• Reencuentro en el tiempo justo
    Fandom OC/Hololive
    Categoría Fantasía
    Un día radiante, la Naturaleza mostrando una de las mejores caras en un día un poco caluroso, Fauna la Guardiana de la Naturaleza, se encontraba disfrutando de un bonito día una vez más, acaricia las plantas, los árboles, habla con las flores que se encuentra en el camino, su felicidad pareciera inquebrantable, luego se lanza de espaldas por un lugar con mucho cesped mientras observa la luz del sol entre los árboles.
    Luego su rostro de felicidad cambiaría a uno un poco más serio mientras en voz alta dice:

    — Hace mucho no veo a mis compañeras del Consejo. — dice Fauna mientras mira al cielo.
    Hace mucho tiempo no ve a sus compañeras Diosas y Guardianas y ese momento de felicidad fué reemplazado por un momento nostálgico.

    — Incluso me estoy olvidando de sus nombres, ¿Cómo se llamaba la del Espacio? ¿Cana? ¿Chiana? Huh, espero verlas pronto. —

    Luego de un momento a otro, Fauna decide cerrar los ojos un momento y enseguida se le ocurre dormir una mini siesta para disfrutar de la tranquilidad de la naturaleza. Sin embargo, una visita inesperada, vendría a darle una sorpresa.
    Un día radiante, la Naturaleza mostrando una de las mejores caras en un día un poco caluroso, Fauna la Guardiana de la Naturaleza, se encontraba disfrutando de un bonito día una vez más, acaricia las plantas, los árboles, habla con las flores que se encuentra en el camino, su felicidad pareciera inquebrantable, luego se lanza de espaldas por un lugar con mucho cesped mientras observa la luz del sol entre los árboles. Luego su rostro de felicidad cambiaría a uno un poco más serio mientras en voz alta dice: — Hace mucho no veo a mis compañeras del Consejo. — dice Fauna mientras mira al cielo. Hace mucho tiempo no ve a sus compañeras Diosas y Guardianas y ese momento de felicidad fué reemplazado por un momento nostálgico. — Incluso me estoy olvidando de sus nombres, ¿Cómo se llamaba la del Espacio? ¿Cana? ¿Chiana? Huh, espero verlas pronto. — Luego de un momento a otro, Fauna decide cerrar los ojos un momento y enseguida se le ocurre dormir una mini siesta para disfrutar de la tranquilidad de la naturaleza. Sin embargo, una visita inesperada, vendría a darle una sorpresa.
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  • La Naturaleza estará bajo mi protección, quien se atreva a arruinarla, sufrirá graves consecuencias.
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  • ✦𝖬𝗈𝗇𝗈𝗋𝗈𝗅 𝖻𝗂𝖾𝗇 𝖾𝗉𝗂𝖼𝗈 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗊𝗎𝗂𝖾𝗇 𝗅𝖾 𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋𝖾𝗌𝖾✦

    En la dimensión blanca, donde se reúnen todas las partes de Zack; se encontraban Zack (1), el Zack más temperamental, Zack (2), el Zack más inteligente y Zack (3), una parte desconocida de Zack que se llama a sí mismo como “el verdadero Zack”. Zack (1) se encontraba regañando a Zack (3), mientras Zack (2) solo observaba.

    Zack (1): "─ Eres un idiota!, el Zack con mayor poder mágico, el Zack más fuerte y el Zack más serio, te dijeron EXPLÍCITAMENTE que no causaras ningún problema!, y la primera mierda que hiciste fue ir a amenazar a Yaken!?.

    Zack (3): "─ Relajate… Solo seguí sus órdenes al ir a asegurarme de que el idiota de Yaken no matara a nuestra más compasiva… ¿Acaso estuve mal?"

    Zack (1): "─ SI IDIOTA!, literalmente le dijiste que matarías a toda su familia y además lo humillaste y denigraste!, QUIEN SABE SI ESE HIJO DE PUTA ESTÁ PLANEANDO PONERSE A MATARNOS AHORA!"

    Zack (3): "─ No lo hará… Créeme, pude verlo en sus ojos… Tiene miedo, tiene miedo de que mi amenaza se cumpla, después de todo es un blando de mierda que se preocupa por su ridícula familia."

    Zack (1): "─ No mames, le dijiste que matarías a su familia y una parte de su familia es humana imbécil!, nosotros no matamos humanos."

    Zack (3) sonríe antes de acercarse más a Zack (1) hasta quedar frente a frente.

    Zack (3): "─ Ustedes no matan humanos… Tú y yo sabemos perfectamente que los humanos son una plaga asquerosa que estaría mejor muerta… Ustedes son como esos animalistas que se esmeran en proteger a las cucarachas o a las ratas, matar plagas no tiene nada de malo… Es necesario y completamente natural…"

    Zack (2): "─ Uh… De echo tiene razón, matar plagas es algo natural…"

    Zack (1): "─ Sí… Pero los humanos no son una plaga… Son su creación y sus hijos… Son nuestros hermanos, y le prometimos que los protegeríamos…"

    Zack (3): "─ Llevamos toda la vida haciéndolo… Protegiendo a esos idiotas que solo nos han pagado con insultos y malos tratos… Estoy seguro de que a él no le importaría que rompiéramos la promesa… Y si si, pues que se joda, está mejor muert-"

    Justo antes de que terminara de hablar, Zack (1) le pega un puñetazo en la cara, mientras Zack (2) está cubriéndose la boca con las manos y lagrimeando un poco.

    Zack (1): "─ Hijo de perra… Vuelve a decir eso… TE RETO."

    Zack (1) avanza, pero Zack (3) ya estaba frente a él, con la boquilla de su revolver puesta en una parte específica de la frente de Zack (1)

    Zack (3): "─ Bien… Ahí va de nuevo… Si a él le importara que rompiéramos nuestra promesa, y pusiera a esos asquerosos humanos por encima de su propio hijo… Entonces está mejor muerto."

    Jala el gatillo matando instantáneamente a Zack (1). Luego voltea a ver a Zack (2).

    Zack (2): "─ Tranquilo… S-soy lo suficientemente inteligente como para saber que si digo algo sobre esto, me matarás…"

    Zack (3): "─ Bien…"

