• Otro crimen, otro cuerpo tirado en el suelo, otro misterio.

    No daban con pistas, ni una simple huella, nada. Solo un cadáver en un callejón, con el rostro desfigurado de tantas pueñaladas y, por lo que podían decir los peritos, golpes con algún otro arma, tal vez algo similar a una palanca. Los huesos del rostro estaban destrozados. La fuerza necesaria para dejarlo casi molido era increíble y, para algunos, aterradora.

    —Debe ser el Destripador... es el único que no deja rastro. Aunque esto es algo nuevo, parece... ¿enojado? —comentó uno de los peritos al tomarle fotografía al cadáver.

    Aaron estaba en silencio, observando, sus manos en los bolsillos de su pantalón. Tenía la mandíbula ligeramente tensa.

    —No dejó carta, esto es solo un juego. —resondió el detective, quien, pro alguna razón, estaba confundido. No sabía qué pensar al respecto, su mente estaba en blanco.

    ¿Ꝗᵾé ɇs̷ łø ꝗᵾɇ ŧɇ ɇn̷øɉa̷, Ⱥa̷ɍøn̷?

    Pudo escuchar la voz en su cabeza, Jack. Con un tono en burla.

    ¿Qué lo enojaba? Nada, ¿por qué haría esa clase de pregunta?

    Ɏø n̷ø ħɇ s̷ɨđø, łø s̷a̷ƀɇs̷... Ɇs̷ø fᵾɇ ŧøđø øƀɍa̷ ŧᵾɏa̷.

    Sintió un escalofrío recorrer su espalda, tuvo que voltearse y, justo a la salida del callejón había una figura. Una sombra que no estaba del todo definida, pero sabía que se trataba de él. Era imponente, y era como si en cualquier momento fuera a abalanzarse sobre él.

    —No... No fui yo. —respondió el castaño, tratando de mantenerse en pie, pero sentía que el cuerpo le temblaba, las manos sudaban, su garganta estaba extremadamente seca.

    ¿Nø? ¿Ɇs̷ŧás̷ ȼøm̷ᵽłɇŧa̷m̷ɇn̷ŧɇ s̷ɇǥᵾɍø đɇ ɇs̷ø? Vᵾɇłvɇ a̷ ɇȼħa̷ɍ ᵾn̷ vɨs̷ŧa̷ƶø.

    Con duda, el detective volvió a voltear. La escena en el callejón ya no estaba. En cambio, se encontró en la estación de policía, con todos mirándolo. Sin embargo, lo veían extraño, parecían aterrados, disgustados, perplejos. ¿Qué ocurría?

    Bajó la vista, él mismo estaba cubierto en sangre, sus manos sudorosas ahora ligeramente pegajosas por la sangre que se estaba secando.

    —No, yo... ¿Qué es esto? Yo no he sido. ¡No he sido yo! —se volteó, la figura aún estaba detrás de él—. ¡Fuiste tu! ¡Todo es por tu culpa! ¡Eres un maldito monstruo!

    ¿Ɏø, ᵾn̷ m̷øn̷s̷ŧɍᵾø? ¿Ŧɇ ħa̷s̷ vɨs̷ŧø ɇn̷ ɇł ɇs̷ᵽɇɉø, đɇŧɇȼŧɨvɇ? Ɇɍɇs̷ ɇxa̷ȼŧa̷m̷ɇn̷ŧɇ ɨǥᵾa̷ł ꝗᵾɇ ɏø. Ᵽɇɍø łø ɇn̷ŧɨɇn̷đø, ŧɨɇn̷ɇs̷ ꝗᵾɇ đɇs̷ȼa̷ɍǥa̷ɍ ɇs̷ɇ ɇn̷øɉø, ɇn̷ŧɨɇn̷đø ꝗᵾɇ łø ꝗᵾɨɇɍa̷s̷ n̷ɇǥa̷ɍ... Ᵽɇɍø ᵽɍɇs̷ŧa̷ a̷ŧɇn̷ȼɨón̷.

    Y todo volvió a cambiar, ahora estaba frente a un espejo, su rostro borroso, pero aún veía sangre en el resto de su cuerpo. Entonces, los gritos comenzaron, gritos de las víctimas a las que les arrebató la vida. Y luego, una risa, la del Destripador, regocijandose en el sufrimiento ajeno.

    Aaron sintió que el corazón iba a salirse por su boca, quería vomitar, quería abrirse el estómago, quería arrancarse la piel. Demasiadas cosas a la vez que lo hicieron gritar, llevando las manos a su rostro. Clavó uñas y dedos en la piel, en la carne y en los huesos para así tirar, destrozando todo. El dolor era inmenso, y con ellos llegaba un increíble sentimiento de culpa.

    Søm̷øs̷ ɨǥᵾa̷łɇs̷, Ⱥa̷ɍøn̷. Ŧᵾ ɇɍɇs̷ ɏø. Ɏø s̷øɏ ŧᵾ.

    —¡NO ES CIERTO! ¡NO! —despertó con aquel grito, sentándose en su cama. Estaba completamente sudado, su corazón latiendo demasiado rápido y apenas logrando respirar bien.

    Llevó las manos a su rostro, tocándolo reiteradas veces, luego miró alrededor. Había sido una maldita pesadilla. Hacía mucho que no se sentía de esa forma. Todavía estaba con nauseas horribles, pero, por ahora... podía dar una pausa al saber que todo fue obra de su cabeza.

    Se giró para ver el reloj en su mesa de noche: 2 a.m.

