๐๐๐ฌ ๐๐ข๐๐ฌ๐ญ๐๐ฌ ๐๐ง ๐๐ข๐๐๐ซ๐๐ง๐ญ๐๐ฌ ๐ฆ๐ฎ๐ง๐๐จ๐ฌ.
— AU era moderna con Charles Grey —
Como cada año, la familia entera se reunía en Howick Hall por Navidad. Cada miembro de los Grey, sin importar en qué rincón del mundo se encontrara, viajaba de vuelta a Inglaterra solo para pasar las fiestas juntos.
Siendo una línea familiar que se remontaba al siglo XIV, la familia Grey tenía una serie de tradiciones navideñas un tanto peculiares, mantenidas hasta el día de hoy solo por los más conservadores de la familia. Sin embargo, entre todas ellas, la más "normal" era la del tronco navideño.
Cada año sin falta, un miembro de la familia debía encargarse de preparar el dichoso postre sin importar sus habilidades culinarias. De hecho, el año pasado la tarea había recaído en el primo séptimo, quien había presentado el peor tronco navideño que Jean había probado en toda su corta vida: un bizcocho apelmazado, con un relleno inexistente y un chocolate quemado.
Ese día nadie se lo había terminado, y el primo séptimo había tenido una cara larga toda la noche hasta que se abrieron los regalos y recibió una Nintendo Switch.
Por suerte, este año la responsabilidad había recaído en la tía segunda, quien era una pastelera talentosa que incluso tenía su propia patisserie en París. La tía segunda se había ofrecido incluso a preparar todos los postres, lo que garantizó que se comería un tronco delicioso.
Luego de la cena, como se esperaba el postre, de repente todos comenzaron a hablar de la tradición del tronco navideño, dejando de lado las preguntas incómodas y los alardes de los primos que Jean no veía durante todo el año. La única excepción era Grey, quien vivía lo suficientemente cerca como para cruzarse con él con frecuencia (o más bien vivían prácticamente juntos a veces).
Cuando se sirvió el mencionado y especial postre, todos, tras probar el primer bocado, comenzaron a llenar a la tía de alabanzas. Jean alzó la vista hacia sus primos, todos habían probado el postre e, infaltablemente, Grey también. De hecho, parecía ir por su segunda porción.
Debido a esto, una historia se le vino a la mente, y no pudo evitar compartirla.
—¿Saben la historia del tronco navideño? —preguntó Jean, rompiendo el diálogo alegre de los primos.
Al ver que había captado algo de interés, prosiguió:
—El "Yule log" se decoraba con hojas y ramas y se encendía en la chimenea. Tenía que permanecer ardiendo hasta la Doceava Noche de Navidad. Si se apagaba antes de esa fecha, se decía que traería desgracias y mala suerte... luego derivó a este postre por alguna razón.
Los primos alzaron una ceja. ¿Qué clase de historia tan lúgubre era esa para una ocasión tan feliz?
Con un tinte más sombrío, Jean agregó:
—¿Qué clase de tronco será este? —inquirió, mientras cortaba un trocito del bizcocho con el tenedor y lo probaba.
Masticó lentamente, como para darle cierto suspenso a su deliberación, pero al final, asintió.
—Mhm. —Dijo, mirando a su tía con aprobación. —Está delicioso, tía. Como siempre, ha hecho un excelente trabajo.
La susodicha, ignorante del ambiente incómodo entre los primos, le sonrió al pequeño niño de la familia y siguió con lo suyo: bebiéndose su quinceavo vaso de sidra, había tenido un año difícil.
Charles, sin inmutarse, acostumbrado a la forma de ser de su primo, se relamió los labios para limpiarse los restos de chocolate y levantó la vista hacia él, rompiendo el tenso silencio.
—Solo es un tronco, ¿cómo podría traer desgracias?
Quién sabe si Grey lo había hecho adrede o simplemente porque estaba completamente aburrido y dispuesto a escuchar la verborrea de su pequeño primo genio; con esa simple pregunta, le dio pie a Jean para que continuara hablando bastante entusiasmado del tema.
Jean se encogió de hombros y sonrió.
—En general, las tradiciones son prácticas que obedecen a una lógica simbólica. Con el paso del tiempo, esta lógica se va perdiendo, y llegamos al presente, donde realizamos muchas prácticas sin saber por qué. Aunque, hay otras que son simplemente un buen marketing. Como ese sombrero rojo —dijo, haciendo un ademán con la cabeza hacia su prima que, hasta el momento, solo miraba.
—¿Qué hay con mi gorro? —dijo la prima.
—¿Por qué Santa Claus tiene un traje rojo y no uno, por ejemplo, de color verde y marrón?
Los primos se rieron y miraron a Jean como si estuviera diciendo una gran tontería. Pero, al pensarlo mejor, fueron apagando sus carcajadas. En realidad, lo que decía era una buena pregunta…
—¿Por qué? —inquirió un primo, mirándolo con los ojos entrecerrados. Pero el relato del niño había captado completamente su atención.
—Bueno, para explicarlo, tendríamos que remontarnos a varios siglos atrás…
Y así, un Jean complacido, comenzó a relatar los orígenes históricos de Santa Claus, desde San Nicolás y de cómo, gracias a una publicidad de Coca-Cola, se popularizó su característico traje rojo y blanco.
Grey, viéndolo tan contento presumiendo sus conocimientos ante un público interesado, solo pudo reírse para sus adentros: él era feliz comiendo, y Jean era feliz compartiendo lo que sabía sobre el mundo.
_____________
| Es un poco random, pero me pareció lindo compartirlo, además de que de este AU no publico mucho jaja. Pronto espero subir de los otros, sobre todo del Jean Victoriano, en fin, solo quiero decirles: ¡Feliz navidad!
— AU era moderna con Charles Grey —
Como cada año, la familia entera se reunía en Howick Hall por Navidad. Cada miembro de los Grey, sin importar en qué rincón del mundo se encontrara, viajaba de vuelta a Inglaterra solo para pasar las fiestas juntos.
Siendo una línea familiar que se remontaba al siglo XIV, la familia Grey tenía una serie de tradiciones navideñas un tanto peculiares, mantenidas hasta el día de hoy solo por los más conservadores de la familia. Sin embargo, entre todas ellas, la más "normal" era la del tronco navideño.
Cada año sin falta, un miembro de la familia debía encargarse de preparar el dichoso postre sin importar sus habilidades culinarias. De hecho, el año pasado la tarea había recaído en el primo séptimo, quien había presentado el peor tronco navideño que Jean había probado en toda su corta vida: un bizcocho apelmazado, con un relleno inexistente y un chocolate quemado.
Ese día nadie se lo había terminado, y el primo séptimo había tenido una cara larga toda la noche hasta que se abrieron los regalos y recibió una Nintendo Switch.
Por suerte, este año la responsabilidad había recaído en la tía segunda, quien era una pastelera talentosa que incluso tenía su propia patisserie en París. La tía segunda se había ofrecido incluso a preparar todos los postres, lo que garantizó que se comería un tronco delicioso.
Luego de la cena, como se esperaba el postre, de repente todos comenzaron a hablar de la tradición del tronco navideño, dejando de lado las preguntas incómodas y los alardes de los primos que Jean no veía durante todo el año. La única excepción era Grey, quien vivía lo suficientemente cerca como para cruzarse con él con frecuencia (o más bien vivían prácticamente juntos a veces).
Cuando se sirvió el mencionado y especial postre, todos, tras probar el primer bocado, comenzaron a llenar a la tía de alabanzas. Jean alzó la vista hacia sus primos, todos habían probado el postre e, infaltablemente, Grey también. De hecho, parecía ir por su segunda porción.
Debido a esto, una historia se le vino a la mente, y no pudo evitar compartirla.
—¿Saben la historia del tronco navideño? —preguntó Jean, rompiendo el diálogo alegre de los primos.
Al ver que había captado algo de interés, prosiguió:
—El "Yule log" se decoraba con hojas y ramas y se encendía en la chimenea. Tenía que permanecer ardiendo hasta la Doceava Noche de Navidad. Si se apagaba antes de esa fecha, se decía que traería desgracias y mala suerte... luego derivó a este postre por alguna razón.
Los primos alzaron una ceja. ¿Qué clase de historia tan lúgubre era esa para una ocasión tan feliz?
Con un tinte más sombrío, Jean agregó:
—¿Qué clase de tronco será este? —inquirió, mientras cortaba un trocito del bizcocho con el tenedor y lo probaba.
Masticó lentamente, como para darle cierto suspenso a su deliberación, pero al final, asintió.
—Mhm. —Dijo, mirando a su tía con aprobación. —Está delicioso, tía. Como siempre, ha hecho un excelente trabajo.
La susodicha, ignorante del ambiente incómodo entre los primos, le sonrió al pequeño niño de la familia y siguió con lo suyo: bebiéndose su quinceavo vaso de sidra, había tenido un año difícil.
Charles, sin inmutarse, acostumbrado a la forma de ser de su primo, se relamió los labios para limpiarse los restos de chocolate y levantó la vista hacia él, rompiendo el tenso silencio.
—Solo es un tronco, ¿cómo podría traer desgracias?
Quién sabe si Grey lo había hecho adrede o simplemente porque estaba completamente aburrido y dispuesto a escuchar la verborrea de su pequeño primo genio; con esa simple pregunta, le dio pie a Jean para que continuara hablando bastante entusiasmado del tema.
Jean se encogió de hombros y sonrió.
—En general, las tradiciones son prácticas que obedecen a una lógica simbólica. Con el paso del tiempo, esta lógica se va perdiendo, y llegamos al presente, donde realizamos muchas prácticas sin saber por qué. Aunque, hay otras que son simplemente un buen marketing. Como ese sombrero rojo —dijo, haciendo un ademán con la cabeza hacia su prima que, hasta el momento, solo miraba.
—¿Qué hay con mi gorro? —dijo la prima.
—¿Por qué Santa Claus tiene un traje rojo y no uno, por ejemplo, de color verde y marrón?
Los primos se rieron y miraron a Jean como si estuviera diciendo una gran tontería. Pero, al pensarlo mejor, fueron apagando sus carcajadas. En realidad, lo que decía era una buena pregunta…
—¿Por qué? —inquirió un primo, mirándolo con los ojos entrecerrados. Pero el relato del niño había captado completamente su atención.
—Bueno, para explicarlo, tendríamos que remontarnos a varios siglos atrás…
Y así, un Jean complacido, comenzó a relatar los orígenes históricos de Santa Claus, desde San Nicolás y de cómo, gracias a una publicidad de Coca-Cola, se popularizó su característico traje rojo y blanco.
Grey, viéndolo tan contento presumiendo sus conocimientos ante un público interesado, solo pudo reírse para sus adentros: él era feliz comiendo, y Jean era feliz compartiendo lo que sabía sobre el mundo.
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| Es un poco random, pero me pareció lindo compartirlo, además de que de este AU no publico mucho jaja. Pronto espero subir de los otros, sobre todo del Jean Victoriano, en fin, solo quiero decirles: ¡Feliz navidad!
๐๐๐ฌ ๐๐ข๐๐ฌ๐ญ๐๐ฌ ๐๐ง ๐๐ข๐๐๐ซ๐๐ง๐ญ๐๐ฌ ๐ฆ๐ฎ๐ง๐๐จ๐ฌ.
— AU era moderna con [EarlGrey] —
Como cada año, la familia entera se reunía en Howick Hall por Navidad. Cada miembro de los Grey, sin importar en qué rincón del mundo se encontrara, viajaba de vuelta a Inglaterra solo para pasar las fiestas juntos.
Siendo una línea familiar que se remontaba al siglo XIV, la familia Grey tenía una serie de tradiciones navideñas un tanto peculiares, mantenidas hasta el día de hoy solo por los más conservadores de la familia. Sin embargo, entre todas ellas, la más "normal" era la del tronco navideño.
Cada año sin falta, un miembro de la familia debía encargarse de preparar el dichoso postre sin importar sus habilidades culinarias. De hecho, el año pasado la tarea había recaído en el primo séptimo, quien había presentado el peor tronco navideño que Jean había probado en toda su corta vida: un bizcocho apelmazado, con un relleno inexistente y un chocolate quemado.
Ese día nadie se lo había terminado, y el primo séptimo había tenido una cara larga toda la noche hasta que se abrieron los regalos y recibió una Nintendo Switch.
Por suerte, este año la responsabilidad había recaído en la tía segunda, quien era una pastelera talentosa que incluso tenía su propia patisserie en París. La tía segunda se había ofrecido incluso a preparar todos los postres, lo que garantizó que se comería un tronco delicioso.
Luego de la cena, como se esperaba el postre, de repente todos comenzaron a hablar de la tradición del tronco navideño, dejando de lado las preguntas incómodas y los alardes de los primos que Jean no veía durante todo el año. La única excepción era Grey, quien vivía lo suficientemente cerca como para cruzarse con él con frecuencia (o más bien vivían prácticamente juntos a veces).
Cuando se sirvió el mencionado y especial postre, todos, tras probar el primer bocado, comenzaron a llenar a la tía de alabanzas. Jean alzó la vista hacia sus primos, todos habían probado el postre e, infaltablemente, Grey también. De hecho, parecía ir por su segunda porción.
Debido a esto, una historia se le vino a la mente, y no pudo evitar compartirla.
—¿Saben la historia del tronco navideño? —preguntó Jean, rompiendo el diálogo alegre de los primos.
Al ver que había captado algo de interés, prosiguió:
—El "Yule log" se decoraba con hojas y ramas y se encendía en la chimenea. Tenía que permanecer ardiendo hasta la Doceava Noche de Navidad. Si se apagaba antes de esa fecha, se decía que traería desgracias y mala suerte... luego derivó a este postre por alguna razón.
Los primos alzaron una ceja. ¿Qué clase de historia tan lúgubre era esa para una ocasión tan feliz?
Con un tinte más sombrío, Jean agregó:
—¿Qué clase de tronco será este? —inquirió, mientras cortaba un trocito del bizcocho con el tenedor y lo probaba.
Masticó lentamente, como para darle cierto suspenso a su deliberación, pero al final, asintió.
—Mhm. —Dijo, mirando a su tía con aprobación. —Está delicioso, tía. Como siempre, ha hecho un excelente trabajo.
La susodicha, ignorante del ambiente incómodo entre los primos, le sonrió al pequeño niño de la familia y siguió con lo suyo: bebiéndose su quinceavo vaso de sidra, había tenido un año difícil.
Charles, sin inmutarse, acostumbrado a la forma de ser de su primo, se relamió los labios para limpiarse los restos de chocolate y levantó la vista hacia él, rompiendo el tenso silencio.
—Solo es un tronco, ¿cómo podría traer desgracias?
Quién sabe si Grey lo había hecho adrede o simplemente porque estaba completamente aburrido y dispuesto a escuchar la verborrea de su pequeño primo genio; con esa simple pregunta, le dio pie a Jean para que continuara hablando bastante entusiasmado del tema.
Jean se encogió de hombros y sonrió.
—En general, las tradiciones son prácticas que obedecen a una lógica simbólica. Con el paso del tiempo, esta lógica se va perdiendo, y llegamos al presente, donde realizamos muchas prácticas sin saber por qué. Aunque, hay otras que son simplemente un buen marketing. Como ese sombrero rojo —dijo, haciendo un ademán con la cabeza hacia su prima que, hasta el momento, solo miraba.
—¿Qué hay con mi gorro? —dijo la prima.
—¿Por qué Santa Claus tiene un traje rojo y no uno, por ejemplo, de color verde y marrón?
Los primos se rieron y miraron a Jean como si estuviera diciendo una gran tontería. Pero, al pensarlo mejor, fueron apagando sus carcajadas. En realidad, lo que decía era una buena pregunta…
—¿Por qué? —inquirió un primo, mirándolo con los ojos entrecerrados. Pero el relato del niño había captado completamente su atención.
—Bueno, para explicarlo, tendríamos que remontarnos a varios siglos atrás…
Y así, un Jean complacido, comenzó a relatar los orígenes históricos de Santa Claus, desde San Nicolás y de cómo, gracias a una publicidad de Coca-Cola, se popularizó su característico traje rojo y blanco.
Grey, viéndolo tan contento presumiendo sus conocimientos ante un público interesado, solo pudo reírse para sus adentros: él era feliz comiendo, y Jean era feliz compartiendo lo que sabía sobre el mundo.
_____________
| Es un poco random, pero me pareció lindo compartirlo, además de que de este AU no publico mucho jaja. Pronto espero subir de los otros, sobre todo del Jean Victoriano, en fin, solo quiero decirles: ¡Feliz navidad!