Katherine
1 año había pasado desde que comencé a entrenar de nuevo como Ídol, desde que tuve que volver a a afinar la voz, bailar, ponerme en forma y más aún llamar la atención de todo y todos, todo por una misión.
Mientras miraba la salida al escenario solo podía escuchar como a pesar de que la música aún no había comenzado, pero el rugido del público ya vibraba en mis costillas.
El chico del sonido me ajustaba el micrófono con dedos ágiles, conectando el auricular detrás de mi oreja, asegurando los cables en la costura de mi chaqueta estaba más concentrado que yo y eso se notaba en como no halaba y no dejaba de mirar un punto en especifico, el escenario
Era el primer concierto de Fénix desde nuestro debut. Y aunque ya había estado en escenarios antes, con otra banda, otro nombre, otra vida… los nervios no se habían ido. Solo habían aprendido a disfrazarse.
—¿Todo bien, hyung? —preguntó el técnico sin mirarme.
Asentí con la cabeza más no respondí no confiaba en mi voz todavía.
Ahora que lo miraba recordaba que le había dado boletos a quien quisiera invitar, más que nada por qué sabía que el chico no era de este país, pensé que vendrían algunos amigos tal vez una novia para impresionarla, no esperaba que él trajera a su hermana.
La vi entre bastidores, justo detrás de la cortina negra, hablando como si conociera a todos, y con un aura calida y dulce que era imposible no verla o querer acercarte a ella con una sonrisa brillante y ojos soñadores.
Y por alguna razón, me pareció familiar.
Mientras los demás integrantes esperaban su turno para ser ajustados, me escabullí hacia la mesa de catering. Tomé una botella de agua, la giré entre mis dedos, y caminé hacia ella.
No sabía por qué lo hacía. Tal vez porque necesitaba distraerme. Tal vez porque su mirada me había desarmado o está maldita intuición mia que me decía que la conocía.
—¿Agua? —le ofrecí, sin adornos, sin sonrisa.
La observé por un segundo más. Su rostro me decía algo. Su energía. Como si la hubiera visto antes, en otro país, otra misión, otro error.
Pero no dije nada. No era el momento.
Solo la mire con la neutralidad que me había entrenado a perfeccionar apenas escuché que me llamaron llamándome "Saja" me giré, justo cuando el coordinador gritaba que faltaban cinco minutos.
Cinco minutos para volver a ser León, el ídolo, para dejar de ser León, el agente, para que todo comenzara... Pues este era el inicio de algo más grande
[MotoPapi07]
1 año había pasado desde que comencé a entrenar de nuevo como Ídol, desde que tuve que volver a a afinar la voz, bailar, ponerme en forma y más aún llamar la atención de todo y todos, todo por una misión.
Mientras miraba la salida al escenario solo podía escuchar como a pesar de que la música aún no había comenzado, pero el rugido del público ya vibraba en mis costillas.
El chico del sonido me ajustaba el micrófono con dedos ágiles, conectando el auricular detrás de mi oreja, asegurando los cables en la costura de mi chaqueta estaba más concentrado que yo y eso se notaba en como no halaba y no dejaba de mirar un punto en especifico, el escenario
Era el primer concierto de Fénix desde nuestro debut. Y aunque ya había estado en escenarios antes, con otra banda, otro nombre, otra vida… los nervios no se habían ido. Solo habían aprendido a disfrazarse.
—¿Todo bien, hyung? —preguntó el técnico sin mirarme.
Asentí con la cabeza más no respondí no confiaba en mi voz todavía.
Ahora que lo miraba recordaba que le había dado boletos a quien quisiera invitar, más que nada por qué sabía que el chico no era de este país, pensé que vendrían algunos amigos tal vez una novia para impresionarla, no esperaba que él trajera a su hermana.
La vi entre bastidores, justo detrás de la cortina negra, hablando como si conociera a todos, y con un aura calida y dulce que era imposible no verla o querer acercarte a ella con una sonrisa brillante y ojos soñadores.
Y por alguna razón, me pareció familiar.
Mientras los demás integrantes esperaban su turno para ser ajustados, me escabullí hacia la mesa de catering. Tomé una botella de agua, la giré entre mis dedos, y caminé hacia ella.
No sabía por qué lo hacía. Tal vez porque necesitaba distraerme. Tal vez porque su mirada me había desarmado o está maldita intuición mia que me decía que la conocía.
—¿Agua? —le ofrecí, sin adornos, sin sonrisa.
La observé por un segundo más. Su rostro me decía algo. Su energía. Como si la hubiera visto antes, en otro país, otra misión, otro error.
Pero no dije nada. No era el momento.
Solo la mire con la neutralidad que me había entrenado a perfeccionar apenas escuché que me llamaron llamándome "Saja" me giré, justo cuando el coordinador gritaba que faltaban cinco minutos.
Cinco minutos para volver a ser León, el ídolo, para dejar de ser León, el agente, para que todo comenzara... Pues este era el inicio de algo más grande