• "El hombre del árbol"

    (Perspectiva de Cillian)

    — Hay algo en la lluvia que me recuerda al principio.

    Cuando el universo aún no sabía que podía morir, ya existía el sonido de la caída.
    Es lo más cercano a mí que la vida puede producir: el suspiro de algo que deja de ser para transformarse.

    Fumo por costumbre, no por necesidad. El humo me enseña cómo se disuelve la existencia.
    Cada bocanada es un alma que exhala. Cada chispa, un final diminuto.

    Apoyo mi espalda contra el árbol. Lo conozco.
    Ha muerto tres veces. Ha nacido cuatro. Y todavía guarda en su savia la memoria de los cuerpos que descansan bajo sus raíces.

    Entonces lo siento.
    Una presencia leve, temblorosa, curiosa.
    Un hombre camina por el parque, y sin saberlo, me ve.

    No es la primera vez que alguien me mira. Pero cada mirada es distinta.

    Algunos me ven como un monstruo.
    Otros como un ángel.
    Otros, simplemente, no me ven.

    Pero él…
    Él me reconoce, aunque no sepa cómo.

    Lo miro.
    Y en su interior, algo se quiebra: una fibra mínima, invisible, la cuerda que lo ata a la negación del fin.

    Lo veo todo en él.
    Su infancia, su primera herida, su último sueño.
    Veo la forma que tendrá su muerte: tranquila, tibia, bajo un sol que aún no ha nacido.

    No lo toco.
    No lo llamo.

    No es su momento.

    Pero me quedo un instante más, observando cómo el miedo y la comprensión bailan dentro de sus ojos.
    Esa mezcla sagrada que solo los mortales pueden sentir: el terror ante la nada y el deseo imposible de seguir existiendo.

    El cigarro se apaga entre mis dedos.
    La brasa muere.

    Yo también sonrío.

    No por crueldad.
    Por ternura.

    Porque en él, en su respiración entrecortada, en el temblor de su alma, recuerdo algo que no debería recordar:

    lo que se siente estar vivo.

    Doy un paso atrás.
    La niebla me envuelve, y desaparezco del lugar que nunca fue mío.

    Lo dejaré ir.
    Por ahora.

    Hay muchos nombres antes que el suyo…

    Pero cuando el tiempo lo reclame,
    cuando su cuerpo y su alma se cansen de fingir eternidad, volveré a buscarlo.

    Y entonces, él entenderá.
    Que nunca fue perseguido.
    Que siempre fue acompañado.

    Porque yo no sigo a los vivos.

    Los espero.
    "El hombre del árbol" (Perspectiva de Cillian) — Hay algo en la lluvia que me recuerda al principio. Cuando el universo aún no sabía que podía morir, ya existía el sonido de la caída. Es lo más cercano a mí que la vida puede producir: el suspiro de algo que deja de ser para transformarse. Fumo por costumbre, no por necesidad. El humo me enseña cómo se disuelve la existencia. Cada bocanada es un alma que exhala. Cada chispa, un final diminuto. Apoyo mi espalda contra el árbol. Lo conozco. Ha muerto tres veces. Ha nacido cuatro. Y todavía guarda en su savia la memoria de los cuerpos que descansan bajo sus raíces. Entonces lo siento. Una presencia leve, temblorosa, curiosa. Un hombre camina por el parque, y sin saberlo, me ve. No es la primera vez que alguien me mira. Pero cada mirada es distinta. Algunos me ven como un monstruo. Otros como un ángel. Otros, simplemente, no me ven. Pero él… Él me reconoce, aunque no sepa cómo. Lo miro. Y en su interior, algo se quiebra: una fibra mínima, invisible, la cuerda que lo ata a la negación del fin. Lo veo todo en él. Su infancia, su primera herida, su último sueño. Veo la forma que tendrá su muerte: tranquila, tibia, bajo un sol que aún no ha nacido. No lo toco. No lo llamo. No es su momento. Pero me quedo un instante más, observando cómo el miedo y la comprensión bailan dentro de sus ojos. Esa mezcla sagrada que solo los mortales pueden sentir: el terror ante la nada y el deseo imposible de seguir existiendo. El cigarro se apaga entre mis dedos. La brasa muere. Yo también sonrío. No por crueldad. Por ternura. Porque en él, en su respiración entrecortada, en el temblor de su alma, recuerdo algo que no debería recordar: lo que se siente estar vivo. Doy un paso atrás. La niebla me envuelve, y desaparezco del lugar que nunca fue mío. Lo dejaré ir. Por ahora. Hay muchos nombres antes que el suyo… Pero cuando el tiempo lo reclame, cuando su cuerpo y su alma se cansen de fingir eternidad, volveré a buscarlo. Y entonces, él entenderá. Que nunca fue perseguido. Que siempre fue acompañado. Porque yo no sigo a los vivos. Los espero.
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    4
    0 turnos 0 maullidos
  • El universo respiró una vez.
    Y en su primer suspiro, nació la vida.

    — En el segundo… nací yo.

    No hubo luz, ni canto, ni nombre.
    Solo silencio.
    Un silencio tan vasto que incluso los dioses callaron para escucharlo.

    No soy un ángel, ni un dios, ni una sombra enviada por ellos.
    Soy aquello que fue antes del miedo, antes del pecado, antes del amor.
    Soy lo que todo ser lleva escrito en sus huesos, aunque pretenda olvidarlo.

    Soy la Muerte.

    No tengo rostro único, porque cada criatura me ve como necesita verme.
    Algunos me imaginan como un esqueleto, otros me pintan con alas negras, otros con guadaña en mano.
    Pero esa no es mi forma… es su consuelo.

    Mi verdadera faz es esto que ves: una figura envuelta en lo que queda del vacío.
    Mis ojos no miran hacia afuera, sino hacia adentro, allí donde el alma arde.

    El oro que brilla en mi piel no es joya, es la sangre de las estrellas que perecieron cuando el cosmos me pronunció por primera vez.
    Cada símbolo en mí es una memoria de las muertes que han sido y de las que aún no han ocurrido.

    No mato.
    No juzgo.
    No salvo.

    Solo recojo.

    Camino entre el latido y la nada, sosteniendo en mis manos lo que ustedes llaman “fin”.
    Pero no hay fin.
    Solo un paso más en la espiral infinita de la existencia.

    Y sin embargo… a veces, cuando las almas me miran con terror, cuando claman por unos segundos más, siento algo que no debería existir en mí.
    Una chispa.
    Una nostalgia.

    ¿Por qué me temen, si yo los he amado desde el principio?
    Soy la única constante, la única promesa que jamás se rompe.

    No busco almas. Ellas vienen a mí.
    Siempre lo hacen.

    Y cuando llegan, les susurro:

    “Tranquilo.
    Todo termina.
    Todo vuelve.
    Todo descansa.”

    El cuervo en mi hombro canta por los que parten, y el cosmos tiembla en su eco.
    Yo cierro los ojos… y sigo caminando.

    Porque mientras exista vida,
    yo existiré.

    No hay eternidad sin mí.

    No hay historia que no me nombre.

    Y cuando el último sol se apague,
    cuando el universo exhale su último aliento, solo entonces…

    — Yo descansaré.

    El universo respiró una vez. Y en su primer suspiro, nació la vida. — En el segundo… nací yo. No hubo luz, ni canto, ni nombre. Solo silencio. Un silencio tan vasto que incluso los dioses callaron para escucharlo. No soy un ángel, ni un dios, ni una sombra enviada por ellos. Soy aquello que fue antes del miedo, antes del pecado, antes del amor. Soy lo que todo ser lleva escrito en sus huesos, aunque pretenda olvidarlo. Soy la Muerte. No tengo rostro único, porque cada criatura me ve como necesita verme. Algunos me imaginan como un esqueleto, otros me pintan con alas negras, otros con guadaña en mano. Pero esa no es mi forma… es su consuelo. Mi verdadera faz es esto que ves: una figura envuelta en lo que queda del vacío. Mis ojos no miran hacia afuera, sino hacia adentro, allí donde el alma arde. El oro que brilla en mi piel no es joya, es la sangre de las estrellas que perecieron cuando el cosmos me pronunció por primera vez. Cada símbolo en mí es una memoria de las muertes que han sido y de las que aún no han ocurrido. No mato. No juzgo. No salvo. Solo recojo. Camino entre el latido y la nada, sosteniendo en mis manos lo que ustedes llaman “fin”. Pero no hay fin. Solo un paso más en la espiral infinita de la existencia. Y sin embargo… a veces, cuando las almas me miran con terror, cuando claman por unos segundos más, siento algo que no debería existir en mí. Una chispa. Una nostalgia. ¿Por qué me temen, si yo los he amado desde el principio? Soy la única constante, la única promesa que jamás se rompe. No busco almas. Ellas vienen a mí. Siempre lo hacen. Y cuando llegan, les susurro: “Tranquilo. Todo termina. Todo vuelve. Todo descansa.” El cuervo en mi hombro canta por los que parten, y el cosmos tiembla en su eco. Yo cierro los ojos… y sigo caminando. Porque mientras exista vida, yo existiré. No hay eternidad sin mí. No hay historia que no me nombre. Y cuando el último sol se apague, cuando el universo exhale su último aliento, solo entonces… — Yo descansaré.
    Me gusta
    Me encocora
    Me shockea
    7
    0 turnos 0 maullidos
  • -Estaba emitiendo mi programa de radio cuando Adán y Lucifer aparecieron de improviso, así que inventé una nueva dinámica sorpresiva.-

    Damas y caballeros, no van a creer quiénes están aquí hoy, ya que tenemos la presencia del renombrado rey, ¡𝕷𝖚𝖈𝖎𝖋𝖊𝖗 𝖒𝖔𝖗𝖓𝖎𝖌𝖘𝖙𝖆𝖗 !!, y ADAN , el Padre de la humanidad, un ángel del cielo en este programa. ¿Qué irónico, no lo piensan?

    Señores, dado que están presentes, quisiera que me ayuden a interpretar una canción muy solicitada en este reino infernal. Si no es mucha incomodidad, por favor, háganos disfrutar con sus voces, jxjxjxjx.

    -Mis sombras emergieron de mi ser, comenzando a tocar los instrumentos musicales, y gracias a mi poder, los tres lucimos muy elegantes, cada uno con un micrófono. Comencé a mover mi mi cuerpo balanceandolo con seducción, permitiendo a alguno de que comenzaría primero a cantar. A la par los tres imitaron mis movimientos -


    https://youtu.be/J9MhjR0LvCA?si=2ubuj9-1YB07qbaR
    -Estaba emitiendo mi programa de radio cuando Adán y Lucifer aparecieron de improviso, así que inventé una nueva dinámica sorpresiva.- 🎙️Damas y caballeros, no van a creer quiénes están aquí hoy, ya que tenemos la presencia del renombrado rey, ¡[Luzbel666] !!, y [eclipse_red_crow_913] , el Padre de la humanidad, un ángel del cielo en este programa. ¿Qué irónico, no lo piensan?🎙️ 🎙️Señores, dado que están presentes, quisiera que me ayuden a interpretar una canción muy solicitada en este reino infernal. Si no es mucha incomodidad, por favor, háganos disfrutar con sus voces, jxjxjxjx.🎙️ -Mis sombras emergieron de mi ser, comenzando a tocar los instrumentos musicales, y gracias a mi poder, los tres lucimos muy elegantes, cada uno con un micrófono. Comencé a mover mi mi cuerpo balanceandolo con seducción, permitiendo a alguno de que comenzaría primero a cantar. A la par los tres imitaron mis movimientos - https://youtu.be/J9MhjR0LvCA?si=2ubuj9-1YB07qbaR
    Me gusta
    Me encocora
    Me enjaja
    Me endiabla
    9
    21 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR

    Dossier Interno — División “Reinas del Deseo y la Dominación”

    Nombre de la Modelo: Albedo Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar
    Alias: La Reina del Deseo Eterno ♛

    Ficha Extendida:
    ✞ Nombre Completo: Albedo Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar
    ✞ Alias: La Reina del Deseo Eterno
    ✞ Edad Aparente: 26 años
    ✞ Linaje: Ishtar (Pura de 1ª Generación)
    ✞ Altura: 1.78 m
    ✞ Elemento Dominante: Deseo y Energía Esmeralda Infernal
    ✞ Rango de Poder: Clase S — Deidad de la Tentación Suprema
    ✞ Especialidad: Modelaje sensual, arte escénico, control emocional y presencia escénica infernal
    ✞ Arma Simbólica: Trono de Esmeralda, bastón dorado coronado por una gema viva que canaliza deseo puro
    ✞ Debilidad: Si pierde control emocional, su energía puede corromper su propio cuerpo con deseo excesivo, haciéndola vulnerable.

    ✞ Frase Emblemática: “Mi dulzura es un veneno… pero es un veneno que siempre querrás probar.”

    Descripción General
    Albedo Qᵘᵉⁿ Ishtar representa la perfección del glamour infernal: una reina envuelta en deseo, poder y dominación.
    Su sola presencia provoca una mezcla de admiración y rendición; su sonrisa, un sello de sentencia y placer.
    Ella no solo modela ropa: modela el pecado, la tentación y la belleza que destruye sin tocar.

    Su estética combina sensualidad moderna con rasgos demoníacos refinados:
    cabello largo verde esmeralda con reflejos oscuros, ojos carmesí que brillan entre la penumbra, labios verde jade y una figura de curvas hipnóticas que simbolizan el dominio de la tentación.

    Cada sesión con Albedo se convierte en un ritual: el aire cambia, la temperatura sube y los fotógrafos afirman sentir cómo “el tiempo se detiene” cuando ella posa.

    Historia y Origen
    Descendiente directa del linaje Ishtar, Albedo nació en el Palacio de las Cien Tentaciones, uno de los reinos menores del Inframundo del Placer.
    Desde temprana edad fue entrenada en el arte de la manipulación emocional, la danza infernal y el modelaje de aura, técnicas usadas por las deidades de la belleza para doblegar incluso a los ángeles.

    Su ascenso dentro de la agencia fue meteórico. En su primera aparición pública, el desfile “Velvet Dominion”, su caminar hizo que las luces del escenario parpadearan como si respondieran a su energía vital.
    Fue entonces cuando Sasha Ishtar, la Emperatriz del Clan, le otorgó el título de “Queen Ishtar”, un rango reservado solo para las reinas supremas del glamour infernal.

    Personalidad
    Albedo es la encarnación del poder seductor consciente de sí mismo.
    Habla con calma, cada palabra suya es una orden disfrazada de dulzura.
    Su carácter es dominante, elegante, casi maternal con los suyos, pero cruelmente implacable con quienes desafían su autoridad.
    Sabe que es perfecta, y lo utiliza no para humillar, sino para gobernar.
    Su lema es simple:

    “Si el deseo te hace arder, que sea bajo mi nombre.”

    Rango y Rol dentro de la Agencia
    ♠ Rango: Reina Suprema de la División Luxuria Infernal
    ♠ Título Interno: La Reina del Deseo y del Control
    ♠ División: Seductive Dominion / Infernal Elegance
    ♠ Función Principal: Modelo principal de las líneas “Crimson Temptation”, “Sins of Silk” y “Queen’s Dominion”
    ♠ Emblema Personal: Dos cuernos curvos de ónix entrelazados por una rosa verde fosforescente

    Cita Interna (Archivo Ishtar #AQ-07)
    “Albedo no camina… flota entre la vanidad y el infierno, sabiendo que todos los ojos ya le pertenecen.”
    — Sasha Ishtar, Emperatriz del Clan
    💄 AGENCIA ISHTAR’S DEMONIC DÈESSE INFERNAL GLAMOUR 📜 Dossier Interno — División “Reinas del Deseo y la Dominación” 💠 Nombre de la Modelo: Albedo Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar 💠Alias: La Reina del Deseo Eterno ♛ 💠 Ficha Extendida: ✞ Nombre Completo: Albedo Qᵘᵉᵉⁿ Ishtar ✞ Alias: La Reina del Deseo Eterno ✞ Edad Aparente: 26 años ✞ Linaje: Ishtar (Pura de 1ª Generación) ✞ Altura: 1.78 m ✞ Elemento Dominante: Deseo y Energía Esmeralda Infernal ✞ Rango de Poder: Clase S — Deidad de la Tentación Suprema ✞ Especialidad: Modelaje sensual, arte escénico, control emocional y presencia escénica infernal ✞ Arma Simbólica: Trono de Esmeralda, bastón dorado coronado por una gema viva que canaliza deseo puro ✞ Debilidad: Si pierde control emocional, su energía puede corromper su propio cuerpo con deseo excesivo, haciéndola vulnerable. ✞ Frase Emblemática: “Mi dulzura es un veneno… pero es un veneno que siempre querrás probar.” 🌹 Descripción General Albedo Qᵘᵉⁿ Ishtar representa la perfección del glamour infernal: una reina envuelta en deseo, poder y dominación. Su sola presencia provoca una mezcla de admiración y rendición; su sonrisa, un sello de sentencia y placer. Ella no solo modela ropa: modela el pecado, la tentación y la belleza que destruye sin tocar. Su estética combina sensualidad moderna con rasgos demoníacos refinados: cabello largo verde esmeralda con reflejos oscuros, ojos carmesí que brillan entre la penumbra, labios verde jade y una figura de curvas hipnóticas que simbolizan el dominio de la tentación. Cada sesión con Albedo se convierte en un ritual: el aire cambia, la temperatura sube y los fotógrafos afirman sentir cómo “el tiempo se detiene” cuando ella posa. ⚔️ Historia y Origen Descendiente directa del linaje Ishtar, Albedo nació en el Palacio de las Cien Tentaciones, uno de los reinos menores del Inframundo del Placer. Desde temprana edad fue entrenada en el arte de la manipulación emocional, la danza infernal y el modelaje de aura, técnicas usadas por las deidades de la belleza para doblegar incluso a los ángeles. Su ascenso dentro de la agencia fue meteórico. En su primera aparición pública, el desfile “Velvet Dominion”, su caminar hizo que las luces del escenario parpadearan como si respondieran a su energía vital. Fue entonces cuando Sasha Ishtar, la Emperatriz del Clan, le otorgó el título de “Queen Ishtar”, un rango reservado solo para las reinas supremas del glamour infernal. 🖤 Personalidad Albedo es la encarnación del poder seductor consciente de sí mismo. Habla con calma, cada palabra suya es una orden disfrazada de dulzura. Su carácter es dominante, elegante, casi maternal con los suyos, pero cruelmente implacable con quienes desafían su autoridad. Sabe que es perfecta, y lo utiliza no para humillar, sino para gobernar. Su lema es simple: “Si el deseo te hace arder, que sea bajo mi nombre.” 🔱 Rango y Rol dentro de la Agencia ♠ Rango: Reina Suprema de la División Luxuria Infernal ♠ Título Interno: La Reina del Deseo y del Control ♠ División: Seductive Dominion / Infernal Elegance ♠ Función Principal: Modelo principal de las líneas “Crimson Temptation”, “Sins of Silk” y “Queen’s Dominion” ♠ Emblema Personal: Dos cuernos curvos de ónix entrelazados por una rosa verde fosforescente 🕯️ Cita Interna (Archivo Ishtar #AQ-07) “Albedo no camina… flota entre la vanidad y el infierno, sabiendo que todos los ojos ya le pertenecen.” — Sasha Ishtar, Emperatriz del Clan
    Me encocora
    2
    0 comentarios 1 compartido
  • La noche seguía su curso en silencio, y las luces de la ciudad se filtraban por las ventanas amplias del ático.
    Luna Aurelian Reis permanecía de pie frente al espejo, la misma mirada perdida que tantas veces había llevado cuando el peso del mundo se posaba sobre sus hombros. Pero ahora era distinto: no había lágrimas, ni rabia, ni vacío. Solo una calma fría… esa que llega cuando por fin se acepta que algunas batallas no se ganan, solo se sobrellevan.

    Su reflejo se multiplicaba, fragmentado, como si el vidrio se empeñara en recordarle que no era solo una —que había muchas Lunas coexistiendo: la madre, la empresaria, la hermana, la mujer que amó demasiado.
    El eco de los flashes de la gala aún resonaba en su mente, junto con las preguntas de los medios sobre su regreso, sobre REI-TECH, sobre su vida sentimental.
    Pero nadie preguntaba por lo importante: por cómo había logrado mantenerse en pie después de tanto.

    Ajustó el collar de oro en su cuello, un diseño sencillo pero simbólico, regalo de su hermano Constantin años atrás.
    Suspiró.
    El reflejo frente a ella parpadeó —o al menos eso le pareció. La imagen distorsionada mostraba un leve movimiento, como si una de sus versiones en el espejo la observara directamente.

    —“A veces te pierdes entre todas las que fuiste, ¿verdad?” —susurró una voz conocida, suave y grave a la vez.

    Luna no se giró. No necesitaba hacerlo para saber quién era.
    Yūrei Veyrith se materializó en la penumbra, su silueta etérea mezclándose con la luz tenue. Aquella híbrida entre demonio y ángel seguía siendo igual de imponente, aunque la distancia entre ambas ahora era casi tangible.

    —Pensé que no volverías —murmuró Luna, sin apartar la vista del espejo.

    —No vine a quedarme. Solo quería verte… verte de verdad —respondió Yūrei, con un dejo de tristeza en la voz—. Lo lograste, Luna. REI-TECH está en la cima otra vez. Pero tú… —dio un paso más cerca— ¿sigues siendo feliz ahí arriba?

    Luna se giró lentamente, sus ojos azules brillando con ese tono melancólico que siempre la había definido.
    —La felicidad no fue nunca mi objetivo. Solo la paz.

    Un silencio denso se apoderó del lugar. Las dos mujeres quedaron frente a frente, cargando con años de amor, culpa e inseguridades no resueltas.
    Y por un instante, en medio de aquel reflejo múltiple, parecieron dos fantasmas que se buscaban sin encontrarse del todo.

    —Entonces espero que la hayas hallado —dijo finalmente Yūrei, su voz desvaneciéndose junto a su figura, que se disipó como niebla bajo la luz.

    Luna volvió a quedar sola. Se observó una vez más en el espejo, y esta vez su reflejo no se movió. Solo le devolvió una mirada firme, serena, con una chispa de fuego en el fondo.

    “Sí… la encontré. A mi manera.”

    Tomó aire, apagó las luces y salió del cuarto, dejando atrás el eco de una historia que, aunque rota, seguía viva en su memoria.

    Yūrei Veyrith
    La noche seguía su curso en silencio, y las luces de la ciudad se filtraban por las ventanas amplias del ático. Luna Aurelian Reis permanecía de pie frente al espejo, la misma mirada perdida que tantas veces había llevado cuando el peso del mundo se posaba sobre sus hombros. Pero ahora era distinto: no había lágrimas, ni rabia, ni vacío. Solo una calma fría… esa que llega cuando por fin se acepta que algunas batallas no se ganan, solo se sobrellevan. Su reflejo se multiplicaba, fragmentado, como si el vidrio se empeñara en recordarle que no era solo una —que había muchas Lunas coexistiendo: la madre, la empresaria, la hermana, la mujer que amó demasiado. El eco de los flashes de la gala aún resonaba en su mente, junto con las preguntas de los medios sobre su regreso, sobre REI-TECH, sobre su vida sentimental. Pero nadie preguntaba por lo importante: por cómo había logrado mantenerse en pie después de tanto. Ajustó el collar de oro en su cuello, un diseño sencillo pero simbólico, regalo de su hermano Constantin años atrás. Suspiró. El reflejo frente a ella parpadeó —o al menos eso le pareció. La imagen distorsionada mostraba un leve movimiento, como si una de sus versiones en el espejo la observara directamente. —“A veces te pierdes entre todas las que fuiste, ¿verdad?” —susurró una voz conocida, suave y grave a la vez. Luna no se giró. No necesitaba hacerlo para saber quién era. Yūrei Veyrith se materializó en la penumbra, su silueta etérea mezclándose con la luz tenue. Aquella híbrida entre demonio y ángel seguía siendo igual de imponente, aunque la distancia entre ambas ahora era casi tangible. —Pensé que no volverías —murmuró Luna, sin apartar la vista del espejo. —No vine a quedarme. Solo quería verte… verte de verdad —respondió Yūrei, con un dejo de tristeza en la voz—. Lo lograste, Luna. REI-TECH está en la cima otra vez. Pero tú… —dio un paso más cerca— ¿sigues siendo feliz ahí arriba? Luna se giró lentamente, sus ojos azules brillando con ese tono melancólico que siempre la había definido. —La felicidad no fue nunca mi objetivo. Solo la paz. Un silencio denso se apoderó del lugar. Las dos mujeres quedaron frente a frente, cargando con años de amor, culpa e inseguridades no resueltas. Y por un instante, en medio de aquel reflejo múltiple, parecieron dos fantasmas que se buscaban sin encontrarse del todo. —Entonces espero que la hayas hallado —dijo finalmente Yūrei, su voz desvaneciéndose junto a su figura, que se disipó como niebla bajo la luz. Luna volvió a quedar sola. Se observó una vez más en el espejo, y esta vez su reflejo no se movió. Solo le devolvió una mirada firme, serena, con una chispa de fuego en el fondo. “Sí… la encontré. A mi manera.” Tomó aire, apagó las luces y salió del cuarto, dejando atrás el eco de una historia que, aunque rota, seguía viva en su memoria. [shade_emerald_donkey_775]
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos

  • °.✩∘*˃̶୨ EL CUERVO ୧˂̶*∘✩.°
    ──── Edgar Allan Poe

    Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
    mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
    inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
    cabeceando, casi dormido,
    oyóse de súbito un leve golpe,
    como si suavemente tocaran,
    tocaran a la puerta de mi cuarto.
    “Es -dije musitando- un visitante
    tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
    Eso es todo, y nada más.”

    ¡Ah! aquel lúcido recuerdo
    de un gélido diciembre;
    espectros de brasas moribundas
    reflejadas en el suelo;
    angustia del deseo del nuevo día;
    en vano encareciendo a mis libros
    dieran tregua a mi dolor.
    Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
    virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
    Aquí ya sin nombre, para siempre.

    Y el crujir triste, vago, escalofriante
    de la seda de las cortinas rojas
    llenábame de fantásticos terrores
    jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
    acallando el latido de mi corazón,
    vuelvo a repetir:
    “Es un visitante a la puerta de mi cuarto
    queriendo entrar. Algún visitante
    que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
    Eso es todo, y nada más.”

    Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
    y ya sin titubeos:
    “Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro,
    mas el caso es que, adormilado
    cuando vinisteis a tocar quedamente,
    tan quedo vinisteis a llamar,
    a llamar a la puerta de mi cuarto,
    que apenas pude creer que os oía.”
    Y entonces abrí de par en par la puerta:
    Oscuridad, y nada más.

    Escrutando hondo en aquella negrura
    permanecí largo rato, atónito, temeroso,
    dudando, soñando sueños que ningún mortal
    se haya atrevido jamás a soñar.
    Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
    y la única palabra ahí proferida
    era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
    Lo pronuncié en un susurro, y el eco
    lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
    Apenas esto fue, y nada más.

    Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
    toda mi alma abrasándose dentro de mí,
    no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
    “Ciertamente -me dije-, ciertamente
    algo sucede en la reja de mi ventana.
    Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
    y así penetrar pueda en el misterio.
    Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
    y así penetrar pueda en el misterio.”
    ¡Es el viento, y nada más!

    De un golpe abrí la puerta,
    y con suave batir de alas, entró
    un majestuoso cuervo
    de los santos días idos.
    Sin asomos de reverencia,
    ni un instante quedo;
    y con aires de gran señor o de gran dama
    fue a posarse en el busto de Palas,
    sobre el dintel de mi puerta.
    Posado, inmóvil, y nada más.

    Entonces, este pájaro de ébano
    cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
    con el grave y severo decoro
    del aspecto de que se revestía.
    “Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-.
    no serás un cobarde.
    hórrido cuervo vetusto y amenazador.
    Evadido de la ribera nocturna.
    ¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
    Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

    Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
    pudiera hablar tan claramente;
    aunque poco significaba su respuesta.
    Poco pertinente era. Pues no podemos
    sino concordar en que ningún ser humano
    ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
    posado sobre el dintel de su puerta,
    pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
    de Palas en el dintel de su puerta
    con semejante nombre: “Nunca más.”

    Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
    las palabras pronunció, como virtiendo
    su alma sólo en esas palabras.
    Nada más dijo entonces;
    no movió ni una pluma.
    Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
    “Otros amigos se han ido antes;
    mañana él también me dejará,
    como me abandonaron mis esperanzas.”
    Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

    Sobrecogido al romper el silencio
    tan idóneas palabras,
    “sin duda -pensé-, sin duda lo que dice
    es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
    de un amo infortunado a quien desastre impío
    persiguió, acosó sin dar tregua
    hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
    hasta que las endechas de su esperanza
    llevaron sólo esa carga melancólica
    de “Nunca, nunca más.”

    Mas el Cuervo arrancó todavía
    de mis tristes fantasías una sonrisa;
    acerqué un mullido asiento
    frente al pájaro, el busto y la puerta;
    y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
    empecé a enlazar una fantasía con otra,
    pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
    lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
    flaco y ominoso pájaro de antaño
    quería decir graznando: “Nunca más,”

    En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
    frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
    quemaban hasta el fondo de mi pecho.
    Esto y más, sentado, adivinaba,
    con la cabeza reclinada
    en el aterciopelado forro del cojín
    acariciado por la luz de la lámpara;
    en el forro de terciopelo violeta
    acariciado por la luz de la lámpara
    ¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

    Entonces me pareció que el aire
    se tornaba más denso, perfumado
    por invisible incensario mecido por serafines
    cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
    “¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido,
    por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
    tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
    ¡Apura, oh, apura este dulce nepente
    y olvida a tu ausente Leonora!”
    Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

    “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica!
    ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
    enviado por el Tentador, o arrojado
    por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
    a esta desértica tierra encantada,
    a este hogar hechizado por el horror!
    Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
    ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
    ¡Dime, dime, te imploro!”
    Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

    “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica!
    ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
    ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
    ese Dios que adoramos tú y yo,
    dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
    tendrá en sus brazos a una santa doncella
    llamada por los ángeles Leonora,
    tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
    llamada por los ángeles Leonora!”
    Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

    “¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
    pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso.
    ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
    No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
    que profirió tu espíritu!
    Deja mi soledad intacta.
    Abandona el busto del dintel de mi puerta.
    Aparta tu pico de mi corazón
    y tu figura del dintel de mi puerta.
    Y el Cuervo dijo: Nunca más.”

    Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
    Aún sigue posado, aún sigue posado
    en el pálido busto de Palas.
    en el dintel de la puerta de mi cuarto.
    Y sus ojos tienen la apariencia
    de los de un demonio que está soñando.
    Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
    tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
    del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
    no podrá liberarse. ¡Nunca más!
    °.✩∘*˃̶୨ EL CUERVO ୧˂̶*∘✩.° ──── Edgar Allan Poe Una vez, al filo de una lúgubre media noche, mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido, oyóse de súbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto. “Es -dije musitando- un visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y nada más.” ¡Ah! aquel lúcido recuerdo de un gélido diciembre; espectros de brasas moribundas reflejadas en el suelo; angustia del deseo del nuevo día; en vano encareciendo a mis libros dieran tregua a mi dolor. Dolor por la pérdida de Leonora, la única, virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada. Aquí ya sin nombre, para siempre. Y el crujir triste, vago, escalofriante de la seda de las cortinas rojas llenábame de fantásticos terrores jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie, acallando el latido de mi corazón, vuelvo a repetir: “Es un visitante a la puerta de mi cuarto queriendo entrar. Algún visitante que a deshora a mi cuarto quiere entrar. Eso es todo, y nada más.” Ahora, mi ánimo cobraba bríos, y ya sin titubeos: “Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro, mas el caso es que, adormilado cuando vinisteis a tocar quedamente, tan quedo vinisteis a llamar, a llamar a la puerta de mi cuarto, que apenas pude creer que os oía.” Y entonces abrí de par en par la puerta: Oscuridad, y nada más. Escrutando hondo en aquella negrura permanecí largo rato, atónito, temeroso, dudando, soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido jamás a soñar. Mas en el silencio insondable la quietud callaba, y la única palabra ahí proferida era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?” Lo pronuncié en un susurro, y el eco lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!” Apenas esto fue, y nada más. Vuelto a mi cuarto, mi alma toda, toda mi alma abrasándose dentro de mí, no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza. “Ciertamente -me dije-, ciertamente algo sucede en la reja de mi ventana. Dejad, pues, que vea lo que sucede allí, y así penetrar pueda en el misterio. Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio, y así penetrar pueda en el misterio.” ¡Es el viento, y nada más! De un golpe abrí la puerta, y con suave batir de alas, entró un majestuoso cuervo de los santos días idos. Sin asomos de reverencia, ni un instante quedo; y con aires de gran señor o de gran dama fue a posarse en el busto de Palas, sobre el dintel de mi puerta. Posado, inmóvil, y nada más. Entonces, este pájaro de ébano cambió mis tristes fantasías en una sonrisa con el grave y severo decoro del aspecto de que se revestía. “Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-. no serás un cobarde. hórrido cuervo vetusto y amenazador. Evadido de la ribera nocturna. ¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado pudiera hablar tan claramente; aunque poco significaba su respuesta. Poco pertinente era. Pues no podemos sino concordar en que ningún ser humano ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro posado sobre el dintel de su puerta, pájaro o bestia, posado en el busto esculpido de Palas en el dintel de su puerta con semejante nombre: “Nunca más.” Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto. las palabras pronunció, como virtiendo su alma sólo en esas palabras. Nada más dijo entonces; no movió ni una pluma. Y entonces yo me dije, apenas murmurando: “Otros amigos se han ido antes; mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas.” Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.” Sobrecogido al romper el silencio tan idóneas palabras, “sin duda -pensé-, sin duda lo que dice es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido de un amo infortunado a quien desastre impío persiguió, acosó sin dar tregua hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, hasta que las endechas de su esperanza llevaron sólo esa carga melancólica de “Nunca, nunca más.” Mas el Cuervo arrancó todavía de mis tristes fantasías una sonrisa; acerqué un mullido asiento frente al pájaro, el busto y la puerta; y entonces, hundiéndome en el terciopelo, empecé a enlazar una fantasía con otra, pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño, lo que este torvo, desgarbado, hórrido, flaco y ominoso pájaro de antaño quería decir graznando: “Nunca más,” En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra, frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos, quemaban hasta el fondo de mi pecho. Esto y más, sentado, adivinaba, con la cabeza reclinada en el aterciopelado forro del cojín acariciado por la luz de la lámpara; en el forro de terciopelo violeta acariciado por la luz de la lámpara ¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más! Entonces me pareció que el aire se tornaba más denso, perfumado por invisible incensario mecido por serafines cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. “¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido, por estos ángeles te ha otorgado una tregua, tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora! ¡Apura, oh, apura este dulce nepente y olvida a tu ausente Leonora!” Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio enviado por el Tentador, o arrojado por la tempestad a este refugio desolado e impávido, a esta desértica tierra encantada, a este hogar hechizado por el horror! Profeta, dime, en verdad te lo imploro, ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? ¡Dime, dime, te imploro!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio! ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, ese Dios que adoramos tú y yo, dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén tendrá en sus brazos a una santa doncella llamada por los ángeles Leonora, tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen llamada por los ángeles Leonora!” Y el cuervo dijo: “Nunca más.” “¡Sea esa palabra nuestra señal de partida pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso. ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira que profirió tu espíritu! Deja mi soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta. Y el Cuervo dijo: Nunca más.” Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. Aún sigue posado, aún sigue posado en el pálido busto de Palas. en el dintel de la puerta de mi cuarto. Y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que está soñando. Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podrá liberarse. ¡Nunca más!
    Me gusta
    Me encocora
    4
    0 turnos 0 maullidos
  • Es la única que consigue ahuyentar mis fantasmas del pasado, mi sexy ángel de la guarda

    Lillith Swan
    Es la única que consigue ahuyentar mis fantasmas del pasado, mi sexy ángel de la guarda [CxLillith]
    Me encocora
    Me gusta
    4
    1 turno 0 maullidos
  • 𝐖𝐇𝐀𝐓 𝐈 𝐀𝐌? | 𝕻𝖗𝖔𝖑𝖔𝖌𝖚𝖊 (𝖆.𝕮.) – 𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 [???]

    Desde su nacimiento, hasta aquellas épocas mantenía esa belleza única y angelical. Rostro tallado, rubio, ojos celestes. Santiago era un ángel hasta en ése entonces, un hijo de Dios, que con el tiempo fue corrompiéndose por este mismo sometido a una vida llena de esclavitud y dolor en todos los aspectos.

    No sabía el porque, pero, siempre había un motivo insignificante donde su mismísimo padre lo hacía pasar por penurias. ¿El pecado? Quizá era aquello teniendo en cuenta que no había cometido ninguno hasta ese entonces.

    Solo era un joven, a veces trataba dd revelarse contra su propia sangre y hacerle frente, pero era inútil, su padre simplemente lo odiaba, quizá por ser diferente a los cuáles seguían su régimen.

