tocarlas, tenerlas muy cerca de sus cuerpo.

 

Ente todas las parejas le distingo a la perfección.

 

-Colin... 

Susurró su nombre en un tono lo bastante bajo, para solo escucharlo yo. Cierto, este año Francesca Bridgerton debutó, es su primera temporada. Se ve preciosa, con un distintivo vestido de color azul celeste, este es bien sabido que el azul es el color distintivo de los Bridgerton. Al verla me recordó a Daphne, la duquesa de Hasthings, Francesca se parece mucho a cuando Daphne debutó, son exactamente como dos gotas de agua.

Intentó no poner toda mi atención en todos los pasos queda Colin, es demasiado atrayente. No puedo apartar la mirada de él, observó todos sus pasos, el traje que lleva. Desde está distancia puedo distinguir a la perfección que está mas delgado y su rostro también se ve más delgado y perfilado.

Colin enseguida la arrastró hasta el medio de la pista, enseguida, note que un grupo de cuatro caballeros, no dejan de observarles. Seguramente están muy interesados en ella, no es de extrañar.

Francesca se ve muy guapa esta noche, aunque aquellos caballeros no la convienen, ninguno de los cuatro tienen "buenas intenciones".

 

Hipnotizada por completo, no despegó ni una milésima de segundos mirando en su dirección.

 

Verle bailar junto a su hermana, es hipnótico.

 

Me siento una privilegiada de poder verle bailar y recordar las escasas veces que pudimos bailar juntos. En mis pensamientos más profundos desearía con todas mis fuerzas estar en el lugar de Francesca, ser yo quién ahora mismo este bailando con Colin.

 

Detrás de mí escuchó perfectamente unos pasos, acompañados de un característico sonido que hace un bastón, cuando su dueño lo deposita con firmeza en el suelo.

-Sea despedido del amarillo, ha tomado una decisión muy inteligente.

Automáticamente la saludó con un rápido, delicado y gentil reverencia. Pero Lady Danbury me levanta el mentón, no vuelve a pronunciar ningún comentario mordaz o inteligente.

Está observándome, al finalizar, me sonríe. No es una sonrisa compadeciéndose de mí. Es una sonrisa sincera, llena de cariño, mostrando que somos de la misma altura. La típica sonrisa que dos buenas amigas se intercambian la una a la otra. Se une junto a mí en el palco, ahora como dos espectadoras que observan, como si toda la fiesta no tuviera nada que ver con nosotras, lo miramos desde otra perspectiva, incluso se puede decir que miramos, con otros ojos.

-¿Fue elección tuya o debo de darla las gracias a la modista, que te confecciono, tu nuevo vestido?.

-Quería que mi regresó a lacuidad fuera diferente. Además mi madre ahora centra todas sus atenciones en mí hermana.

Lady Danbury desvía la mirada de los jóvenes bailarines, hacia madre y Prudence, están intentando engatusar a un pobre chico, siento un poco de lástima hacia él.      Enseguida vuelve su mirada hacia delante, continúa callada. Seguramente esté pensando en cuál va a ser su siguiente comentario, presiento que no va a ser benevolente con madre.

-Por fin podrá despedirse del amarillo.

-Al menos en los vestidos.

Suelto una pequeña sonrisa, ante mi rápida respuesta.

El problema no estaba en el color, los vestidos que madre me obliga a ponerme, me hacían verme como una niña pequeña. No como una jovencita en edad casadera, no llevaba vestidos que me hicieran verme bien y que se adoptaron a la edad que tengo.

-Es una bonita velada. Todos se lo están pasando bien, como anfitriona debería estar orgullosa.

-Estaría más orgullosa si en vez de perder su tiempo hablando con una anciana, como yo. Estuvieras ahí abajo, relacionándote con el resto de mis invitados.

-Le gustarán mis siguientes palabras.

Vuelvo mi cabeza para que nuestras miradas se crucen, suspiró aliviada.

-Tiene razón, Lady Danbury.

-Pocas veces me equivocó, querida.

 

Gracias a la pequeña, pero importante, conversación que mantuvimos. El baile había terminado, ya no se veía por ningún lado a Colin y Francesca.

Enseguida me reuní abajo, con el resto de los invitados. 

 

Fui directa a la mesa donde están las bebidas que no contienen alcohol, doy un pequeño sorbo a mi vaso de limonada, normalmente suelo pasarme en las esquinas más alejadas de los bailes.

Lo pensé, pero no quiero seguir siendo una marchita flor de pared.

 

 

-¡Pen¡