• Llevaba demasiado tiempo apoyada contra la barandilla, mirando la ciudad como si pudiera encontrar respuestas en las luces parpadeantes de los edificios. No había ruido aquí arriba, solo el viento. Y eso… eso era lo peor.

    Porque en el silencio, los recuerdos son más fuertes.

    Cerré los ojos.

    Y lo vi. Otra vez.

    El desierto, las explosiones al fondo, el polvo pegado a la piel.
    Y él. Sonriendo como siempre, como si nada importara. Me tendió la mano aquella noche, después de la misión. Me dijo que confiara en él. Que no importaba nada más, que estaríamos juntos aunque el mundo ardiera.

    Y yo le creí.

    Hasta que me apuntó con su arma.

    Sentí de nuevo el frío metálico en mi frente, la traición pesando más que el miedo. Su voz, tan calmada:
    —“Lo siento, Thalya. Es solo un contrato.”

    El sonido del disparo no fue para mí.
    Fue para la mujer que estaba detrás de mí. Mi compañera. Mi amiga. Murió en segundos. Yo… quedé en el suelo, temblando, sin entender cómo alguien que había tocado mi piel, que había besado mis cicatrices, podía venderme por dinero.

    Abrí los ojos de golpe. La ciudad volvió, las luces, el viento. Pero el nudo en el pecho seguía ahí.

    Tomé el vaso y di otro sorbo. Necesitaba algo que me anclara al presente.

    Me apoyé contra la barandilla, sin mirar a nadie en particular. Mi reflejo en el cristal de mi móvil parecía el de otra persona: fría, contenida, inalcanzable.

    No era que no quisiera sentir algo otra vez.
    Era que no sabía si podría ser capaz. No después de eso.

    Dejé que el viento y el silencio me envolvieran mientras me preguntaba si esta vez… podría confiar ciegamente en alguien.
    Llevaba demasiado tiempo apoyada contra la barandilla, mirando la ciudad como si pudiera encontrar respuestas en las luces parpadeantes de los edificios. No había ruido aquí arriba, solo el viento. Y eso… eso era lo peor. Porque en el silencio, los recuerdos son más fuertes. Cerré los ojos. Y lo vi. Otra vez. El desierto, las explosiones al fondo, el polvo pegado a la piel. Y él. Sonriendo como siempre, como si nada importara. Me tendió la mano aquella noche, después de la misión. Me dijo que confiara en él. Que no importaba nada más, que estaríamos juntos aunque el mundo ardiera. Y yo le creí. Hasta que me apuntó con su arma. Sentí de nuevo el frío metálico en mi frente, la traición pesando más que el miedo. Su voz, tan calmada: —“Lo siento, Thalya. Es solo un contrato.” El sonido del disparo no fue para mí. Fue para la mujer que estaba detrás de mí. Mi compañera. Mi amiga. Murió en segundos. Yo… quedé en el suelo, temblando, sin entender cómo alguien que había tocado mi piel, que había besado mis cicatrices, podía venderme por dinero. Abrí los ojos de golpe. La ciudad volvió, las luces, el viento. Pero el nudo en el pecho seguía ahí. Tomé el vaso y di otro sorbo. Necesitaba algo que me anclara al presente. Me apoyé contra la barandilla, sin mirar a nadie en particular. Mi reflejo en el cristal de mi móvil parecía el de otra persona: fría, contenida, inalcanzable. No era que no quisiera sentir algo otra vez. Era que no sabía si podría ser capaz. No después de eso. Dejé que el viento y el silencio me envolvieran mientras me preguntaba si esta vez… podría confiar ciegamente en alguien.
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  • Memorias de Madrugada.

    — Nunca planeé ser el hombre que entra en la vida de una mujer solo por una noche… pero con el tiempo entendí que algunas máscaras se vuelven piel, y que hay heridas que el amor no puede tocar. Me volví experto en prometer sin palabras, en desaparecer sin dejar rastro. No por crueldad, sino por miedo. Miedo a que alguien vea más allá del deseo, que atraviese la fachada y encuentre al hombre roto, al que ya no cree en el mañana.

    La carretera siempre me espera con su abrazo frío, y esas camas temporales son estaciones de paso, refugios donde dejo el cuerpo y escondo el alma. Me pierdo en ellas, en sus risas, en su calor, porque por un instante me hacen olvidar quién soy. Pero cuando todo termina, cuando el mundo vuelve a ser silencioso y real, me doy cuenta de que nunca fui suyo… y que quizás ya no soy de nadie.

    Ser un hombre de una noche no es una elección, es una consecuencia. La máscara que llevo no es para engañarlas. Es para no enfrentarme al reflejo que me devuelve el retrovisor cada vez que arranco el motor y sigo huyendo.
    Memorias de Madrugada. — Nunca planeé ser el hombre que entra en la vida de una mujer solo por una noche… pero con el tiempo entendí que algunas máscaras se vuelven piel, y que hay heridas que el amor no puede tocar. Me volví experto en prometer sin palabras, en desaparecer sin dejar rastro. No por crueldad, sino por miedo. Miedo a que alguien vea más allá del deseo, que atraviese la fachada y encuentre al hombre roto, al que ya no cree en el mañana. La carretera siempre me espera con su abrazo frío, y esas camas temporales son estaciones de paso, refugios donde dejo el cuerpo y escondo el alma. Me pierdo en ellas, en sus risas, en su calor, porque por un instante me hacen olvidar quién soy. Pero cuando todo termina, cuando el mundo vuelve a ser silencioso y real, me doy cuenta de que nunca fui suyo… y que quizás ya no soy de nadie. Ser un hombre de una noche no es una elección, es una consecuencia. La máscara que llevo no es para engañarlas. Es para no enfrentarme al reflejo que me devuelve el retrovisor cada vez que arranco el motor y sigo huyendo.
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  • Las luces LED parpadearon como si quisieran apagarse, y el viento que sopló repentinamente levantó la tierra circundante al asfalto, que se veía descuidado y agrietado como todo en esta parte de la ciudad.

    —¿Estás listo? —le preguntó su amigo conocedor de motos con ansiedad.

    —¡Por supuesto! —le contestó Charles con una sonrisa arrogante. —Confía en mí.

    Grey se hallaba en una de esas carreras clandestinas que se daban en el noroeste de Londres, en el sitio más decadente de la ciudad. Donde era complicado que Yard los interceptara.
    Además, era una de las zonas más peligrosas, donde la tasa de criminalidad iba en ascenso cada mes, y por la que nadie en su sano juicio deseaba transitar por la noche.

    Sin embargo, él no se veía preocupado por su bienestar. Después de todo, estaba seguro de poder defenderse, incluso si su atacante era poseedor de una pistola o algo peor.

    En realidad, lo que más le importaba ahora era ganar, incluso si se trataba de algo tan poco sustancial como una carrera entre adolescentes pudientes —o no— presumiendo sus motocicletas.

    Colocándose el casco, tan negro como la noche que los rodeaba, Charles posó las manos sobre los manubrios, los pies sobre los pedales, y se preparó para arrancar motores cuando el «juez» diera el visto bueno.

    Este no era más que su amigo conocedor de motos, quién lo miraba con preocupación, pues había apostado todo su dinero por él y temía perderlo está noche.

    —¡Preparados! —exclamó alzando el brazo en medio de la pista, es decir, la calle media destruida.

    Pronto, el espacio se llenó del rugido propio de un motor; algunos eran tan exagerados que seguramente fuera porque la motocicleta no estuviera en buen estado.

    —Listos… ¡Ya!

    Todas las motos, incluida la de Grey, emprendieron marcha hacia delante a una velocidad que sin duda sería una multa segura.
    Y a medida que transitaban por la calle, esta fue aumentando hasta que las motos no fueron más que un borrón irreconocible.
    Grey sonrió con placidez.
    Era satisfactorio encontrarse conduciendo a una velocidad tan grande, y era aún más satisfactorio notar lo sencillo que era pasar a sus rivales.

    Así, en una elipsis, Charles logró completar las vueltas y llegar a la meta sin ninguna dificultad más que el asfalto lleno de pozos.
    Pero, justo cuando estaba por frenar, sacarse el casco y festejar con su amigo conocedor de motos, quién estaba más feliz que él porque había ganado un dineral, la rueda delantera se hundió en un pozo particularmente hondo.

    Grey intentó maniobrar para salir, pero, en un mal movimiento, la moto tambaleó hacia un lado, y ni con toda la fuerza que ejerció pudo evitar que ésta se cayera, ¡con él encima y todo! Porque no llegó a salir a tiempo.
    Menos mal y tenía el casco puesto, aunque, no podría decirse lo mismo del resto de su cuerpo…

    —¡¿Qué estás mirando?! —le reprochó a su amigo desde el suelo. —¡Ayúdame rápido!

    Antes de que los demás vinieran y lo vieran dando vergüenza.
    Las luces LED parpadearon como si quisieran apagarse, y el viento que sopló repentinamente levantó la tierra circundante al asfalto, que se veía descuidado y agrietado como todo en esta parte de la ciudad. —¿Estás listo? —le preguntó su amigo conocedor de motos con ansiedad. —¡Por supuesto! —le contestó Charles con una sonrisa arrogante. —Confía en mí. Grey se hallaba en una de esas carreras clandestinas que se daban en el noroeste de Londres, en el sitio más decadente de la ciudad. Donde era complicado que Yard los interceptara. Además, era una de las zonas más peligrosas, donde la tasa de criminalidad iba en ascenso cada mes, y por la que nadie en su sano juicio deseaba transitar por la noche. Sin embargo, él no se veía preocupado por su bienestar. Después de todo, estaba seguro de poder defenderse, incluso si su atacante era poseedor de una pistola o algo peor. En realidad, lo que más le importaba ahora era ganar, incluso si se trataba de algo tan poco sustancial como una carrera entre adolescentes pudientes —o no— presumiendo sus motocicletas. Colocándose el casco, tan negro como la noche que los rodeaba, Charles posó las manos sobre los manubrios, los pies sobre los pedales, y se preparó para arrancar motores cuando el «juez» diera el visto bueno. Este no era más que su amigo conocedor de motos, quién lo miraba con preocupación, pues había apostado todo su dinero por él y temía perderlo está noche. —¡Preparados! —exclamó alzando el brazo en medio de la pista, es decir, la calle media destruida. Pronto, el espacio se llenó del rugido propio de un motor; algunos eran tan exagerados que seguramente fuera porque la motocicleta no estuviera en buen estado. —Listos… ¡Ya! Todas las motos, incluida la de Grey, emprendieron marcha hacia delante a una velocidad que sin duda sería una multa segura. Y a medida que transitaban por la calle, esta fue aumentando hasta que las motos no fueron más que un borrón irreconocible. Grey sonrió con placidez. Era satisfactorio encontrarse conduciendo a una velocidad tan grande, y era aún más satisfactorio notar lo sencillo que era pasar a sus rivales. Así, en una elipsis, Charles logró completar las vueltas y llegar a la meta sin ninguna dificultad más que el asfalto lleno de pozos. Pero, justo cuando estaba por frenar, sacarse el casco y festejar con su amigo conocedor de motos, quién estaba más feliz que él porque había ganado un dineral, la rueda delantera se hundió en un pozo particularmente hondo. Grey intentó maniobrar para salir, pero, en un mal movimiento, la moto tambaleó hacia un lado, y ni con toda la fuerza que ejerció pudo evitar que ésta se cayera, ¡con él encima y todo! Porque no llegó a salir a tiempo. Menos mal y tenía el casco puesto, aunque, no podría decirse lo mismo del resto de su cuerpo… —¡¿Qué estás mirando?! —le reprochó a su amigo desde el suelo. —¡Ayúdame rápido! Antes de que los demás vinieran y lo vieran dando vergüenza.
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  • Preparó su geringa y al llegar a una sala privada se sorprendió al ver la camilla vacía. Salió de la sala molesto. Su clínica no era tan grande, pero aún así algunos pacientes escapaban. Habló en voz alta a los presentes que estaban en espera.

    — Si han visto a un chico con su bata semi abierta en la parte trasera, por favor díganme en que dirección se fue. Escapó antes de que pudiera pincharle el trasero.

    Murmuró lo último entre dientes y ajustó el puente de sus gafas. Era muy peligroso si no le daba su medicina ese día.

    #Hospital #Doctor
    #Sliceoflife
    Preparó su geringa y al llegar a una sala privada se sorprendió al ver la camilla vacía. Salió de la sala molesto. Su clínica no era tan grande, pero aún así algunos pacientes escapaban. Habló en voz alta a los presentes que estaban en espera. — Si han visto a un chico con su bata semi abierta en la parte trasera, por favor díganme en que dirección se fue. Escapó antes de que pudiera pincharle el trasero. Murmuró lo último entre dientes y ajustó el puente de sus gafas. Era muy peligroso si no le daba su medicina ese día. #Hospital #Doctor #Sliceoflife
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  • ⸻ Mi cuerpo, mis habilidades y mi carácter fueron forjados para la conquista. No soy una mujer débil ni frágil. Si intentas jugar conmigo, acabaré contigo.
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  • Decidió tomar una ducha caliente para relajarse, además que el vapor le ayudaba bastante a sentirse mejor.

    Suspiraba suave, frotando su cuerpo y siendo cuidadoso con sus plumas en especial, mirando que algunas aún se desprendían con facilidad por la muda debido a lo enfermo que estuvo tantos días.

    —Espero esto no dure demasiado... No quiero quedarme calvo.
    Decidió tomar una ducha caliente para relajarse, además que el vapor le ayudaba bastante a sentirse mejor. Suspiraba suave, frotando su cuerpo y siendo cuidadoso con sus plumas en especial, mirando que algunas aún se desprendían con facilidad por la muda debido a lo enfermo que estuvo tantos días. —Espero esto no dure demasiado... No quiero quedarme calvo.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Crimson Omen
    El rojo nunca pide permiso.
    ‘Crimson Omen’ fue creado para quienes no temen ocupar el centro de la habitación y sostener todas las miradas sin parpadear.
    Es un presagio, sí: que la presencia llega antes que las palabras
    Parte de la colección "Refractions of Power – Milan Fashion Week 2025"

    Hashtags:
    #MIRROR #YunseokWang #RefractionsOfPower #CrimsonOmen #MilanFashionWeek
    ❤️ Crimson Omen ❤️ El rojo nunca pide permiso. ‘Crimson Omen’ fue creado para quienes no temen ocupar el centro de la habitación y sostener todas las miradas sin parpadear. Es un presagio, sí: que la presencia llega antes que las palabras 🔗 Parte de la colección "Refractions of Power – Milan Fashion Week 2025" Hashtags: #MIRROR #YunseokWang #RefractionsOfPower #CrimsonOmen #MilanFashionWeek
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  • es la primera vez, que uso vestido si me queda bien?

    -le pregunte a mi mejor amigo nerviosa, ya que tenia miedo de verme mal, o que mi cuerpo no se ajustara-

    an tu que opinas, como se me ve?

    Anyel Martnes
    es la primera vez, que uso vestido si me queda bien? -le pregunte a mi mejor amigo nerviosa, ya que tenia miedo de verme mal, o que mi cuerpo no se ajustara- an tu que opinas, como se me ve? [Anyel01]
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  • 𝑳𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒍𝒐𝒔 𝒏𝒆𝒈𝒐𝒄𝒊𝒐𝒔 𝒏𝒐 𝒔𝒖𝒆𝒍𝒆𝒏 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓𝒔𝒆 𝒃𝒊𝒆𝒏.

    20 días y contando... Puede que tenga las respuestas...

    Volví a sentir ese frío que recorre el cuerpo cuando se revela algo que quiere permanecer oculto.

    - Я не хочу настаивать... Я просто хочу их вернуть.
    𝑳𝒂𝒔 𝒓𝒆𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒇𝒂𝒎𝒊𝒍𝒊𝒂𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒍𝒐𝒔 𝒏𝒆𝒈𝒐𝒄𝒊𝒐𝒔 𝒏𝒐 𝒔𝒖𝒆𝒍𝒆𝒏 𝒍𝒍𝒆𝒗𝒂𝒓𝒔𝒆 𝒃𝒊𝒆𝒏. 20 días y contando... Puede que tenga las respuestas... Volví a sentir ese frío que recorre el cuerpo cuando se revela algo que quiere permanecer oculto. - Я не хочу настаивать... Я просто хочу их вернуть.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    He dado forma a los sueños de incontables almas, he paseado por pasillos forjados con esperanzas, terrores y anhelos profundos... pero hay momentos en los que me veo obligado a detenerme. Como ahora.

    Mis brazos rodean mi cuerpo, para no olvidar que aún existo, que no soy solo el reflejo de lo que otros necesitan soñar.

    (Suspiro pesado)

    ¿Acaso puede un dios sentirse solo?

    (Pausa breve)

    No es por la falta de compañía, sino por la ausencia de sentido.

    A veces, el deber de guiar los sueños se convierte en un exilio autoimpuesto. No puedo ser parte del mundo que construyo para otros. Solo observar. Cuidar. Proteger. Como una presencia que se desvanece antes del alba, olvidada por quienes más dependen de ella.

    Me pregunto si alguien soñará conmigo esta noche.

    Si alguna mente, siquiera por error, me imaginará sentado así: en silencio, sin armadura ni manto de noche, solo con la carga de una historia que aún no es contada.

    Y si acaso alguien lo hace, espero que al menos entienda que incluso las sombras que habitan los sueños… a veces desean descansar...
    He dado forma a los sueños de incontables almas, he paseado por pasillos forjados con esperanzas, terrores y anhelos profundos... pero hay momentos en los que me veo obligado a detenerme. Como ahora. Mis brazos rodean mi cuerpo, para no olvidar que aún existo, que no soy solo el reflejo de lo que otros necesitan soñar. (Suspiro pesado) ¿Acaso puede un dios sentirse solo? (Pausa breve) No es por la falta de compañía, sino por la ausencia de sentido. A veces, el deber de guiar los sueños se convierte en un exilio autoimpuesto. No puedo ser parte del mundo que construyo para otros. Solo observar. Cuidar. Proteger. Como una presencia que se desvanece antes del alba, olvidada por quienes más dependen de ella. Me pregunto si alguien soñará conmigo esta noche. Si alguna mente, siquiera por error, me imaginará sentado así: en silencio, sin armadura ni manto de noche, solo con la carga de una historia que aún no es contada. Y si acaso alguien lo hace, espero que al menos entienda que incluso las sombras que habitan los sueños… a veces desean descansar...
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