• Siempre juntas
    Fandom Bridgerton
    Categoría Otros
    El mayordomo dePenélope Featherington y mi hermano Colin al igual que el resto de su servicio, están acostumbrados a que vaya siempre a visitarlos.
    En está ocasión mi hermano no se encontraba en casa, así podré hablar a solas con mi amiga.
    -Buenas tardes.
    El mayordomo de[Pluma_CX] y mi hermano Colin al igual que el resto de su servicio, están acostumbrados a que vaya siempre a visitarlos. En está ocasión mi hermano no se encontraba en casa, así podré hablar a solas con mi amiga. -Buenas tardes.
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  • Regreso a Casa
    Fandom Bridgerton
    Categoría Drama
    He disfrutado de una conversación interesante y varias copas junto con mi nuevo amigo Phillip Crane.

    Al llegar a casa fui recibido por nuestro mayordomo Dunwoody.
    Él cual de inmediato me ayudó a despojarme de mi abrigo.

    —Gracias Dunwoody. ¿Sabe donde se encuentra mi esposa?.
    —Su esposa se encuentra en el salón, señor Bridgerton.
    Realice un asentimiento de cabeza antes de dirigirme a un paso rápido hacia el salón. Aunque he disfrutado pasando parte de la tarde con Crane, extrañaba acurrucarme en los brazos de mi Penélope.

    Al entrar veo a mi hermosa esposa sentada en el sofá donde al lado se encuentra la cama del perro que yo mismo la regale.
    Pen no se inmutó cuando entre, el único que se dio cuenta de mi llegada y vino hacia mi contento a recibirme fue el perro.
    —Hola chico.
    Lo cojo en mis brazos, acarició suavemente su lomo un par de veces. Vuelvo a dejarle en el suelo y se dirige de nuevo a su cama.
    Penélope continúa teniendo una mirada perdida en su rostro. Es como si no me viera, nunca antes la había visto de esa manera.
    Corrí a su lado preocupado, me pongo de rodillas cogiendo sus manos con mucha delicadeza.


    Penélope Featherington ¿estás bien?. ¿Qué te preocupa?. ¿Te duele algo?.
    Por favor Pen dime algo, lo que sea.
    He disfrutado de una conversación interesante y varias copas junto con mi nuevo amigo Phillip Crane. Al llegar a casa fui recibido por nuestro mayordomo Dunwoody. Él cual de inmediato me ayudó a despojarme de mi abrigo. —Gracias Dunwoody. ¿Sabe donde se encuentra mi esposa?. —Su esposa se encuentra en el salón, señor Bridgerton. Realice un asentimiento de cabeza antes de dirigirme a un paso rápido hacia el salón. Aunque he disfrutado pasando parte de la tarde con Crane, extrañaba acurrucarme en los brazos de mi Penélope. Al entrar veo a mi hermosa esposa sentada en el sofá donde al lado se encuentra la cama del perro que yo mismo la regale. Pen no se inmutó cuando entre, el único que se dio cuenta de mi llegada y vino hacia mi contento a recibirme fue el perro. —Hola chico. Lo cojo en mis brazos, acarició suavemente su lomo un par de veces. Vuelvo a dejarle en el suelo y se dirige de nuevo a su cama. Penélope continúa teniendo una mirada perdida en su rostro. Es como si no me viera, nunca antes la había visto de esa manera. Corrí a su lado preocupado, me pongo de rodillas cogiendo sus manos con mucha delicadeza. —[Pluma_CX] ¿estás bien?. ¿Qué te preocupa?. ¿Te duele algo?. Por favor Pen dime algo, lo que sea.
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  • -Pocas veces anda así "vestida" pero este día no quiere salir de su habitación, solo quiere estar encerrada, está cansada mental y físicamente así que le dice al mayordomo que nadie debería molestarla ya que no piensa salir para nada de ese lugar-
    -Pocas veces anda así "vestida" pero este día no quiere salir de su habitación, solo quiere estar encerrada, está cansada mental y físicamente así que le dice al mayordomo que nadie debería molestarla ya que no piensa salir para nada de ese lugar-
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  • II. Primeras segundas impresiones
    Fandom Kuroshitsuji/Black Butler OC y otros
    Categoría Otros
    En el pueblo, Junior era conocido como el joven maestro de la mansión Phantomhive, un niño que el conde había tenido la bondad de educar como si fuera suyo. Oficialmente, Junior era el primo del conde Grey, quien le había encargado al conde Phantomhive educar a su familiar porque era un hombre muy ocupado para hacerlo él mismo, y para todos era lógico: se trataba del mayordomo y secretario privado de la mismísima reina.

