• El mirador se alzaba desde el punto más alto de la colina. A sus pies, el mundo se extendía en una vista increíblemente preciosa: una ciudad agradable y hermosa, rodeada en la distancia por montañas escarpadas cubiertas de bruma, esa que descendía tranquila entre los árboles, silenciosa, espectral. Las luces de la ciudad titilaban como un mar de luceros que parecían un reflejo terrenal de las estrellas plateadas que brillaban en el firmamento. Afro cerró los ojos y sonrió.

    No era una sorpresa que hubiese elegido aquel lugar como residencia tras su exilio del reino de los inmortales. Como todo, no era perfecta, también tenía su cuota de defectos y contras, pero a pesar de ello, entre la rapidez de la vida urbana, el tráfico incesante, era una ciudad en donde se podía vivir cómodamente. No era una sorpresa que allí fuera el lugar en donde comenzó una nueva vida… como una humana más.

    O, al menos, lo más cercano a ello que podía permitirse una deidad mayor.

    El mirador estaba solitario y el único sonido audible era el del viento susurrando entre las hojas de los árboles. Afro apoyó los brazos sobre el barandal, el frio del metal le caló en los huesos, pero no borró esa expresión meditativa en su rostro. Desde hacía unos días algo la mantenía inquieta: tenía sueños extraños que la despertaban a mitad de la noche, cuyos significados no conseguía descifrar. Afro no era una deidad profética; no tenía esa clase de poderes que le permitían adentrarse entre las sombras y vislumbrar el destino en los hilos de las Moiras. Sin embargo, cuando "Él" necesitaba algo de ella, le mostraba esa clase de señales. Y por algún motivo todas la habían guiado hasta ese lugar.

    Quería que la diosa fuese encontrada en ese sitio.

    ────¿Me has estado buscando? —una pregunta suave, como si hablara con el aire. Pero que quizás hubiera alguien quién pudiera responderla.

    Aikaterine Ouro
    El mirador se alzaba desde el punto más alto de la colina. A sus pies, el mundo se extendía en una vista increíblemente preciosa: una ciudad agradable y hermosa, rodeada en la distancia por montañas escarpadas cubiertas de bruma, esa que descendía tranquila entre los árboles, silenciosa, espectral. Las luces de la ciudad titilaban como un mar de luceros que parecían un reflejo terrenal de las estrellas plateadas que brillaban en el firmamento. Afro cerró los ojos y sonrió. No era una sorpresa que hubiese elegido aquel lugar como residencia tras su exilio del reino de los inmortales. Como todo, no era perfecta, también tenía su cuota de defectos y contras, pero a pesar de ello, entre la rapidez de la vida urbana, el tráfico incesante, era una ciudad en donde se podía vivir cómodamente. No era una sorpresa que allí fuera el lugar en donde comenzó una nueva vida… como una humana más. O, al menos, lo más cercano a ello que podía permitirse una deidad mayor. El mirador estaba solitario y el único sonido audible era el del viento susurrando entre las hojas de los árboles. Afro apoyó los brazos sobre el barandal, el frio del metal le caló en los huesos, pero no borró esa expresión meditativa en su rostro. Desde hacía unos días algo la mantenía inquieta: tenía sueños extraños que la despertaban a mitad de la noche, cuyos significados no conseguía descifrar. Afro no era una deidad profética; no tenía esa clase de poderes que le permitían adentrarse entre las sombras y vislumbrar el destino en los hilos de las Moiras. Sin embargo, cuando "Él" necesitaba algo de ella, le mostraba esa clase de señales. Y por algún motivo todas la habían guiado hasta ese lugar. Quería que la diosa fuese encontrada en ese sitio. ────¿Me has estado buscando? —una pregunta suave, como si hablara con el aire. Pero que quizás hubiera alguien quién pudiera responderla. [Mercenary1x]
    Me gusta
    Me encocora
    7
    5 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    No he visto al impcito en varios dias.. Uh.. Me gustaba su moñito rojo. Quizás estará por ahí buscando humanos para matar...
    No he visto al impcito en varios dias.. Uh.. Me gustaba su moñito rojo. Quizás estará por ahí buscando humanos para matar...
    0 comentarios 0 compartidos
  • En mi imaginación solamente.

