• “Hay maldad… y luego está Rugal.”

    Terry caminaba solo por un callejón de South Town, donde las sombras parecían más largas cuando recordaba ciertos nombres. Se detuvo frente a una pared agrietada, la misma que años atrás había sido testigo de una emboscada que casi le cuesta la vida.

    *“Ese hombre no pelea por orgullo… ni por justicia. Él pelea por placer.”*

    Rugal no era como Geese, con su código retorcido y su fachada de control. Rugal era otra cosa:
    **frialdad envuelta en poder absoluto.**
    Un monstruo de elegancia brutal. Cada movimiento suyo parecía calculado no solo para derrotarte… sino para quebrarte.

    Terry tragó saliva al recordar la primera vez que lo enfrentó.
    La presión en el aire.
    La sensación de insignificancia.
    La certeza de que estaba peleando contra algo más allá de lo humano.

    *“Con él no hay honor. No hay gloria. Solo supervivencia.”*

    Recordó la mirada de Rugal —esos ojos vacíos, como si observara insectos arrastrándose.
    Recordó a los peleadores que no volvieron.
    Recordó el rugido de Omega Rugal y el olor del humo tras la explosión en la última batalla.

    *“No es un rival… es un aviso de lo que pasa cuando el poder pierde el alma.”*

    Terry ajustó su gorra y siguió caminando.
    Sabía que si Rugal alguna vez regresaba del infierno…
    **él estaría listo para mandarlo de vuelta.**


    https://youtu.be/iwUSeNGAwxI?si=C5RdbMOKsSZY2rPV
    “Hay maldad… y luego está Rugal.” Terry caminaba solo por un callejón de South Town, donde las sombras parecían más largas cuando recordaba ciertos nombres. Se detuvo frente a una pared agrietada, la misma que años atrás había sido testigo de una emboscada que casi le cuesta la vida. *“Ese hombre no pelea por orgullo… ni por justicia. Él pelea por placer.”* Rugal no era como Geese, con su código retorcido y su fachada de control. Rugal era otra cosa: **frialdad envuelta en poder absoluto.** Un monstruo de elegancia brutal. Cada movimiento suyo parecía calculado no solo para derrotarte… sino para quebrarte. Terry tragó saliva al recordar la primera vez que lo enfrentó. La presión en el aire. La sensación de insignificancia. La certeza de que estaba peleando contra algo más allá de lo humano. *“Con él no hay honor. No hay gloria. Solo supervivencia.”* Recordó la mirada de Rugal —esos ojos vacíos, como si observara insectos arrastrándose. Recordó a los peleadores que no volvieron. Recordó el rugido de Omega Rugal y el olor del humo tras la explosión en la última batalla. *“No es un rival… es un aviso de lo que pasa cuando el poder pierde el alma.”* Terry ajustó su gorra y siguió caminando. Sabía que si Rugal alguna vez regresaba del infierno… **él estaría listo para mandarlo de vuelta.** https://youtu.be/iwUSeNGAwxI?si=C5RdbMOKsSZY2rPV
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Me agradan estas perspectivas de la Infantería Móvil... 🏻🏻
    Adaptar a Shinn, Elios y Adam para que sean soldados que luchan contra EBE (Entidades Biológicas Extraterrestres) por la supervivencia en el universo de la humanidad... 🏻🏻
    Me agradan estas perspectivas de la Infantería Móvil... 🤩👍🏻👌🏻😁 Adaptar a Shinn, Elios y Adam para que sean soldados que luchan contra EBE (Entidades Biológicas Extraterrestres) por la supervivencia en el universo de la humanidad... 🤩🤩🤩🤩😁👍🏻👌🏻
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  • Los Tennos pueden omitir las sensaciones habituales del fragor de una misión o una batalla por la supervivencia, facilita el control sobre el Warframe y evita el enloquecimiento en el tenno.

    Hay excepciones, aunque sus cuerpos y dueños originales hace mucho que dejaron este mundo, helminto tiende a mantener razgos, recuerdos, malos hábitos como quieran llamarlo, Chroma no es la excepción.

    No se deja gobernar por Tennos que ven a sus Warframes como un cuerpo que pueden reemplazar, al menos este Chroma, no cede su poder ni toda su fuerza si no compartimos "nervios", la ventaja, hay mejor reacción y casi a la velocidad del pensamiento, por lo que puede haber un mejor manejo del cuerpo de Warframe, sin embargo, como la piel, siento el dolor, las mordidas, los apuntalamientos, las balas, el gas tóxico , la corriente y todo que recibe Chroma, mi cuerpo de Tenno lo recibe.

