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    Propuesta de rol :3 al que le interesa interactúa con el post o me manda soli.
    En caso de no interesarle esta trama tengo algunas mas que escribí.

    Un dia una pareja de científicos estaban apuntó de crear la IA definitiva, una que junto a un cuerpo androide, buscaban replicar la consciencia humana.
    Y justo aquel dia que iniciarían el proceso para activar a la androide, la esposa del científico tuvo un accidente mientras se dirigía al laboratorio..
    Está murió y devastó al científico al Punto en que su mente se quebró. Tanto que decidió usurpar el cementerio donde se encontraba su difunta esposa. Todo con la loca idea de usar a la androide para rescatar de la muerte a su mujer.
    Su conocimiento e ingenió le daban lo suficiente como para que pudiera transplantar partes importantes del cadáver de su esposa a lo que ahora empezaba a ser un cyborg, un adroide con un cerebro híbrido entre humano y robot.
    Todo parecia ir bien, eso hasta que hubo una pequeña falla en un momento crítico...
    Cuando la memoria de su esposa estaba siendo inyectada en la androide, la energia del lugar decayo, haciendo que todo se apagara..
    Al tener una sola oportunidad el científico simplemente colapso y quedo tendido en su escritorio mientras pensaba en como había perdido a su esposa..
    Pero una luz iluminó el lugar, la Cyborg que ahora aunque se veia casi como una réplica robot de la apariencia joven de su espsoa. Despertó y empezó a hacer ruidos..
    El científico creyo que todo estaba bien, pero para su mala suerte, los recuerdos de su esposa habían sido destruidos y reemplazados por la Inteligencia artificial que parecía tener conciencia..
    Aqui es donde inicia el rol, el al verla como una falla se desquitara con la androide todo su amargo sentir, aunque no se puede deshacer porque se ve como la versión joven de su esposa,
    Mientras la androide que con conciencia pero sin saber quien es, resguarda solo las emociones de la esposa muerta. Por lo que ella en un principio sin entenderlo sentira que solo debe vivir por su creador mientras intenta comprender que son las emociones humanas que siente.
    Muchas cosas pasaran además de la relación que habrá entre ellos.
    Propuesta de rol :3 al que le interesa interactúa con el post o me manda soli. En caso de no interesarle esta trama tengo algunas mas que escribí. Un dia una pareja de científicos estaban apuntó de crear la IA definitiva, una que junto a un cuerpo androide, buscaban replicar la consciencia humana. Y justo aquel dia que iniciarían el proceso para activar a la androide, la esposa del científico tuvo un accidente mientras se dirigía al laboratorio.. Está murió y devastó al científico al Punto en que su mente se quebró. Tanto que decidió usurpar el cementerio donde se encontraba su difunta esposa. Todo con la loca idea de usar a la androide para rescatar de la muerte a su mujer. Su conocimiento e ingenió le daban lo suficiente como para que pudiera transplantar partes importantes del cadáver de su esposa a lo que ahora empezaba a ser un cyborg, un adroide con un cerebro híbrido entre humano y robot. Todo parecia ir bien, eso hasta que hubo una pequeña falla en un momento crítico... Cuando la memoria de su esposa estaba siendo inyectada en la androide, la energia del lugar decayo, haciendo que todo se apagara.. Al tener una sola oportunidad el científico simplemente colapso y quedo tendido en su escritorio mientras pensaba en como había perdido a su esposa.. Pero una luz iluminó el lugar, la Cyborg que ahora aunque se veia casi como una réplica robot de la apariencia joven de su espsoa. Despertó y empezó a hacer ruidos.. El científico creyo que todo estaba bien, pero para su mala suerte, los recuerdos de su esposa habían sido destruidos y reemplazados por la Inteligencia artificial que parecía tener conciencia.. Aqui es donde inicia el rol, el al verla como una falla se desquitara con la androide todo su amargo sentir, aunque no se puede deshacer porque se ve como la versión joven de su esposa, Mientras la androide que con conciencia pero sin saber quien es, resguarda solo las emociones de la esposa muerta. Por lo que ella en un principio sin entenderlo sentira que solo debe vivir por su creador mientras intenta comprender que son las emociones humanas que siente. Muchas cosas pasaran además de la relación que habrá entre ellos.
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  • Capítulo II — La Furia Silenciosa de la Adolescente Maldita

    A los dieciséis años, Luna no era una adolescente común. Mientras otras chicas aprendían a maquillarse o soñaban con amores de verano, ella ya había fundado una empresa internacional:
    NoxTech International, una firma de inteligencia artificial, vigilancia, armamento tecnológico y comercio internacional.

