Te doy el honor de elegir dónde será el primer corte, maldito hijo de puta ~
-La noche cubierta por una espesa capa de neblina llenaba aquel desdichado pueblo donde en los últimos meses se habían cometido un sin fin de atrocidades y muertes sin razón o motivo, los pueblerinos y allegados de las victimas describían las matanzas como un espectáculo de sangre y vísceras, los cuerpos destripados, la sangre que emanaba de los difuntos colgados por los aires manchaban los alfeizares y salientes de las casas.
Las calles empedradas daban lugar a un espectáculo de mutilaciones múltiples, ojos y órganos internos a medio comer desperdigados por algunas zonas de tierra, incluso los ventanales y claraboyas parecían haber sido pintadas por pinceles de muerte en los cuales se reflejaban lo que parecían ser unas enormes garras, los asideros de algunos altos edificios de casas nobles también habían dejado huellas y manchas de fluidos irreconocibles; una pestilente mezcla de sangre y líquidos desconocidos, los balcones manchados con marcas de pisadas las cuales parecían haber llegado hasta lo alto de los tejados reptando, todo parecía obra de un ser o criatura de la noche.
El Alquimista seguía buscando pistas que pudieran conducir a la localización del ente en cuestión, su trabajo actual era trazar un plano de ruta basándose en su inteligencia espacial y capacidad deductiva, localizar era algo muy común para los Alquimistas de campo, pero Alex particularmente disfrutaba mucho seguir puliendo y fomentando sus conocimientos en aquella pericia. Rápidamente dio un salto y, utilizando sus fuertes extremidades fornidas e hipertrofiadas, subió trepando y recurrió a movimientos de Parkour tradicional, todo esto mientras su larga capa ondeaba cayendo por culpa de la gravedad, a la par que las borlas de esta última resoplaban con recelo ante los movimientos acrobáticos del guerrero.
Pasadas varias horas y luego de una exhaustiva investigación, por fin el Magnánimo Alquimista de ojos serpentinos dio con la ubicación del monstruo. La desdichada criatura se encontraba devorando el cuerpo de un infante al cual había asesinado minutos antes de la llegada del erudito, quien lentamente salía como una sinuosa silueta de entre las sombras de un callejón hasta poder visualizar la apariencia de su presa, sus pupilas amarillas se dilataron en la noche, pareciendo dos grandes reflectores que escaneaban todo a su paso.
Y allí estaba por fin el causante de todo, la forma del monstruo era grotesca, sus largas garras eran extensiones propias de cuatro dedos deformes y alargados como si fuesen protuberancias, seguido de unos antebrazos igual de largos (similar a la proporción anatómica de un orangután) erguido a medio cuerpo con la cara escamada y unos dientes afilados como el acero de cualquier espada de ese entonces, los ojos casi sin mostrar ninguna pupila, parecían los dientes de una piraña; la piel azulada y escamosamente húmeda. El desgraciado estaba plácidamente consumiendo la bilis y los riñones de la inocente criatura humana que acababa de desvanecer en un abrir y cerrar de ojos.
Alex no mostró un atisbo o pisca de emociones en ese momento, simplemente caminó tranquilamente hasta recortar la distancia entre la criatura y su persona, sacando su espada de plata, la cual tenía envainada en la espalda. La criatura hizo una mezcla de sonidos como chasquidos y demás intentos de comunicación animal, aunque su aura parecía ser la de una bestia a punto de agazaparse para atacar-.
-La noche cubierta por una espesa capa de neblina llenaba aquel desdichado pueblo donde en los últimos meses se habían cometido un sin fin de atrocidades y muertes sin razón o motivo, los pueblerinos y allegados de las victimas describían las matanzas como un espectáculo de sangre y vísceras, los cuerpos destripados, la sangre que emanaba de los difuntos colgados por los aires manchaban los alfeizares y salientes de las casas.
Las calles empedradas daban lugar a un espectáculo de mutilaciones múltiples, ojos y órganos internos a medio comer desperdigados por algunas zonas de tierra, incluso los ventanales y claraboyas parecían haber sido pintadas por pinceles de muerte en los cuales se reflejaban lo que parecían ser unas enormes garras, los asideros de algunos altos edificios de casas nobles también habían dejado huellas y manchas de fluidos irreconocibles; una pestilente mezcla de sangre y líquidos desconocidos, los balcones manchados con marcas de pisadas las cuales parecían haber llegado hasta lo alto de los tejados reptando, todo parecía obra de un ser o criatura de la noche.
El Alquimista seguía buscando pistas que pudieran conducir a la localización del ente en cuestión, su trabajo actual era trazar un plano de ruta basándose en su inteligencia espacial y capacidad deductiva, localizar era algo muy común para los Alquimistas de campo, pero Alex particularmente disfrutaba mucho seguir puliendo y fomentando sus conocimientos en aquella pericia. Rápidamente dio un salto y, utilizando sus fuertes extremidades fornidas e hipertrofiadas, subió trepando y recurrió a movimientos de Parkour tradicional, todo esto mientras su larga capa ondeaba cayendo por culpa de la gravedad, a la par que las borlas de esta última resoplaban con recelo ante los movimientos acrobáticos del guerrero.
Pasadas varias horas y luego de una exhaustiva investigación, por fin el Magnánimo Alquimista de ojos serpentinos dio con la ubicación del monstruo. La desdichada criatura se encontraba devorando el cuerpo de un infante al cual había asesinado minutos antes de la llegada del erudito, quien lentamente salía como una sinuosa silueta de entre las sombras de un callejón hasta poder visualizar la apariencia de su presa, sus pupilas amarillas se dilataron en la noche, pareciendo dos grandes reflectores que escaneaban todo a su paso.
Y allí estaba por fin el causante de todo, la forma del monstruo era grotesca, sus largas garras eran extensiones propias de cuatro dedos deformes y alargados como si fuesen protuberancias, seguido de unos antebrazos igual de largos (similar a la proporción anatómica de un orangután) erguido a medio cuerpo con la cara escamada y unos dientes afilados como el acero de cualquier espada de ese entonces, los ojos casi sin mostrar ninguna pupila, parecían los dientes de una piraña; la piel azulada y escamosamente húmeda. El desgraciado estaba plácidamente consumiendo la bilis y los riñones de la inocente criatura humana que acababa de desvanecer en un abrir y cerrar de ojos.
Alex no mostró un atisbo o pisca de emociones en ese momento, simplemente caminó tranquilamente hasta recortar la distancia entre la criatura y su persona, sacando su espada de plata, la cual tenía envainada en la espalda. La criatura hizo una mezcla de sonidos como chasquidos y demás intentos de comunicación animal, aunque su aura parecía ser la de una bestia a punto de agazaparse para atacar-.
Te doy el honor de elegir dónde será el primer corte, maldito hijo de puta ~
-La noche cubierta por una espesa capa de neblina llenaba aquel desdichado pueblo donde en los últimos meses se habían cometido un sin fin de atrocidades y muertes sin razón o motivo, los pueblerinos y allegados de las victimas describían las matanzas como un espectáculo de sangre y vísceras, los cuerpos destripados, la sangre que emanaba de los difuntos colgados por los aires manchaban los alfeizares y salientes de las casas.
Las calles empedradas daban lugar a un espectáculo de mutilaciones múltiples, ojos y órganos internos a medio comer desperdigados por algunas zonas de tierra, incluso los ventanales y claraboyas parecían haber sido pintadas por pinceles de muerte en los cuales se reflejaban lo que parecían ser unas enormes garras, los asideros de algunos altos edificios de casas nobles también habían dejado huellas y manchas de fluidos irreconocibles; una pestilente mezcla de sangre y líquidos desconocidos, los balcones manchados con marcas de pisadas las cuales parecían haber llegado hasta lo alto de los tejados reptando, todo parecía obra de un ser o criatura de la noche.
El Alquimista seguía buscando pistas que pudieran conducir a la localización del ente en cuestión, su trabajo actual era trazar un plano de ruta basándose en su inteligencia espacial y capacidad deductiva, localizar era algo muy común para los Alquimistas de campo, pero Alex particularmente disfrutaba mucho seguir puliendo y fomentando sus conocimientos en aquella pericia. Rápidamente dio un salto y, utilizando sus fuertes extremidades fornidas e hipertrofiadas, subió trepando y recurrió a movimientos de Parkour tradicional, todo esto mientras su larga capa ondeaba cayendo por culpa de la gravedad, a la par que las borlas de esta última resoplaban con recelo ante los movimientos acrobáticos del guerrero.
Pasadas varias horas y luego de una exhaustiva investigación, por fin el Magnánimo Alquimista de ojos serpentinos dio con la ubicación del monstruo. La desdichada criatura se encontraba devorando el cuerpo de un infante al cual había asesinado minutos antes de la llegada del erudito, quien lentamente salía como una sinuosa silueta de entre las sombras de un callejón hasta poder visualizar la apariencia de su presa, sus pupilas amarillas se dilataron en la noche, pareciendo dos grandes reflectores que escaneaban todo a su paso.
Y allí estaba por fin el causante de todo, la forma del monstruo era grotesca, sus largas garras eran extensiones propias de cuatro dedos deformes y alargados como si fuesen protuberancias, seguido de unos antebrazos igual de largos (similar a la proporción anatómica de un orangután) erguido a medio cuerpo con la cara escamada y unos dientes afilados como el acero de cualquier espada de ese entonces, los ojos casi sin mostrar ninguna pupila, parecían los dientes de una piraña; la piel azulada y escamosamente húmeda. El desgraciado estaba plácidamente consumiendo la bilis y los riñones de la inocente criatura humana que acababa de desvanecer en un abrir y cerrar de ojos.
Alex no mostró un atisbo o pisca de emociones en ese momento, simplemente caminó tranquilamente hasta recortar la distancia entre la criatura y su persona, sacando su espada de plata, la cual tenía envainada en la espalda. La criatura hizo una mezcla de sonidos como chasquidos y demás intentos de comunicación animal, aunque su aura parecía ser la de una bestia a punto de agazaparse para atacar-.