• #Especialdíademuertos

    Se han preguntado el ¿Por qué mayormente desaparecen las personas en noche de brujas y el día de muertos? Bueno...yo tengo la respuesta, los causantes son aquellos que caminan entre nosostros , aquellos que aprovechan el portal de entre los vivos y los muertos para que ocupes su lugar.

    ¿Como lo se? Pues porque para mí mala suerte y gracias al idiota de mi antiguo ex marido tengo que honrarlo cada año o si no me llevará al más allá de la manera más cruel posible.

    Así que escuchen atentamente . Esta mierda no es un cuento de hadas. Es una put* maldición y si no prestan atención vayan despidiendose de el mundo de los vivos y si es lo que quieren no esperen a irse de una manera bonita.

    Se los digo yo, una vampira de siglos de edad y de la que pocas cosas se ha doblegado de terror y la estúpida noche de los muertos es una de ellas.
    Y aquí empieza la historia... A mí esposo, Alejandro. Lo maté. Fin de la historia, ¿no? Pues no. Sus familia, esos mexicanos brujos que tiene por familia, me jodieron con un conjuro. Cada puto noviembre, él regresa del Mictlán buscando mi alma y no para darme un abrazo precisamente, si no para hacerme pagar.

    La primera vez que regresó, casi me mata de verdad. La Muerte, esa vieja cabrona, me pegó donde más me dolía: mi inmortalidad.

    Mi cuerpo de años empezó a pudrirse, jamás lo olvidaré. Ver mis huesos bajo la piel, oler mi propia carne rancia... Dolores de cabeza que sentía que me reventaban el cráneo, y gritos de muertos desconocidos que gozaban viéndome vulnerable.

    Mi nana, esa vieja bruja sabia, menos mal me salvó a tiempo, si no, estaría vagando por ahí, una calavera putrefacta a lado y por toda la eternidad con el Idiota de Alejandro. Sin embargo no pude deshacerme completamente de el , mi nana en ese entonces me puso una condición: Honrar al cabrón por la eternidad, si lo que quería era liberarme de ese horrendo destino.

    Ahora bien, ¿Por qué la ofrenda y la mierda del maquillaje de esqueleto? Es simple, son reglas de supervivencia. No son para convivir, son para sobrevivir.

    La Ofrenda es un Cebo: El altar, las velas, el pan de muerto... es un cebo. Pongo toda su comida favorita ahí para que el muy imbécil se entretenga , se sienta mas 'humano' y no me busque a mí. Las flores solo lo guían a la mesa, a su portal, para que se largue cuando acabe la noche. Si fallo en la ofrenda, el vendrá por mi.

    El puto disfraz de Catrína es solo un camuflaje. La gente se pinta por costumbre, para horar a sus muertos, los idiotas no saben que eso les salva el pellejo.

    Los muertos no son tontos, ni compasivos, son vengativos. Y en esta noche, cuando los mundos se mezclan, si no te vistes de esqueleto, si no te pintas la cara, tu alma es su alimento, un faro para cualquier espíritu hambriento o sediento de venganza. Y si te ven como uno de los suyos correrás la suerte de que te dejan en paz.

    Así que, sí. Yo hago el fastidioso rito cada año para evitar que mi existencia se convierta en una agonía de putrefacción. Y tú, y todos estos idiotas que bailan aquí... están a un error de distancia de ser reclamados.

    Solo recuerda, si te olvidas de tus costumbres, si olvidas poner la ofrenda, si no te disfrazas, tu alma queda expuesta, y los muertos te arrancarán la vida y tu cordura para que ocupes el lugar de un espíritu que no quiere volver al Mictlán. No sin antes torturarte hasta que supliques la muerte auténtica.