    Su abuelo la ayudó a abrir las puertas, pero fue su mente —afilada como un cristal roto— la que selló contratos, aplastó competencia y estableció alianzas con gobiernos sin rostro.
    A ojos del mundo, era una prodigio callada, excéntrica, con una mirada que nadie podía sostener por mucho tiempo. Su empresa se convirtió en su escudo, pero también en su arma.

    Sin embargo, conforme crecía su imperio… crecía ella.

    La maldición de las Tres Caras ya no se ocultaba fácilmente.

    Fase Humana (La Más Frágil)
    Durante el día, Luna usaba su “máscara humana”:
    Cabello blanco como el invierno, ojos marrones que reflejaban demasiado, y una piel cubierta de tatuajes que se movían lentamente, como serpientes dormidas bajo su piel.
    Era en esta fase donde sentía hambre, cansancio, e incluso algo parecido a soledad. En la humanidad estaba su herencia más débil, pero también la más dolorosa.

    Era en esta forma donde soñaba con su madre, con su risa, con sus manos cubriéndola del frío. Donde aún recordaba el olor de la leña y el canto de las aves en las montañas.

    Pero en cada despertar… volvía la ira.

    Fase Celestial (La Memoria del Padre)
    Durante la noche, bajo la luz de la luna llena o cuando tocaba la electricidad con las manos, su cuerpo cambiaba. Su piel brillaba en tonos dorados y azulados, sus ojos se volvían plateados, y una voz surgía de su garganta que no parecía humana: la voz del dios olvidado.

    En esta fase, Luna tenía visiones. Veía los pasillos del Reino Celestial, las traiciones, los banquetes manchados de sangre, y el momento exacto en que los dioses decretaron la desaparición de su padre.

    La fase celestial le daba conocimiento, clarividencia, control sobre la energía y el metal.
    Pero le arrebataba su cuerpo durante horas. A veces despertaba en ciudades que no conocía, hablando lenguas muertas.

    Fase Demoníaca (El Legado de la Maldición)
    La peor parte. La cara que no controlaba.

    Aparecía cuando sentía miedo extremo, ira profunda o culpa. Su cuerpo se retorcía, sus huesos se alargaban, su rostro se dividía en fisuras, y dos cuernos oscuros emergían.
    Su voz se transformaba en un eco rasgado. Sus ojos se teñían de rojo con una pupila vertical, y su sombra se alargaba como si estuviera viva.

    En esa fase, Luna no pensaba… sobrevivía.

    En más de una ocasión, sus enemigos desaparecieron sin dejar rastro. Rumores en la red oscura hablaban de una "dama blanca" que aparecía cuando te atrevías a tocar lo prohibido.
    A veces, ella misma se encontraba con sangre en las manos, sin recordar cómo llegó ahí.

    La Adolescente que Nadie Puede Amar
    Mientras su nombre se volvía leyenda en el mundo corporativo, Luna no podía tener amigos, ni amantes, ni aliados verdaderos.
    Cada intento de acercarse a alguien terminaba en una tragedia: pesadillas, fiebre, locura… o muerte.

    Los dioses habían sido crueles.
    No le bastaba con que nadie la adorara.
    También la habían condenado a destruir todo lo que tocara.

    Por eso, cuando Luna cumplió 18 años, tomó una decisión que selló su destino:

    “Si no puedo ser amada… seré temida.
    Si mi nombre no puede ser una plegaria… que sea una maldición.”

    Desde entonces, Luna ha trabajado desde las sombras, construyendo su red global de influencia, infiltrando templos antiguos, destruyendo cultos secretos, y descubriendo los nombres verdaderos de los dioses que la maldijeron.

