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    || Buenas a todos.

    ¿Quién soy? Un aficionado que le agrada Saint Seiya.

    ¿Qué es mi personaje? Un Santo dorado que respawneó en la línea actual de los caballeros de Athena.

    ¿Qué busco? El fandom de Saint Seiya y quizás más personajes originales. Quizás una propia línea de caballeros a la que Theron pertenece.

    ¿Por qué lees esto como si fuera un infomercial? No lo sé. Patrocinado por Antena 3D. (?)
    || Buenas a todos. ¿Quién soy? Un aficionado que le agrada Saint Seiya. ¿Qué es mi personaje? Un Santo dorado que respawneó en la línea actual de los caballeros de Athena. ¿Qué busco? El fandom de Saint Seiya y quizás más personajes originales. Quizás una propia línea de caballeros a la que Theron pertenece. ¿Por qué lees esto como si fuera un infomercial? No lo sé. Patrocinado por Antena 3D. (?)
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  • —Ash...ni siquiera puedo hacer un post en Facebook,quizas si vendiera contenido alli si me darian likes
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  • Athena ama al mundo y a los humanos, es por esa razón que se enfrentó a los dioses quienes, constantemente desean exterminar a toda la humanidad.

    Quizás sean sus razones validas pero, mientras exista una sola persona de noble corazón es que Athena y nosotros seguiremos protegiendo al mundo.
    Athena ama al mundo y a los humanos, es por esa razón que se enfrentó a los dioses quienes, constantemente desean exterminar a toda la humanidad. Quizás sean sus razones validas pero, mientras exista una sola persona de noble corazón es que Athena y nosotros seguiremos protegiendo al mundo.
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  • El suave murmullo de un villancico llenaba el aire mientras Carmina ajustaba las luces en el árbol de Navidad. El salón estaba cálido y acogedor, decorado con tonos dorados y rojos, y el aroma a canela se mezclaba con el pino fresco del árbol. Lucia, su abuela, estaba cómodamente sentada en su sillón favorito, envuelta en una manta gruesa, con una taza de té caliente entre las manos.

    —Esa estrella está un poco torcida, ragazza —comentó Lucia, señalando con la cabeza hacia la cima del árbol—. Aunque tal vez no esté tan mal. Igual que tus citas.

    Carmina soltó un suspiro exasperado mientras se estiraba en la punta de los pies para enderezar la estrella. —¿De verdad vamos a hablar de eso ahora, nonna?

    —¿Y por qué no? —Lucia se encogió de hombros, su sonrisa llena de travesura—. El árbol no es lo único que necesita un poco de equilibrio.

    Carmina bajó del taburete, con un lazo dorado en la mano, y se giró hacia ella. —Si quieres darme consejos de amor, al menos hazlo con algo de tacto.

    Lucia rió suavemente, tomando un sorbo de su té. —Ah, pero ¿cómo te voy a ayudar si tú misma no sabes lo que buscas? Primero fue el tipo que hablaba solo de su gimnasio, luego el que trajo a su perro a la cita sin avisar… ¿Qué esperabas? ¿Un caballero de armadura brillante?

    Carmina se dejó caer en el sofá, dejando el lazo a un lado. —No quiero un caballero, solo alguien con… no sé, algo de sentido común.

    Lucia dejó su taza en la mesita, mirándola con ternura. —Escucha, tesoro. El amor no siempre es perfecto desde el principio. A veces es como ese árbol que estás decorando. Parece un lío al principio, pero con paciencia y cuidado, termina siendo hermoso.

    Carmina miró el árbol y luego a su abuela. —¿Estás diciendo que tengo que soportar un desastre para llegar a algo bueno?

    Lucia soltó una carcajada. —No exactamente, pero tampoco puedes esperar que todo sea fácil. A veces, el amor se encuentra donde menos lo esperas, mientras haces cosas simples. Como poner luces en un árbol o decorar una casa.

    Carmina sonrió levemente, poniéndose de pie para continuar con los adornos. Mientras colgaba una esfera roja, pensó que tal vez su abuela tenía razón. Quizá el amor no estaba tan lejos, solo debía dejar de buscarlo con tanta prisa.
    El suave murmullo de un villancico llenaba el aire mientras Carmina ajustaba las luces en el árbol de Navidad. El salón estaba cálido y acogedor, decorado con tonos dorados y rojos, y el aroma a canela se mezclaba con el pino fresco del árbol. Lucia, su abuela, estaba cómodamente sentada en su sillón favorito, envuelta en una manta gruesa, con una taza de té caliente entre las manos. —Esa estrella está un poco torcida, ragazza —comentó Lucia, señalando con la cabeza hacia la cima del árbol—. Aunque tal vez no esté tan mal. Igual que tus citas. Carmina soltó un suspiro exasperado mientras se estiraba en la punta de los pies para enderezar la estrella. —¿De verdad vamos a hablar de eso ahora, nonna? —¿Y por qué no? —Lucia se encogió de hombros, su sonrisa llena de travesura—. El árbol no es lo único que necesita un poco de equilibrio. Carmina bajó del taburete, con un lazo dorado en la mano, y se giró hacia ella. —Si quieres darme consejos de amor, al menos hazlo con algo de tacto. Lucia rió suavemente, tomando un sorbo de su té. —Ah, pero ¿cómo te voy a ayudar si tú misma no sabes lo que buscas? Primero fue el tipo que hablaba solo de su gimnasio, luego el que trajo a su perro a la cita sin avisar… ¿Qué esperabas? ¿Un caballero de armadura brillante? Carmina se dejó caer en el sofá, dejando el lazo a un lado. —No quiero un caballero, solo alguien con… no sé, algo de sentido común. Lucia dejó su taza en la mesita, mirándola con ternura. —Escucha, tesoro. El amor no siempre es perfecto desde el principio. A veces es como ese árbol que estás decorando. Parece un lío al principio, pero con paciencia y cuidado, termina siendo hermoso. Carmina miró el árbol y luego a su abuela. —¿Estás diciendo que tengo que soportar un desastre para llegar a algo bueno? Lucia soltó una carcajada. —No exactamente, pero tampoco puedes esperar que todo sea fácil. A veces, el amor se encuentra donde menos lo esperas, mientras haces cosas simples. Como poner luces en un árbol o decorar una casa. Carmina sonrió levemente, poniéndose de pie para continuar con los adornos. Mientras colgaba una esfera roja, pensó que tal vez su abuela tenía razón. Quizá el amor no estaba tan lejos, solo debía dejar de buscarlo con tanta prisa.
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  • [ Rol Privado Cedric Shadowforge ]

    ~ Despues de aquel encuentro inoportuno y caótico con Cedric, la bruja se disponía a regresar a su hogar, su mente estaba llena de ideas que no podían ser procesadas, tantas preguntas y pocas respuestas.

    Los callejones de el pequeño estaban desolados, ya era tarde para que alguien estuviera caminando solo por el lugar, por fortuna el hogar de la mujer estaba cerca, no demoro mucho en llegar, se dispuso en ese momento a prepararse un té de manzanilla para calmar sus nervios, cuando estuvo listo fue directo a su estudio privado y se encerró en él, no quería saber nada de nadie, su estado de ánimo era demasiado malo en esos momentos, ¿Como es posible que no se haya dado cuenta de que él tenia aura maligna? Quizá si lo sabía pero no quería aceptarlo, se mantuvo inmersa en sus propios pensamientos mientras veía las llamas del fuego de la chimenea enfrente de ella, preguntándose que debía hacer ahora, ¿Debía hacerle caso a sus sentimientos por él hombre? O hacer su labor mágica, aniquilar a la entidad y con ella... a Cedric. ~
    [ Rol Privado [The_Magistrate] ] ~ Despues de aquel encuentro inoportuno y caótico con Cedric, la bruja se disponía a regresar a su hogar, su mente estaba llena de ideas que no podían ser procesadas, tantas preguntas y pocas respuestas. Los callejones de el pequeño estaban desolados, ya era tarde para que alguien estuviera caminando solo por el lugar, por fortuna el hogar de la mujer estaba cerca, no demoro mucho en llegar, se dispuso en ese momento a prepararse un té de manzanilla para calmar sus nervios, cuando estuvo listo fue directo a su estudio privado y se encerró en él, no quería saber nada de nadie, su estado de ánimo era demasiado malo en esos momentos, ¿Como es posible que no se haya dado cuenta de que él tenia aura maligna? Quizá si lo sabía pero no quería aceptarlo, se mantuvo inmersa en sus propios pensamientos mientras veía las llamas del fuego de la chimenea enfrente de ella, preguntándose que debía hacer ahora, ¿Debía hacerle caso a sus sentimientos por él hombre? O hacer su labor mágica, aniquilar a la entidad y con ella... a Cedric. ~
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    Me gustaría tener un otp para mí aurora/Alaí .....

    Pero quizás más alerante pued tener uno así o me taigan uno así .
    Me gustaría tener un otp para mí aurora/Alaí ..... Pero quizás más alerante pued tener uno así o me taigan uno así .
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    Ahora que tengo un momento libre, me gustaría escribir algo.

    Con la Navidad ya a la vuelta de la esquina, quería tomarme un momento para agradecer un poco de corazón. A pesar de ser más bien nueva, ya he tenido mis altibajos cargados a la espalda en esta pagina, aunque puedo decir que lo bueno supera a lo malo con creces. Cada palabra de ánimo, cada charla y cada idea compartida han sido un impulso enorme para seguir escribiendo, aún cuando sentía que nada de lo que hacía llegaba a algo, o alguien.

    A los que han estado ahí desde el principio: sabéis quienes sois y os lo agradezco de verdad. Vuestro apoyo ha sido como ese regalo inesperado que te alegra el día, como el pequeño canturreo de un pájaro en los días grises.

    Y, aunque suene raro, también quiero agradecer a los que hablan a mis espaldas y los que no parecían satisfechos con lo que hacía, y que siguen sin estarlo. Al final, también me han ayudado a encontrar mi musa y a esforzarme a recobrar lo que pensaba que tenía perdido: mi escritura.

    Espero seguir escribiendo, imaginando y compartiendo historias que quizá inspiren y saquen pequeñas sonrisas, ideas, o simplemente hagan volar un poco la imaginación.

    Os deseo una Navidad llena de risas, buenos momentos y mucha magia, a todos. Y que el próximo año nos traiga más aventuras para vivir, contar y plasmar con lo que mejor sabemos hacer: las palabras.

    Gracias por todo.
    Ahora que tengo un momento libre, me gustaría escribir algo. Con la Navidad ya a la vuelta de la esquina, quería tomarme un momento para agradecer un poco de corazón. A pesar de ser más bien nueva, ya he tenido mis altibajos cargados a la espalda en esta pagina, aunque puedo decir que lo bueno supera a lo malo con creces. Cada palabra de ánimo, cada charla y cada idea compartida han sido un impulso enorme para seguir escribiendo, aún cuando sentía que nada de lo que hacía llegaba a algo, o alguien. A los que han estado ahí desde el principio: sabéis quienes sois y os lo agradezco de verdad. Vuestro apoyo ha sido como ese regalo inesperado que te alegra el día, como el pequeño canturreo de un pájaro en los días grises. Y, aunque suene raro, también quiero agradecer a los que hablan a mis espaldas y los que no parecían satisfechos con lo que hacía, y que siguen sin estarlo. Al final, también me han ayudado a encontrar mi musa y a esforzarme a recobrar lo que pensaba que tenía perdido: mi escritura. Espero seguir escribiendo, imaginando y compartiendo historias que quizá inspiren y saquen pequeñas sonrisas, ideas, o simplemente hagan volar un poco la imaginación. Os deseo una Navidad llena de risas, buenos momentos y mucha magia, a todos. Y que el próximo año nos traiga más aventuras para vivir, contar y plasmar con lo que mejor sabemos hacer: las palabras. Gracias por todo.
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  • El aire en la habitación era espeso, saturado de un calor sofocante que se mezclaba con el aroma a madera quemada. La única luz provenía del resplandor rojizo que emanaba de las antorchas y una lámpara de aceite en la esquina, llenando el espacio con un tenue brillo carmesí. Lyra estaba sentada en un rincón oscuro, sus piernas cruzadas y su capa negra cubriéndola casi por completo. Sus ojos rojos brillaban como carbones encendidos, perforando la penumbra, mientras su mente vagaba en una tormenta de pensamientos.

    El silencio en el ambiente no era completo; había un leve crujido de las paredes de madera y un susurro en el viento que se filtraba por las grietas, como si el mundo exterior intentara infiltrarse en su refugio. La elfa mantuvo una postura cerrada, con los brazos descansando sobre sus rodillas, sus dedos jugando distraídamente con los bordes de la capa. El rojo de sus ojos capturaba la luz de las llamas, otorgándoles una intensidad casi sobrenatural.

    Había algo profundamente inquietante en su quietud, como un depredador esperando en las sombras. Pero dentro de ella, la calma era una mentira; su mente era un torbellino, atrapada en recuerdos que no quería revivir por el momento. Pensaba en las cadenas que había roto, en los susurros de su conciencia, y en los rostros que habían desaparecido para siempre. Cada pensamiento la atormentaba como un aguijón punzante, pero su rostro no mostraba más que una expresión fría, una máscara bien ensayada que nadie, salvo quizá ella misma, podría desentrañar.

    La habitación era un lugar de refugio y aislamiento, un santuario que había elegido para huir de los gritos de un mundo que siempre exigía más de lo que estaba dispuesta a dar. Sus labios se curvaron en una mueca fugaz, un destello de desdén por la humanidad que parecía no dejarla en paz, incluso cuando la buscaba. Pero… ¿Era realmente el mundo el que la acosaba? ¿O era ella misma quien se condenaba a escuchar los ecos de sus propias decisiones?
    Se permitió un susurro apenas audible, un pensamiento que escapó de sus labios antes de que pudiera detenerlo.

    — Paz... —La palabra murió en el aire como una burla, un ideal que nunca había alcanzado y que quizás nunca lo haría.

    El peso de la noche recaía sobre sus hombros como una losa, y aunque la tormenta en su interior parecía crecer, no movió un solo músculo. Sus ojos continuaban ardiendo, observando el vacío, esperando... Algo. Un intruso que rompiera el silencio, una señal de que no estaba completamente sola en esa condena en la que ella misma había caído.

    El ambiente quedó suspendido, un momento que podía ser interrumpido en cualquier instante.
    El aire en la habitación era espeso, saturado de un calor sofocante que se mezclaba con el aroma a madera quemada. La única luz provenía del resplandor rojizo que emanaba de las antorchas y una lámpara de aceite en la esquina, llenando el espacio con un tenue brillo carmesí. Lyra estaba sentada en un rincón oscuro, sus piernas cruzadas y su capa negra cubriéndola casi por completo. Sus ojos rojos brillaban como carbones encendidos, perforando la penumbra, mientras su mente vagaba en una tormenta de pensamientos. El silencio en el ambiente no era completo; había un leve crujido de las paredes de madera y un susurro en el viento que se filtraba por las grietas, como si el mundo exterior intentara infiltrarse en su refugio. La elfa mantuvo una postura cerrada, con los brazos descansando sobre sus rodillas, sus dedos jugando distraídamente con los bordes de la capa. El rojo de sus ojos capturaba la luz de las llamas, otorgándoles una intensidad casi sobrenatural. Había algo profundamente inquietante en su quietud, como un depredador esperando en las sombras. Pero dentro de ella, la calma era una mentira; su mente era un torbellino, atrapada en recuerdos que no quería revivir por el momento. Pensaba en las cadenas que había roto, en los susurros de su conciencia, y en los rostros que habían desaparecido para siempre. Cada pensamiento la atormentaba como un aguijón punzante, pero su rostro no mostraba más que una expresión fría, una máscara bien ensayada que nadie, salvo quizá ella misma, podría desentrañar. La habitación era un lugar de refugio y aislamiento, un santuario que había elegido para huir de los gritos de un mundo que siempre exigía más de lo que estaba dispuesta a dar. Sus labios se curvaron en una mueca fugaz, un destello de desdén por la humanidad que parecía no dejarla en paz, incluso cuando la buscaba. Pero… ¿Era realmente el mundo el que la acosaba? ¿O era ella misma quien se condenaba a escuchar los ecos de sus propias decisiones? Se permitió un susurro apenas audible, un pensamiento que escapó de sus labios antes de que pudiera detenerlo. — Paz... —La palabra murió en el aire como una burla, un ideal que nunca había alcanzado y que quizás nunca lo haría. El peso de la noche recaía sobre sus hombros como una losa, y aunque la tormenta en su interior parecía crecer, no movió un solo músculo. Sus ojos continuaban ardiendo, observando el vacío, esperando... Algo. Un intruso que rompiera el silencio, una señal de que no estaba completamente sola en esa condena en la que ella misma había caído. El ambiente quedó suspendido, un momento que podía ser interrumpido en cualquier instante.
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  • - Nyx estaba muy ansiosa en el reino de Liones y un poco deprimida por qué los demás salían de viaje en unos días , y quería pensar más rato con lancelot o con su primo pero no los encontraba por el reino .-

    Se que si me deprimo , ellos serán cuenta así que intentaré sonreí

    - mientras caminaba por el reino , sintió una leve magia no era la de su primo o la de su amado era diferente, quizás una magia que había sentido antes mucho antes -

    ¿Está magia? ¿De dónde viene?

    - decidió caminar por donde venia aquella magia particular y extraña a la vez , así que recorrió Liones un poco para buscar esa particular energía mágica.-
    - Nyx estaba muy ansiosa en el reino de Liones y un poco deprimida por qué los demás salían de viaje en unos días , y quería pensar más rato con lancelot o con su primo pero no los encontraba por el reino .- Se que si me deprimo , ellos serán cuenta así que intentaré sonreí - mientras caminaba por el reino , sintió una leve magia no era la de su primo o la de su amado era diferente, quizás una magia que había sentido antes mucho antes - ¿Está magia? ¿De dónde viene? - decidió caminar por donde venia aquella magia particular y extraña a la vez , así que recorrió Liones un poco para buscar esa particular energía mágica.-
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  • -cuando mi perla fue rejuvenezida no esperaba que tomara otra forma.... quizas tenga que enviarla que enviarla al arrecife si noto cambios mas problematicos-
    -cuando mi perla fue rejuvenezida no esperaba que tomara otra forma.... quizas tenga que enviarla que enviarla al arrecife si noto cambios mas problematicos-
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