    Pero a las personas les gustaba inventarse sus propias historias, y era escalofriante darse cuenta de lo cerca que estaban de la verdad. A veces, a Junior le recorría un escalofrío cuando escuchaba a estos pueblerinos cuchichear, como si él no pudiera oírlos, sobre su identidad.

    "Es el hijo ilegítimo del conde", decían, ignorantes de que estaban tocando la verdad, pero no tenían manera de comprobarlo. Si bien Junior tenía cierto parecido, el rasgo más notable eran sus ojos azules; uno podría decir al mirarlo que se parecía más a su primo Grey.
    Sin embargo, al ser criado por el conde Phantomhive, su forma de ser se parecía bastante a la de él.

    —¡Oye! —dijo un niño de repente.

    Junior lo reconoció como el hijo del panadero. Estaba un poco sucio, al chico le gustaba meterse en cualquier sitio sin importarle ensuciar su ropa.

    —¿Quieres jugar?

    Fue una invitación amistosa, e inusual. Los niños no solían acercársele. Por lo que Junior asintió intrigado, sin saber a qué jugarían. El niño, felizmente, le entregó una rama gruesa y larga, que incluso tenía algunas hojas. Junior entendió de inmediato.
    Charles Grey, su segundo padre, le había enseñado el arte de la esgrima, por lo que sabía manejar una espada, o al menos, manejar esta rama como si lo fuera.

    Se posicionó, colocando el pie izquierdo hacia delante, la pierna derecha extendida ligeramente detrás del cuerpo, y sostuvo la rama con firmeza. El niño, por su lado, lo hizo de manera más tosca, sin técnica, con la simpleza de quien juega por diversión.

    Entonces, cuando el niño dio la señal, Junior se lanzó al ataque, evadiendo sus golpes con precisión. Y, cuando le tocó el momento de atacar, realizó tres estocadas certeras: una en el pecho, una en el antebrazo y otra en la frente. Pero no contó con que sería demasiado para el niño, quien se cayó de espaldas y se echó a llorar.

    La madre vino de inmediato, mirándolo con recelo, pero disculpándose con Junior, como si hubiera sido el niño quien actuó mal. Se llevó a su hijo y se fue tan rápido que no le dio ni tiempo de disculparse... Esta gente lo trataba con un respeto distante, temiendo ofenderlo y recibir la ira del conde Phantomhive.

    Suspiró y se fue, soltando la rama con cierto desprecio. ¿Para qué había accedido? No es como si se hubieran hecho amigos, quedaba claro que Junior no era bueno en eso.

    Levantó la vista hacia el cielo, su color anaranjado rojizo se reflejó en su mirada azul.

    El alba estaba en su esplendor, y era, hermoso.

    En el pueblo, Junior era conocido como el joven maestro de la mansión Phantomhive, un niño que el conde había tenido la bondad de educar como si fuera suyo. Oficialmente, Junior era el primo del conde Grey, quien le había encargado al conde Phantomhive educar a su familiar porque era un hombre muy ocupado para hacerlo él mismo, y para todos era lógico: se trataba del mayordomo y secretario privado de la mismísima reina. Pero a las personas les gustaba inventarse sus propias historias, y era escalofriante darse cuenta de lo cerca que estaban de la verdad. A veces, a Junior le recorría un escalofrío cuando escuchaba a estos pueblerinos cuchichear, como si él no pudiera oírlos, sobre su identidad. "Es el hijo ilegítimo del conde", decían, ignorantes de que estaban tocando la verdad, pero no tenían manera de comprobarlo. Si bien Junior tenía cierto parecido, el rasgo más notable eran sus ojos azules; uno podría decir al mirarlo que se parecía más a su primo Grey. Sin embargo, al ser criado por el conde Phantomhive, su forma de ser se parecía bastante a la de él. —¡Oye! —dijo un niño de repente. Junior lo reconoció como el hijo del panadero. Estaba un poco sucio, al chico le gustaba meterse en cualquier sitio sin importarle ensuciar su ropa. —¿Quieres jugar? Fue una invitación amistosa, e inusual. Los niños no solían acercársele. Por lo que Junior asintió intrigado, sin saber a qué jugarían. El niño, felizmente, le entregó una rama gruesa y larga, que incluso tenía algunas hojas. Junior entendió de inmediato. Charles Grey, su segundo padre, le había enseñado el arte de la esgrima, por lo que sabía manejar una espada, o al menos, manejar esta rama como si lo fuera. Se posicionó, colocando el pie izquierdo hacia delante, la pierna derecha extendida ligeramente detrás del cuerpo, y sostuvo la rama con firmeza. El niño, por su lado, lo hizo de manera más tosca, sin técnica, con la simpleza de quien juega por diversión. Entonces, cuando el niño dio la señal, Junior se lanzó al ataque, evadiendo sus golpes con precisión. Y, cuando le tocó el momento de atacar, realizó tres estocadas certeras: una en el pecho, una en el antebrazo y otra en la frente. Pero no contó con que sería demasiado para el niño, quien se cayó de espaldas y se echó a llorar. La madre vino de inmediato, mirándolo con recelo, pero disculpándose con Junior, como si hubiera sido el niño quien actuó mal. Se llevó a su hijo y se fue tan rápido que no le dio ni tiempo de disculparse... Esta gente lo trataba con un respeto distante, temiendo ofenderlo y recibir la ira del conde Phantomhive. Suspiró y se fue, soltando la rama con cierto desprecio. ¿Para qué había accedido? No es como si se hubieran hecho amigos, quedaba claro que Junior no era bueno en eso. Levantó la vista hacia el cielo, su color anaranjado rojizo se reflejó en su mirada azul. El alba estaba en su esplendor, y era, hermoso.
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  • -𝑻𝒓𝒂𝒎𝒂 𝑴𝒂́𝒈𝒊𝒄𝒂-


    La habitación de Junior no se limitaba a un dormitorio con una cama, una cómoda y un escritorio. Estaba compuesta, en realidad, por un complejo de habitaciones que harían en total unos tres cuartos unidos entre sí: un salón pequeño, con sillones, una mesa y lo que compone un salón en general; el dormitorio propiamente dicho, con un baño y un cambiador —lo que podría agregar dos habitaciones más a su complejo—, y su parte favorita: un estudio, que no podía compararse al de su padre, pero que estaba bien provisto con un escritorio, unas estanterías con libros que le habían sido obsequiados, y una sección donde hacía sus experimentos, dotado de un microscopio y diversas herramientas más propias de un científico que de un niño.

    Pero el chico en cuestión no estaba realizando ninguna actividad como esa. En realidad, hacia la actividad opuesta, algo que hace tan solo unos días habría pensado como mera fantasía.

    Sentado en la silla de su escritorio, de espaldas a la puerta, mirando hacia el ventanal; tenía los ojos cerrados y parecía sumido en sueños, pero estaba bien despierto, practicando manejar los hilos de la magia presentes en el ambiente.

    Aquella bruja llamada Bloom le había enseñado cómo interactuar con la magia, y Junior estaba en proceso de aprendizaje, tanteando esos hilos tímidamente.
    Pero, de repente, sintió algo que lo hizo saltar de su asiento, abrir los ojos y mirar hacia atrás.

    Era extraño, pero si pudiera describirlo con palabras, había experimentado una sensación oscura y siniestra. Y estaba detrás de esa puerta.

    De hecho, unos segundos después, escuchó unos golpes, suaves y acompasados.

    Junior lo reconoció como el mayordomo, por lo que se calmó.
    —Adelante —contestó, aún afectado por esa sensación extraña.

    La puerta fue abierta, y quien ingresó fue Sebastián, portando su característica sonrisa gentil.

    —Joven amo —dijo, trayendo en un carrito té y bocadillos.
    —Le he traído algo para comer. Es tarde y usted ha pasado mucho tiempo aquí sin comer nada.

    Sus palabras transmitían preocupación y, una vez más, Sebastián demostraba ser un mayordomo atento. Sin embargo, Junior todavía seguía sintiéndose extraño.
    Algo parecía decirle que estaba frente a un ser peligroso, maligno y retorcido.

    Junior veía el rostro sonriente de Sebastián con recelo, y se había quedado en su asiento quieto como una estatua, como si moverse implicara que la bestia frente a él se lanzara para devorarlo.

    Pero rápidamente se dio cuenta de lo absurdo que eran sus pensamientos.
    “Qué sinsentido. Sebastián es Sebastián”, pensó, asintiéndole con la cabeza al mayordomo, moviéndose y acomodándose para poder comer.

    El mayordomo se acercó y dispuso todo en la mesa, pero Junior seguía sintiendo ese aura proveniente de él, y estando tan cerca, la sensación se había intensificado. Fue agobiante: como si él mismo estuviera siendo corrompido por esa oscuridad que parecía rodear al sirviente.

    Corrió la cara hacia un lado, como si así pudiera evitar al hombre.

    Sebastián pareció notar su inquietud.
    —¿Se encuentra bien? —preguntó, con una ceja alzada en señal de preocupación.

    Junior asintió, restando importancia con un gesto de la mano.
    —Estoy bien. Puedes retirarte —indicó, deseando que se fuera lo antes posible.

    El mayordomo obedeció, lo reverenció y se retiró sin decir mucho más junto el carrito vacío.

    Cuando se hubo ido, y alejado lo suficiente, Junior soltó un suspiro de alivio. Se llevó una mano al corazón, que todavía latía de manera frenética.

    —¿Qué acaba de suceder? —se preguntó, perplejo.

    ¿Había sido la magia? ¿Había hecho algo malo tratando de invocarla?

    —Tal vez —pensó en voz alta. —Estaba queriendo decirme algo importante.
    -𝑻𝒓𝒂𝒎𝒂 𝑴𝒂́𝒈𝒊𝒄𝒂- La habitación de Junior no se limitaba a un dormitorio con una cama, una cómoda y un escritorio. Estaba compuesta, en realidad, por un complejo de habitaciones que harían en total unos tres cuartos unidos entre sí: un salón pequeño, con sillones, una mesa y lo que compone un salón en general; el dormitorio propiamente dicho, con un baño y un cambiador —lo que podría agregar dos habitaciones más a su complejo—, y su parte favorita: un estudio, que no podía compararse al de su padre, pero que estaba bien provisto con un escritorio, unas estanterías con libros que le habían sido obsequiados, y una sección donde hacía sus experimentos, dotado de un microscopio y diversas herramientas más propias de un científico que de un niño. Pero el chico en cuestión no estaba realizando ninguna actividad como esa. En realidad, hacia la actividad opuesta, algo que hace tan solo unos días habría pensado como mera fantasía. Sentado en la silla de su escritorio, de espaldas a la puerta, mirando hacia el ventanal; tenía los ojos cerrados y parecía sumido en sueños, pero estaba bien despierto, practicando manejar los hilos de la magia presentes en el ambiente. Aquella bruja llamada Bloom le había enseñado cómo interactuar con la magia, y Junior estaba en proceso de aprendizaje, tanteando esos hilos tímidamente. Pero, de repente, sintió algo que lo hizo saltar de su asiento, abrir los ojos y mirar hacia atrás. Era extraño, pero si pudiera describirlo con palabras, había experimentado una sensación oscura y siniestra. Y estaba detrás de esa puerta. De hecho, unos segundos después, escuchó unos golpes, suaves y acompasados. Junior lo reconoció como el mayordomo, por lo que se calmó. —Adelante —contestó, aún afectado por esa sensación extraña. La puerta fue abierta, y quien ingresó fue Sebastián, portando su característica sonrisa gentil. —Joven amo —dijo, trayendo en un carrito té y bocadillos. —Le he traído algo para comer. Es tarde y usted ha pasado mucho tiempo aquí sin comer nada. Sus palabras transmitían preocupación y, una vez más, Sebastián demostraba ser un mayordomo atento. Sin embargo, Junior todavía seguía sintiéndose extraño. Algo parecía decirle que estaba frente a un ser peligroso, maligno y retorcido. Junior veía el rostro sonriente de Sebastián con recelo, y se había quedado en su asiento quieto como una estatua, como si moverse implicara que la bestia frente a él se lanzara para devorarlo. Pero rápidamente se dio cuenta de lo absurdo que eran sus pensamientos. “Qué sinsentido. Sebastián es Sebastián”, pensó, asintiéndole con la cabeza al mayordomo, moviéndose y acomodándose para poder comer. El mayordomo se acercó y dispuso todo en la mesa, pero Junior seguía sintiendo ese aura proveniente de él, y estando tan cerca, la sensación se había intensificado. Fue agobiante: como si él mismo estuviera siendo corrompido por esa oscuridad que parecía rodear al sirviente. Corrió la cara hacia un lado, como si así pudiera evitar al hombre. Sebastián pareció notar su inquietud. —¿Se encuentra bien? —preguntó, con una ceja alzada en señal de preocupación. Junior asintió, restando importancia con un gesto de la mano. —Estoy bien. Puedes retirarte —indicó, deseando que se fuera lo antes posible. El mayordomo obedeció, lo reverenció y se retiró sin decir mucho más junto el carrito vacío. Cuando se hubo ido, y alejado lo suficiente, Junior soltó un suspiro de alivio. Se llevó una mano al corazón, que todavía latía de manera frenética. —¿Qué acaba de suceder? —se preguntó, perplejo. ¿Había sido la magia? ¿Había hecho algo malo tratando de invocarla? —Tal vez —pensó en voz alta. —Estaba queriendo decirme algo importante.
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  • Y si mejor nos confesamos en la cama ?

    Advertencia
    Bien advertida
    El que se me acerque, hablé, reaccione.... Sale con mayordomo nuevo y en una silla de ruedas

    -no le gusta estar sin un amo a quien cuidar. La libertad lo aburre -
    Y si mejor nos confesamos en la cama ? Advertencia Bien advertida El que se me acerque, hablé, reaccione.... Sale con mayordomo nuevo y en una silla de ruedas -no le gusta estar sin un amo a quien cuidar. La libertad lo aburre -
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  • Agradecimiento

    Kate Bridgerton

    Uno de mis lacayos acaba de llevarse la carta que estado escribiendo para Lady Sheffield. Todavía me da lástima que tanto su hija la señorita Edwina Sheffield y ella, vayan a perderse esta nueva temporada matrimonial.

    Una verdadera pena, ya estaba poniéndome al día con mi ama de llaves para que el servicio tuviera todo listo para la llegada de las mujeres Sheffield.
    Como el año pasado se hospedaron conmigo, pensé que este año sería igual.

    Me había acostumbrado a que mi hogar se llenará con las encantadoras mujeres Sheffield, una verdadera lástima.

    El anuncio de mi mayordomo me pilló desprevenida, parece que hoy recibiré a una de las Sheffield o debería mejor decir Lady Bridgerton.
    Agradecimiento [Katiekinw] Uno de mis lacayos acaba de llevarse la carta que estado escribiendo para Lady Sheffield. Todavía me da lástima que tanto su hija la señorita Edwina Sheffield y ella, vayan a perderse esta nueva temporada matrimonial. Una verdadera pena, ya estaba poniéndome al día con mi ama de llaves para que el servicio tuviera todo listo para la llegada de las mujeres Sheffield. Como el año pasado se hospedaron conmigo, pensé que este año sería igual. Me había acostumbrado a que mi hogar se llenará con las encantadoras mujeres Sheffield, una verdadera lástima. El anuncio de mi mayordomo me pilló desprevenida, parece que hoy recibiré a una de las Sheffield o debería mejor decir Lady Bridgerton.
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  • Aunque ciel y Junior Phantomhive piensen que Sebastián y yo nos llevaríamos bien, difiero demaciado, esque como un mayordomo puede negarle unos buenos dulces a un niño?! No no no, que bueno que cuida de Ciel y no de mi pequeño Junior, el siemore podrá disfrutar de un buen postre cada que quiera -infla los cachetes molesto de la simple idea de Sebastián negándose sus dulces a Ciel y a Junior-
    Aunque ciel y [littl3gr3y] piensen que Sebastián y yo nos llevaríamos bien, difiero demaciado, esque como un mayordomo puede negarle unos buenos dulces a un niño?! No no no, que bueno que cuida de Ciel y no de mi pequeño Junior, el siemore podrá disfrutar de un buen postre cada que quiera -infla los cachetes molesto de la simple idea de Sebastián negándose sus dulces a Ciel y a Junior-
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  • — vendo galletas! :D

    — que bonito encontrarte aquí :³, estoy vendiendo galletas porque Eraster me mandó a generar dineros aprovechando mi ternura y mi esponjosidad, que puedo hacer?, no quiero decepcionarlo.. quieres una galleta? También vendemos dulces!..

    — He? Eraster? Pues, está en una esquina ahí con sus mayordomos contando la mercancía, por qué lo preguntas?, espero que no sea para discutir, no quiero que ninguno de los dos salga erido..
    — vendo galletas! :D — que bonito encontrarte aquí :³, estoy vendiendo galletas porque Eraster me mandó a generar dineros aprovechando mi ternura y mi esponjosidad, que puedo hacer?, no quiero decepcionarlo.. quieres una galleta? También vendemos dulces!.. — He? Eraster? Pues, está en una esquina ahí con sus mayordomos contando la mercancía, por qué lo preguntas?, espero que no sea para discutir, no quiero que ninguno de los dos salga erido.. :STK-67:
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  • Me encuentro en frente del hogar de los Bridgerton, pregunté al mayordomo por el paradero de Colin Bridgerton

    El hombre marcho de inmediato en busca de mi amigo, mientras le aguardo en la entrada observando la decoración de la entrada.
    Me encuentro en frente del hogar de los Bridgerton, pregunté al mayordomo por el paradero de [Colin_SB] El hombre marcho de inmediato en busca de mi amigo, mientras le aguardo en la entrada observando la decoración de la entrada.
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