• un día más de lluvia
    Fandom OC
    Categoría Drama
    Ella se encontraba sentada en la mesa del comedor del palacio donde trabajaba como enfermera de la princesa ya que ella poseia una enfermedad algo extraña para la época y edad, la princesa era puro hueso así que sus vestidos le quedaban muy grandes por lo cual prefería usar solo el pillama. La bella enfermera tomaba si te de rosas mientras esperaba que el rey y la reina llegarán para poder hablar de la salud de Lilly , ellos parecían muy cansados pero creía que no era por el trabajo sino más bien por las noches de llanto.

    -Señor y señora ... *Bajo la mirada*

    Ellos se tomaron la mano en señal de miedo pero no era necesario ya que había visto un avance en Lilly

    -No tranquilos Lilly está delgada pero está bien

    -Como le podemos agradecer?

    Ella sonrió y no supo que decir
    Ella se encontraba sentada en la mesa del comedor del palacio donde trabajaba como enfermera de la princesa ya que ella poseia una enfermedad algo extraña para la época y edad, la princesa era puro hueso así que sus vestidos le quedaban muy grandes por lo cual prefería usar solo el pillama. La bella enfermera tomaba si te de rosas mientras esperaba que el rey y la reina llegarán para poder hablar de la salud de Lilly , ellos parecían muy cansados pero creía que no era por el trabajo sino más bien por las noches de llanto. -Señor y señora ... *Bajo la mirada* Ellos se tomaron la mano en señal de miedo pero no era necesario ya que había visto un avance en Lilly -No tranquilos Lilly está delgada pero está bien -Como le podemos agradecer? Ella sonrió y no supo que decir
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    15
    Estado
    Disponible
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  • "... Fue un placer haber desordenado tu vida... "

    Finalizado un turno más en el bar, era libre.
    Por fin podría dejar atrás la pesada carga que diariamente recaía en su ser.

    Como cada noche había sido testigo de confesiones, pláticas sin sentido, problemas y viejos demonios que salían con la noche a atormentar almas rotas... ellos no bebían por supuesto, pero incitaban a otros a hacerlo.

    Y así era cada noche.
    Fiel compañera de las almas rotas que buscan ahogar sus penas en hielo y alcohol.
    "... Fue un placer haber desordenado tu vida... " Finalizado un turno más en el bar, era libre. Por fin podría dejar atrás la pesada carga que diariamente recaía en su ser. Como cada noche había sido testigo de confesiones, pláticas sin sentido, problemas y viejos demonios que salían con la noche a atormentar almas rotas... ellos no bebían por supuesto, pero incitaban a otros a hacerlo. Y así era cada noche. Fiel compañera de las almas rotas que buscan ahogar sus penas en hielo y alcohol.
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  • -Desde que está de novia con Jillian, su vida se ha tornado más tranquila, los días de cacería parece que se quedaron atrás, quizá egoístamente, pero si hubiera continuado por ese camino de sangre y destrucción muy probablemente su mente se hubiera fragmentado. El cansancio crónico la había hecho entristecerse de la nada, pero ahora ya no. Incluso trabajaba más en su arte, tanto en la fotografía como en el diseño, incluso se permitía andar en "fachas" en la casa, pero, el brillo en su mirada había regresado, todo gracias a Jillian, le había devuelto figurativamente la vida que hace mucho tiempo se le escapó.-
    -Desde que está de novia con Jillian, su vida se ha tornado más tranquila, los días de cacería parece que se quedaron atrás, quizá egoístamente, pero si hubiera continuado por ese camino de sangre y destrucción muy probablemente su mente se hubiera fragmentado. El cansancio crónico la había hecho entristecerse de la nada, pero ahora ya no. Incluso trabajaba más en su arte, tanto en la fotografía como en el diseño, incluso se permitía andar en "fachas" en la casa, pero, el brillo en su mirada había regresado, todo gracias a Jillian, le había devuelto figurativamente la vida que hace mucho tiempo se le escapó.-
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  • Alaska detiene el movimiento de su mano sobre el mostrador. El sudor de un cliente había dejado una mancha circular en la fórmica. Ella lo limpia con un paño seco, pero su mirada está en el monitor que muestra la grabación en tiempo real de las cámaras de seguridad.