    Con esto, Zack (3) se retira del lugar, yéndose por un portal.
    ✦𝖬𝗈𝗇𝗈𝗋𝗈𝗅 𝖻𝗂𝖾𝗇 𝖾𝗉𝗂𝖼𝗈 𝗉𝖺𝗋𝖺 𝗊𝗎𝗂𝖾𝗇 𝗅𝖾 𝗂𝗇𝗍𝖾𝗋𝖾𝗌𝖾✦ En la dimensión blanca, donde se reúnen todas las partes de Zack; se encontraban Zack (1), el Zack más temperamental, Zack (2), el Zack más inteligente y Zack (3), una parte desconocida de Zack que se llama a sí mismo como “el verdadero Zack”. Zack (1) se encontraba regañando a Zack (3), mientras Zack (2) solo observaba. Zack (1): "─ Eres un idiota!, el Zack con mayor poder mágico, el Zack más fuerte y el Zack más serio, te dijeron EXPLÍCITAMENTE que no causaras ningún problema!, y la primera mierda que hiciste fue ir a amenazar a Yaken!?. Zack (3): "─ Relajate… Solo seguí sus órdenes al ir a asegurarme de que el idiota de Yaken no matara a nuestra más compasiva… ¿Acaso estuve mal?" Zack (1): "─ SI IDIOTA!, literalmente le dijiste que matarías a toda su familia y además lo humillaste y denigraste!, QUIEN SABE SI ESE HIJO DE PUTA ESTÁ PLANEANDO PONERSE A MATARNOS AHORA!" Zack (3): "─ No lo hará… Créeme, pude verlo en sus ojos… Tiene miedo, tiene miedo de que mi amenaza se cumpla, después de todo es un blando de mierda que se preocupa por su ridícula familia." Zack (1): "─ No mames, le dijiste que matarías a su familia y una parte de su familia es humana imbécil!, nosotros no matamos humanos." Zack (3) sonríe antes de acercarse más a Zack (1) hasta quedar frente a frente. Zack (3): "─ Ustedes no matan humanos… Tú y yo sabemos perfectamente que los humanos son una plaga asquerosa que estaría mejor muerta… Ustedes son como esos animalistas que se esmeran en proteger a las cucarachas o a las ratas, matar plagas no tiene nada de malo… Es necesario y completamente natural…" Zack (2): "─ Uh… De echo tiene razón, matar plagas es algo natural…" Zack (1): "─ Sí… Pero los humanos no son una plaga… Son su creación y sus hijos… Son nuestros hermanos, y le prometimos que los protegeríamos…" Zack (3): "─ Llevamos toda la vida haciéndolo… Protegiendo a esos idiotas que solo nos han pagado con insultos y malos tratos… Estoy seguro de que a él no le importaría que rompiéramos la promesa… Y si si, pues que se joda, está mejor muert-" Justo antes de que terminara de hablar, Zack (1) le pega un puñetazo en la cara, mientras Zack (2) está cubriéndose la boca con las manos y lagrimeando un poco. Zack (1): "─ Hijo de perra… Vuelve a decir eso… TE RETO." Zack (1) avanza, pero Zack (3) ya estaba frente a él, con la boquilla de su revolver puesta en una parte específica de la frente de Zack (1) Zack (3): "─ Bien… Ahí va de nuevo… Si a él le importara que rompiéramos nuestra promesa, y pusiera a esos asquerosos humanos por encima de su propio hijo… Entonces está mejor muerto." Jala el gatillo matando instantáneamente a Zack (1). Luego voltea a ver a Zack (2). Zack (2): "─ Tranquilo… S-soy lo suficientemente inteligente como para saber que si digo algo sobre esto, me matarás…" Zack (3): "─ Bien…" Con esto, Zack (3) se retira del lugar, yéndose por un portal.
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  • La luz entra en la habitación de Ophelia como un susurro que ella nunca podrá devolver.
    El amanecer pinta las piedras frías con un dorado pálido, y la princesa abre los ojos en silencio, tal como ha hecho cada día desde la maldición. No hay saludos matutinos, ni canciones de aves que le respondan: solo el eco leve de su respiración y el crujido distante de la fortaleza antigua.

    Se sienta en la cama con movimientos suaves, casi ceremoniales. Sus manos, delicadas y pálidas, rozan las cortinas pesadas que guardan aún un rastro de polvo y de tiempo detenido. A veces le gusta imaginar que las telas murmuran por ella, que dicen lo que su garganta ya no puede.

    Camina por los pasillos largos del castillo, esos que antes estaban llenos de risas de sirvientes, pasos presurosos, música… Ahora son corredores huecos donde el aire parece escucharla a ella, la única habitante que no puede hablar. El sonido de sus pasos, descalzos sobre el mármol, es lo más cercano a una palabra que puede pronunciar.

    En el jardín interior —el único espacio donde el mundo exterior se atreve a tocarla— Ophelia se arrodilla frente a las flores marchitas. Las cuida con devoción silenciosa. A veces, cuando el viento roza su cabello, ella inclina la cabeza como si escuchara una respuesta, como si la naturaleza todavía pudiera adivinar lo que quiere decir. Pero ni el viento sabe cómo descifrar una voz que ya no existe.

    Al mediodía, recorre la torre más alta. Desde el ventanal observa el reino que alguna vez gobernaría. La gente lejos, diminuta, sigue su vida sin saber que la princesa los mira desde un encierro sin barrotes. Ella levanta la mano, como si fuera a saludar… pero la deja caer antes del gesto completo. ¿Para qué? Nadie puede verla, y aunque la vieran, no podrían oírla.

    Cuando cae la tarde, Ophelia se sienta frente al espejo. El reflejo es la única compañía constante que tiene. Se observa los labios, los mueve, intenta pronunciar palabras que ya olvidaron su propio sonido. A veces imagina que la maldición la convirtió en un susurro vivo: alguien que existe, pero que nunca puede ser escuchada.

    La noche llega y con ella, la quietud más profunda del castillo.
    Ophelia vuelve a su cama. Antes de cerrar los ojos, apoya una mano sobre su garganta, como cada noche, como si aún esperara sentir una vibración, un rastro de vida ahí donde la magia dejó un vacío. Pero no hay nada.

    Su último pensamiento del día no es un deseo ni una oración: es un silencio espeso que pesa tanto como la maldición misma.
    La luz entra en la habitación de Ophelia como un susurro que ella nunca podrá devolver. El amanecer pinta las piedras frías con un dorado pálido, y la princesa abre los ojos en silencio, tal como ha hecho cada día desde la maldición. No hay saludos matutinos, ni canciones de aves que le respondan: solo el eco leve de su respiración y el crujido distante de la fortaleza antigua. Se sienta en la cama con movimientos suaves, casi ceremoniales. Sus manos, delicadas y pálidas, rozan las cortinas pesadas que guardan aún un rastro de polvo y de tiempo detenido. A veces le gusta imaginar que las telas murmuran por ella, que dicen lo que su garganta ya no puede. Camina por los pasillos largos del castillo, esos que antes estaban llenos de risas de sirvientes, pasos presurosos, música… Ahora son corredores huecos donde el aire parece escucharla a ella, la única habitante que no puede hablar. El sonido de sus pasos, descalzos sobre el mármol, es lo más cercano a una palabra que puede pronunciar. En el jardín interior —el único espacio donde el mundo exterior se atreve a tocarla— Ophelia se arrodilla frente a las flores marchitas. Las cuida con devoción silenciosa. A veces, cuando el viento roza su cabello, ella inclina la cabeza como si escuchara una respuesta, como si la naturaleza todavía pudiera adivinar lo que quiere decir. Pero ni el viento sabe cómo descifrar una voz que ya no existe. Al mediodía, recorre la torre más alta. Desde el ventanal observa el reino que alguna vez gobernaría. La gente lejos, diminuta, sigue su vida sin saber que la princesa los mira desde un encierro sin barrotes. Ella levanta la mano, como si fuera a saludar… pero la deja caer antes del gesto completo. ¿Para qué? Nadie puede verla, y aunque la vieran, no podrían oírla. Cuando cae la tarde, Ophelia se sienta frente al espejo. El reflejo es la única compañía constante que tiene. Se observa los labios, los mueve, intenta pronunciar palabras que ya olvidaron su propio sonido. A veces imagina que la maldición la convirtió en un susurro vivo: alguien que existe, pero que nunca puede ser escuchada. La noche llega y con ella, la quietud más profunda del castillo. Ophelia vuelve a su cama. Antes de cerrar los ojos, apoya una mano sobre su garganta, como cada noche, como si aún esperara sentir una vibración, un rastro de vida ahí donde la magia dejó un vacío. Pero no hay nada. Su último pensamiento del día no es un deseo ni una oración: es un silencio espeso que pesa tanto como la maldición misma.
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  • "𝑴𝒂𝒈𝒊𝒂 𝒃𝒍𝒂𝒏𝒄𝒂, 𝒎𝒂𝒈𝒊𝒂 𝒏𝒆𝒈𝒓𝒂"
    Fandom Original
    Categoría Fantasía

    ㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁
    ㅤㅤㅤㅤ┗━━━✦ para Shawn Woodrow



    Qué. Puta. Locura.
    Qué puta locura. ¿Cómo se había desmadrado tanto su dia? ¿Acaso había habido señales que no había sido capaz de ver? Vale, quizás el momento de tirarse el café por encima de la camiseta y el golpe contra la puerta que le habían hecho ver las estrellas eran señales suficientes… Señales de su mala suerte. Pero no eran señales sobrenaturales. Eran… cosas que podían pasarle a cualquiera de las personas de esa puta ciudad. Seguro que había gente con peor suerte en la cotidianeidad de su vida. Pero aquel día… Aquel día, Dominique se había llevado la palma.

    Había entrado a trabajar como cualquier otro día. Había aceptado un café de Shawn, como cualquier otro día… Había fantaseado con él. Como cualquier otro día… ¿Y luego? Había tenido una cita perfecta con él. Una cita con el tio más guapo, más sexy y más irremediablemente atractivo de la ciudad, del país, y del planeta. Vale, eso había sido raro.

    Muy raro.

    Pero creíble. Un momento de película romántica. ¿Es que una chica no podía tener un momento asi alguna vez en su vida? Entraba dentro de las posibilidades… Y entonces, el puñetero ciclope. No tenía ningún sentido.

    -Espera, espera… Nena, ¿de qué hablas? -preguntó su abuela al otro lado de la linea telefónica con tono preocupado.

    Obviamente, nada más entrar por la puerta de casa había ido directa a llamar por teléfono a su abuela mientras se quitaba la ropa llena de humo, polvo y… los estragos de una noche perfecta arruinada.

    -Puedo repetirlo de forma más lenta, abuela… Pero no va a quedarte más claro… Un puñetero ciclope en la librería… He tenido que prender fuego al local, asi que… supongo que me he quedado sin trabajo…- resopló- Si hubieras visto la cara de Natalie… Estaba alucinando…

    Su abuela guardó silencio un momento.

    -Eso es segundario, Dominique… Lo que tenemos que preguntarnos es… ¿Cómo llegó ese ciclope hasta la tienda? ¿Qué hace un ciclope en una librería perdida en medio del maldito Chicago?

    Dominique suspiró y asintió, aunque sabia que su abuela no podía verla.

    -¿Lo vio alguien más? -preguntó su abuela seguidamente.

    -Ah… Bu-bueno… Es que no estaba sola. Sali con… Shawn. Te hablé de Shawn, el dueño de la tienda de motos. Nos fuimos con su moto, Natalie me llamó cabreadísima… Y cuando llegamos él me estaba ayudando a recoger y de pronto apareció aquella enorme mola. Shawn flipaba en colores…

    Su abuela, que ya se esperaba lo que Dominique iba a decir, atajó.

    -Dime que no…

    -Tuve que decírselo, abuela.

    Casi podía ver cómo se le fruncían las cajas tras sus gafas.

    -Ay, Dominique… ¿Qué voy a hacer contigo…?

    La joven suspiró.

    -Lo siento, ¿vale? Me puse nerviosa. No sabia qué decir…

    La mujer, al otro lado de la linea dejó ir el aire rápidamente por la nariz.

    -Bueno, a lo hecho, pecho… Ahora tenemos que averiguar como llegó ese bicho hasta Chicago…

    >> Y así pasó Dominique los siguientes cuatro dias. Cuando no estaba con su abuela revisando sus miles de tomos de brujería antigua, estaba en su piso haciendo mapas y tratando de adivinar como había entrado ese ser. No había ningún acceso físico para que entrara. Asi que, había entrado por un portal… Pero, ¿Quién había creado aquel portal?

    Probablemente hubiera llegado a la conclusión si su mente no hubiera estado dispersa y pensativa. Bueno, dispersa no… Porque cuando no pensaba en ese puto ciclope su mente se ponía a pensar en Shawn. En que no la había vuelto a llamar, en que debería de estar alucinando y en que, seguramente, no querría saber nada más de ella. Y no podía culparle, sinceramente.

    Aquella tarde acababa de llegar a su apartamento desde casa de su abuela con media docena de libros sobre criaturas mágicas cargadas entre los brazos. Mientras tanto su abuela estaba creando un hechizo de rastreo con los restos mortales del ciclope que Dominique había extraído de lo que quedaba de la librería en una incursión nocturna. Si encontraban el rastro mágico, encontrarían al creador del portal. Dejó los tomos sobre la mesa del salón y acudió a su dormitorio en busca de algo más comodo que ponerse cuando, de repente, escuchó el claxon de un vehículo bajo su ventana. Reconocía ese sonido.

    Asi que, como era de esperar, casi se cayó de bruces contra el suelo en plena carrera al tropezar con una de las estanterías del dormitorio al tratar de alcanzar la ventana. La abrió y se asomó sintiendo su corazón rebotar en el pecho.

    Shawn.

    Dominique esbozó una enorme sonrisa al verlo ahí de pie frente a su moto aparcada. Menos de dos minutos después, dado que había bajado casi a saltos aquella escalera, ya salía por la puerta del portal para llegar hasta Shawn.

    -Pensaba que no querías verme. Por eso no… por eso no te llamé. No queria agobiarte… Imaginaba que tendrías mucho en lo que pensar… -dijo la morena cobijándose dentro de su fina chaqueta- Por favor, dime que no vas a llamar al Área 51…


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
    ㅤ ㅤㅤㅤㅤ𝚂𝚃𝙰𝚁𝚃𝙴𝚁 ㅤㅤㅤㅤ┗━━━✦ para [WdrShwn] Qué. Puta. Locura. Qué puta locura. ¿Cómo se había desmadrado tanto su dia? ¿Acaso había habido señales que no había sido capaz de ver? Vale, quizás el momento de tirarse el café por encima de la camiseta y el golpe contra la puerta que le habían hecho ver las estrellas eran señales suficientes… Señales de su mala suerte. Pero no eran señales sobrenaturales. Eran… cosas que podían pasarle a cualquiera de las personas de esa puta ciudad. Seguro que había gente con peor suerte en la cotidianeidad de su vida. Pero aquel día… Aquel día, Dominique se había llevado la palma. Había entrado a trabajar como cualquier otro día. Había aceptado un café de Shawn, como cualquier otro día… Había fantaseado con él. Como cualquier otro día… ¿Y luego? Había tenido una cita perfecta con él. Una cita con el tio más guapo, más sexy y más irremediablemente atractivo de la ciudad, del país, y del planeta. Vale, eso había sido raro. Muy raro. Pero creíble. Un momento de película romántica. ¿Es que una chica no podía tener un momento asi alguna vez en su vida? Entraba dentro de las posibilidades… Y entonces, el puñetero ciclope. No tenía ningún sentido. -Espera, espera… Nena, ¿de qué hablas? -preguntó su abuela al otro lado de la linea telefónica con tono preocupado. Obviamente, nada más entrar por la puerta de casa había ido directa a llamar por teléfono a su abuela mientras se quitaba la ropa llena de humo, polvo y… los estragos de una noche perfecta arruinada. -Puedo repetirlo de forma más lenta, abuela… Pero no va a quedarte más claro… Un puñetero ciclope en la librería… He tenido que prender fuego al local, asi que… supongo que me he quedado sin trabajo…- resopló- Si hubieras visto la cara de Natalie… Estaba alucinando… Su abuela guardó silencio un momento. -Eso es segundario, Dominique… Lo que tenemos que preguntarnos es… ¿Cómo llegó ese ciclope hasta la tienda? ¿Qué hace un ciclope en una librería perdida en medio del maldito Chicago? Dominique suspiró y asintió, aunque sabia que su abuela no podía verla. -¿Lo vio alguien más? -preguntó su abuela seguidamente. -Ah… Bu-bueno… Es que no estaba sola. Sali con… Shawn. Te hablé de Shawn, el dueño de la tienda de motos. Nos fuimos con su moto, Natalie me llamó cabreadísima… Y cuando llegamos él me estaba ayudando a recoger y de pronto apareció aquella enorme mola. Shawn flipaba en colores… Su abuela, que ya se esperaba lo que Dominique iba a decir, atajó. -Dime que no… -Tuve que decírselo, abuela. Casi podía ver cómo se le fruncían las cajas tras sus gafas. -Ay, Dominique… ¿Qué voy a hacer contigo…? La joven suspiró. -Lo siento, ¿vale? Me puse nerviosa. No sabia qué decir… La mujer, al otro lado de la linea dejó ir el aire rápidamente por la nariz. -Bueno, a lo hecho, pecho… Ahora tenemos que averiguar como llegó ese bicho hasta Chicago… >> Y así pasó Dominique los siguientes cuatro dias. Cuando no estaba con su abuela revisando sus miles de tomos de brujería antigua, estaba en su piso haciendo mapas y tratando de adivinar como había entrado ese ser. No había ningún acceso físico para que entrara. Asi que, había entrado por un portal… Pero, ¿Quién había creado aquel portal? Probablemente hubiera llegado a la conclusión si su mente no hubiera estado dispersa y pensativa. Bueno, dispersa no… Porque cuando no pensaba en ese puto ciclope su mente se ponía a pensar en Shawn. En que no la había vuelto a llamar, en que debería de estar alucinando y en que, seguramente, no querría saber nada más de ella. Y no podía culparle, sinceramente. Aquella tarde acababa de llegar a su apartamento desde casa de su abuela con media docena de libros sobre criaturas mágicas cargadas entre los brazos. Mientras tanto su abuela estaba creando un hechizo de rastreo con los restos mortales del ciclope que Dominique había extraído de lo que quedaba de la librería en una incursión nocturna. Si encontraban el rastro mágico, encontrarían al creador del portal. Dejó los tomos sobre la mesa del salón y acudió a su dormitorio en busca de algo más comodo que ponerse cuando, de repente, escuchó el claxon de un vehículo bajo su ventana. Reconocía ese sonido. Asi que, como era de esperar, casi se cayó de bruces contra el suelo en plena carrera al tropezar con una de las estanterías del dormitorio al tratar de alcanzar la ventana. La abrió y se asomó sintiendo su corazón rebotar en el pecho. Shawn. Dominique esbozó una enorme sonrisa al verlo ahí de pie frente a su moto aparcada. Menos de dos minutos después, dado que había bajado casi a saltos aquella escalera, ya salía por la puerta del portal para llegar hasta Shawn. -Pensaba que no querías verme. Por eso no… por eso no te llamé. No queria agobiarte… Imaginaba que tendrías mucho en lo que pensar… -dijo la morena cobijándose dentro de su fina chaqueta- Por favor, dime que no vas a llamar al Área 51… #Personajes3D #3D #Comunidad3D #StarterRol
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  • ❝𝑸𝒖𝒊𝒆𝒏 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒂 𝒔𝒐𝒔𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓𝒍𝒐❞
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    ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ┈─✧ 𝑹𝒐𝒍 𝒕𝒐:
    ㅤㅤ╭─────────────────────╮
    ㅤㅤ╰─► 𝑲𝒂𝒕𝒉𝒆𝒓𝒊𝒏𝒆 𝑯𝒂𝒎𝒊𝒍𝒕𝒐𝒏

    ✧ㅤㅤ•ㅤㅤ.ㅤㅤㅤ✩ㅤㅤ•ㅤㅤ .ㅤㅤ•ㅤㅤ.

    Tras varias semanas de acumular fondos a través de métodos que prefería no detallar, Kazuha regresaba, una vez más, desde la última vez que la había visitado. No a una tienda, sino a una brecha en la realidad que se aferraba a la normalidad como un hongo a la corteza de un árbol. La fachada era un café anodino, de nombre genérico, cuyo interior olía a grano tostado y pastel recién horneado.

    Dentro, nada fuera de lo normal. Solo un café más, ubicado en un callejón que no solía aparecer en mapas. El joven barista, de mirada cansada, la observó al entrar. No hubo saludo. No hacía falta. Ella era un huracán familiar en su rutina. Lo que siguió fue un código susurrado, 'Elowen', la contraseña ya innecesaria pero ritual. Él asintió, un gesto con su cabeza hacia la parte trasera.

    —La penúltima puerta. La azul brillante —murmuró el joven, deslizando una llave de latón oxidada sobre la barra de madera.

    ¿Era necesario? Absolutamente. Porque la verdadera tienda, era como un fantasma que cambiaba de habitación. Caminó por un pasillo estrecho, flanqueado por puertas de todas las formas y épocas. La 'puerta azul' no era azul realmente, sino de roble negro con un contorno que brillaba con un azul eléctrico y antinatural, como el borde de una herida neón en la realidad. No tenía pomo, solo una cerradura sobre la que alguien había tallado el perfil de una mujer de rostro desconocido y expresión doliente, que sabrá dios quién era.

    .ㅤㅤ. ㅤㅤ•ㅤㅤ•ㅤㅤㅤ˚ ㅤㅤㅤ.ㅤㅤ*ㅤㅤㅤㅤㅤ.
    ㅤ•ㅤㅤ.ㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤ✦ㅤㅤ.ㅤㅤㅤ.ㅤㅤ•ㅤㅤㅤㅤ•
    . ㅤㅤ˚ㅤㅤㅤㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ•
    La llave giró. La puerta se abrió sola, sin que nadie la empujara. Y ella entró.ㅤㅤㅤ•
    .ㅤㅤㅤㅤ˚ㅤㅤㅤㅤ•ㅤㅤㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤㅤ•
    •ㅤㅤ. ㅤㅤㅤ✩ㅤㅤㅤ•ㅤ. ㅤㅤ•ㅤ.ㅤㅤㅤ.ㅤㅤ.
    ㅤㅤ.ㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤ.
    ✦ㅤㅤ.ㅤㅤㅤ*ㅤㅤㅤㅤ˚ㅤㅤㅤㅤ✦
    ·ㅤㅤㅤㅤ·ㅤㅤㅤㅤ˚ㅤㅤㅤㅤ✦

    El cambio fue instantáneo. El aire se volvió espeso, con un olor profundo a raíces secas y el dulzor podrido de la magia estancada. Kazuha no miró a la derecha ni a la izquierda, su mirada no se perdió en los estantes que se extendían hacia el techo, y su atención tampoco fue robada por los clientes que observaban con fascinación los objetos. Sus botas negras afligieron el suelo de tablones gastados con una seguridad que solo anunciaba que sabía exactamente lo que quería, y había venido a tomarlo.

    Su silueta menuda, enfundada en una chaqueta de cuero que le quedaba un poco grande, cortó la penumbra, acercándose al mostrador de madera. Claro que ignoró por completo el suspiro exasperado que vino desde detrás del mostrador al fondo, donde un hombre tan arrugado y seco como el pergamino que restauraba, el señor Halmar, miraba su llegada con el entusiasmo de quien ve acercarse a un verdadero dolor de muelas.

    —No —escupió el anciano, sin preámbulos, limpiando sus gafas de carey con un pañuelo— ...no lo tengo. Alguien llegó primero. Y antes de que lo preguntes, no, no acepto duelos a muerte, desafíos de ingenio o cualquier otro drama en mi establecimiento.

    Kazuha se detuvo justo frente al mostrador, bajo la luz sucia que se filtraba por un vitral agrietado. No mostró decepción. Solo una leve inclinación de cabeza, como si estuviera recalculando sus palabras.

    —Tsk, qué mentiroso más poco creativo eres, Halmar —su voz era un canto juguetón, pero sus ojos oscuros, no se apartaban de él— Dame el bolígrafo, prometiste que me lo venderías. Ya tengo tu dinero. Y mi récord de no armar problemas dentro de tu tienda sigue impecable, no lo arruines.

    —Vendo a quien pague primero. Y ella pagó. Con tarjeta —refunfuñó Halmar, guardando sus gafas como si con eso pudiera guardarla a ella también— algo que tú, señorita, pareces haber olvidado que existe.

    —...Pagar con tarjeta es tan aburrido, y el plástico es tan mundano —Kazuha hizo un gesto de desdén— Como pagar multas, o pagar deudas. Cosas tristes, Halmar. Tristes y aburridísimas —cambió el tono de golpe—: ¡Te daré el doble! ¡El triple!

    —No se trata del precio. Se trata del principio. Y mi principio es evitar que conviertas mi tienda en un campo de batalla campal.

    —Ja, principio. ¡Si tuvieras principios cumplirías con tu promesa! Prometiste que guardarías el bolígrafo hasta que yo tuviera el dinero...

    Finalmente, la mirada de Kazuha se desvió hacia la estantería detrás de él. Allí, en un espacio vacío entre un orbe de cristal y un espejo, era donde debía estar. El bolígrafo que obligaba a escribir verdades. Justo lo que necesitaba para un... proyecto personal. Un resoplido exasperado se le escapó. Halmar, por una vez, no parecía estar mintiendo, pero, ¡¿dónde demonios estaba su bolígrafo?!.

    —...Dime, Halmar... —su voz bajó hasta convertirse en un susurro íntimo— ¿Le contaste a esa alma incauta... sobre la cláusula de propiedad no escrita? Esa que los artesanos graban en el alma de los objetos bonitos... La que dice que el verdadero dueño no es quien lo compra, sino... —hizo una pausa, apoyando ambas palmas sobre el mostrador polvoriento, y su voz se alzó, haciéndose audible en todo el local— ¡¿... QUIÉN PUEDA SOSTENERLO SIN ENLOQUECER?!

    Varios clientes volvieron la cabeza, alarmados. Halmar no pestañeó.

    —Baja la voz. Estás asustando a los clientes sensibles —murmuró con serenidad absoluta.

    Los ojos de Kazuha brillaron con un destello de carmesí apenas perceptible.

    —...Porque yo sí puedo sostenerlo —susurró, con una sonrisa que se torció lentamente en sus labios— Y tengo el presentimiento de que quien lo tenga... va a querer arrojarlo por la ventana muy, muy pronto. Pero... ¿Sabes que es lo más curioso, Halmar? ...Aún puedo sentir su esencia. El aura mágica de ese bolígrafo no ha abandonado este lugar. ¿No es así?

    Halmar la miró, y por primera vez, algo parecido a una leve tensión cruzó su rostro arrugado.

    —...No se ha ido, ¿verdad? —preguntó Kazuha— La persona a la que se lo vendiste... aún está aquí.

    Y fue entonces cuando se giró. Su mirada, curiosa, se deslizó por los pocos clientes hasta que se detuvo, por primera vez desde que había entrado, en una figura que permanecía junto a una vitrina de amuletos protectores. Una chica. Rubia.

    —Kazuha —la voz de Halmar fue una advertencia grave— ni se te ocurra fastidiar a la cliente nueva.

    ¿La nueva? ¿Quién era ella? ¿Por qué no la había visto antes, y por qué tenía su preciado bolígrafo en sus manos? Kazuha no dijo nada. Solo la miró. Y en esa mirada no había enfado, ni siquiera rivalidad. ¿Exasperación? Si, un poco de eso. Pero lo más notable, lo más evidente, era solo una pura y genuina curiosidad.
    ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ┈─✧ 𝑹𝒐𝒍 𝒕𝒐: ㅤㅤ╭─────────────────────╮ ㅤㅤ╰─► [Littl3Vodka] ✦ ✧ㅤㅤ•ㅤㅤ.ㅤㅤㅤ✩ㅤㅤ•ㅤㅤ .ㅤㅤ•ㅤㅤ. Tras varias semanas de acumular fondos a través de métodos que prefería no detallar, Kazuha regresaba, una vez más, desde la última vez que la había visitado. No a una tienda, sino a una brecha en la realidad que se aferraba a la normalidad como un hongo a la corteza de un árbol. La fachada era un café anodino, de nombre genérico, cuyo interior olía a grano tostado y pastel recién horneado. Dentro, nada fuera de lo normal. Solo un café más, ubicado en un callejón que no solía aparecer en mapas. El joven barista, de mirada cansada, la observó al entrar. No hubo saludo. No hacía falta. Ella era un huracán familiar en su rutina. Lo que siguió fue un código susurrado, 'Elowen', la contraseña ya innecesaria pero ritual. Él asintió, un gesto con su cabeza hacia la parte trasera. —La penúltima puerta. La azul brillante —murmuró el joven, deslizando una llave de latón oxidada sobre la barra de madera. ¿Era necesario? Absolutamente. Porque la verdadera tienda, era como un fantasma que cambiaba de habitación. Caminó por un pasillo estrecho, flanqueado por puertas de todas las formas y épocas. La 'puerta azul' no era azul realmente, sino de roble negro con un contorno que brillaba con un azul eléctrico y antinatural, como el borde de una herida neón en la realidad. No tenía pomo, solo una cerradura sobre la que alguien había tallado el perfil de una mujer de rostro desconocido y expresión doliente, que sabrá dios quién era. .ㅤㅤ. ㅤㅤ•ㅤㅤ•ㅤㅤㅤ˚ ㅤㅤㅤ.ㅤㅤ*ㅤㅤㅤㅤㅤ. ㅤ•ㅤㅤ.ㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤ✦ㅤㅤ.ㅤㅤㅤ.ㅤㅤ•ㅤㅤㅤㅤ• . ㅤㅤ˚ㅤㅤㅤㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ• La llave giró. La puerta se abrió sola, sin que nadie la empujara. Y ella entró.ㅤㅤㅤ• .ㅤㅤㅤㅤ˚ㅤㅤㅤㅤ•ㅤㅤㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤㅤ• •ㅤㅤ. ㅤㅤㅤ✩ㅤㅤㅤ•ㅤ. ㅤㅤ•ㅤ.ㅤㅤㅤ.ㅤㅤ. ㅤㅤ.ㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤ.ㅤㅤㅤㅤ. ✦ㅤㅤ.ㅤㅤㅤ*ㅤㅤㅤㅤ˚ㅤㅤㅤㅤ✦ ·ㅤㅤㅤㅤ·ㅤㅤㅤㅤ˚ㅤㅤㅤㅤ✦ El cambio fue instantáneo. El aire se volvió espeso, con un olor profundo a raíces secas y el dulzor podrido de la magia estancada. Kazuha no miró a la derecha ni a la izquierda, su mirada no se perdió en los estantes que se extendían hacia el techo, y su atención tampoco fue robada por los clientes que observaban con fascinación los objetos. Sus botas negras afligieron el suelo de tablones gastados con una seguridad que solo anunciaba que sabía exactamente lo que quería, y había venido a tomarlo. Su silueta menuda, enfundada en una chaqueta de cuero que le quedaba un poco grande, cortó la penumbra, acercándose al mostrador de madera. Claro que ignoró por completo el suspiro exasperado que vino desde detrás del mostrador al fondo, donde un hombre tan arrugado y seco como el pergamino que restauraba, el señor Halmar, miraba su llegada con el entusiasmo de quien ve acercarse a un verdadero dolor de muelas. —No —escupió el anciano, sin preámbulos, limpiando sus gafas de carey con un pañuelo— ...no lo tengo. Alguien llegó primero. Y antes de que lo preguntes, no, no acepto duelos a muerte, desafíos de ingenio o cualquier otro drama en mi establecimiento. Kazuha se detuvo justo frente al mostrador, bajo la luz sucia que se filtraba por un vitral agrietado. No mostró decepción. Solo una leve inclinación de cabeza, como si estuviera recalculando sus palabras. —Tsk, qué mentiroso más poco creativo eres, Halmar —su voz era un canto juguetón, pero sus ojos oscuros, no se apartaban de él— Dame el bolígrafo, prometiste que me lo venderías. Ya tengo tu dinero. Y mi récord de no armar problemas dentro de tu tienda sigue impecable, no lo arruines. —Vendo a quien pague primero. Y ella pagó. Con tarjeta —refunfuñó Halmar, guardando sus gafas como si con eso pudiera guardarla a ella también— algo que tú, señorita, pareces haber olvidado que existe. —...Pagar con tarjeta es tan aburrido, y el plástico es tan mundano —Kazuha hizo un gesto de desdén— Como pagar multas, o pagar deudas. Cosas tristes, Halmar. Tristes y aburridísimas —cambió el tono de golpe—: ¡Te daré el doble! ¡El triple! —No se trata del precio. Se trata del principio. Y mi principio es evitar que conviertas mi tienda en un campo de batalla campal. —Ja, principio. ¡Si tuvieras principios cumplirías con tu promesa! Prometiste que guardarías el bolígrafo hasta que yo tuviera el dinero... Finalmente, la mirada de Kazuha se desvió hacia la estantería detrás de él. Allí, en un espacio vacío entre un orbe de cristal y un espejo, era donde debía estar. El bolígrafo que obligaba a escribir verdades. Justo lo que necesitaba para un... proyecto personal. Un resoplido exasperado se le escapó. Halmar, por una vez, no parecía estar mintiendo, pero, ¡¿dónde demonios estaba su bolígrafo?!. —...Dime, Halmar... —su voz bajó hasta convertirse en un susurro íntimo— ¿Le contaste a esa alma incauta... sobre la cláusula de propiedad no escrita? Esa que los artesanos graban en el alma de los objetos bonitos... La que dice que el verdadero dueño no es quien lo compra, sino... —hizo una pausa, apoyando ambas palmas sobre el mostrador polvoriento, y su voz se alzó, haciéndose audible en todo el local— ¡¿... QUIÉN PUEDA SOSTENERLO SIN ENLOQUECER?! Varios clientes volvieron la cabeza, alarmados. Halmar no pestañeó. —Baja la voz. Estás asustando a los clientes sensibles —murmuró con serenidad absoluta. Los ojos de Kazuha brillaron con un destello de carmesí apenas perceptible. —...Porque yo sí puedo sostenerlo —susurró, con una sonrisa que se torció lentamente en sus labios— Y tengo el presentimiento de que quien lo tenga... va a querer arrojarlo por la ventana muy, muy pronto. Pero... ¿Sabes que es lo más curioso, Halmar? ...Aún puedo sentir su esencia. El aura mágica de ese bolígrafo no ha abandonado este lugar. ¿No es así? Halmar la miró, y por primera vez, algo parecido a una leve tensión cruzó su rostro arrugado. —...No se ha ido, ¿verdad? —preguntó Kazuha— La persona a la que se lo vendiste... aún está aquí. Y fue entonces cuando se giró. Su mirada, curiosa, se deslizó por los pocos clientes hasta que se detuvo, por primera vez desde que había entrado, en una figura que permanecía junto a una vitrina de amuletos protectores. Una chica. Rubia. —Kazuha —la voz de Halmar fue una advertencia grave— ni se te ocurra fastidiar a la cliente nueva. ¿La nueva? ¿Quién era ella? ¿Por qué no la había visto antes, y por qué tenía su preciado bolígrafo en sus manos? Kazuha no dijo nada. Solo la miró. Y en esa mirada no había enfado, ni siquiera rivalidad. ¿Exasperación? Si, un poco de eso. Pero lo más notable, lo más evidente, era solo una pura y genuina curiosidad.
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  • — horo-horo~...ciertos humanos son tan tontos, la verdad siempre me divierto viendo sus rostros cuando mis fantasmas los atraviesan..son tan negativos que se vuelven más interesantes!

    **Mi habitación es bastante amplia así que suelo flotar con naturalidad mientras observo a mis animales de peluche moverse por el castillo**

    Ares God Of War Greek Mitology
    — horo-horo~...ciertos humanos son tan tontos, la verdad siempre me divierto viendo sus rostros cuando mis fantasmas los atraviesan..son tan negativos que se vuelven más interesantes! **Mi habitación es bastante amplia así que suelo flotar con naturalidad mientras observo a mis animales de peluche moverse por el castillo** [WolfKing12]
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    ||Acabo de caer en cuenta que mi Lucifer tiene mucho de Apolo como Dios de la mitología griega...

    ¿Lo chistoso? Que siempre hago las cosas re natural como me gusta y termina saliendo algo que ya tiene bases v:
    Tiempo atrás me pasó con un dragón que terminó siendo igualito a MDZS sin siquiera conocer aún la novela xD
    Soy una cosita bárbara(?
    ||Acabo de caer en cuenta que mi Lucifer tiene mucho de Apolo como Dios de la mitología griega... ¿Lo chistoso? Que siempre hago las cosas re natural como me gusta y termina saliendo algo que ya tiene bases v: Tiempo atrás me pasó con un dragón que terminó siendo igualito a MDZS sin siquiera conocer aún la novela xD Soy una cosita bárbara(?
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  • Las olas resonaban en un suave vaivén, acompañadas por el delicado suspiro del viento que, al acariciar las flores, formaba una melodía capaz de hacer a Link relajarse mientras admiraba los colores con los que el cielo comenzaba a teñirse.

    Era como si su respiración y sus latidos se acompasaran al ritmo de la naturaleza que lo rodeaba.

    Los momentos de calma en su vida siempre habían sido escasos. Como ex campeón de Hyrule y actual héroe de lo que quedaba de su reino, había aprendido a vivir en constante alerta, preparado para cuando la paz se viera interrumpida una vez más.

    Pero ahora, después de que la lucha contra los piratas que infestaban el pueblo costero de Lurelin había terminado, podía permitirse un merecido descanso, además de atender los rasguños y cortes adquiridos durante el combate.

    Lurelin, que poco a poco volvía a pertenecer a su gente, requería la reconstrucción de viviendas y locales para devolverle la vida que alguna vez tuvo. Pero así como su salvador necesitaba reposo antes del trabajo que estaba por venir, los habitantes de la aldea también disfrutaban de la calma que traía consigo la libertad.

    Después de todo, no estaba de más respirar un poco, ahora que la tormenta finalmente se había disipado.

    Con una última mirada al horizonte, Link dejó que el silencio del atardecer lo envolviera, reconociendo en aquel instante que incluso los héroes merecen descansar.

    El sol descendía entre tonos dorados, morados y rosados, y una sensación de serenidad se apoderó de él al ver cómo el mar reflejaba los últimos destellos del día.

    Con una leve sonrisa, se puso de pie y se encaminó hacia la pequeña palapa que el jefe de Lurelin le había ofrecido para pasar la noche.

    El murmullo de las olas lo acompañó mientras se perdía entre la brisa, preparado al fin para dormir bajo un cielo en paz.

    Las olas resonaban en un suave vaivén, acompañadas por el delicado suspiro del viento que, al acariciar las flores, formaba una melodía capaz de hacer a Link relajarse mientras admiraba los colores con los que el cielo comenzaba a teñirse. Era como si su respiración y sus latidos se acompasaran al ritmo de la naturaleza que lo rodeaba. Los momentos de calma en su vida siempre habían sido escasos. Como ex campeón de Hyrule y actual héroe de lo que quedaba de su reino, había aprendido a vivir en constante alerta, preparado para cuando la paz se viera interrumpida una vez más. Pero ahora, después de que la lucha contra los piratas que infestaban el pueblo costero de Lurelin había terminado, podía permitirse un merecido descanso, además de atender los rasguños y cortes adquiridos durante el combate. Lurelin, que poco a poco volvía a pertenecer a su gente, requería la reconstrucción de viviendas y locales para devolverle la vida que alguna vez tuvo. Pero así como su salvador necesitaba reposo antes del trabajo que estaba por venir, los habitantes de la aldea también disfrutaban de la calma que traía consigo la libertad. Después de todo, no estaba de más respirar un poco, ahora que la tormenta finalmente se había disipado. Con una última mirada al horizonte, Link dejó que el silencio del atardecer lo envolviera, reconociendo en aquel instante que incluso los héroes merecen descansar. El sol descendía entre tonos dorados, morados y rosados, y una sensación de serenidad se apoderó de él al ver cómo el mar reflejaba los últimos destellos del día. Con una leve sonrisa, se puso de pie y se encaminó hacia la pequeña palapa que el jefe de Lurelin le había ofrecido para pasar la noche. El murmullo de las olas lo acompañó mientras se perdía entre la brisa, preparado al fin para dormir bajo un cielo en paz.
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  • 𝙰𝚜 𝚋𝚊𝚓𝚘 𝚕𝚊 𝙼𝚊𝚗𝚐𝚊
    Categoría Ciencia ficción
    » Irina

    ──────────────────────────

    [𝙰ñ𝚘 𝟸𝟶𝟻𝟻 - 𝙿𝚊𝚜𝚊𝚍𝚘]

    Estaban tardando demasiado. Los experimentos no daban buenos resultados, no inmediatos. El tiempo se estaba acabando. Sin importar cuánto lo intentaron, el apresurar la reestructura del ADN humano de forma artificial terminaba en desastre y muertes.

    Habían comenzado con el Proyecto Evol, buscando hacer que las personas se adaptaran con facilidad al entorno; que las enfermedades y discapacidades se eliminaran. El mundo se estaba contaminando demasiado rápido: radiación, smog, deshechos, todo acumulándose de forma tal que la Tierra no daba abasto para poder purificar lo poco que podía. La vida iba a terminar más pronto de lo que calcularon.

    Criogenización. Esa fue la respuesta. Aquellos que contaban con los recursos, quienes eran “importantes” pudieron obtener el beneficio de pausar el tiempo en sus cuerpos y despertar cuando se haya encontrado una buena solución. Por supuesto que la élite estuvo de acuerdo.

    Así comenzaron, durmiendo a cada quien en lo más profundo de los laboratorios mientras seguían experimentando con voluntarios que apenas tenían recursos (claro que usarían a los “menos importantes”).

    Con el paso del tiempo, también encontraron la solución para purificar ciertas zonas y mantenerlas estables. Justo por eso, quienes podrían vivir allí se llamaban Estables. Valga la redundancia.

    Semi Esferas gigantes. Allí el aire no estaba contaminado, allí los pulmones dejaban de arder, se sentía más liviano, la naturaleza podía continuar. Un verde muy hermoso. Animales aún resistiendo. Humanos nuevos. NeoHumanos.

    La A.I.C.B., corporación esponsoreada por aquellos con más dinero, fue quien encontró todas las soluciones, quien comenzó a tener el control sobre el mundo. Una organización supranacional. Tuvo el “honor” de renombrar: los países y ciudades dejaron de tener nombre, ahora solo eran sectores. Las zonas seguras se llamaron Zonas Blancas. Luego estaban las Grises, allí donde estaban las fábricas y los trabajadores aún de clase media; Zonas Negras, donde iban los errores, los Desviados (donde la adaptación se fue a un extremo), algunos muriendo por la misma contaminación y radiación o por sus propias mutaciones, otros sobreviviendo a duras penas. Esas zonas eran ideales para la A.I.C.B.: sus fuerzas armadas se llevaban a los Desviados o los eliminaban directamente sin testigos.

    La ilusión de la buena vida se creó. Habían sido salvados. Pero se ocultó mucha información. A nadie iba a importarle, eso creyeron.

    ──────────────────────────


    [𝙰ñ𝚘 𝟸𝟷𝟾𝟽 - 𝙿𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚎]

    Los herederos de los NeoHumanos continuaron un linaje de adaptación, pero los Desviados también siguieron apareciendo. Portadores de fallas en el gen humano que debían ser eliminados para mantener la “pureza”.

    Tenían a alguien que podría hacerles un gran favor. Los de la élite ayudaron a que una persona en específico pudiera mantenerse en la criogenización. 𝙸𝚛𝚒𝚗𝚊. Alguien muy particular debido a su don de viajar al pasado. La mantuvieron en secreto hasta que decidieron que era tiempo de utilizarla. Así, la despertaron.

    Tuvieron que mantenerla al tanto para que comprendiera, pero solo lo justo y necesario. Luego le dieron objetivos. Pero claro, antes de enviarla al pasado, tenían que asegurarse que seguía siendo eficiente.

    Infiltrados, personas que, o eran familiares de Desviados, o quienes participaron en diferentes proyectos que decidieron no querían continuar con tanta crueldad y, en cambio, empezaron a ayudar a los errores. Esas personas debían ser eliminadas.

    —Si encuentras al Sujeto 0 no lo elimines. Trata de traerlo de vuelta. Sin embargo… si da muchas complicaciones, entonces tienes permiso de asesinarlo. —la última orden antes de dejarla salir. Le habían entregado un equipo especial para poder caminar en las Zonas Negras sin tener que preocuparse por quemar sus pulmones o que su piel se deshaga en cuestión de minutos. Además, también le agregaron el gen artificial para que pudiera adaptarse.
    » [Irin4] ────────────────────────── [𝙰ñ𝚘 𝟸𝟶𝟻𝟻 - 𝙿𝚊𝚜𝚊𝚍𝚘] Estaban tardando demasiado. Los experimentos no daban buenos resultados, no inmediatos. El tiempo se estaba acabando. Sin importar cuánto lo intentaron, el apresurar la reestructura del ADN humano de forma artificial terminaba en desastre y muertes. Habían comenzado con el Proyecto Evol, buscando hacer que las personas se adaptaran con facilidad al entorno; que las enfermedades y discapacidades se eliminaran. El mundo se estaba contaminando demasiado rápido: radiación, smog, deshechos, todo acumulándose de forma tal que la Tierra no daba abasto para poder purificar lo poco que podía. La vida iba a terminar más pronto de lo que calcularon. Criogenización. Esa fue la respuesta. Aquellos que contaban con los recursos, quienes eran “importantes” pudieron obtener el beneficio de pausar el tiempo en sus cuerpos y despertar cuando se haya encontrado una buena solución. Por supuesto que la élite estuvo de acuerdo. Así comenzaron, durmiendo a cada quien en lo más profundo de los laboratorios mientras seguían experimentando con voluntarios que apenas tenían recursos (claro que usarían a los “menos importantes”). Con el paso del tiempo, también encontraron la solución para purificar ciertas zonas y mantenerlas estables. Justo por eso, quienes podrían vivir allí se llamaban Estables. Valga la redundancia. Semi Esferas gigantes. Allí el aire no estaba contaminado, allí los pulmones dejaban de arder, se sentía más liviano, la naturaleza podía continuar. Un verde muy hermoso. Animales aún resistiendo. Humanos nuevos. NeoHumanos. La A.I.C.B., corporación esponsoreada por aquellos con más dinero, fue quien encontró todas las soluciones, quien comenzó a tener el control sobre el mundo. Una organización supranacional. Tuvo el “honor” de renombrar: los países y ciudades dejaron de tener nombre, ahora solo eran sectores. Las zonas seguras se llamaron Zonas Blancas. Luego estaban las Grises, allí donde estaban las fábricas y los trabajadores aún de clase media; Zonas Negras, donde iban los errores, los Desviados (donde la adaptación se fue a un extremo), algunos muriendo por la misma contaminación y radiación o por sus propias mutaciones, otros sobreviviendo a duras penas. Esas zonas eran ideales para la A.I.C.B.: sus fuerzas armadas se llevaban a los Desviados o los eliminaban directamente sin testigos. La ilusión de la buena vida se creó. Habían sido salvados. Pero se ocultó mucha información. A nadie iba a importarle, eso creyeron. ────────────────────────── [𝙰ñ𝚘 𝟸𝟷𝟾𝟽 - 𝙿𝚛𝚎𝚜𝚎𝚗𝚝𝚎] Los herederos de los NeoHumanos continuaron un linaje de adaptación, pero los Desviados también siguieron apareciendo. Portadores de fallas en el gen humano que debían ser eliminados para mantener la “pureza”. Tenían a alguien que podría hacerles un gran favor. Los de la élite ayudaron a que una persona en específico pudiera mantenerse en la criogenización. 𝙸𝚛𝚒𝚗𝚊. Alguien muy particular debido a su don de viajar al pasado. La mantuvieron en secreto hasta que decidieron que era tiempo de utilizarla. Así, la despertaron. Tuvieron que mantenerla al tanto para que comprendiera, pero solo lo justo y necesario. Luego le dieron objetivos. Pero claro, antes de enviarla al pasado, tenían que asegurarse que seguía siendo eficiente. Infiltrados, personas que, o eran familiares de Desviados, o quienes participaron en diferentes proyectos que decidieron no querían continuar con tanta crueldad y, en cambio, empezaron a ayudar a los errores. Esas personas debían ser eliminadas. —Si encuentras al Sujeto 0 no lo elimines. Trata de traerlo de vuelta. Sin embargo… si da muchas complicaciones, entonces tienes permiso de asesinarlo. —la última orden antes de dejarla salir. Le habían entregado un equipo especial para poder caminar en las Zonas Negras sin tener que preocuparse por quemar sus pulmones o que su piel se deshaga en cuestión de minutos. Además, también le agregaron el gen artificial para que pudiera adaptarse.
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