    Claro que al ser un huérfano del vacío, puedo curarme, casi instantáneamente, sin embargo, así es el trato con este Chroma, sino cumplo mi parte, él no hará su parte, aunque tenga la opción de cambiar a Chroma por otro si ese defecto, entre comillas, cada Warframe merece su respeto, porque alguna vez fueron seres vivos y muchas veces no pidieron ser convertidos.
    Los Tennos pueden omitir las sensaciones habituales del fragor de una misión o una batalla por la supervivencia, facilita el control sobre el Warframe y evita el enloquecimiento en el tenno. Hay excepciones, aunque sus cuerpos y dueños originales hace mucho que dejaron este mundo, helminto tiende a mantener razgos, recuerdos, malos hábitos como quieran llamarlo, Chroma no es la excepción. No se deja gobernar por Tennos que ven a sus Warframes como un cuerpo que pueden reemplazar, al menos este Chroma, no cede su poder ni toda su fuerza si no compartimos "nervios", la ventaja, hay mejor reacción y casi a la velocidad del pensamiento, por lo que puede haber un mejor manejo del cuerpo de Warframe, sin embargo, como la piel, siento el dolor, las mordidas, los apuntalamientos, las balas, el gas tóxico , la corriente y todo que recibe Chroma, mi cuerpo de Tenno lo recibe. Claro que al ser un huérfano del vacío, puedo curarme, casi instantáneamente, sin embargo, así es el trato con este Chroma, sino cumplo mi parte, él no hará su parte, aunque tenga la opción de cambiar a Chroma por otro si ese defecto, entre comillas, cada Warframe merece su respeto, porque alguna vez fueron seres vivos y muchas veces no pidieron ser convertidos.
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  • — Desde jóvenes se nos enseñan las bases de supervivencia, la eterna obediencia de nuestros ancestros y las reglas.

    No saben cuan asqueado estoy de todo esto. Preferiría una vida normal, haciendo cosas normales, en vez de tener sangre en las manos. —

    Ryūnosuke a los 14 años.
    — Desde jóvenes se nos enseñan las bases de supervivencia, la eterna obediencia de nuestros ancestros y las reglas. No saben cuan asqueado estoy de todo esto. Preferiría una vida normal, haciendo cosas normales, en vez de tener sangre en las manos. — Ryūnosuke a los 14 años.
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  • Mark estaba sentado con el cuerpo relajado, pero la mente aún en marcha. En sus manos sostenía el libro que había estado leyendo en silencio por horas. La portada, gastada por el paso del tiempo, mostraba una imagen estilizada de un corredor de naves, su casco brillante bajo las estrellas del vacío con un arma capaz de destruir cualquier objetivo.

    El Viltrumita cerró el libro y lo dejó sobre la mesa de noche. Las palabras de aquella obra literaria resonaban en su mente, no podía dejar de pensar en que se estaba identificando fuertemente con el protagonista. La imagen del Space Racer volando entre planetas, evitando la muerte, parecía más anécdota suya que otra cosa.

    Suspiró con una exhalación que se sentía más como una descarga, como si estuviera liberando un poco de la tensión acumulada. Y ahí, en medio de la quietud de la habitación, vio la mochila al pie de la cama. Había libro dentro, lo sacó sin pensarlo tan solo como una distracción, pero al sostenerlo en las manos su expresión cambió levemente. Era un libro completamente diferente.

    ℙ𝕝𝕒𝕟𝕖𝕥𝕒 𝕤𝕒𝕝𝕧𝕒𝕛𝕖, 𝕓𝕖𝕤𝕥𝕚𝕒𝕤 𝕤𝕒𝕝𝕧𝕒𝕛𝕖𝕤.

    Mark abrió el libro, hojeando las primeras páginas con una lentitud casi mecánica. La portada mostraba criaturas monstruosas, bestias de otro mundo, luchando entre sí en paisajes desolados. Pero había algo más en este libro. Algo que no era simplemente una historia sobre supervivencia.

    —"𝑵𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒊𝒐́𝒏 𝒆𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒏𝒄𝒊𝒍𝒍𝒂: 𝒊𝒏𝒗𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒂𝒓 𝒆𝒍 𝒑𝒍𝒂𝒏𝒆𝒕𝒂 𝒉𝒐𝒔𝒕𝒊𝒍 𝒚 𝒓𝒆𝒑𝒐𝒓𝒕𝒂𝒓𝒏𝒐𝒔 𝒂𝒍 𝒄𝒆𝒏𝒕𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒂𝒍." —Leyó rápidamente. Luego pasó a otra página, más rápido esta vez.

    —"𝑳𝒐 𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐𝒕𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒇𝒖𝒆 𝒍𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒅𝒂𝒅. 𝑬𝒍 𝒑𝒍𝒂𝒏𝒆𝒕𝒂 𝒆𝒓𝒂 𝒕𝒂𝒏 𝒅𝒆𝒏𝒔𝒐 𝒚 𝒔𝒖 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒅𝒂𝒅 𝒕𝒂𝒏 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒑𝒆𝒏𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒅𝒊́𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒎𝒐𝒗𝒆𝒓𝒏𝒐𝒔. 𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒏𝒐 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒓𝒆𝒄𝒖𝒓𝒔𝒐𝒔 𝒖𝒕𝒊𝒍𝒆𝒔, 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒂𝒏̃𝒆𝒓𝒂 𝒚 𝒚𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒍𝒊𝒔𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝒄𝒂𝒔𝒂, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒍 𝒑𝒍𝒂𝒏𝒆𝒕𝒂 𝒕𝒆𝒏𝒊́𝒂 𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒑𝒍𝒂𝒏𝒆𝒔..." —Mark frunció el ceño, claramente algo lo puso nervioso.

    Había estado en planetas así. Donde el aire parecía pesar más que el metal. Donde el vuelo no era una opción, y cada paso era una batalla.

    —"𝑹𝒂𝒈𝒏𝒂𝒓𝒔. 𝑬𝒏 𝒖𝒏 𝒎𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒏𝒐𝒔 𝒗𝒊𝒎𝒐𝒔 𝒓𝒐𝒅𝒆𝒂𝒅𝒐𝒔. 𝑯𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒍𝒖𝒄𝒉𝒂𝒅𝒐 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒓𝒆𝒔 𝟏𝟎 𝒗𝒆𝒄𝒆𝒔 𝒎𝒂́𝒔 𝒈𝒓𝒂𝒏𝒅𝒆𝒔. 𝑷𝒆𝒓𝒐 𝒅𝒆𝒃𝒊𝒅𝒐 𝒂 𝒍𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒑𝒍𝒂𝒏𝒆𝒕𝒂 𝒍𝒐𝒔 𝑹𝒂𝒈𝒏𝒂𝒓𝒔 𝒕𝒆𝒏𝒊́𝒂𝒏 𝒖𝒏𝒂 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒛𝒂 𝒊𝒏𝒄𝒐𝒎𝒑𝒂𝒓𝒂𝒃𝒍𝒆."

    Ragnars... El nombre le sonaba vagamente familiar, como algo que escuchó en un informe Viltrumita o tal vez en alguna patrulla remota.

    —"𝑯𝒂𝒃𝒊́𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒖𝒃𝒆𝒔𝒕𝒊𝒎𝒂𝒅𝒐 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓𝒆𝒔; 𝒕𝒆𝒎𝒊́𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒆 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒔𝒆 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒕𝒖𝒎𝒃𝒂"

    Mark cerró los ojos un momento. La imagen de esa escena "dos exploradores atrapados en un mundo que no perdonaba errores" lo golpeó más fuerte de lo que esperaba. Era una historia simple. Como si fuera una misión fallida. Pero había algo en ese miedo, en esa lucha silenciosa contra un entorno que no se puede vencer, que lo reflejaba a él más de lo que querría admitir.
    Mark estaba sentado con el cuerpo relajado, pero la mente aún en marcha. En sus manos sostenía el libro que había estado leyendo en silencio por horas. La portada, gastada por el paso del tiempo, mostraba una imagen estilizada de un corredor de naves, su casco brillante bajo las estrellas del vacío con un arma capaz de destruir cualquier objetivo. El Viltrumita cerró el libro y lo dejó sobre la mesa de noche. Las palabras de aquella obra literaria resonaban en su mente, no podía dejar de pensar en que se estaba identificando fuertemente con el protagonista. La imagen del Space Racer volando entre planetas, evitando la muerte, parecía más anécdota suya que otra cosa. Suspiró con una exhalación que se sentía más como una descarga, como si estuviera liberando un poco de la tensión acumulada. Y ahí, en medio de la quietud de la habitación, vio la mochila al pie de la cama. Había libro dentro, lo sacó sin pensarlo tan solo como una distracción, pero al sostenerlo en las manos su expresión cambió levemente. Era un libro completamente diferente. ℙ𝕝𝕒𝕟𝕖𝕥𝕒 𝕤𝕒𝕝𝕧𝕒𝕛𝕖, 𝕓𝕖𝕤𝕥𝕚𝕒𝕤 𝕤𝕒𝕝𝕧𝕒𝕛𝕖𝕤. Mark abrió el libro, hojeando las primeras páginas con una lentitud casi mecánica. La portada mostraba criaturas monstruosas, bestias de otro mundo, luchando entre sí en paisajes desolados. Pero había algo más en este libro. Algo que no era simplemente una historia sobre supervivencia. —"𝑵𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒎𝒊𝒔𝒊𝒐́𝒏 𝒆𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒏𝒄𝒊𝒍𝒍𝒂: 𝒊𝒏𝒗𝒆𝒔𝒕𝒊𝒈𝒂𝒓 𝒆𝒍 𝒑𝒍𝒂𝒏𝒆𝒕𝒂 𝒉𝒐𝒔𝒕𝒊𝒍 𝒚 𝒓𝒆𝒑𝒐𝒓𝒕𝒂𝒓𝒏𝒐𝒔 𝒂𝒍 𝒄𝒆𝒏𝒕𝒓𝒐 𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒂𝒍." —Leyó rápidamente. Luego pasó a otra página, más rápido esta vez. —"𝑳𝒐 𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐𝒕𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒇𝒖𝒆 𝒍𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒅𝒂𝒅. 𝑬𝒍 𝒑𝒍𝒂𝒏𝒆𝒕𝒂 𝒆𝒓𝒂 𝒕𝒂𝒏 𝒅𝒆𝒏𝒔𝒐 𝒚 𝒔𝒖 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒅𝒂𝒅 𝒕𝒂𝒏 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒑𝒆𝒏𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒅𝒊́𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒎𝒐𝒗𝒆𝒓𝒏𝒐𝒔. 𝑪𝒐𝒎𝒐 𝒏𝒐 𝒆𝒏𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒓𝒆𝒄𝒖𝒓𝒔𝒐𝒔 𝒖𝒕𝒊𝒍𝒆𝒔, 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒂𝒏̃𝒆𝒓𝒂 𝒚 𝒚𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒍𝒊𝒔𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝒄𝒂𝒔𝒂, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒍 𝒑𝒍𝒂𝒏𝒆𝒕𝒂 𝒕𝒆𝒏𝒊́𝒂 𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒑𝒍𝒂𝒏𝒆𝒔..." —Mark frunció el ceño, claramente algo lo puso nervioso. Había estado en planetas así. Donde el aire parecía pesar más que el metal. Donde el vuelo no era una opción, y cada paso era una batalla. —"𝑹𝒂𝒈𝒏𝒂𝒓𝒔. 𝑬𝒏 𝒖𝒏 𝒎𝒐𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒏𝒐𝒔 𝒗𝒊𝒎𝒐𝒔 𝒓𝒐𝒅𝒆𝒂𝒅𝒐𝒔. 𝑯𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒍𝒖𝒄𝒉𝒂𝒅𝒐 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒓𝒆𝒔 𝟏𝟎 𝒗𝒆𝒄𝒆𝒔 𝒎𝒂́𝒔 𝒈𝒓𝒂𝒏𝒅𝒆𝒔. 𝑷𝒆𝒓𝒐 𝒅𝒆𝒃𝒊𝒅𝒐 𝒂 𝒍𝒂 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒅𝒂𝒅 𝒅𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒑𝒍𝒂𝒏𝒆𝒕𝒂 𝒍𝒐𝒔 𝑹𝒂𝒈𝒏𝒂𝒓𝒔 𝒕𝒆𝒏𝒊́𝒂𝒏 𝒖𝒏𝒂 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒛𝒂 𝒊𝒏𝒄𝒐𝒎𝒑𝒂𝒓𝒂𝒃𝒍𝒆." Ragnars... El nombre le sonaba vagamente familiar, como algo que escuchó en un informe Viltrumita o tal vez en alguna patrulla remota. —"𝑯𝒂𝒃𝒊́𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒔𝒖𝒃𝒆𝒔𝒕𝒊𝒎𝒂𝒅𝒐 𝒈𝒓𝒂𝒗𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒐𝒔 𝒔𝒆𝒓𝒆𝒔; 𝒕𝒆𝒎𝒊́𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒆 𝒍𝒖𝒈𝒂𝒓 𝒔𝒆 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒏𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂 𝒕𝒖𝒎𝒃𝒂" Mark cerró los ojos un momento. La imagen de esa escena "dos exploradores atrapados en un mundo que no perdonaba errores" lo golpeó más fuerte de lo que esperaba. Era una historia simple. Como si fuera una misión fallida. Pero había algo en ese miedo, en esa lucha silenciosa contra un entorno que no se puede vencer, que lo reflejaba a él más de lo que querría admitir.
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  • Aprendiendo... Algunas actividades humanas raras... ¿Por que existen las ecuaciones y los simbolismos utilizados como una... ¿Materia? llamada matemáticas? A los de este mundo les gusta complicarse las cosas, seguramente por eso hay eso llamado escuela, en el cielo había una pero mi madre me enseñaba todo lo vital para mi supervivencia... Aunque no sabía de la existencia de estas cosas

