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    ۰۪۫𝑀𝔞𝔟𝔢𝔩 𝐺𝔩𝔢𝔢𝔣𝔲𝔩
    _________________________

    --

    [ Era una noche oscura y cargada de tensión en la carpa de la telepatía.Las luces parpadeaban, y el murmullo del público pequeño en esta ocasión se transformaba en un rugido de expectación.Me encontraba en el centro del escenario,rodeada de nuevos visitantes al pueblo, lista para realizar un hechizo que prometía deslumbrar a todos.Sin embargo,la magia tiene una forma peculiar de volverse en contra de uno.

    Al pronunciar las palabras antiguas,un escalofrío recorrió mi espalda.La energía se desató de manera incontrolable.En un instante,los rostros de los espectadores se transformaron; sus ojos perdieron el brillo humano y se tornaron salvajes.Gritos y aullidos resonaron en la carpa, y lo que antes era un espectáculo se convirtió en un caos absoluto.

    Desesperada,intenté recordar los pasos del hechizo,buscar un remedio, pero era como si una niebla espesa cubriera mi mente. Los humanos,ahora despojados de su razón, se lanzaron sobre mí, impulsados por instintos primitivos.

    Busqué entre mis pertenencias.Mis dagas brillaban bajo la luz tenue,en un momento de claridad, comprendí que no había otra opción.Con el corazón latiendo con fuerza,saqué una de ellas.Sabía que debía actuar rápido o perdería todo control.

    El primer cuchillazo fue un acto de pura supervivencia. La mirada de terror en el rostro de aquel hombre me persiguió,el caos no se detuvo.Los demás se abalanzaron sobre mí,el instinto de autoconservación se introdujo en mí.Con cada golpe, la carpa se llenaba del eco de la lucha, y el aire se tornaba pesado con la mezcla de miedo y salvajismo.A pesar de la necesidad de protegerme,una parte de mí se desgarraba al ver cómo la vida se desvanecía en un espectáculo de horror.No podía detenerme.No podía dejar que el hechizo siguiera su curso. Así,con cada cuchillazo,me enfrentaba no solo a ellos, sino a la monstruosidad que había desatado.La carpa, que una vez fue un lugar de asombro,se había convertido en un escenario de pesadilla.Finalmente,el silencio se apoderó del lugar. Caí de rodillas,agotada y abrumada por lo que había hecho.En un instante, comprendí que la magia, la misma que había querido dominar, había reclamado su precio.Mientras la adrenalina aún corría por mis venas,una pregunta inquietante surgió en mi mente]

    {Fue necesario pero… ¿se siente bien esta agitación? Acaso...¿lo disfruté? }

    ⏝꒷꒦՞ ˖࣪ 𖥨 ˖࣪ .꒷⏝꒷꒦⏝꒷꒦՞ ˖࣪ 𖥨 ˖࣪ .꒷⏝꒷꒦ ]
    ﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀.﹀ 🔮۰۪۫💎𝑀𝔞𝔟𝔢𝔩 𝐺𝔩𝔢𝔢𝔣𝔲𝔩🎩🔮 _________________________ -- [ Era una noche oscura y cargada de tensión en la carpa de la telepatía.Las luces parpadeaban, y el murmullo del público pequeño en esta ocasión se transformaba en un rugido de expectación.Me encontraba en el centro del escenario,rodeada de nuevos visitantes al pueblo, lista para realizar un hechizo que prometía deslumbrar a todos.Sin embargo,la magia tiene una forma peculiar de volverse en contra de uno. Al pronunciar las palabras antiguas,un escalofrío recorrió mi espalda.La energía se desató de manera incontrolable.En un instante,los rostros de los espectadores se transformaron; sus ojos perdieron el brillo humano y se tornaron salvajes.Gritos y aullidos resonaron en la carpa, y lo que antes era un espectáculo se convirtió en un caos absoluto. Desesperada,intenté recordar los pasos del hechizo,buscar un remedio, pero era como si una niebla espesa cubriera mi mente. Los humanos,ahora despojados de su razón, se lanzaron sobre mí, impulsados por instintos primitivos. Busqué entre mis pertenencias.Mis dagas brillaban bajo la luz tenue,en un momento de claridad, comprendí que no había otra opción.Con el corazón latiendo con fuerza,saqué una de ellas.Sabía que debía actuar rápido o perdería todo control. El primer cuchillazo fue un acto de pura supervivencia. La mirada de terror en el rostro de aquel hombre me persiguió,el caos no se detuvo.Los demás se abalanzaron sobre mí,el instinto de autoconservación se introdujo en mí.Con cada golpe, la carpa se llenaba del eco de la lucha, y el aire se tornaba pesado con la mezcla de miedo y salvajismo.A pesar de la necesidad de protegerme,una parte de mí se desgarraba al ver cómo la vida se desvanecía en un espectáculo de horror.No podía detenerme.No podía dejar que el hechizo siguiera su curso. Así,con cada cuchillazo,me enfrentaba no solo a ellos, sino a la monstruosidad que había desatado.La carpa, que una vez fue un lugar de asombro,se había convertido en un escenario de pesadilla.Finalmente,el silencio se apoderó del lugar. Caí de rodillas,agotada y abrumada por lo que había hecho.En un instante, comprendí que la magia, la misma que había querido dominar, había reclamado su precio.Mientras la adrenalina aún corría por mis venas,una pregunta inquietante surgió en mi mente] {Fue necesario pero… ¿se siente bien esta agitación? Acaso...¿lo disfruté? } ⏝꒷꒦՞ ˖࣪ 𖥨 ˖࣪ .꒷⏝꒷꒦⏝꒷꒦՞ ˖࣪ 𖥨 ˖࣪ .꒷⏝꒷꒦ ]
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  • ℱ𝓁𝒶𝓈𝒽𝒷𝒶𝒸𝓀 ➺ ℒ𝒶 𝒫𝓇𝒾𝓂𝑒𝓇𝒶 𝒱𝑒𝓏

    𝘚𝘦𝘪𝘴 𝘢𝘯̃𝘰𝘴 𝘢𝘵𝘳𝘢́𝘴...

    La noche era oscura y fría, como tantas otras. Las luces mortecinas del motel parpadeaban sobre la fachada gris tan conocida. Nathan, envuelto en su chaqueta, sentía el aire helado filtrarse por cada fibra de su cuerpo, pero no era el frío lo que lo hacía temblar. Apoyado contra la pared áspera del motel, esperaba al boss, mirando hacia la calle vacía con una ansiedad que le erizaba la piel.