    Serían unas largas horas hasta las 6.
    Otro crimen, otro cuerpo tirado en el suelo, otro misterio. No daban con pistas, ni una simple huella, nada. Solo un cadáver en un callejón, con el rostro desfigurado de tantas pueñaladas y, por lo que podían decir los peritos, golpes con algún otro arma, tal vez algo similar a una palanca. Los huesos del rostro estaban destrozados. La fuerza necesaria para dejarlo casi molido era increíble y, para algunos, aterradora. —Debe ser el Destripador... es el único que no deja rastro. Aunque esto es algo nuevo, parece... ¿enojado? —comentó uno de los peritos al tomarle fotografía al cadáver. Aaron estaba en silencio, observando, sus manos en los bolsillos de su pantalón. Tenía la mandíbula ligeramente tensa. —No dejó carta, esto es solo un juego. —resondió el detective, quien, pro alguna razón, estaba confundido. No sabía qué pensar al respecto, su mente estaba en blanco. ¿Ꝗᵾé ɇs̷ łø ꝗᵾɇ ŧɇ ɇn̷øɉa̷, Ⱥa̷ɍøn̷? Pudo escuchar la voz en su cabeza, Jack. Con un tono en burla. ¿Qué lo enojaba? Nada, ¿por qué haría esa clase de pregunta? Ɏø n̷ø ħɇ s̷ɨđø, łø s̷a̷ƀɇs̷... Ɇs̷ø fᵾɇ ŧøđø øƀɍa̷ ŧᵾɏa̷. Sintió un escalofrío recorrer su espalda, tuvo que voltearse y, justo a la salida del callejón había una figura. Una sombra que no estaba del todo definida, pero sabía que se trataba de él. Era imponente, y era como si en cualquier momento fuera a abalanzarse sobre él. —No... No fui yo. —respondió el castaño, tratando de mantenerse en pie, pero sentía que el cuerpo le temblaba, las manos sudaban, su garganta estaba extremadamente seca. ¿Nø? ¿Ɇs̷ŧás̷ ȼøm̷ᵽłɇŧa̷m̷ɇn̷ŧɇ s̷ɇǥᵾɍø đɇ ɇs̷ø? Vᵾɇłvɇ a̷ ɇȼħa̷ɍ ᵾn̷ vɨs̷ŧa̷ƶø. Con duda, el detective volvió a voltear. La escena en el callejón ya no estaba. En cambio, se encontró en la estación de policía, con todos mirándolo. Sin embargo, lo veían extraño, parecían aterrados, disgustados, perplejos. ¿Qué ocurría? Bajó la vista, él mismo estaba cubierto en sangre, sus manos sudorosas ahora ligeramente pegajosas por la sangre que se estaba secando. —No, yo... ¿Qué es esto? Yo no he sido. ¡No he sido yo! —se volteó, la figura aún estaba detrás de él—. ¡Fuiste tu! ¡Todo es por tu culpa! ¡Eres un maldito monstruo! ¿Ɏø, ᵾn̷ m̷øn̷s̷ŧɍᵾø? ¿Ŧɇ ħa̷s̷ vɨs̷ŧø ɇn̷ ɇł ɇs̷ᵽɇɉø, đɇŧɇȼŧɨvɇ? Ɇɍɇs̷ ɇxa̷ȼŧa̷m̷ɇn̷ŧɇ ɨǥᵾa̷ł ꝗᵾɇ ɏø. Ᵽɇɍø łø ɇn̷ŧɨɇn̷đø, ŧɨɇn̷ɇs̷ ꝗᵾɇ đɇs̷ȼa̷ɍǥa̷ɍ ɇs̷ɇ ɇn̷øɉø, ɇn̷ŧɨɇn̷đø ꝗᵾɇ łø ꝗᵾɨɇɍa̷s̷ n̷ɇǥa̷ɍ... Ᵽɇɍø ᵽɍɇs̷ŧa̷ a̷ŧɇn̷ȼɨón̷. Y todo volvió a cambiar, ahora estaba frente a un espejo, su rostro borroso, pero aún veía sangre en el resto de su cuerpo. Entonces, los gritos comenzaron, gritos de las víctimas a las que les arrebató la vida. Y luego, una risa, la del Destripador, regocijandose en el sufrimiento ajeno. Aaron sintió que el corazón iba a salirse por su boca, quería vomitar, quería abrirse el estómago, quería arrancarse la piel. Demasiadas cosas a la vez que lo hicieron gritar, llevando las manos a su rostro. Clavó uñas y dedos en la piel, en la carne y en los huesos para así tirar, destrozando todo. El dolor era inmenso, y con ellos llegaba un increíble sentimiento de culpa. Søm̷øs̷ ɨǥᵾa̷łɇs̷, Ⱥa̷ɍøn̷. Ŧᵾ ɇɍɇs̷ ɏø. Ɏø s̷øɏ ŧᵾ. —¡NO ES CIERTO! ¡NO! —despertó con aquel grito, sentándose en su cama. Estaba completamente sudado, su corazón latiendo demasiado rápido y apenas logrando respirar bien. Llevó las manos a su rostro, tocándolo reiteradas veces, luego miró alrededor. Había sido una maldita pesadilla. Hacía mucho que no se sentía de esa forma. Todavía estaba con nauseas horribles, pero, por ahora... podía dar una pausa al saber que todo fue obra de su cabeza. Se giró para ver el reloj en su mesa de noche: 2 a.m. Serían unas largas horas hasta las 6.
    Me shockea
    1
    0 turnos 0 maullidos 46 vistas
  • Lisa, la bibliotecaria de Mondstadt, descansaba en su escritorio, hojeando un grimorio con una sonrisa perezosa. Afuera, el viento susurraba entre las hojas, pero dentro, la biblioteca se mantenía en un silencio armonioso, interrumpido solo por el leve chasquido de páginas pasadas. Con un dedo envuelto en relámpagos, cerró suavemente un libro olvidado sobre la mesa de lectura. "Los libros también necesitan descanso", murmuró. Mientras los aventureros llegaban en busca de conocimiento, Lisa, con su elegante languidez, les recibía con una advertencia amable:
    — Retrasar la devolución de un libro tiene consecuencias… y no querrás conocerlas, ¿verdad? —
    Lisa, la bibliotecaria de Mondstadt, descansaba en su escritorio, hojeando un grimorio con una sonrisa perezosa. Afuera, el viento susurraba entre las hojas, pero dentro, la biblioteca se mantenía en un silencio armonioso, interrumpido solo por el leve chasquido de páginas pasadas. Con un dedo envuelto en relámpagos, cerró suavemente un libro olvidado sobre la mesa de lectura. "Los libros también necesitan descanso", murmuró. Mientras los aventureros llegaban en busca de conocimiento, Lisa, con su elegante languidez, les recibía con una advertencia amable: — Retrasar la devolución de un libro tiene consecuencias… y no querrás conocerlas, ¿verdad? —
    Me encocora
    2
    1 turno 0 maullidos 100 vistas
  • —Vaya... que lugar tan lúgubre me ha encomendado Merlin revisar.