    - Había pasado todo el día en un café haciendo trabajos humanos para entrar en el ambiente laboral, quería ser experto en esos temas por lo que se había concentrado mucho en ello
    Aprendiendo... Algunas actividades humanas raras... ¿Por que existen las ecuaciones y los simbolismos utilizados como una... ¿Materia? llamada matemáticas? A los de este mundo les gusta complicarse las cosas, seguramente por eso hay eso llamado escuela, en el cielo había una pero mi madre me enseñaba todo lo vital para mi supervivencia... Aunque no sabía de la existencia de estas cosas - Había pasado todo el día en un café haciendo trabajos humanos para entrar en el ambiente laboral, quería ser experto en esos temas por lo que se había concentrado mucho en ello
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  • 판사𓆤


    ‹ El apartamento del Juez ha estado tan descuidado. Olvidó ese mes enviar a alguien para limpiarlo, ahora al regresar después de mucho a su casa, lo encontró completamente abandonado, sucio y con algunos defectos que necesitan reparación. Lu Feng no era especialista en mantenimiento, pero sabía cosas útiles para la supervivencia del hogar y cualquier tipo de supervivencia. Así que ese día su trabajo no era identificar infectados y eliminarlos, sino solamente el aseo del hogar. ›
    판사𓆤 ‹ El apartamento del Juez ha estado tan descuidado. Olvidó ese mes enviar a alguien para limpiarlo, ahora al regresar después de mucho a su casa, lo encontró completamente abandonado, sucio y con algunos defectos que necesitan reparación. Lu Feng no era especialista en mantenimiento, pero sabía cosas útiles para la supervivencia del hogar y cualquier tipo de supervivencia. Así que ese día su trabajo no era identificar infectados y eliminarlos, sino solamente el aseo del hogar. ›
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  • Último adiós silencioso.

    ¿Qué cosas pensaba J.K en esa situación?.

    El ya estaba cansado de la vida y las restricciones, agotado física y mentalmente. En el fondo era un hombre inconforme con los límites, las injusticias, de su mala suerte y harto de su falta de determinación. El hubiera dejo de existir y no podía cambiarlo.

    "Hubiera ido con Lucci
    Hubiera estudiado astronomía
    Hubiera dicho mi nombre real
    Hubiera, hubiera, hubiera."

    El momento clave fue al conversación entre Blickwinkel, la voz en su cabeza y él. Darse cuenta de que era un títere destruyó toda esperanza y quiso depositar esa poca fé en sus compañeros.

    Yu Xuan era determinación algo que no tuvo. Apostó por la supervivencia de Yu y Aphro por encima de sus intereses. Si usaba las manos solo iba a forzar las cosas, ya estaba dispuesto a morir pero no como un héroe, odiaba esas cosas. Quería morir demostrándole a ese hombre todos los sentimientos reprimidos que había guardado pero también que en los últimos momentos humanos comunes como él podían ser una piedra en el zapato.

    Advirtiendo con ese último grito (que desconoce si llego a oídos de otros participantes) sobre aquel enemigo y las precauciones que debían tomar.

    J.K sus últimos pensamientos fueron:

    Ojalá hubiera tomado mejores decisiones.

    Su cuerpo inerte tenía las marcas sobre el cuello roto, frío y vacío el mar que tanto odiaba fue su único abrazo.
    Último adiós silencioso. ¿Qué cosas pensaba J.K en esa situación?. El ya estaba cansado de la vida y las restricciones, agotado física y mentalmente. En el fondo era un hombre inconforme con los límites, las injusticias, de su mala suerte y harto de su falta de determinación. El hubiera dejo de existir y no podía cambiarlo. "Hubiera ido con Lucci Hubiera estudiado astronomía Hubiera dicho mi nombre real Hubiera, hubiera, hubiera." El momento clave fue al conversación entre Blickwinkel, la voz en su cabeza y él. Darse cuenta de que era un títere destruyó toda esperanza y quiso depositar esa poca fé en sus compañeros. Yu Xuan era determinación algo que no tuvo. Apostó por la supervivencia de Yu y Aphro por encima de sus intereses. Si usaba las manos solo iba a forzar las cosas, ya estaba dispuesto a morir pero no como un héroe, odiaba esas cosas. Quería morir demostrándole a ese hombre todos los sentimientos reprimidos que había guardado pero también que en los últimos momentos humanos comunes como él podían ser una piedra en el zapato. Advirtiendo con ese último grito (que desconoce si llego a oídos de otros participantes) sobre aquel enemigo y las precauciones que debían tomar. J.K sus últimos pensamientos fueron: Ojalá hubiera tomado mejores decisiones. Su cuerpo inerte tenía las marcas sobre el cuello roto, frío y vacío el mar que tanto odiaba fue su único abrazo.
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  • —Un buen hombre ha dejado este mundo. El síndrome de supervivencia es asfixiante, ¿no es así? Cuando la pregunta de "¿por qué sigo aquí?" entra a tu mente, empieza a destruirla, a carcomerla por dentro y erosionar todo lo que solías ser.

    ¿Es cruel? ¿Injusto? Estos viejos pasillos deberían saber la respuesta, pues de mucha más sangre se han manchado antes.

    Y así, lo he recordado. Sé quién soy y dónde estamos.
    —Un buen hombre ha dejado este mundo. El síndrome de supervivencia es asfixiante, ¿no es así? Cuando la pregunta de "¿por qué sigo aquí?" entra a tu mente, empieza a destruirla, a carcomerla por dentro y erosionar todo lo que solías ser. ¿Es cruel? ¿Injusto? Estos viejos pasillos deberían saber la respuesta, pues de mucha más sangre se han manchado antes. Y así, lo he recordado. Sé quién soy y dónde estamos.
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  • "Caminando con los Muertos" (Extra)

    Noche de luna nueva, la segunda desde el final del invierno, el bosque bajo la guardia del brujo se encuentra bañado en la más profunda oscuridad. La luna le ha dado la espalda al sol, esta noche, estas tierras le pertenecen a ella y a la primavera infantil, a sus hijas, incluso a las que ya no están cuyo eco resuena aún en los oídos de aquellos que les deseen escuchar... y en el destino de aquellos que se ganaron su rencor.

    El brujo está presente porque se lo permiten, porque se le necesita y porque habrá de servir. En su piel desnuda van marcados los símbolos de su familia, de los guerreros que abren caminos y los guardianes del hogar, de la energía que engendra y el cazador que provee, del fuego que no quema, que protege y abriga, que arde y compra con su vida la supervivencia de los suyos.

    Bajo sus pies, un circulo de invocación se dibuja en el fango maloliente. Ni siquiera los insectos se atreven a acercarse, las líneas profundas irradian la sensación de la muerte prematura.

    La luna de esta noche le susurra palabras de libertad a los oídos de las criaturas no muertas, pero tampoco vivas, les invita a recorrer una vez más las tierras, como bruma espectral. Es ese momento, esa brecha entre el nacimiento y el fallecimiento que una vez dio paso a la muerte de la niña y al nacimiento del demonio, lo que también abre las puertas a los fantasmas de las mujeres de su familia, brujas generosas que aceptaron acudir al llamado de su hijo, primo, sobrino, nieto...

    El brujo se arrodilla en el centro del círculo y agacha la cabeza. Frente a él hay un cuerpo, una joven maldita, un vientre herido por la desnaturalización, infértil; ella está cansada y desea abandonar, desea terminar su ciclo fuera de la vista de una sociedad de moral ficticia que está lejos de comprenderle, ella yace arrodillada frente a él, nerviosa y abrumada, pero también decidida y en paz consigo misma.

    — Tranquila, te prometo que no sentirás nada. Ellas conocen tu dolor y no permitirán que se repita —le susurra el brujo, con voz cálida y protectora.

    Los huesos malditos están hundidos en la ciénaga, ellas y él están en la orilla.
    En el agua estancada la encontró, al agua estancada le regresó.

    El pantano no siente rencor hacia la muerte, al contrario, le da la bienvenida en un abrazo cariñoso que cuida y atesora cada fibra, cada pedacito de carne cadavérica. Y donde hay muerte y putrefacción, también se acomoda el demonio y el pecado. Ni siquiera ellos son rechazados por el pantano.

    Cuando el brujo cierra los ojos y extiende los brazos a sus lados, como entregándose a las mujeres suyas, el ritual da comienzo. De sus manos brotan llamas que avanzan hacia sus hombros y más allá.

    — Ante el ojo vacío de la Madre Primera le ofrezco la semilla que cayó en tierra dañada, el alma quebrada, el fuego que purifica. Recibe a esta, tu hija mutilada, acúnala en tus brazos como la madre debió tener y no como la que le negó el fruto, y le daré a su alma la oportunidad de cobrar todas sus deudas.

    La joven, atenta a cada palabra que sale de la boca del brujo, sonríe, y los fantasmas de las mujeres alrededor también le sonríen justo antes de empezar a cantar en una lengua antigua y pagana.

    Las llamas se extienden a través del cuerpo del brujo, tocan el suelo lodoso y conectan con la joven. Ella grita de espanto al ver sus piernas desnudas ardiendo, pero pronto se da cuenta de que no siente dolor alguno, sólo el éxtasis de la mujer libre de cadenas. Su cuerpo se consume en las llamas entre risas de histeria, sus brazos se alzan al cielo y hacia la luna invisible.

    La hija regresa junto a su verdadera madre.

    El fuego no se apaga, baila alrededor del brujo cuando este se pone de pie y camina, pasando por encima de los restos ardientes de la joven, para acercarse a la ciénaga. Ni siquiera se apaga mientras, en medio del fervor de las mujeres fantasmas, sus piernas se hunden en el agua estancada.

    El brujo recuerda, como si hubiera sido ayer, aquella vez que tuvo a Side entre sus brazos temblando de placer, cada vez que esa voz susurrante le llamó "monstruo", los labios dulces que acariciando los suyos.

    Ella, el eco de un ciclo interrumpido, pero que jamás debió ser detenido, es la dueña de los huesos que yacen bajo el agua estancada adonde también van a parar las lágrimas del brujo tras caer de sus mejillas.

    El fuego no se apaga, tampoco ilumina demasiado, la oscuridad es sobrecogedora, excepto por la pequeña chispa que brota de los restos de la joven quemada. Las fantasmas la llaman, le señalan el camino: "sigue el fuego", le dicen, "sigue el fuego". Y así lo hace, dejándose llevar por el rastro que dejó el brujo, "sigue el fuego", la pequeña semilla avanza, "sigue el fuego", hay cientos de criaturas de la noche negra y el submundo que querrían devorarla, "sigue el fuego y estarás a salvo", porque las fantasmas la protegen.

    Tolek se agacha para tocar los huesos y contagiarle sus llamas, el agua le llega hasta los hombros, la pequeña alma levita, se desliza confiando en el fuego, ese que siempre acompañó a las brujas, y se apropia de los huesos marchitos.

    El fango del fondo reconoce la nueva vida, resuena con esta, responde a la guía de las fantasmas y a las intenciones del brujo, quien también comienza a recitar un conjuro con el que cubre a los huesos por raíces en un abrazo protector, raíces que pronto se convierten en un grueso tallo palpitante que crece, poco a poco, hacia la superficie, mientras otros más pequeños se transforman en hojas gigantes, aunque no verdes sino negras como las sombras, sombras que ni la luz del fuego del brujo pueden doblegar, sombras de esencia demoníaca.

    Un loto color del ébano se alza por encima de la superficie, cerrado y ardiendo en llamas, palpita con la nueva vida que guarda en su interior.

    El brujo lo contempla, su ceño se frunce con el peso de la extrañeza: el loto está cerrado, ¿Tendrá que esperar?

    Esperará. Las llamas arderán cuanto haga falta, alimentarán a las raíces oscuras cuanto haga falta, consumirán lo que haga falta.

    #ElBrujoCojo [SideBlackHole]
    "Caminando con los Muertos" (Extra) Noche de luna nueva, la segunda desde el final del invierno, el bosque bajo la guardia del brujo se encuentra bañado en la más profunda oscuridad. La luna le ha dado la espalda al sol, esta noche, estas tierras le pertenecen a ella y a la primavera infantil, a sus hijas, incluso a las que ya no están cuyo eco resuena aún en los oídos de aquellos que les deseen escuchar... y en el destino de aquellos que se ganaron su rencor. El brujo está presente porque se lo permiten, porque se le necesita y porque habrá de servir. En su piel desnuda van marcados los símbolos de su familia, de los guerreros que abren caminos y los guardianes del hogar, de la energía que engendra y el cazador que provee, del fuego que no quema, que protege y abriga, que arde y compra con su vida la supervivencia de los suyos. Bajo sus pies, un circulo de invocación se dibuja en el fango maloliente. Ni siquiera los insectos se atreven a acercarse, las líneas profundas irradian la sensación de la muerte prematura. La luna de esta noche le susurra palabras de libertad a los oídos de las criaturas no muertas, pero tampoco vivas, les invita a recorrer una vez más las tierras, como bruma espectral. Es ese momento, esa brecha entre el nacimiento y el fallecimiento que una vez dio paso a la muerte de la niña y al nacimiento del demonio, lo que también abre las puertas a los fantasmas de las mujeres de su familia, brujas generosas que aceptaron acudir al llamado de su hijo, primo, sobrino, nieto... El brujo se arrodilla en el centro del círculo y agacha la cabeza. Frente a él hay un cuerpo, una joven maldita, un vientre herido por la desnaturalización, infértil; ella está cansada y desea abandonar, desea terminar su ciclo fuera de la vista de una sociedad de moral ficticia que está lejos de comprenderle, ella yace arrodillada frente a él, nerviosa y abrumada, pero también decidida y en paz consigo misma. — Tranquila, te prometo que no sentirás nada. Ellas conocen tu dolor y no permitirán que se repita —le susurra el brujo, con voz cálida y protectora. Los huesos malditos están hundidos en la ciénaga, ellas y él están en la orilla. En el agua estancada la encontró, al agua estancada le regresó. El pantano no siente rencor hacia la muerte, al contrario, le da la bienvenida en un abrazo cariñoso que cuida y atesora cada fibra, cada pedacito de carne cadavérica. Y donde hay muerte y putrefacción, también se acomoda el demonio y el pecado. Ni siquiera ellos son rechazados por el pantano. Cuando el brujo cierra los ojos y extiende los brazos a sus lados, como entregándose a las mujeres suyas, el ritual da comienzo. De sus manos brotan llamas que avanzan hacia sus hombros y más allá. — Ante el ojo vacío de la Madre Primera le ofrezco la semilla que cayó en tierra dañada, el alma quebrada, el fuego que purifica. Recibe a esta, tu hija mutilada, acúnala en tus brazos como la madre debió tener y no como la que le negó el fruto, y le daré a su alma la oportunidad de cobrar todas sus deudas. La joven, atenta a cada palabra que sale de la boca del brujo, sonríe, y los fantasmas de las mujeres alrededor también le sonríen justo antes de empezar a cantar en una lengua antigua y pagana. Las llamas se extienden a través del cuerpo del brujo, tocan el suelo lodoso y conectan con la joven. Ella grita de espanto al ver sus piernas desnudas ardiendo, pero pronto se da cuenta de que no siente dolor alguno, sólo el éxtasis de la mujer libre de cadenas. Su cuerpo se consume en las llamas entre risas de histeria, sus brazos se alzan al cielo y hacia la luna invisible. La hija regresa junto a su verdadera madre. El fuego no se apaga, baila alrededor del brujo cuando este se pone de pie y camina, pasando por encima de los restos ardientes de la joven, para acercarse a la ciénaga. Ni siquiera se apaga mientras, en medio del fervor de las mujeres fantasmas, sus piernas se hunden en el agua estancada. El brujo recuerda, como si hubiera sido ayer, aquella vez que tuvo a Side entre sus brazos temblando de placer, cada vez que esa voz susurrante le llamó "monstruo", los labios dulces que acariciando los suyos. Ella, el eco de un ciclo interrumpido, pero que jamás debió ser detenido, es la dueña de los huesos que yacen bajo el agua estancada adonde también van a parar las lágrimas del brujo tras caer de sus mejillas. El fuego no se apaga, tampoco ilumina demasiado, la oscuridad es sobrecogedora, excepto por la pequeña chispa que brota de los restos de la joven quemada. Las fantasmas la llaman, le señalan el camino: "sigue el fuego", le dicen, "sigue el fuego". Y así lo hace, dejándose llevar por el rastro que dejó el brujo, "sigue el fuego", la pequeña semilla avanza, "sigue el fuego", hay cientos de criaturas de la noche negra y el submundo que querrían devorarla, "sigue el fuego y estarás a salvo", porque las fantasmas la protegen. Tolek se agacha para tocar los huesos y contagiarle sus llamas, el agua le llega hasta los hombros, la pequeña alma levita, se desliza confiando en el fuego, ese que siempre acompañó a las brujas, y se apropia de los huesos marchitos. El fango del fondo reconoce la nueva vida, resuena con esta, responde a la guía de las fantasmas y a las intenciones del brujo, quien también comienza a recitar un conjuro con el que cubre a los huesos por raíces en un abrazo protector, raíces que pronto se convierten en un grueso tallo palpitante que crece, poco a poco, hacia la superficie, mientras otros más pequeños se transforman en hojas gigantes, aunque no verdes sino negras como las sombras, sombras que ni la luz del fuego del brujo pueden doblegar, sombras de esencia demoníaca. Un loto color del ébano se alza por encima de la superficie, cerrado y ardiendo en llamas, palpita con la nueva vida que guarda en su interior. El brujo lo contempla, su ceño se frunce con el peso de la extrañeza: el loto está cerrado, ¿Tendrá que esperar? Esperará. Las llamas arderán cuanto haga falta, alimentarán a las raíces oscuras cuanto haga falta, consumirán lo que haga falta. #ElBrujoCojo [SideBlackHole]
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