    Pronto se cumplirán tres meses desde la partida de ***** y otro año más del fallecimiento de +++++ .

    Lo sé, debería guardar cierta calma, cierta reserva, como quien dejó a las flores marchitar, el polvo juntarse y las arañas hacer nidos.

    Pero últimamente he sentido algo extraño, como un eco de mis años de estudiante. No es nostalgia, no exactamente...

    Es más bien una vibración leve, como el sonido de un tren que pasa a lo lejos en la madrugada.
    Camino por la ciudad y pienso en ello. Las luces de los semáforos cambian sin prisa, los gatos cruzan las calles como si supieran secretos que yo nunca entenderé. Y en medio de todo, aparece este muchach....hombre..-

    Sus palabras son simples, pero hay algo en su voz, en la manera en que se detiene antes de hablar, que me hace sentir que el mundo no es tan solitario como parece.

    Quizá no se trata de olvidar ni de recordar. Si no de vivir la vida que me resta.

    Quizá todo esto ocurre solo en mi imaginación.
    Pero incluso en la imaginación, las cosas tienen peso. Y ese peso, por alguna razón, me mantiene despierto cuando la noche se vuelve demasiado silenciosa.

    ¿Debería acercarme?
    No.
    En mi imaginación solamente.
    En mi imaginación solamente. Pronto se cumplirán tres meses desde la partida de ***** y otro año más del fallecimiento de +++++ . Lo sé, debería guardar cierta calma, cierta reserva, como quien dejó a las flores marchitar, el polvo juntarse y las arañas hacer nidos. Pero últimamente he sentido algo extraño, como un eco de mis años de estudiante. No es nostalgia, no exactamente... Es más bien una vibración leve, como el sonido de un tren que pasa a lo lejos en la madrugada. Camino por la ciudad y pienso en ello. Las luces de los semáforos cambian sin prisa, los gatos cruzan las calles como si supieran secretos que yo nunca entenderé. Y en medio de todo, aparece este muchach....hombre..- Sus palabras son simples, pero hay algo en su voz, en la manera en que se detiene antes de hablar, que me hace sentir que el mundo no es tan solitario como parece. Quizá no se trata de olvidar ni de recordar. Si no de vivir la vida que me resta. Quizá todo esto ocurre solo en mi imaginación. Pero incluso en la imaginación, las cosas tienen peso. Y ese peso, por alguna razón, me mantiene despierto cuando la noche se vuelve demasiado silenciosa. ¿Debería acercarme? No. En mi imaginación solamente.
    Me gusta
    Me entristece
    Me shockea
    5
    0 turnos 0 maullidos
  • ¿Crees que estaría haciendo esto si no me lo hubieran pedido? No me gusta atacar ratitas como tú que no pueden levantar un arma con una sola mano... Pero, así es la vida ¿No? No me guardes rencor, si quieres... Puedo decirte quien te mandó a matar para que luego lo busques en el infierno.

    — Se encontraba sobre su víctima, inmovilizandol@ por completo, le daba un poco de pena que ni siquiera hubiera intentado defenderse, pero allí estaba... ¿Qué podía hacer? ¿Perdonarle la vida y rechazar el trabajo? Genuinamente se lo había pensado por un momento, quizá por eso tardaba en dar el golpe final. —
    ¿Crees que estaría haciendo esto si no me lo hubieran pedido? No me gusta atacar ratitas como tú que no pueden levantar un arma con una sola mano... Pero, así es la vida ¿No? No me guardes rencor, si quieres... Puedo decirte quien te mandó a matar para que luego lo busques en el infierno. — Se encontraba sobre su víctima, inmovilizandol@ por completo, le daba un poco de pena que ni siquiera hubiera intentado defenderse, pero allí estaba... ¿Qué podía hacer? ¿Perdonarle la vida y rechazar el trabajo? Genuinamente se lo había pensado por un momento, quizá por eso tardaba en dar el golpe final. —
    Me gusta
    Me shockea
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • Universidad
    Fandom Ninguno
    Categoría Romance
    Alemania, 1998.

    Hoy hace un clima nublado y fresco, en el pico del otoño. La mayoría de las calles han estado solitarias y frías, y hoy es la excepción. Pues es el regreso al instituto, a las clases.

    Y una chica, camina como si nada entre la multitud de alumnos. Pues en lo único que piensa, no es solo que es de nuevo ingreso, sino que quizás, la universidad, le regrese algo muy importante. Algo que a perdido hace un año. Algo inmenso.
    Alemania, 1998. Hoy hace un clima nublado y fresco, en el pico del otoño. La mayoría de las calles han estado solitarias y frías, y hoy es la excepción. Pues es el regreso al instituto, a las clases. Y una chica, camina como si nada entre la multitud de alumnos. Pues en lo único que piensa, no es solo que es de nuevo ingreso, sino que quizás, la universidad, le regrese algo muy importante. Algo que a perdido hace un año. Algo inmenso.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    15
    Estado
    Terminado
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • Sin azúcar, amargo, fuerte. Café, como el café debe de ser. Es así como a ella le gustaba, y así lo había memorizado.

    — Cuántas voces nuevas.

    En efecto. Recientemente, muchas voces nuevas, timbres distintos que mensajes escondidos, entre sus líneas, en el aire dejaban suspendidas. Todas las había memorizado. Todas. Si cerca de ella tenían que estar, era necesario.

    A la aguda campanilla del temporizador se adelantó, apagándola un segundo antes de su escandaloso aviso. Es que, como sólo él había despertado aún, sacrílego hubiese sido el ruido.

    Era temprano. Temprano; la luz del alba un candor débil. El pan salió del horno, los haces de vapor grisáceo anunciándolo.

    "El truco para un pan bien esponjoso", de su memoria brotó el momento. Ese momento que, como tanto otros, había...

    "¡Memorízalo! Pon atención", el regaño con tinte a familia surgió.

    "Tienes que amasar con los pulgares primero, con el resto de los dedos haces que entre el aire, y..."

    ¿De quién era la voz? ¿Lo ha olvidado?

    No, claro que no.

    — Un libro, ¿hm? — Surgió su voz, ronca por el reciente despertar. Calentó el café su garganta, y de su pecho, un suspiro. En el periódico sobre la mesa, de fecha anacrónica, el título de un evento que... ¿había olvidado?

    Ah, no. Ya quedó claro que eso era imposible. Memorizar era lo suyo, después de todo.

    — Qué interesante.

    El desayuno, de ella, de ambos, estaba listo. Quizás de alguna de esas voces nueves, si se apuraban.
    Sin azúcar, amargo, fuerte. Café, como el café debe de ser. Es así como a ella le gustaba, y así lo había memorizado. — Cuántas voces nuevas. En efecto. Recientemente, muchas voces nuevas, timbres distintos que mensajes escondidos, entre sus líneas, en el aire dejaban suspendidas. Todas las había memorizado. Todas. Si cerca de ella tenían que estar, era necesario. A la aguda campanilla del temporizador se adelantó, apagándola un segundo antes de su escandaloso aviso. Es que, como sólo él había despertado aún, sacrílego hubiese sido el ruido. Era temprano. Temprano; la luz del alba un candor débil. El pan salió del horno, los haces de vapor grisáceo anunciándolo. "El truco para un pan bien esponjoso", de su memoria brotó el momento. Ese momento que, como tanto otros, había... "¡Memorízalo! Pon atención", el regaño con tinte a familia surgió. "Tienes que amasar con los pulgares primero, con el resto de los dedos haces que entre el aire, y..." ¿De quién era la voz? ¿Lo ha olvidado? No, claro que no. — Un libro, ¿hm? — Surgió su voz, ronca por el reciente despertar. Calentó el café su garganta, y de su pecho, un suspiro. En el periódico sobre la mesa, de fecha anacrónica, el título de un evento que... ¿había olvidado? Ah, no. Ya quedó claro que eso era imposible. Memorizar era lo suyo, después de todo. — Qué interesante. El desayuno, de ella, de ambos, estaba listo. Quizás de alguna de esas voces nueves, si se apuraban.
    Me gusta
    Me encocora
    13
    8 turnos 0 maullidos
  • Tras las clases salí para fumar realmente lo necesitaba o quizás la llamada de alguien para salir a tomar algo.
    Tras las clases salí para fumar realmente lo necesitaba o quizás la llamada de alguien para salir a tomar algo.
    33 turnos 0 maullidos
  • Reemplazo
    Fandom Hazbin hotel
    Categoría Ciencia ficción
    Rol privado con: Valentino
    Lugar: Ciudad pentagrama, torre de los vees.

    El ataque al cielo con el cañón de Carmilla, no fue lo único que sucedió aquel día. No. Pero, fue lo único que se llevó la atencion, pese a que cerca de alli, acababa de abrirse un portal dimensional, de otro infierno de otra realidad mucho más deteriorada que aquella. Expulsando de aquel agujero dimensional a una criatura, una criatura grande, mitad reptil, mitad tiburon. Estaba inconsciente y con una jeringuilla clavaba en una de sus patas, además de llevar al cuello una mochila llena de frascos con un extraño líquido violeta.

    La brecha dimensional se cerró Yael cuerpo de la criatura comenzó a emitir vapor, quedando pronto los huesos que también se fueron evaporando dejando revelado a quien habia en su interior, Vox. Pero una versión un poco diferente, algo más alto, visiblemente más robusto sin dejar de ser delgado, con unas garras mucho más afiladas y largas. Y si bien su cabeza de pantalla era la misma, salvo por las tres hileras de dientes superiores e inferiores, su piel era mucho más dura y con una coloración que recordaba a la de un tiburón, siendo su pecho y panza blancos y el resto de un tono azulado muy parecido al de su versión normal, Quiza un poco más clara, pero recorrida por rayas de un tono más profundo que imitaba los reflejos del agua, como si de un camuflaje acuático se tratase, además tenía branquias justo en los costados.

    Tardó unos minutos más en despertar, sin embargo cuando lo hizo y vió todo su alrededor en ruinas se sintió confundido, su primer impulso fue buscar a Velvette, al menos hasta que escuchó el escándalo cerca De la Torre. Trató de ponerse en pie, sin embrago sus piernas le fallaban. Un momento… ¿En pie? Se miró las manos, si ¡Manos!¡Volvia a ser él! O al menos en parte por que sus garras eran más largas de lo que recordaba. En cualquier caso, tomó la mochila que la bestia había llevado al cuello y aunque lo intentó varias veces, fue incapaz de dar un solo paso por sí mismo, de modo que se ayudó torpemente apoyándose en las ruinas para caminar é incluso en algunos tramos se vio obligado a ir en cuatro patas. Pero, finalmente llegó y lo vió. Vió el cañón gigante, vio todos los overlords, vió a Charlie, a Alastor, sin embargo lo que le cortó el aliento fue verles a ellos. Valentino y Velvette, estaban bien y aunque su primer impulso fue salir y correr hacia ellos, se detuvo al escuchar su propia risa histérica. Solo que él no se estaba riendo. Si no que era una versión de sí mismo, se estaba viendo en aquel cañón, volviéndose total y absolutamente loco y entonces lo entendió…

