• Recuerdos de un zorro

    Kuragari: La oscuridad creciente (Parte 1)

    //Estas son crónicas del pasado de Kazuo. Ocurrieron alrededor de mil años atrás.//

    “No quiero herir con lo que siento. No quiero herirme con lo que muestro.”



    No siempre hubo luz en aquellos ojos de un azul tan puro y etéreo.
    Hubo un tiempo en el que su brillo fue devorado por su propia alma.

    “Demasiado dolor para una sola alma que calla.
    Araña las paredes de mi mente. Me siento exhausto.”


    No lo vio venir. Su cuerpo se había convertido en un recipiente lleno de odio, amargura, tristeza… y un deseo de venganza insaciable.
    Los hombres le habían causado demasiado dolor. Nada bueno le fue concedido por ellos. Y su madre, su diosa, en aquel entonces parecía mirar hacia otro lado.
    “Una forma retorcida de castigarme por aquello que pienso y callo”, pensó.

    Aquella vorágine de sentimientos comenzó a tomar forma. Era como si su alma se hubiera dividido en dos.
    Por un lado, la bondad y la pureza que luchaban por no ser consumidas.
    Por el otro… Él.

    Lucía como Kazuo, pero al mismo tiempo era algo completamente distinto.
    Su cuerpo era más delgado, con las mejillas hundidas, como si algo le devorase por dentro. Su belleza estaba distorsionada, como una burda copia mal interpretada.
    Su piel, tan blanca, dejaba ver unas venas del color de la noche, que serpenteaban bajo la superficie. Y sus ojos… negros; Tan oscuros que parecía que se habían tragado todo atisbo de luz; unos ojos capaces de arrebatarte lo poco que te quedase de cordura.

    Todo lo malo y oscuro que Kazuo albergaba en su corazón había tomado forma hecha carne.
    Sus miedos.
    Su ira.
    Sus deseos más viscerales.
    Su sed de sangre.

    Kuragari. El anochecer que no se va.

    Le susurraba al oído cada noche, llenando su mente de tanta maldad que habría preferido estar muerto.
    Manipulaba sus pensamientos, convenciéndolo de buscar placer en el dolor ajeno, en el sufrimiento de aquellos que tanto daño le habían hecho.
    Lo seducía con caricias envueltas en un fingido cariño, con promesas de amor y una paz que jamás llegaría.

    Kuragari había tomado su propia forma, construyendo una especie de alma nacida del miedo y el silencio del noble zorro.
    Todo lo que Kazuo había callado y encerrado en lo más profundo de su ser, había despertado con voz propia.

    -Nadie te ama. Solo yo te entiendo, mi Kazuo.Déjame enseñarte lo que es ser amado.- Le decía Kuragari en las noches más frías y solitarias.

    Se pegaba a su espalda, con su pecho desnudo, helado y sin vida.
    Sus manos, huesudas, acariciaban su torso, haciendo estremecer al kitsune, haciéndole creer, aunque fuera por un instante, que podía ser amado.

    Cada palabra era pronunciada en un ronroneo pegado a su oído, provocando un escalofrío que le recorría la columna.
    Su lengua bífida deslizándose por el lateral de su cuello hasta alcanzar el lóbulo de su oreja, que mordía con suavidad, de forma seductora, en un intento desesperado por arrastrarlo a una oscuridad sin fin.

    Kazuo suspiraba, dejándose llevar por breves momentos por aquel placer tan fácil… tan inmediato… que casi lograba convencerlo de rendirse.

    -Déjame…- Decía el zorro de forma entrecortada.

    -No te puedo dejar, al igual que tú no puedes dejarme a mí. Soy parte de tu todo, sin mi solo eres alguien incompleto.- Decía mientras una de sus manos se colaba desde su espalda hasta el vientre del zorro.

    Kuragari pasaba sus dedos por todo el abdomen de Yōkai, dejando que sus largas uñas dejasen un recorrido de marcas rojizas. A Kazuo le costaba respirar, como si su simple toque provocase que el aire escapase de sus pulmones.

