• Tardó un poco más de lo que dijo, pero quería asegurarse de vestir algo especial, algo que nadie más le hubiera visto puesto por su trabajo y fuera sólo de ellos dos ahora, más sabiendo que le gustaba verlo en lencería.

    Nervioso, terminó de arreglarse, tomando un profundo respiro y saliendo lentamente del baño, mirándolo con una pequeña y apenada sonrisa, queriendo darse una nueva oportunidad de intentar aunque seguía inseguro.

    —G-Gatito... ¿Te... gusta?~
    Tardó un poco más de lo que dijo, pero quería asegurarse de vestir algo especial, algo que nadie más le hubiera visto puesto por su trabajo y fuera sólo de ellos dos ahora, más sabiendo que le gustaba verlo en lencería. Nervioso, terminó de arreglarse, tomando un profundo respiro y saliendo lentamente del baño, mirándolo con una pequeña y apenada sonrisa, queriendo darse una nueva oportunidad de intentar aunque seguía inseguro. —G-Gatito... ¿Te... gusta?~
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  • Mika cada día se pone más sobreprotector conmigo.
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  • Maldita sea... -Alguien le prometio llevarlo a la playa y alguien acaba de dejarlo plantado. Alguien le prometio agua salada y la unica sal que prueba es su propio sudor rodandole por la cara.-

    MAL-DI-TA SEA...
    Maldita sea... -Alguien le prometio llevarlo a la playa y alguien acaba de dejarlo plantado. Alguien le prometio agua salada y la unica sal que prueba es su propio sudor rodandole por la cara.- MAL-DI-TA SEA...
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  • — creo que me tome la pocion incorrecta, espero que los efector terminen pronto
    — creo que me tome la pocion incorrecta, espero que los efector terminen pronto
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  • Que hermoso que duerme, pronto el será mi esposo, mi lindo esposo Jimin Kim
    Que hermoso que duerme, pronto el será mi esposo, mi lindo esposo [zephyr_olive_wolf_295]
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  • Creés conocer a alguien, como quien cree saber el mar desde la orilla.
    Pero basta una marea, una tormenta, una grieta en su voz… Y de pronto entendés que solo habías visto la superficie.
    Lo demás, lo real, estaba oculto bajo aguas profundas que nunca imaginaste.

    Creés conocer a alguien, como quien cree saber el mar desde la orilla. Pero basta una marea, una tormenta, una grieta en su voz… Y de pronto entendés que solo habías visto la superficie. Lo demás, lo real, estaba oculto bajo aguas profundas que nunca imaginaste.
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  • Desde que te Vi me enamore de ti quedé loco por ti y tuve miedo de que no sintieras lo mismo hoy confirmo nuestro amor ya que has aceptado mi propuesta de matrimonio Sloane Sparks
    Desde que te Vi me enamore de ti quedé loco por ti y tuve miedo de que no sintieras lo mismo hoy confirmo nuestro amor ya que has aceptado mi propuesta de matrimonio [glow_black_bull_699]
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  • — agh, amanezca mojada, diferente y con migraña, esto no normal en mí.. solo quiero... Solo quiero una manta y que todo vuelva a la normalidad...

    -la hibrida se abraza las piernas algo estresada, los días de soledad la llevaban al colmo, el frío rozando su piel como un crudo invierno, algunas veces deseaba tener a alguien con quien hablar de su miseria, como una familia... Pero su familia estaría destinada a permanecer entre los muertos bajo el humo de las llamaradas.-

    No era tan diferente a cuando convivía con los humanos, el frío del agua en su piel no era tan diferente a sus días del pasado, ahora solo puedes gritar y ahogarte en tus lamentos sin nadie que te escuchara porque ninguno estaría para ti, no sabía si era un milagro o una condena, nadie puede vivir sin personas. Ser el único dentro de un bosque es para presentir el mido hasta perder la cabeza..

    No estamos listos para convivir con uno mismo, primero hay que comprenderse a si mismo, porque tú eres tu propia salida, quién te conocería más que tú? Pero la falta de calidez es evidente.. solo esperas a que alguien te salve o te mate, o tu mismo lo harías?..

    — solo debo continuar... Debo de encontrar algún sentido para mí.. algo por lo que vivir, me niego a quedar aquí en la nada.. quiero saber quién soy en realidad, no soy humana y no encajé con ellos, voy a encontrar algún lugar para mí, para sentirme feliz nuevamente, solo yo puedo cambiar mí futuro, cambiar por un par de humanos? Ni de broma!, si nadie puede hacerme feliz y aceptarme tal como soy, que se vallan a la mier-... Que se vallan con sus madres y les den con una chancla..

    -se pone de pié algo temblorosa, es hora de seguir adelante-
    — agh, amanezca mojada, diferente y con migraña, esto no normal en mí.. solo quiero... Solo quiero una manta y que todo vuelva a la normalidad... -la hibrida se abraza las piernas algo estresada, los días de soledad la llevaban al colmo, el frío rozando su piel como un crudo invierno, algunas veces deseaba tener a alguien con quien hablar de su miseria, como una familia... Pero su familia estaría destinada a permanecer entre los muertos bajo el humo de las llamaradas.- No era tan diferente a cuando convivía con los humanos, el frío del agua en su piel no era tan diferente a sus días del pasado, ahora solo puedes gritar y ahogarte en tus lamentos sin nadie que te escuchara porque ninguno estaría para ti, no sabía si era un milagro o una condena, nadie puede vivir sin personas. Ser el único dentro de un bosque es para presentir el mido hasta perder la cabeza.. No estamos listos para convivir con uno mismo, primero hay que comprenderse a si mismo, porque tú eres tu propia salida, quién te conocería más que tú? Pero la falta de calidez es evidente.. solo esperas a que alguien te salve o te mate, o tu mismo lo harías?.. — solo debo continuar... Debo de encontrar algún sentido para mí.. algo por lo que vivir, me niego a quedar aquí en la nada.. quiero saber quién soy en realidad, no soy humana y no encajé con ellos, voy a encontrar algún lugar para mí, para sentirme feliz nuevamente, solo yo puedo cambiar mí futuro, cambiar por un par de humanos? Ni de broma!, si nadie puede hacerme feliz y aceptarme tal como soy, que se vallan a la mier-... Que se vallan con sus madres y les den con una chancla.. -se pone de pié algo temblorosa, es hora de seguir adelante-
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  • La tranquilidad no dura demasiado para quienes se acostumbraron a caminar entre las sombras.

    Aunque el caso de la joven violinista se cerró con una resolución casi milagrosa, el eco de aquel encuentro —la ayuda silenciosa de esa figura que desapareció en cuanto el peligro cesó— seguía presente, persistente, como un nudo bajo la piel. Desde entonces, sus días se habían llenado de un silencio denso. Ya no había visitas inesperadas en su departamento, ni hojas con flores amarillas dibujadas y olvidadas en su recibidor.

    El desastre que tiñó de rojo las paredes de la ciudad marcó una cicatriz imborrable en su rutina. Las cámaras, los titulares, la presión interna por mantener la compostura en un lugar hecho pedazos por dentro… todo lo empujó de vuelta a su departamento, donde el único sonido era el zumbido tenue del refrigerador, una sirena a lo lejos, e incluso el suave ronroneo de su gato.

    Y aunque nadie hablaba ya de lo ocurrido en la veterinaria —como si la ciudad entera hubiese hecho un esfuerzo deliberado por sepultarlo bajo una nueva capa de normalidad—, él sabía que esa clase de paz era apenas una pausa.

    Esa noche volvió a sonar el teléfono. Una llamada interna, sin identificación visible.

    ⸻ ¿Dígame?

    Silencio al otro lado. Luego, una voz metálica, filtrada, conocida solo para quienes sabían buscar.⸻Tenemos otro. Distrito cuatro. El puente viejo. No avises a nadie más.

    La línea se cortó.

    Él se quedó mirando el aparato unos segundos más, el zumbido del refrigerador pareció desaparecer bajo un ruido más profundo: el regreso del instinto. Volvió a vestirse como quien se pone un papel ya olvidado. Guantes. Linterna. La vieja chaqueta. En su bolsillo, un cuaderno delgado, desgastado en las esquinas..

    La escena lo recibió con una luna apenas oculta tras las nubes. El puente viejo estaba cercado con cinta, pero no había patrullas. Aún no. Ni reporteros, ni testigos, solo el cuerpo. Colgado. Suspendido por los tobillos, boca abajo, con una máscara de conejo blanco pintada con lo que parecía ser… pintura. ¿O era sangre seca?

    Un símbolo extraño dibujado bajo el cadáver, como una firma retorcida. Algo nuevo. Algo que no tenía nada que ver con la veterinaria.

    Ni con la violinista.

    Ni con lo anterior.

    Y sin embargo… sentía que esa figura lo miraba directamente a él. Era repugnante. Como si le hablara. Como si supiera.


    #nightfallrevenge

































    // Así como muchos acá, me gusta tomar en cuenta las personas con quienes interactúa Joon y los roles que tiene (aunque parte de ellos han sido abandonados f) para el desarrollo de su historia.

    Vuelvo a mencionar que cualquier post mío es de libre interacción, a no ser que etiquete. No tengo mucho tiempo libre, pero si te interesa algún rolcito puedes escribirme por dm uu/
    La tranquilidad no dura demasiado para quienes se acostumbraron a caminar entre las sombras. Aunque el caso de la joven violinista se cerró con una resolución casi milagrosa, el eco de aquel encuentro —la ayuda silenciosa de esa figura que desapareció en cuanto el peligro cesó— seguía presente, persistente, como un nudo bajo la piel. Desde entonces, sus días se habían llenado de un silencio denso. Ya no había visitas inesperadas en su departamento, ni hojas con flores amarillas dibujadas y olvidadas en su recibidor. El desastre que tiñó de rojo las paredes de la ciudad marcó una cicatriz imborrable en su rutina. Las cámaras, los titulares, la presión interna por mantener la compostura en un lugar hecho pedazos por dentro… todo lo empujó de vuelta a su departamento, donde el único sonido era el zumbido tenue del refrigerador, una sirena a lo lejos, e incluso el suave ronroneo de su gato. Y aunque nadie hablaba ya de lo ocurrido en la veterinaria —como si la ciudad entera hubiese hecho un esfuerzo deliberado por sepultarlo bajo una nueva capa de normalidad—, él sabía que esa clase de paz era apenas una pausa. Esa noche volvió a sonar el teléfono. Una llamada interna, sin identificación visible. ⸻ ¿Dígame? Silencio al otro lado. Luego, una voz metálica, filtrada, conocida solo para quienes sabían buscar.⸻Tenemos otro. Distrito cuatro. El puente viejo. No avises a nadie más. La línea se cortó. Él se quedó mirando el aparato unos segundos más, el zumbido del refrigerador pareció desaparecer bajo un ruido más profundo: el regreso del instinto. Volvió a vestirse como quien se pone un papel ya olvidado. Guantes. Linterna. La vieja chaqueta. En su bolsillo, un cuaderno delgado, desgastado en las esquinas.. La escena lo recibió con una luna apenas oculta tras las nubes. El puente viejo estaba cercado con cinta, pero no había patrullas. Aún no. Ni reporteros, ni testigos, solo el cuerpo. Colgado. Suspendido por los tobillos, boca abajo, con una máscara de conejo blanco pintada con lo que parecía ser… pintura. ¿O era sangre seca? Un símbolo extraño dibujado bajo el cadáver, como una firma retorcida. Algo nuevo. Algo que no tenía nada que ver con la veterinaria. Ni con la violinista. Ni con lo anterior. Y sin embargo… sentía que esa figura lo miraba directamente a él. Era repugnante. Como si le hablara. Como si supiera. #nightfallrevenge // Así como muchos acá, me gusta tomar en cuenta las personas con quienes interactúa Joon y los roles que tiene (aunque parte de ellos han sido abandonados f) para el desarrollo de su historia. Vuelvo a mencionar que cualquier post mío es de libre interacción, a no ser que etiquete. No tengo mucho tiempo libre, pero si te interesa algún rolcito puedes escribirme por dm uu/
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  • En lo Profundo
    Fandom The Fucking Rangers
    Categoría Drama
    con Nairis de Tzelmúr

    Damian Rivas. Periodista independiente. 27 años. Solía cubrir casos de desapariciones y fenómenos paranormales. Seguido por nichos ocultistas. Un hombre solitario, algo paranoico. Curioso. Demasiado curioso y entrometido. Brillante, hasta que conoció a la persona equivocada. O lo que creyó que era una persona.

    Monster adoptó su rostro. Su voz. Su rutina. Ya se cumplen 17 días desde que mató a Damian, pulcro y preciso, asegurándose de no dejar nada más que el recuerdo difuso de alguien que “trabaja mucho” y “se aleja de todos”.

    - o - o -

    Una vez Nairis accede a acompañarle, el monstruo paga la cuenta sin hacer alarde. Lo hace con un gesto distraído, como si el dinero fuese un concepto sin importancia para él.

    La puerta de la cafetería se cierra tras ellos con un chirrido y el aire de la calle les recibe con ese sabor ácido de ciudad. Recorren unas pocas calles, sin prisa.

    — No es lejos de aquí, serán diez minutos andando.

    Un par de calles después, el paisaje cambia. Las luces se vuelven más débiles, las calles más sucias, el bullicio desaparece para dejar paso a murmullos y sirenas lejanas, puertas cerradas y barrotes en las ventas.

    La zona pobre de la ciudad.
    El corazón olvidado de la urbe.

    — Siempre me ha gustado esta parte de la ciudad. No por bonita, claro… Aquí la vida es honesta, cruda. Nadie se molesta en fingir.

    Mantiene la conversación ligera. Habla de trivialidades tanto como escucha cualquier retribución de su acompañante.

    — ¿Te molesta la decadencia? Hay gente que no soporta la fealdad cuando la perfección sabe a plástico. No me lo explico.

    Aquí las viviendas se amontonan unas sobre otras cual cuerpos sin sepultura. Edificios grises, viejos, cuya pintura se descascara como la piel de un leproso. No hay árboles. No hay flores. Solo concreto vandalizado y abandono.

    — La gente pinta cosas para sentirse inmortal —con un gesto, señala los gaffitis en la fachada del edificio— Y luego otros las borran para sentirse poderosos.

    Monster no pierde la amabilidad en su voz mientras se detiene frente a uno de esos edificios desgastados. Abre una reja oxidada y le guía por una escalera estrecha, húmeda, mal iluminada, apenas estable. Bajando un piso por debajo del nivel de la calle, llegan a una puerta metálica, marcada con el número 3B.

    — No es el sitio más bonito, lo sé —dice con una sonrisa torcida—, pero me permite estar cerca de la acción. No necesito más.

    Habla como si el entorno no importara más que un cuadro en la pared, como si tuviera sentido estar ahí.

    El departamento de Damian, ahora el del monstruo, es un monoambiente pequeño. Al entrar, lo primero que llega es el olor: una mezcla de humedad, tinta de impresora y ropa sin lavar. Desordenado pero funcional.

    Una mesa con papeles amontonados entre los que se cuentan cartas y facturas vencidas, un ordenador, varias pantallas, tazas sin lavar en el fregadero.

    Hay una cama sin hacer, un perchero con dos chaquetas, una estantería vencida repleta de libros sobre conspiraciones, teorías arcanas, tratados antiguos y una Biblia Negra.

    Ninguna ventana.
    Ni un rastro de sangre.
    Nada lujoso.
    Todo auténtico.

    Monster cierra la puerta tras Nairis y, por primera vez desde que la conoció, guarda silencio. Porque ahora está dentro. Y puede observar más de cerca.
    con [Nairis_La_Cartografa] Damian Rivas. Periodista independiente. 27 años. Solía cubrir casos de desapariciones y fenómenos paranormales. Seguido por nichos ocultistas. Un hombre solitario, algo paranoico. Curioso. Demasiado curioso y entrometido. Brillante, hasta que conoció a la persona equivocada. O lo que creyó que era una persona. Monster adoptó su rostro. Su voz. Su rutina. Ya se cumplen 17 días desde que mató a Damian, pulcro y preciso, asegurándose de no dejar nada más que el recuerdo difuso de alguien que “trabaja mucho” y “se aleja de todos”. - o - o - Una vez Nairis accede a acompañarle, el monstruo paga la cuenta sin hacer alarde. Lo hace con un gesto distraído, como si el dinero fuese un concepto sin importancia para él. La puerta de la cafetería se cierra tras ellos con un chirrido y el aire de la calle les recibe con ese sabor ácido de ciudad. Recorren unas pocas calles, sin prisa. — No es lejos de aquí, serán diez minutos andando. Un par de calles después, el paisaje cambia. Las luces se vuelven más débiles, las calles más sucias, el bullicio desaparece para dejar paso a murmullos y sirenas lejanas, puertas cerradas y barrotes en las ventas. La zona pobre de la ciudad. El corazón olvidado de la urbe. — Siempre me ha gustado esta parte de la ciudad. No por bonita, claro… Aquí la vida es honesta, cruda. Nadie se molesta en fingir. Mantiene la conversación ligera. Habla de trivialidades tanto como escucha cualquier retribución de su acompañante. — ¿Te molesta la decadencia? Hay gente que no soporta la fealdad cuando la perfección sabe a plástico. No me lo explico. Aquí las viviendas se amontonan unas sobre otras cual cuerpos sin sepultura. Edificios grises, viejos, cuya pintura se descascara como la piel de un leproso. No hay árboles. No hay flores. Solo concreto vandalizado y abandono. — La gente pinta cosas para sentirse inmortal —con un gesto, señala los gaffitis en la fachada del edificio— Y luego otros las borran para sentirse poderosos. Monster no pierde la amabilidad en su voz mientras se detiene frente a uno de esos edificios desgastados. Abre una reja oxidada y le guía por una escalera estrecha, húmeda, mal iluminada, apenas estable. Bajando un piso por debajo del nivel de la calle, llegan a una puerta metálica, marcada con el número 3B. — No es el sitio más bonito, lo sé —dice con una sonrisa torcida—, pero me permite estar cerca de la acción. No necesito más. Habla como si el entorno no importara más que un cuadro en la pared, como si tuviera sentido estar ahí. El departamento de Damian, ahora el del monstruo, es un monoambiente pequeño. Al entrar, lo primero que llega es el olor: una mezcla de humedad, tinta de impresora y ropa sin lavar. Desordenado pero funcional. Una mesa con papeles amontonados entre los que se cuentan cartas y facturas vencidas, un ordenador, varias pantallas, tazas sin lavar en el fregadero. Hay una cama sin hacer, un perchero con dos chaquetas, una estantería vencida repleta de libros sobre conspiraciones, teorías arcanas, tratados antiguos y una Biblia Negra. Ninguna ventana. Ni un rastro de sangre. Nada lujoso. Todo auténtico. Monster cierra la puerta tras Nairis y, por primera vez desde que la conoció, guarda silencio. Porque ahora está dentro. Y puede observar más de cerca.
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