    Dijo a sí mismo el caballero de plata y acero mientras caminaba por aquellos parajes desolados, con las alertas al máximo en caso de encontrar hostiles. Aquella foresta negra y marchita era parte de un mundo desolado y en ruinas, creado por una fluctuación en la línea temporal que creó una ramificación tipo "callejón sin salida... una línea temporal que pudo florecer pero que abrúptamente fue frenada por algo...

    —Este es un reflejo fragmentado de un Lostworld. La historia se ha desviado tanto que Gaia ha borrado este mundo antes, pero por alguna razón sobrevivió un fragmento que amenaza con enraizar...

    Una voz femenina sonó en su cabeza; La voz de la archibruja Merlin, quién guiaba a su señor a través de sus pasos en busca de la temida BEAST-666; su paso por las líneas temporales podría causar efectos impredecibles en la historia panhumana como se conoce, así que debían buscar acabar con los pequeños destrozos que esa molesta criatura había estado dejando...

    —Entiendo... ¿Algún fragmento de grial que esté causando esta discrepancia tan marcada con la historia panhumana?

    Preguntó Arthur, esperando respuesta de la diablesa de blanco, pero antes de poder recibir respuesta, su Intuición se activó, llevándolo a mover la cabeza a un lado para evitar ser alcanzado por una flecha rústica de madera. Y los responsables de ese ataque preventivo estaban por venir; verdes, feos, usando armaduras rústicas de cuero y pieles de bestia, así como armas improvisadas de roca y madera, un grupo de Goblins iracundos apareció, molestos por haber fallado en cazar al muchacho en ese primer tiro.

    —¡Si lo hay, no eres el único que lo quiere, querido!~ Te dejo trabajar, que veo que estás ocupado!

    Dijo burlonamente la bruja de cabellos blancos en la mente del caballero, "colgando" la llamada y dejando a Arthur a sus propios medios ante las bestias... no es como si la señorita "Yo me relajo con té y galletas en mi torrecita en Avalon mientras tú cazas a literalmente un engendro de Satán" pudiera hacer mucho desde su posición. Ante esto, Arthur suspiró con desgano y miró a las criaturas.

    —Muy bien... no deseaba derramar sangre hoy, pero creo que será inevitable...

    El rey de Britania desenvainó su espada sagrada, dejando su hoja dorada, protegida y oculta por una suave brisa, libre para confrontar a las bestias, las cuales no tardaron en abalanzarse sobre él.

    —¡Perezcan, bestias inmundas!

    Gritó con ira el paladín mientras corría hacia los feéricos malignos que lo atacaban, deteniendo un garrotazo por parte de uno de ellos y contestando la agresión al amputarle la mano con la que osó alzarse en su contra.

    —Gallahad!

    Gritó, haciendo aparecer desde su anillo la sombra de un caballero encapuchado a su lado, quién no tardó en hacer aparecer un enorme escudo para proteger a su rey de una andanada de flechas por mano de los arqueros Goblin. Ante esto, el rey caballero comenzó a moverse mientras el espectro flotaba junto a él, deteniendo los ataques advenientes y permitiendo a su amo llegar hasta el más grande.

    —Dame tu fuego, Sir Gareth!

    Gritó el guerrero rubio mientras hacía desaparecer a Gallahad y convocaba otra sombra; una sombra de una caballera mujer bajita que empuñaba una gran espada, la cual pronto tocó con la de Arthur para prenderla en fuego. Acto seguido, el rey sacudió su arma para esparcir el fuego y crear un círculo para separar a los Goblins en un grupo más pequeño. Ante esto, el líder y sus pocos escoltas fueron a por el rey, pero este no tardó en contestar la agresión, moviéndose con soltura y en total sincronía con su espada, decapitando, eviscerando y mutilando a los goblins menores que se abalanzaban contra él.

    —Solo quedamos tú y yo... vas a decirme dónde está el fragmento del grial o tendré que sacarte la información por la fuerza...

    Dijo el caballero al musculoso Goblin líder; una mole de casi dos metros blindada en placas de metal y pieles de bestias, cargando una pesadilleszca maza cubierta de púas. Ante la amenaza, el monstruo solo rugió con ira, listo para pelear...

    —Muy bien... entonces por las malas será.

    Dijo Arthur para sí mismo, comenzando su pelea contra el monstruo. A diferencia de lo que esperaba, la bestia se vio sorprendida por la agilidad y fuerza del joven humano... normalmente un simple humano cómo él no debería poder igualar la fuerza de un Hobgoblin... pero ahí estaba; cada martillazo era desviado y bloqueado por el heroico rey; cada golpe que el rubio daba en represalia hacía los brazos del monstruo verde temblar mientras trataba de mantener sus manos en su arma; y cada mínimo error era castigado con dolorosos cortes profundos que no sanaban tan rápido como normalmente ocurre con armas de simple metal...

    —STRIKE AIR!!!

    De un momento a otro, Arthur esquivó un martillazo lateral, dándole espacio para asestar un golpe letal; alzando su espada desde abajo hacia arriba, Arthur hizo que el viento suave que envainaba su espada enfureciera en un afilado torrente de aire que haría de motosierra, rebanando a la bestia en dos limpiamente...

    —Alguien más quiere venir a jugar?

    Preguntó Arthur en un tono sarcástico mientras las llamas de Gareth desaparecían lentamente, dejando ver a los ahora asustados Goblin, presenciando a su líder rebanado a la mitad, para luego salir huyendo despavoridos...
    —Vaya... que lugar tan lúgubre me ha encomendado Merlin revisar. Dijo a sí mismo el caballero de plata y acero mientras caminaba por aquellos parajes desolados, con las alertas al máximo en caso de encontrar hostiles. Aquella foresta negra y marchita era parte de un mundo desolado y en ruinas, creado por una fluctuación en la línea temporal que creó una ramificación tipo "callejón sin salida... una línea temporal que pudo florecer pero que abrúptamente fue frenada por algo... —Este es un reflejo fragmentado de un Lostworld. La historia se ha desviado tanto que Gaia ha borrado este mundo antes, pero por alguna razón sobrevivió un fragmento que amenaza con enraizar... Una voz femenina sonó en su cabeza; La voz de la archibruja Merlin, quién guiaba a su señor a través de sus pasos en busca de la temida BEAST-666; su paso por las líneas temporales podría causar efectos impredecibles en la historia panhumana como se conoce, así que debían buscar acabar con los pequeños destrozos que esa molesta criatura había estado dejando... —Entiendo... ¿Algún fragmento de grial que esté causando esta discrepancia tan marcada con la historia panhumana? Preguntó Arthur, esperando respuesta de la diablesa de blanco, pero antes de poder recibir respuesta, su Intuición se activó, llevándolo a mover la cabeza a un lado para evitar ser alcanzado por una flecha rústica de madera. Y los responsables de ese ataque preventivo estaban por venir; verdes, feos, usando armaduras rústicas de cuero y pieles de bestia, así como armas improvisadas de roca y madera, un grupo de Goblins iracundos apareció, molestos por haber fallado en cazar al muchacho en ese primer tiro. —¡Si lo hay, no eres el único que lo quiere, querido!~ Te dejo trabajar, que veo que estás ocupado! Dijo burlonamente la bruja de cabellos blancos en la mente del caballero, "colgando" la llamada y dejando a Arthur a sus propios medios ante las bestias... no es como si la señorita "Yo me relajo con té y galletas en mi torrecita en Avalon mientras tú cazas a literalmente un engendro de Satán" pudiera hacer mucho desde su posición. Ante esto, Arthur suspiró con desgano y miró a las criaturas. —Muy bien... no deseaba derramar sangre hoy, pero creo que será inevitable... El rey de Britania desenvainó su espada sagrada, dejando su hoja dorada, protegida y oculta por una suave brisa, libre para confrontar a las bestias, las cuales no tardaron en abalanzarse sobre él. —¡Perezcan, bestias inmundas! Gritó con ira el paladín mientras corría hacia los feéricos malignos que lo atacaban, deteniendo un garrotazo por parte de uno de ellos y contestando la agresión al amputarle la mano con la que osó alzarse en su contra. —Gallahad! Gritó, haciendo aparecer desde su anillo la sombra de un caballero encapuchado a su lado, quién no tardó en hacer aparecer un enorme escudo para proteger a su rey de una andanada de flechas por mano de los arqueros Goblin. Ante esto, el rey caballero comenzó a moverse mientras el espectro flotaba junto a él, deteniendo los ataques advenientes y permitiendo a su amo llegar hasta el más grande. —Dame tu fuego, Sir Gareth! Gritó el guerrero rubio mientras hacía desaparecer a Gallahad y convocaba otra sombra; una sombra de una caballera mujer bajita que empuñaba una gran espada, la cual pronto tocó con la de Arthur para prenderla en fuego. Acto seguido, el rey sacudió su arma para esparcir el fuego y crear un círculo para separar a los Goblins en un grupo más pequeño. Ante esto, el líder y sus pocos escoltas fueron a por el rey, pero este no tardó en contestar la agresión, moviéndose con soltura y en total sincronía con su espada, decapitando, eviscerando y mutilando a los goblins menores que se abalanzaban contra él. —Solo quedamos tú y yo... vas a decirme dónde está el fragmento del grial o tendré que sacarte la información por la fuerza... Dijo el caballero al musculoso Goblin líder; una mole de casi dos metros blindada en placas de metal y pieles de bestias, cargando una pesadilleszca maza cubierta de púas. Ante la amenaza, el monstruo solo rugió con ira, listo para pelear... —Muy bien... entonces por las malas será. Dijo Arthur para sí mismo, comenzando su pelea contra el monstruo. A diferencia de lo que esperaba, la bestia se vio sorprendida por la agilidad y fuerza del joven humano... normalmente un simple humano cómo él no debería poder igualar la fuerza de un Hobgoblin... pero ahí estaba; cada martillazo era desviado y bloqueado por el heroico rey; cada golpe que el rubio daba en represalia hacía los brazos del monstruo verde temblar mientras trataba de mantener sus manos en su arma; y cada mínimo error era castigado con dolorosos cortes profundos que no sanaban tan rápido como normalmente ocurre con armas de simple metal... —STRIKE AIR!!! De un momento a otro, Arthur esquivó un martillazo lateral, dándole espacio para asestar un golpe letal; alzando su espada desde abajo hacia arriba, Arthur hizo que el viento suave que envainaba su espada enfureciera en un afilado torrente de aire que haría de motosierra, rebanando a la bestia en dos limpiamente... —Alguien más quiere venir a jugar? Preguntó Arthur en un tono sarcástico mientras las llamas de Gareth desaparecían lentamente, dejando ver a los ahora asustados Goblin, presenciando a su líder rebanado a la mitad, para luego salir huyendo despavoridos...
    0 turnos 0 maullidos 125 vistas
  • ¿Qué ha pasado? Estoy más perdida que en el día del padre.
    ¿Qué ha pasado? Estoy más perdida que en el día del padre.
    Me enjaja
    1
    0 turnos 0 maullidos 77 vistas
  • Todos los niños de Britania están bajo mi protección... sin importar su posición socioeconómica, su pasado, sus actos... todos son hijos del reino del dragón rojo...
    Todos los niños de Britania están bajo mi protección... sin importar su posición socioeconómica, su pasado, sus actos... todos son hijos del reino del dragón rojo...
    Me encocora
    Me gusta
    6
    1 turno 0 maullidos 219 vistas
  • ~Pensamientos a gritos.

    Apolo se siente completo, como si finalmente hubiera encontrado un equilibrio entre su naturaleza divina y sus emociones humanas. Aunque ha conocido incontables amores, lo que siente por Ellie es diferente: una conexión auténtica que no se basa en su inmortalidad ni en su poder, sino en la pureza de lo que comparten.

    Cada momento con ella le recuerda la belleza de las cosas simples: su risa, la forma en que lo mira cuando habla de cosas mundanas, la sensación de tener a alguien que no lo ve como un dios, sino como un compañero. Su felicidad es inmensa, un torrente cálido que llena su pecho con una luz que rivaliza con la del sol que él mismo guía.

    Apolo, acostumbrado a las tragedias y a la pérdida, siente una calma que rara vez ha conocido. Cada beso y caricia le parecen una declaración de que, aunque el mundo cambie, lo que siente por Ellie es eterno. Sin embargo, en lo profundo de su ser, hay una sombra de inquietud, una pequeña voz que le recuerda que las relaciones entre mortales y dioses nunca han sido fáciles. Pero, por ahora, no deja que eso lo consuma.

    Se entrega al momento, saboreando cada instante con ella como si fuera un regalo que no pensó que merecía. Ellie ha iluminado su existencia de una forma que ni siquiera su propia luz divina había logrado.

    Ellie
    ~Pensamientos a gritos. Apolo se siente completo, como si finalmente hubiera encontrado un equilibrio entre su naturaleza divina y sus emociones humanas. Aunque ha conocido incontables amores, lo que siente por Ellie es diferente: una conexión auténtica que no se basa en su inmortalidad ni en su poder, sino en la pureza de lo que comparten. Cada momento con ella le recuerda la belleza de las cosas simples: su risa, la forma en que lo mira cuando habla de cosas mundanas, la sensación de tener a alguien que no lo ve como un dios, sino como un compañero. Su felicidad es inmensa, un torrente cálido que llena su pecho con una luz que rivaliza con la del sol que él mismo guía. Apolo, acostumbrado a las tragedias y a la pérdida, siente una calma que rara vez ha conocido. Cada beso y caricia le parecen una declaración de que, aunque el mundo cambie, lo que siente por Ellie es eterno. Sin embargo, en lo profundo de su ser, hay una sombra de inquietud, una pequeña voz que le recuerda que las relaciones entre mortales y dioses nunca han sido fáciles. Pero, por ahora, no deja que eso lo consuma. Se entrega al momento, saboreando cada instante con ella como si fuera un regalo que no pensó que merecía. Ellie ha iluminado su existencia de una forma que ni siquiera su propia luz divina había logrado. [GIRL0FSADNESS]
    Me encocora
    Me gusta
    3
    19 turnos 1 maullido 535 vistas
  • -las aguas más claras no son las más seguras, las aguas turbias no son tampoco las más peligrosas, quel que muestra sin miedo es capaz de atacar sin remordimiento y aquel que oculta si ser en realidad teme perder- la bruja soltó unas risitas, al acercar su mano al agua está se arremolino tratando de llevárselo al fondo, con risitas calmadas y un chasquido volvió a calmar las aguas -incluso lo más aterrador puede ser tu mejor compañía y lo más calmo y adorable tu peor pesadilla, pero es cosa de ser cauteloso y nada más no es así?-
    -las aguas más claras no son las más seguras, las aguas turbias no son tampoco las más peligrosas, quel que muestra sin miedo es capaz de atacar sin remordimiento y aquel que oculta si ser en realidad teme perder- la bruja soltó unas risitas, al acercar su mano al agua está se arremolino tratando de llevárselo al fondo, con risitas calmadas y un chasquido volvió a calmar las aguas -incluso lo más aterrador puede ser tu mejor compañía y lo más calmo y adorable tu peor pesadilla, pero es cosa de ser cauteloso y nada más no es así?-
    Me gusta
    2
    0 turnos 0 maullidos 98 vistas
  • A altas horas de la noche, cuando el cielo se torna más oscuro y la presencia de las nubes impide que el brillo de la luna y estrellas gobiernen; todo estaba en completa quietud, salvo un destello intermitente en el claro del bosque, uno que se encendía y sucumbía con violencia en una danza digna de admirar.
    Dardos de fuego se estrellaban contra la nieve que a su paso se transformaban en pozas de agua dejando entrever la hierba verde antes encapsulada.

    El insomnio se habia apoderado de la pelirroja, sentía en su pecho una cuenta regresiva que no podía frenar, la ansiedad antigua enemiga se filtraba debajo de su piel volviéndola inquieta, no podía seguir acostada necesitaba liberar el hecatombe de energía acumulada, en silencio se levantó del futón que compartía con Kazuo y corrió descalza hacia afuera, no le importó la nieve congelada bajo sus pies
    Ahí estaba Elizabeth con la respiración acelerada mientras se dejaba envolver por sus llamas las cuales dirigía en espiral ascendente para luego hacerlas precipitar sobre su objetivo, cada movimiento era certero y letal, como ella: la guerrera temeraria que arrastraba con su nombre mitos y leyendas de batallas pasadas.

    Hace mucho que no entrenaba en solitario, una disciplina que antes tenía adquirida y cumplia diario a cabalidad ahora había quedado desplazada... hasta esta madrugada.
    A altas horas de la noche, cuando el cielo se torna más oscuro y la presencia de las nubes impide que el brillo de la luna y estrellas gobiernen; todo estaba en completa quietud, salvo un destello intermitente en el claro del bosque, uno que se encendía y sucumbía con violencia en una danza digna de admirar. Dardos de fuego se estrellaban contra la nieve que a su paso se transformaban en pozas de agua dejando entrever la hierba verde antes encapsulada. El insomnio se habia apoderado de la pelirroja, sentía en su pecho una cuenta regresiva que no podía frenar, la ansiedad antigua enemiga se filtraba debajo de su piel volviéndola inquieta, no podía seguir acostada necesitaba liberar el hecatombe de energía acumulada, en silencio se levantó del futón que compartía con Kazuo y corrió descalza hacia afuera, no le importó la nieve congelada bajo sus pies Ahí estaba Elizabeth con la respiración acelerada mientras se dejaba envolver por sus llamas las cuales dirigía en espiral ascendente para luego hacerlas precipitar sobre su objetivo, cada movimiento era certero y letal, como ella: la guerrera temeraria que arrastraba con su nombre mitos y leyendas de batallas pasadas. Hace mucho que no entrenaba en solitario, una disciplina que antes tenía adquirida y cumplia diario a cabalidad ahora había quedado desplazada... hasta esta madrugada.
    Me encocora
    Me gusta
    8
    6 turnos 0 maullidos 385 vistas
  • -buen día pecadores...espero tengan excelente día hoy...a mi me toca trabajar y..estoy cansado ..
    -buen día pecadores...espero tengan excelente día hoy...a mi me toca trabajar y..estoy cansado ..
    Me gusta
    Me encocora
    Me enjaja
    5
    5 turnos 0 maullidos 419 vistas
  • «Pasado, presente o futuro.
    Te encontraré.»
    ★★★
    «Pasado, presente o futuro. Te encontraré.» ★★★
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos 179 vistas
Ver más resultados
Patrocinados