• Vestigia .
    La noche ..

    - He sobrepasado el umbral de lo permitido, asumiré la consecuencia si es lo debido, no importa, por tu sueño, por tu noche, cualquier costo es nada comparado a los placeres que yo viviré .

    Soy yo de nuevo, el que atraviesa los muros como sombra en la noche y llega a tus sueños, derepente y entonces me invitaste, tu voz yo la oí de lejos, a distancia y no me negué a escuchar tu plegaria .

    Me infiltre está noche entre tus sábanas, al encontrarte dormida no dude yo de tomar de ti lo que deseaba, me acerque a tu oído y al monstruo que habita en lo profundo de tu alma, mi amada bestia, furiosa, te llamé, soy aquel que no tiene nombre, hoy me pondré la máscara del pirata de las flores, te contaré una historia grandiosa, susurros míos que te adormecen al tiempo yo te voy desvistiendo, suave y lentamente, mis manos acariciando tu piel con mis dedos suavemente deslizan las prendas que cubren tu piel, yo me encanto de todo lo que veo, me he puesto a tus pies y sujetando ambos los he llenado de besos cariñosos, mis labios conquistan tus piernas, yo sonrió y acariciando con mi rostro tu entrepierna me adueñó de tu aroma, de tu esencia, he llegado a un punto donde no puedo detener mis acciones, elevando tus piernas con algo de fuerza, mis manos suavemente retiran las prendas que cubren tu intimidad, dejando expuesta a mi merced la virtud femenina, vaya delirio el mio, no he dudado un instante en sujetar tus piernas con firmeza y acariciarte suavemente con mi lengua, poco a tus fluidos se derraman en mi boca, el elixir me provoca perversión, de la más pura, dulce nectar, lo quiero todo, lo quiero siempre, la cama es sacudida por el peso de mi cuerpo, tiemblas y te esfuerzas por apartarme un poco de ti, pero era tarde ya para negarse, sin dejar de mencionar que aquellos dulces ojitos reflejaban el fuego de mi tesoro ardiendo, no hubo tiempo para desahogar por completo el amor y su apasionante deseo y placer por el sexo, llegado el día yo ya no estaba, pero en tu mente el recuerdo de una noche inolvidable se encontraba, nos faltaran días, pero sera nuestra la eternidad .
    Vestigia . La noche .. - He sobrepasado el umbral de lo permitido, asumiré la consecuencia si es lo debido, no importa, por tu sueño, por tu noche, cualquier costo es nada comparado a los placeres que yo viviré . Soy yo de nuevo, el que atraviesa los muros como sombra en la noche y llega a tus sueños, derepente y entonces me invitaste, tu voz yo la oí de lejos, a distancia y no me negué a escuchar tu plegaria . Me infiltre está noche entre tus sábanas, al encontrarte dormida no dude yo de tomar de ti lo que deseaba, me acerque a tu oído y al monstruo que habita en lo profundo de tu alma, mi amada bestia, furiosa, te llamé, soy aquel que no tiene nombre, hoy me pondré la máscara del pirata de las flores, te contaré una historia grandiosa, susurros míos que te adormecen al tiempo yo te voy desvistiendo, suave y lentamente, mis manos acariciando tu piel con mis dedos suavemente deslizan las prendas que cubren tu piel, yo me encanto de todo lo que veo, me he puesto a tus pies y sujetando ambos los he llenado de besos cariñosos, mis labios conquistan tus piernas, yo sonrió y acariciando con mi rostro tu entrepierna me adueñó de tu aroma, de tu esencia, he llegado a un punto donde no puedo detener mis acciones, elevando tus piernas con algo de fuerza, mis manos suavemente retiran las prendas que cubren tu intimidad, dejando expuesta a mi merced la virtud femenina, vaya delirio el mio, no he dudado un instante en sujetar tus piernas con firmeza y acariciarte suavemente con mi lengua, poco a tus fluidos se derraman en mi boca, el elixir me provoca perversión, de la más pura, dulce nectar, lo quiero todo, lo quiero siempre, la cama es sacudida por el peso de mi cuerpo, tiemblas y te esfuerzas por apartarme un poco de ti, pero era tarde ya para negarse, sin dejar de mencionar que aquellos dulces ojitos reflejaban el fuego de mi tesoro ardiendo, no hubo tiempo para desahogar por completo el amor y su apasionante deseo y placer por el sexo, llegado el día yo ya no estaba, pero en tu mente el recuerdo de una noche inolvidable se encontraba, nos faltaran días, pero sera nuestra la eternidad .
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  • Una noche, en el cual había silencio y dominaba la luz de la luna ante la oscuridad. Solo habían sonidos de grillos en el pasto de aquellos jardines en el cual pasaba caminando en el asfalto.
    Iba de regreso a casa después de visitar a una amiga muy querida.
    No es culpa de ella pues me insistió en quedarme pero no le hice caso, como nunca me pasaba nada, creía que estaría bien que ya sabría cuidarme.
    Pero no fue así, esa noche el miedo me invadía, pues no solo a los grillos escuchaba en aquella cuadra.. Si no aquellos pasos que cada vez más se acercaban tras de mi.
    A pesar de caminar, trotar hasta el punto en que el frío de la noche y el miedo en mi piel se erizaba, me eche a correr, Pero fue inútil. Ese hombre me atrapo.
    ¿Con qué intención? ¿Un robo? ¿Un asalto? ¿Quizá una violación? No era el caso, era lo más mínimo de los pecados carnales.

    Desperté en un sótano, una habitación oscura, una en la cual tenía muros gruesos en los cuales no dejaban salir ni un solo grito de ayuda.

    Encadenada ante ese suceso, realmente no me querían por mi feminidad, ni por ser especial, ni por obsesión, si no para hacerme sufrir, estresar, sacar de mi aquel temor de nunca ser rescatada, de nunca ser liberada, de nunca volver al mundo donde yo me encontraba y pertenecía.

    Frente a mi estába ese hombre trastornado, apuntandome con un arma, yo solo temblaba de horror, mojando mis pantaletas de miedo, con el corazón a mil por minuto, preguntándole la razón del porque hacía eso, qué le había yo hecho, preguntándome a mi misma porque me había ocurrido aquello que creí con confianza que no me iba a ocurrir, pero ahí estaba, llorando, suplicando por mi vida, porque no me hicieran daño, jurando que no le diría a nadie si tan solo me dejara libre.

    Él solo se reía de mi, de mi dolor, se alimentaba de mi miedo, le exitaba que me llenara de terror, de sentir aquella fría arma en mi frente, de mis sollozos sin respuesta, de aquel trauma provocado por sus acciones.

    Yo ya no pensaba en mi, si no en todos aquellos que conocí, el porque no fui mejor persona, el porque debí haber sido mejor, el cómo pude haberlos ayudado, el que nunca sabrán qué fue lo que me pasó. El que si me encuentran solo será momentáneo ese dolor, en qué tal vez nunca me encuentren y solo quede como una simple desaparición.
    Senti que dios me había abandonado...

    Pero cuando él jalo del gatillo, cada momento se volvía real, tan injusto, tan horroroso, tan doloroso psicologicamente... Y escuché él segundo disparo vacío, cada vez me llenaba de más locura, de pedirle a Dios que ese momento se terminara lo más pronto posible, que salvará mi vida o simplemente me dejara morir... Y escuché el tercer gatillo, vacío, como si jugarán con mi mente, hasta que el hombre tonto hizo la prueba, pensando que su arma no funcionaria, se apunto a si mismo, haciéndome ver a sus ojos con una sonrisa, confiando en qué vivo saldría hasta que la sangre salpicó mi cara, su gesto de sorpresa la grabe cada segundo, hasta caer frente a mi, hasta ver por minutos como había pasado eso, el porque lo había echo.

    me agarre a mi libertad, a mí vida, más asustada que tranquila, desate mis manos con la ayuda de una navaja, aquella que encontré en su bolsillo al esculcar su cuerpo desangrandose, y cuando por fin libere mis muñecas mire aquella arma, que con curiosidad y mal presentimiento, tome en mis manos, hasta revisar sus balas, cada una de ellas intactas, cada una de ellas excepto una.. al cual había salvado mi libertad!

    ¿Justicia divina?....... ¿Karma?......... ¿Dios?... ¿Estás ahí?.......

