• -primer pedido grande de pociones, crecimiento muscular para los soldados de la cidudad.... espero no quedarme sin lengua de matador... Tizna cariño ponte al fuego porfavor- chasqueo los dedos y un caldero empejo a dar botes por el lugar como una rana hasta llegar al fuego -me pregunto si Jean Phantomhive llegara a tiempo, es una buena oportunidad para conseguirle un molche'il...- saco su kiseru y lo agito como una varita, varios cajones de la botica se abrieron y los ingredientes salieron volando hasta el caldero -quizas deba seguir los pasos de la anteior bruja y buscarme mi propio alumno....-
    -primer pedido grande de pociones, crecimiento muscular para los soldados de la cidudad.... espero no quedarme sin lengua de matador... Tizna cariño ponte al fuego porfavor- chasqueo los dedos y un caldero empejo a dar botes por el lugar como una rana hasta llegar al fuego -me pregunto si [littl3gr3y] llegara a tiempo, es una buena oportunidad para conseguirle un molche'il...- saco su kiseru y lo agito como una varita, varios cajones de la botica se abrieron y los ingredientes salieron volando hasta el caldero -quizas deba seguir los pasos de la anteior bruja y buscarme mi propio alumno....-
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  • Un día tranquilo
    Categoría Drama
    Afortunadamente llevaba un año de haber terminado su servicio y se estaba acostumbrando a esta nueva vida de repostrería, vestidos, aire acondicionado y perfumes.

    Su casa era cómoda, cálida, con un sueter verde holgado, su cabello rubio recogido, unos pants grises lindos y unas calcetas rojas largas de lana.

    Se dispuso a preparar unas galletas, como su abuela siempre lo hacía todos los domingos. Era algo que le daba una paz interior incalculable.

    - ¡Adelante! - Dijo mientras estaba concentrada en las galletas, luego de escuchar que alguien timbrara.

    Al escuchar las pisadas reconoció que se trataba de alguno de sus vecinos.

    - ¡Buen día! ¿Vino por los recibos? El cartero se ha vuelto a equivocar.- Suelta una risita tierna y escucha como aquella persona se acerca al sofá.

    Mientras tanto muy concentrada en lo más importante, adornar las galletas. Con absoluta precisión, adornaba con caritas felices de chocolate.

    Sin embargo, le interrumpió el ruido de una puerta rechinar, lo cual la hizo voltear al instante. ¡Habia abierto su cuarto privado! Rápidamente corrió y cerró la puerta de un portazo.

    - ¡Usted no debió de ver eso! - Levanta la voz, preocupada. Nadie en el barrio sabía su verdadera identidad, la de una soldado de élite.
    Afortunadamente llevaba un año de haber terminado su servicio y se estaba acostumbrando a esta nueva vida de repostrería, vestidos, aire acondicionado y perfumes. Su casa era cómoda, cálida, con un sueter verde holgado, su cabello rubio recogido, unos pants grises lindos y unas calcetas rojas largas de lana. Se dispuso a preparar unas galletas, como su abuela siempre lo hacía todos los domingos. Era algo que le daba una paz interior incalculable. - ¡Adelante! - Dijo mientras estaba concentrada en las galletas, luego de escuchar que alguien timbrara. Al escuchar las pisadas reconoció que se trataba de alguno de sus vecinos. - ¡Buen día! ¿Vino por los recibos? El cartero se ha vuelto a equivocar.- Suelta una risita tierna y escucha como aquella persona se acerca al sofá. Mientras tanto muy concentrada en lo más importante, adornar las galletas. Con absoluta precisión, adornaba con caritas felices de chocolate. Sin embargo, le interrumpió el ruido de una puerta rechinar, lo cual la hizo voltear al instante. ¡Habia abierto su cuarto privado! Rápidamente corrió y cerró la puerta de un portazo. - ¡Usted no debió de ver eso! - Levanta la voz, preocupada. Nadie en el barrio sabía su verdadera identidad, la de una soldado de élite.
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  • Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculorum.
    Fandom Lucifer/OC
    Categoría Drama
    La presencia de Michael en el mundo mortal, no era casualidad, podría interpretarse de muchas formas dependiendo de quién lo preguntara, ¿la verdad?, la verdad era que había pasado los últimos eones de su vida sirviendo a su padre con la única esperanza de lograr que, en algún momento, le permitiera ir a la Tierra a buscar esa parte suya que le hacía tanta falta, la parte de su ser que le fue desprendida cuando su hermano, su amor, su esencia, fue desterrado.
    En la conciencia de Michael pesaba la culpa de haber negado el amor que sentía por Lucifer, de haber sido ejecutor y cómplice de la tortura a la que fue sometido su hermoso ángel por el único delito de haberlo amado más que a su padre y todo esto sólo por seguir siendo digno a los ojos de un padre quien no lo veía como un hijo, sino como uno más de sus soldados, el más fuerte y formidable de sus soldados, pero no un hijo.
    Cada día Michael lloraba el amor que había perdido y estaba seguro de que tarde o temprano lograría encontrar el camino hacia su hermano y después de una eternidad, ahí estaba, frente a las puertas del sitio que Lucifer llamaba hogar sin atreverse a cruzarlas puesto que lo que veía a través del cristal, no era el hermoso ángel que él recordaba, no, era un...humano, un hombre maduro, eso sí, apuesto hasta morir, pero no era Lucifer, sólo era un recipiente. Aún así, el corazón de Michael se aceleró al verlo, su esencia divina ahí estaba, corrompida, sí, pero aún podía sentirla, su amado hermano aún estaba ahí.
    Con pasos lentos ingresó en la habitación y se quedó a una distancia prudencial del demonio y lo miró con tristeza.

    — Lucifer...ha pasado tanto tiempo...— dijo Michael sin atreverse a acercarse más.
    La presencia de Michael en el mundo mortal, no era casualidad, podría interpretarse de muchas formas dependiendo de quién lo preguntara, ¿la verdad?, la verdad era que había pasado los últimos eones de su vida sirviendo a su padre con la única esperanza de lograr que, en algún momento, le permitiera ir a la Tierra a buscar esa parte suya que le hacía tanta falta, la parte de su ser que le fue desprendida cuando su hermano, su amor, su esencia, fue desterrado. En la conciencia de Michael pesaba la culpa de haber negado el amor que sentía por Lucifer, de haber sido ejecutor y cómplice de la tortura a la que fue sometido su hermoso ángel por el único delito de haberlo amado más que a su padre y todo esto sólo por seguir siendo digno a los ojos de un padre quien no lo veía como un hijo, sino como uno más de sus soldados, el más fuerte y formidable de sus soldados, pero no un hijo. Cada día Michael lloraba el amor que había perdido y estaba seguro de que tarde o temprano lograría encontrar el camino hacia su hermano y después de una eternidad, ahí estaba, frente a las puertas del sitio que Lucifer llamaba hogar sin atreverse a cruzarlas puesto que lo que veía a través del cristal, no era el hermoso ángel que él recordaba, no, era un...humano, un hombre maduro, eso sí, apuesto hasta morir, pero no era Lucifer, sólo era un recipiente. Aún así, el corazón de Michael se aceleró al verlo, su esencia divina ahí estaba, corrompida, sí, pero aún podía sentirla, su amado hermano aún estaba ahí. Con pasos lentos ingresó en la habitación y se quedó a una distancia prudencial del demonio y lo miró con tristeza. — Lucifer...ha pasado tanto tiempo...— dijo Michael sin atreverse a acercarse más.
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    ISHTAR BATTLE: “El Dios de la Danza vs La Bestia de la Tierra”

    Shiva (Record of Ragnarok) vs Yujiro Hanma (Baki)

    Escenario: El Anillo de los Mil Golpes
    Un coliseo flotante entre dimensiones, donde el suelo es de obsidiana que resuena con cada paso y las paredes están cubiertas con grabados de los más grandes guerreros de la historia. Un espacio creado para que la batalla no tenga límites… ni reglas.

    Inicio del Combate
    Shiva, el dios hindú de la destrucción, camina con cuatro brazos en sincronía perfecta, su cuerpo danzando con energía cósmica, el tercer ojo brillando con poder divino. Cada paso irradia una amenaza apocalíptica.

    Yujiro Hanma, el hombre más fuerte del mundo, aparece con su aura demoníaca, su espalda mostrando la cara del demonio, y una sonrisa confiada. “¿Un dios? No me impresiona. Yo soy el terror de la Tierra.”

    Choque y Habilidades
    Shiva (Record of Ragnarok)
    〷 Velocidad divina: Capaz de moverse y atacar más rápido que los ojos humanos pueden seguir.

    〷 Rudra Tandava: Su danza de destrucción, que lo hace casi imposible de predecir.

    〷 Cuatro brazos: Le permiten atacar, bloquear y contraatacar sin interrupción.

    〷 Resistencia sobrehumana: Puede pelear durante horas en calor extremo sin perder ritmo.

    〷 Fuego cósmico: Su cuerpo genera calor destructivo a medida que se intensifica el combate.

    〷 Ventaja: Técnica, resistencia divina, velocidad y ataques múltiples simultáneos.

    Yujiro Hanma (Baki)
    ❊ Fuerza inhumana: Capaz de detener terremotos con un puñetazo, matar elefantes con una bofetada.

    ❊ Reflejos monstruosos: Puede esquivar balas y relámpagos con pura anticipación y percepción.

    ❊ Control absoluto del cuerpo: Cada músculo funciona a nivel perfecto, lo que lo vuelve impredecible.

    ❊ Dominio marcial: Conoce todos los estilos de combate conocidos por la humanidad.

    ❊ Aura demoníaca: Solo su presencia intimida incluso a bestias y soldados entrenados.

    ❊ Ventaja: Pura fuerza bruta, instinto asesino, experiencia extrema y resistencia animal.

    Clímax del Combate
    Shiva lanza una secuencia de golpes en todas direcciones con su danza Tandava, cada uno incendiando el aire. Yujiro responde con un puñetazo directo que rompe la barrera sónica. El choque sacude el coliseo.

    Shiva aumenta la temperatura a niveles solares. Yujiro sonríe, sudando por primera vez, y contraataca con una técnica de presión arterial que detiene momentáneamente el flujo de sangre del dios.

    Shiva abre su tercer ojo, desatando su verdadero poder. Yujiro responde activando al 100% su forma demoníaca. El resultado es una explosión que fractura la realidad temporal del coliseo.

    Resultado Final:
    ⚔️ ISHTAR BATTLE: “El Dios de la Danza vs La Bestia de la Tierra” Shiva (Record of Ragnarok) vs Yujiro Hanma (Baki) 🏞️ Escenario: El Anillo de los Mil Golpes Un coliseo flotante entre dimensiones, donde el suelo es de obsidiana que resuena con cada paso y las paredes están cubiertas con grabados de los más grandes guerreros de la historia. Un espacio creado para que la batalla no tenga límites… ni reglas. ⚡ Inicio del Combate Shiva, el dios hindú de la destrucción, camina con cuatro brazos en sincronía perfecta, su cuerpo danzando con energía cósmica, el tercer ojo brillando con poder divino. Cada paso irradia una amenaza apocalíptica. Yujiro Hanma, el hombre más fuerte del mundo, aparece con su aura demoníaca, su espalda mostrando la cara del demonio, y una sonrisa confiada. “¿Un dios? No me impresiona. Yo soy el terror de la Tierra.” 💢 Choque y Habilidades 🔱 Shiva (Record of Ragnarok) 〷 Velocidad divina: Capaz de moverse y atacar más rápido que los ojos humanos pueden seguir. 〷 Rudra Tandava: Su danza de destrucción, que lo hace casi imposible de predecir. 〷 Cuatro brazos: Le permiten atacar, bloquear y contraatacar sin interrupción. 〷 Resistencia sobrehumana: Puede pelear durante horas en calor extremo sin perder ritmo. 〷 Fuego cósmico: Su cuerpo genera calor destructivo a medida que se intensifica el combate. 〷 Ventaja: Técnica, resistencia divina, velocidad y ataques múltiples simultáneos. 🦍 Yujiro Hanma (Baki) ❊ Fuerza inhumana: Capaz de detener terremotos con un puñetazo, matar elefantes con una bofetada. ❊ Reflejos monstruosos: Puede esquivar balas y relámpagos con pura anticipación y percepción. ❊ Control absoluto del cuerpo: Cada músculo funciona a nivel perfecto, lo que lo vuelve impredecible. ❊ Dominio marcial: Conoce todos los estilos de combate conocidos por la humanidad. ❊ Aura demoníaca: Solo su presencia intimida incluso a bestias y soldados entrenados. ❊ Ventaja: Pura fuerza bruta, instinto asesino, experiencia extrema y resistencia animal. 🔥 Clímax del Combate Shiva lanza una secuencia de golpes en todas direcciones con su danza Tandava, cada uno incendiando el aire. Yujiro responde con un puñetazo directo que rompe la barrera sónica. El choque sacude el coliseo. Shiva aumenta la temperatura a niveles solares. Yujiro sonríe, sudando por primera vez, y contraataca con una técnica de presión arterial que detiene momentáneamente el flujo de sangre del dios. Shiva abre su tercer ojo, desatando su verdadero poder. Yujiro responde activando al 100% su forma demoníaca. El resultado es una explosión que fractura la realidad temporal del coliseo. 🏆 Resultado Final:
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  • EPIC BATTLE #23: Satoru Gojo vs Sung Jin Woo

    Título del encuentro: "La Límite Infinita contra la Sombra Eterna"

    Satoru Gojo – El Ilimitado
    Vestido de negro absoluto, Gojo se desplaza como un dios entre estrellas. Su técnica de Infinito distorsiona el espacio, haciendo que cualquier ataque sea detenido antes de tocarlo. Sus ojos brillan bajo la venda, listos para desatar la Expansión de Dominio: Vacío Infinito, que paraliza la mente del enemigo en un mar infinito de información.

    Movimientos clave:

    — Cursed Technique Lapse: Azul – aplasta el espacio con fuerza gravitacional.

    — Cursed Technique Reversal: Rojo – explosión devastadora de energía repelente.

    — Hollow Purple – colisión de Azul y Rojo, aniquilando todo en su camino.

    Sung Jin-Woo – El Monarca de las Sombras (Tenebrous)
    Vestido con una gabardina oscura, rodeado por un ejército de sombras, Jin-Woo camina con la autoridad de la muerte misma. Con solo una orden, invoca miles de soldados oscuros desde su sombra. Su espada cortaría incluso la esencia de las maldiciones.

    Movimientos clave:

    — Shadow Extraction – convierte a enemigos caídos en aliados.

    — Monarch’s Domain – multiplica su poder y el de sus sombras en área.

    — Kamish´s Wrath – invoca el poder de un dragón legendario.

    — Beru, Igris y Bellion – sus tres élites lideran la carga, imparables.

    El Choque:
    Gojo lanza un Hollow Purple a velocidades imposibles, pero Jin-Woo desaparece en su sombra y contraataca con una horda liderada por Igris. La batalla se convierte en un vals entre el espacio deformado de Gojo y la oscuridad creciente del monarca. Gojo activa su Expansión de Dominio, pero Jin-Woo responde abriendo su propio Reino del Monarca, donde la oscuridad consume incluso el infinito.

    ¿Quién ganará?

    ⚜ Gojo tiene el poder de detener cualquier ataque físico, pero…

    ⚜ Jin-Woo puede multiplicarse, adaptarse, y revivir constantemente desde la sombra.

    Ambos son titanes de su universo. El resultado… solo puede ser escrito por los dioses
    ⚔️ EPIC BATTLE #23: Satoru Gojo vs Sung Jin Woo⚔️ Título del encuentro: "La Límite Infinita contra la Sombra Eterna" 🧿 Satoru Gojo – El Ilimitado Vestido de negro absoluto, Gojo se desplaza como un dios entre estrellas. Su técnica de Infinito distorsiona el espacio, haciendo que cualquier ataque sea detenido antes de tocarlo. Sus ojos brillan bajo la venda, listos para desatar la Expansión de Dominio: Vacío Infinito, que paraliza la mente del enemigo en un mar infinito de información. ✨ Movimientos clave: — Cursed Technique Lapse: Azul – aplasta el espacio con fuerza gravitacional. — Cursed Technique Reversal: Rojo – explosión devastadora de energía repelente. — Hollow Purple – colisión de Azul y Rojo, aniquilando todo en su camino. 👑 Sung Jin-Woo – El Monarca de las Sombras (Tenebrous) Vestido con una gabardina oscura, rodeado por un ejército de sombras, Jin-Woo camina con la autoridad de la muerte misma. Con solo una orden, invoca miles de soldados oscuros desde su sombra. Su espada cortaría incluso la esencia de las maldiciones. 🛡️ Movimientos clave: — Shadow Extraction – convierte a enemigos caídos en aliados. — Monarch’s Domain – multiplica su poder y el de sus sombras en área. — Kamish´s Wrath – invoca el poder de un dragón legendario. — Beru, Igris y Bellion – sus tres élites lideran la carga, imparables. 🔥 El Choque: Gojo lanza un Hollow Purple a velocidades imposibles, pero Jin-Woo desaparece en su sombra y contraataca con una horda liderada por Igris. La batalla se convierte en un vals entre el espacio deformado de Gojo y la oscuridad creciente del monarca. Gojo activa su Expansión de Dominio, pero Jin-Woo responde abriendo su propio Reino del Monarca, donde la oscuridad consume incluso el infinito. 💥 ¿Quién ganará? ⚜ Gojo tiene el poder de detener cualquier ataque físico, pero… ⚜ Jin-Woo puede multiplicarse, adaptarse, y revivir constantemente desde la sombra. Ambos son titanes de su universo. El resultado… solo puede ser escrito por los dioses
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  • Hay días en los que preferiría no recordar. El amanecer de aquel día era uno de ellos, las antorchas aún ardían bajo la bruma cuando me llamaron. El aire olía a hierro, tierra húmeda y a miedo contenido, frente a nosotros, más allá del claro, se alzaban las filas del enemigo, igual de silenciosas, igual de resueltas. Para evitar la guerra total, ambas casas acordaron resolver el conflicto con un Juicio de Campeones. Una antigua tradición, olvidada por muchos, donde el honor se media en sangre y acero, no en cuerpos amontonados tras una siega sin sentido. Me eligieron a mí, tal vez porque era extranjero o tal vez porque no tenía esposa, ni hijos que me lloraran.

    Recuerdo al otro campeón era alto y se veía fuerte como un roble, cubierto de una armadura oscura que parecía beberse la luz. No dijo una sola palabra cuando nos encontramos frente al viejo templo derruido, el punto neutro entre ambos campamentos. Desenvainé mi espada mi mano temblaba ligeramente.

    La lucha fue brutal espada contra espada y hierro contra voluntad, él golpeaba como si cada tajo pudiera partir el mundo en dos. Pero yo bailaba, en cada paso me jugaba la vida, sentía el peso de mi escudo, el crujir de la cota de malla, el sabor metálico de la sangre que comenzaba a llenar mi boca tras un impacto mal recibido. Una, dos, cinco veces caí y las cinco mismas me puse de pie, hasta que en un instante fugaz, vi la abertura bajo su brazo, entre la hombrera y la coraza, tipico fallo humano.

    Mi espada entró y él cayó de rodillas, mirándome bajo el yelmo, como si en el fondo agradeciera no tener que continuar con esa guerra absurda. Cuando terminó, el silencio fue absoluto, no hubo vítores, ni aplausos. Solo una calma pesada, como la que precede a una tormenta, o en este caso, a una paz impuesta. Caminé de regreso entre filas de soldados que no sabían si vitorearme o temerme, mis piernas temblaban, pero no estaba cansado. La paz puede ganarse con una espada, pero nunca deja de pesar en las manos de quien la empuñó.
    Hay días en los que preferiría no recordar. El amanecer de aquel día era uno de ellos, las antorchas aún ardían bajo la bruma cuando me llamaron. El aire olía a hierro, tierra húmeda y a miedo contenido, frente a nosotros, más allá del claro, se alzaban las filas del enemigo, igual de silenciosas, igual de resueltas. Para evitar la guerra total, ambas casas acordaron resolver el conflicto con un Juicio de Campeones. Una antigua tradición, olvidada por muchos, donde el honor se media en sangre y acero, no en cuerpos amontonados tras una siega sin sentido. Me eligieron a mí, tal vez porque era extranjero o tal vez porque no tenía esposa, ni hijos que me lloraran. Recuerdo al otro campeón era alto y se veía fuerte como un roble, cubierto de una armadura oscura que parecía beberse la luz. No dijo una sola palabra cuando nos encontramos frente al viejo templo derruido, el punto neutro entre ambos campamentos. Desenvainé mi espada mi mano temblaba ligeramente. La lucha fue brutal espada contra espada y hierro contra voluntad, él golpeaba como si cada tajo pudiera partir el mundo en dos. Pero yo bailaba, en cada paso me jugaba la vida, sentía el peso de mi escudo, el crujir de la cota de malla, el sabor metálico de la sangre que comenzaba a llenar mi boca tras un impacto mal recibido. Una, dos, cinco veces caí y las cinco mismas me puse de pie, hasta que en un instante fugaz, vi la abertura bajo su brazo, entre la hombrera y la coraza, tipico fallo humano. Mi espada entró y él cayó de rodillas, mirándome bajo el yelmo, como si en el fondo agradeciera no tener que continuar con esa guerra absurda. Cuando terminó, el silencio fue absoluto, no hubo vítores, ni aplausos. Solo una calma pesada, como la que precede a una tormenta, o en este caso, a una paz impuesta. Caminé de regreso entre filas de soldados que no sabían si vitorearme o temerme, mis piernas temblaban, pero no estaba cansado. La paz puede ganarse con una espada, pero nunca deja de pesar en las manos de quien la empuñó.
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  • El amor es una guerra, y tú y yo somos los soldados. Pero en esta batalla, no busco victoria… solo quiero que cada herida que me causes sea un grito de placer...

    #SeductiveSunday(?
    El amor es una guerra, y tú y yo somos los soldados. Pero en esta batalla, no busco victoria… solo quiero que cada herida que me causes sea un grito de placer... #SeductiveSunday(?
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  • 𝟎𝟗:𝟎𝟎 𝓟𝓜
    ═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════
    Esta noche colgué el uniforme.
    Literalmente.
    Por primera vez en mucho tiempo, me vi obligada —y no me quejo del todo— a usar un vestido elegante. Sin la estructura rígida de la vida militar envolviéndome los hombros. Solo tela suave, un par de tacones que ya me pesan y una sonrisa que, si bien diplomática… también es sincera.
    El salón resplandece entre candelabros y reflejos dorados. Todos hablan, ríen, beben vino fino y lanzan miradas que lo dicen todo sin pronunciar palabra.
    Yo camino entre ellos, no como soldado esta vez, sino como una dama más.
    Y aunque una parte de mí aún se siente fuera de lugar sin su chaqueta azul oscuro, otra parte… se permite disfrutar.
    ¿Me reconocen? Tal vez no de inmediato.
    Y, por una vez, me parece bien que así sea.
    𝟎𝟗:𝟎𝟎 𝓟𝓜 ═══════ ≪ •❈• ≫ ═══════ Esta noche colgué el uniforme. Literalmente. Por primera vez en mucho tiempo, me vi obligada —y no me quejo del todo— a usar un vestido elegante. Sin la estructura rígida de la vida militar envolviéndome los hombros. Solo tela suave, un par de tacones que ya me pesan y una sonrisa que, si bien diplomática… también es sincera. El salón resplandece entre candelabros y reflejos dorados. Todos hablan, ríen, beben vino fino y lanzan miradas que lo dicen todo sin pronunciar palabra. Yo camino entre ellos, no como soldado esta vez, sino como una dama más. Y aunque una parte de mí aún se siente fuera de lugar sin su chaqueta azul oscuro, otra parte… se permite disfrutar. ¿Me reconocen? Tal vez no de inmediato. Y, por una vez, me parece bien que así sea.
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    Hay un instante eterno en el que el tiempo parece detenerse mientras el corazón le sigue latiendo. Tuc. Tuc. Tuc. Siente la vibración contra su caja torácica, retumbando en sus tímpanos mientras intenta recuperar el aliento solo para darse cuenta de que no puede hacerlo.

    Tony está a su derecha, pero por primera vez desde que se conocen, él no está prestándole atención. No tiene lugar para más que la imagen amarillenta que se transmite sin sonido en una pantalla maltratada a treinta centímetros de él. A la izquierda, Bucky tiene una expresión desencajada por la angustia de un recuerdo vívido pero antiguo, que literalmente se reproduce frente a él.

    Y justo en el medio de ambos, está Stephanie. Solo ella, junto a un corazón que late con fuerza y unos pulmones que han dejado de servir.

    Hay un torbellino de sensaciones encontradas en su interior, que se revuelven para hacerla sentir mareada. Por un lado, quiere sujetar a Tony y abrazarlo como lo ha hecho desde la primera pesadilla con agujeros de gusano y vacíos oscuros. Por el otro, su corazón se rompe al ver la expresión ausente en el rostro de su mejor amigo, captado por la cámara de video mientras asesina a Howard y María Stark con la automaticidad con la que ha sido maldecido desde el día en que cayó del tren.

    La capitana siente una culpa que no puede controlar, como si la culpa que ha sentido desde el día en que eso pasó, se acrecentara para engullirla entera solo por la forma en la que los dedos de la armadura de Tony se flexionan.

    Su corazón comienza a deshacerse justo ahí. A medio camino de lo único que tiene en la vida después de tanto perder. A medio camino entre los dos hombres que ama. A su izquierda, el hombre con el que había compartido toda su vida. A su derecha, el hombre con el que, hasta ese instante, creyó que estaba destinada a vivir los años que le quedasen.

    Si alguien se lo hubiese preguntado en un cuestionario, definitivamente Stephanie no hubiese podido contestar.

    Más eligió a uno sobre el otro de forma automática, sin siquiera titubear, cuando al terminar el video Tony se giró hacia James y ella le sujetó el antebrazo de la armadura.

    Allí, con ese único gesto, todo lo que había sido especial en su vínculo con Stark, se deshizo como arena entre los dedos. Se hizo añicos mientras él la miraba con el ardor de la traición y la furia en sus ojos castaños.

    —Tony, no—susurró ella, con voz carrasposa. El hombre de acero tira del agarre, como queriendo quitársela de encima, pero la rubia insiste, esta vez con desesperación:—. No ha sido su culpa, por favor.

    A partir de allí todo es caos. Gritos. Disparos.

    Stephanie es consciente de una forma casi dolorosa, de que en reiteradas oportunidades Tony no la enfrenta sino que la aparta. En muchos encontronazos el uno con el otro, simplemente la empuja contra las paredes con la fuerza de la armadura y la aleja de él, porque su objetivo es Bucky. Pero ella vuelve a la carrera, arrojándose hacia él y sujetándolo mientras le grita a su mejor amigo que se vaya. Las manos le duelen y las uñas se le parten por el esfuerzo que hace arrancando los trozos de la armadura para descomponerla, como una manifestación física de todo el dolor que la hace trizas desde adentro.

    En algún punto, la paciencia de Tony se agota y empieza lo verdaderamente duro. Los golpes van y vuelven, el escudo regresa a su mano para protegerla de los disparos y estrellarse contra el metal que ya no puede alcanzar porque es demasiado grueso para ser arrancado. Su prometido la ataca, pero eventualmente continúa diciendole que se aleje cada vez que logra estrellarla contra una pared a diez metros de dónde él está parado. Ella le dice que no puede, que podría hacer eso todo el día, un mantra casi típico de sí que toda la vida ha sido el pilar de su personalidad. Tony dispara contra James y el super soldado vuela por los aires antes de que la capitana embista en su contra y lo arroje contra el suelo, se le trepa encima y le da un puñetazo. Luego otro, y otro más. Arranca un pedazo de la máscara que se agrieta con un golpe del filo del escudo y un golpe del propulsor en la mano ajena se le estrella en el pecho. Arde, el calor atraviesa el traje y hace un agujero al mismo tiempo en que ella utiliza el escudo para romper el reactor en su pecho con un chasquido vidriado, grotesco.

    Ella está llorando. Tiene el rostro cubierto de sangre que brota por los cortes y lágrimas que se le escapan de los ojos. Escucha su propia voz, suplicándole a Tony, diciéndole que lo siente.

    La armadura se apaga, porque ella le arranca el reactor del pecho. Le arranca la fuente de energía de una forma casi tan poética como irónica al pensar que, ese reactor, en algún momento era como el corazón de Tony Stark.

    Ella le está arrancando el corazón.
    En algún punto, el que es su prometido llega a la misma conclusión, porque no lucha más en su contra después de que la capitana arranque el escudo de su pecho. Tiene la mirada fija en los ojos de ella, con el dolor y la tristeza golpeándola como una bofetada.
    Stephanie se pone de pie con la respiración cortada, se acerca a James para ayudarlo a incorporarse y comienza a alejarse despacio, sabiendo que Tony no va a seguirlos.

    Él grita, sin embargo. El tono de su voz está cargado de rencor, frustración e ira.

    —¡Ese escudo no te pertenece! ¡No lo mereces! ¡Mi padre hizo ese escudo!
    Los dedos de Stephanie tiemblan en el agarre de cuero sujeto al vibranio. Se estremece.

    —¡No mereces nada de lo que tenía para ti!

    Inhala con brusquedad, sin siquiera molestarse en detener el llanto que se escapa de sus ojos azules. El escudo se afloja, resbalándose del enganche alrededor de su antebrazo cuando abre los dedos y lo deja ir, empuñando los ojos. Hay un segundo de silencio en el que nadie dice nada, en el que nada suena, pero en el que el aire quema en sus pulmones agitados y el peso de las miradas ajenas le hace doler los hombros. Cuando vuelve a abrirlos, ha tomado la decisión sin retorno, incluso si en ese punto ya no existía. Bucky sigue la mirada de la capitana, que baja a su propia mano izquierda dónde un discreto anillo de oro blanco lanza un guiño burlesco desde su dedo anular. Ella fleziona el pulgar para enganchar el anillo y deslizarlo por las falanges hasta que queda colgando de la punta del anular antes de que lo suelte.

    Otro chasquido. Esta vez, el del oro repicando contra el vibranio.

    Después, silencio.

    Tony no los sigue. Bucky no le habla.

    El frío del exterior le acaricia la cara, congelando sus lágrimas y causando un escozor sobre las heridas abiertas, que ni siquiera tiene una mínima comparación con el dolor de su corazón al desangrarse por dentro.

    Hay un instante eterno en el que el tiempo parece detenerse mientras el corazón le sigue latiendo. Tuc. Tuc. Tuc. Siente la vibración contra su caja torácica, retumbando en sus tímpanos mientras intenta recuperar el aliento solo para darse cuenta de que no puede hacerlo. Tony está a su derecha, pero por primera vez desde que se conocen, él no está prestándole atención. No tiene lugar para más que la imagen amarillenta que se transmite sin sonido en una pantalla maltratada a treinta centímetros de él. A la izquierda, Bucky tiene una expresión desencajada por la angustia de un recuerdo vívido pero antiguo, que literalmente se reproduce frente a él. Y justo en el medio de ambos, está Stephanie. Solo ella, junto a un corazón que late con fuerza y unos pulmones que han dejado de servir. Hay un torbellino de sensaciones encontradas en su interior, que se revuelven para hacerla sentir mareada. Por un lado, quiere sujetar a Tony y abrazarlo como lo ha hecho desde la primera pesadilla con agujeros de gusano y vacíos oscuros. Por el otro, su corazón se rompe al ver la expresión ausente en el rostro de su mejor amigo, captado por la cámara de video mientras asesina a Howard y María Stark con la automaticidad con la que ha sido maldecido desde el día en que cayó del tren. La capitana siente una culpa que no puede controlar, como si la culpa que ha sentido desde el día en que eso pasó, se acrecentara para engullirla entera solo por la forma en la que los dedos de la armadura de Tony se flexionan. Su corazón comienza a deshacerse justo ahí. A medio camino de lo único que tiene en la vida después de tanto perder. A medio camino entre los dos hombres que ama. A su izquierda, el hombre con el que había compartido toda su vida. A su derecha, el hombre con el que, hasta ese instante, creyó que estaba destinada a vivir los años que le quedasen. Si alguien se lo hubiese preguntado en un cuestionario, definitivamente Stephanie no hubiese podido contestar. Más eligió a uno sobre el otro de forma automática, sin siquiera titubear, cuando al terminar el video Tony se giró hacia James y ella le sujetó el antebrazo de la armadura. Allí, con ese único gesto, todo lo que había sido especial en su vínculo con Stark, se deshizo como arena entre los dedos. Se hizo añicos mientras él la miraba con el ardor de la traición y la furia en sus ojos castaños. —Tony, no—susurró ella, con voz carrasposa. El hombre de acero tira del agarre, como queriendo quitársela de encima, pero la rubia insiste, esta vez con desesperación:—. No ha sido su culpa, por favor. A partir de allí todo es caos. Gritos. Disparos. Stephanie es consciente de una forma casi dolorosa, de que en reiteradas oportunidades Tony no la enfrenta sino que la aparta. En muchos encontronazos el uno con el otro, simplemente la empuja contra las paredes con la fuerza de la armadura y la aleja de él, porque su objetivo es Bucky. Pero ella vuelve a la carrera, arrojándose hacia él y sujetándolo mientras le grita a su mejor amigo que se vaya. Las manos le duelen y las uñas se le parten por el esfuerzo que hace arrancando los trozos de la armadura para descomponerla, como una manifestación física de todo el dolor que la hace trizas desde adentro. En algún punto, la paciencia de Tony se agota y empieza lo verdaderamente duro. Los golpes van y vuelven, el escudo regresa a su mano para protegerla de los disparos y estrellarse contra el metal que ya no puede alcanzar porque es demasiado grueso para ser arrancado. Su prometido la ataca, pero eventualmente continúa diciendole que se aleje cada vez que logra estrellarla contra una pared a diez metros de dónde él está parado. Ella le dice que no puede, que podría hacer eso todo el día, un mantra casi típico de sí que toda la vida ha sido el pilar de su personalidad. Tony dispara contra James y el super soldado vuela por los aires antes de que la capitana embista en su contra y lo arroje contra el suelo, se le trepa encima y le da un puñetazo. Luego otro, y otro más. Arranca un pedazo de la máscara que se agrieta con un golpe del filo del escudo y un golpe del propulsor en la mano ajena se le estrella en el pecho. Arde, el calor atraviesa el traje y hace un agujero al mismo tiempo en que ella utiliza el escudo para romper el reactor en su pecho con un chasquido vidriado, grotesco. Ella está llorando. Tiene el rostro cubierto de sangre que brota por los cortes y lágrimas que se le escapan de los ojos. Escucha su propia voz, suplicándole a Tony, diciéndole que lo siente. La armadura se apaga, porque ella le arranca el reactor del pecho. Le arranca la fuente de energía de una forma casi tan poética como irónica al pensar que, ese reactor, en algún momento era como el corazón de Tony Stark. Ella le está arrancando el corazón. En algún punto, el que es su prometido llega a la misma conclusión, porque no lucha más en su contra después de que la capitana arranque el escudo de su pecho. Tiene la mirada fija en los ojos de ella, con el dolor y la tristeza golpeándola como una bofetada. Stephanie se pone de pie con la respiración cortada, se acerca a James para ayudarlo a incorporarse y comienza a alejarse despacio, sabiendo que Tony no va a seguirlos. Él grita, sin embargo. El tono de su voz está cargado de rencor, frustración e ira. —¡Ese escudo no te pertenece! ¡No lo mereces! ¡Mi padre hizo ese escudo! Los dedos de Stephanie tiemblan en el agarre de cuero sujeto al vibranio. Se estremece. —¡No mereces nada de lo que tenía para ti! Inhala con brusquedad, sin siquiera molestarse en detener el llanto que se escapa de sus ojos azules. El escudo se afloja, resbalándose del enganche alrededor de su antebrazo cuando abre los dedos y lo deja ir, empuñando los ojos. Hay un segundo de silencio en el que nadie dice nada, en el que nada suena, pero en el que el aire quema en sus pulmones agitados y el peso de las miradas ajenas le hace doler los hombros. Cuando vuelve a abrirlos, ha tomado la decisión sin retorno, incluso si en ese punto ya no existía. Bucky sigue la mirada de la capitana, que baja a su propia mano izquierda dónde un discreto anillo de oro blanco lanza un guiño burlesco desde su dedo anular. Ella fleziona el pulgar para enganchar el anillo y deslizarlo por las falanges hasta que queda colgando de la punta del anular antes de que lo suelte. Otro chasquido. Esta vez, el del oro repicando contra el vibranio. Después, silencio. Tony no los sigue. Bucky no le habla. El frío del exterior le acaricia la cara, congelando sus lágrimas y causando un escozor sobre las heridas abiertas, que ni siquiera tiene una mínima comparación con el dolor de su corazón al desangrarse por dentro.
    Me entristece
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  • Una nueva oportunidad
    Categoría Fantasía
    Una joven Alexandra de 19 años llego hasta los reinos humanos en su desesperación por esconderse de quienes la cazaban en nombre de Ian decidió desaparecer del reino Fae hasta que fuera seguro volver, pues habiendo huido con el hijo de Ian en su vientre, el cual ya había perdido por culpa del mismo Ian, no la dejaría tranquila.

    Llego a un reino humano e hizo lo que alguien como ella siempre hace, ayudar a los que lo necesitan, aun con su magia bloqueada la joven mujer era completamente capaz de curar enfermos, suturar heridas, romper maldiciones e incluso preparar medicamentos. Tenia conocimiento en hierbas y magia elemental, de esa que no necesita energía mágica propia solo lo que la intención ofrece.

    Ella comenzó curando a los pobres, esos que solo le podían ofrecer pan o refugio por una noche, después sus habilidades llegaron a oídos de quien le ofrecía monedas de oro, de los soldados que le daban raciones de comida, después a los nobles que le daban joyas y banquetes, hasta que sus acciones llegaron a oídos de la realeza.

    Ellos la habían mandado llamar, llevándola con una legión de solados como escolta, ella sabia que aquello podía significar muchas cosas, así que iba cubierta entera, solo con su cabello y labios visibles, su identidad era lo mas valioso que poseía, no lo entregaría por nada.

    La llevaron a una habitación oscura donde para su sorpresa solo se encontraba una bella joven que la miraba inquiridoramente. Supuso seria de la raleza, por lo que inmediatamente hizo una reverencia. Ella conocía bien los protocolos, la habían educado en ellos toda una vida.

    — Buenas noches su majestad...

    Dijo sin mostrar su rostro, con una voz suave y tranquila

    ||Rol con ᴅᴀᴇᴍʏʀᴀ ᴛᴀʀɢᴀʀʏᴇɴ
    Una joven Alexandra de 19 años llego hasta los reinos humanos en su desesperación por esconderse de quienes la cazaban en nombre de Ian decidió desaparecer del reino Fae hasta que fuera seguro volver, pues habiendo huido con el hijo de Ian en su vientre, el cual ya había perdido por culpa del mismo Ian, no la dejaría tranquila. Llego a un reino humano e hizo lo que alguien como ella siempre hace, ayudar a los que lo necesitan, aun con su magia bloqueada la joven mujer era completamente capaz de curar enfermos, suturar heridas, romper maldiciones e incluso preparar medicamentos. Tenia conocimiento en hierbas y magia elemental, de esa que no necesita energía mágica propia solo lo que la intención ofrece. Ella comenzó curando a los pobres, esos que solo le podían ofrecer pan o refugio por una noche, después sus habilidades llegaron a oídos de quien le ofrecía monedas de oro, de los soldados que le daban raciones de comida, después a los nobles que le daban joyas y banquetes, hasta que sus acciones llegaron a oídos de la realeza. Ellos la habían mandado llamar, llevándola con una legión de solados como escolta, ella sabia que aquello podía significar muchas cosas, así que iba cubierta entera, solo con su cabello y labios visibles, su identidad era lo mas valioso que poseía, no lo entregaría por nada. La llevaron a una habitación oscura donde para su sorpresa solo se encontraba una bella joven que la miraba inquiridoramente. Supuso seria de la raleza, por lo que inmediatamente hizo una reverencia. Ella conocía bien los protocolos, la habían educado en ellos toda una vida. — Buenas noches su majestad... Dijo sin mostrar su rostro, con una voz suave y tranquila ||Rol con [fable_topaz_zebra_366]
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