    El negocio había estado lento y el ambiente se había tornado peligroso, las tensiones cada vez más palpables. No era la primera vez. Sabía lo que venía. Siempre lo sabía.

    Cuando el coche se detuvo, el motor rugió como una bestia amenazante en la distancia y la figura del jefe emergió de entre las sombras, imponente y oscura. Lo reconoció de inmediat,o por el sonido de sus pasos pesados, y su corazón se aceleró golpeando su pecho con una furia incontrolable.

    "Esto no está bien..."

    – Vamos –la voz del jefe era grave, como un trueno contenido. Le llamó sin siquiera dirigirle una mirada.

    Nathan lo siguió, sintiendo las piernas flojas, como si su cuerpo intentara advertirle de lo que estaba por venir. Pero no había escapatoria. Nunca la había.

    Entraron en el motel, subiendo por el pasillo enmoquetado que olía a humedad y cigarros rancios. Nathan mantenía la cabeza gacha, con los ojos fijos en sus botas gastadas, conteniendo el aire, pensando si está vez realmente bastaría su cuerpo para saciar las ansias del boss.

    Cada segundo que pasaba, el miedo se acumulaba en su pecho, creciendo, apretando como una garra invisible.

    Al llegar a la habitación, las cosas se tensaron en un instante. La puerta se cerró de golpe, el sonido resonó como un disparo. Nathan levantó la vista lentamente, solo para encontrarse con la mirada oscura del jefe que lo devoraba con rabia contenida.

    – ¿Sabes lo que pasa cuando no me traes lo que te pido, verdad? –las palabras, impregnadas de un veneno hirviente, apuñalaron sus oídos. Nathan tragó saliva, sintiendo la garganta seca como papel.

    – Lo siento, ha sido una semana lenta. He intentado más de lo que he podido. La gente no... – intentó explicar, pero el golpe vino antes de que pudiera terminar la frase.

    Un puño cerrado, duro como una roca, le impactó en la cara derribándolo contra la cama desvencijada. Sintió el sabor metálico en la boca, la sangre comenzando a brotar.

    Ya no podía escapar.

    Antes de que pudiera reaccionar, las manos del jefe se cerraron alrededor de su cuello como una cadena implacable. Nathan pataleó, se retorció tratando de agarrar las muñecas que lo aprisionaban, pero la presión superaba por mucho la escasa fuerza de su cuerpo.

    – Si no sirves como puta, no sirves para nada.

    El aire dejó de entrar y los bordes de su visión comenzaron a oscurecerse. Cada segundo era una eternidad. Los latidos de su corazón martillaban en sus oídos mientras la fuerza del hombre lo aplastaba contra la cama.

    En algún punto dejó de luchar. Sus extremidades colgaban débilmente y su garganta ardía, incapaz de sacar sonido alguno. Los ojos se llenaron de lágrimas, no solo de dolor, sino de impotencia.

    ¿Así era como todo terminaba? Después de tanto luchar, resistir, sufrir... ¿Ni siquiera una luz al final del túnel?

    El mundo comenzó a desvanecerse. Los bordes de su conciencia eran oscuros, distantes, el sonido amortiguado, pero, dentro de sí, en lo más profundo de su ser, algo rugió, algo primitivo y furioso, algo que se negaba a ceder, un instinto de supervivencia puro, visceral.

    Y entonces ocurrió.

    Sin entender cómo ni por qué, una ola de energía se liberó de su cuerpo. No la sintió, no la controló, simplemente explotó fuera de él. La habitación vibró y el jefe fue lanzado violentamente hacia el otro lado, como si una fuerza invisible lo hubiera empujado con furia. El hombre impactó contra la pared con un estruendo aterrador, y el yeso y las vigas de madera estallaron en fragmentos, cayendo como una tormenta.

    Nathan quedó tendido en el lecho, afanándose por respirar. El oxígeno volvió a inundar sus pulmones como un golpe inesperado, revitalizando su cuerpo, aunque su mente estaba desorientada, perdida en el caos.

    Todo a su alrededor estaba roto, la cama destruida, las paredes con grietas. Su cuerpo temblaba, pero la amenaza había desaparecido. El boss yacía inconsciente en el otro lado de la habitación entre polvo y escombros.

    Nathan jadeaba, sus ojos aún abiertos, aunque la consciencia empezaba a resbalar de nuevo. Su corazón latía desbocado, el cuerpo exhausto por el esfuerzo mental que acababa de realizar sin siquiera comprender cómo.