    -Alma secuestrada.-
    Una noche, en el cual había silencio y dominaba la luz de la luna ante la oscuridad. Solo habían sonidos de grillos en el pasto de aquellos jardines en el cual pasaba caminando en el asfalto. Iba de regreso a casa después de visitar a una amiga muy querida. No es culpa de ella pues me insistió en quedarme pero no le hice caso, como nunca me pasaba nada, creía que estaría bien que ya sabría cuidarme. Pero no fue así, esa noche el miedo me invadía, pues no solo a los grillos escuchaba en aquella cuadra.. Si no aquellos pasos que cada vez más se acercaban tras de mi. A pesar de caminar, trotar hasta el punto en que el frío de la noche y el miedo en mi piel se erizaba, me eche a correr, Pero fue inútil. Ese hombre me atrapo. ¿Con qué intención? ¿Un robo? ¿Un asalto? ¿Quizá una violación? No era el caso, era lo más mínimo de los pecados carnales. Desperté en un sótano, una habitación oscura, una en la cual tenía muros gruesos en los cuales no dejaban salir ni un solo grito de ayuda. Encadenada ante ese suceso, realmente no me querían por mi feminidad, ni por ser especial, ni por obsesión, si no para hacerme sufrir, estresar, sacar de mi aquel temor de nunca ser rescatada, de nunca ser liberada, de nunca volver al mundo donde yo me encontraba y pertenecía. Frente a mi estába ese hombre trastornado, apuntandome con un arma, yo solo temblaba de horror, mojando mis pantaletas de miedo, con el corazón a mil por minuto, preguntándole la razón del porque hacía eso, qué le había yo hecho, preguntándome a mi misma porque me había ocurrido aquello que creí con confianza que no me iba a ocurrir, pero ahí estaba, llorando, suplicando por mi vida, porque no me hicieran daño, jurando que no le diría a nadie si tan solo me dejara libre. Él solo se reía de mi, de mi dolor, se alimentaba de mi miedo, le exitaba que me llenara de terror, de sentir aquella fría arma en mi frente, de mis sollozos sin respuesta, de aquel trauma provocado por sus acciones. Yo ya no pensaba en mi, si no en todos aquellos que conocí, el porque no fui mejor persona, el porque debí haber sido mejor, el cómo pude haberlos ayudado, el que nunca sabrán qué fue lo que me pasó. El que si me encuentran solo será momentáneo ese dolor, en qué tal vez nunca me encuentren y solo quede como una simple desaparición. Senti que dios me había abandonado... Pero cuando él jalo del gatillo, cada momento se volvía real, tan injusto, tan horroroso, tan doloroso psicologicamente... Y escuché él segundo disparo vacío, cada vez me llenaba de más locura, de pedirle a Dios que ese momento se terminara lo más pronto posible, que salvará mi vida o simplemente me dejara morir... Y escuché el tercer gatillo, vacío, como si jugarán con mi mente, hasta que el hombre tonto hizo la prueba, pensando que su arma no funcionaria, se apunto a si mismo, haciéndome ver a sus ojos con una sonrisa, confiando en qué vivo saldría hasta que la sangre salpicó mi cara, su gesto de sorpresa la grabe cada segundo, hasta caer frente a mi, hasta ver por minutos como había pasado eso, el porque lo había echo. me agarre a mi libertad, a mí vida, más asustada que tranquila, desate mis manos con la ayuda de una navaja, aquella que encontré en su bolsillo al esculcar su cuerpo desangrandose, y cuando por fin libere mis muñecas mire aquella arma, que con curiosidad y mal presentimiento, tome en mis manos, hasta revisar sus balas, cada una de ellas intactas, cada una de ellas excepto una.. al cual había salvado mi libertad! ¿Justicia divina?....... ¿Karma?......... ¿Dios?... ¿Estás ahí?....... -Alma secuestrada.-
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  • "Por un segundo... fue el fin del mundo"
    Fandom The Walking Dead
    Categoría Acción
    ㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤ "Y cuando todo parecía controlado y
    ㅤㅤㅤㅤlas medicinas llegaron… Todo tembló…
    ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑
    ㅤㅤㅤㅤ˹ Daryl Dixon


    ㅤㅤㅤㅤ
    ㅤㅤㅤㅤㅤLa semanas siguientes a aquel primer enfrentamiento con Woodbury fueron intensas para el grupo. Sabedores de que El Gobernador no se detendría en su empeño habían reforzado la cárcel, y en vista de que la reunión entre este y Rick -líder del grupo de Atlanta- había resultado ser totalmente estéril. Liv sabia que algo iba mal pero su padre todavía se empeñaba en guardar secretos sobre sus planes. Planes que solo llegó a compartir con Daryl y Hershel.

    Por esos dias, Andrea hizo una breve aparición en la cárcel, bastante tensa al principio, pues todo su interés era que cesaran las hostilidades, pero estaba claro que nadie en la prisión iba a ceder. No después de lo ocurrido a Maggie, Glenn o la pelea de zombies con Daryl y Merle. Ya no había punto y aparte en todo aquello… Era curioso pero a pesar de haber pasado meses sin verla, Liv todavía no había desarrollado simpatía por aquella mujer y, mucho menos, después de enterarse de lo acaecido en Woodbury entre ella, Michonne y aquel cabrón. ¿Qué clase de persona cambiaba a una amiga por un par de polvos? Aquello le hizo sentir una rara y repentina simpatía por Michonne. Lo que ayudó a que ambas mujeres estrecharan lazos.

    Fue demasiado tarde cuando Liv se enteró de los planes de Rick. Y es que al no ver en la prisión a Merle ni Michonne y tras escuchar a Daryl contarle la rara conversacion que había tenido con su hermano horas atrás, no le quedó ninguna duda de donde estaban ninguno de los dos. Ese cabrón había ido a entregar a Michonne. Y no había que ser muy inteligente para entender que ese era el secreto que Rick guardaba tras su reunión con El Gobernador.

    Merle había muerto intentando hacer algo bueno, pues al final en el último momento venció su honradez. No estaba mal un último acto de redención al dejar libre a Michonne y tratar de enfrentar él mismo al Gobernador…

    En lugar de plantar cara al Gobernador decidieron usar una táctica de tierra quemada… Si ellos aparentaban no estar en la cárcel cuando este llegara, ¿de qué le serviría siquiera al Gobernador aquel lugar? Absolutamente de nada.

    De ese modo no fue difícil repeler el ataque y El Gobernador y sus hombres tuvieron que salir de aquel lugar con el rabo entre las piernas. Lo que ninguno esperaba fueron las consecuencias de todo eso… Y es que el Gobernador asesino de forma cruel y despiadada al convoy de hombres que había llevado hasta la prisión… Después de esto, nadie lo volvió a ver…

    El grupo de la prisión decidió recoger a las personas residentes en Woodbury y llevarlos consigo a la prisión y… fue un alivio pues, horas mas tarde de aquello vieron una columna de humo gris alzarse entre los arboles dando clara evidencia de que el pueblo del Gobernador había ardido hasta los cimientos.

    >> Con el paso de las semanas y los meses se realizaron cambios dentro de la prisión… Rick había decidido renunciar al liderazgo del grupo, por lo que ahora este peso recaía en un Consejo formado por Hershel, Carol, Daryl y Sasha entre otros. Y, por supuesto, Liv.

    Hubo mejoras, tambien, en la organización de la prisión: se limpiaron dos pabellones y se estableció allí a los supervivientes de Woodbury y otros tantos que Daryl encontraba en la carretera mientras buscaba al Gobernador. Algunos en grupo como eran los siete miembros del grupo que Daryl encontró en Decatur, y otros solitarios, como fue Bob, un doctor al que parecía perseguir la mala suerte y que había encontrado en la prisión su segunda (o quinta) oportunidad.

    Por supuesto, la relacion entre Daryl y Liv se había vuelto muchisimo más estrecha y consolidada. A medida que los dos ocupaban sus puestos como miembros del Consejo se convertían en figuras de referencia para otros miembros de aquel grupo. Casi siempre se los veia juntos, pero no de un modo empalagoso o zanganeando… No, la verdad es que esos dos eran bastante activos y se habían dado cuenta de que su dinámica de pareja funcionaba sorprendentemente bien haciendo que se entendieran sin palabras apenas.

    Tenían su propia habitación en el bloque de celdas, a pesar de que a Liv le costó bastante que Daryl accediera a dormir en aquel cubículo, y se habían hecho dueños de una de las torres de vigilancia que prácticamente estaba decorada a su antojo, para hacerles más amenas las horas de vigilia allí arriba.