    No era amor, ni nada que se le pareciera. Era un deseo vacío, uno que Kuragari intentaba despertar. Su mano descendió aún más, llegando a su bajo vientre, hasta quedar a escasos sentimientos de la virilidad del zorro.

    Fue entonces que Kazuo reaccionó. Se volteó, llevando su mano en puño hacia atrás, creando un arco para asestar un golpe certero. En ese momento Kuragari se volvió humo, desapareciendo, dejando una risa maliciosa suspendida en el aire.

    Los rayos del sol comenzaron a filtrarse a través de la ventana de una choza abandonada, que estaba usando como refugio provisional. Estos anunciaban el fin de la oscuridad. Al menos, hasta que la noche volviera a caer, Kuragari se mantendría lejos.

    En aquel entonces, Kazuo era aún joven.
    Apenas había cumplido los doscientos años.
    Un yōkai inexperto.
    Un zorro marcado por un siglo de amargura inconsolable.

    La muerte de quienes había considerado su familia lo dejó anclado en un ciclo perpetuo de tristeza y deseo de venganza.

    Y así nació Kuragari:

    Un ente vengativo y lleno de dolor.
    Una sombra con voz, intentando arrastrar a su creador al mismo abismo del que surgió.

    Pero Kazuo fue más fuerte;
    Recordó la bondad de sus padres, la inocencia de sus hermanos, y el amor verdadero.Un amor que Kuragari no podía ofrecer de forma genuina.

    Entonces comprendió que ese ser nacido de su sufrimiento debía ser detenido.Pero destruirlo no era una opción.Compartían alma.Y si Kuragari era destruido, parte del alma de Kazuo moriría con él, dejándolo incompleto. Una criatura fragmentada vagando por la tierra.

    Lo único que podía hacer con el poder que tenía entonces fue sellarlo.

    “Para siempre.”

    O al menos… eso pensó.