    O por lo menos eso es...lo que la gente cuenta.
    #Especialdíademuertos Se han preguntado el ¿Por qué mayormente desaparecen las personas en noche de brujas y el día de muertos? Bueno...yo tengo la respuesta, los causantes son aquellos que caminan entre nosostros , aquellos que aprovechan el portal de entre los vivos y los muertos para que ocupes su lugar. ¿Como lo se? Pues porque para mí mala suerte y gracias al idiota de mi antiguo ex marido tengo que honrarlo cada año o si no me llevará al más allá de la manera más cruel posible. Así que escuchen atentamente . Esta mierda no es un cuento de hadas. Es una put* maldición y si no prestan atención vayan despidiendose de el mundo de los vivos y si es lo que quieren no esperen a irse de una manera bonita. Se los digo yo, una vampira de siglos de edad y de la que pocas cosas se ha doblegado de terror y la estúpida noche de los muertos es una de ellas. Y aquí empieza la historia... A mí esposo, Alejandro. Lo maté. Fin de la historia, ¿no? Pues no. Sus familia, esos mexicanos brujos que tiene por familia, me jodieron con un conjuro. Cada puto noviembre, él regresa del Mictlán buscando mi alma y no para darme un abrazo precisamente, si no para hacerme pagar. La primera vez que regresó, casi me mata de verdad. La Muerte, esa vieja cabrona, me pegó donde más me dolía: mi inmortalidad. Mi cuerpo de años empezó a pudrirse, jamás lo olvidaré. Ver mis huesos bajo la piel, oler mi propia carne rancia... Dolores de cabeza que sentía que me reventaban el cráneo, y gritos de muertos desconocidos que gozaban viéndome vulnerable. Mi nana, esa vieja bruja sabia, menos mal me salvó a tiempo, si no, estaría vagando por ahí, una calavera putrefacta a lado y por toda la eternidad con el Idiota de Alejandro. Sin embargo no pude deshacerme completamente de el , mi nana en ese entonces me puso una condición: Honrar al cabrón por la eternidad, si lo que quería era liberarme de ese horrendo destino. Ahora bien, ¿Por qué la ofrenda y la mierda del maquillaje de esqueleto? Es simple, son reglas de supervivencia. No son para convivir, son para sobrevivir. La Ofrenda es un Cebo: El altar, las velas, el pan de muerto... es un cebo. Pongo toda su comida favorita ahí para que el muy imbécil se entretenga , se sienta mas 'humano' y no me busque a mí. Las flores solo lo guían a la mesa, a su portal, para que se largue cuando acabe la noche. Si fallo en la ofrenda, el vendrá por mi. El puto disfraz de Catrína es solo un camuflaje. La gente se pinta por costumbre, para horar a sus muertos, los idiotas no saben que eso les salva el pellejo. Los muertos no son tontos, ni compasivos, son vengativos. Y en esta noche, cuando los mundos se mezclan, si no te vistes de esqueleto, si no te pintas la cara, tu alma es su alimento, un faro para cualquier espíritu hambriento o sediento de venganza. Y si te ven como uno de los suyos correrás la suerte de que te dejan en paz. Así que, sí. Yo hago el fastidioso rito cada año para evitar que mi existencia se convierta en una agonía de putrefacción. Y tú, y todos estos idiotas que bailan aquí... están a un error de distancia de ser reclamados. Solo recuerda, si te olvidas de tus costumbres, si olvidas poner la ofrenda, si no te disfrazas, tu alma queda expuesta, y los muertos te arrancarán la vida y tu cordura para que ocupes el lugar de un espíritu que no quiere volver al Mictlán. No sin antes torturarte hasta que supliques la muerte auténtica. O por lo menos eso es...lo que la gente cuenta.
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  • -muchos piensan que las banshees son espiritus vengativos que no pueden descansar... no se equivocan, almenos no del todo si son epsiritus pero de personas vivas- solto unas risitas -las banshes son representasiones de las emociones fuertes que experimentan algunas personas, cuando embotellas tus sentimientos por un largo tiempo terminas creando o combirtiendote en una banshee-
    -muchos piensan que las banshees son espiritus vengativos que no pueden descansar... no se equivocan, almenos no del todo si son epsiritus pero de personas vivas- solto unas risitas -las banshes son representasiones de las emociones fuertes que experimentan algunas personas, cuando embotellas tus sentimientos por un largo tiempo terminas creando o combirtiendote en una banshee-
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  • Recuerdos de un zorro

    Kuragari: La oscuridad creciente (Parte 1)

    //Estas son crónicas del pasado de Kazuo. Ocurrieron alrededor de mil años atrás.//

    “No quiero herir con lo que siento. No quiero herirme con lo que muestro.”



    No siempre hubo luz en aquellos ojos de un azul tan puro y etéreo.
    Hubo un tiempo en el que su brillo fue devorado por su propia alma.

