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    ¿Quién admira a las rosas, admira al ego de una equilibrada mañana.

    Como tristeza que es el magno evento de la grandeza de la falta. De la carencia de los higos de mis crisantemos?

    Espesura del eco de todas las cosas, son virginales ante el hijo del crepúsculo.

    Son tersos ante la madriguera de las cosas que viajan; pariente de todas las estelas de los delicados ecos de cuarenta eras cardinales.

    Sobre el escarnio.

    Escarmiento de todo lo vivido, velo de la Verónica.
    --- ¿Quién admira a las rosas, admira al ego de una equilibrada mañana. Como tristeza que es el magno evento de la grandeza de la falta. De la carencia de los higos de mis crisantemos? Espesura del eco de todas las cosas, son virginales ante el hijo del crepúsculo. Son tersos ante la madriguera de las cosas que viajan; pariente de todas las estelas de los delicados ecos de cuarenta eras cardinales. Sobre el escarnio. Escarmiento de todo lo vivido, velo de la Verónica.
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  • ──── Desde que llegué al planeta Tierra, todo ha sido completamente distinto. Nunca pensé que este rincón olvidado de la galaxia pudiera resultar tan fascinante y, a la vez… tan triste. Pero, ¿por qué siento esto dentro de mí? ¿Acaso la tristeza no es simplemente una muestra de debilidad? ¿Qué otros sentimientos están ocultos en mi interior y cobrarán vida conforme pase más tiempo aquí? Quizás nunca debí aceptar esta misión.
    ──── Desde que llegué al planeta Tierra, todo ha sido completamente distinto. Nunca pensé que este rincón olvidado de la galaxia pudiera resultar tan fascinante y, a la vez… tan triste. Pero, ¿por qué siento esto dentro de mí? ¿Acaso la tristeza no es simplemente una muestra de debilidad? ¿Qué otros sentimientos están ocultos en mi interior y cobrarán vida conforme pase más tiempo aquí? Quizás nunca debí aceptar esta misión.
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  • —Un unico recuerdo inundaba su mente,un solo momento de su existencia lo atormentaba,el enterarse como su novia le fue infiel y que ese mismo dia,nublado por la ira y la tristeza asesino a su propio padre tras revelarle su proposito en la tierra,antes de morir,Nolan le dijo:"Te quiero hijo" para después fallecer,desde ese momento no sintio mas que culpa y remordimiento,que poco a poco fue ocultando con apatia y frialdad,imitando a su padre en muchos sentidos—
    —Un unico recuerdo inundaba su mente,un solo momento de su existencia lo atormentaba,el enterarse como su novia le fue infiel y que ese mismo dia,nublado por la ira y la tristeza asesino a su propio padre tras revelarle su proposito en la tierra,antes de morir,Nolan le dijo:"Te quiero hijo" para después fallecer,desde ese momento no sintio mas que culpa y remordimiento,que poco a poco fue ocultando con apatia y frialdad,imitando a su padre en muchos sentidos—
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  • —Otro viltrumita ha arrivado a este lugar,con un pasado lleno de tristeza y marcado por el rencor,el traje de su padre usado como un recordatorio de una persona que lo queria incluso en su muerte y a la vez como un trofeo—
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    Hoy en ALBUMES CON EL TÍO JERO

    ULVER - "The Shadows of the Sun" (2007)

    Género: Ambient/Electrónica/Avant-Garde/Experimental.

    "Hoy, estando un poco 'de Chill' nos adentramos en uno de esos álbumes que se pueden definir en una sola palabra, y esa es 'MUERTE', Pero no en un tono agresivo, si no más bien contemplativo.

    Este es un álbum para caer en un trance absoluto, asediado por la sombra de la muerte en todas sus formas. Una obra que debe escucharse en completa soledad y dejarse llevar por los paisajes sonoros fúnebres y a la vez muy tristes, en viaje inmersivo de capas de sintetizador y orquesta de cuerdas. Es de difícil escucha, Pero si se hace en el ánimo correcto, este album pega doble a las emociones.

    En lo que compete al rol, sirve para ambientes sombríos e historias de profunda melancolía y tristeza.

    ADVERTENCIA : Si usted tiende a deprimirse mucho o muy fácilmente absténgase de escuchar este album o se terminará pegando un tiro."

    8 Jeros de 10

    https://youtu.be/YSwIahX6t6I?si=IJ0cc4XZcpqG6MyV
    Hoy en ALBUMES CON EL TÍO JERO 😎💀 ULVER - "The Shadows of the Sun" (2007) Género: Ambient/Electrónica/Avant-Garde/Experimental. "Hoy, estando un poco 'de Chill' nos adentramos en uno de esos álbumes que se pueden definir en una sola palabra, y esa es 'MUERTE', Pero no en un tono agresivo, si no más bien contemplativo. Este es un álbum para caer en un trance absoluto, asediado por la sombra de la muerte en todas sus formas. Una obra que debe escucharse en completa soledad y dejarse llevar por los paisajes sonoros fúnebres y a la vez muy tristes, en viaje inmersivo de capas de sintetizador y orquesta de cuerdas. Es de difícil escucha, Pero si se hace en el ánimo correcto, este album pega doble a las emociones. En lo que compete al rol, sirve para ambientes sombríos e historias de profunda melancolía y tristeza. ⚠️ ADVERTENCIA ⚠️: Si usted tiende a deprimirse mucho o muy fácilmente absténgase de escuchar este album o se terminará pegando un tiro." 8 Jeros de 10 💀💀💀💀💀💀💀💀 https://youtu.be/YSwIahX6t6I?si=IJ0cc4XZcpqG6MyV
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  • Alegríaㅤㅤㅤㅤ y ㅤㅤㅤㅤtristeza
    ㅤㅤㅤㅤes lo mismo
    ㅤㅤㅤㅤㅤpara mí...

    ㅤQue no me interesa sentir.~

    ㅤPorque en el ángulo de la vida...

    ㅤ¡Yo he decidido ser la bisectriz...!
    Alegríaㅤㅤㅤㅤ y ㅤㅤㅤㅤtristeza ㅤㅤㅤㅤes lo mismo ㅤㅤㅤㅤㅤpara mí... ㅤQue no me interesa sentir.~ ㅤPorque en el ángulo de la vida... ㅤ¡Yo he decidido ser la bisectriz...!
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  • *Pensativa, se encuentra sentada ante la ventana, viendo como las gotas de lluvia se deslizan sobre el cristal. Ate suspira. Los recuerdos del Olimpo, tan lejanos, dulces y dolorosos a la vez. Aquel lugar hacia mucho que no era su hogar, parte de su familia la ignora y los pocos que la estiman, como su abuela Nyx, a penas coinciden con ellos. Pero el dolor y la tristeza inunda su corazón al recordar sus momentos con su primo Zagreo. Si su padre, Zeus, no la hubiera expulsado y prohibido al príncipe del inframundo buscarla, ahora serian marido y mujer, con hijos. Pero eso ya no iba a ocurrir, nunca pasaría algo así. Todo lo contrario. Jormun se sienta a su lado, dándole un beso en la frente y agarrándole una mano amorosamente. Ella lo mira a los ojos y sonríe. La serpiente de Midgard, no puede vivir sin ella y Ate sin él, pero ambos sabían que un día el Ragnarok los separarían físicamente, pero nunca sus almas, que entrelazadas, ni el más poderoso de los dioses podrá separar*
    *Pensativa, se encuentra sentada ante la ventana, viendo como las gotas de lluvia se deslizan sobre el cristal. Ate suspira. Los recuerdos del Olimpo, tan lejanos, dulces y dolorosos a la vez. Aquel lugar hacia mucho que no era su hogar, parte de su familia la ignora y los pocos que la estiman, como su abuela Nyx, a penas coinciden con ellos. Pero el dolor y la tristeza inunda su corazón al recordar sus momentos con su primo Zagreo. Si su padre, Zeus, no la hubiera expulsado y prohibido al príncipe del inframundo buscarla, ahora serian marido y mujer, con hijos. Pero eso ya no iba a ocurrir, nunca pasaría algo así. Todo lo contrario. Jormun se sienta a su lado, dándole un beso en la frente y agarrándole una mano amorosamente. Ella lo mira a los ojos y sonríe. La serpiente de Midgard, no puede vivir sin ella y Ate sin él, pero ambos sabían que un día el Ragnarok los separarían físicamente, pero nunca sus almas, que entrelazadas, ni el más poderoso de los dioses podrá separar*
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  • Vestigia
    Sacrificio .

    Dime tú Basilio porque estás triste, te conozco yo desde que eras apenas un niño, te he visto pelear, derramar tu sangre y también castigar, pero nunca triste, nunca perdido, dime tú señor Rey de las bestias que es aquello que tú alma ha empañado de tristeza .

    Así fue la interrogante de la dama Carei sacerdotisa del credo Basilio al ver ella con sus ojos al joven Rey que sostiene en sus manos una rosa ya marchita, una rosa de aquellas azules que en las noches brillan como hermosas estrellas .

    - Yacarei .. dime qué debo hacer, quisiera verla una vez más, así sea una última vez, de ella no tuve el valor para despedirme, y como hacerlo si aún lejos nuestros cuerpos, el corazón es uno y el alma mía y la suya se mantienen abrazadas sin importar toda esta distancia .

    " Sin valor para mirar a la mujer que le habla, Zet pronunció sus palabras sin apartar mirada de aquella flor que parecía ya estar muerta .

    La dama recoge un poco su vestido y se inclina para acercarse más al Basilio, dobla sus rodillas pues aquel joven y atribulado Rey estaba sentado a la orilla de un arrollo, los labios de la dama se acercaron al oido del Dragón y susurraron suavemente .

    * Dame tus ojos, sabes bien que ese es mi más codiciado tesoro, dame tus ojos, aquellos que ven la mentira en el rostro y las malas intenciones que se ocultan en las palabras bondadosas, dame tu don para ver la verdad, entonces yo te llevaré con ella, un momento y nada más un instante, entonces dime, eso lo vale ??

    " El Basilio se ha puesto de pie y a lanzado la flor al arrollo .

    - Por cinco minutos daría hasta la última gota de mi sangre, llévame y mis ojos serán tuyos .

    " La mujer se puso de pie, se acercó por la espalda del varón y lo abrazo rodeado con sus delicadas manos la cintura del Rey Dragón .

    * Si no te escuchará yo con mi propio oído no creería que esas palabras fueran pronunciadas por tu boca, te vez tan tierno tan frágil, entonces tenemos un trato ??

    " Yacarei la sacerdotisa de los Basilios siempre había deseado el poder que habita en los ojos del Rey Zet, por esa razón, como una serpiente la mujer se desliza por la herida y con dulces palabras y gestos lo cautiva .

    - Que así sea ..

    " Y así fue, la mujer de inmediato abrió un portal en medio del arrollo conjurando palabras y magia antigua, del otro lado se veía con claridad una recamara, al Basilio le llegó el perfume de la mujer que ama y sin pensarlo atraviesa el portal, del otro lado ella estaba, recostada en su cama, en sus mejillas unas manchas al parecer había derramado unas cuantas lágrimas, dormida, serena y tranquila arropada en una gruesa cobija, Zet se acercó lentamente se subió a la cama, le beso la frente le abrazo con ternura y al oído de la rubia él susurro .

    - Te amo, te amare por siempre y un día más, renuncio a mi poder pero no al amor que tú hiciste nacer .

    " Aquel gran amor del Basilio es en todo contraria a el, es una mujer de luz, de gran belleza, de fortaleza como ninguna otra, Él la llama Reina Leona, de cabellos rubios, el azul es su color favorito, el eterno amor del Tirano Rey de los Dragones Basilios .

    Como un consuelo y despedida la sacerdotisa le regaló al Basilio toda la noche, pero no le permitió despertar a la mujer que amaba, solo estar ahí, solo acompañarla, el Basilio la abrazó y durmió a su lado, al caer la mañana antes de que los ojos de ella se abrieran el cuerpo del Dragón desapareció, dejando en la cama la figura de su cuerpo y su aroma en la recamara .
    Mil veces el Basilio susurro al oído de la mujer que le perdonara, y le dijo también que quizás nunca más la volvería a ver, pero que él nunca la olvidaría, repitió también, mi amor será eterno y si un día te hago falta mira las estrellas, yo estaré siempre en medio de ellas .
    La noche terminó, el Basilio regresó al arrollo, lloro amargamente y como fue pactado el poder de aquel que todo lo ve le fue entregado a la sacerdotisa .

    * Te diré que con esto has firmado tu sentencia de muerte, aquellos que alguna vez te tuvieron miedo ahora vendrán por tu cabeza .

    " Aconteció después de sus palabras que la mujer desapareció como una sombra blanca que se desvanece con la suave brisa del viento .

    " El Basilio miró al cielo, saco un cigarro lo encendió y con una sonrisa simplemente respondió .

    - Diles tu dónde estoy, Diles dónde encontrarme que yo los esperare con ansias, y Diles también que vengan preparados para morir, porque yo estoy herido pero no derrotado .

    Vestigia Sacrificio . Dime tú Basilio porque estás triste, te conozco yo desde que eras apenas un niño, te he visto pelear, derramar tu sangre y también castigar, pero nunca triste, nunca perdido, dime tú señor Rey de las bestias que es aquello que tú alma ha empañado de tristeza . Así fue la interrogante de la dama Carei sacerdotisa del credo Basilio al ver ella con sus ojos al joven Rey que sostiene en sus manos una rosa ya marchita, una rosa de aquellas azules que en las noches brillan como hermosas estrellas . - Yacarei .. dime qué debo hacer, quisiera verla una vez más, así sea una última vez, de ella no tuve el valor para despedirme, y como hacerlo si aún lejos nuestros cuerpos, el corazón es uno y el alma mía y la suya se mantienen abrazadas sin importar toda esta distancia . " Sin valor para mirar a la mujer que le habla, Zet pronunció sus palabras sin apartar mirada de aquella flor que parecía ya estar muerta . La dama recoge un poco su vestido y se inclina para acercarse más al Basilio, dobla sus rodillas pues aquel joven y atribulado Rey estaba sentado a la orilla de un arrollo, los labios de la dama se acercaron al oido del Dragón y susurraron suavemente . * Dame tus ojos, sabes bien que ese es mi más codiciado tesoro, dame tus ojos, aquellos que ven la mentira en el rostro y las malas intenciones que se ocultan en las palabras bondadosas, dame tu don para ver la verdad, entonces yo te llevaré con ella, un momento y nada más un instante, entonces dime, eso lo vale ?? " El Basilio se ha puesto de pie y a lanzado la flor al arrollo . - Por cinco minutos daría hasta la última gota de mi sangre, llévame y mis ojos serán tuyos . " La mujer se puso de pie, se acercó por la espalda del varón y lo abrazo rodeado con sus delicadas manos la cintura del Rey Dragón . * Si no te escuchará yo con mi propio oído no creería que esas palabras fueran pronunciadas por tu boca, te vez tan tierno tan frágil, entonces tenemos un trato ?? " Yacarei la sacerdotisa de los Basilios siempre había deseado el poder que habita en los ojos del Rey Zet, por esa razón, como una serpiente la mujer se desliza por la herida y con dulces palabras y gestos lo cautiva . - Que así sea .. " Y así fue, la mujer de inmediato abrió un portal en medio del arrollo conjurando palabras y magia antigua, del otro lado se veía con claridad una recamara, al Basilio le llegó el perfume de la mujer que ama y sin pensarlo atraviesa el portal, del otro lado ella estaba, recostada en su cama, en sus mejillas unas manchas al parecer había derramado unas cuantas lágrimas, dormida, serena y tranquila arropada en una gruesa cobija, Zet se acercó lentamente se subió a la cama, le beso la frente le abrazo con ternura y al oído de la rubia él susurro . - Te amo, te amare por siempre y un día más, renuncio a mi poder pero no al amor que tú hiciste nacer . " Aquel gran amor del Basilio es en todo contraria a el, es una mujer de luz, de gran belleza, de fortaleza como ninguna otra, Él la llama Reina Leona, de cabellos rubios, el azul es su color favorito, el eterno amor del Tirano Rey de los Dragones Basilios . Como un consuelo y despedida la sacerdotisa le regaló al Basilio toda la noche, pero no le permitió despertar a la mujer que amaba, solo estar ahí, solo acompañarla, el Basilio la abrazó y durmió a su lado, al caer la mañana antes de que los ojos de ella se abrieran el cuerpo del Dragón desapareció, dejando en la cama la figura de su cuerpo y su aroma en la recamara . Mil veces el Basilio susurro al oído de la mujer que le perdonara, y le dijo también que quizás nunca más la volvería a ver, pero que él nunca la olvidaría, repitió también, mi amor será eterno y si un día te hago falta mira las estrellas, yo estaré siempre en medio de ellas . La noche terminó, el Basilio regresó al arrollo, lloro amargamente y como fue pactado el poder de aquel que todo lo ve le fue entregado a la sacerdotisa . * Te diré que con esto has firmado tu sentencia de muerte, aquellos que alguna vez te tuvieron miedo ahora vendrán por tu cabeza . " Aconteció después de sus palabras que la mujer desapareció como una sombra blanca que se desvanece con la suave brisa del viento . " El Basilio miró al cielo, saco un cigarro lo encendió y con una sonrisa simplemente respondió . - Diles tu dónde estoy, Diles dónde encontrarme que yo los esperare con ansias, y Diles también que vengan preparados para morir, porque yo estoy herido pero no derrotado .
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    ** “Donde la luna no brilla”**

    La noche estaba tan silenciosa que el tic tac del viejo reloj en la pared parecía un latido ajeno, prestado de algún corazón que ya no existía. Luna dormitaba, atrapada en un sueño que no había pedido, pero que la encontraba una y otra vez.

    Todo comenzó con un susurro.
    Un eco familiar, profundo, que parecía pronunciar su nombre:
    —Luna…

    La voz era cálida, casi viva. El aire alrededor se volvió espeso, y cuando abrió los ojos dentro del sueño, estaba de pie en un bosque que jamás había visto, pero que se sentía inquietantemente conocido. La luna, su eterna compañera, no estaba en el cielo; en su lugar, una neblina espesa devoraba cualquier rastro de luz.

    Y allí, entre los árboles deformes, lo vio.
    Eidan.
    El hombre al que amó, el que le arrancaron sin piedad de las manos, estaba de pie, esperándola. Sus facciones eran las mismas, pero había algo extraño… sus ojos parecían más oscuros, y su sonrisa estaba manchada de tristeza.

    —Sabía que vendrías —dijo, y el sonido de su voz le atravesó como un cuchillo.

    Ella corrió hacia él, con las lágrimas punzando sus ojos, pero con cada paso el suelo se volvía más blando, como si caminara sobre agua negra que intentaba tragársela. Aun así, siguió avanzando.

    Cuando finalmente estuvo cerca, él extendió su mano. Era fría, más de lo que un cuerpo vivo debería estar, pero Luna no soltó su agarre. Su corazón temblaba.
    —Eidan… ¿por qué? ¿Por qué me dejaste? —su voz se quebró.

    Él bajó la mirada.
    —No quise dejarte… pero aquí no hay caminos de regreso.

    Luna sintió que el viento helado le arrebataba el aliento. El bosque empezó a cambiar: los árboles se retorcían, sus ramas se convertían en manos huesudas que intentaban alcanzarlos, y el cielo se tornaba de un rojo opaco.
    Eidan la miró, y en sus ojos vio destellos de los momentos que habían compartido: la primera vez que la abrazó, las noches bajo la lluvia, su risa… y luego, el instante en que él cayó, cubierto de sangre.

    —No… no quiero volver a verlo —susurró ella, apretando los párpados.

    Pero el sueño era cruel. La escena de su muerte se repitió frente a ella como si fuera la primera vez: el grito, el disparo, la mirada final. Eidan, arrodillado, con las manos temblando antes de desplomarse.

    Cuando volvió a abrir los ojos, él estaba deshaciéndose. Su piel se quebraba como vidrio roto, y trozos de su ser se convertían en polvo que el viento arrastraba.
    —¡No! ¡No me dejes otra vez! —Luna gritó, desesperada, intentando abrazarlo, pero sus brazos atravesaron su cuerpo como si fuera humo.

    Eidan le sonrió una última vez.
    —Cuida tu corazón, Luna… o terminarás aquí conmigo.

    El bosque entero se vino abajo, y ella cayó en un vacío sin fin, ahogándose en su propio llanto. Despertó de golpe, con el pecho ardiendo y las lágrimas empapando la almohada. La oscuridad de su habitación parecía más fría que nunca… y en el silencio, aún juraría escuchar su voz susurrando su nombre.

    ---


    --- **🌙 “Donde la luna no brilla”** La noche estaba tan silenciosa que el tic tac del viejo reloj en la pared parecía un latido ajeno, prestado de algún corazón que ya no existía. Luna dormitaba, atrapada en un sueño que no había pedido, pero que la encontraba una y otra vez. Todo comenzó con un susurro. Un eco familiar, profundo, que parecía pronunciar su nombre: —Luna… La voz era cálida, casi viva. El aire alrededor se volvió espeso, y cuando abrió los ojos dentro del sueño, estaba de pie en un bosque que jamás había visto, pero que se sentía inquietantemente conocido. La luna, su eterna compañera, no estaba en el cielo; en su lugar, una neblina espesa devoraba cualquier rastro de luz. Y allí, entre los árboles deformes, lo vio. Eidan. El hombre al que amó, el que le arrancaron sin piedad de las manos, estaba de pie, esperándola. Sus facciones eran las mismas, pero había algo extraño… sus ojos parecían más oscuros, y su sonrisa estaba manchada de tristeza. —Sabía que vendrías —dijo, y el sonido de su voz le atravesó como un cuchillo. Ella corrió hacia él, con las lágrimas punzando sus ojos, pero con cada paso el suelo se volvía más blando, como si caminara sobre agua negra que intentaba tragársela. Aun así, siguió avanzando. Cuando finalmente estuvo cerca, él extendió su mano. Era fría, más de lo que un cuerpo vivo debería estar, pero Luna no soltó su agarre. Su corazón temblaba. —Eidan… ¿por qué? ¿Por qué me dejaste? —su voz se quebró. Él bajó la mirada. —No quise dejarte… pero aquí no hay caminos de regreso. Luna sintió que el viento helado le arrebataba el aliento. El bosque empezó a cambiar: los árboles se retorcían, sus ramas se convertían en manos huesudas que intentaban alcanzarlos, y el cielo se tornaba de un rojo opaco. Eidan la miró, y en sus ojos vio destellos de los momentos que habían compartido: la primera vez que la abrazó, las noches bajo la lluvia, su risa… y luego, el instante en que él cayó, cubierto de sangre. —No… no quiero volver a verlo —susurró ella, apretando los párpados. Pero el sueño era cruel. La escena de su muerte se repitió frente a ella como si fuera la primera vez: el grito, el disparo, la mirada final. Eidan, arrodillado, con las manos temblando antes de desplomarse. Cuando volvió a abrir los ojos, él estaba deshaciéndose. Su piel se quebraba como vidrio roto, y trozos de su ser se convertían en polvo que el viento arrastraba. —¡No! ¡No me dejes otra vez! —Luna gritó, desesperada, intentando abrazarlo, pero sus brazos atravesaron su cuerpo como si fuera humo. Eidan le sonrió una última vez. —Cuida tu corazón, Luna… o terminarás aquí conmigo. El bosque entero se vino abajo, y ella cayó en un vacío sin fin, ahogándose en su propio llanto. Despertó de golpe, con el pecho ardiendo y las lágrimas empapando la almohada. La oscuridad de su habitación parecía más fría que nunca… y en el silencio, aún juraría escuchar su voz susurrando su nombre. ---
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    El corazón que no sabía amar

    -Akane abrió el cajón inferior del escritorio, ese que no tocaba desde hacía meses. Lo abrió en una página en blanco, justo después de una entrada escrita con rabia. Tomó el bolígrafo, lo giró entre los dedos, y escribió:

    -Miercoles 6, agosto 2025-

    No sé si esto cuenta como una historia de amor. Pero hubo alguien… Y para que nadie sepa quién fue, la llamaré Liria.

    Ella apareció en mi vida como una brisa cálida. Tenía una sonrisa que parecía esconder muchas cosas, y unos ojos que me miraban como si yo fuera algo que no se debía romper.

    Me dijo que venía de una relación difícil. Que antes el amor le dolía. ̶Y̶ ̶q̶u̶e̶ ̶c̶o̶n̶m̶i̶g̶o̶…̶ ̶s̶e̶ ̶s̶e̶n̶t̶í̶a̶ ̶s̶e̶g̶u̶r̶a̶.̶

    Yo no entendía del todo qué significaba eso. Pero me gustaba abrazarla. Besarla en la frente, en la mejilla, en la nariz. Decirle que su voz era linda. Que me gustaba estar cerca.

    Así que acepté ser su pareja. Porque pensé que eso era lo que se hacía cuando alguien te quiere. Y yo quería entender.

    Pero con el tiempo, algo cambió. Ella se volvía más silenciosa. Más distante. Y yo… no sabía qué hacer.

    No me salía preguntar si estaba bien. No entendía por qué lloraba cuando yo me quedaba callada. No sabía cómo consolarla, porque no sentía que algo estuviera mal.

    A veces, sin querer, me volvía fría. No porque quisiera herirla. Sino porque no sabía cómo ser cálida de otra forma. Y un día… se fue.

    Me dejó una nota. No decía su nombre. Solo decía:

    “No puedo quedarme esperando que aprendas a quererme. No porque no seas capaz… sino porque tu forma de amar aún no existe. Y yo… necesito algo que ya esté vivo.”

    La guardé. No lloré. No entendí...

    Solo pensé: “Supongo que se aburrió de mí.”

    Pero esa noche, mientras dormía, sentí algo raro, una punzada en el pecho. Como si algo faltara. Como si algo que no sabía que tenía… se hubiera ido con ella.

    No sé si eso era tristeza o amor; O simplemente confusión.

    Pero desde entonces, a veces me pregunto: ¿Y si ese pequeño dolor… era el comienzo de algo? ¿Y si algún día… aprendo a querer como ella quería que lo hiciera?

    No lo sé. Solo sé que hubo alguien. Y que la llamaré Liria.
    El corazón que no sabía amar -Akane abrió el cajón inferior del escritorio, ese que no tocaba desde hacía meses. Lo abrió en una página en blanco, justo después de una entrada escrita con rabia. Tomó el bolígrafo, lo giró entre los dedos, y escribió: -Miercoles 6, agosto 2025- No sé si esto cuenta como una historia de amor. Pero hubo alguien… Y para que nadie sepa quién fue, la llamaré Liria. Ella apareció en mi vida como una brisa cálida. Tenía una sonrisa que parecía esconder muchas cosas, y unos ojos que me miraban como si yo fuera algo que no se debía romper. Me dijo que venía de una relación difícil. Que antes el amor le dolía. ̶Y̶ ̶q̶u̶e̶ ̶c̶o̶n̶m̶i̶g̶o̶…̶ ̶s̶e̶ ̶s̶e̶n̶t̶í̶a̶ ̶s̶e̶g̶u̶r̶a̶.̶ Yo no entendía del todo qué significaba eso. Pero me gustaba abrazarla. Besarla en la frente, en la mejilla, en la nariz. Decirle que su voz era linda. Que me gustaba estar cerca. Así que acepté ser su pareja. Porque pensé que eso era lo que se hacía cuando alguien te quiere. Y yo quería entender. Pero con el tiempo, algo cambió. Ella se volvía más silenciosa. Más distante. Y yo… no sabía qué hacer. No me salía preguntar si estaba bien. No entendía por qué lloraba cuando yo me quedaba callada. No sabía cómo consolarla, porque no sentía que algo estuviera mal. A veces, sin querer, me volvía fría. No porque quisiera herirla. Sino porque no sabía cómo ser cálida de otra forma. Y un día… se fue. Me dejó una nota. No decía su nombre. Solo decía: “No puedo quedarme esperando que aprendas a quererme. No porque no seas capaz… sino porque tu forma de amar aún no existe. Y yo… necesito algo que ya esté vivo.” La guardé. No lloré. No entendí... Solo pensé: “Supongo que se aburrió de mí.” Pero esa noche, mientras dormía, sentí algo raro, una punzada en el pecho. Como si algo faltara. Como si algo que no sabía que tenía… se hubiera ido con ella. No sé si eso era tristeza o amor; O simplemente confusión. Pero desde entonces, a veces me pregunto: ¿Y si ese pequeño dolor… era el comienzo de algo? ¿Y si algún día… aprendo a querer como ella quería que lo hiciera? No lo sé. Solo sé que hubo alguien. Y que la llamaré Liria.
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