    —Joder, Velvette… al final lo conseguiste…—susurró entre cortado, aunque reprimiendo las ganas de ir a golpearse a sí mismo para que se dejase de idioteces, pues aquella derrota que estaba por venir fue el principio del fin, de un error que no pensaba repetir pero ¿Como?¿Como detenerse sin llamar la atención? Entonces lo recordó, Valentino iba a arrancarle la cabeza. Giró su rostro a la torre V y sonrió. Echando la vista atras, siempre pensó que se mataría a sí mismo de volver a ponerse así, bien. Entonces ¿Por que no hacerlo? Ya apreciaba lo que tenia y no iba a perderlo de nuevo, y eñ ese infierno solo habia lugar para un Vox. Usando la corriente eléctrica no dudo, se escondió en el interior De la Torre a esperar. Era paciente, y el momento no tardaría en llegar.
    Rol privado con: [ember_silver_hare_973] Lugar: Ciudad pentagrama, torre de los vees. El ataque al cielo con el cañón de Carmilla, no fue lo único que sucedió aquel día. No. Pero, fue lo único que se llevó la atencion, pese a que cerca de alli, acababa de abrirse un portal dimensional, de otro infierno de otra realidad mucho más deteriorada que aquella. Expulsando de aquel agujero dimensional a una criatura, una criatura grande, mitad reptil, mitad tiburon. Estaba inconsciente y con una jeringuilla clavaba en una de sus patas, además de llevar al cuello una mochila llena de frascos con un extraño líquido violeta. La brecha dimensional se cerró Yael cuerpo de la criatura comenzó a emitir vapor, quedando pronto los huesos que también se fueron evaporando dejando revelado a quien habia en su interior, Vox. Pero una versión un poco diferente, algo más alto, visiblemente más robusto sin dejar de ser delgado, con unas garras mucho más afiladas y largas. Y si bien su cabeza de pantalla era la misma, salvo por las tres hileras de dientes superiores e inferiores, su piel era mucho más dura y con una coloración que recordaba a la de un tiburón, siendo su pecho y panza blancos y el resto de un tono azulado muy parecido al de su versión normal, Quiza un poco más clara, pero recorrida por rayas de un tono más profundo que imitaba los reflejos del agua, como si de un camuflaje acuático se tratase, además tenía branquias justo en los costados. Tardó unos minutos más en despertar, sin embargo cuando lo hizo y vió todo su alrededor en ruinas se sintió confundido, su primer impulso fue buscar a Velvette, al menos hasta que escuchó el escándalo cerca De la Torre. Trató de ponerse en pie, sin embrago sus piernas le fallaban. Un momento… ¿En pie? Se miró las manos, si ¡Manos!¡Volvia a ser él! O al menos en parte por que sus garras eran más largas de lo que recordaba. En cualquier caso, tomó la mochila que la bestia había llevado al cuello y aunque lo intentó varias veces, fue incapaz de dar un solo paso por sí mismo, de modo que se ayudó torpemente apoyándose en las ruinas para caminar é incluso en algunos tramos se vio obligado a ir en cuatro patas. Pero, finalmente llegó y lo vió. Vió el cañón gigante, vio todos los overlords, vió a Charlie, a Alastor, sin embargo lo que le cortó el aliento fue verles a ellos. Valentino y Velvette, estaban bien y aunque su primer impulso fue salir y correr hacia ellos, se detuvo al escuchar su propia risa histérica. Solo que él no se estaba riendo. Si no que era una versión de sí mismo, se estaba viendo en aquel cañón, volviéndose total y absolutamente loco y entonces lo entendió… —Joder, Velvette… al final lo conseguiste…—susurró entre cortado, aunque reprimiendo las ganas de ir a golpearse a sí mismo para que se dejase de idioteces, pues aquella derrota que estaba por venir fue el principio del fin, de un error que no pensaba repetir pero ¿Como?¿Como detenerse sin llamar la atención? Entonces lo recordó, Valentino iba a arrancarle la cabeza. Giró su rostro a la torre V y sonrió. Echando la vista atras, siempre pensó que se mataría a sí mismo de volver a ponerse así, bien. Entonces ¿Por que no hacerlo? Ya apreciaba lo que tenia y no iba a perderlo de nuevo, y eñ ese infierno solo habia lugar para un Vox. Usando la corriente eléctrica no dudo, se escondió en el interior De la Torre a esperar. Era paciente, y el momento no tardaría en llegar.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me encocora
    1
    12 turnos 0 maullidos
  • Me siento tan solo como mi madre ahora, quiero ir a verla, quizás me quede unos días con ella
    Me siento tan solo como mi madre ahora, quiero ir a verla, quizás me quede unos días con ella
    Me encocora
    1
    0 turnos 0 maullidos
  • Quería conocer un poco mas el mundo humano, es curioso, me agrada, pero antes no lo soportaba, quizás me estoy acostumbrando
    Quería conocer un poco mas el mundo humano, es curioso, me agrada, pero antes no lo soportaba, quizás me estoy acostumbrando
    Me gusta
    1
    0 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados