• Espero que todos hayan tenido una linda navidad
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  • — No pregunten… la navidad trajo regalos extraños.—
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  • ¡Feliz navidad!

    Más vale tarde que nunca. (?)
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  • Espero que todos hayan pasado una bonita navidad. Y sobretodo, que hayan comido muy rico. ~~
    Espero que todos hayan pasado una bonita navidad. Y sobretodo, que hayan comido muy rico. ~~
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  • Ayla Klein Nunchi Dávalos Heinrich Rosenberg

    ── Les agradezco mucho por sus presentes los guardaré con cariño.
    Siendo sincera, de la "navidad" no sé mucho, ¡nadie me dijo que en estas fechas se daban regalos! Pero les compensaré, lo prometo.
    [aylaklein19] [vortex_green_lion_252] [Heinz_Vamp] 🌹── Les agradezco mucho por sus presentes los guardaré con cariño. Siendo sincera, de la "navidad" no sé mucho, ¡nadie me dijo que en estas fechas se daban regalos! Pero les compensaré, lo prometo.
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  • — ¿Este juego es mi regalo de navidad? ... Liz, estoy nerviosa. (?
    — ¿Este juego es mi regalo de navidad? ... Liz, estoy nerviosa. (?
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  • Awww!~ está bonito
    De última hora recibí un regalo de navidad
    𝐒𝐡𝐨𝐨𝐭𝐢𝐧𝐠 𝕤𝕋𝕒𝕣 muchas gracias señorita, me gusta mucho ^^
    Feliz navidad
    Awww!~ ❤️ está bonito 🥰 De última hora recibí un regalo de navidad 🥰 [Vocaloid123] muchas gracias señorita, me gusta mucho ^^ Feliz navidad 😁
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  • — Pero, ¡es que es a ti al que mejor le queda! —Chilló Irisha mientras que forcejeaba con su hermano para hacerlo que dejara la capucha en paz. Ninguno de los dos quería ceder, pero la mayor de las gemelas no quería perder, no estaba dispuesta a ello en lo más mínimo y se le notaba por cómo su entrecejo se fruncía más y más.— Eres el único que puede llevarlo. Nadie más de nosotros puede. Aleksandr será Santa, Irina y yo seremos los duendes asistentes. ¡Es claro que necesitamos a Rudolph! Así que no te quejes y déjate el traje. Solo serán cinco fotografías, no más.

    Nikolay negó en repetidas ocasiones. En cada una intentó quitarse la ridícula capucha de su traje, pero, en cada una de esas oportunidades, la gemela siguió tirando con fuerza de ambas astas. Era demasiado ridículo verlo pelear con ella porque la diferencia de alturas y de fuerza era notoria. Solo que, cuando alguna idea retorcida se le metía en la cabeza a Irisha, sacaba fuerzas de quién sabe dónde para hacer valer todos sus derechos y caprichos.

    Finalmente, Nikolay logró alejarse después de que Irina intercediera en aquella discusión. Creía que era demasiado hacer que su hermano utilizara un traje de cuerpo completo cuando, en realidad, habría bastado un suéter adorable y una diadema que simulara las astas. ¿El problema? Que el pedido por la tienda en línea había salido mal y los artículos llegaban mucho después de navidad, si se permitían esperar las postales familiares nunca saldrían a tiempo para las festividades. Así que solo quedaba improvisar con ese traje que habían logrado rentar en una tienda de disfraces algo conocida.

    « Solo serán las cinco que dijiste. Una más y me voy. » Niko fue serio cuando movió las manos para hablar, se complicaba todo cuando las pezuñas del traje le impedían mostrar adecuadamente sus dedos o poder escribir en su teléfono, pero creía que el movimiento frenético y molesto demostraba perfectamente su enfado. « Me tendrán que compensar por esto. Me está comenzando a molestar la nariz. »


    — ¡Sí, sí, sí! Lo que tú digas, lo que tú digas. Ahora vamos adentro, Alek nos debe estar esperando para las fotografías en el estudio. También fue todo un drama convencerlo, así que portense bien. Mi papá me permitió esto, así que no dejaré que ninguno arruine mi sueño. ¿Entendiste, Rudolph?

    Nikolay rodó los ojos fastidiado. Entendía que era más fácil identificar al reno de la nariz roja sobre cualquier otro, pero su favorito siempre había sido Cupid. ¿Tan difícil era referirse a él de esa manera? Es más, sentía que habría bastado un poco de maquillaje para la cara en lugar de sufrir con esa esfera que comenzaba a irritarle la nariz. Pero, después de que se lo rogaran hasta el cansancio, no había encontrado una manera de decirle que no. Al final, Nikolay era débil cuando se trataba de sus hermanas y, especialmente, de sus deseos de un "milagro navideño" donde la familia pudiera llevarse bien.
    — Pero, ¡es que es a ti al que mejor le queda! —Chilló Irisha mientras que forcejeaba con su hermano para hacerlo que dejara la capucha en paz. Ninguno de los dos quería ceder, pero la mayor de las gemelas no quería perder, no estaba dispuesta a ello en lo más mínimo y se le notaba por cómo su entrecejo se fruncía más y más.— Eres el único que puede llevarlo. Nadie más de nosotros puede. Aleksandr será Santa, Irina y yo seremos los duendes asistentes. ¡Es claro que necesitamos a Rudolph! Así que no te quejes y déjate el traje. Solo serán cinco fotografías, no más. Nikolay negó en repetidas ocasiones. En cada una intentó quitarse la ridícula capucha de su traje, pero, en cada una de esas oportunidades, la gemela siguió tirando con fuerza de ambas astas. Era demasiado ridículo verlo pelear con ella porque la diferencia de alturas y de fuerza era notoria. Solo que, cuando alguna idea retorcida se le metía en la cabeza a Irisha, sacaba fuerzas de quién sabe dónde para hacer valer todos sus derechos y caprichos. Finalmente, Nikolay logró alejarse después de que Irina intercediera en aquella discusión. Creía que era demasiado hacer que su hermano utilizara un traje de cuerpo completo cuando, en realidad, habría bastado un suéter adorable y una diadema que simulara las astas. ¿El problema? Que el pedido por la tienda en línea había salido mal y los artículos llegaban mucho después de navidad, si se permitían esperar las postales familiares nunca saldrían a tiempo para las festividades. Así que solo quedaba improvisar con ese traje que habían logrado rentar en una tienda de disfraces algo conocida. « Solo serán las cinco que dijiste. Una más y me voy. » Niko fue serio cuando movió las manos para hablar, se complicaba todo cuando las pezuñas del traje le impedían mostrar adecuadamente sus dedos o poder escribir en su teléfono, pero creía que el movimiento frenético y molesto demostraba perfectamente su enfado. « Me tendrán que compensar por esto. Me está comenzando a molestar la nariz. » — ¡Sí, sí, sí! Lo que tú digas, lo que tú digas. Ahora vamos adentro, Alek nos debe estar esperando para las fotografías en el estudio. También fue todo un drama convencerlo, así que portense bien. Mi papá me permitió esto, así que no dejaré que ninguno arruine mi sueño. ¿Entendiste, Rudolph? Nikolay rodó los ojos fastidiado. Entendía que era más fácil identificar al reno de la nariz roja sobre cualquier otro, pero su favorito siempre había sido Cupid. ¿Tan difícil era referirse a él de esa manera? Es más, sentía que habría bastado un poco de maquillaje para la cara en lugar de sufrir con esa esfera que comenzaba a irritarle la nariz. Pero, después de que se lo rogaran hasta el cansancio, no había encontrado una manera de decirle que no. Al final, Nikolay era débil cuando se trataba de sus hermanas y, especialmente, de sus deseos de un "milagro navideño" donde la familia pudiera llevarse bien.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Me gustan los regalos de navidad ^^
    Noel muchas gracias por la bufanda señorita
    Me será muy útil para estos fríos
    Feliz navidad
    Me gustan los regalos de navidad ^^ [shirogane_noel] muchas gracias por la bufanda señorita 🥰 Me será muy útil para estos fríos 😁👌👍🤩 Feliz navidad 😁
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  • La casa de Lucia siempre olía a galletas recién horneadas en Navidad. Aquella mañana, Carmina se levantó temprano, despertada por el suave tintineo de las campanas que su abuela colgaba cada año en las ventanas. Salió de su habitación con el cabello despeinado y las pantuflas arrastrándose por el suelo, atraída por el aroma de café recién hecho y el murmullo de villancicos que provenían de la cocina.

    Al cruzar la sala, sus ojos se detuvieron en el viejo piano junto al árbol de Navidad. Sobre él descansaba una fotografía de su abuelo Pietro, su sonrisa serena iluminando el espacio. Carmina suspiró y se dirigió a la cocina, donde su abuela la esperaba con una taza de café caliente y un abrazo que podía derretir el hielo más frío.

    “Buenos días, tesoro. Hoy es un buen día para recordar, ¿no crees?” dijo Lucia, entregándole una galleta en forma de estrella.

    Carmina asintió, conmovida. “Siempre lo es, Nonna. Especialmente hoy.”

    Ambas pasaron la mañana juntas, decorando el árbol y preparando la comida navideña. Mientras horneaban galletas, Lucia le contó a Carmina cómo Pietro solía cantar villancicos mientras amasaba la masa, desafinando de forma entrañable pero logrando que todos lo siguieran en coro.

    Por la tarde, cuando las luces del árbol comenzaron a brillar, Carmina llevó a su abuela al salón. Había preparado un pequeño regalo: una vieja grabación que Pietro había hecho años atrás, donde su voz grave llenaba la habitación con un villancico.

    Lucia tomó la mano de Carmina, con los ojos brillantes por las lágrimas. "Gracias, mi niña. Es el mejor regalo que podría haber recibido."

    Esa noche, mientras escuchaban juntos la voz de Pietro y compartían recuerdos, la ausencia dejó de ser dolorosa, reemplazada por una cálida sensación de amor y gratitud que llenaba cada rincón de la casa.

    La casa de Lucia siempre olía a galletas recién horneadas en Navidad. Aquella mañana, Carmina se levantó temprano, despertada por el suave tintineo de las campanas que su abuela colgaba cada año en las ventanas. Salió de su habitación con el cabello despeinado y las pantuflas arrastrándose por el suelo, atraída por el aroma de café recién hecho y el murmullo de villancicos que provenían de la cocina. Al cruzar la sala, sus ojos se detuvieron en el viejo piano junto al árbol de Navidad. Sobre él descansaba una fotografía de su abuelo Pietro, su sonrisa serena iluminando el espacio. Carmina suspiró y se dirigió a la cocina, donde su abuela la esperaba con una taza de café caliente y un abrazo que podía derretir el hielo más frío. “Buenos días, tesoro. Hoy es un buen día para recordar, ¿no crees?” dijo Lucia, entregándole una galleta en forma de estrella. Carmina asintió, conmovida. “Siempre lo es, Nonna. Especialmente hoy.” Ambas pasaron la mañana juntas, decorando el árbol y preparando la comida navideña. Mientras horneaban galletas, Lucia le contó a Carmina cómo Pietro solía cantar villancicos mientras amasaba la masa, desafinando de forma entrañable pero logrando que todos lo siguieran en coro. Por la tarde, cuando las luces del árbol comenzaron a brillar, Carmina llevó a su abuela al salón. Había preparado un pequeño regalo: una vieja grabación que Pietro había hecho años atrás, donde su voz grave llenaba la habitación con un villancico. Lucia tomó la mano de Carmina, con los ojos brillantes por las lágrimas. "Gracias, mi niña. Es el mejor regalo que podría haber recibido." Esa noche, mientras escuchaban juntos la voz de Pietro y compartían recuerdos, la ausencia dejó de ser dolorosa, reemplazada por una cálida sensación de amor y gratitud que llenaba cada rincón de la casa.
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