• §iძ𝑬

    Una hora antes del anuncio del incendio de Ministry NightClub.

    Las luces estroboscópicas iluminaban escenas fragmentadas: Un brazo cercenado agarrando una copa de cristal agrietado; Un torso abierto desde la clavícula hasta el pubis como un vestido descosido; Piernas y brazos retorcidos en ángulos imposibles como marionetas rotas; Una mueca de horror en un rostro sin mandíbula; un ojo reventado sobre la pista de baile; dedos engarzados en las manillas de las puertas luego de fallar el escape de un horror inenarrable, y una extensa alfombra de sangre que tapizaba el piso.

    El aire era espeso, turbio y metálico, aun destilando el hedor a los pérfidos actos que se llevaron a cabo en el templo del éxtasis, fermentándose en el calor ausente de los cuerpos amontonados.

    Esto fue lo que quedó de sus fieles y acólitos.

    No dejaron ni un solo gemido, ni un último aliento. Solo los destellos de las máquinas, el eco de una fiesta profana que no se había detenido aún cuando todos habían dejado de moverse.

    Y en el centro de la pista de baile, Christopher, y a sus pies... Lo que alguna vez fue Side, convertida en ofrenda y una puerta cerrada.

    Contemplaba su obra. La joven desnuda complementaba la frialdad del concreto, su piel pálida relucía espectral ante los haces de mercurio. Su cabello, una cascada de ébano desparramada en ondas oscuras, se enredaba con los trazos gruesos y coagulados de un complejo pentagrama pintado en vitae.

    Sencillamente hermoso.

    El caído suspiró y afianzó el agarre del fragmento de vidrio que sostenía en su mano. Cual no tembló a pesar del ardor del corte que se ceñía en su palma.

    Las preparaciones del rito habían terminado.
    Solo faltaba abrir el portal.
    Se arrodilló sobre ella.

    Con un movimiento firme y lleno de convicción hizo descender el filo al centro de la garganta. El vidrio mutiló la carne blanca y un copioso cúmulo de sangre brotó de sus labios abiertos. Sin titubeos llevó el instrumento desde el punto demarcado hasta por debajo del vientre, cortándole por el medio y abriéndola como los pétalos de una flor escarlata. La sangre brotó, espesa y gélida, salpicando su pecho desnudo, el cuerpo magullado de la muchacha y el suelo hambriento.

    El acto lleno de esencia demoniaca hace encender sus poderes empíreos con una devoción corrupta, rebosante de avaricia. Y una vez terminado, descartó el instrumento sin apego, mientras el fulgor del fuego en sus ojos observa la línea trazada en el albo lienzo de carne. –“Nabu-Urash recuperará lo que es suyo."- Murmuró agrio con una ira contenida.

    Y en el silencio, tomó los pliegues de la piel que circundaban la herida y los abrió como si fueran cortinas cerradas. Revelando que en lugar de órganos y costillas, solo le habitaba un pozo de infinita sombra. Esto era lo que había consumido del alma de Sy’kahr, invocando su dominio de viajes dimensionales a través de un ritual pagano.

    El Ángel Caído empezó la travesía, descendiendo literalmente a las entrañas de otro mundo.
    [SideBlackHole] Una hora antes del anuncio del incendio de Ministry NightClub. Las luces estroboscópicas iluminaban escenas fragmentadas: Un brazo cercenado agarrando una copa de cristal agrietado; Un torso abierto desde la clavícula hasta el pubis como un vestido descosido; Piernas y brazos retorcidos en ángulos imposibles como marionetas rotas; Una mueca de horror en un rostro sin mandíbula; un ojo reventado sobre la pista de baile; dedos engarzados en las manillas de las puertas luego de fallar el escape de un horror inenarrable, y una extensa alfombra de sangre que tapizaba el piso. El aire era espeso, turbio y metálico, aun destilando el hedor a los pérfidos actos que se llevaron a cabo en el templo del éxtasis, fermentándose en el calor ausente de los cuerpos amontonados. Esto fue lo que quedó de sus fieles y acólitos. No dejaron ni un solo gemido, ni un último aliento. Solo los destellos de las máquinas, el eco de una fiesta profana que no se había detenido aún cuando todos habían dejado de moverse. Y en el centro de la pista de baile, Christopher, y a sus pies... Lo que alguna vez fue Side, convertida en ofrenda y una puerta cerrada. Contemplaba su obra. La joven desnuda complementaba la frialdad del concreto, su piel pálida relucía espectral ante los haces de mercurio. Su cabello, una cascada de ébano desparramada en ondas oscuras, se enredaba con los trazos gruesos y coagulados de un complejo pentagrama pintado en vitae. Sencillamente hermoso. El caído suspiró y afianzó el agarre del fragmento de vidrio que sostenía en su mano. Cual no tembló a pesar del ardor del corte que se ceñía en su palma. Las preparaciones del rito habían terminado. Solo faltaba abrir el portal. Se arrodilló sobre ella. Con un movimiento firme y lleno de convicción hizo descender el filo al centro de la garganta. El vidrio mutiló la carne blanca y un copioso cúmulo de sangre brotó de sus labios abiertos. Sin titubeos llevó el instrumento desde el punto demarcado hasta por debajo del vientre, cortándole por el medio y abriéndola como los pétalos de una flor escarlata. La sangre brotó, espesa y gélida, salpicando su pecho desnudo, el cuerpo magullado de la muchacha y el suelo hambriento. El acto lleno de esencia demoniaca hace encender sus poderes empíreos con una devoción corrupta, rebosante de avaricia. Y una vez terminado, descartó el instrumento sin apego, mientras el fulgor del fuego en sus ojos observa la línea trazada en el albo lienzo de carne. –“Nabu-Urash recuperará lo que es suyo."- Murmuró agrio con una ira contenida. Y en el silencio, tomó los pliegues de la piel que circundaban la herida y los abrió como si fueran cortinas cerradas. Revelando que en lugar de órganos y costillas, solo le habitaba un pozo de infinita sombra. Esto era lo que había consumido del alma de Sy’kahr, invocando su dominio de viajes dimensionales a través de un ritual pagano. El Ángel Caído empezó la travesía, descendiendo literalmente a las entrañas de otro mundo.
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  • Las piezas rotas pueden reponerse una, otra y otra vez.

    Es el llamado de la sangre, algo se sacude bajo esa piel carnosa y exige con un rugido que se le permita salir a dar una vuelta.

    No lo escuches.
    No lo sientas.
    No te muevas.

    El pecado está por tragarte.
    Las piezas rotas pueden reponerse una, otra y otra vez. Es el llamado de la sangre, algo se sacude bajo esa piel carnosa y exige con un rugido que se le permita salir a dar una vuelta. No lo escuches. No lo sientas. No te muevas. El pecado está por tragarte.
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  • Las luces de la habitación parpadeaban como si el mismísimo edificio dudara de su existencia. El terciopelo de las cortinas parecía más una trampa que un lujo, y el silencio del lugar pesaba como una sentencia.

    ¿Cómo terminó allí? ¿Quién decidió que una pequeña niña debía formar parte de un juego tan cruel?

    La culpa le oprimía el pecho. No había sido ella quien jaló la palanca pero debió haber hecho algo. Debió haber sido más rápida, más fuerte, más valiente. Pero no lo fue.

    —Ughhh soy una carga... —murmuró al vacío—. Ni siquiera pude detenerlo...

    La imagen de Ralph, con esa mezcla de furia y miedo en el rostro, repitiéndose una y otra vez en su cabeza. Y ella, paralizada. Porque en el fondo, una parte de ella lo entendía. ¿Eso la hacía cómplice?

    Se levantó lentamente, caminando hacia el espejo. Pero lo que vio no era su reflejo: era una versión de sí misma distinta menos humana pero más inocente, cubierta de sangre imaginaria. Se llevó una mano al pecho, como si pudiera arrancarse esa culpa clavada bajo la piel.

    —¿Qué estás haciendo aquí, Hope? ¿Qué demonios te hizo pensar que por fin eras parte de algo bueno?

    La habitación olía a perfume caro y afuera se oían gritos y ella ni siquiera se inmutó.

    El juego no había terminado. Y mientras quedara una parte de ella que pudiera sentir, el juego seguía jugándose dentro de su mente.
    Las luces de la habitación parpadeaban como si el mismísimo edificio dudara de su existencia. El terciopelo de las cortinas parecía más una trampa que un lujo, y el silencio del lugar pesaba como una sentencia. ¿Cómo terminó allí? ¿Quién decidió que una pequeña niña debía formar parte de un juego tan cruel? La culpa le oprimía el pecho. No había sido ella quien jaló la palanca pero debió haber hecho algo. Debió haber sido más rápida, más fuerte, más valiente. Pero no lo fue. —Ughhh soy una carga... —murmuró al vacío—. Ni siquiera pude detenerlo... La imagen de Ralph, con esa mezcla de furia y miedo en el rostro, repitiéndose una y otra vez en su cabeza. Y ella, paralizada. Porque en el fondo, una parte de ella lo entendía. ¿Eso la hacía cómplice? Se levantó lentamente, caminando hacia el espejo. Pero lo que vio no era su reflejo: era una versión de sí misma distinta menos humana pero más inocente, cubierta de sangre imaginaria. Se llevó una mano al pecho, como si pudiera arrancarse esa culpa clavada bajo la piel. —¿Qué estás haciendo aquí, Hope? ¿Qué demonios te hizo pensar que por fin eras parte de algo bueno? La habitación olía a perfume caro y afuera se oían gritos y ella ni siquiera se inmutó. El juego no había terminado. Y mientras quedara una parte de ella que pudiera sentir, el juego seguía jugándose dentro de su mente.
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  • ─A veces siento que esto no resultó como esperaba. ¿Pudo ser diferente? Al margen de eso, debo ser un idiota al pensar que cuestionar mis acciones automáticamente me hará mejor persona, y tampoco me devolverá a mi madre.─


    Intentar convencer a civilizaciones enteras de que su imperio es la salvación a todos sus problemas globales y que todos los habitantes decidan revelarse ante ellos sin dudas era la peor parte. El joven soldado era un guerrera desde su nacimiento y fue entrenado para destruir a todos sus enemigos, sin embargo muy en el fondo el deseaba que las razas a conquistar acepten su destino y así no tener que asesinar a nadie. Muchos aceptaban sin problemas, pero en esta ocasión fue la excepción y el se vio obligado a terminar con sus vidas. Se detuvo brevemente para observar como otra civilización terminó muriendo gracias a su estupidez y poco sentido común.


    ─No obstante, debo ser más tonto por dudar sobre mi imperio. El universo nos necesita; podemos finalizar sus guerras, eliminar el hambre y brindarles mejor tecnología. ¿Soy débil por pensar que puedo estar equivocado con todo esto?─


    Dijo el Viltrumita antes de marcharse; dejando atrás un rastro de sangre y destrucción masiva a lo largo y ancho de todo el planeta. Su misión falló, pero eso por supuesto no lo detendría de continuar con su deber. Al final todos verán la luz al final de la oscuridad y aceptarán que sin Viltrum ellos estarán destinados a la extinción.

    ─A veces siento que esto no resultó como esperaba. ¿Pudo ser diferente? Al margen de eso, debo ser un idiota al pensar que cuestionar mis acciones automáticamente me hará mejor persona, y tampoco me devolverá a mi madre.─ Intentar convencer a civilizaciones enteras de que su imperio es la salvación a todos sus problemas globales y que todos los habitantes decidan revelarse ante ellos sin dudas era la peor parte. El joven soldado era un guerrera desde su nacimiento y fue entrenado para destruir a todos sus enemigos, sin embargo muy en el fondo el deseaba que las razas a conquistar acepten su destino y así no tener que asesinar a nadie. Muchos aceptaban sin problemas, pero en esta ocasión fue la excepción y el se vio obligado a terminar con sus vidas. Se detuvo brevemente para observar como otra civilización terminó muriendo gracias a su estupidez y poco sentido común. ─No obstante, debo ser más tonto por dudar sobre mi imperio. El universo nos necesita; podemos finalizar sus guerras, eliminar el hambre y brindarles mejor tecnología. ¿Soy débil por pensar que puedo estar equivocado con todo esto?─ Dijo el Viltrumita antes de marcharse; dejando atrás un rastro de sangre y destrucción masiva a lo largo y ancho de todo el planeta. Su misión falló, pero eso por supuesto no lo detendría de continuar con su deber. Al final todos verán la luz al final de la oscuridad y aceptarán que sin Viltrum ellos estarán destinados a la extinción.
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  • "La destrucción del planeta es solo el primer paso. No importa cuantas vidas estén en juego, lo único que deseo es hacer tu vida miserable. Es un precio razonable a cambio de la conquista de cientos de dimensiones". ─Dijo con serenidad el joven soldado en su mente.

    ¿Realmente debía confiar en aquel viajero en el tiempo? ¿Y si resulta que al final del camino termine traicionándolo? Ya habían pasado 3 días desde la invasión y el numero de victimas era incalculable. Mark, ya un poco más acostumbrado a sembrar el terror entre sus enemigos y conquistar civilizaciones enteras se mantenía aún en los cielos, con el traje de soldado Viltrumita parcialmente manchado con sangre inocente y de algunos héroes que se interpusieron en su misión.

    Mi misión ha terminado por el momento y he sobrevivido. Gloria a Viltrum, y todo aquel que no esté de acuerdo lo aplastaré. ─Apretó su puño con algo de rabia, esto no era lo que esperaba después de todo.
    "La destrucción del planeta es solo el primer paso. No importa cuantas vidas estén en juego, lo único que deseo es hacer tu vida miserable. Es un precio razonable a cambio de la conquista de cientos de dimensiones". ─Dijo con serenidad el joven soldado en su mente. ¿Realmente debía confiar en aquel viajero en el tiempo? ¿Y si resulta que al final del camino termine traicionándolo? Ya habían pasado 3 días desde la invasión y el numero de victimas era incalculable. Mark, ya un poco más acostumbrado a sembrar el terror entre sus enemigos y conquistar civilizaciones enteras se mantenía aún en los cielos, con el traje de soldado Viltrumita parcialmente manchado con sangre inocente y de algunos héroes que se interpusieron en su misión. Mi misión ha terminado por el momento y he sobrevivido. Gloria a Viltrum, y todo aquel que no esté de acuerdo lo aplastaré. ─Apretó su puño con algo de rabia, esto no era lo que esperaba después de todo.
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  • — Está sentada en el borde de un edificio, disfrutando del calor suave del sol. El ruido de la ciudad parece lejano mientras se relaja, con las piernas colgando despreocupadamente sobre el vacío. Su cabello rosa brilla bajo la luz del día, y su falda de rejilla ondea ligeramente con la brisa.

    Un pequeño raspón adorna su muslo, la piel enrojecida por el roce con el borde del concreto. No parece importarle, como si fuera solo otro recuerdo que añadir a su colección.

    Con una sonrisa tranquila, observa el paisaje, pero nota la mirada de alguien acercándose. Su rostro se gira lentamente hacia él, una chispa en sus ojos fucsia.

    ── "¿Te molesta ver un poco de sangre?" ──

    Dice con tono suave, casi burlón, mientras pasa un dedo sobre la herida.

    ── "No te preocupes, no es nada... Aunque, un poquito de dolor puede ser interesante."

    Se inclina ligeramente hacia atrás, disfrutando del sol, mientras lo observa con una sonrisa desafiante.
    — Está sentada en el borde de un edificio, disfrutando del calor suave del sol. El ruido de la ciudad parece lejano mientras se relaja, con las piernas colgando despreocupadamente sobre el vacío. Su cabello rosa brilla bajo la luz del día, y su falda de rejilla ondea ligeramente con la brisa. Un pequeño raspón adorna su muslo, la piel enrojecida por el roce con el borde del concreto. No parece importarle, como si fuera solo otro recuerdo que añadir a su colección. Con una sonrisa tranquila, observa el paisaje, pero nota la mirada de alguien acercándose. Su rostro se gira lentamente hacia él, una chispa en sus ojos fucsia. ── "¿Te molesta ver un poco de sangre?" ── Dice con tono suave, casi burlón, mientras pasa un dedo sobre la herida. ── "No te preocupes, no es nada... Aunque, un poquito de dolor puede ser interesante." Se inclina ligeramente hacia atrás, disfrutando del sol, mientras lo observa con una sonrisa desafiante.
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  • 𝄞 𝄡 Y en los recovecos de su memoria extinguida...

    Existieron Dos Musas...

    La Demonio de Luz
    Y La Dragona de Sangre Real. 🩵

    Estás memorias aún permanecen intactas en la cruenta y oscura alma de aquel cuyo rostro es...

    Inaccesible.

    Lamentablemente fue un atisbo de lo que fue y de lo que no será jamás. Una historia diseñada para el tragico final.

    La consecuencia fue absoluta....
    Una creencia de que:
    ɢᴀᴢᴜ ɪꜱ ᴅᴇᴀᴅ

    𝑷𝒆𝒓𝒐 𝒍𝒂 𝒓𝒆𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒆𝒔 𝒐𝒕𝒓𝒂
    𝐖𝐄 𝐀𝐑𝐄 𝐆𝐀𝐙Ú──────────

    21.12.25
    𝄞 𝄡 Y en los recovecos de su memoria extinguida... Existieron Dos Musas... La Demonio de Luz 🌾 🤍 Y La Dragona de Sangre Real. 👑 🩵 Estás memorias aún permanecen intactas en la cruenta y oscura alma de aquel cuyo rostro es... Inaccesible. Lamentablemente fue un atisbo de lo que fue y de lo que no será jamás. Una historia diseñada para el tragico final. La consecuencia fue absoluta.... Una creencia de que: 👁️ ɢᴀᴢᴜ ɪꜱ ᴅᴇᴀᴅ 𝑷𝒆𝒓𝒐 𝒍𝒂 𝒓𝒆𝒂𝒍𝒊𝒅𝒂𝒅 𝒆𝒔 𝒐𝒕𝒓𝒂 𝐖𝐄 𝐀𝐑𝐄 𝐆𝐀𝐙Ú────────── 21.12.25
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  • Otra cosa que pienso, aparte de que estoy aburrido y hablo conmigo mismo, es que quiero conocer más a mis hermanos, tener juntadas con ellos y apegarnos más para ser una familia real, aunque todos seamos de diferentes madres, nos une la sangre
    Otra cosa que pienso, aparte de que estoy aburrido y hablo conmigo mismo, es que quiero conocer más a mis hermanos, tener juntadas con ellos y apegarnos más para ser una familia real, aunque todos seamos de diferentes madres, nos une la sangre
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  • ¿Alguna vez tuviste el deseo de matar?
    ¿Serías capaz de arrebatarle la vida a un ser que al igual que tú, lucha por sobrevivir?
    Para la mayoría de las personas estas preguntas serían fáciles de responder, pero algunos dioses carecemos de moral.

    El semidios más odiado incluso por los de su especie, el único habitante del cielo que es perseguido como un criminal. Siempre le atribuimos está maldad a los demonios, pero lo cierto es que la sangre de mis enemigos llena mis días de sentido...amo mi trabajo.
    ¿Alguna vez tuviste el deseo de matar? ¿Serías capaz de arrebatarle la vida a un ser que al igual que tú, lucha por sobrevivir? Para la mayoría de las personas estas preguntas serían fáciles de responder, pero algunos dioses carecemos de moral. El semidios más odiado incluso por los de su especie, el único habitante del cielo que es perseguido como un criminal. Siempre le atribuimos está maldad a los demonios, pero lo cierto es que la sangre de mis enemigos llena mis días de sentido...amo mi trabajo.
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  • FLASHBACK – Años atrás
    Ciudad de Nueva York – 2:17 a.m.

    Las sirenas de las patrullas cortaban la noche como cuchillas. Emma corría, su arma empuñada, el corazón latiéndole con fuerza pero su rostro inexpresivo, como si su cuerpo se moviera por inercia.

    —¡Sujeto masculino, abrigo gris, dirección norte por la 53! —gritó por la radio.

    Acababa de salir de la academia. Primera misión real con la UAC. El caso: un asesino en serie que dejaba mensajes codificados en los cuerpos. Ella había logrado descifrar la ubicación del siguiente posible ataque. Pero cuando llegaron, el caos estalló.

    Vio una figura correr. Coincidía con la descripción. El arma en su mano brillaba bajo la luz de un farol. No había tiempo para dudar.

    —¡Alto! ¡Policía! ¡Suelta el arma!

    La figura no se detuvo. Giró en seco, moviendo los brazos, y Emma disparó. Una, dos veces. El cuerpo cayó pesadamente al suelo.

    Se acercó con rapidez. El hombre yacía boca arriba. Sangre en el asfalto. El arma… no era un arma. Era un teléfono. Y sus ojos abiertos no mostraban amenaza, sino terror.

    —Mierda… —murmuró Emma, arrodillándose junto al cuerpo—. No…

    —¡Müller! —La voz de su supervisor tronó detrás de ella—. ¡¿Qué hiciste?!

    Las sirenas se apagaron. El mundo quedó en silencio. Más tarde, sabría que el verdadero sospechoso había huido en dirección opuesta. El hombre al que disparó era un civil que intentaba grabar el operativo.

    La investigación interna la exoneró. "Fue un error comprensible", dijeron. "Un malentendido en condiciones extremas". Pero Emma no olvidó el rostro de aquel hombre. Ni cómo su dedo no titubeó en el gatillo.

    Desde esa noche, algo cambió en ella. Se volvió más fría, más precisa. Y más silenciosa. Porque supo que en su mundo, un error podía costar una vida. Y ella ya había cargado con una.
    FLASHBACK – Años atrás Ciudad de Nueva York – 2:17 a.m. Las sirenas de las patrullas cortaban la noche como cuchillas. Emma corría, su arma empuñada, el corazón latiéndole con fuerza pero su rostro inexpresivo, como si su cuerpo se moviera por inercia. —¡Sujeto masculino, abrigo gris, dirección norte por la 53! —gritó por la radio. Acababa de salir de la academia. Primera misión real con la UAC. El caso: un asesino en serie que dejaba mensajes codificados en los cuerpos. Ella había logrado descifrar la ubicación del siguiente posible ataque. Pero cuando llegaron, el caos estalló. Vio una figura correr. Coincidía con la descripción. El arma en su mano brillaba bajo la luz de un farol. No había tiempo para dudar. —¡Alto! ¡Policía! ¡Suelta el arma! La figura no se detuvo. Giró en seco, moviendo los brazos, y Emma disparó. Una, dos veces. El cuerpo cayó pesadamente al suelo. Se acercó con rapidez. El hombre yacía boca arriba. Sangre en el asfalto. El arma… no era un arma. Era un teléfono. Y sus ojos abiertos no mostraban amenaza, sino terror. —Mierda… —murmuró Emma, arrodillándose junto al cuerpo—. No… —¡Müller! —La voz de su supervisor tronó detrás de ella—. ¡¿Qué hiciste?! Las sirenas se apagaron. El mundo quedó en silencio. Más tarde, sabría que el verdadero sospechoso había huido en dirección opuesta. El hombre al que disparó era un civil que intentaba grabar el operativo. La investigación interna la exoneró. "Fue un error comprensible", dijeron. "Un malentendido en condiciones extremas". Pero Emma no olvidó el rostro de aquel hombre. Ni cómo su dedo no titubeó en el gatillo. Desde esa noche, algo cambió en ella. Se volvió más fría, más precisa. Y más silenciosa. Porque supo que en su mundo, un error podía costar una vida. Y ella ya había cargado con una.
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