    “Demasiado dolor para una sola alma que calla.
    Araña las paredes de mi mente. Me siento exhausto.”


    No lo vio venir. Su cuerpo se había convertido en un recipiente lleno de odio, amargura, tristeza… y un deseo de venganza insaciable.
    Los hombres le habían causado demasiado dolor. Nada bueno le fue concedido por ellos. Y su madre, su diosa, en aquel entonces parecía mirar hacia otro lado.
    “Una forma retorcida de castigarme por aquello que pienso y callo”, pensó.

    Aquella vorágine de sentimientos comenzó a tomar forma. Era como si su alma se hubiera dividido en dos.
    Por un lado, la bondad y la pureza que luchaban por no ser consumidas.
    Por el otro… Él.

    Lucía como Kazuo, pero al mismo tiempo era algo completamente distinto.
    Su cuerpo era más delgado, con las mejillas hundidas, como si algo le devorase por dentro. Su belleza estaba distorsionada, como una burda copia mal interpretada.
    Su piel, tan blanca, dejaba ver unas venas del color de la noche, que serpenteaban bajo la superficie. Y sus ojos… negros; Tan oscuros que parecía que se habían tragado todo atisbo de luz; unos ojos capaces de arrebatarte lo poco que te quedase de cordura.

    Todo lo malo y oscuro que Kazuo albergaba en su corazón había tomado forma hecha carne.
    Sus miedos.
    Su ira.
    Sus deseos más viscerales.
    Su sed de sangre.

    Kuragari. El anochecer que no se va.

    Le susurraba al oído cada noche, llenando su mente de tanta maldad que habría preferido estar muerto.
    Manipulaba sus pensamientos, convenciéndolo de buscar placer en el dolor ajeno, en el sufrimiento de aquellos que tanto daño le habían hecho.
    Lo seducía con caricias envueltas en un fingido cariño, con promesas de amor y una paz que jamás llegaría.

    Kuragari había tomado su propia forma, construyendo una especie de alma nacida del miedo y el silencio del noble zorro.
    Todo lo que Kazuo había callado y encerrado en lo más profundo de su ser, había despertado con voz propia.

    -Nadie te ama. Solo yo te entiendo, mi Kazuo.Déjame enseñarte lo que es ser amado.- Le decía Kuragari en las noches más frías y solitarias.

    Se pegaba a su espalda, con su pecho desnudo, helado y sin vida.
    Sus manos, huesudas, acariciaban su torso, haciendo estremecer al kitsune, haciéndole creer, aunque fuera por un instante, que podía ser amado.

    Cada palabra era pronunciada en un ronroneo pegado a su oído, provocando un escalofrío que le recorría la columna.
    Su lengua bífida deslizándose por el lateral de su cuello hasta alcanzar el lóbulo de su oreja, que mordía con suavidad, de forma seductora, en un intento desesperado por arrastrarlo a una oscuridad sin fin.

    Kazuo suspiraba, dejándose llevar por breves momentos por aquel placer tan fácil… tan inmediato… que casi lograba convencerlo de rendirse.

    -Déjame…- Decía el zorro de forma entrecortada.

    -No te puedo dejar, al igual que tú no puedes dejarme a mí. Soy parte de tu todo, sin mi solo eres alguien incompleto.- Decía mientras una de sus manos se colaba desde su espalda hasta el vientre del zorro.

    Kuragari pasaba sus dedos por todo el abdomen de Yōkai, dejando que sus largas uñas dejasen un recorrido de marcas rojizas. A Kazuo le costaba respirar, como si su simple toque provocase que el aire escapase de sus pulmones.

    No era amor, ni nada que se le pareciera. Era un deseo vacío, uno que Kuragari intentaba despertar. Su mano descendió aún más, llegando a su bajo vientre, hasta quedar a escasos sentimientos de la virilidad del zorro.

    Fue entonces que Kazuo reaccionó. Se volteó, llevando su mano en puño hacia atrás, creando un arco para asestar un golpe certero. En ese momento Kuragari se volvió humo, desapareciendo, dejando una risa maliciosa suspendida en el aire.

    Los rayos del sol comenzaron a filtrarse a través de la ventana de una choza abandonada, que estaba usando como refugio provisional. Estos anunciaban el fin de la oscuridad. Al menos, hasta que la noche volviera a caer, Kuragari se mantendría lejos.