    La pantalla que muestra la entrada trasera de la tienda, es negra.
    No estática.
    No borrosa.
    Negra

    El aire se espesa. No en la tienda. En sus pulmones.
    Una presión familiar se aprieta alrededor de su pecho.

    — No —susurra, y su propia voz suena lejana, como si viniera de otra boca.

    Sus dedos se cierran alrededor del borde del mostrador hasta que los nudillos palidecen. El tictac del reloj de pared se amplifica y se mezcla con el latido acelerado de su sangre en los oídos. ¿O son pasos? ¿Pasos amortiguados en el callejón?

    «¿Problemas, pequeña urraca?», la voz de su padre susurra desde el rincón más oscuro de su mente, fría y burlona. «Un error siempre es una oportunidad para aprender. . . o para ser atrapado»

    Parpadea, con fuerza.
    No está allí. Él no está allí.

    Se obliga a soltar el mostrador.
    Su cuerpo se mueve por pura memoria muscular.
    Abre el cajón de las llaves. Encuentra la linterna.
    Su respiración es superficial, un ritmo que no controla.

    Camina hacia la puerta trasera de la tienda. La linterna vibra en su mano. ¿O es su mano la que tiembla?

    — Solo es un fallo técnico —murmura para si. Una afirmación. No un consuelo— Un cable suelto. Un fusible quemado.

    Pero la otra parte de su cerebro, la que vive en el pasado, grita que los fallos técnicos no huelen al Brut Fabergé que él siempre llevaba.

    Extiende la mano. La cerradura está fría bajo sus dedos. Gira la cerradura. Empuja la puerta trasera. El callejón está ahí. Solo. Silencioso.

    No hay pasos, no hay perfume, no hay nadie. Solo bolsas de basura apiladas contra la pared, un charco que refleja la luz de la tienda y el zumbido lejano de un transformador eléctrico.

    — No hay nadie —dice con voz plana, como si al decirlo pudiera convencer a su sistema nervioso de que se detenga.

    La linterna tiembla en su mano.
    O su mano tiembla en la linterna.
    Ya no importa.

    Cierra la puerta. La tranca. Vuelve al mostrador.

    En su libreta, escribe:
    "Nota 1: confirmar ausencia no es igual a sentir seguridad.
    Nota 2: Llamar al técnico para que venga a reparar la camara de seguridad mañana"
    Alaska detiene el movimiento de su mano sobre el mostrador. El sudor de un cliente había dejado una mancha circular en la fórmica. Ella lo limpia con un paño seco, pero su mirada está en el monitor que muestra la grabación en tiempo real de las cámaras de seguridad. La pantalla que muestra la entrada trasera de la tienda, es negra. No estática. No borrosa. Negra El aire se espesa. No en la tienda. En sus pulmones. Una presión familiar se aprieta alrededor de su pecho. — No —susurra, y su propia voz suena lejana, como si viniera de otra boca. Sus dedos se cierran alrededor del borde del mostrador hasta que los nudillos palidecen. El tictac del reloj de pared se amplifica y se mezcla con el latido acelerado de su sangre en los oídos. ¿O son pasos? ¿Pasos amortiguados en el callejón? «¿Problemas, pequeña urraca?», la voz de su padre susurra desde el rincón más oscuro de su mente, fría y burlona. «Un error siempre es una oportunidad para aprender. . . o para ser atrapado» Parpadea, con fuerza. No está allí. Él no está allí. Se obliga a soltar el mostrador. Su cuerpo se mueve por pura memoria muscular. Abre el cajón de las llaves. Encuentra la linterna. Su respiración es superficial, un ritmo que no controla. Camina hacia la puerta trasera de la tienda. La linterna vibra en su mano. ¿O es su mano la que tiembla? — Solo es un fallo técnico —murmura para si. Una afirmación. No un consuelo— Un cable suelto. Un fusible quemado. Pero la otra parte de su cerebro, la que vive en el pasado, grita que los fallos técnicos no huelen al Brut Fabergé que él siempre llevaba. Extiende la mano. La cerradura está fría bajo sus dedos. Gira la cerradura. Empuja la puerta trasera. El callejón está ahí. Solo. Silencioso. No hay pasos, no hay perfume, no hay nadie. Solo bolsas de basura apiladas contra la pared, un charco que refleja la luz de la tienda y el zumbido lejano de un transformador eléctrico. — No hay nadie —dice con voz plana, como si al decirlo pudiera convencer a su sistema nervioso de que se detenga. La linterna tiembla en su mano. O su mano tiembla en la linterna. Ya no importa. Cierra la puerta. La tranca. Vuelve al mostrador. En su libreta, escribe: "Nota 1: confirmar ausencia no es igual a sentir seguridad. Nota 2: Llamar al técnico para que venga a reparar la camara de seguridad mañana"
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  • A trabajar unas horas, aunque la verdad no es lo que quiero, estoy interesado en algo mas hmmm pero me veo bien de traje ¿Verdad?
    A trabajar unas horas, aunque la verdad no es lo que quiero, estoy interesado en algo mas hmmm pero me veo bien de traje ¿Verdad?
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  • Mi hermana Kassandra ha regresado, solo puede tratarse una cosa.
    Mi hermana Kassandra ha regresado, solo puede tratarse una cosa.
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  • Hoy es día de gym, estoy bastante cansado.
    Hoy es día de gym, estoy bastante cansado.
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  • La vuelta a Hueco Mundo siempre era un shock, aún cuando el mundo se había vuelto más violento de lo habitual. Había tardado en regresar, al menos un par de días. Dirigió sus pasos a Las Noches, sin detenerse mucho en saludar o dar explicaciones de su ausencia en aquel tiempo.

    Después de asegurarse que Artto seguía bien, encerrado aún en su habitación, Nelliel dirigió sus pasos a los pilares. Era el lugar que compartía con el Arrancar, aunque tuviera mucho tiempo de no ir. Subió sin prisa, acomodandose el cabello apenas salió, pues el viento le revolvió el flequillo.

    Aún tenía el nudo en la garganta, pero el malestar más fuerte ya había pasado. Se dejó caer simplemente a la orilla del pilar, dejando las piernas colgadas al borde. Si en algún momento la buscaba, ese ere el mejor lugar para encontrarla.
    La vuelta a Hueco Mundo siempre era un shock, aún cuando el mundo se había vuelto más violento de lo habitual. Había tardado en regresar, al menos un par de días. Dirigió sus pasos a Las Noches, sin detenerse mucho en saludar o dar explicaciones de su ausencia en aquel tiempo. Después de asegurarse que Artto seguía bien, encerrado aún en su habitación, Nelliel dirigió sus pasos a los pilares. Era el lugar que compartía con el Arrancar, aunque tuviera mucho tiempo de no ir. Subió sin prisa, acomodandose el cabello apenas salió, pues el viento le revolvió el flequillo. Aún tenía el nudo en la garganta, pero el malestar más fuerte ya había pasado. Se dejó caer simplemente a la orilla del pilar, dejando las piernas colgadas al borde. Si en algún momento la buscaba, ese ere el mejor lugar para encontrarla.
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  • Flashback - Pasado. Unos meses antes de que saliera nuevamente de la cárcel.
    Flashback - Pasado. Unos meses antes de que saliera nuevamente de la cárcel.
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  • Una ciudad nueva, un motivo nuevo ¿El pasado seguirá carcomiendo?
    Una ciudad nueva, un motivo nuevo ¿El pasado seguirá carcomiendo?
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