    Recuerdos de un zorro Kuragari: La oscuridad creciente (Parte 1) //Estas son crónicas del pasado de Kazuo. Ocurrieron alrededor de mil años atrás.// “No quiero herir con lo que siento. No quiero herirme con lo que muestro.” No siempre hubo luz en aquellos ojos de un azul tan puro y etéreo. Hubo un tiempo en el que su brillo fue devorado por su propia alma. “Demasiado dolor para una sola alma que calla. Araña las paredes de mi mente. Me siento exhausto.” No lo vio venir. Su cuerpo se había convertido en un recipiente lleno de odio, amargura, tristeza… y un deseo de venganza insaciable. Los hombres le habían causado demasiado dolor. Nada bueno le fue concedido por ellos. Y su madre, su diosa, en aquel entonces parecía mirar hacia otro lado. “Una forma retorcida de castigarme por aquello que pienso y callo”, pensó. Aquella vorágine de sentimientos comenzó a tomar forma. Era como si su alma se hubiera dividido en dos. Por un lado, la bondad y la pureza que luchaban por no ser consumidas. Por el otro… Él. Lucía como Kazuo, pero al mismo tiempo era algo completamente distinto. Su cuerpo era más delgado, con las mejillas hundidas, como si algo le devorase por dentro. Su belleza estaba distorsionada, como una burda copia mal interpretada. Su piel, tan blanca, dejaba ver unas venas del color de la noche, que serpenteaban bajo la superficie. Y sus ojos… negros; Tan oscuros que parecía que se habían tragado todo atisbo de luz; unos ojos capaces de arrebatarte lo poco que te quedase de cordura. Todo lo malo y oscuro que Kazuo albergaba en su corazón había tomado forma hecha carne. Sus miedos. Su ira. Sus deseos más viscerales. Su sed de sangre. Kuragari. El anochecer que no se va. Le susurraba al oído cada noche, llenando su mente de tanta maldad que habría preferido estar muerto. Manipulaba sus pensamientos, convenciéndolo de buscar placer en el dolor ajeno, en el sufrimiento de aquellos que tanto daño le habían hecho. Lo seducía con caricias envueltas en un fingido cariño, con promesas de amor y una paz que jamás llegaría. Kuragari había tomado su propia forma, construyendo una especie de alma nacida del miedo y el silencio del noble zorro. Todo lo que Kazuo había callado y encerrado en lo más profundo de su ser, había despertado con voz propia. -Nadie te ama. Solo yo te entiendo, mi Kazuo.Déjame enseñarte lo que es ser amado.- Le decía Kuragari en las noches más frías y solitarias. Se pegaba a su espalda, con su pecho desnudo, helado y sin vida. Sus manos, huesudas, acariciaban su torso, haciendo estremecer al kitsune, haciéndole creer, aunque fuera por un instante, que podía ser amado. Cada palabra era pronunciada en un ronroneo pegado a su oído, provocando un escalofrío que le recorría la columna. Su lengua bífida deslizándose por el lateral de su cuello hasta alcanzar el lóbulo de su oreja, que mordía con suavidad, de forma seductora, en un intento desesperado por arrastrarlo a una oscuridad sin fin. Kazuo suspiraba, dejándose llevar por breves momentos por aquel placer tan fácil… tan inmediato… que casi lograba convencerlo de rendirse. -Déjame…- Decía el zorro de forma entrecortada. -No te puedo dejar, al igual que tú no puedes dejarme a mí. Soy parte de tu todo, sin mi solo eres alguien incompleto.- Decía mientras una de sus manos se colaba desde su espalda hasta el vientre del zorro. Kuragari pasaba sus dedos por todo el abdomen de Yōkai, dejando que sus largas uñas dejasen un recorrido de marcas rojizas. A Kazuo le costaba respirar, como si su simple toque provocase que el aire escapase de sus pulmones. No era amor, ni nada que se le pareciera. Era un deseo vacío, uno que Kuragari intentaba despertar. Su mano descendió aún más, llegando a su bajo vientre, hasta quedar a escasos sentimientos de la virilidad del zorro. Fue entonces que Kazuo reaccionó. Se volteó, llevando su mano en puño hacia atrás, creando un arco para asestar un golpe certero. En ese momento Kuragari se volvió humo, desapareciendo, dejando una risa maliciosa suspendida en el aire. Los rayos del sol comenzaron a filtrarse a través de la ventana de una choza abandonada, que estaba usando como refugio provisional. Estos anunciaban el fin de la oscuridad. Al menos, hasta que la noche volviera a caer, Kuragari se mantendría lejos. En aquel entonces, Kazuo era aún joven. Apenas había cumplido los doscientos años. Un yōkai inexperto. Un zorro marcado por un siglo de amargura inconsolable. La muerte de quienes había considerado su familia lo dejó anclado en un ciclo perpetuo de tristeza y deseo de venganza. Y así nació Kuragari: Un ente vengativo y lleno de dolor. Una sombra con voz, intentando arrastrar a su creador al mismo abismo del que surgió. Pero Kazuo fue más fuerte; Recordó la bondad de sus padres, la inocencia de sus hermanos, y el amor verdadero.Un amor que Kuragari no podía ofrecer de forma genuina. Entonces comprendió que ese ser nacido de su sufrimiento debía ser detenido.Pero destruirlo no era una opción.Compartían alma.Y si Kuragari era destruido, parte del alma de Kazuo moriría con él, dejándolo incompleto. Una criatura fragmentada vagando por la tierra. Lo único que podía hacer con el poder que tenía entonces fue sellarlo. “Para siempre.” O al menos… eso pensó.
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  • *observando la ciudad bajo el clima lluvioso transmitia un sentimiento grande de paz para ella, sin embargo, traia consigo un gran aburrimiento que limitaba a la kitsune un poco*

    Que hacer... Que hacer... ya sé

    *Agarra su guitarra junto a su teléfono buscando alguna musica que pueda tocar*

    Veamos, una que concuerde con el clima...