    -Feliz aniversario -le dijo un día Liv a Daryl sorprendiendo al sureño de buena mañana, y rápidamente añadió- No es que lleve la cuenta, pero… este me parece tan buen día como otro para decirlo…- rio antes de plantar un beso en los labios del arquero.

    Se construyó una pocilga para albergar cerdos salvajes capturados por Rick, tambien un par de cuadras para recoger caballos que Daryl había divisado en una granja cercana… y se habían creado campos de cultivo cuidados por Hershel, Rick y Carl… En el centro del patio se había construido una pérgola con materiales que fueron encontrando por la zona y se había construido una rudimentaria cocina exterior que daba de comer a los habitantes de la prisión.

    Aquellos meses de primavera habían sido favorables para el grupo superviviente de Atlanta y sus nuevos amigos. Todos se habían asentado y casi miraban con optimismo al futuro. Incluso Daryl había dejado de salir a buscar al Gobernador. No asi Michonne, quien cada vez parecía irse más lejos en busca de alguna pista pero siempre regresaba sin nada más que algunos comics, golosinas y algo que contarle a Carl… Esos dos habían hecho muy buenas migas… La samurái tampoco se olvidaba de Liv, pues en uno de sus viajes le trajo unas excelentes gafas de sol que hicieron las delicias de la hija del Sheriff.

    Pero, como siempre pasa en las grandes historias, las cosas habían de torcerse:

    Un brote de gripe asoló la prisión diezmando considerablemente la población del interior de la estructura. Entre los enfermos se contaban nombres como: Sasha, Glenn, Liv, Lizzie (una de las dos niñas que Carol se había visto obligada a adoptar). Cuando el medico que se ocupaba de los enfermos tambien sucumbió a la enfermedad fue Hershel quien se ocupo de mantener con vida a los enfermos del pabellón.

    Daryl, Tyresse, Bob y Michonne marcharon a un centro Universitario Veterinario en busca de medicamentos que pudieran paliar la situación de los enfermos.

    ¿He dicho que las cosas habían de torcerse? Aun faltaba lo peor: caos.

    Los enfermos que murieron en el pabellón donde se había aislado a las víctimas de aquella gripe despertaron convertidos en zombies y comenzaron a atacar a los pocos que restaban con vida, los muertos del exterior de la prisión casi lograron tirar la valla de no haber sido por Rick y Carl… Y cuando todo parecía controlado y las medicinas llegaron…

    Todo tembló…

    El Gobernador regresó con un nuevo grupo y había hecho prisioneros a Hershel y Michonne y, aunque Rick intentó mediar para proteger al grupo, no había palabras que convencieran a ese hombre… Decapitó a Hershel con la katana de Michonne y entonces… estalló la guerra. Todo fueron disparos, carreras…

    Siguiendo el plan de huida establecido meses atrás, Daryl instó a Liv de subir al autobús que sacaría a los enfermos de allí, prometiéndole que iria justo detrás de ella. Los minutos pasaban y Daryl no aparecia. El conductor del autobús apremio a Liv informándole de que no podían esperar más. Por lo que Liv bajó del vehículo y se cargó su arco y flechas al hombro dispuesta a buscar al arquero. Pero cuando regresó al centro de la batalla… se dio cuenta de que todo estaba perdido. La prisión estaba en llamas, el tanque del Gobernador había abierto boquetes irreparables en los muros y… todo estaba repleto de muertos que campaban a sus anchas. Se adentró en el patio lo justo para descubrir la sillita de bebé de Judith, su hermana a quien Carl había dado el nombre, llena de sangre. Aquello fue un mazazo emocional irreparable para Liv, quien tuvo que huir de la prisión haciendo un agujero en la valla y huyendo por el punto mas alejado de los muertos que ahora habían tomado aquel lugar.

    Lo había perdido todo. Absolutamente todo. A su familia. A sus amigos. A Daryl. Absolutamente… todo…

    Estaba sola. Y esta vez sin un Daryl que viniera a buscarla y llevarla de vuelta… La única esperanza que le quedaba era la de pensar en que podrían seguir con vida, aunque no volviera a verlos… Aunque hordas de muertos los separasen… Pero nada le aseguraba aquello…



    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #RolPrivado
    ㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤ "Y cuando todo parecía controlado y ㅤㅤㅤㅤlas medicinas llegaron… Todo tembló… ㅤㅤㅤㅤ⧽ 𝐒𝐓𝐀𝐑𝐓𝐄𝐑 ㅤㅤㅤㅤ˹ [DarylDixon] ㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤLa semanas siguientes a aquel primer enfrentamiento con Woodbury fueron intensas para el grupo. Sabedores de que El Gobernador no se detendría en su empeño habían reforzado la cárcel, y en vista de que la reunión entre este y Rick -líder del grupo de Atlanta- había resultado ser totalmente estéril. Liv sabia que algo iba mal pero su padre todavía se empeñaba en guardar secretos sobre sus planes. Planes que solo llegó a compartir con Daryl y Hershel. Por esos dias, Andrea hizo una breve aparición en la cárcel, bastante tensa al principio, pues todo su interés era que cesaran las hostilidades, pero estaba claro que nadie en la prisión iba a ceder. No después de lo ocurrido a Maggie, Glenn o la pelea de zombies con Daryl y Merle. Ya no había punto y aparte en todo aquello… Era curioso pero a pesar de haber pasado meses sin verla, Liv todavía no había desarrollado simpatía por aquella mujer y, mucho menos, después de enterarse de lo acaecido en Woodbury entre ella, Michonne y aquel cabrón. ¿Qué clase de persona cambiaba a una amiga por un par de polvos? Aquello le hizo sentir una rara y repentina simpatía por Michonne. Lo que ayudó a que ambas mujeres estrecharan lazos. Fue demasiado tarde cuando Liv se enteró de los planes de Rick. Y es que al no ver en la prisión a Merle ni Michonne y tras escuchar a Daryl contarle la rara conversacion que había tenido con su hermano horas atrás, no le quedó ninguna duda de donde estaban ninguno de los dos. Ese cabrón había ido a entregar a Michonne. Y no había que ser muy inteligente para entender que ese era el secreto que Rick guardaba tras su reunión con El Gobernador. Merle había muerto intentando hacer algo bueno, pues al final en el último momento venció su honradez. No estaba mal un último acto de redención al dejar libre a Michonne y tratar de enfrentar él mismo al Gobernador… En lugar de plantar cara al Gobernador decidieron usar una táctica de tierra quemada… Si ellos aparentaban no estar en la cárcel cuando este llegara, ¿de qué le serviría siquiera al Gobernador aquel lugar? Absolutamente de nada. De ese modo no fue difícil repeler el ataque y El Gobernador y sus hombres tuvieron que salir de aquel lugar con el rabo entre las piernas. Lo que ninguno esperaba fueron las consecuencias de todo eso… Y es que el Gobernador asesino de forma cruel y despiadada al convoy de hombres que había llevado hasta la prisión… Después de esto, nadie lo volvió a ver… El grupo de la prisión decidió recoger a las personas residentes en Woodbury y llevarlos consigo a la prisión y… fue un alivio pues, horas mas tarde de aquello vieron una columna de humo gris alzarse entre los arboles dando clara evidencia de que el pueblo del Gobernador había ardido hasta los cimientos. >> Con el paso de las semanas y los meses se realizaron cambios dentro de la prisión… Rick había decidido renunciar al liderazgo del grupo, por lo que ahora este peso recaía en un Consejo formado por Hershel, Carol, Daryl y Sasha entre otros. Y, por supuesto, Liv. Hubo mejoras, tambien, en la organización de la prisión: se limpiaron dos pabellones y se estableció allí a los supervivientes de Woodbury y otros tantos que Daryl encontraba en la carretera mientras buscaba al Gobernador. Algunos en grupo como eran los siete miembros del grupo que Daryl encontró en Decatur, y otros solitarios, como fue Bob, un doctor al que parecía perseguir la mala suerte y que había encontrado en la prisión su segunda (o quinta) oportunidad. Por supuesto, la relacion entre Daryl y Liv se había vuelto muchisimo más estrecha y consolidada. A medida que los dos ocupaban sus puestos como miembros del Consejo se convertían en figuras de referencia para otros miembros de aquel grupo. Casi siempre se los veia juntos, pero no de un modo empalagoso o zanganeando… No, la verdad es que esos dos eran bastante activos y se habían dado cuenta de que su dinámica de pareja funcionaba sorprendentemente bien haciendo que se entendieran sin palabras apenas. Tenían su propia habitación en el bloque de celdas, a pesar de que a Liv le costó bastante que Daryl accediera a dormir en aquel cubículo, y se habían hecho dueños de una de las torres de vigilancia que prácticamente estaba decorada a su antojo, para hacerles más amenas las horas de vigilia allí arriba. -Feliz aniversario -le dijo un día Liv a Daryl sorprendiendo al sureño de buena mañana, y rápidamente añadió- No es que lleve la cuenta, pero… este me parece tan buen día como otro para decirlo…- rio antes de plantar un beso en los labios del arquero. Se construyó una pocilga para albergar cerdos salvajes capturados por Rick, tambien un par de cuadras para recoger caballos que Daryl había divisado en una granja cercana… y se habían creado campos de cultivo cuidados por Hershel, Rick y Carl… En el centro del patio se había construido una pérgola con materiales que fueron encontrando por la zona y se había construido una rudimentaria cocina exterior que daba de comer a los habitantes de la prisión. Aquellos meses de primavera habían sido favorables para el grupo superviviente de Atlanta y sus nuevos amigos. Todos se habían asentado y casi miraban con optimismo al futuro. Incluso Daryl había dejado de salir a buscar al Gobernador. No asi Michonne, quien cada vez parecía irse más lejos en busca de alguna pista pero siempre regresaba sin nada más que algunos comics, golosinas y algo que contarle a Carl… Esos dos habían hecho muy buenas migas… La samurái tampoco se olvidaba de Liv, pues en uno de sus viajes le trajo unas excelentes gafas de sol que hicieron las delicias de la hija del Sheriff. Pero, como siempre pasa en las grandes historias, las cosas habían de torcerse: Un brote de gripe asoló la prisión diezmando considerablemente la población del interior de la estructura. Entre los enfermos se contaban nombres como: Sasha, Glenn, Liv, Lizzie (una de las dos niñas que Carol se había visto obligada a adoptar). Cuando el medico que se ocupaba de los enfermos tambien sucumbió a la enfermedad fue Hershel quien se ocupo de mantener con vida a los enfermos del pabellón. Daryl, Tyresse, Bob y Michonne marcharon a un centro Universitario Veterinario en busca de medicamentos que pudieran paliar la situación de los enfermos. ¿He dicho que las cosas habían de torcerse? Aun faltaba lo peor: caos. Los enfermos que murieron en el pabellón donde se había aislado a las víctimas de aquella gripe despertaron convertidos en zombies y comenzaron a atacar a los pocos que restaban con vida, los muertos del exterior de la prisión casi lograron tirar la valla de no haber sido por Rick y Carl… Y cuando todo parecía controlado y las medicinas llegaron… Todo tembló… El Gobernador regresó con un nuevo grupo y había hecho prisioneros a Hershel y Michonne y, aunque Rick intentó mediar para proteger al grupo, no había palabras que convencieran a ese hombre… Decapitó a Hershel con la katana de Michonne y entonces… estalló la guerra. Todo fueron disparos, carreras… Siguiendo el plan de huida establecido meses atrás, Daryl instó a Liv de subir al autobús que sacaría a los enfermos de allí, prometiéndole que iria justo detrás de ella. Los minutos pasaban y Daryl no aparecia. El conductor del autobús apremio a Liv informándole de que no podían esperar más. Por lo que Liv bajó del vehículo y se cargó su arco y flechas al hombro dispuesta a buscar al arquero. Pero cuando regresó al centro de la batalla… se dio cuenta de que todo estaba perdido. La prisión estaba en llamas, el tanque del Gobernador había abierto boquetes irreparables en los muros y… todo estaba repleto de muertos que campaban a sus anchas. Se adentró en el patio lo justo para descubrir la sillita de bebé de Judith, su hermana a quien Carl había dado el nombre, llena de sangre. Aquello fue un mazazo emocional irreparable para Liv, quien tuvo que huir de la prisión haciendo un agujero en la valla y huyendo por el punto mas alejado de los muertos que ahora habían tomado aquel lugar. Lo había perdido todo. Absolutamente todo. A su familia. A sus amigos. A Daryl. Absolutamente… todo… Estaba sola. Y esta vez sin un Daryl que viniera a buscarla y llevarla de vuelta… La única esperanza que le quedaba era la de pensar en que podrían seguir con vida, aunque no volviera a verlos… Aunque hordas de muertos los separasen… Pero nada le aseguraba aquello… #Personajes3D #3D #Comunidad3D #RolPrivado
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  • El sonido del agua fluyendo llena el aire mientras una figura translúcida, de tonos azulados y movimientos fluidos, se detiene junto a un estanque. Sus ojos brillan como el reflejo del sol en el agua, y su voz, suave como el murmullo de un arroyo, resuena en el silencio.

    -El agua nunca se detiene. Puede encontrarse con rocas, con muros, con abismos insondables... y, sin embargo, siempre encuentra un camino. Yo soy como ella, y tú también deberías serlo.

    -Mira esa mariposa azul. Parece frágil, ¿verdad? Sus alas son tan delicadas que un suspiro podría derribarla. Pero ahí está, desafiando al viento, danzando entre las flores. ¿Sabes por qué sigue adelante? Porque no le importa lo que está en su camino. Solo sabe que debe volar, buscar la luz, encontrar su propósito.

    -Las dificultades son como las corrientes: te empujan, te retuercen, te arrastran hacia lo desconocido. Pero, al igual que el agua, puedes adaptarte, puedes fluir. Y como esa mariposa azul, puedes elevarte por encima de todo.

    -No importa cuán oscuro sea el abismo o cuán fuerte sea la tormenta. Mientras tengas el valor de avanzar, de extender tus alas, siempre habrá un nuevo horizonte esperándote. Así que sigue adelante, como el agua que nunca se rinde, como la mariposa que nunca deja de volar.

    El elemental sonríe, y una suave onda se extiende por el estanque, como si sus palabras quedaran grabadas en el agua misma.
    El sonido del agua fluyendo llena el aire mientras una figura translúcida, de tonos azulados y movimientos fluidos, se detiene junto a un estanque. Sus ojos brillan como el reflejo del sol en el agua, y su voz, suave como el murmullo de un arroyo, resuena en el silencio. -El agua nunca se detiene. Puede encontrarse con rocas, con muros, con abismos insondables... y, sin embargo, siempre encuentra un camino. Yo soy como ella, y tú también deberías serlo. -Mira esa mariposa azul. Parece frágil, ¿verdad? Sus alas son tan delicadas que un suspiro podría derribarla. Pero ahí está, desafiando al viento, danzando entre las flores. ¿Sabes por qué sigue adelante? Porque no le importa lo que está en su camino. Solo sabe que debe volar, buscar la luz, encontrar su propósito. -Las dificultades son como las corrientes: te empujan, te retuercen, te arrastran hacia lo desconocido. Pero, al igual que el agua, puedes adaptarte, puedes fluir. Y como esa mariposa azul, puedes elevarte por encima de todo. -No importa cuán oscuro sea el abismo o cuán fuerte sea la tormenta. Mientras tengas el valor de avanzar, de extender tus alas, siempre habrá un nuevo horizonte esperándote. Así que sigue adelante, como el agua que nunca se rinde, como la mariposa que nunca deja de volar. El elemental sonríe, y una suave onda se extiende por el estanque, como si sus palabras quedaran grabadas en el agua misma.
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  • Let's take a ride
    Fandom The legend of zelda
    Categoría Fantasía
    //Rol privado con Link //

    Por mucho que intentaron retrasar, el calendario marcó el principio del fin. El rey zora y el héroe del tiempo debían ir a Hyrule.

    Los últimos dos meses y medio habían pasado más rápido de lo que quisiera admitir en voz alta. Al inicio, había creído que sólo recuperó a su mejor amigo, a su cómplice, aquel que admiraba como el héroe valeroso que era de quien se cantaban leyendas y cuyo nombre ahora portaban niños en su honor. No obstante, conforme pasaron los días y fue conociendo más a Link, el hyliano, Sidón se encontró más y más a gusto en su presencia, recuperando ese característico repiqueteo que acostumbraba sentir en su corazón hace más de un siglo cada que lo veía. El rubor constante y las risas alegres delataban lo bien que se estaba a su lado.

    Y sobre todas las cosas, se alegraba de ver el cambio tan positivo que había tenido el reino en aquel rubio que había arribado sin un solo fragmento de alma. Sidón no quería darse crédito del asunto, incluso con toda la ayuda que otorgó, y simplemente era feliz viendo que Link volvía pues a ser Link.

    -Tenemos todo listo para el viaje -había dicho a uno de sus consejeros mientras terminaban de ver algunas cosas.

    -Me alegro de que vaya escoltado por el héroe. De otro modo, insistiría en que llevara guardias -respondió aquel zora, que era mucho mayor que el rey y las arrugas en su rostro delataba los años de la experiencia-. Lo que no entiendo… es por qué solicitaron un caballo extra ¿Epona no irá con ustedes?

    -Ah, debió ser un error o la costumbre tal vez, no hace falta -Sidón, como siempre, mentía con maestría.

    Al tonto se le había olvidado que los zora no acostumbran usar caballos y no había modo de explicarles que deseaba la montura para cuando sucediera su maldición. Hasta ahora, solo un alma sabía al respecto y deseaba que siguiera así.

    Las dos semanas que estuvieron entrenando en el bosque, conversando y bromeando, le habían sanado también un poco el alma al rey. No le daba oportunidad de pensar respecto a sus males y ya no necesitaba escapar corriendo cada que veía a Link. Después de todo, Mipha sí que había tenido razón: la pena dolió menos en compañía.

    Fue a esperar a Link en la entrada del reino. Sin despedidas públicas o glamurosas y con el frío sol de las diez de la mañana, quería ser lo más discreto posible.

    -¡Link! ¿Está todo listo? -preguntó nada más verlo, con su sonrisa colmilluda visible. Sidón llevaba una mochila cruzada con un par de provisiones. Según le explicaron, la mayor parte de lo necesario se lo habrían dado a Link para poner en sus alforjas-. Tendremos viaje libre hasta eso de las seis de la tarde. Nos serviré de reloj -aprovechaba ahora que alguien podía entender sus temas. Sus escamas incluso parecían haber adquirido un tono más vibrante.
    //Rol privado con [Hero0ft1me] // Por mucho que intentaron retrasar, el calendario marcó el principio del fin. El rey zora y el héroe del tiempo debían ir a Hyrule. Los últimos dos meses y medio habían pasado más rápido de lo que quisiera admitir en voz alta. Al inicio, había creído que sólo recuperó a su mejor amigo, a su cómplice, aquel que admiraba como el héroe valeroso que era de quien se cantaban leyendas y cuyo nombre ahora portaban niños en su honor. No obstante, conforme pasaron los días y fue conociendo más a Link, el hyliano, Sidón se encontró más y más a gusto en su presencia, recuperando ese característico repiqueteo que acostumbraba sentir en su corazón hace más de un siglo cada que lo veía. El rubor constante y las risas alegres delataban lo bien que se estaba a su lado. Y sobre todas las cosas, se alegraba de ver el cambio tan positivo que había tenido el reino en aquel rubio que había arribado sin un solo fragmento de alma. Sidón no quería darse crédito del asunto, incluso con toda la ayuda que otorgó, y simplemente era feliz viendo que Link volvía pues a ser Link. -Tenemos todo listo para el viaje -había dicho a uno de sus consejeros mientras terminaban de ver algunas cosas. -Me alegro de que vaya escoltado por el héroe. De otro modo, insistiría en que llevara guardias -respondió aquel zora, que era mucho mayor que el rey y las arrugas en su rostro delataba los años de la experiencia-. Lo que no entiendo… es por qué solicitaron un caballo extra ¿Epona no irá con ustedes? -Ah, debió ser un error o la costumbre tal vez, no hace falta -Sidón, como siempre, mentía con maestría. Al tonto se le había olvidado que los zora no acostumbran usar caballos y no había modo de explicarles que deseaba la montura para cuando sucediera su maldición. Hasta ahora, solo un alma sabía al respecto y deseaba que siguiera así. Las dos semanas que estuvieron entrenando en el bosque, conversando y bromeando, le habían sanado también un poco el alma al rey. No le daba oportunidad de pensar respecto a sus males y ya no necesitaba escapar corriendo cada que veía a Link. Después de todo, Mipha sí que había tenido razón: la pena dolió menos en compañía. Fue a esperar a Link en la entrada del reino. Sin despedidas públicas o glamurosas y con el frío sol de las diez de la mañana, quería ser lo más discreto posible. -¡Link! ¿Está todo listo? -preguntó nada más verlo, con su sonrisa colmilluda visible. Sidón llevaba una mochila cruzada con un par de provisiones. Según le explicaron, la mayor parte de lo necesario se lo habrían dado a Link para poner en sus alforjas-. Tendremos viaje libre hasta eso de las seis de la tarde. Nos serviré de reloj -aprovechaba ahora que alguien podía entender sus temas. Sus escamas incluso parecían haber adquirido un tono más vibrante.
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  • === ... …⁠ᘛ⁠⁐̤⁠ᕐ⁠ᐷ

    ×La pelinegro baja la vista luego de haber despertado de golpe al contrario. Sentía bastante vergüenza por lo que hizo. Su tono es tímido y casi en murmuros×

    Perdóname por haberte despertado mientras dormías... pero creí que era una rata muy grande y, y...solo era un ratón muy pequeño ... ¿Qué te parece si te preparo un baño para que vuelvas a relajarte y así recuperas el sueño? Para compensarte
    === ... …⁠ᘛ⁠⁐̤⁠ᕐ⁠ᐷ ×La pelinegro baja la vista luego de haber despertado de golpe al contrario. Sentía bastante vergüenza por lo que hizo. Su tono es tímido y casi en murmuros× Perdóname por haberte despertado mientras dormías... pero creí que era una rata muy grande y, y...solo era un ratón muy pequeño 💧... ¿Qué te parece si te preparo un baño para que vuelvas a relajarte y así recuperas el sueño? Para compensarte
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  • 【 𝐑𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐞𝐫 𝐭𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐮𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐞𝐣𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐭𝐮 … ¿𝐃𝐞𝐛𝐞𝐫í𝐚 𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐝𝐞𝐫𝐭𝐞? 】







    Su primera mascota fue un conejo blanco. Para un niño de apenas ocho años, aquel animal era el regalo perfecto, el símbolo de una inocencia que aún no había aprendido a temer. Pero también sería la última.

    No entendía del todo a su madre; a menudo, sus ojos lo atravesaban con odio, desprecio y asco. Sin embargo, en la soledad de la noche, lejos de miradas ajenas, ella dejaba dulces y pequeños obsequios acompañados de notas cariñosas.

    En esas notas, le aseguraba que lo amaba, pero que su afecto debía mantenerse en secreto. Decía que era un "juego" y que, al final, habría una gran recompensa. El pequeño niño rubio se aferraba a esas palabras como un náufrago a una tabla, ignorando la confusión que su joven corazón albergaba. Porque, aunque lo emocionaban los gestos de su madre, le dolía la frialdad que mostraba ante los demás. Su padre tampoco era un refugio; lo obligaba a cumplir órdenes que él no entendía ni quería ejecutar.

    Ojalá hubiera sabido que, aquellas notas, nunca fueron escritas por su madre, sino, por su cuidadora Camile.

    Fue una tarde cuando su madre tomo el conejo, se lo arrebato de sus brazos. Antes de que pudiera reaccionar, vio cómo el animal era lanzado al patio, directo al territorio de los perros.

    Los gritos desesperados del niño llenaron el aire. Intentó correr tras Bianca, pero un tirón fuerte en su brazo lo detuvo. Sus pequeños ojos dorados miraron a su madre buscando alguna clase de explicación. Pero en cambio ella lo alzó como si fuera un muñeco de trapo y, sosteniéndolo con fuerza, lo obligó a mirar.

    —No apartes la vista — Las palabras de ella eran frías mientras lo forzaba a presenciar cómo los perros se abalanzaban sobre el pequeño cuerpo del conejo.

    El pequeño niño sollozaba, retorciéndose en un intento inútil por liberarse. Las lágrimas rodaban por su rostro mientras su voz se quebraba en súplicas. Pero su madre no cedió, sujetándolo con fuerza para que viera el cruel espectáculo hasta el final.

    Cuando los perros se dispersaron, lo dejaron acercarse. Con las manos temblorosas, recogió lo que quedaba de Bianca. Su pequeño cuerpo temblaba, incapaz de articular palabra. Solo el temblor de su labio inferior hablaba de su terror y de la angustia que lo ahogaba.

    Desde lejos, su padre observaba la escena con indiferencia, pero pronto una sonrisa apenas perceptible curvó sus labios.
    La familia Conti había construido su legado sobre la frialdad, sobre una indiferencia brutal hacia los lazos de sangre. En sus ojos, endurecer la mente de un niño no era cruel; era necesario. Y Alessandro, apenas consciente de lo que significaba llevar ese apellido, estaba a punto de descubrirlo.

    . . .

    El lugar era lúgubre, saturado por los gritos desesperados de personas y las órdenes ásperas de otros. Ryan fijó la vista en la pared de piedra caliza frente a él, manchada de sangre y salpicada de trozos de carne. Su espalda descansaba contra la superficie fría mientras tarareaba una canción, indiferente al caos que lo rodeaba. Su ropa estaba desgarrada y cubierta de suciedad; las heridas en sus piernas palpitaban y una quemadura fresca en su espalda le recordaba lo mal que había terminado el intento de escape.


    Lentamente, sus ojos ámbar se posaron en el cadáver de un hombre corpulento, tendido en un charco de sangre con la cabeza hecha pedazos. A su lado, un martillo, el arma usada para dejarlo sin vida. Una sonrisa torcida apareció en sus labios. Ese hombre no era otro que el primer ex-prometido de su compañera. Había tantos secretos que ella había ocultado, sorpresitas que terminó descubriendo.

    Killman había atacado sin previo aviso, rompiendo el tratado con su padre. Aunque fue su culpa, era su intención después de todo. Solo basto decirle que "Vanya es muy bonita, tanto que la hice mi novia" "Oye, ¿Te gustaria ser el padrino de bodas?" y ese bastardo perdio la cabeza por completo. Obviamente todo era mentira, ella no era nada mas que su amiga, pero sabia donde golpear para que un hombre perdiera la cabeza. Golpear su orgullo. "Ella si se quiere casar conmigo, al menos podremos tener hijos bonitos ¿No lo crees?"

    Volvio a reir al solo recordar aquello. Risa que no duro mucho.

    — Creo que ya vienen por nosotros —murmuró al escuchar pasos apresurados acercándose.

    Su tono tranquilo y sereno tenía algo profundamente inquietante.

    — Nos van a llevar a una de las propiedades de Fabrizio —añadió.

    Esperó, pero no obtuvo respuesta. Su mirada se desvió hacia su compañera, quien yacía inmóvil a su lado. Ryan tomó su mano, notándola helada, sin vida. Sin embargo, no parecía alarmado. Solo tenía que esperar unos minutos.

    — Será mejor que despiertes. Te cargaría, pero mi espalda aún duele. La quemadura sigue latiendo, y tengo suerte de que mis pulmones no hayan explotado.

    Hizo una pausa, sus labios curvándose en una sonrisa casi divertida, no pudo evitar reír un poco.

    — Tenemos que volver con los chicos. Kiev y Rubí estarán molestos si seguimos aquí. Vayamos con Fabrizio y, una vez recompuestos, busquemos cómo volver a huir.

    Le dio unas suaves palmaditas en la mejilla. En ese momento, la puerta metálica se abrió de golpe. La luz de las linternas lo obligó a cerrar los ojos un instante mientras se acostumbraba al resplandor. Unos hombres armados entraron, soltando suspiros de alivio al ver que el hijo de su jefe seguía con vida. Fue entonces cuando el cuerpo de su compañera comenzó a moverse.

    . . .

    La mansión de los Conti permanecía oculta tras un extenso bosque, con altos muros que separaban la naturaleza salvaje de la fría opulencia de la propiedad. Era un lugar diseñado tanto para proteger como para encerrar.

    Estaba en el jardín, bebiendo té mientras miraba las murallas. La pelinegra estaba en una de las habitaciones.

    — Esto me trae recuerdos... —murmuró con una sonrisa —. Cuando tenía doce años, mi madre me lanzó a los lobos para matarme. Mi padre lo sabía y decidió usarlo como una lección.

    Bebió un sorbo de té antes de añadir con tono casual.

    — Así que la usé de carnada y corrí de vuelta mientras ellos se la comían. Lindos recuerdos.

    Sonrió aunque no pudo evitar reír ante lo recordado, la servidumbre permanecía inmóvil, escuchando la retorcida historia. Ryan volteo a mirarlos unos segundos, antes de volver su mirada en su zapato, habia un conejito ahi. No dijo nada, pero si le parecio curioso. — ¿Bianca? — Sabia que no era ella, pero era tan idéntica, bueno, era un simple conejo blanco.

    【 𝐑𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐞𝐫 𝐭𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐮𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐞𝐣𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐭𝐮 … ¿𝐃𝐞𝐛𝐞𝐫í𝐚 𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐝𝐞𝐫𝐭𝐞? 】 Su primera mascota fue un conejo blanco. Para un niño de apenas ocho años, aquel animal era el regalo perfecto, el símbolo de una inocencia que aún no había aprendido a temer. Pero también sería la última. No entendía del todo a su madre; a menudo, sus ojos lo atravesaban con odio, desprecio y asco. Sin embargo, en la soledad de la noche, lejos de miradas ajenas, ella dejaba dulces y pequeños obsequios acompañados de notas cariñosas. En esas notas, le aseguraba que lo amaba, pero que su afecto debía mantenerse en secreto. Decía que era un "juego" y que, al final, habría una gran recompensa. El pequeño niño rubio se aferraba a esas palabras como un náufrago a una tabla, ignorando la confusión que su joven corazón albergaba. Porque, aunque lo emocionaban los gestos de su madre, le dolía la frialdad que mostraba ante los demás. Su padre tampoco era un refugio; lo obligaba a cumplir órdenes que él no entendía ni quería ejecutar. Ojalá hubiera sabido que, aquellas notas, nunca fueron escritas por su madre, sino, por su cuidadora Camile. Fue una tarde cuando su madre tomo el conejo, se lo arrebato de sus brazos. Antes de que pudiera reaccionar, vio cómo el animal era lanzado al patio, directo al territorio de los perros. Los gritos desesperados del niño llenaron el aire. Intentó correr tras Bianca, pero un tirón fuerte en su brazo lo detuvo. Sus pequeños ojos dorados miraron a su madre buscando alguna clase de explicación. Pero en cambio ella lo alzó como si fuera un muñeco de trapo y, sosteniéndolo con fuerza, lo obligó a mirar. —No apartes la vista — Las palabras de ella eran frías mientras lo forzaba a presenciar cómo los perros se abalanzaban sobre el pequeño cuerpo del conejo. El pequeño niño sollozaba, retorciéndose en un intento inútil por liberarse. Las lágrimas rodaban por su rostro mientras su voz se quebraba en súplicas. Pero su madre no cedió, sujetándolo con fuerza para que viera el cruel espectáculo hasta el final. Cuando los perros se dispersaron, lo dejaron acercarse. Con las manos temblorosas, recogió lo que quedaba de Bianca. Su pequeño cuerpo temblaba, incapaz de articular palabra. Solo el temblor de su labio inferior hablaba de su terror y de la angustia que lo ahogaba. Desde lejos, su padre observaba la escena con indiferencia, pero pronto una sonrisa apenas perceptible curvó sus labios. La familia Conti había construido su legado sobre la frialdad, sobre una indiferencia brutal hacia los lazos de sangre. En sus ojos, endurecer la mente de un niño no era cruel; era necesario. Y Alessandro, apenas consciente de lo que significaba llevar ese apellido, estaba a punto de descubrirlo. . . . El lugar era lúgubre, saturado por los gritos desesperados de personas y las órdenes ásperas de otros. Ryan fijó la vista en la pared de piedra caliza frente a él, manchada de sangre y salpicada de trozos de carne. Su espalda descansaba contra la superficie fría mientras tarareaba una canción, indiferente al caos que lo rodeaba. Su ropa estaba desgarrada y cubierta de suciedad; las heridas en sus piernas palpitaban y una quemadura fresca en su espalda le recordaba lo mal que había terminado el intento de escape. Lentamente, sus ojos ámbar se posaron en el cadáver de un hombre corpulento, tendido en un charco de sangre con la cabeza hecha pedazos. A su lado, un martillo, el arma usada para dejarlo sin vida. Una sonrisa torcida apareció en sus labios. Ese hombre no era otro que el primer ex-prometido de su compañera. Había tantos secretos que ella había ocultado, sorpresitas que terminó descubriendo. Killman había atacado sin previo aviso, rompiendo el tratado con su padre. Aunque fue su culpa, era su intención después de todo. Solo basto decirle que "Vanya es muy bonita, tanto que la hice mi novia" "Oye, ¿Te gustaria ser el padrino de bodas?" y ese bastardo perdio la cabeza por completo. Obviamente todo era mentira, ella no era nada mas que su amiga, pero sabia donde golpear para que un hombre perdiera la cabeza. Golpear su orgullo. "Ella si se quiere casar conmigo, al menos podremos tener hijos bonitos ¿No lo crees?" Volvio a reir al solo recordar aquello. Risa que no duro mucho. — Creo que ya vienen por nosotros —murmuró al escuchar pasos apresurados acercándose. Su tono tranquilo y sereno tenía algo profundamente inquietante. — Nos van a llevar a una de las propiedades de Fabrizio —añadió. Esperó, pero no obtuvo respuesta. Su mirada se desvió hacia su compañera, quien yacía inmóvil a su lado. Ryan tomó su mano, notándola helada, sin vida. Sin embargo, no parecía alarmado. Solo tenía que esperar unos minutos. — Será mejor que despiertes. Te cargaría, pero mi espalda aún duele. La quemadura sigue latiendo, y tengo suerte de que mis pulmones no hayan explotado. Hizo una pausa, sus labios curvándose en una sonrisa casi divertida, no pudo evitar reír un poco. — Tenemos que volver con los chicos. Kiev y Rubí estarán molestos si seguimos aquí. Vayamos con Fabrizio y, una vez recompuestos, busquemos cómo volver a huir. Le dio unas suaves palmaditas en la mejilla. En ese momento, la puerta metálica se abrió de golpe. La luz de las linternas lo obligó a cerrar los ojos un instante mientras se acostumbraba al resplandor. Unos hombres armados entraron, soltando suspiros de alivio al ver que el hijo de su jefe seguía con vida. Fue entonces cuando el cuerpo de su compañera comenzó a moverse. . . . La mansión de los Conti permanecía oculta tras un extenso bosque, con altos muros que separaban la naturaleza salvaje de la fría opulencia de la propiedad. Era un lugar diseñado tanto para proteger como para encerrar. Estaba en el jardín, bebiendo té mientras miraba las murallas. La pelinegra estaba en una de las habitaciones. — Esto me trae recuerdos... —murmuró con una sonrisa —. Cuando tenía doce años, mi madre me lanzó a los lobos para matarme. Mi padre lo sabía y decidió usarlo como una lección. Bebió un sorbo de té antes de añadir con tono casual. — Así que la usé de carnada y corrí de vuelta mientras ellos se la comían. Lindos recuerdos. Sonrió aunque no pudo evitar reír ante lo recordado, la servidumbre permanecía inmóvil, escuchando la retorcida historia. Ryan volteo a mirarlos unos segundos, antes de volver su mirada en su zapato, habia un conejito ahi. No dijo nada, pero si le parecio curioso. — ¿Bianca? — Sabia que no era ella, pero era tan idéntica, bueno, era un simple conejo blanco.
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  • Brillen, ojos filosos como navajas, antes de que los muros se desplomen,
    más feroces que bestias hambrientas, más ensordecedores que los gritos de un alma rota.

    Los pájaros y las abejas languidecen, atrapados en la prisión del tiempo,
    y un viento helado se arrastra por mi carne, devorándome desde adentro.

    Brillen, ojos afilados, saboreando el éxtasis de la destrucción,
    brillen, antes de que el aliento se torne cenizas.
    Brillen, en esta penumbra donde la luz es un susurro agónico,
    mientras el frío me desnuda, fragmentando mi ser.

    Estoy harto de este dueto humano,
    una danza vacía de máscaras rotas,
    donde ninguna civilización esconde
    el hambre primitiva, la sed de caos,
    nuestros impulsos animales,
    nuestros demonios encadenados que claman por sangre.

    Brillen, ojos filosos como navajas, antes de que los muros se desplomen, más feroces que bestias hambrientas, más ensordecedores que los gritos de un alma rota. Los pájaros y las abejas languidecen, atrapados en la prisión del tiempo, y un viento helado se arrastra por mi carne, devorándome desde adentro. Brillen, ojos afilados, saboreando el éxtasis de la destrucción, brillen, antes de que el aliento se torne cenizas. Brillen, en esta penumbra donde la luz es un susurro agónico, mientras el frío me desnuda, fragmentando mi ser. Estoy harto de este dueto humano, una danza vacía de máscaras rotas, donde ninguna civilización esconde el hambre primitiva, la sed de caos, nuestros impulsos animales, nuestros demonios encadenados que claman por sangre.
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  • El Comienzo de Todo – El Despertar de Jade Green
    Categoría Otros
    Desde que era niña, Jade siempre supo que su vida no sería como la de los demás. En los primeros años de su existencia, vivió en el convento, escondida entre las sombras de las monjas, protegida del mundo exterior por los muros de piedra que la mantenían alejada de quienes la buscaban. No entendía del todo por qué, pero sentía que algo oscuro la acechaba. Algo que no podía escapar, aunque ni su madre ni las monjas hablaran al respecto.

    Recuerdo los días grises y fríos, el canto monótono de las monjas que, a pesar de ser cálido, nunca lograba calmar la sensación constante de inquietud que me embargaba. Sabía que no era una niña común. Había algo en mí, algo que me hacía diferente. A veces, en mis sueños, veía ojos enormes, profundos como el mar. Aquellos ojos eran los mismos que sentía en mi interior. La conexión que no comprendía, la fuerza ancestral que me pertenecía y que, sin quererlo, me arrastraba.

    Era mi madre quien me sacó de allí. La misma mujer que siempre había sido una sombra distante, a veces cálida, a veces fría, pero siempre con un aire de autoridad que parecía rodearla. Esa mujer, la que hablaba en susurros con el viento, que nunca dejaba de estudiar los antiguos textos y las viejas escrituras de la Hermandad del Kraken, fue quien me sacó del convento, de mi protección, de mi escondite. Y lo hizo con una sonrisa que nunca pude descifrar, una sonrisa que llevaba consigo una carga de tristeza y aceptación.

    Al principio, no entendí lo que sucedía. No entendí por qué estaba siendo entregada a aquellos que me miraban como si fuera algo más que una niña, como si fuera una pieza de un rompecabezas al que le faltaba su lugar. Lo comprendí cuando ya era demasiado tarde, cuando mi madre, la mujer que debería haberme protegido, me entregó sin remordimientos a una organización con oscuros fines. La Hermandad del Kraken. ¿Cómo podría ella? ¿Cómo pudo venderme? ¿Por qué me entregó a aquellos que querían usarme como un simple instrumento?

    Me sentí perdida, atrapada en una red de mentiras y manipulaciones. De repente, todo lo que había conocido, todo lo que pensaba que era real, se desmoronó ante mis ojos. A medida que pasaban los años, comencé a entender que mi madre no era simplemente una madre. Era una sacerdotisa, una mujer que había consagrado su vida a un propósito más grande que ella misma. Y ese propósito no me incluía como su hija, sino como un medio para un fin: el despertar del Kraken.

    Mi madre nunca me habló directamente de la Hermandad, ni de lo que se esperaba de mí. Pero yo sabía que, en algún lugar profundo de mi ser, algo se despertaba. Mi vínculo con el Kraken no era un simple destino. Era un llamado que siempre había estado latente, esperando el momento adecuado para salir a la luz.

    Las voces que escuchaba en mis sueños, los ecos de los mares y las olas que parecían hablarme, todo encajaba en un puzzle que me aterraba. El Kraken, ese monstruo primordial, no solo era un mito. Era real. Y yo era la pieza clave para desatarlo.

    Me encontraba en medio de dos mundos. La bondad de Gazú, mi padre adoptivo, el hombre que me dio amor cuando mi madre me abandonó, y el oscuro destino que la Hermandad había trazado para mí. Gazú me ofreció protección, un refugio del caos que me rodeaba, pero el peso de lo que estaba en juego, el destino que me perseguía, me alejaba de él. Mi amor por él era la única ancla que me mantenía a flote, pero ni él ni yo sabíamos lo que se avecinaba.

    Recuerdo las noches solitarias, mirando al horizonte, buscando respuestas que nunca llegaban. Mis poderes, esas habilidades que no entendía del todo, comenzaban a crecer dentro de mí. No era solo una niña común. Había algo en mis venas, algo que me conectaba con las aguas del océano, con el monstruo que se escondía en las profundidades.

    Y ahora, al mirar las olas chocando contra la costa, entendí que no podía escapar de esto. El Kraken ya estaba despertando, y yo no podía ignorarlo. No podía evitarlo. Mi destino estaba sellado, marcado por la sangre de mi madre, por la conexión que no podía cortar. El Kraken me llamaba, y yo tenía que decidir qué hacer con ese poder.

    Me he pasado toda la vida huyendo de lo que soy, pero ahora no puedo seguir corriendo. El futuro está frente a mí, y aunque mi corazón me grite que no debo seguir el camino de la Hermandad, sé que algo más grande que yo ya ha comenzado. Y quizás, por primera vez, pueda elegir qué hacer con el poder que corre por mis venas.

    Sabía que no podía huir para siempre. El Kraken había comenzado a despertar, y su destino estaba intrínsecamente ligado a ese monstruo del abismo. Pero, a medida que la tormenta arremetía alrededor de ella, Jade entendió que no sería solo un instrumento para los fines de la Hermandad. Ella tendría que decidir por sí misma qué hacer con el poder que le otorgaba su sangre y su linaje.

    En ese momento, Jade tomó una decisión.

    "No seré su marioneta", susurró con determinación. "El Kraken no me controlará. Lo despertaré, pero será a mi manera."

    Con un último vistazo a las olas embravecidas, Jade dio un paso atrás, alejándose del borde. El destino no la había elegido, ni la Hermandad, ni el Kraken. Sería ella quien decidiría su futuro, aunque eso significara desafiar a la misma organización que la había creado y, posiblemente, a la fuerza de los mares.

    La lucha por su libertad comenzaba esa noche.
    Desde que era niña, Jade siempre supo que su vida no sería como la de los demás. En los primeros años de su existencia, vivió en el convento, escondida entre las sombras de las monjas, protegida del mundo exterior por los muros de piedra que la mantenían alejada de quienes la buscaban. No entendía del todo por qué, pero sentía que algo oscuro la acechaba. Algo que no podía escapar, aunque ni su madre ni las monjas hablaran al respecto. Recuerdo los días grises y fríos, el canto monótono de las monjas que, a pesar de ser cálido, nunca lograba calmar la sensación constante de inquietud que me embargaba. Sabía que no era una niña común. Había algo en mí, algo que me hacía diferente. A veces, en mis sueños, veía ojos enormes, profundos como el mar. Aquellos ojos eran los mismos que sentía en mi interior. La conexión que no comprendía, la fuerza ancestral que me pertenecía y que, sin quererlo, me arrastraba. Era mi madre quien me sacó de allí. La misma mujer que siempre había sido una sombra distante, a veces cálida, a veces fría, pero siempre con un aire de autoridad que parecía rodearla. Esa mujer, la que hablaba en susurros con el viento, que nunca dejaba de estudiar los antiguos textos y las viejas escrituras de la Hermandad del Kraken, fue quien me sacó del convento, de mi protección, de mi escondite. Y lo hizo con una sonrisa que nunca pude descifrar, una sonrisa que llevaba consigo una carga de tristeza y aceptación. Al principio, no entendí lo que sucedía. No entendí por qué estaba siendo entregada a aquellos que me miraban como si fuera algo más que una niña, como si fuera una pieza de un rompecabezas al que le faltaba su lugar. Lo comprendí cuando ya era demasiado tarde, cuando mi madre, la mujer que debería haberme protegido, me entregó sin remordimientos a una organización con oscuros fines. La Hermandad del Kraken. ¿Cómo podría ella? ¿Cómo pudo venderme? ¿Por qué me entregó a aquellos que querían usarme como un simple instrumento? Me sentí perdida, atrapada en una red de mentiras y manipulaciones. De repente, todo lo que había conocido, todo lo que pensaba que era real, se desmoronó ante mis ojos. A medida que pasaban los años, comencé a entender que mi madre no era simplemente una madre. Era una sacerdotisa, una mujer que había consagrado su vida a un propósito más grande que ella misma. Y ese propósito no me incluía como su hija, sino como un medio para un fin: el despertar del Kraken. Mi madre nunca me habló directamente de la Hermandad, ni de lo que se esperaba de mí. Pero yo sabía que, en algún lugar profundo de mi ser, algo se despertaba. Mi vínculo con el Kraken no era un simple destino. Era un llamado que siempre había estado latente, esperando el momento adecuado para salir a la luz. Las voces que escuchaba en mis sueños, los ecos de los mares y las olas que parecían hablarme, todo encajaba en un puzzle que me aterraba. El Kraken, ese monstruo primordial, no solo era un mito. Era real. Y yo era la pieza clave para desatarlo. Me encontraba en medio de dos mundos. La bondad de Gazú, mi padre adoptivo, el hombre que me dio amor cuando mi madre me abandonó, y el oscuro destino que la Hermandad había trazado para mí. Gazú me ofreció protección, un refugio del caos que me rodeaba, pero el peso de lo que estaba en juego, el destino que me perseguía, me alejaba de él. Mi amor por él era la única ancla que me mantenía a flote, pero ni él ni yo sabíamos lo que se avecinaba. Recuerdo las noches solitarias, mirando al horizonte, buscando respuestas que nunca llegaban. Mis poderes, esas habilidades que no entendía del todo, comenzaban a crecer dentro de mí. No era solo una niña común. Había algo en mis venas, algo que me conectaba con las aguas del océano, con el monstruo que se escondía en las profundidades. Y ahora, al mirar las olas chocando contra la costa, entendí que no podía escapar de esto. El Kraken ya estaba despertando, y yo no podía ignorarlo. No podía evitarlo. Mi destino estaba sellado, marcado por la sangre de mi madre, por la conexión que no podía cortar. El Kraken me llamaba, y yo tenía que decidir qué hacer con ese poder. Me he pasado toda la vida huyendo de lo que soy, pero ahora no puedo seguir corriendo. El futuro está frente a mí, y aunque mi corazón me grite que no debo seguir el camino de la Hermandad, sé que algo más grande que yo ya ha comenzado. Y quizás, por primera vez, pueda elegir qué hacer con el poder que corre por mis venas. Sabía que no podía huir para siempre. El Kraken había comenzado a despertar, y su destino estaba intrínsecamente ligado a ese monstruo del abismo. Pero, a medida que la tormenta arremetía alrededor de ella, Jade entendió que no sería solo un instrumento para los fines de la Hermandad. Ella tendría que decidir por sí misma qué hacer con el poder que le otorgaba su sangre y su linaje. En ese momento, Jade tomó una decisión. "No seré su marioneta", susurró con determinación. "El Kraken no me controlará. Lo despertaré, pero será a mi manera." Con un último vistazo a las olas embravecidas, Jade dio un paso atrás, alejándose del borde. El destino no la había elegido, ni la Hermandad, ni el Kraken. Sería ella quien decidiría su futuro, aunque eso significara desafiar a la misma organización que la había creado y, posiblemente, a la fuerza de los mares. La lucha por su libertad comenzaba esa noche.
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  • "... la época triste y oscura ha terminado y vas a ser muy feliz"

    Esas palabras pronunciadas por Lannie algunos días atrás todavía resonaban en la cabeza de Beckett... Y es que la inspectora sabía que, por mucho que lo deseara no sería cierto. No hasta que encontrara y encerrase al hombre que habia matado a su madre y eso... No tenía garantías de que eso fuera a suceder...

    ¿Permitirse ser feliz? ¿Dejar que alguien derribara sus murallas? ¿Dejar que él, que Castle, derribara los muros que ella misma habia erigido para protegerse?


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D
    "... la época triste y oscura ha terminado y vas a ser muy feliz" Esas palabras pronunciadas por Lannie algunos días atrás todavía resonaban en la cabeza de Beckett... Y es que la inspectora sabía que, por mucho que lo deseara no sería cierto. No hasta que encontrara y encerrase al hombre que habia matado a su madre y eso... No tenía garantías de que eso fuera a suceder... ¿Permitirse ser feliz? ¿Dejar que alguien derribara sus murallas? ¿Dejar que él, que Castle, derribara los muros que ella misma habia erigido para protegerse? #Personajes3D #3D #Comunidad3D
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