• ♡: ¿Alguien más adora la forma en que brillan los líquidos rojos y espesos bajo cualquier tipo de iluminación?

    Se que es una pregunta rara pero probablemente se deba a que el rojo es mi segundo color favorito, el primero es el rosa por supuesto~
    ♡: ¿Alguien más adora la forma en que brillan los líquidos rojos y espesos bajo cualquier tipo de iluminación? Se que es una pregunta rara pero probablemente se deba a que el rojo es mi segundo color favorito, el primero es el rosa por supuesto~
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  • -tuve que rogarle a mi manager pero finalmente me dejo cantar esta- solto unas risitas contentas -gallade, gardevoir gothitelle, ya saben los pasos, gallade sera mi compañero de baile los primeros versos luego cambio con gothitelle- sonrio contento, sus pokemon algo avergonzados no solo por la clase de cancion si no por que su entrenador llevaba ropa mas reveladora de lo normal, tan solo salir la musica empezo y con ello el show.

    -Ah, nuestra ropa volará
    Por encima de la cama
    A través de la ventana
    Ah, tu dulzura sin parar
    En la noche, en la mañana
    Quitándonos las ganas
    Oh, todo aquí se alborotó
    Oh, te lo pido por favor
    No te me quites de acá- el trio tipo psiquico creaban ondan en el escenario ayudando al ambiente de "sueño despierto" que deseaban dar

    https://youtu.be/jpPbi7N7gb0?si=drgw2DYRiDhEuupz
    -tuve que rogarle a mi manager pero finalmente me dejo cantar esta- solto unas risitas contentas -gallade, gardevoir gothitelle, ya saben los pasos, gallade sera mi compañero de baile los primeros versos luego cambio con gothitelle- sonrio contento, sus pokemon algo avergonzados no solo por la clase de cancion si no por que su entrenador llevaba ropa mas reveladora de lo normal, tan solo salir la musica empezo y con ello el show. -Ah, nuestra ropa volará Por encima de la cama A través de la ventana Ah, tu dulzura sin parar En la noche, en la mañana Quitándonos las ganas Oh, todo aquí se alborotó Oh, te lo pido por favor No te me quites de acá- el trio tipo psiquico creaban ondan en el escenario ayudando al ambiente de "sueño despierto" que deseaban dar https://youtu.be/jpPbi7N7gb0?si=drgw2DYRiDhEuupz
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  • El nacimiento de las bestias del Caos no fue un alumbramiento, sino una fractura.
    Cuando aquellas criaturas irrumpieron en la existencia, el alma de Lili se quebró en demasiados fragmentos para sostenerse a sí misma. Demasiadas bocas, demasiada hambre, demasiada presión sobre un espíritu que aún necesitaba sustento y tiempo para regenerarse.
    Hasta entonces, no podía permanecer al mando.
    Y así, por pura necesidad —no por deseo—, Veythra tomó el cuerpo.
    Le resultó tedioso. Una pérdida de tiempo intolerable.
    Ella no ansiaba equilibrio ni reposo: ansiaba su ejército, y lo ansiaba ya.
    Pero si abandonaba el cuerpo, Lili colapsaría. Y aunque jamás lo admitiría en voz alta, eso no era una opción.
    No eran dos.
    Nunca lo habían sido.

    "Ni ella existe sin mí, ni yo sin ella."

    El sol descendía lentamente cuando Veythra se encontró, casi por instinto, en uno de los paisajes favoritos de Lili: la playa al atardecer. El mar ardía en tonos de oro y sangre, como si el cielo presintiera la inestabilidad que caminaba sobre la arena.
    Allí estaba Caceus Mori.
    Al verla, su rostro se iluminó con alivio. Creyó reconocer a su amiga… pero la corrección fue inmediata.

    —No te confundas —dijo ella, con voz afilada—. Soy la reina Veythra.

    La preocupación de Caceus era sincera. La tomó de la mano, la abrazó incluso, sin comprender del todo el abismo que tenía delante. Le pidió que cuidara de Lili, que intentara ayudarla, que ambas estuvieran bien.
    Veythra lo observó con una mezcla de fastidio y curiosidad.
    —¿Qué te hace pensar que no nos llevamos bien? —respondió—. Yo solo trato a las personas de tres maneras: ignorándolas, con sangre… o con cordialidad.
    —Y esto —añadió con una mueca— se supone que es cordial.
    Caceus sonrió, dulce, obstinadamente humano. La llamó amiga. Celebró la idea de llevarse bien con ella.
    Aquello fue… irritante.

    —¡No me sobes! —espetó—. Soy una reina. Ríndeme pleitesía.

    Aun así, cuando el hambre rugió desde lo más profundo del vientre —un rugido antiguo, ajeno, múltiple—, Veythra chasqueó la lengua, molesta.

    —Bah… estupideces... Bobadas...

    Pero el cuerpo no mentía.
    Ordenó. Exigió. Un gesto de la mano abrió un portal oscuro y plateado, lunar como su herencia. En un instante, ambos cruzaron a un pequeño pueblo japonés, frente a un yatai de madera que humeaba bajo la noche.

    —Ramen —dictó—. Haz que ese humano lo prepare.
    Caceus intentó suavizar la escena, pedir con amabilidad. Corregirla. Decirle que no podía tratar así a alguien que iba a cocinar para ellos.
    Veythra lo miró con seriedad absoluta.

    —¿Tú quieres morir?
    Cuando él insistió, cuando volvió a hablar de respeto, la paciencia de la autoproclamada reina se agotó.
    La sombra del camarero se alzó del suelo, viva, armada con un cuchillo imposible. Lo sujetó por el cabello y lo degolló sin ceremonia. La sangre empapó la tierra mientras la sombra, obediente, terminaba de preparar el ramen.

    Veythra bebió del caldo.
    Sus ojos se entrecerraron.
    —…No está mal.
    Luego sonrió.
    —Mira lo que has hecho. Ha muerto un hombre que hacía algo bueno. Tal vez tenía familia. ¿Quieres averiguarlo? La sombra podría llevarnos.

    Caceus cayó de rodillas, las manos manchadas de sangre, temblando, incapaz de comprender cómo una corrección trivial había terminado en muerte.

    —Cruel… —murmuró entre lágrimas—. Eso fue cruel.
    Veythra lo miró por última vez.
    —Tú no sabes lo que es cruel.
    Abrió un portal y lo cruzó sin añadir nada más.

    El portal comenzó a cerrarse.
    Veythra ya no estaba.
    Caceus gritó el nombre de Lili, desesperado, y corrió tras ella… pero al atravesarlo solo encontró la playa. El mismo lugar. El mismo atardecer.
    Vacío.
    La brisa movía la arena. El mar seguía respirando como si nada hubiera ocurrido.

    —No está… —susurró.
    Y en algún lugar, muy dentro del cuerpo que compartían, Lili comenzaba lentamente a volver, recomponiendo su alma fragmentada, mientras Veythra aguardaba, impaciente, hambrienta… contando el tiempo que le faltaba para reclamarlo todo.

    Caceus Mori
    El nacimiento de las bestias del Caos no fue un alumbramiento, sino una fractura. Cuando aquellas criaturas irrumpieron en la existencia, el alma de Lili se quebró en demasiados fragmentos para sostenerse a sí misma. Demasiadas bocas, demasiada hambre, demasiada presión sobre un espíritu que aún necesitaba sustento y tiempo para regenerarse. Hasta entonces, no podía permanecer al mando. Y así, por pura necesidad —no por deseo—, Veythra tomó el cuerpo. Le resultó tedioso. Una pérdida de tiempo intolerable. Ella no ansiaba equilibrio ni reposo: ansiaba su ejército, y lo ansiaba ya. Pero si abandonaba el cuerpo, Lili colapsaría. Y aunque jamás lo admitiría en voz alta, eso no era una opción. No eran dos. Nunca lo habían sido. "Ni ella existe sin mí, ni yo sin ella." El sol descendía lentamente cuando Veythra se encontró, casi por instinto, en uno de los paisajes favoritos de Lili: la playa al atardecer. El mar ardía en tonos de oro y sangre, como si el cielo presintiera la inestabilidad que caminaba sobre la arena. Allí estaba Caceus Mori. Al verla, su rostro se iluminó con alivio. Creyó reconocer a su amiga… pero la corrección fue inmediata. —No te confundas —dijo ella, con voz afilada—. Soy la reina Veythra. La preocupación de Caceus era sincera. La tomó de la mano, la abrazó incluso, sin comprender del todo el abismo que tenía delante. Le pidió que cuidara de Lili, que intentara ayudarla, que ambas estuvieran bien. Veythra lo observó con una mezcla de fastidio y curiosidad. —¿Qué te hace pensar que no nos llevamos bien? —respondió—. Yo solo trato a las personas de tres maneras: ignorándolas, con sangre… o con cordialidad. —Y esto —añadió con una mueca— se supone que es cordial. Caceus sonrió, dulce, obstinadamente humano. La llamó amiga. Celebró la idea de llevarse bien con ella. Aquello fue… irritante. —¡No me sobes! —espetó—. Soy una reina. Ríndeme pleitesía. Aun así, cuando el hambre rugió desde lo más profundo del vientre —un rugido antiguo, ajeno, múltiple—, Veythra chasqueó la lengua, molesta. —Bah… estupideces... Bobadas... Pero el cuerpo no mentía. Ordenó. Exigió. Un gesto de la mano abrió un portal oscuro y plateado, lunar como su herencia. En un instante, ambos cruzaron a un pequeño pueblo japonés, frente a un yatai de madera que humeaba bajo la noche. —Ramen —dictó—. Haz que ese humano lo prepare. Caceus intentó suavizar la escena, pedir con amabilidad. Corregirla. Decirle que no podía tratar así a alguien que iba a cocinar para ellos. Veythra lo miró con seriedad absoluta. —¿Tú quieres morir? Cuando él insistió, cuando volvió a hablar de respeto, la paciencia de la autoproclamada reina se agotó. La sombra del camarero se alzó del suelo, viva, armada con un cuchillo imposible. Lo sujetó por el cabello y lo degolló sin ceremonia. La sangre empapó la tierra mientras la sombra, obediente, terminaba de preparar el ramen. Veythra bebió del caldo. Sus ojos se entrecerraron. —…No está mal. Luego sonrió. —Mira lo que has hecho. Ha muerto un hombre que hacía algo bueno. Tal vez tenía familia. ¿Quieres averiguarlo? La sombra podría llevarnos. Caceus cayó de rodillas, las manos manchadas de sangre, temblando, incapaz de comprender cómo una corrección trivial había terminado en muerte. —Cruel… —murmuró entre lágrimas—. Eso fue cruel. Veythra lo miró por última vez. —Tú no sabes lo que es cruel. Abrió un portal y lo cruzó sin añadir nada más. El portal comenzó a cerrarse. Veythra ya no estaba. Caceus gritó el nombre de Lili, desesperado, y corrió tras ella… pero al atravesarlo solo encontró la playa. El mismo lugar. El mismo atardecer. Vacío. La brisa movía la arena. El mar seguía respirando como si nada hubiera ocurrido. —No está… —susurró. Y en algún lugar, muy dentro del cuerpo que compartían, Lili comenzaba lentamente a volver, recomponiendo su alma fragmentada, mientras Veythra aguardaba, impaciente, hambrienta… contando el tiempo que le faltaba para reclamarlo todo. [tempest_platinum_tiger_912]
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  • *¡Un banquete!*

    -Ñom ñom ñom
    -Ñom ñom ñom ñom ñom

    *Estaban Ace y Naruto compartiendo juntos un buen banquete con comida abundante y charlando entre amigos porque ahora el ninja rubio se incorporaba al grupo.*

    -Seguro que será divertido haber venido aquí.
    -Ñom... ¡Claro que sí! Ñom Mmmm...
    -Por cierto... ¡Todo esto es delicioso! ¡De veras! Mmmm... ¿Siempre hacen este tipo de banquetes?
    -Mmmm... Bueno... Los piratas siempre hacemos un banquete y nos lo comemos todo para celebrar... En ocasiones especiales, así como esta. Y es especial para darte la bienvenida

    *Ace le sonríe radiante a Naruto, porque es agradable darle la bienvenida. Y el carisma de Ace era contagioso, así que Naruto le devolvía la sonrisa amistosa antes de volver al ataque. Ambos sabían que lo bueno ahora viene, y grandes cosas lograrán...*

    -Ñom ñom
    -Ñom ñom ñom
    -Mmmm... ¿Quieres acompañarnos?
    *¡Un banquete!* -Ñom ñom ñom -Ñom ñom ñom ñom ñom *Estaban Ace y Naruto compartiendo juntos un buen banquete con comida abundante y charlando entre amigos porque ahora el ninja rubio se incorporaba al grupo.* -Seguro que será divertido haber venido aquí. -Ñom... ¡Claro que sí! Ñom Mmmm... -Por cierto... ¡Todo esto es delicioso! ¡De veras! Mmmm... ¿Siempre hacen este tipo de banquetes? -Mmmm... Bueno... Los piratas siempre hacemos un banquete y nos lo comemos todo para celebrar... En ocasiones especiales, así como esta. Y es especial para darte la bienvenida 😁 *Ace le sonríe radiante a Naruto, porque es agradable darle la bienvenida. Y el carisma de Ace era contagioso, así que Naruto le devolvía la sonrisa amistosa antes de volver al ataque. Ambos sabían que lo bueno ahora viene, y grandes cosas lograrán...* -Ñom ñom -Ñom ñom ñom -Mmmm... ¿Quieres acompañarnos?
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  • 𝙑𝘼𝘾𝘼𝙏𝙄𝙊𝙉 𝙊𝙉 𝙎𝙋𝘼𝙍𝙏𝘼𝙓
    Fandom 𝗠𝗔𝗥𝗩𝗘𝗟
    Categoría Acción
    Lo único que sabia respecto al viaje era que irían a un lugar llamado Spartax. El nombre no le era ajeno, sabía que era un lugar al que Quentin iba con frecuencia a ver a su pareja, el mitad celestial con excelente gusto musical y al que solo conocía de vista.

    Pensó en que Peter Quill iría a buscarlos o enviarles una nave, pero en su lugar, Quentin le mostró unas coordenadas en un holograma y le dio una referencia visual de ese planeta. Entendía lo que le estaba pidiendo pero no podía evitar sentirse un poco asustado, no por ir a un lugar nuevo sino por el hecho de expandir el alcance de la teletransportación.

    ──Uhm, Quentin...── Buscó la atención del ilusionista y este volteó a verlo con una expresión impaciente en el rostro, prácticamente rozando la molestia.

    ──¿Qué? ¿Vas a darme alguna excusa?── El tono de voz de Beck era tranquilo, pero sus palabras estaban lejos de serlo. ──No quiero problemas, quiero soluciones. Si no puedes hacerlo largate de mi vista.

    Dicho eso, le dio la espalda y continuó ajustando algunos tornillos en el brazalete computarizado que llevaba oculto en el brazo. Francis estaba acostumbrado a ese tipo de respuestas y aunque se esforzara por fingir que le eran indiferentes, en realidad le dolían y mucho.

    ──No es eso, solo quería saber cuando quieres que nos transporte hacia allá── Rodeó la mesa que los separaba y acerco la mano al hombro de su mentor, pero sin apoyarla todavía.

    ──Ahora, terminaré de reparar esto cuando estemos allá── Guardo la pantalla junto con las herramientas en un estuche y le hizo una señal de que podía apoyar la mano en su hombro. Quizás para Quentin eso no significa nada, pero para Francis era lo más cercano que había tenido a un abrazo.

    Cerró los ojos por un par de segundos y cuando la imagen de Spartax apareció en su mente, uso su habilidad para llevarlos allá. La única referencia que tenia era de un palacio y afortunadamente para ambos, por alguna razón aparecieron dentro del edificio.

    Inmediatamente fueron recibidos por un par alienígenas que hablaban perfectamente su idioma. Saludaron a Quentin como si fuese miembro de la realeza y cuando llego su turno de presentarse, Beck lo hizo por él, presentandolo como solía hacer desde que tenía uso de razón. "Él es Francis, mi sucesor" y sin más prosiguió "Peter le asigno una habitación cerca de la nuestra".

    Uno de los alienigenas le entrego una tarjeta y Francis supuso que sería la llave de su habitación. El ilusionista seguía conversando con esa gente, contandoles como habían estado sus días en la tierra y antes de comenzar a caminar con ellos, se giró hacia él.

    ──Puedes explorar el lugar, no te alejes ni toques nada. Te veo en la cena── Sin esperar una respuesta se marchó con los aliens dejándolo sólo en ese enorme salón vacío.

    De nuevo, no lo tomo personal, estaba acostumbrado a ese trato. Además, no le parecía mala idea explorar el lugar, no se parecía a nada que hubiese visto antes y estaba fascinado con el parecido que le encontraba a cualquier escenario de alguna película o videojuego futurista.

    Paso media hora recorriendo los pasillos hasta que encontró la salida a un enorme jardin, y a unos cuantos metros diviso un edificio pero lo que lo empujó a avanzar en esa dirección fue la nave estacionada, aparentemente sin supervision.

    Al llegar encontro la compuerta abierta, asomo la cabeza para corrobar que no había nadie dentro y entró. De pronto se sentía como en una película de Star wars, solo le faltaba el sable luminoso y un compañero robot. Inspeccióno todo el interior sin abrir ningún compartimiento, y cuando se acerco a la cabina de la nave encontro un casco en el asiento del copiloto.

    ──Espero que mi teléfono funcione aquí. Solo me tomaré una foto y me iré── Dijo en voz alta mientras se ponía el casco y se tomaba algunas selfies con su teléfono. Luego, se sentó en la silla del piloto y se inclino lo suficiente para leer lo que decía debajo de cada uno de los botones en el tablero de mando. ──Debe estar en asgardeano... No, el novio de Quentin no es eso, es un...

    Se quedo pensando en eso por un momento, tratando de recordar su raza. Si lo había oído alguna vez pero en ese momento solo podía recordar a Quentin refiriendose a Peter como un neandertal galáctico (cuando estaba enojado con él) o simplemente, llamándolo híbrido (cuando no).

    𝐃𝚄𝚂𝚃𝙸𝙽 𝚝𝚑𝚎 𝐏𝚒𝚕𝚘𝚝
    Lo único que sabia respecto al viaje era que irían a un lugar llamado Spartax. El nombre no le era ajeno, sabía que era un lugar al que Quentin iba con frecuencia a ver a su pareja, el mitad celestial con excelente gusto musical y al que solo conocía de vista. Pensó en que Peter Quill iría a buscarlos o enviarles una nave, pero en su lugar, Quentin le mostró unas coordenadas en un holograma y le dio una referencia visual de ese planeta. Entendía lo que le estaba pidiendo pero no podía evitar sentirse un poco asustado, no por ir a un lugar nuevo sino por el hecho de expandir el alcance de la teletransportación. ──Uhm, Quentin...── Buscó la atención del ilusionista y este volteó a verlo con una expresión impaciente en el rostro, prácticamente rozando la molestia. ──¿Qué? ¿Vas a darme alguna excusa?── El tono de voz de Beck era tranquilo, pero sus palabras estaban lejos de serlo. ──No quiero problemas, quiero soluciones. Si no puedes hacerlo largate de mi vista. Dicho eso, le dio la espalda y continuó ajustando algunos tornillos en el brazalete computarizado que llevaba oculto en el brazo. Francis estaba acostumbrado a ese tipo de respuestas y aunque se esforzara por fingir que le eran indiferentes, en realidad le dolían y mucho. ──No es eso, solo quería saber cuando quieres que nos transporte hacia allá── Rodeó la mesa que los separaba y acerco la mano al hombro de su mentor, pero sin apoyarla todavía. ──Ahora, terminaré de reparar esto cuando estemos allá── Guardo la pantalla junto con las herramientas en un estuche y le hizo una señal de que podía apoyar la mano en su hombro. Quizás para Quentin eso no significa nada, pero para Francis era lo más cercano que había tenido a un abrazo. Cerró los ojos por un par de segundos y cuando la imagen de Spartax apareció en su mente, uso su habilidad para llevarlos allá. La única referencia que tenia era de un palacio y afortunadamente para ambos, por alguna razón aparecieron dentro del edificio. Inmediatamente fueron recibidos por un par alienígenas que hablaban perfectamente su idioma. Saludaron a Quentin como si fuese miembro de la realeza y cuando llego su turno de presentarse, Beck lo hizo por él, presentandolo como solía hacer desde que tenía uso de razón. "Él es Francis, mi sucesor" y sin más prosiguió "Peter le asigno una habitación cerca de la nuestra". Uno de los alienigenas le entrego una tarjeta y Francis supuso que sería la llave de su habitación. El ilusionista seguía conversando con esa gente, contandoles como habían estado sus días en la tierra y antes de comenzar a caminar con ellos, se giró hacia él. ──Puedes explorar el lugar, no te alejes ni toques nada. Te veo en la cena── Sin esperar una respuesta se marchó con los aliens dejándolo sólo en ese enorme salón vacío. De nuevo, no lo tomo personal, estaba acostumbrado a ese trato. Además, no le parecía mala idea explorar el lugar, no se parecía a nada que hubiese visto antes y estaba fascinado con el parecido que le encontraba a cualquier escenario de alguna película o videojuego futurista. Paso media hora recorriendo los pasillos hasta que encontró la salida a un enorme jardin, y a unos cuantos metros diviso un edificio pero lo que lo empujó a avanzar en esa dirección fue la nave estacionada, aparentemente sin supervision. Al llegar encontro la compuerta abierta, asomo la cabeza para corrobar que no había nadie dentro y entró. De pronto se sentía como en una película de Star wars, solo le faltaba el sable luminoso y un compañero robot. Inspeccióno todo el interior sin abrir ningún compartimiento, y cuando se acerco a la cabina de la nave encontro un casco en el asiento del copiloto. ──Espero que mi teléfono funcione aquí. Solo me tomaré una foto y me iré── Dijo en voz alta mientras se ponía el casco y se tomaba algunas selfies con su teléfono. Luego, se sentó en la silla del piloto y se inclino lo suficiente para leer lo que decía debajo de cada uno de los botones en el tablero de mando. ──Debe estar en asgardeano... No, el novio de Quentin no es eso, es un... Se quedo pensando en eso por un momento, tratando de recordar su raza. Si lo había oído alguna vez pero en ese momento solo podía recordar a Quentin refiriendose a Peter como un neandertal galáctico (cuando estaba enojado con él) o simplemente, llamándolo híbrido (cuando no). [PANDEM0NIO]
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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  • *Kendo se encontraba en Roma, tratando de pasar desapercibido pues el demonio que estaba buscando ya se le escapó una vez y ya tenia memorizada una de sus múltiples caras, asi que llevaba un nivel de ira en el que su cara no fuera tan parecida a la que el demonio recordaba, y tambien llevaba unos lentes semi oscuros por si acaso.*

    —Tranquilo Kendo, solo tienes que esperar a que aparezca, sacarlo de aqui de alguna manera y matarle... sencillo...—

    *Murmura para si mismo. Estaba sentado en una mesa de una cafeteria, solo y tomandose un café, pues el demonio que buscaba se hacia pasar por humano y trataba de vivir como uno, frecuentado diario esa cafetería en horarios impredecibles, algo completamente inaceptable para el culto.*

    —Sin distracciones... No se te puede escapar denuevo, o ya sabes que te hara el lider del culto...—

    *Le da un sorbo a su café.*
    *Kendo se encontraba en Roma, tratando de pasar desapercibido pues el demonio que estaba buscando ya se le escapó una vez y ya tenia memorizada una de sus múltiples caras, asi que llevaba un nivel de ira en el que su cara no fuera tan parecida a la que el demonio recordaba, y tambien llevaba unos lentes semi oscuros por si acaso.* —Tranquilo Kendo, solo tienes que esperar a que aparezca, sacarlo de aqui de alguna manera y matarle... sencillo...— *Murmura para si mismo. Estaba sentado en una mesa de una cafeteria, solo y tomandose un café, pues el demonio que buscaba se hacia pasar por humano y trataba de vivir como uno, frecuentado diario esa cafetería en horarios impredecibles, algo completamente inaceptable para el culto.* —Sin distracciones... No se te puede escapar denuevo, o ya sabes que te hara el lider del culto...— *Le da un sorbo a su café.*
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  • No le parece extraño encontrar más versiones de "su aspecto". Lo extraño es la diferencia entre personalidad, tipo de vida y actitud.

    Quizás nunca sabrá cuál es el origen.
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  • Es gracioso ver como se escudan antes que si quiera las mire, ser cordial o cortés no indica que sean mi tipo
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Ooc. Me acabo de dar cuenta que parece como que tenga alitas en las orejas por el tipo de pendiente y me: FLIPA.
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  • 僕は佇み君を思う。
    Eunwoo Kim

    Escuchó la afirmación sobre su acento con un fuerte revuelo en el pecho, como si en su interior, en lugar de un estanque en paz, hubiera una fuerte tormenta haciendo estragos en sus emociones. Yuiichi escondió el rostro entre sus manos un momento antes de tomar, esta vez, el vaso de agua —Gracias —susurró apenas, con una voz que podría confundirse con el murmullo del viento tras la ventana, mientras sus mejillas lucían un rojo brillante. No se esforzó por apartar el cabello que caía sobre su cara; no hacía más que existir como podía tras la declaración de Eunwoo. ¿Y cómo no estarlo? Estaba tan inmerso en sus sentimientos y en el latido frenético de su corazón que apenas lograba reaccionar. Muy pocas veces solía tener ese tipo de cumplidos, algunas veces, personas con las que había salido antes tenían como una especie de burla hacía cosas tan simples como su acento japonés, la dificultad para mencionar la “L” era una de las cosas que más le daba vergüenza después de su yaeba —No suelen decir cosas lindas de eso, o de mis dientes— comentó sin pensarlo mucho, arrepintiéndose un poco de su hablar sin pensar.

    Tras perderse en el silencio acompasado por el sonido de sus propios latidos, giró hacia Eunwoo al escuchar su pregunta. Con los ojos brillantes por el calor de su piel, alternó la vista entre el labio que el coreano mordía y sus ojos. ¿Acaso no era consciente de lo que provocaba? —Bueno, me gusta mucho la comida japonesa —dijo suave, volviendo la mirada al vaso que descansaba en sus manos para evitar los labios que soñaba con besar más pronto que tarde— No soy muy fan de la comida picante, pero por lo demás, como de todo —aclaró finalmente tras carraspear un poco, buscando sentirse menos apenado, aun jugando con el vaso en sus manos heladas.

    Luego de aspirar más hondo de lo habitual, inhalando el aroma ajeno, soltó el aire junto con su nombre: —Eunwoo... Tus gatos son de verdad muy adorables, me gustan mucho sus nombres —dijo, cambiando el tema mientras miraba hacia cualquier lado para evitar la cara de Eunwoo. Se humedeció los labios con la lengua; tenía sed de nuevo—. Suki... Está escrito con el kanji de "querer" y "cuidado". Onna y Ko, mujer y niño, respectivamente—pareció reflexionar un momento para luego repetir lo dicho, haciendo hincapié en ello— Es el significado de querer, de apreciar mucho algo.

    Comenzó a explicar los kanjis como podía, dibujando con la humedad del vaso sobre el dorso de la mano de Eunwoo: —Suki significa... como querer o gustar. —Siempre le había agradado dar ese tipo de explicaciones sobre lo que le apasionaba; por algo había terminado dando clases a pesar de la paga poco justa —Así que, por los cuidados que están tus gatos, y por el amor que se nota que les tienes, puedo decir que es un buen nombre— Terminó de agregar, esperando no haber dicho nada incorrecto y cuidando pronunciar todas las letras de la mejor forma, evitando resaltar su habla nativa. Pasaron un rato en silencio. Él esperaba el momento indicado para hablar, sumergido en todo lo que Eunwoo le hacía sentir, hasta que recordó lo que iba a decir antes de que su acento lo delatara por completo.

    —Antes de decir Purin... Pu... Pringles... —Sintió una oleada de vergüenza al notar que casi cometía el mismo error, justo cuando se armaba de valor para hablar de la única forma que encontraba—. Quería... —soltó un leve hmmm—. Quería saber más de ti— Con cada palabra su tono de voz bajaba más. Colocó su mano libre sobre su cuello, intentando comprobar por qué su temperatura era tan alta y por qué sentía que el ruido de su corazón era tan fuerte que podría escucharse en toda la cuadra.
    僕は佇み君を思う。 [whisper_scarlet_hawk_977] Escuchó la afirmación sobre su acento con un fuerte revuelo en el pecho, como si en su interior, en lugar de un estanque en paz, hubiera una fuerte tormenta haciendo estragos en sus emociones. Yuiichi escondió el rostro entre sus manos un momento antes de tomar, esta vez, el vaso de agua —Gracias —susurró apenas, con una voz que podría confundirse con el murmullo del viento tras la ventana, mientras sus mejillas lucían un rojo brillante. No se esforzó por apartar el cabello que caía sobre su cara; no hacía más que existir como podía tras la declaración de Eunwoo. ¿Y cómo no estarlo? Estaba tan inmerso en sus sentimientos y en el latido frenético de su corazón que apenas lograba reaccionar. Muy pocas veces solía tener ese tipo de cumplidos, algunas veces, personas con las que había salido antes tenían como una especie de burla hacía cosas tan simples como su acento japonés, la dificultad para mencionar la “L” era una de las cosas que más le daba vergüenza después de su yaeba —No suelen decir cosas lindas de eso, o de mis dientes— comentó sin pensarlo mucho, arrepintiéndose un poco de su hablar sin pensar. Tras perderse en el silencio acompasado por el sonido de sus propios latidos, giró hacia Eunwoo al escuchar su pregunta. Con los ojos brillantes por el calor de su piel, alternó la vista entre el labio que el coreano mordía y sus ojos. ¿Acaso no era consciente de lo que provocaba? —Bueno, me gusta mucho la comida japonesa —dijo suave, volviendo la mirada al vaso que descansaba en sus manos para evitar los labios que soñaba con besar más pronto que tarde— No soy muy fan de la comida picante, pero por lo demás, como de todo —aclaró finalmente tras carraspear un poco, buscando sentirse menos apenado, aun jugando con el vaso en sus manos heladas. Luego de aspirar más hondo de lo habitual, inhalando el aroma ajeno, soltó el aire junto con su nombre: —Eunwoo... Tus gatos son de verdad muy adorables, me gustan mucho sus nombres —dijo, cambiando el tema mientras miraba hacia cualquier lado para evitar la cara de Eunwoo. Se humedeció los labios con la lengua; tenía sed de nuevo—. Suki... Está escrito con el kanji de "querer" y "cuidado". Onna y Ko, mujer y niño, respectivamente—pareció reflexionar un momento para luego repetir lo dicho, haciendo hincapié en ello— Es el significado de querer, de apreciar mucho algo. Comenzó a explicar los kanjis como podía, dibujando con la humedad del vaso sobre el dorso de la mano de Eunwoo: —Suki significa... como querer o gustar. —Siempre le había agradado dar ese tipo de explicaciones sobre lo que le apasionaba; por algo había terminado dando clases a pesar de la paga poco justa —Así que, por los cuidados que están tus gatos, y por el amor que se nota que les tienes, puedo decir que es un buen nombre— Terminó de agregar, esperando no haber dicho nada incorrecto y cuidando pronunciar todas las letras de la mejor forma, evitando resaltar su habla nativa. Pasaron un rato en silencio. Él esperaba el momento indicado para hablar, sumergido en todo lo que Eunwoo le hacía sentir, hasta que recordó lo que iba a decir antes de que su acento lo delatara por completo. —Antes de decir Purin... Pu... Pringles... —Sintió una oleada de vergüenza al notar que casi cometía el mismo error, justo cuando se armaba de valor para hablar de la única forma que encontraba—. Quería... —soltó un leve hmmm—. Quería saber más de ti— Con cada palabra su tono de voz bajaba más. Colocó su mano libre sobre su cuello, intentando comprobar por qué su temperatura era tan alta y por qué sentía que el ruido de su corazón era tan fuerte que podría escucharse en toda la cuadra.
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