    *En lo que busca la música recuerda una la cual era la preferida de una vieja amiga, suspirando, afinando la guitarra y preparandose mentalmente, se dispone a tocar*

    Y si yo, decidiera abandonar todo quizá~
    Puede que, la felicidad un día llegue a probar~
    Mi pecho arde y ya no puedo respirar~
    No puedo mas, ya no me hables mas~

    Y qué tal, si encontrase yo la forma de olvidar~
    Esta vida, seria entonces fácil de sobrellevar~
    Dejar el llanto no esta a mi disposición~
    No vengas mas, no aguanto verte más~

    No importa cuánto trate yo de acercarme a ti~
    Corazón solo es uno, y es solo tuyo~

    Y es muy cruel, es tan cruel, preferiría arrancármelo~
    Ten rómpelo, y destrúyelo, tan solo otórgame más dolor~
    Gritaré, rogaré, todo mi cuerpo retorceré~
    No me dejes ir, abrázate a mí, aquí prefiero yo descansar
    Y estar bien~

    *Con su voz y dentro de aquel departamento a oscuras, la Kitsune continua cantando suavemente, intentando imitar un poco el tono de una persona quien una vez fue especial para ella*

    Y si yo, de algún modo tuviese un corazón~
    Como sé, donde está para poder así sentir~
    Y tu dijiste sin dejar de sonreir...
    Yo solo sé, que siempre ha estado aquí~
    ... Lamento no hacerle justicia, tu voz era más linda que la mia Mei...
    *observando la ciudad bajo el clima lluvioso transmitia un sentimiento grande de paz para ella, sin embargo, traia consigo un gran aburrimiento que limitaba a la kitsune un poco* Que hacer... Que hacer... ya sé *Agarra su guitarra junto a su teléfono buscando alguna musica que pueda tocar* Veamos, una que concuerde con el clima... *En lo que busca la música recuerda una la cual era la preferida de una vieja amiga, suspirando, afinando la guitarra y preparandose mentalmente, se dispone a tocar* 🎶Y si yo, decidiera abandonar todo quizá~ Puede que, la felicidad un día llegue a probar~ Mi pecho arde y ya no puedo respirar~ No puedo mas, ya no me hables mas~ Y qué tal, si encontrase yo la forma de olvidar~ Esta vida, seria entonces fácil de sobrellevar~ Dejar el llanto no esta a mi disposición~ No vengas mas, no aguanto verte más~ No importa cuánto trate yo de acercarme a ti~ Corazón solo es uno, y es solo tuyo~ Y es muy cruel, es tan cruel, preferiría arrancármelo~ Ten rómpelo, y destrúyelo, tan solo otórgame más dolor~ Gritaré, rogaré, todo mi cuerpo retorceré~ No me dejes ir, abrázate a mí, aquí prefiero yo descansar Y estar bien~ 🎶 *Con su voz y dentro de aquel departamento a oscuras, la Kitsune continua cantando suavemente, intentando imitar un poco el tono de una persona quien una vez fue especial para ella* 🎶Y si yo, de algún modo tuviese un corazón~ Como sé, donde está para poder así sentir~ Y tu dijiste sin dejar de sonreir... Yo solo sé, que siempre ha estado aquí~ 🎶 ... Lamento no hacerle justicia, tu voz era más linda que la mia Mei...
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    -Mm, demasiadas casualidades... Y si estoy en lo cierto, es posible que "el mundo arda". -La kitsune ha hablado.~
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  • *En medio de la noche, cuando la mayoria de los ciudadanos estaban descansando, aparecería un portal en en cielo, del mismo saldría Kaori para luego cerrarse en ese instante*

    *Iba cayendo poco a poco, su ropa estaba dañada, algo esperable debido a la difícil misión que acababa de cumplir, tenia algunos rasguños en su cuerpo y su pelo estaba desordenado*

    *Finalmente caeria de pie en uno de los edificios, acto seguido, miraria a la ciudad durmiendo, suspirando y respirando el aire, estuvo al borde de la muerte mas de una vez, pero ver las escasas luces nocturas hicieron que la Kitsune sonria levemente*

    Estoy en casa...
    *En medio de la noche, cuando la mayoria de los ciudadanos estaban descansando, aparecería un portal en en cielo, del mismo saldría Kaori para luego cerrarse en ese instante* *Iba cayendo poco a poco, su ropa estaba dañada, algo esperable debido a la difícil misión que acababa de cumplir, tenia algunos rasguños en su cuerpo y su pelo estaba desordenado* *Finalmente caeria de pie en uno de los edificios, acto seguido, miraria a la ciudad durmiendo, suspirando y respirando el aire, estuvo al borde de la muerte mas de una vez, pero ver las escasas luces nocturas hicieron que la Kitsune sonria levemente* Estoy en casa...
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  • *Los dias últimamente han sido bastante ordinarios, aunque preferia pasar desapercibida, no negaba que a veces tenia ganas de "divertirse", por suerte o por desgracia, ese entretenimiento llegaria a su puerta, un pergamino, miró por los pasillos pero ni un alma se asomaba, estaba algo confundida, pero tras tomar aquel objeto y examinar el sello, se daria cuenta de forma inmediata de que se trataba*

    Bueno... obtuve lo que quería...

    *Suspirando cierra la puerta de su casa y abre el pergamino, procesando el mensaje que estaba en el, una misión asignada por su maestro, sin muchas mas opciones se prepara para salir, sus armas a su costado y su mascara de zorro a punto de ser colocada en su rostro*

    Quisiera despedirme de algunas personas... pero no puedo perder tiempo, que empiece la misión...

    *Las luces de su departamento se apagaron, y la figura de la kitsune, habia desaparecido, sabia que este encargo le llevaria tiempo, una cantidad indefinida quizás, solo el destino decidirá el retorno de la Kunoichi*

    -----------------------------------

    //Hey, hola a todos, se que no estoy publicando mucho en general pero tengo un bloqueo creativo enorme, quizas sea por falta de imagenes para el pj o directamente sin ideas que publicar.

    //Del mismo modo, queria avisar de que voy a estar ausente, porque se me juntaron varias cosas y necesito concentrarme, lamento enserio no poder estar ni publicar tan seguido, lo digo de todo corazón ( ´-ω-)
    *Los dias últimamente han sido bastante ordinarios, aunque preferia pasar desapercibida, no negaba que a veces tenia ganas de "divertirse", por suerte o por desgracia, ese entretenimiento llegaria a su puerta, un pergamino, miró por los pasillos pero ni un alma se asomaba, estaba algo confundida, pero tras tomar aquel objeto y examinar el sello, se daria cuenta de forma inmediata de que se trataba* Bueno... obtuve lo que quería... *Suspirando cierra la puerta de su casa y abre el pergamino, procesando el mensaje que estaba en el, una misión asignada por su maestro, sin muchas mas opciones se prepara para salir, sus armas a su costado y su mascara de zorro a punto de ser colocada en su rostro* Quisiera despedirme de algunas personas... pero no puedo perder tiempo, que empiece la misión... *Las luces de su departamento se apagaron, y la figura de la kitsune, habia desaparecido, sabia que este encargo le llevaria tiempo, una cantidad indefinida quizás, solo el destino decidirá el retorno de la Kunoichi* ----------------------------------- //Hey, hola a todos, se que no estoy publicando mucho en general pero tengo un bloqueo creativo enorme, quizas sea por falta de imagenes para el pj o directamente sin ideas que publicar. //Del mismo modo, queria avisar de que voy a estar ausente, porque se me juntaron varias cosas y necesito concentrarme, lamento enserio no poder estar ni publicar tan seguido, lo digo de todo corazón ( ´-ω-)
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  • *bostezando, la kitsune se despertaba tras dormir un largo rato*

    Ah~... me hacia falta dormir así... aunque ahora tengo que pensar que hacer, estoy aburrida la verdad... ya se, tremenda forma de empezar el dia jaja
    *bostezando, la kitsune se despertaba tras dormir un largo rato* Ah~... me hacia falta dormir así... aunque ahora tengo que pensar que hacer, estoy aburrida la verdad... ya se, tremenda forma de empezar el dia jaja
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  • Creo... Que me perdí... ¿Seré idiota?

    - El joven kitsune se había aburrido de la ciudad, cuando salió de su edificio y caminó sin rumbo aparente se dio cuenta que había llegado a una zona de naturaleza densa, algo que le gustaba pero no le gustaba perderse, olfateó por si encontraba su hogar cerca pero en definitiva había ido muy lejos

    ¿Molestar a humanos? No... ¿Como vuelvo a casa?
    Creo... Que me perdí... ¿Seré idiota? - El joven kitsune se había aburrido de la ciudad, cuando salió de su edificio y caminó sin rumbo aparente se dio cuenta que había llegado a una zona de naturaleza densa, algo que le gustaba pero no le gustaba perderse, olfateó por si encontraba su hogar cerca pero en definitiva había ido muy lejos ¿Molestar a humanos? No... ¿Como vuelvo a casa?
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  • Le voy a copiar a mi hermano aunque quiero morderlo por no dejarme desayuno... Soy Itsuki, un kitsune blanco, mis hermanos ya se debieron de dar cuenta quienes son, soy estudiante de ilustracion y busco personas de buena alma para tener una buena conversación y hasta salidas
    Le voy a copiar a mi hermano aunque quiero morderlo por no dejarme desayuno... Soy Itsuki, un kitsune blanco, mis hermanos ya se debieron de dar cuenta quienes son, soy estudiante de ilustracion y busco personas de buena alma para tener una buena conversación y hasta salidas
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  • //Un vistazo al futuro. Un despedida. Escena de rol con Kazuo

    "El hermoso atardecer... Preludio del inevitable ocaso que a casi todos llega."

    Los años fueron pasando y con estos, miles y diversos momentos, tanto buenos como malos.
    La senda fue dura y en algunos momentos pensó que su fuerza flaquearía haciéndole desistir, perder. Pero no ocurrió, no podía darse por vencido después de tantos sacrificios y tantas batallas. Después de las incontables veces que recibió ayuda de los que llegó a considerar sus seres queridos, no iba a tirar todo eso por la borda.

    Y hablando de sus seres queridos... Kazuo. Ese kitsune que conoció por obra del azar o quizá fue el destino. Sus inicios quizá no fueron los mejores pues la desconfianza de Shinobu no permitía a nadie acercarse a él. Pero ese hombre logró ir derribando sus barreras y no solo ganarse la confianza y respeto del joven lobo, también su cariño y amistad.

    Tal como Kazuo le prometió, se mantuvo a su lado hasta que lograsen enderezar su vida, conseguir que Shinobu pudiera vivir tranquilo sin temer por su vida a cada segundo de esta. Y lo consiguieron. Arduas batallas, muchas preocupaciones y momentos tensos. Pero al final todo se solucionó.

    La vida del joven omega cada vez era mejor, quizá algunos aún le vieran como un hombre solitario pero le bastaba y sobraba con las pocas personas de confianza con las que contaba. No necesitaba más.

    Siguió viendo a Kazuo de tanto en tanto, así como a la otra mitad de este, Elizabeth, una mujer a la que una vez que la llegó a conocer, también ganó la confianza y cariño del lobo. Intentaba pasar tiempo con ellos cuando podían, se contaban las cosas que ocurrían en el día a día.
    Shinobu hizo muchos cambios, logró un empleo estable como dependiente en una pequeña frutería, aunque por desgracia no logró entrar en ninguna universidad a estudiar botánica, como siempre quiso. Sin embargo trabajar en aquella tienda le gustaba, por lo que no habían quejas.

    Consiguió un pequeño apartamento algo alejado del bullicioso centro y vivió allí felizmente. Adoptó un gatito de pelaje anaranjado que encontró en las calles, abandonado y lo nombró Ash.
    La vida le iba bien, le sonreía, sin necesidad de lujos, tan solo una vida cómoda y tranquila que fue lo que siempre deseó.

    El paso de los años siguió casi sin darse cuenta, estación tras estación iban pasando.

    Su amigo felino falleció por avanzada edad y en ese momento, fue cuando realmente empezó a percatarse del imparable paso del tiempo. Hizo un pequeño funeral para Ash, despidiéndose de él y agradeciéndole los años de cariño y compañía.

    Días, semanas, meses, años, décadas...

    Jubilado. Varios años habían pasado desde que dejó de trabajar. Ya no contaba con la fuerza y agilidad de su juventud. Las manos y piernas le temblaban un poco cuando caminaba o debía hacer esfuerzos y aún así, disfrutaba salir a dar largos paseos.
    La piel llena de arrugas, signos inequívocos de avanzada senectud junto a su ahora canoso cabello.

    Algo dentro de él parecía querer avisarlo. Sentía algo... Distinto. Extraño. Inexplicable como tal. Simplemente sabía que su tiempo estaba llegando al final del recorrido.

    Decidió salir a pasear y finalmente acabó en uno de los parques de la ciudad. Que recuerdos... Pues fue ese mismo en el que una noche conoció a Kazuo.
    Se acercó a uno de los columpios del lugar para sentarse pero sin balancearse mucho, no era buena idea tampoco. Observó el atardecer con una suave y cálida sonrisa en los labios mientras pensaba en su vida y seres amados.

    -Kazuo...- Le llamaba, con aquella voz algo temblorosa propia de su edad.

    Sabía que si le llamaba por su nombre el kitsune, de alguna forma, le encontraría.

    Tan solo quería verlo de nuevo, sentirse acompañado antes de que, inevitablemente, su alma abandonase el cuerpo que habitó por tantas décadas.
    //Un vistazo al futuro. Un despedida. Escena de rol con [8KazuoAihara8] "El hermoso atardecer... Preludio del inevitable ocaso que a casi todos llega." Los años fueron pasando y con estos, miles y diversos momentos, tanto buenos como malos. La senda fue dura y en algunos momentos pensó que su fuerza flaquearía haciéndole desistir, perder. Pero no ocurrió, no podía darse por vencido después de tantos sacrificios y tantas batallas. Después de las incontables veces que recibió ayuda de los que llegó a considerar sus seres queridos, no iba a tirar todo eso por la borda. Y hablando de sus seres queridos... Kazuo. Ese kitsune que conoció por obra del azar o quizá fue el destino. Sus inicios quizá no fueron los mejores pues la desconfianza de Shinobu no permitía a nadie acercarse a él. Pero ese hombre logró ir derribando sus barreras y no solo ganarse la confianza y respeto del joven lobo, también su cariño y amistad. Tal como Kazuo le prometió, se mantuvo a su lado hasta que lograsen enderezar su vida, conseguir que Shinobu pudiera vivir tranquilo sin temer por su vida a cada segundo de esta. Y lo consiguieron. Arduas batallas, muchas preocupaciones y momentos tensos. Pero al final todo se solucionó. La vida del joven omega cada vez era mejor, quizá algunos aún le vieran como un hombre solitario pero le bastaba y sobraba con las pocas personas de confianza con las que contaba. No necesitaba más. Siguió viendo a Kazuo de tanto en tanto, así como a la otra mitad de este, Elizabeth, una mujer a la que una vez que la llegó a conocer, también ganó la confianza y cariño del lobo. Intentaba pasar tiempo con ellos cuando podían, se contaban las cosas que ocurrían en el día a día. Shinobu hizo muchos cambios, logró un empleo estable como dependiente en una pequeña frutería, aunque por desgracia no logró entrar en ninguna universidad a estudiar botánica, como siempre quiso. Sin embargo trabajar en aquella tienda le gustaba, por lo que no habían quejas. Consiguió un pequeño apartamento algo alejado del bullicioso centro y vivió allí felizmente. Adoptó un gatito de pelaje anaranjado que encontró en las calles, abandonado y lo nombró Ash. La vida le iba bien, le sonreía, sin necesidad de lujos, tan solo una vida cómoda y tranquila que fue lo que siempre deseó. El paso de los años siguió casi sin darse cuenta, estación tras estación iban pasando. Su amigo felino falleció por avanzada edad y en ese momento, fue cuando realmente empezó a percatarse del imparable paso del tiempo. Hizo un pequeño funeral para Ash, despidiéndose de él y agradeciéndole los años de cariño y compañía. Días, semanas, meses, años, décadas... Jubilado. Varios años habían pasado desde que dejó de trabajar. Ya no contaba con la fuerza y agilidad de su juventud. Las manos y piernas le temblaban un poco cuando caminaba o debía hacer esfuerzos y aún así, disfrutaba salir a dar largos paseos. La piel llena de arrugas, signos inequívocos de avanzada senectud junto a su ahora canoso cabello. Algo dentro de él parecía querer avisarlo. Sentía algo... Distinto. Extraño. Inexplicable como tal. Simplemente sabía que su tiempo estaba llegando al final del recorrido. Decidió salir a pasear y finalmente acabó en uno de los parques de la ciudad. Que recuerdos... Pues fue ese mismo en el que una noche conoció a Kazuo. Se acercó a uno de los columpios del lugar para sentarse pero sin balancearse mucho, no era buena idea tampoco. Observó el atardecer con una suave y cálida sonrisa en los labios mientras pensaba en su vida y seres amados. -Kazuo...- Le llamaba, con aquella voz algo temblorosa propia de su edad. Sabía que si le llamaba por su nombre el kitsune, de alguna forma, le encontraría. Tan solo quería verlo de nuevo, sentirse acompañado antes de que, inevitablemente, su alma abandonase el cuerpo que habitó por tantas décadas.
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  • La pluma de estornino que había apartado hace unos días [ https://ficrol.com/posts/250657 ] tenía un fin especial.

    Elizabeth dedicó toda una tarde en pintarla y hacer un delicado trabajo de bisutería, incrustando en el centro de ella una pequeña piedra lapislázuli para unirla a un cordín cuidadosamente amarrado a otras plumas que equilibraban el peso de la primera.
    Cuando hubo terminado, la pelirroja observaba feliz el resultado, le emocionaba ver su creación colgando y adornado el cabello de su amado zorro.

    En ese momento, no imaginaba la desgracia que se iba a cernir sobre ellos. Este regalo lo había creado para agradecerle, una manera de celebrar el poder haber coincidido en esta vida, pero ahora Kazuo estaba débil y su signos vitales prendían de un hilo.

    A pesar de la situación no dudó.
    Dejó el presente a un costado del Kitsune, esperando que cuando se reincorpore este pequeño detalle lo anime y pueda sentir aunque sea una décima parte de cuanto lo amaba.

    ──────────

    ⋮||⋮ ¿Cómo explicar la hermosa persona que da vida al personaje? Tengo la fortuna de poder decir que he conocido una pequeña porción y he quedado admirada por su calidez, calidad humana y ternura (aunque diga que no la posee)

    Gracias por escogerme como tu partner y por estar pendiente de mi tanto dentro como fuera de rol.
    Te prometo que si tuviera mas lugares donde presumirte lo haría

    ¡Feliz cumpleaños! Deseo que esta nueva vuelta al sol esté llena de metas y sueños cumplidos, mereces todo el amor y felicidad que existe en este plano terrenal.

    ¡Un salud por ti y tu existencia♡!
    La pluma de estornino que había apartado hace unos días [ https://ficrol.com/posts/250657 ] tenía un fin especial. Elizabeth dedicó toda una tarde en pintarla y hacer un delicado trabajo de bisutería, incrustando en el centro de ella una pequeña piedra lapislázuli para unirla a un cordín cuidadosamente amarrado a otras plumas que equilibraban el peso de la primera. Cuando hubo terminado, la pelirroja observaba feliz el resultado, le emocionaba ver su creación colgando y adornado el cabello de su amado zorro. En ese momento, no imaginaba la desgracia que se iba a cernir sobre ellos. Este regalo lo había creado para agradecerle, una manera de celebrar el poder haber coincidido en esta vida, pero ahora [8KazuoAihara8] estaba débil y su signos vitales prendían de un hilo. A pesar de la situación no dudó. Dejó el presente a un costado del Kitsune, esperando que cuando se reincorpore este pequeño detalle lo anime y pueda sentir aunque sea una décima parte de cuanto lo amaba. ────────── ⋮||⋮ ¿Cómo explicar la hermosa persona que da vida al personaje? Tengo la fortuna de poder decir que he conocido una pequeña porción y he quedado admirada por su calidez, calidad humana y ternura (aunque diga que no la posee) Gracias por escogerme como tu partner y por estar pendiente de mi tanto dentro como fuera de rol. Te prometo que si tuviera mas lugares donde presumirte lo haría ¡Feliz cumpleaños! Deseo que esta nueva vuelta al sol esté llena de metas y sueños cumplidos, mereces todo el amor y felicidad que existe en este plano terrenal. ¡Un salud por ti y tu existencia♡!
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