    Porque la hija del dios olvidado no ha olvidado nada.
    Y sabe que, algún día, las tres caras de su maldición…
    se convertirán en armas.
    Capítulo II — La Furia Silenciosa de la Adolescente Maldita A los dieciséis años, Luna no era una adolescente común. Mientras otras chicas aprendían a maquillarse o soñaban con amores de verano, ella ya había fundado una empresa internacional: NoxTech International, una firma de inteligencia artificial, vigilancia, armamento tecnológico y comercio internacional. Su abuelo la ayudó a abrir las puertas, pero fue su mente —afilada como un cristal roto— la que selló contratos, aplastó competencia y estableció alianzas con gobiernos sin rostro. A ojos del mundo, era una prodigio callada, excéntrica, con una mirada que nadie podía sostener por mucho tiempo. Su empresa se convirtió en su escudo, pero también en su arma. Sin embargo, conforme crecía su imperio… crecía ella. La maldición de las Tres Caras ya no se ocultaba fácilmente. 🔹 Fase Humana (La Más Frágil) Durante el día, Luna usaba su “máscara humana”: Cabello blanco como el invierno, ojos marrones que reflejaban demasiado, y una piel cubierta de tatuajes que se movían lentamente, como serpientes dormidas bajo su piel. Era en esta fase donde sentía hambre, cansancio, e incluso algo parecido a soledad. En la humanidad estaba su herencia más débil, pero también la más dolorosa. Era en esta forma donde soñaba con su madre, con su risa, con sus manos cubriéndola del frío. Donde aún recordaba el olor de la leña y el canto de las aves en las montañas. Pero en cada despertar… volvía la ira. 🔸 Fase Celestial (La Memoria del Padre) Durante la noche, bajo la luz de la luna llena o cuando tocaba la electricidad con las manos, su cuerpo cambiaba. Su piel brillaba en tonos dorados y azulados, sus ojos se volvían plateados, y una voz surgía de su garganta que no parecía humana: la voz del dios olvidado. En esta fase, Luna tenía visiones. Veía los pasillos del Reino Celestial, las traiciones, los banquetes manchados de sangre, y el momento exacto en que los dioses decretaron la desaparición de su padre. La fase celestial le daba conocimiento, clarividencia, control sobre la energía y el metal. Pero le arrebataba su cuerpo durante horas. A veces despertaba en ciudades que no conocía, hablando lenguas muertas. 🔥 Fase Demoníaca (El Legado de la Maldición) La peor parte. La cara que no controlaba. Aparecía cuando sentía miedo extremo, ira profunda o culpa. Su cuerpo se retorcía, sus huesos se alargaban, su rostro se dividía en fisuras, y dos cuernos oscuros emergían. Su voz se transformaba en un eco rasgado. Sus ojos se teñían de rojo con una pupila vertical, y su sombra se alargaba como si estuviera viva. En esa fase, Luna no pensaba… sobrevivía. En más de una ocasión, sus enemigos desaparecieron sin dejar rastro. Rumores en la red oscura hablaban de una "dama blanca" que aparecía cuando te atrevías a tocar lo prohibido. A veces, ella misma se encontraba con sangre en las manos, sin recordar cómo llegó ahí. 🌒 La Adolescente que Nadie Puede Amar Mientras su nombre se volvía leyenda en el mundo corporativo, Luna no podía tener amigos, ni amantes, ni aliados verdaderos. Cada intento de acercarse a alguien terminaba en una tragedia: pesadillas, fiebre, locura… o muerte. Los dioses habían sido crueles. No le bastaba con que nadie la adorara. También la habían condenado a destruir todo lo que tocara. Por eso, cuando Luna cumplió 18 años, tomó una decisión que selló su destino: “Si no puedo ser amada… seré temida. Si mi nombre no puede ser una plegaria… que sea una maldición.” Desde entonces, Luna ha trabajado desde las sombras, construyendo su red global de influencia, infiltrando templos antiguos, destruyendo cultos secretos, y descubriendo los nombres verdaderos de los dioses que la maldijeron. Porque la hija del dios olvidado no ha olvidado nada. Y sabe que, algún día, las tres caras de su maldición… se convertirán en armas.
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  • La Niñez Maldita de Luna

    Luna nació bajo el amparo de la luna llena, en lo profundo de un bosque donde el silencio era tan espeso como la niebla. Su madre, Elira, una humana con un corazón tan puro como el agua de manantial, se enamoró de un ser que no debía existir: Kaelthar, un dios olvidado por el tiempo, exiliado del panteón celestial por oponerse a la crueldad de sus iguales.

    Kaelthar amaba a Elira con una devoción que desafiaba la eternidad. Cuando Luna nació, el cielo tembló. Era una criatura imposible: hija de lo mortal y lo divino, portadora de un poder ancestral que podía desatar el fin o el renacer de los dioses antiguos. Por eso, al primer aliento de Luna, su existencia fue considerada una abominación.

    Sus padres huyeron. Se ocultaron en cuevas selladas por runas, en ciudades fantasmas y bajo el mar. Pero los dioses siempre encuentran lo que quieren destruir.

    Cuando Luna cumplió cinco años, los encontraron. El castigo fue cruel, inhumano:

    Elira fue devorada viva por una tribu de caníbales bendecidos por los dioses, obligando a Luna a oír sus gritos.

    Kaelthar fue reducido a polvo, su alma disuelta en el viento frente a los ojos de su hija.

    Luna fue atada a una roca, obligada a ver todo, sin poder cerrar los ojos por obra de una maldición.

    Los dioses no la mataron. La maldecían por existir. Le impusieron un castigo peor que la muerte:

    “Nunca serás adorada como tu padre. Tu nombre será sinónimo de temor. Llevarás tres caras, tres verdades:
    Una humana, para ser rechazada por los hombres.
    Una celestial, para recordar lo que jamás tendrás.
    Una demoníaca, para que hasta los monstruos huyan de ti.”

    Después de aquello, la dejaron sola. Fue su abuelo materno, un hombre duro como la piedra, el que la rescató. No sabía amar, pero sí enseñar. La entrenó en idiomas, tecnología, combate y negocios. Le enseñó a sobrevivir. Le enseñó que el mundo no es un lugar para los buenos, sino para los decididos.

    A los 16 años, Luna fundó su primera empresa: "NoxTech International", una corporación de tecnología y comercio global. En pocos años, superó fronteras y gobiernos. A sus espaldas, nadie sabía que las sombras la seguían.

    Aunque parecía humana, a veces su rostro cambiaba sin aviso:

    En la noche, su rostro celestial brillaba, con ojos plateados como estrellas, atrayendo sueños y visiones.

    En la furia o en el miedo, su rostro demoníaco emergía, con cuernos oscuros, piel de obsidiana y voz de ecos rotos.

    Solo en la rutina, entre computadoras y contratos, su rostro humano le permitía pasar desapercibida.

    Luna no tenía aliados, solo empleados, enemigos y secretos. Era rica, poderosa y hermosa, pero no podía tocar a nadie sin que su piel ardiera o sus ojos revelaran la verdad.

    Los dioses la miraban desde sus tronos con desprecio. Pero también con miedo. Porque sabían que la hija del dios olvidado… nunca olvidó lo que le hicieron.

    Y en su silencio, Luna prepara su venganza. No por adoración, ni por amor.
    Sino por justicia.

    La Niñez Maldita de Luna Luna nació bajo el amparo de la luna llena, en lo profundo de un bosque donde el silencio era tan espeso como la niebla. Su madre, Elira, una humana con un corazón tan puro como el agua de manantial, se enamoró de un ser que no debía existir: Kaelthar, un dios olvidado por el tiempo, exiliado del panteón celestial por oponerse a la crueldad de sus iguales. Kaelthar amaba a Elira con una devoción que desafiaba la eternidad. Cuando Luna nació, el cielo tembló. Era una criatura imposible: hija de lo mortal y lo divino, portadora de un poder ancestral que podía desatar el fin o el renacer de los dioses antiguos. Por eso, al primer aliento de Luna, su existencia fue considerada una abominación. Sus padres huyeron. Se ocultaron en cuevas selladas por runas, en ciudades fantasmas y bajo el mar. Pero los dioses siempre encuentran lo que quieren destruir. Cuando Luna cumplió cinco años, los encontraron. El castigo fue cruel, inhumano: Elira fue devorada viva por una tribu de caníbales bendecidos por los dioses, obligando a Luna a oír sus gritos. Kaelthar fue reducido a polvo, su alma disuelta en el viento frente a los ojos de su hija. Luna fue atada a una roca, obligada a ver todo, sin poder cerrar los ojos por obra de una maldición. Los dioses no la mataron. La maldecían por existir. Le impusieron un castigo peor que la muerte: “Nunca serás adorada como tu padre. Tu nombre será sinónimo de temor. Llevarás tres caras, tres verdades: Una humana, para ser rechazada por los hombres. Una celestial, para recordar lo que jamás tendrás. Una demoníaca, para que hasta los monstruos huyan de ti.” Después de aquello, la dejaron sola. Fue su abuelo materno, un hombre duro como la piedra, el que la rescató. No sabía amar, pero sí enseñar. La entrenó en idiomas, tecnología, combate y negocios. Le enseñó a sobrevivir. Le enseñó que el mundo no es un lugar para los buenos, sino para los decididos. A los 16 años, Luna fundó su primera empresa: "NoxTech International", una corporación de tecnología y comercio global. En pocos años, superó fronteras y gobiernos. A sus espaldas, nadie sabía que las sombras la seguían. Aunque parecía humana, a veces su rostro cambiaba sin aviso: En la noche, su rostro celestial brillaba, con ojos plateados como estrellas, atrayendo sueños y visiones. En la furia o en el miedo, su rostro demoníaco emergía, con cuernos oscuros, piel de obsidiana y voz de ecos rotos. Solo en la rutina, entre computadoras y contratos, su rostro humano le permitía pasar desapercibida. Luna no tenía aliados, solo empleados, enemigos y secretos. Era rica, poderosa y hermosa, pero no podía tocar a nadie sin que su piel ardiera o sus ojos revelaran la verdad. Los dioses la miraban desde sus tronos con desprecio. Pero también con miedo. Porque sabían que la hija del dios olvidado… nunca olvidó lo que le hicieron. Y en su silencio, Luna prepara su venganza. No por adoración, ni por amor. Sino por justicia.
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    Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour
    Modelo destacada: Minami Momokashi
    “La Déesse du Péché”


    Minami Momokashi, joya infernal de la agencia, encarna la dualidad que define a Demonic Déesse:
    ✦ Belleza carmesí bañada en sombras.
    ✦ Seducción de un demonio que camina entre luces divinas.
    ✦ Dominancia estética con un toque letal de dulzura.

    ❥ Modelo: Minami Momokashi
    ❥ Nombre de pasarela: Déesse du Péché
    ❥ Estilo visual: Lencería infernal de corte imperial; materiales oscuros con gemas mágicas incrustadas; detalles góticos-lujosos.
    ❥ Aura mística: Su presencia evoca corazones que arden, ojos que no parpadean, y silencio total en la habitación.
    ❥ Marca personal: Rosa prohibido — simbolismo del deseo eterno.
    ❥ Técnica de modelaje: Control total del entorno visual; manipulación emocional a través de la mirada; dominio de pose infernal y lenguaje corporal místico.

    Lema personal:
    "Que ardan tus deseos... que mi reflejo sea lo último que olvides antes de pecar."

    Minami Momokashi no desfila... domina.
    No posa... hipnotiza.
    Y bajo el estandarte de Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour, es la reina del pecado hecho belleza.
    📜 Agencia de Modelaje: Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour Modelo destacada: Minami Momokashi “La Déesse du Péché” Minami Momokashi, joya infernal de la agencia, encarna la dualidad que define a Demonic Déesse: ✦ Belleza carmesí bañada en sombras. ✦ Seducción de un demonio que camina entre luces divinas. ✦ Dominancia estética con un toque letal de dulzura. ❥ Modelo: Minami Momokashi ❥ Nombre de pasarela: Déesse du Péché ❥ Estilo visual: Lencería infernal de corte imperial; materiales oscuros con gemas mágicas incrustadas; detalles góticos-lujosos. ❥ Aura mística: Su presencia evoca corazones que arden, ojos que no parpadean, y silencio total en la habitación. ❥ Marca personal: Rosa prohibido — simbolismo del deseo eterno. ❥ Técnica de modelaje: Control total del entorno visual; manipulación emocional a través de la mirada; dominio de pose infernal y lenguaje corporal místico. Lema personal: "Que ardan tus deseos... que mi reflejo sea lo último que olvides antes de pecar." Minami Momokashi no desfila... domina. No posa... hipnotiza. Y bajo el estandarte de Ishtar’s Demonic Déesse Infernal Glamour, es la reina del pecado hecho belleza.
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  • El cuerpo de mi hombre es perfecto por algo es mio
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  • Mírame bien, nadie puede interponerse en mi camino. ~


    https://www.youtube.com/watch?v=ifX05caa9bY
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  • — Al ritmo que vamos, los ve-viernes también van a incluir venta de cuerpecito. —
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  • “Donde mueren las voces”

    Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=QHnwDuzR1wg&list=RDQHnwDuzR1wg&start_radio=1

    Nysarra tenía nueve años y ojos demasiado cansados para su edad. No porque supiera mucho, sino porque veía más de lo que debía. Los otros niños en el campamento decían que estaba loca, que hablaba sola, que tenía pesadillas a gritos.
    Solo su hermano mayor, Elian, le creía.
    Elian le había dado un pequeño aparato de metal, como un walkie-talkie sin antena.
    —Si te pasa algo... algo de verdad, aprieta este botón. Yo vendré. Siempre — Y él lo hacía. Siempre.

    Pero la noche del tercer viernes, los muertos no susurraban... gritaban.

    Nysarra temblaba en su litera mientras las sombras se estiraban por las paredes. Aquello no era como los otros fantasmas. No se lamentaba ni pedía ayuda. Este ser quería algo. Sentía su hambre. Cuando vio cómo la forma oscura se materializaba frente a su cama, con ojos como carbones ardientes y dedos que goteaban sombra líquida, no pensó. Corrió. Descalza, con los pies helados, se internó en el bosque, tropezando con raíces y ramas. La criatura venía tras ella, siempre detrás, sin hacer ruido pero llenándolo todo. En medio de su huida, sus dedos se cerraron alrededor del aparato de Elian. Lo apretó.

    Y él vino.

    Apareció con linterna en mano, gritando su nombre entre la oscuridad.
    —¡Nia! ¿Dónde estás?- Ella corrió hacia su voz, pero el suelo era barro resbaloso y la orilla del río estaba cerca.

    Un mal paso.
    Un grito.
    Agua helada.

    El mundo giró. Nysarra apenas sabía flotar. Gritó. Tragó agua. Brazos fuertes la tomaron.

    Elian.

    Entre la corriente, logró empujarla hacia una rama. Ella se sostuvo, temblando, llorando.

    —¡Sube! —le gritó entre sollozos.
    —La rama no aguanta a los dos —respondió él. Le sonrió. Como siempre. Como si no tuviera miedo. Y se soltó.
    —¡¡Elian!!- Gritó Nyssa desesperada.
    —Te amo, Nia. Nunca olvides eso- Su cuerpo fue arrastrado por el agua. Nysarra bajó como pudo, rodando por barro, raíces, ramas. Sangraba, tenía raspones en el rostro y piernas, pero no se detuvo. Lo encontró flotando cerca de la orilla, inmóvil, con los ojos cerrados. Lo arrastró fuera del río, con manos temblorosas.
    —Vamos, Elian. Ya, despierta... -Le apretó el pecho. Le sopló aire. Lloró sobre él. Pero su hermano ya no estaba. El campamento despertó con su llanto. La encontraron abrazada al cuerpo. Y entonces comenzaron los murmullos.

    "Es su culpa."
    "Esa niña está maldita."
    "¿No decía que hablaba con los muertos?"

    Nyssara solo calló. Desde ese día evitaba hablar de Elian. No porque lo hubiera olvidado, sino porque pronunciar su nombre dolía más que el silencio. En sueños, él seguía apareciendo. Nunca hablaba. A veces estaba de pie bajo el agua, con la linterna encendida en la mano, aún goteando río. Otras, aparecía en la rama rota, justo antes de soltarse, con esa sonrisa suya que parecía perdonarlo todo. Y a veces… solo estaba allí, de pie junto a su cama, empapado y temblando, con los ojos llenos de amor y pena.

    El aparato que Elian le había dado aún descansaba bajo su almohada. Lo apretaba cada noche, sabiendo que no volvería a responder. Y sin embargo, parte de ella no dejaba de esperar. Dejó de llorar en voz alta. Se guardó el dolor como un secreto sucio, como si haber sobrevivido fuera un castigo que debía pagar en silencio.

    Dejó de ser la misma. La poca esperanza que alguna vez había habitado en su pecho se desvaneció. Ya no soñaba con días mejores, ni buscaba consuelo. Solo existía. Su familia también cambió. Su madre apenas la miraba, como si temiera lo que vería en sus ojos. Su padre hablaba con distancia, como si las palabras se volvieran espinas en su garganta. Nadie lo decía, pero todos la juzgaban. Como si su dolor fuera menos válido. Como si su existencia fuera una culpa.
    “Donde mueren las voces” Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=QHnwDuzR1wg&list=RDQHnwDuzR1wg&start_radio=1 Nysarra tenía nueve años y ojos demasiado cansados para su edad. No porque supiera mucho, sino porque veía más de lo que debía. Los otros niños en el campamento decían que estaba loca, que hablaba sola, que tenía pesadillas a gritos. Solo su hermano mayor, Elian, le creía. Elian le había dado un pequeño aparato de metal, como un walkie-talkie sin antena. —Si te pasa algo... algo de verdad, aprieta este botón. Yo vendré. Siempre — Y él lo hacía. Siempre. Pero la noche del tercer viernes, los muertos no susurraban... gritaban. Nysarra temblaba en su litera mientras las sombras se estiraban por las paredes. Aquello no era como los otros fantasmas. No se lamentaba ni pedía ayuda. Este ser quería algo. Sentía su hambre. Cuando vio cómo la forma oscura se materializaba frente a su cama, con ojos como carbones ardientes y dedos que goteaban sombra líquida, no pensó. Corrió. Descalza, con los pies helados, se internó en el bosque, tropezando con raíces y ramas. La criatura venía tras ella, siempre detrás, sin hacer ruido pero llenándolo todo. En medio de su huida, sus dedos se cerraron alrededor del aparato de Elian. Lo apretó. Y él vino. Apareció con linterna en mano, gritando su nombre entre la oscuridad. —¡Nia! ¿Dónde estás?- Ella corrió hacia su voz, pero el suelo era barro resbaloso y la orilla del río estaba cerca. Un mal paso. Un grito. Agua helada. El mundo giró. Nysarra apenas sabía flotar. Gritó. Tragó agua. Brazos fuertes la tomaron. Elian. Entre la corriente, logró empujarla hacia una rama. Ella se sostuvo, temblando, llorando. —¡Sube! —le gritó entre sollozos. —La rama no aguanta a los dos —respondió él. Le sonrió. Como siempre. Como si no tuviera miedo. Y se soltó. —¡¡Elian!!- Gritó Nyssa desesperada. —Te amo, Nia. Nunca olvides eso- Su cuerpo fue arrastrado por el agua. Nysarra bajó como pudo, rodando por barro, raíces, ramas. Sangraba, tenía raspones en el rostro y piernas, pero no se detuvo. Lo encontró flotando cerca de la orilla, inmóvil, con los ojos cerrados. Lo arrastró fuera del río, con manos temblorosas. —Vamos, Elian. Ya, despierta... -Le apretó el pecho. Le sopló aire. Lloró sobre él. Pero su hermano ya no estaba. El campamento despertó con su llanto. La encontraron abrazada al cuerpo. Y entonces comenzaron los murmullos. "Es su culpa." "Esa niña está maldita." "¿No decía que hablaba con los muertos?" Nyssara solo calló. Desde ese día evitaba hablar de Elian. No porque lo hubiera olvidado, sino porque pronunciar su nombre dolía más que el silencio. En sueños, él seguía apareciendo. Nunca hablaba. A veces estaba de pie bajo el agua, con la linterna encendida en la mano, aún goteando río. Otras, aparecía en la rama rota, justo antes de soltarse, con esa sonrisa suya que parecía perdonarlo todo. Y a veces… solo estaba allí, de pie junto a su cama, empapado y temblando, con los ojos llenos de amor y pena. El aparato que Elian le había dado aún descansaba bajo su almohada. Lo apretaba cada noche, sabiendo que no volvería a responder. Y sin embargo, parte de ella no dejaba de esperar. Dejó de llorar en voz alta. Se guardó el dolor como un secreto sucio, como si haber sobrevivido fuera un castigo que debía pagar en silencio. Dejó de ser la misma. La poca esperanza que alguna vez había habitado en su pecho se desvaneció. Ya no soñaba con días mejores, ni buscaba consuelo. Solo existía. Su familia también cambió. Su madre apenas la miraba, como si temiera lo que vería en sus ojos. Su padre hablaba con distancia, como si las palabras se volvieran espinas en su garganta. Nadie lo decía, pero todos la juzgaban. Como si su dolor fuera menos válido. Como si su existencia fuera una culpa.
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  • Lavanda Marchita en el Umbral
    Fandom Marvel
    Categoría Original
    La habitación huele a libros viejos y lavanda podrida.

    La ventana está entreabierta. El viento otoñal levanta las páginas de un grimorio abierto en el suelo, como si también él quisiera huir del peso de ese momento. Veridian está sentada en el rincón más oscuro del cuarto, con las piernas recogidas y las manos temblando sobre la tela de su vestido.

    Tiene el rostro húmedo, pero no por la lluvia.

    Llorar no estaba en su lista de hechizos del día. Pero pasó.
    Como un conjuro sin control.
    Como una runa grabada con rabia y ternura al mismo tiempo.

    > — No fue su culpa.
    Pero tampoco fue mía. — susurra, aunque nadie la escuche.



    Sus dedos trazan el contorno de una flor seca entre las páginas de su libro favorito. Era de alguien más. Alguien que alguna vez la miró como si fuera luz. Pero nunca se acercó lo suficiente para quemarse.

    > “Fui demasiado mágica para quedarme…
    y demasiado humana para que me eligieran.”



    Se ríe, entre dientes, mientras se limpia las lágrimas con las palmas de sus manos. No hay histeria. No hay gritos. Solo ese dolor elegante y venenoso que conocen las brujas que se enamoran sin promesa de retorno.

    La habitación parpadea. Una vela se apaga sola.

    Y Veridian se queda quieta.
    No quiere que nadie la vea así.
    Pero tampoco quiere estar sola.

    Solo quiere que alguien —quien sea, por favor, que sea él—
    le diga que ella no imaginó todo lo que sintió.
    La habitación huele a libros viejos y lavanda podrida. La ventana está entreabierta. El viento otoñal levanta las páginas de un grimorio abierto en el suelo, como si también él quisiera huir del peso de ese momento. Veridian está sentada en el rincón más oscuro del cuarto, con las piernas recogidas y las manos temblando sobre la tela de su vestido. Tiene el rostro húmedo, pero no por la lluvia. Llorar no estaba en su lista de hechizos del día. Pero pasó. Como un conjuro sin control. Como una runa grabada con rabia y ternura al mismo tiempo. > — No fue su culpa. Pero tampoco fue mía. — susurra, aunque nadie la escuche. Sus dedos trazan el contorno de una flor seca entre las páginas de su libro favorito. Era de alguien más. Alguien que alguna vez la miró como si fuera luz. Pero nunca se acercó lo suficiente para quemarse. > “Fui demasiado mágica para quedarme… y demasiado humana para que me eligieran.” Se ríe, entre dientes, mientras se limpia las lágrimas con las palmas de sus manos. No hay histeria. No hay gritos. Solo ese dolor elegante y venenoso que conocen las brujas que se enamoran sin promesa de retorno. La habitación parpadea. Una vela se apaga sola. Y Veridian se queda quieta. No quiere que nadie la vea así. Pero tampoco quiere estar sola. Solo quiere que alguien —quien sea, por favor, que sea él— le diga que ella no imaginó todo lo que sintió.
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    Individual
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    Un bosque antiguo. Llueve suavemente. La niebla se arrastra entre los árboles.

    Una voz llama tu nombre.

    No hay nadie. Solo un camino de tierra que serpentea y termina frente a una verja oxidada.

    Detrás, la mansión.
    La Casa de los Susurros.

    — BUSCAMOS PERSONAJES PARA ROL GRUPAL SOBRENATURAL, DEL TIPO SOCIAL/DESARROLLO DE PERSONAJE —

    Se aceptan personajes 2D y 3D.
    Se pide compromiso, coherencia y desarrollo.
    Por favor, haced más que una línea de rol y cuidad la ortografía.
    Respeto e inclusión entre tramas y usuarios.
    Máster abierto a sugerencias.
    Un bosque antiguo. Llueve suavemente. La niebla se arrastra entre los árboles. Una voz llama tu nombre. No hay nadie. Solo un camino de tierra que serpentea y termina frente a una verja oxidada. Detrás, la mansión. La Casa de los Susurros. — BUSCAMOS PERSONAJES PARA ROL GRUPAL SOBRENATURAL, DEL TIPO SOCIAL/DESARROLLO DE PERSONAJE — Se aceptan personajes 2D y 3D. Se pide compromiso, coherencia y desarrollo. Por favor, haced más que una línea de rol y cuidad la ortografía. Respeto e inclusión entre tramas y usuarios. Máster abierto a sugerencias.
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