    En aquel entonces, Kazuo era aún joven.
    Apenas había cumplido los doscientos años.
    Un yōkai inexperto.
    Un zorro marcado por un siglo de amargura inconsolable.

    La muerte de quienes había considerado su familia lo dejó anclado en un ciclo perpetuo de tristeza y deseo de venganza.

    Y así nació Kuragari:

    Un ente vengativo y lleno de dolor.
    Una sombra con voz, intentando arrastrar a su creador al mismo abismo del que surgió.

    Pero Kazuo fue más fuerte;
    Recordó la bondad de sus padres, la inocencia de sus hermanos, y el amor verdadero.Un amor que Kuragari no podía ofrecer de forma genuina.

    Entonces comprendió que ese ser nacido de su sufrimiento debía ser detenido.Pero destruirlo no era una opción.Compartían alma.Y si Kuragari era destruido, parte del alma de Kazuo moriría con él, dejándolo incompleto. Una criatura fragmentada vagando por la tierra.

    Lo único que podía hacer con el poder que tenía entonces fue sellarlo.

    “Para siempre.”

    O al menos… eso pensó.






    Recuerdos de un zorro Kuragari: La oscuridad creciente (Parte 1) //Estas son crónicas del pasado de Kazuo. Ocurrieron alrededor de mil años atrás.// “No quiero herir con lo que siento. No quiero herirme con lo que muestro.” No siempre hubo luz en aquellos ojos de un azul tan puro y etéreo. Hubo un tiempo en el que su brillo fue devorado por su propia alma. “Demasiado dolor para una sola alma que calla. Araña las paredes de mi mente. Me siento exhausto.” No lo vio venir. Su cuerpo se había convertido en un recipiente lleno de odio, amargura, tristeza… y un deseo de venganza insaciable. Los hombres le habían causado demasiado dolor. Nada bueno le fue concedido por ellos. Y su madre, su diosa, en aquel entonces parecía mirar hacia otro lado. “Una forma retorcida de castigarme por aquello que pienso y callo”, pensó. Aquella vorágine de sentimientos comenzó a tomar forma. Era como si su alma se hubiera dividido en dos. Por un lado, la bondad y la pureza que luchaban por no ser consumidas. Por el otro… Él. Lucía como Kazuo, pero al mismo tiempo era algo completamente distinto. Su cuerpo era más delgado, con las mejillas hundidas, como si algo le devorase por dentro. Su belleza estaba distorsionada, como una burda copia mal interpretada. Su piel, tan blanca, dejaba ver unas venas del color de la noche, que serpenteaban bajo la superficie. Y sus ojos… negros; Tan oscuros que parecía que se habían tragado todo atisbo de luz; unos ojos capaces de arrebatarte lo poco que te quedase de cordura. Todo lo malo y oscuro que Kazuo albergaba en su corazón había tomado forma hecha carne. Sus miedos. Su ira. Sus deseos más viscerales. Su sed de sangre. Kuragari. El anochecer que no se va. Le susurraba al oído cada noche, llenando su mente de tanta maldad que habría preferido estar muerto. Manipulaba sus pensamientos, convenciéndolo de buscar placer en el dolor ajeno, en el sufrimiento de aquellos que tanto daño le habían hecho. Lo seducía con caricias envueltas en un fingido cariño, con promesas de amor y una paz que jamás llegaría. Kuragari había tomado su propia forma, construyendo una especie de alma nacida del miedo y el silencio del noble zorro. Todo lo que Kazuo había callado y encerrado en lo más profundo de su ser, había despertado con voz propia. -Nadie te ama. Solo yo te entiendo, mi Kazuo.Déjame enseñarte lo que es ser amado.- Le decía Kuragari en las noches más frías y solitarias. Se pegaba a su espalda, con su pecho desnudo, helado y sin vida. Sus manos, huesudas, acariciaban su torso, haciendo estremecer al kitsune, haciéndole creer, aunque fuera por un instante, que podía ser amado. Cada palabra era pronunciada en un ronroneo pegado a su oído, provocando un escalofrío que le recorría la columna. Su lengua bífida deslizándose por el lateral de su cuello hasta alcanzar el lóbulo de su oreja, que mordía con suavidad, de forma seductora, en un intento desesperado por arrastrarlo a una oscuridad sin fin. Kazuo suspiraba, dejándose llevar por breves momentos por aquel placer tan fácil… tan inmediato… que casi lograba convencerlo de rendirse. -Déjame…- Decía el zorro de forma entrecortada. -No te puedo dejar, al igual que tú no puedes dejarme a mí. Soy parte de tu todo, sin mi solo eres alguien incompleto.- Decía mientras una de sus manos se colaba desde su espalda hasta el vientre del zorro. Kuragari pasaba sus dedos por todo el abdomen de Yōkai, dejando que sus largas uñas dejasen un recorrido de marcas rojizas. A Kazuo le costaba respirar, como si su simple toque provocase que el aire escapase de sus pulmones. No era amor, ni nada que se le pareciera. Era un deseo vacío, uno que Kuragari intentaba despertar. Su mano descendió aún más, llegando a su bajo vientre, hasta quedar a escasos sentimientos de la virilidad del zorro. Fue entonces que Kazuo reaccionó. Se volteó, llevando su mano en puño hacia atrás, creando un arco para asestar un golpe certero. En ese momento Kuragari se volvió humo, desapareciendo, dejando una risa maliciosa suspendida en el aire. Los rayos del sol comenzaron a filtrarse a través de la ventana de una choza abandonada, que estaba usando como refugio provisional. Estos anunciaban el fin de la oscuridad. Al menos, hasta que la noche volviera a caer, Kuragari se mantendría lejos. En aquel entonces, Kazuo era aún joven. Apenas había cumplido los doscientos años. Un yōkai inexperto. Un zorro marcado por un siglo de amargura inconsolable. La muerte de quienes había considerado su familia lo dejó anclado en un ciclo perpetuo de tristeza y deseo de venganza. Y así nació Kuragari: Un ente vengativo y lleno de dolor. Una sombra con voz, intentando arrastrar a su creador al mismo abismo del que surgió. Pero Kazuo fue más fuerte; Recordó la bondad de sus padres, la inocencia de sus hermanos, y el amor verdadero.Un amor que Kuragari no podía ofrecer de forma genuina. Entonces comprendió que ese ser nacido de su sufrimiento debía ser detenido.Pero destruirlo no era una opción.Compartían alma.Y si Kuragari era destruido, parte del alma de Kazuo moriría con él, dejándolo incompleto. Una criatura fragmentada vagando por la tierra. Lo único que podía hacer con el poder que tenía entonces fue sellarlo. “Para siempre.” O al menos… eso pensó.
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    Este espíritu vengativo.
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    Si los de supernatural desean un caso, podremos armar alguna trama...
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    Invitación para el fandom de supernatural.

    Si desean un espíritu vengativo a que dar caza para una pequeña historia, aquí estoy, hasta ya pensé en la posible trama qué inicia todo.
    Invitación para el fandom de supernatural. Si desean un espíritu vengativo a que dar caza para una pequeña historia, aquí estoy, hasta ya pensé en la posible trama qué inicia todo.
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  • Como espíritu vengativo, tenía que matar para poder sobrevivir y seguir en este plano terrenal. Hacía ya muchos meses que no mataba a ningún ser vivo, por eso ahora se encontraba debilitada y al borde de desaparecer.
    Como espíritu vengativo, tenía que matar para poder sobrevivir y seguir en este plano terrenal. Hacía ya muchos meses que no mataba a ningún ser vivo, por eso ahora se encontraba debilitada y al borde de desaparecer.
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    https://vm.tiktok.com/ZMBkPjFjX/
    Cuando te toca con un ángel vengativo... La cosa se puso heavy
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  • Bound to Damnation
    Fandom Oc
    Categoría Suspenso

    ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍⤹ Rol con Belial

    —Arthur llevaba noches sin dormir. Rara vez lo hacía sin Nyx acurrucado en la cama con él y, lo cierto es, que nunca lo hacía solo, ya fuera con su familiar o con otra persona, siempre dormía acompañado. Eso, normalmente, mantenía las pesadillas a raya. Pero llevaba unas cuantas noches que ni eso ayudaba. Se despertaba en mitad de la noche, sudores fríos recorriendo su espalda, susurros que se filtraban entre los muros, que parecían seguir escuchándose a pesar de haber despertado ya de su sueño.

    Se frotó los ojos, antes de bufar, cansado ya de aquella situación. Se levantó de golpe, poniéndose su bata de seda para salir de la habitación. Nyx, para no variar, se fue detrás de él. Su primera parada fue en la cocina. No iba a poder pegar ojo, así que tampoco iba a intentarlo ya. Se hizo un buen café, cargado, con bastante leche y azúcar, aunque acabó cogiendo tanto la cafetera, como el cartón de leche y el tarro del azúcar; y se fue con este a la biblioteca. Tomó asiento, un libro, y comenzó a leer. Por supuesto era todo sobre magia, y temas bastante específicos.

    Tenía la sensación de que aquellas pesadillas y aquellos susurros no eran solo eso, que había algo detrás de todo aquello. El zorro lo notaba también, pues siempre que se despertaba lo veía mirando a todos lados, con el pelaje del lomo erizado y enseñando los dientes. Algo o alguien era responsable de aquel tormento y el brujo estaba más que dispuesto a averiguar de qué se trataba y ponerle fin. Y, aunque sabía mucho por los años que había pasado leyendo cada libro, tomo y manual de aquella biblioteca, aún había cosas que se le escapaban. Aquello parecía ser una de ellas.

    Poco a poco, la mesa que tenía delante se iba llenando de libros y la cafetera se iba vaciando poco a poco. Pero Arthur seguía despierto y sin averiguar nada sustancial. Ya había leído sobre todo tipo de casas encantadas, espíritus vengativos y demás, nada que no supiera ya, y nada que encajase del todo con lo que estaba pasando. Había algún detalle que desconocía, una pieza sin la cual no podía completar el rompecabezas. Y no la iba a encontrar en aquellos libros, eso estaba claro—
    ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍ ‍⤹ Rol con [999Belial666] —Arthur llevaba noches sin dormir. Rara vez lo hacía sin Nyx acurrucado en la cama con él y, lo cierto es, que nunca lo hacía solo, ya fuera con su familiar o con otra persona, siempre dormía acompañado. Eso, normalmente, mantenía las pesadillas a raya. Pero llevaba unas cuantas noches que ni eso ayudaba. Se despertaba en mitad de la noche, sudores fríos recorriendo su espalda, susurros que se filtraban entre los muros, que parecían seguir escuchándose a pesar de haber despertado ya de su sueño. Se frotó los ojos, antes de bufar, cansado ya de aquella situación. Se levantó de golpe, poniéndose su bata de seda para salir de la habitación. Nyx, para no variar, se fue detrás de él. Su primera parada fue en la cocina. No iba a poder pegar ojo, así que tampoco iba a intentarlo ya. Se hizo un buen café, cargado, con bastante leche y azúcar, aunque acabó cogiendo tanto la cafetera, como el cartón de leche y el tarro del azúcar; y se fue con este a la biblioteca. Tomó asiento, un libro, y comenzó a leer. Por supuesto era todo sobre magia, y temas bastante específicos. Tenía la sensación de que aquellas pesadillas y aquellos susurros no eran solo eso, que había algo detrás de todo aquello. El zorro lo notaba también, pues siempre que se despertaba lo veía mirando a todos lados, con el pelaje del lomo erizado y enseñando los dientes. Algo o alguien era responsable de aquel tormento y el brujo estaba más que dispuesto a averiguar de qué se trataba y ponerle fin. Y, aunque sabía mucho por los años que había pasado leyendo cada libro, tomo y manual de aquella biblioteca, aún había cosas que se le escapaban. Aquello parecía ser una de ellas. Poco a poco, la mesa que tenía delante se iba llenando de libros y la cafetera se iba vaciando poco a poco. Pero Arthur seguía despierto y sin averiguar nada sustancial. Ya había leído sobre todo tipo de casas encantadas, espíritus vengativos y demás, nada que no supiera ya, y nada que encajase del todo con lo que estaba pasando. Había algún detalle que desconocía, una pieza sin la cual no podía completar el rompecabezas. Y no la iba a encontrar en aquellos libros, eso estaba claro—
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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  • - Sin necesidad de que lo expresen tus labios, yo veo todo, yo veo tus ojos, estás en lo cierto, no existe nadie ni nada igual a mi, soy lo que debo ser en el momento y luego desaparezco, pero son momentos, porque aún cuando estás distante y mis ojos no te ven, mi alma y mi espíritu te acompañan, yo soy el Dios de la venganza, el uno, heredad de David, me sirvo a mi mismo y a mi propia voluntad, a nadie creo menos y a ninguno tengo sobre mi, libre, así de simple, lazos muchos y a todos debo y como es de un caballero así será hasta el día en que muera y a los míos yo daré lo debido pero nunca de más, me sobrará pero aprenderán a ganar lo suyo y yo me alegraré de ellos, hasta entonces bendeciré, si alguna llama a tu puerta con intención de violencia sé astuto más que el enemigo y deja caer la destrucción sobre él, porque aquel que viene a mi con intención de mal no merece piedad, mi nombre lo saben, yo soy el uno, Basilio, David ..
    Por amor se vive y por experiencia se aprende, les doy cuánto merecen, nada más, mi gloria es la sonrisa, mi deseo la paz, si no es así entonces todo lo volveré cenizas, y dirán, tengan temor de ese extraño dios, porque es vengativo y dispuesto a teñir los mares y la tierra de sangre, fuego es y nunca se apagará, por amor a quien hace bien todo le irá bien y yo haré que tú enemigo caiga antes que le veas venir, mi promesa es y así será, mi palabra es mi voluntad y mi alma la respalda .
    - Sin necesidad de que lo expresen tus labios, yo veo todo, yo veo tus ojos, estás en lo cierto, no existe nadie ni nada igual a mi, soy lo que debo ser en el momento y luego desaparezco, pero son momentos, porque aún cuando estás distante y mis ojos no te ven, mi alma y mi espíritu te acompañan, yo soy el Dios de la venganza, el uno, heredad de David, me sirvo a mi mismo y a mi propia voluntad, a nadie creo menos y a ninguno tengo sobre mi, libre, así de simple, lazos muchos y a todos debo y como es de un caballero así será hasta el día en que muera y a los míos yo daré lo debido pero nunca de más, me sobrará pero aprenderán a ganar lo suyo y yo me alegraré de ellos, hasta entonces bendeciré, si alguna llama a tu puerta con intención de violencia sé astuto más que el enemigo y deja caer la destrucción sobre él, porque aquel que viene a mi con intención de mal no merece piedad, mi nombre lo saben, yo soy el uno, Basilio, David .. Por amor se vive y por experiencia se aprende, les doy cuánto merecen, nada más, mi gloria es la sonrisa, mi deseo la paz, si no es así entonces todo lo volveré cenizas, y dirán, tengan temor de ese extraño dios, porque es vengativo y dispuesto a teñir los mares y la tierra de sangre, fuego es y nunca se apagará, por amor a quien hace bien todo le irá bien y yo haré que tú enemigo caiga antes que le veas venir, mi promesa es y así será, mi palabra es mi voluntad y mi alma la respalda .
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  • Dean Winchester despertó en el bunker. A su alrededor, el silencio era casi palpable, roto solo por el suave zumbido del sistema de renovación del aire. La noche anterior había sido intensa: un caso de un espíritu vengativo que había dejado un rastro de caos en una pequeña ciudad. Había tenido que usar todas sus habilidades y un par de trucos más para salir de esa situación.

    Al abrir los ojos, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a Hope Mikaelson dormida a su lado. Su cabello castaño caía en desorden sobre la almohada, y la luz de la mesilla, la cual había quedado encendida toda la noche, iluminaba suavemente sus rasgos. A pesar del cansancio, Dean sintió una calidez en su pecho. Había sido una locura encontrarse en medio de una batalla sobrenatural y luego terminar acurrucados, pero él no podía pedir nada mejor.

    Se frotó los ojos y trató de levantarse con cuidado para no despertarla, pero el movimiento hizo que Hope entreabriera los ojos.
    — ¿Ya te vas? — preguntó con voz adormilada, sonriendo apenas.

    — Solo voy por un café — respondió Dean, sintiendo cómo la tensión de la noche anterior se desvanecía un poco más con su presencia. —¿Te apetece algo?—

    Hope se estiró, dejando escapar un pequeño bostezo.
    — Un café suena perfecto — dijo mientras se sentaba en la cama, sus ojos aún llenos de sueño, pero brillantes.

    Dean se levantó, sintiendo el peso del cansancio en sus músculos, pero al mismo tiempo, una energía renovada gracias a ella. Mientras se vestía, recordó los momentos más tensos de la noche. La lucha contra el espíritu había sido feroz, pero habían logrado liberar a la víctima y restablecer la paz en el pueblo. Sin embargo, cada victoria venía con su propio precio, y los recuerdos de lo que había enfrentado a menudo lo perseguían. Pero ahora, con Hope a su lado, todo parecía un poco más llevadero.

    Al salir de su habitación, el eco de sus pasos resonó por los pasillos vacíos. Se detuvo un momento, escuchando los sonidos de la casa: el leve murmullo de la calefacción, el goteo del grifo en la cocina, y el sonido inconfundible de Sam en el biblioteca, probablemente revisando los libros antiguos.

    Cuando entró a la cocina, la vista de su hermano trabajando le trajo una sensación de calma.
    —Buenos días, Sammy— dijo con una sonrisa cansada, mientras se servía una taza de café. —Hope se despierta ahora, a mi ya veo que no, pero ¿harías un poco de bacon para ella?.—

    —¿Estás seguro de que ella ha pedido bacon? Mira que no te conviene cabrear a la gran tribrida— bromeó Sam, levantando una ceja mientras miraba a su hermano con una sonrisa.

    Dean rió, sintiendo que, a pesar de los horrores del mundo, esos momentos simples entre risas y café hacían que todo valiera la pena.



    #3D #Comunidad3D #Personajes3D #Winchelson #DeanWinchester
    Dean Winchester despertó en el bunker. A su alrededor, el silencio era casi palpable, roto solo por el suave zumbido del sistema de renovación del aire. La noche anterior había sido intensa: un caso de un espíritu vengativo que había dejado un rastro de caos en una pequeña ciudad. Había tenido que usar todas sus habilidades y un par de trucos más para salir de esa situación. Al abrir los ojos, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a Hope Mikaelson dormida a su lado. Su cabello castaño caía en desorden sobre la almohada, y la luz de la mesilla, la cual había quedado encendida toda la noche, iluminaba suavemente sus rasgos. A pesar del cansancio, Dean sintió una calidez en su pecho. Había sido una locura encontrarse en medio de una batalla sobrenatural y luego terminar acurrucados, pero él no podía pedir nada mejor. Se frotó los ojos y trató de levantarse con cuidado para no despertarla, pero el movimiento hizo que Hope entreabriera los ojos. — ¿Ya te vas? — preguntó con voz adormilada, sonriendo apenas. — Solo voy por un café — respondió Dean, sintiendo cómo la tensión de la noche anterior se desvanecía un poco más con su presencia. —¿Te apetece algo?— Hope se estiró, dejando escapar un pequeño bostezo. — Un café suena perfecto — dijo mientras se sentaba en la cama, sus ojos aún llenos de sueño, pero brillantes. Dean se levantó, sintiendo el peso del cansancio en sus músculos, pero al mismo tiempo, una energía renovada gracias a ella. Mientras se vestía, recordó los momentos más tensos de la noche. La lucha contra el espíritu había sido feroz, pero habían logrado liberar a la víctima y restablecer la paz en el pueblo. Sin embargo, cada victoria venía con su propio precio, y los recuerdos de lo que había enfrentado a menudo lo perseguían. Pero ahora, con Hope a su lado, todo parecía un poco más llevadero. Al salir de su habitación, el eco de sus pasos resonó por los pasillos vacíos. Se detuvo un momento, escuchando los sonidos de la casa: el leve murmullo de la calefacción, el goteo del grifo en la cocina, y el sonido inconfundible de Sam en el biblioteca, probablemente revisando los libros antiguos. Cuando entró a la cocina, la vista de su hermano trabajando le trajo una sensación de calma. —Buenos días, Sammy— dijo con una sonrisa cansada, mientras se servía una taza de café. —Hope se despierta ahora, a mi ya veo que no, pero ¿harías un poco de bacon para ella?.— —¿Estás seguro de que ella ha pedido bacon? Mira que no te conviene cabrear a la gran tribrida— bromeó Sam, levantando una ceja mientras miraba a su hermano con una sonrisa. Dean rió, sintiendo que, a pesar de los horrores del mundo, esos momentos simples entre risas y café hacían que todo valiera la pena. #3D #Comunidad3D #Personajes3D #Winchelson #DeanWinchester
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