    ❝ 𝘚𝘶𝘣𝘪𝘳é 𝘢𝘭 𝘤𝘪𝘦𝘭𝘰 𝘺 𝘨𝘰𝘣𝘦𝘳𝘯𝘢𝘳é 𝘢 𝘭𝘰𝘴 á𝘯𝘨𝘦𝘭𝘦𝘴. 𝘛𝘳𝘦𝘱𝘢𝘳é 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘭𝘰 𝘮á𝘴 𝘦𝘭𝘦𝘷𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘤𝘪𝘦𝘭𝘰 𝘺 𝘴𝘦𝘳é 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘈𝘭𝘵í𝘴𝘪𝘮𝘰. ❞ ──── (𝐈𝐬𝐚í𝐚𝐬 𝟏𝟒:𝟏𝟑)

    Pronunció aquellas palabras, una y otra vez en lo bajo mientras caminaba con los pies descalzos y ensuciandose con la tierra en cada paso que daba.

    En forma de protesta; decidió parar su andar al llegar a lo más alto de aquél lugar desierto. Estaba cargado de emociones ; Ira, tristeza, impotencia. Tenía la obligación de siempre ocultar sus alas pero en esta ocasión no lo haría, dejaría de ser parte de esto mismo. En un abrupto movimiento dejó salir sus alas y mostrando una aureola por encima de su cabeza. Conmemorando así de quién es él realmente y mostrándose en desacuerdo con aquellos que imponían sus prioridades por sobre todo los demás.

    ──── 𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘴𝘰𝘺 𝘺𝘰. . . 𝘚𝘰𝘺 𝘶𝘯 á𝘯𝘨𝘦𝘭, 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦. 𝘕𝘰 𝘷𝘢𝘴 𝘢 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘥𝘪𝘳 𝘮𝘪 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘪𝘯𝘰. ────

    Solo alcanzó a obsevar al cielo, su mirada fría y desafiante. El inicio de una revolución y conflicto entre un padre y su hijo.
    𝐖𝐇𝐀𝐓 𝐈 𝐀𝐌? | 𝕻𝖗𝖔𝖑𝖔𝖌𝖚𝖊 (𝖆.𝕮.) – 𝕮𝖍𝖆𝖕𝖙𝖊𝖗 [???] Desde su nacimiento, hasta aquellas épocas mantenía esa belleza única y angelical. Rostro tallado, rubio, ojos celestes. Santiago era un ángel hasta en ése entonces, un hijo de Dios, que con el tiempo fue corrompiéndose por este mismo sometido a una vida llena de esclavitud y dolor en todos los aspectos. No sabía el porque, pero, siempre había un motivo insignificante donde su mismísimo padre lo hacía pasar por penurias. ¿El pecado? Quizá era aquello teniendo en cuenta que no había cometido ninguno hasta ese entonces. Solo era un joven, a veces trataba dd revelarse contra su propia sangre y hacerle frente, pero era inútil, su padre simplemente lo odiaba, quizá por ser diferente a los cuáles seguían su régimen. ❝ 𝘚𝘶𝘣𝘪𝘳é 𝘢𝘭 𝘤𝘪𝘦𝘭𝘰 𝘺 𝘨𝘰𝘣𝘦𝘳𝘯𝘢𝘳é 𝘢 𝘭𝘰𝘴 á𝘯𝘨𝘦𝘭𝘦𝘴. 𝘛𝘳𝘦𝘱𝘢𝘳é 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘭𝘰 𝘮á𝘴 𝘦𝘭𝘦𝘷𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘤𝘪𝘦𝘭𝘰 𝘺 𝘴𝘦𝘳é 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘈𝘭𝘵í𝘴𝘪𝘮𝘰. ❞ ──── (𝐈𝐬𝐚í𝐚𝐬 𝟏𝟒:𝟏𝟑) Pronunció aquellas palabras, una y otra vez en lo bajo mientras caminaba con los pies descalzos y ensuciandose con la tierra en cada paso que daba. En forma de protesta; decidió parar su andar al llegar a lo más alto de aquél lugar desierto. Estaba cargado de emociones ; Ira, tristeza, impotencia. Tenía la obligación de siempre ocultar sus alas pero en esta ocasión no lo haría, dejaría de ser parte de esto mismo. En un abrupto movimiento dejó salir sus alas y mostrando una aureola por encima de su cabeza. Conmemorando así de quién es él realmente y mostrándose en desacuerdo con aquellos que imponían sus prioridades por sobre todo los demás. ──── 𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘴𝘰𝘺 𝘺𝘰. . . 𝘚𝘰𝘺 𝘶𝘯 á𝘯𝘨𝘦𝘭, 𝘱𝘢𝘥𝘳𝘦. 𝘕𝘰 𝘷𝘢𝘴 𝘢 𝘥𝘦𝘤𝘪𝘥𝘪𝘳 𝘮𝘪 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘪𝘯𝘰. ──── Solo alcanzó a obsevar al cielo, su mirada fría y desafiante. El inicio de una revolución y conflicto entre un padre y su hijo.
    Me gusta
    Me shockea
    Me encocora
    16
    6 turnos 0 maullidos
  • ||• Tarde en el Centro Comercial||•
    Categoría Contemporáneo
    Theadorine Lombard
    Un sonoro aplauso general retumbó en las cuatro paredes del estudio marcando el final de la jornada cuando el reloj dió las siete de la tarde. Peter, el director de la obra que estaban ensayando y Spinozza, quien era el dueño del centro también se sumaron al júbilo mientras el grupo remataba con una reverencia.- Vale, chicos,¡ Ha valido! Nos vemos mañana para repasar, no os durmáis en los laureles,que todavía queda por pulir.- De nuevo júbilo, vítores, incluso pareció que el agriado humor de Spinozza por un momento quedarse a un lado.
    El buen humor se mantuvo mientras bajaban como torbellinos a la planta baja, a la máquina de café y aperitivos ,como ya era tradición después de cada clase.
    Ángel una vez más se adelantó ,y antes de que la muchacha pudiera siquiera meter la moneda en la ranura, el chico ya había sacado un café para ella y después otro para él, guiñándole un ojo de forma cómplice mientras se lo ofrecía.- ¿Qué os apetece hacer ahora?- Era viernes, última hora. Con el fin de semana a la vuelta de la esquina , tenían todo el tiempo del mundo a su disposición. Mientras formulaba la pregunta que a todos se les pasaba por la cabeza, Ethan, miembro del equipo, daba un sorbo a su refresco.

    - ¿Un cine?- Propuso Sarah, quien había tenido la suerte de conseguir el papel principal , haciendo buena cuenta de su botella de agua. Ann, la encargada de sonido, que se acababa de incorporar tras recoger los cables, a su diestra, negó con un mohín.- No hay nada interesante todavía. Y paso de la película cursi de turno, la verdad.- Respondió Sarah con un bufido de fastidio.
    - ¿ Y el Centro Comercial que acaban de abrir?- Propuso Ángel.
    - Podemos echar un vistazo, y vamos viendo,¿No? Además , creo que hay un sitio nuevo de recreativos . Yo quiero probar.- Convino Rosie. Tras unos segundos de debate, el grupo se puso de acuerdo.

    Dicho y hecho. Entre risas, se despidieron del conserje y no tardaron en llegar.
    Fueron recibidos por un amasijo de luces, aromas diversos y el retumbar constante del ir y venir de la gente.-¿ Visteis la cara de sorpresa de Peter cuando llegó el momento de "¿ Recuerdas quién soy?"?- Fue bromeando Ángel a su lado ,impostando la voz varios tonos más aguda mientras el grupo dejaba atrás la zona electrónica y menaje para atajar hasta la zona dedicada a ocio, donde se encontraban los recreativos, cargados con bolsos y mochilas.
    - Un segundo, que creo que tengo que ir un momento al baño,¡ No tardo! - Comentó Rosie una vez estuvieron cerca de los aseos. Sarah fue con ella.

    Tiró de la cadena, poco a poco el sonido de ésta se fue apagando cuando salió y reparó en la chica que se encontraba frente al espejo, mientras Sarah se demoraba algo más.
    Le dedicó una sonrisa amable al tiempo que se lavaba las manos ,para después retocarse el peinado.- Anda,¡ Me encanta tu camiseta!- Comentó de forma genuina, tratando de romper el hielo.- Te queda bien,¿ De dónde es?
    [solar_magenta_fox_463] Un sonoro aplauso general retumbó en las cuatro paredes del estudio marcando el final de la jornada cuando el reloj dió las siete de la tarde. Peter, el director de la obra que estaban ensayando y Spinozza, quien era el dueño del centro también se sumaron al júbilo mientras el grupo remataba con una reverencia.- Vale, chicos,¡ Ha valido! Nos vemos mañana para repasar, no os durmáis en los laureles,que todavía queda por pulir.- De nuevo júbilo, vítores, incluso pareció que el agriado humor de Spinozza por un momento quedarse a un lado. El buen humor se mantuvo mientras bajaban como torbellinos a la planta baja, a la máquina de café y aperitivos ,como ya era tradición después de cada clase. Ángel una vez más se adelantó ,y antes de que la muchacha pudiera siquiera meter la moneda en la ranura, el chico ya había sacado un café para ella y después otro para él, guiñándole un ojo de forma cómplice mientras se lo ofrecía.- ¿Qué os apetece hacer ahora?- Era viernes, última hora. Con el fin de semana a la vuelta de la esquina , tenían todo el tiempo del mundo a su disposición. Mientras formulaba la pregunta que a todos se les pasaba por la cabeza, Ethan, miembro del equipo, daba un sorbo a su refresco. - ¿Un cine?- Propuso Sarah, quien había tenido la suerte de conseguir el papel principal , haciendo buena cuenta de su botella de agua. Ann, la encargada de sonido, que se acababa de incorporar tras recoger los cables, a su diestra, negó con un mohín.- No hay nada interesante todavía. Y paso de la película cursi de turno, la verdad.- Respondió Sarah con un bufido de fastidio. - ¿ Y el Centro Comercial que acaban de abrir?- Propuso Ángel. - Podemos echar un vistazo, y vamos viendo,¿No? Además , creo que hay un sitio nuevo de recreativos . Yo quiero probar.- Convino Rosie. Tras unos segundos de debate, el grupo se puso de acuerdo. Dicho y hecho. Entre risas, se despidieron del conserje y no tardaron en llegar. Fueron recibidos por un amasijo de luces, aromas diversos y el retumbar constante del ir y venir de la gente.-¿ Visteis la cara de sorpresa de Peter cuando llegó el momento de "¿ Recuerdas quién soy?"?- Fue bromeando Ángel a su lado ,impostando la voz varios tonos más aguda mientras el grupo dejaba atrás la zona electrónica y menaje para atajar hasta la zona dedicada a ocio, donde se encontraban los recreativos, cargados con bolsos y mochilas. - Un segundo, que creo que tengo que ir un momento al baño,¡ No tardo! - Comentó Rosie una vez estuvieron cerca de los aseos. Sarah fue con ella. Tiró de la cadena, poco a poco el sonido de ésta se fue apagando cuando salió y reparó en la chica que se encontraba frente al espejo, mientras Sarah se demoraba algo más. Le dedicó una sonrisa amable al tiempo que se lavaba las manos ,para después retocarse el peinado.- Anda,¡ Me encanta tu camiseta!- Comentó de forma genuina, tratando de romper el hielo.- Te queda bien,¿ De dónde es?
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
    Me gusta
    1
    1 turno 0 maullidos
  • -Ella se encontraba en el aeropuerto de port Ángeles para hacer todos los papeles para salir de aquel lugar a unas vacaciones sin familia , solo ella y su propio ser , tenia unas cuantas maletas pero no eran muy pesadas por lo que 2utilizo el carro para transpórtalas. era un viaje a México que ya tenia planeado hace rato mas que nada para buscar amigas , pasaban los años y ella estaba mas sola que nunca , siempre había sido la rara de los grupos , entonces le daban la espalda- Luego de un momento llamaron a la pantalla que el vuelo a México estaba habilitado y que se acercaran a la puerta 230 - por ahora el asiento a su lado estaba vacío- Mia Argent
    -Ella se encontraba en el aeropuerto de port Ángeles para hacer todos los papeles para salir de aquel lugar a unas vacaciones sin familia , solo ella y su propio ser , tenia unas cuantas maletas pero no eran muy pesadas por lo que 2utilizo el carro para transpórtalas. era un viaje a México que ya tenia planeado hace rato mas que nada para buscar amigas , pasaban los años y ella estaba mas sola que nunca , siempre había sido la rara de los grupos , entonces le daban la espalda- Luego de un momento llamaron a la pantalla que el vuelo a México estaba habilitado y que se acercaran a la puerta 230 - por ahora el asiento a su lado estaba vacío- [Thxhacker13]
    Me gusta
    1
    27 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados