— 𝗜𝗗𝗘𝗔 𝗗𝗘 𝗦𝗧𝗔𝗥𝗧𝗘𝗥 : 𝗤𝗨𝗜𝗘𝗡 𝗦𝗘 𝗣𝗘𝗥𝗗𝗜𝗢́ : Despertó a las orillas de un desconocido río, en un desconocido bosque rodeado por densa vegetación; estando herida y notablemente golpeada por algo que le costaba recordar.
❝ .... ❞ Se levantó de su lugar, empapada y con una armadura de acero llena de abolladuras y que, por el impacto y el agua, estaba prácticamente inservible, haciendo que tenga que levantarse para quitarse todo el pesado equipo, que arrojó al suelo con pesadez.
— 𝗜𝗗𝗘𝗔 𝗗𝗘 𝗦𝗧𝗔𝗥𝗧𝗘𝗥 : 𝗤𝗨𝗜𝗘𝗡 𝗦𝗘 𝗣𝗘𝗥𝗗𝗜𝗢́
🪓: Despertó a las orillas de un desconocido río, en un desconocido bosque rodeado por densa vegetación; estando herida y notablemente golpeada por algo que le costaba recordar.
❝ .... ❞ Se levantó de su lugar, empapada y con una armadura de acero llena de abolladuras y que, por el impacto y el agua, estaba prácticamente inservible, haciendo que tenga que levantarse para quitarse todo el pesado equipo, que arrojó al suelo con pesadez.
—De vez en cuando, le gustaba convertirse en un gato y irse a vivir a una casa como gato domestico, solo para poder sembrar las mas horrendas y morbidas pesadillas en todos los habitantes de la casa mientras duermen—
—Diria ahora que habia sido descubierto, pues ese era su mas grande y profundo secreto—
—De vez en cuando, le gustaba convertirse en un gato y irse a vivir a una casa como gato domestico, solo para poder sembrar las mas horrendas y morbidas pesadillas en todos los habitantes de la casa mientras duermen—
¿𝑸𝒖𝒊é𝒏 𝒄𝒂𝒓𝒂𝒋𝒐𝒔 𝒆𝒓𝒆𝒔?... 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒔𝒆𝒓 𝒊𝒏𝒇𝒆𝒓𝒊𝒐𝒓, 𝒋𝒖𝒓𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒆𝒙𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒓𝒆 𝒔𝒊 𝒍𝒆 𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒐 𝒂 𝒂𝒍𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏...
—Diria ahora que habia sido descubierto, pues ese era su mas grande y profundo secreto—
Tal cual dice su nombre, los ojos de la entropía son unas criaturas oscuras y amorfas, de la cual emergen muchos tentáculos por todo su cuerpo, así como una innumerable cantidad de ojos y extremidades, están pueden parecer desde restos de brazos y manos humanas, hasta garras, colmillos, tenazas y cuernos de variadas especies, desde las más conocidas hasta las que son completamente extrañas y desconocidas.
Los ojos de la Entropía suelen permanecer en silencio gran parte del tiempo, pero a veces emiten rugidos y chillidos, incluso jadeos y gritos de sufrimiento con una voz claramente humana, incluso pueden emitir frases que pueden parecer no tener un contexto claro.
Su nombre viene de un antiguo ente cósmico que se dedicaba a devorar mundos y destruirlos, incluyendo todas las formas de vida que contenían, fue así por eones. Dicho ser era conocido como la Entropía, una forma de vida colosal; si es que siquiera se le puede llamar así. Una criatura oscura con interminables tentáculos que podían rodear y cubrir un cuerpo celeste por completo, poseyendo un inconmensurable poder destructivo.
En algún momento y en circunstancias desconocidas, Ryo se apropio de la Entropía uniéndola a su ser. Gran parte de esa proeza fue gracias al ente demoniaco que siempre ha permanecido junto al Izanagi, el demonio conocido como Sorath.
⌠ Sorath en la demonología es conocido como una entidad infernal que rige el 666, el número de la bestia según el libro de las revelaciones. También se le conoce como el demonio del sol. ⌡
Al invocar a los ojos de la entropía, Ryo usa una pequeña porción de su poder, originaria de la antigua entidad cósmica corrupta.
Esas criaturas pueden ser utilizadas para varios fines, desde la batalla y el asesinato, así como el espionaje e incluso para tomar un rol de vigilante y guardián, en caso de que Ryo quiera asegurarse que algún individuo en particular no muera.
Ryo puede “marcar” a ciertas personas a su elección y traspasarles un pequeño ápice de su oscuridad, al hacer eso, se asegura de que uno de los tantos “Ojos de la Entropía”, cuide, resguarde y vigile al individuo en cuestión. Por ejemplo, si esa persona está acorralada y en peligro, una de esas oscuras criaturas aparecerá y atacará al agresor, sin dudar en destruirle.
Un detalle no menor, pero también obvió, es que la persona marcada y con el resguardo de una de las criaturas, no puede controlar a dicho ser, solo atestiguar como está aparece y le defiende, para luego desaparecer.
Aquella forma de marcar a los individuos y usar a esos monstruos, se puede considerar una maldición, pero desde una perspectiva más retorcida, "una bendición".
⌠ La marca de la Entropía: “La pesadilla cósmica siempre te vigilará a donde sea que vayas. La ira y el odio por la pérdida te guiarán a esa fría venganza, que te hará fundirte en la penumbra para toda la eternidad.”⌡
──────𝘏𝗲𝖺𝖽𝖼𝖺𝗇𝗼𝗇──────
"𝗟𝗼𝙨 𝗼𝗃𝗼𝙨 𝖽𝗲 𝗹𝖺 𝗘𝗇t𝙧𝗼𝗽í𝖺"
Tal cual dice su nombre, los ojos de la entropía son unas criaturas oscuras y amorfas, de la cual emergen muchos tentáculos por todo su cuerpo, así como una innumerable cantidad de ojos y extremidades, están pueden parecer desde restos de brazos y manos humanas, hasta garras, colmillos, tenazas y cuernos de variadas especies, desde las más conocidas hasta las que son completamente extrañas y desconocidas.
Los ojos de la Entropía suelen permanecer en silencio gran parte del tiempo, pero a veces emiten rugidos y chillidos, incluso jadeos y gritos de sufrimiento con una voz claramente humana, incluso pueden emitir frases que pueden parecer no tener un contexto claro.
Su nombre viene de un antiguo ente cósmico que se dedicaba a devorar mundos y destruirlos, incluyendo todas las formas de vida que contenían, fue así por eones. Dicho ser era conocido como la Entropía, una forma de vida colosal; si es que siquiera se le puede llamar así. Una criatura oscura con interminables tentáculos que podían rodear y cubrir un cuerpo celeste por completo, poseyendo un inconmensurable poder destructivo.
En algún momento y en circunstancias desconocidas, Ryo se apropio de la Entropía uniéndola a su ser. Gran parte de esa proeza fue gracias al ente demoniaco que siempre ha permanecido junto al Izanagi, el demonio conocido como Sorath.
⌠ Sorath en la demonología es conocido como una entidad infernal que rige el 666, el número de la bestia según el libro de las revelaciones. También se le conoce como el demonio del sol. ⌡
Al invocar a los ojos de la entropía, Ryo usa una pequeña porción de su poder, originaria de la antigua entidad cósmica corrupta.
Esas criaturas pueden ser utilizadas para varios fines, desde la batalla y el asesinato, así como el espionaje e incluso para tomar un rol de vigilante y guardián, en caso de que Ryo quiera asegurarse que algún individuo en particular no muera.
Ryo puede “marcar” a ciertas personas a su elección y traspasarles un pequeño ápice de su oscuridad, al hacer eso, se asegura de que uno de los tantos “Ojos de la Entropía”, cuide, resguarde y vigile al individuo en cuestión. Por ejemplo, si esa persona está acorralada y en peligro, una de esas oscuras criaturas aparecerá y atacará al agresor, sin dudar en destruirle.
Un detalle no menor, pero también obvió, es que la persona marcada y con el resguardo de una de las criaturas, no puede controlar a dicho ser, solo atestiguar como está aparece y le defiende, para luego desaparecer.
Aquella forma de marcar a los individuos y usar a esos monstruos, se puede considerar una maldición, pero desde una perspectiva más retorcida, "una bendición".
⌠ La marca de la Entropía: “La pesadilla cósmica siempre te vigilará a donde sea que vayas. La ira y el odio por la pérdida te guiarán a esa fría venganza, que te hará fundirte en la penumbra para toda la eternidad.”⌡
—Su padre solia vigilar a la humanidad constantemente, ahora que no estaba la responsabilidad recayo en él.—
—Posado en lo alto de un arbol, Fear se preparaba para emprender vuelvo y darle la vuelta al mundo un par de veces para verificar que todo esté correcto, pues a diferencia de su padre el no contaba con ojos en todas partes.—
—Su padre solia vigilar a la humanidad constantemente, ahora que no estaba la responsabilidad recayo en él.—
—Posado en lo alto de un arbol, Fear se preparaba para emprender vuelvo y darle la vuelta al mundo un par de veces para verificar que todo esté correcto, pues a diferencia de su padre el no contaba con ojos en todas partes.—
𝑶𝒕𝒓𝒐 𝒅𝒊𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒔𝒆𝒈𝒖𝒓𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒖 𝒄𝒓𝒆𝒂𝒄𝒊ó𝒏 𝒏𝒐 𝒔𝒆 𝒄𝒂𝒊𝒈𝒂 𝒂 𝒑𝒆𝒅𝒂𝒛𝒐𝒔... 𝑷𝒂𝒅𝒓𝒆, ¿𝒏𝒐 𝒑𝒖𝒅𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒂𝒍 𝒎𝒆𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓𝒎𝒆𝒍𝒂 𝒆𝒏 𝒖𝒏 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒆𝒄𝒆𝒏𝒕𝒆?... 𝑻𝒖𝒗𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒆𝒗𝒂𝒏𝒕𝒂𝒓 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒆𝒔𝒄𝒐𝒎𝒃𝒓𝒐𝒔, 𝒕𝒖𝒗𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒓𝒆𝒄𝒐𝒏𝒔𝒕𝒓𝒖𝒊𝒓 𝑻𝑼 𝒕𝒓𝒂𝒃𝒂𝒋𝒐... 𝑨𝒈𝒉, 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒔𝒆𝒂, 𝒅𝒂 𝒊𝒈𝒖𝒂𝒍... 𝑫𝒆 𝒏𝒂𝒅𝒂 𝒔𝒊𝒓𝒗𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒋𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒔𝒊 𝒏𝒐 𝒆𝒔𝒕á𝒔 𝒂𝒒𝒖í 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒔𝒄𝒖𝒄𝒉𝒂𝒓𝒎𝒆...
La luz del sol de la mañana de Navidad se filtraba suavemente a través de las cortinas entreabiertas del dormitorio de Santiago, tiñendo la habitación de un cálido tono dorado. Era 25 de diciembre, y el silencio de la casa solo se interrumpía por el lejano sonido de villancicos que provenían de algún vecino entusiasta.
Santiago abrió los ojos lentamente, estirándose bajo las sábanas con un bostezo contenido. La noche anterior había sido tranquila, como a él le gustaba: una cena ligera, un libro a medio leer y la compañía silenciosa de Francesco. Se incorporó en la cama, pasándose una mano por el cabello revuelto, y miró hacia el pie del colchón.
Allí estaba Francesco, su gato gris atigrado, acurrucado en un ovillo perfecto sobre la manta extra que Santiago siempre dejaba para él. El felino dormía profundamente, con el pecho subiendo y bajando en un ritmo pausado, una pata delantera cubriéndole delicadamente la nariz como si quisiera protegerse del mundo. Ni siquiera el movimiento de Santiago lo había despertado; Francesco era experto en ignorar el mundo cuando decidía que era hora de descansar.
Con una media sonrisa, Santiago se levantó de la cama, descalzo sobre el suelo fresco de madera. Caminó hasta la cocina contigua, abrió el armario superior y sacó una copa de cristal fino. Luego, del refrigerador, tomó la botella de vino tinto que había abierto unos días antes, un Rioja reserva que guardaba para momentos como este. Sirvió una cantidad moderada, solo lo suficiente para acompañar la quietud de la mañana, y el aroma afrutado llenó el aire.
Regresó al dormitorio con la copa en la mano, se sentó en el borde de la cama y dio un sorbo lento mientras sus ojos se posaban nuevamente en Francesco. El gato, ajeno a todo, cambió ligeramente de posición en sueños, estirando una pata trasera sin abrir los ojos.
Bromeo y suspiró con satisfacción, observando cómo la luz navideña bailaba sobre el pelaje de su compañero. No necesitaba más que esto: un vino tempranero, un gato dormilón y la calma absoluta de una Navidad sin prisas.
────𝘔𝘢𝘥𝘳𝘶𝘨𝘢𝘥𝘢 𝘯𝘢𝘷𝘪𝘥𝘦ñ𝘢 ──── 𝑂𝑡𝑟𝑜 𝑑í𝑎 𝑑𝑒 𝑡𝑟𝑎𝑏𝑎𝑗𝑜. | 𝑃𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡 𝐷𝑎𝑦 — 𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 [𝟏𝟓]
[🇺🇲] 𝑁𝑢𝑒𝑣𝑎 𝑌𝑜𝑟𝑘 — 𝐸𝑠𝑡𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑈𝑛𝑖𝑑𝑜𝑠 | 𝟶𝟼:𝟶𝟶 𝐴.𝑀 (𝟻 ℎ𝑜𝑟𝑎𝑠 𝑎𝑛𝑡𝑒𝑠 𝑑𝑒𝑙 𝑣𝑢𝑒𝑙𝑜 𝑎 𝐵𝑒𝑟𝑙í𝑛)
La luz del sol de la mañana de Navidad se filtraba suavemente a través de las cortinas entreabiertas del dormitorio de Santiago, tiñendo la habitación de un cálido tono dorado. Era 25 de diciembre, y el silencio de la casa solo se interrumpía por el lejano sonido de villancicos que provenían de algún vecino entusiasta.
Santiago abrió los ojos lentamente, estirándose bajo las sábanas con un bostezo contenido. La noche anterior había sido tranquila, como a él le gustaba: una cena ligera, un libro a medio leer y la compañía silenciosa de Francesco. Se incorporó en la cama, pasándose una mano por el cabello revuelto, y miró hacia el pie del colchón.
Allí estaba Francesco, su gato gris atigrado, acurrucado en un ovillo perfecto sobre la manta extra que Santiago siempre dejaba para él. El felino dormía profundamente, con el pecho subiendo y bajando en un ritmo pausado, una pata delantera cubriéndole delicadamente la nariz como si quisiera protegerse del mundo. Ni siquiera el movimiento de Santiago lo había despertado; Francesco era experto en ignorar el mundo cuando decidía que era hora de descansar.
Con una media sonrisa, Santiago se levantó de la cama, descalzo sobre el suelo fresco de madera. Caminó hasta la cocina contigua, abrió el armario superior y sacó una copa de cristal fino. Luego, del refrigerador, tomó la botella de vino tinto que había abierto unos días antes, un Rioja reserva que guardaba para momentos como este. Sirvió una cantidad moderada, solo lo suficiente para acompañar la quietud de la mañana, y el aroma afrutado llenó el aire.
Regresó al dormitorio con la copa en la mano, se sentó en el borde de la cama y dio un sorbo lento mientras sus ojos se posaban nuevamente en Francesco. El gato, ajeno a todo, cambió ligeramente de posición en sueños, estirando una pata trasera sin abrir los ojos.
──── 𝘚𝘪 𝘲𝘶𝘦 𝘥𝘶𝘦𝘳𝘮𝘦𝘴 𝘣𝘢𝘴𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘣𝘪𝘦𝘯, 𝘣𝘢𝘴𝘵𝘢𝘳𝘥𝘰, 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘴 𝘮𝘢𝘴 𝘨𝘰𝘳𝘥𝘰. ────
Bromeo y suspiró con satisfacción, observando cómo la luz navideña bailaba sobre el pelaje de su compañero. No necesitaba más que esto: un vino tempranero, un gato dormilón y la calma absoluta de una Navidad sin prisas.