    Mientras se hundía en la oscuridad del inconsciente, la única certeza que lo acompañaba era que algo en su interior había cambiado para siempre; esa sería la última vez que subyugaría su voluntad bajo la de alguien más.
    ℱ𝓁𝒶𝓈𝒽𝒷𝒶𝒸𝓀 ➺ ℒ𝒶 𝒫𝓇𝒾𝓂𝑒𝓇𝒶 𝒱𝑒𝓏 𝘚𝘦𝘪𝘴 𝘢𝘯̃𝘰𝘴 𝘢𝘵𝘳𝘢́𝘴... La noche era oscura y fría, como tantas otras. Las luces mortecinas del motel parpadeaban sobre la fachada gris tan conocida. Nathan, envuelto en su chaqueta, sentía el aire helado filtrarse por cada fibra de su cuerpo, pero no era el frío lo que lo hacía temblar. Apoyado contra la pared áspera del motel, esperaba al boss, mirando hacia la calle vacía con una ansiedad que le erizaba la piel. El negocio había estado lento y el ambiente se había tornado peligroso, las tensiones cada vez más palpables. No era la primera vez. Sabía lo que venía. Siempre lo sabía. Cuando el coche se detuvo, el motor rugió como una bestia amenazante en la distancia y la figura del jefe emergió de entre las sombras, imponente y oscura. Lo reconoció de inmediat,o por el sonido de sus pasos pesados, y su corazón se aceleró golpeando su pecho con una furia incontrolable. "Esto no está bien..." – Vamos –la voz del jefe era grave, como un trueno contenido. Le llamó sin siquiera dirigirle una mirada. Nathan lo siguió, sintiendo las piernas flojas, como si su cuerpo intentara advertirle de lo que estaba por venir. Pero no había escapatoria. Nunca la había. Entraron en el motel, subiendo por el pasillo enmoquetado que olía a humedad y cigarros rancios. Nathan mantenía la cabeza gacha, con los ojos fijos en sus botas gastadas, conteniendo el aire, pensando si está vez realmente bastaría su cuerpo para saciar las ansias del boss. Cada segundo que pasaba, el miedo se acumulaba en su pecho, creciendo, apretando como una garra invisible. Al llegar a la habitación, las cosas se tensaron en un instante. La puerta se cerró de golpe, el sonido resonó como un disparo. Nathan levantó la vista lentamente, solo para encontrarse con la mirada oscura del jefe que lo devoraba con rabia contenida. – ¿Sabes lo que pasa cuando no me traes lo que te pido, verdad? –las palabras, impregnadas de un veneno hirviente, apuñalaron sus oídos. Nathan tragó saliva, sintiendo la garganta seca como papel. – Lo siento, ha sido una semana lenta. He intentado más de lo que he podido. La gente no... – intentó explicar, pero el golpe vino antes de que pudiera terminar la frase. Un puño cerrado, duro como una roca, le impactó en la cara derribándolo contra la cama desvencijada. Sintió el sabor metálico en la boca, la sangre comenzando a brotar. Ya no podía escapar. Antes de que pudiera reaccionar, las manos del jefe se cerraron alrededor de su cuello como una cadena implacable. Nathan pataleó, se retorció tratando de agarrar las muñecas que lo aprisionaban, pero la presión superaba por mucho la escasa fuerza de su cuerpo. – Si no sirves como puta, no sirves para nada. El aire dejó de entrar y los bordes de su visión comenzaron a oscurecerse. Cada segundo era una eternidad. Los latidos de su corazón martillaban en sus oídos mientras la fuerza del hombre lo aplastaba contra la cama. En algún punto dejó de luchar. Sus extremidades colgaban débilmente y su garganta ardía, incapaz de sacar sonido alguno. Los ojos se llenaron de lágrimas, no solo de dolor, sino de impotencia. ¿Así era como todo terminaba? Después de tanto luchar, resistir, sufrir... ¿Ni siquiera una luz al final del túnel? El mundo comenzó a desvanecerse. Los bordes de su conciencia eran oscuros, distantes, el sonido amortiguado, pero, dentro de sí, en lo más profundo de su ser, algo rugió, algo primitivo y furioso, algo que se negaba a ceder, un instinto de supervivencia puro, visceral. Y entonces ocurrió. Sin entender cómo ni por qué, una ola de energía se liberó de su cuerpo. No la sintió, no la controló, simplemente explotó fuera de él. La habitación vibró y el jefe fue lanzado violentamente hacia el otro lado, como si una fuerza invisible lo hubiera empujado con furia. El hombre impactó contra la pared con un estruendo aterrador, y el yeso y las vigas de madera estallaron en fragmentos, cayendo como una tormenta. Nathan quedó tendido en el lecho, afanándose por respirar. El oxígeno volvió a inundar sus pulmones como un golpe inesperado, revitalizando su cuerpo, aunque su mente estaba desorientada, perdida en el caos. Todo a su alrededor estaba roto, la cama destruida, las paredes con grietas. Su cuerpo temblaba, pero la amenaza había desaparecido. El boss yacía inconsciente en el otro lado de la habitación entre polvo y escombros. Nathan jadeaba, sus ojos aún abiertos, aunque la consciencia empezaba a resbalar de nuevo. Su corazón latía desbocado, el cuerpo exhausto por el esfuerzo mental que acababa de realizar sin siquiera comprender cómo. Mientras se hundía en la oscuridad del inconsciente, la única certeza que lo acompañaba era que algo en su interior había cambiado para siempre; esa sería la última vez que subyugaría su voluntad bajo la de alguien más.
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  • ㅤㅤㅤㅤ 𝟐𝟕𝟑 𝐃𝐀𝐘𝐒 𝐒𝐈𝐍𝐂𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐍𝐃 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃
    ㅤㅤㅤㅤㅤ───── Sᴛᴀʀᴛᴇʀ II para Kate Blake
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⤿ "𝐧o s𝐨y d𝐞m𝐚s𝐢a𝐝o l𝐢s𝐭o
    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤy a v𝐞c𝐞s h𝐚g𝐨 𝐜o𝐬a𝐬 𝐞s𝐭ú𝐩i𝐝a𝐬"


    ㅤㅤㅤㅤㅤDesde la pérdida de aquella residencia el invierno se tornó mucho más duro para el grupo de Atlanta. Las esperanzas de encontrar algo duradero eran cada vez más utópicas y solo podían ir de una casa a otra esperando poder dormir al menos un par de horas. No se quedaban mas de dos o tres dias en una localización y, aunque Rick regia el grupo con mano de hierro, lo cierto es que todos consiguieron superar el invierno con éxito.

    Pero no todo era negativo, el grupo se fue volviendo cada vez más y más fuerte: Carol se convirtió en una excelente tiradora animada por Kate, quien pasó bastante horas entrenándola. Beth parecía haber perdido el miedo a sobrevivir. Maggie y Glenn eran dos miembros imprescindibles para la supervivencia del grupo y es que eran los primeros en ofrecerse a buscar gasolina, agua, comida, en las expediciones… Carl, el chico, había crecido considerablemente aquel invierno y costaba verle como un niño de doce años. El embarazo de Lori avanzaba con naturalidad y perspectivas positivas. Rick seguía taciturno, callado y solo hablaba lo imprescindible…

    En cuanto a Kate y Daryl… Su relacion había crecido mucho más de lo que el propio Daryl hubiera esperado. Se entendían sin palabras, solo con miradas. A veces ni siquiera eso… Actuaban por puro instinto. Si uno se movida, el otro lo hacia tambien para complementar la acción del otro. Era bastante agradable tener a Kate cerca, se sentía menos solo desde que la había conocido. Y es que a pesar de que el grupo de Atlanta se había convertido en su nueva familia de forma forzosa había sido durante aquel invierno que Daryl había empezado a apreciar la suerte que tenía.

    La llegada de la primavera trajo consigo una nueva esperanza para el grupo de Atlanta. Y es que Rick y Daryl encontraron ese lugar que Rick llevaba buscando todo el invierno: una prisión rodeada de bosque que fue bastante facil de limpiar de caminantes, al menos a priori… No sin ninguna baja, claro…

    Fueron semanas complejas… Pues aunque consiguieron limpiar uno de los pabellones, encontraron cinco refugiados que habían pasado casi un año encerrados en la cafetería de aquella prisión… Dos de ellos murieron aquel día, los otros terminaron por convertirse en aliados… pero el ultimo les jugó una mala pasada al grupo de Rick y a causa de esto Lori y T-Dog perdieron la vida. La parte buena es que Lori consiguió traer al mundo una bebé sana de la cual se hizo cargo Beth debido a que Rick no estaba pasando por su mejor momento.

    Y, como las desgracias no vienen solas, por supuesto encontraron nuevos enemigos. Esta vez representados en la figura de un tipo que se hacía llamar Gobernador y que lideraba un pueblo a unos veinte kilómetros de la prisión. Maggie y Glenn fueron secuestrados por quien luego Daryl descubriría que se trataba de su propio hermano, Merle…

    Y la revelación de que este seguía con vida sirvió para resquebrajar todos los cimientos de la personalidad que Daryl se había construido el ultimo año. Y es que en compañía de Merle, Daryl volvía a sentirse ese crio sumiso y asustado que no valía nada sin su hermano. Además, sentía que debía ponerse de su lado debido a lo rapido que había abandonado su búsqueda en Atlanta al saber que había huido de aquella azotea donde Rick lo abandonó.

    La situación era bastante tensa, si bien habían conseguido rescatar a Maggie y Glenn con éxito y Daryl y Merle habían conseguido escapar a duras penas de aquel espantoso show de combate entre hermanos que el Gobernador había montado, lo cierto era que ninguno de los miembros del grupo de Rick tenía intención de compartir su espacio con Merle… Y, estaba claro, Merle no podría regresar al lado del Gobernador pueste lo consideraba un traidor… Asi pues… Daryl decidió dejarlo todo atrás… Casi ni se atrevió a mirar a Kate a la cara porque tuvo miedo de ver la decepción en su rostro al verle marchar. Lo único que Daryl le dijo fue…

    -No puedo abandonarlo otra vez, Kate… -cambiaba su peso de un pie a otro, como si realmente se sintiera incomodo con la decisión que estaba tomando y supiera que se arrepentiría tarde o temprano- Cuida de ellos por mi… -pudo decir, sin atreverse a dedicarle mayor gesto de cariño que no fuera recolocar un mechón de cabello detrás de su oreja, por miedo a que ella lo rechazase. Y, sin más, y con Merle apremiándolo para irse, Daryl abandonó a la que había sido su familia durante el ultimo año. Aunque una parte de su fuero interno le decía que se arrepentiría demasiado pronto de aquella estúpida decisión.


    #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Starter #TheWalkingDead #NuevoStarter

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ[psd. pjmxu on DeviantArt]
    ㅤㅤㅤㅤ 𝟐𝟕𝟑 𝐃𝐀𝐘𝐒 𝐒𝐈𝐍𝐂𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐍𝐃 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃 ㅤㅤㅤㅤㅤ───── Sᴛᴀʀᴛᴇʀ II para [KateBlake] ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ⤿ "𝐧o s𝐨y d𝐞m𝐚s𝐢a𝐝o l𝐢s𝐭o ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤy a v𝐞c𝐞s h𝐚g𝐨 𝐜o𝐬a𝐬 𝐞s𝐭ú𝐩i𝐝a𝐬" ㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤDesde la pérdida de aquella residencia el invierno se tornó mucho más duro para el grupo de Atlanta. Las esperanzas de encontrar algo duradero eran cada vez más utópicas y solo podían ir de una casa a otra esperando poder dormir al menos un par de horas. No se quedaban mas de dos o tres dias en una localización y, aunque Rick regia el grupo con mano de hierro, lo cierto es que todos consiguieron superar el invierno con éxito. Pero no todo era negativo, el grupo se fue volviendo cada vez más y más fuerte: Carol se convirtió en una excelente tiradora animada por Kate, quien pasó bastante horas entrenándola. Beth parecía haber perdido el miedo a sobrevivir. Maggie y Glenn eran dos miembros imprescindibles para la supervivencia del grupo y es que eran los primeros en ofrecerse a buscar gasolina, agua, comida, en las expediciones… Carl, el chico, había crecido considerablemente aquel invierno y costaba verle como un niño de doce años. El embarazo de Lori avanzaba con naturalidad y perspectivas positivas. Rick seguía taciturno, callado y solo hablaba lo imprescindible… En cuanto a Kate y Daryl… Su relacion había crecido mucho más de lo que el propio Daryl hubiera esperado. Se entendían sin palabras, solo con miradas. A veces ni siquiera eso… Actuaban por puro instinto. Si uno se movida, el otro lo hacia tambien para complementar la acción del otro. Era bastante agradable tener a Kate cerca, se sentía menos solo desde que la había conocido. Y es que a pesar de que el grupo de Atlanta se había convertido en su nueva familia de forma forzosa había sido durante aquel invierno que Daryl había empezado a apreciar la suerte que tenía. La llegada de la primavera trajo consigo una nueva esperanza para el grupo de Atlanta. Y es que Rick y Daryl encontraron ese lugar que Rick llevaba buscando todo el invierno: una prisión rodeada de bosque que fue bastante facil de limpiar de caminantes, al menos a priori… No sin ninguna baja, claro… Fueron semanas complejas… Pues aunque consiguieron limpiar uno de los pabellones, encontraron cinco refugiados que habían pasado casi un año encerrados en la cafetería de aquella prisión… Dos de ellos murieron aquel día, los otros terminaron por convertirse en aliados… pero el ultimo les jugó una mala pasada al grupo de Rick y a causa de esto Lori y T-Dog perdieron la vida. La parte buena es que Lori consiguió traer al mundo una bebé sana de la cual se hizo cargo Beth debido a que Rick no estaba pasando por su mejor momento. Y, como las desgracias no vienen solas, por supuesto encontraron nuevos enemigos. Esta vez representados en la figura de un tipo que se hacía llamar Gobernador y que lideraba un pueblo a unos veinte kilómetros de la prisión. Maggie y Glenn fueron secuestrados por quien luego Daryl descubriría que se trataba de su propio hermano, Merle… Y la revelación de que este seguía con vida sirvió para resquebrajar todos los cimientos de la personalidad que Daryl se había construido el ultimo año. Y es que en compañía de Merle, Daryl volvía a sentirse ese crio sumiso y asustado que no valía nada sin su hermano. Además, sentía que debía ponerse de su lado debido a lo rapido que había abandonado su búsqueda en Atlanta al saber que había huido de aquella azotea donde Rick lo abandonó. La situación era bastante tensa, si bien habían conseguido rescatar a Maggie y Glenn con éxito y Daryl y Merle habían conseguido escapar a duras penas de aquel espantoso show de combate entre hermanos que el Gobernador había montado, lo cierto era que ninguno de los miembros del grupo de Rick tenía intención de compartir su espacio con Merle… Y, estaba claro, Merle no podría regresar al lado del Gobernador pueste lo consideraba un traidor… Asi pues… Daryl decidió dejarlo todo atrás… Casi ni se atrevió a mirar a Kate a la cara porque tuvo miedo de ver la decepción en su rostro al verle marchar. Lo único que Daryl le dijo fue… -No puedo abandonarlo otra vez, Kate… -cambiaba su peso de un pie a otro, como si realmente se sintiera incomodo con la decisión que estaba tomando y supiera que se arrepentiría tarde o temprano- Cuida de ellos por mi… -pudo decir, sin atreverse a dedicarle mayor gesto de cariño que no fuera recolocar un mechón de cabello detrás de su oreja, por miedo a que ella lo rechazase. Y, sin más, y con Merle apremiándolo para irse, Daryl abandonó a la que había sido su familia durante el ultimo año. Aunque una parte de su fuero interno le decía que se arrepentiría demasiado pronto de aquella estúpida decisión. #Personajes3D #3D #Comunidad3D #Starter #TheWalkingDead #NuevoStarter ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ[psd. pjmxu on DeviantArt]
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  • ❝ ──── Aquél día que fuí capturado por el gobierno y pude lograr escapar de aquel infierno donde la locura y la supervivencia eran inevitables. La carnicería en estado puro, los gritos, lamentos y agonía de aquellos que no lograron ver la luz y fueron torturados hasta la muerte. Tuve que matar a los responsables para huir y solo me queda algo por decir : ❞ ────

    ❝ 𝐄𝐋 𝐈𝐍𝐅𝐈𝐄𝐑𝐍𝐎 𝐄𝐒𝐓𝐀 𝐕𝐀𝐂Í𝐎. 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍𝐈𝐎𝐒 𝐄𝐒𝐓Á𝐍 𝐀𝐐𝐔Í. ❞ ──── 𝚆𝚒𝚜𝚌𝚘𝚗𝚜𝚒𝚗 — 𝚄𝚂𝙰 (𝟏𝟗𝟖𝟐)
    ❝ ──── Aquél día que fuí capturado por el gobierno y pude lograr escapar de aquel infierno donde la locura y la supervivencia eran inevitables. La carnicería en estado puro, los gritos, lamentos y agonía de aquellos que no lograron ver la luz y fueron torturados hasta la muerte. Tuve que matar a los responsables para huir y solo me queda algo por decir : ❞ ──── ❝ 𝐄𝐋 𝐈𝐍𝐅𝐈𝐄𝐑𝐍𝐎 𝐄𝐒𝐓𝐀 𝐕𝐀𝐂Í𝐎. 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐄𝐌𝐎𝐍𝐈𝐎𝐒 𝐄𝐒𝐓Á𝐍 𝐀𝐐𝐔Í. ❞ ──── 𝚆𝚒𝚜𝚌𝚘𝚗𝚜𝚒𝚗 — 𝚄𝚂𝙰 (𝟏𝟗𝟖𝟐)
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  • Texto no apto para gente aprensiva.

    Analepsis. "Historias de su pasado".

    𝓥𝓮𝓷𝓰𝓪𝓷𝔃𝓪 ( 𝓟𝓪𝓻𝓽𝓮 2 )

    Se había vengado... ¿Por qué entonces se sentía tan vacío?

    Habían muerto... Toda su familia humana habían muerto. Aquellos que le dieron un nombre, enseñado hablar y a ser invisible. Aquellos que les había enseñado que era amar. 

    No paraba de llover. Kazuo, transformado después de tantos años en un imponente zorro de dos colas, corría de forma frenética, zigzagueando entre los árboles del bosque, como si fuera una sombra entre estos. Su poder explotaba en una maraña salvaje, incontrolable y voraz.

    Podía olerlos... Podía oler a los culpables de aquel acto atroz, de aquel asesinato a sangre fría, sin compasión y brutal. No estaban lejos, su hedor cada vez más intenso, mezclado con la sangre de sus padres y sus hermanos. Sentía como le ardían los pulmones, como estos amenazaban por salir de su boca en un estallido. Pero no podía parar, estaba tan cerca de alcanzarlos que casi podía sentir la anticipación del crujir de sus huesos en su mandíbula.

    El cuerpo del zorro se movía solo. Su mente en modo automático, conectado con el botón de destruir activado. Oteando el horizonte, allí estaban, cuatro jinetes a caballo desbocado, riendo y hablando como si no acabarán de arrebatarles la vida a una familia entera, a su familia. La impotencia era desmedida, tan dolorosa que por unos instantes hubiese preferido la muerte al dolor que estaba experimentando. 

    Con cada zancada a cuatro patas, Kazuo comienza a acercarse peligrosamente, hasta que finalmente en un impulso la enorme criatura se alzaba por encima de estos, agarrando una de las cabezas de los jinetes entre sus fauces, arrancándosela de cuajo con una facilidad pasmosa. 

    El zorro aterrizaba frente a ellos, aun con la cabeza chorreante entre sus dientes, una imagen visceral, solo a la altura de la más tenebrosa de las pesadillas. Estaba nublado por la rabia, un sentimiento que descubrió ese mismo día, ya que ciento de años atrás no tenía consciencia de sus sentimientos, simplemente el de la pura supervivencia. Todos estos cambiaría después de conocer a su familia, ahora muerta, con sus cuerpos aún calientes en lo que era su hogar. 

    Kazuo daba un latigazo con su cuello, arrojando la cabeza del jinete frente a los otros que frenaban en seco sus caballos. El zorro rugía, un gutural sonido que emanaba de su pecho, ahora tintando por el líquido carmesí, ensuciando su pelaje blanco y puro como el color de la luna. Este hacía retroceder sus orejas hacia atrás, apretando sus colmillos mientras todo su gesto se tensaba en una amenaza, sintiendo el sabor metálico de la sangre ajena en su boca.

    Agazapado, listo para abalanzarse, este comienza a acercarse, lentamente, acechando a sus presas que comenzaban a jadear presas del pánico. Estos no sabían las razones por las que el demonio arremetía contra ellos, pero mientras estos murieran, el Yokai no necesitaba nada más. En un abrir y cerrar de ojos, como si de un espectro se tratase, el zorro se abalanzaba sobre otro de los jinetes, haciéndole caer a él y su caballo al suelo. Mientras el equino se ponía en pie y se marchaba, dejaba al descubierto la sanguinaria escena, mientras el asesino gritaba con desesperación, Kazuo mordía su estómago con saña, desperdigando sus tripas por la tierra, llenando esta de sus vísceras y su sangre. Había sido una muerte agónica, tortuosa, solo el primero de los jinetes que habían muerto había tenido la suerte de tener una muerte limpia y rápida. ¿El resto?; estos iban a sufrir, primero con el miedo, el miedo certero de la llegada de su muerte, y más tarde la consecuencia de esta con un dolor y sufrimiento cruel y despiadado.

    Mientras el zorro se volteaba, los otros dos hombres restantes había cardado sus arcos, y sin que este pudiera evitarlo, sentía los punzantes filos de hierro atravesar su carne. Las pupilas del zorro se dilataban y sin proliferar el más mínimo aullido de dolor, unas llamas azules envuelven su cuerpo, haciendo consumir las fechas, reduciéndolas a cenizas que la misma brisa del viento se llevaba. 

    El zorro dirigía su mirada a uno de los atacantes, dejando que sus ojos penetraran en los del contrario. Este comenzaba a gritar, comenzaba a tocarse todo su cuerpo, arañar su carne con desesperación. Ampollas empezaban a adornar su piel, explotando, dejando escapar vapor con cada implosión. Le estaba quemando desde dentro, dejaba que una furiosa llama purificase su interior de dentro hacia afuera hasta que este explota en una llamarada, cayendo del caballo y retorciéndose en el suelo de dolor, arrastrándose por el suelo como la escoria que era. En algún momento este dejaba de gritar, y cuando esto ocurre Kazuo miraba al que quedaba, aparentemente el cabecilla del grupo.

    El asesino de su familia, temeroso, había emprendido una carrera frenética para intentar escapar. El zorro, con tranquilidad inquietante y pétrea, se desvanece entre llamas, desplazándose como si de un espectro se tratase. Finalmente, la figura de un joven de cabellos color plata se plantaba frente al jinete. Este, con sus cabellos plateados cayendo de sus hombros hasta su cintura, con dos puntiagudas orejas en lo alto de su cabeza y dos colas que oscilaban de un lado para el otro, ardoradas de llamas color zafiro, tan brillantes como sus ojos. La imponente presencia del zorro hacía que el caballo se alzase de sus patas delanteras, tirando al aquel temeroso hombre de su montura. Kazuo se aproxima con tanta calma que daba aún más miedo que en su forma más primitiva. Este se agacha a la altura del asesino, mirándolo a los ojos con una frialdad que casi se podían saborear.

    En un rápido movimiento toma al contrario del cuello, haciendo que se levante del suelo para después alzarlo con una sola mano por encima de su cabeza, clavando sus garras en el cuello de este. La mirada del zorro era vacía y distante, como el eco de una piedra cayendo en el fondo de un pozo. 

    - Ojo por ojo.-

    Aquella era una expresión tan humana. En el pasado no le encontraba sentido. No hasta ese momento. Mientras aquel hombre luchaba por respirar, la mano libre del zorro se posicionaba a la altura del corazón de la escoria que sostenía en el aire. Sus músculos tensos por el esfuerzo de la elevación, marchándose todos y cana unos de estos. Poco a poco sus garras penetraban su carne, abriéndose paso con la facilidad con la que los pies entraban al barro. 

    Este gritaba, gritaba tanto que el zorro incluso lo estaba disfrutando. Continuaba su perforación hasta que en un golpe seco toda la longitud de su mano se introducía en su pecho. Los ojos vidriosos de aquel hombre se clavaban en los fríos e inexpresivos del zorro. Este dejaba de patalear en el momento justo que Kazuo extrae su corazón, aún palpitante entre sus alargados dedos. Este deja caer el cuerpo inerte del cabecilla de los asesinos de su familia, como si fuera un muñeco de trapo, profiriendo un chasquido seco al contacto con el suelo. Instantes más tarde, mientras Kazuo seguía mirándolo, aprieta su puño, estrujando el corazón aún humeante con sus garras, transformando este en un amasijo de carne deshecha.

    Finalizada su venganza, se mira las manos, llena de la sangre de sus enemigos. Sentía el juicio de Inari sobre sus hombros, y sabía que necesitaría siglos de redención por sus actos. Después de hacer aquello esperaba sentir paz, su familia había sido vengada con creces, a costa del sufrimiento de sus asesinos. Pero el zorro no se sentía mejor, no encontraba consuelo en esas muertes. Lo único que veía era un animal que había perdido el control de sus actos, un ser que se había dejado llevar por la oscuridad de su corazón.

    La lluvia intentaba llevarse el rastro de lo acontecido, más era imposible borrar nada de aquella escena. Kazuo miraba al cielo, dejando que el agua se llevase la sangre de su cuerpo, que la frialdad de esta apagase su rabia y su fuego.

    ⚠️ Texto no apto para gente aprensiva.⚠️ Analepsis. "Historias de su pasado". 𝓥𝓮𝓷𝓰𝓪𝓷𝔃𝓪 ( 𝓟𝓪𝓻𝓽𝓮 2 ) Se había vengado... ¿Por qué entonces se sentía tan vacío? Habían muerto... Toda su familia humana habían muerto. Aquellos que le dieron un nombre, enseñado hablar y a ser invisible. Aquellos que les había enseñado que era amar.  No paraba de llover. Kazuo, transformado después de tantos años en un imponente zorro de dos colas, corría de forma frenética, zigzagueando entre los árboles del bosque, como si fuera una sombra entre estos. Su poder explotaba en una maraña salvaje, incontrolable y voraz. Podía olerlos... Podía oler a los culpables de aquel acto atroz, de aquel asesinato a sangre fría, sin compasión y brutal. No estaban lejos, su hedor cada vez más intenso, mezclado con la sangre de sus padres y sus hermanos. Sentía como le ardían los pulmones, como estos amenazaban por salir de su boca en un estallido. Pero no podía parar, estaba tan cerca de alcanzarlos que casi podía sentir la anticipación del crujir de sus huesos en su mandíbula. El cuerpo del zorro se movía solo. Su mente en modo automático, conectado con el botón de destruir activado. Oteando el horizonte, allí estaban, cuatro jinetes a caballo desbocado, riendo y hablando como si no acabarán de arrebatarles la vida a una familia entera, a su familia. La impotencia era desmedida, tan dolorosa que por unos instantes hubiese preferido la muerte al dolor que estaba experimentando.  Con cada zancada a cuatro patas, Kazuo comienza a acercarse peligrosamente, hasta que finalmente en un impulso la enorme criatura se alzaba por encima de estos, agarrando una de las cabezas de los jinetes entre sus fauces, arrancándosela de cuajo con una facilidad pasmosa.  El zorro aterrizaba frente a ellos, aun con la cabeza chorreante entre sus dientes, una imagen visceral, solo a la altura de la más tenebrosa de las pesadillas. Estaba nublado por la rabia, un sentimiento que descubrió ese mismo día, ya que ciento de años atrás no tenía consciencia de sus sentimientos, simplemente el de la pura supervivencia. Todos estos cambiaría después de conocer a su familia, ahora muerta, con sus cuerpos aún calientes en lo que era su hogar.  Kazuo daba un latigazo con su cuello, arrojando la cabeza del jinete frente a los otros que frenaban en seco sus caballos. El zorro rugía, un gutural sonido que emanaba de su pecho, ahora tintando por el líquido carmesí, ensuciando su pelaje blanco y puro como el color de la luna. Este hacía retroceder sus orejas hacia atrás, apretando sus colmillos mientras todo su gesto se tensaba en una amenaza, sintiendo el sabor metálico de la sangre ajena en su boca. Agazapado, listo para abalanzarse, este comienza a acercarse, lentamente, acechando a sus presas que comenzaban a jadear presas del pánico. Estos no sabían las razones por las que el demonio arremetía contra ellos, pero mientras estos murieran, el Yokai no necesitaba nada más. En un abrir y cerrar de ojos, como si de un espectro se tratase, el zorro se abalanzaba sobre otro de los jinetes, haciéndole caer a él y su caballo al suelo. Mientras el equino se ponía en pie y se marchaba, dejaba al descubierto la sanguinaria escena, mientras el asesino gritaba con desesperación, Kazuo mordía su estómago con saña, desperdigando sus tripas por la tierra, llenando esta de sus vísceras y su sangre. Había sido una muerte agónica, tortuosa, solo el primero de los jinetes que habían muerto había tenido la suerte de tener una muerte limpia y rápida. ¿El resto?; estos iban a sufrir, primero con el miedo, el miedo certero de la llegada de su muerte, y más tarde la consecuencia de esta con un dolor y sufrimiento cruel y despiadado. Mientras el zorro se volteaba, los otros dos hombres restantes había cardado sus arcos, y sin que este pudiera evitarlo, sentía los punzantes filos de hierro atravesar su carne. Las pupilas del zorro se dilataban y sin proliferar el más mínimo aullido de dolor, unas llamas azules envuelven su cuerpo, haciendo consumir las fechas, reduciéndolas a cenizas que la misma brisa del viento se llevaba.  El zorro dirigía su mirada a uno de los atacantes, dejando que sus ojos penetraran en los del contrario. Este comenzaba a gritar, comenzaba a tocarse todo su cuerpo, arañar su carne con desesperación. Ampollas empezaban a adornar su piel, explotando, dejando escapar vapor con cada implosión. Le estaba quemando desde dentro, dejaba que una furiosa llama purificase su interior de dentro hacia afuera hasta que este explota en una llamarada, cayendo del caballo y retorciéndose en el suelo de dolor, arrastrándose por el suelo como la escoria que era. En algún momento este dejaba de gritar, y cuando esto ocurre Kazuo miraba al que quedaba, aparentemente el cabecilla del grupo. El asesino de su familia, temeroso, había emprendido una carrera frenética para intentar escapar. El zorro, con tranquilidad inquietante y pétrea, se desvanece entre llamas, desplazándose como si de un espectro se tratase. Finalmente, la figura de un joven de cabellos color plata se plantaba frente al jinete. Este, con sus cabellos plateados cayendo de sus hombros hasta su cintura, con dos puntiagudas orejas en lo alto de su cabeza y dos colas que oscilaban de un lado para el otro, ardoradas de llamas color zafiro, tan brillantes como sus ojos. La imponente presencia del zorro hacía que el caballo se alzase de sus patas delanteras, tirando al aquel temeroso hombre de su montura. Kazuo se aproxima con tanta calma que daba aún más miedo que en su forma más primitiva. Este se agacha a la altura del asesino, mirándolo a los ojos con una frialdad que casi se podían saborear. En un rápido movimiento toma al contrario del cuello, haciendo que se levante del suelo para después alzarlo con una sola mano por encima de su cabeza, clavando sus garras en el cuello de este. La mirada del zorro era vacía y distante, como el eco de una piedra cayendo en el fondo de un pozo.  - Ojo por ojo.- Aquella era una expresión tan humana. En el pasado no le encontraba sentido. No hasta ese momento. Mientras aquel hombre luchaba por respirar, la mano libre del zorro se posicionaba a la altura del corazón de la escoria que sostenía en el aire. Sus músculos tensos por el esfuerzo de la elevación, marchándose todos y cana unos de estos. Poco a poco sus garras penetraban su carne, abriéndose paso con la facilidad con la que los pies entraban al barro.  Este gritaba, gritaba tanto que el zorro incluso lo estaba disfrutando. Continuaba su perforación hasta que en un golpe seco toda la longitud de su mano se introducía en su pecho. Los ojos vidriosos de aquel hombre se clavaban en los fríos e inexpresivos del zorro. Este dejaba de patalear en el momento justo que Kazuo extrae su corazón, aún palpitante entre sus alargados dedos. Este deja caer el cuerpo inerte del cabecilla de los asesinos de su familia, como si fuera un muñeco de trapo, profiriendo un chasquido seco al contacto con el suelo. Instantes más tarde, mientras Kazuo seguía mirándolo, aprieta su puño, estrujando el corazón aún humeante con sus garras, transformando este en un amasijo de carne deshecha. Finalizada su venganza, se mira las manos, llena de la sangre de sus enemigos. Sentía el juicio de Inari sobre sus hombros, y sabía que necesitaría siglos de redención por sus actos. Después de hacer aquello esperaba sentir paz, su familia había sido vengada con creces, a costa del sufrimiento de sus asesinos. Pero el zorro no se sentía mejor, no encontraba consuelo en esas muertes. Lo único que veía era un animal que había perdido el control de sus actos, un ser que se había dejado llevar por la oscuridad de su corazón. La lluvia intentaba llevarse el rastro de lo acontecido, más era imposible borrar nada de aquella escena. Kazuo miraba al cielo, dejando que el agua se llevase la sangre de su cuerpo, que la frialdad de esta apagase su rabia y su fuego.
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  • Recuerdo las canciones que me enseñastes, las lecciones de supervivencia, el entranmiento fisico y mental que me sometiste.

    Las veces que me protegiste como tu dicipulo.

    Recuerdo las veces que huimos de organizaciones, familias y poderes de los lugares que visitamos.

    Como robamos oportunidades de otros por nuestro cultivo.

    "Maestra perdoname, pero nunca crei en tu amable sonrisa..."

    "Maestra, tengo miedo..."

    "Miedo de que me traiciones como mis anteriores maestros..."

    "Maestra... no me sonrias con cariño mientras mi espada te atraviesa..."

    "Perdoname..."
    Recuerdo las canciones que me enseñastes, las lecciones de supervivencia, el entranmiento fisico y mental que me sometiste. Las veces que me protegiste como tu dicipulo. Recuerdo las veces que huimos de organizaciones, familias y poderes de los lugares que visitamos. Como robamos oportunidades de otros por nuestro cultivo. "Maestra perdoname, pero nunca crei en tu amable sonrisa..." "Maestra, tengo miedo..." "Miedo de que me traiciones como mis anteriores maestros..." "Maestra... no me sonrias con cariño mientras mi espada te atraviesa..." "Perdoname..."
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  • "Milagro". Esa es la palabra que más ha escuchado en los últimos meses. Un hombre sobrevive a un incendio en su departamento y logra salir con solo unas cuantas marcas. Los noticieros, los médicos e internet están llenos de historias sobre su supervivencia "milagrosa". Casi todo el mundo relata su historia como una fantasía, engrandeciendo el hecho de que sobrevivió con tan solo algunas cicatrices.

    Pero ninguno de ellos lo vivió desde la perspectiva de Hansel... Quien quería morirse. Para él, todo era un recordatorio terco e insistente de que podía ser incendiado y sanado cuántas veces hicieran falta, ya que "él" se encargaría de dejarlo en forma para que pudiera cumplir su "glorioso propósito".

    Para Hansel fue un infierno. Noches enteras bajo el ataque de un espíritu helado que buscaba provocarle hipotermia, el dolor de las quemaduras que ardían como el mismísimo infierno y la falta de visión por las vendas y cremas dérmicas en sus párpados. Eso, además de su más reciente encuentro con "él", que trajo una nueva cuestión a su tormentosa existencia: ¿Soy diferente a un juguete? Podrían arrancarle un brazo y "él" se lo volvería a cocer.

    ...

    El suelo quemado, paredes agrietadas y algo de polvo. Parece que le hicieron el favor de no tocar absolutamente nada de su departamento, el cual permanecía igual de vacío y deprimente aunque fuera un desastre. Hansel yace parado en el arco de la puerta, con la mirada perdida en un punto incierto del espacio. —... Debería estar muerto. —Murmuró el joven Russo, con una voz que fue tragada por el inquietante silencio del sucio departamento.

    Pronto fue Hansel al que se trago el silencio, o mejor dicho; Hansel se dejó tragar por el departamento, cerró lentamente la puerta detrás de sí y desapareció.
    "Milagro". Esa es la palabra que más ha escuchado en los últimos meses. Un hombre sobrevive a un incendio en su departamento y logra salir con solo unas cuantas marcas. Los noticieros, los médicos e internet están llenos de historias sobre su supervivencia "milagrosa". Casi todo el mundo relata su historia como una fantasía, engrandeciendo el hecho de que sobrevivió con tan solo algunas cicatrices. Pero ninguno de ellos lo vivió desde la perspectiva de Hansel... Quien quería morirse. Para él, todo era un recordatorio terco e insistente de que podía ser incendiado y sanado cuántas veces hicieran falta, ya que "él" se encargaría de dejarlo en forma para que pudiera cumplir su "glorioso propósito". Para Hansel fue un infierno. Noches enteras bajo el ataque de un espíritu helado que buscaba provocarle hipotermia, el dolor de las quemaduras que ardían como el mismísimo infierno y la falta de visión por las vendas y cremas dérmicas en sus párpados. Eso, además de su más reciente encuentro con "él", que trajo una nueva cuestión a su tormentosa existencia: ¿Soy diferente a un juguete? Podrían arrancarle un brazo y "él" se lo volvería a cocer. ... El suelo quemado, paredes agrietadas y algo de polvo. Parece que le hicieron el favor de no tocar absolutamente nada de su departamento, el cual permanecía igual de vacío y deprimente aunque fuera un desastre. Hansel yace parado en el arco de la puerta, con la mirada perdida en un punto incierto del espacio. —... Debería estar muerto. —Murmuró el joven Russo, con una voz que fue tragada por el inquietante silencio del sucio departamento. Pronto fue Hansel al que se trago el silencio, o mejor dicho; Hansel se dejó tragar por el departamento, cerró lentamente la puerta detrás de sí y desapareció.
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  • все лгут

    Y claro que lo hacen, es un método de supervivencia.
    все лгут Y claro que lo hacen, es un método de supervivencia.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Heinrich Rosenberg

    Antaño un humano, su vida cambió para siempre la noche en que fue mordido y convertido en vampiro. Su odio hacia los vampiros por su nueva existencia lo llevó a prometerse a sí mismo que nunca causaría daño a los humanos. Por ello, nunca ha bebido sangre humana, eligiendo abstenerse de lo que muchos consideran esencial para su supervivencia.
    🦇 Heinrich Rosenberg 🦇 Antaño un humano, su vida cambió para siempre la noche en que fue mordido y convertido en vampiro. Su odio hacia los vampiros por su nueva existencia lo llevó a prometerse a sí mismo que nunca causaría daño a los humanos. Por ello, nunca ha bebido sangre humana, eligiendo abstenerse de lo que muchos consideran esencial para su supervivencia.
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  • La vida es una mierda en muchos sentidos, pero uno de los actos que más disfruta siempre sera comer. Ya puede ser comida dulce, salada o algo ácida. Simplemente lo disfruta ¿Por que alguien no lo haría?, es un un acto de supervivencia que de paso es agradable.

    Aunque se ha vuelto más codicioso, primero con solo comer un pan con mermelada era feliz. Pero cada vez desea más, quiere que tal pan tenga mermelada y mantequilla, o algo de miel de maple, alguna fresa ¿Tendrá algo de malo?, los humanos son codiciosos por naturaleza ¿Que tendrá de malo corresponderlo?
    La vida es una mierda en muchos sentidos, pero uno de los actos que más disfruta siempre sera comer. Ya puede ser comida dulce, salada o algo ácida. Simplemente lo disfruta ¿Por que alguien no lo haría?, es un un acto de supervivencia que de paso es agradable. Aunque se ha vuelto más codicioso, primero con solo comer un pan con mermelada era feliz. Pero cada vez desea más, quiere que tal pan tenga mermelada y mantequilla, o algo de miel de maple, alguna fresa ¿Tendrá algo de malo?, los humanos son codiciosos por naturaleza ¿Que tendrá de malo corresponderlo?
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