• — La programación es mi fuerte, no importa si tengo que hacer un propio algoritmo. La magia y tecnología siempre debieron ser uno. Jeje~—

    Este sonrió de manera ligera
    — La programación es mi fuerte, no importa si tengo que hacer un propio algoritmo. La magia y tecnología siempre debieron ser uno. Jeje~— Este sonrió de manera ligera
    0 turnos 0 maullidos
  • Maximilian Velvette
    No sería difícil de localizar, a fin de cuentas; no es como si fuera muy común ver ese tipo de criaturas en el infierno. Un rugido metálico bastaba para saber que se estaba jodido. A fin de cuentas aquella criatura no hacía ruido con sus pasos, pues sus patas estaban acolchadas, en el interior de su cuerpo al igual que los tiburones tenían protuberancias hechas para captar la electricidad del ambiente, incluyendo en este caso las almas a su alrededor y para colmo, aquel rugido metálico no era una técnica para intimidar y que las posibles presas huyeran, no... Era un jodido sonar. Para acabar de localizar lo que fuera que tenía en las narices. Por lo que si ll escuchabas cerca, se acabó.

    Y así fue para un desdichado imp que estaba en el lugar equivocado en el momento adecuado. La cosa que ahora era Vox tenía hambre. Demasiado tiempo sin la medicación y sin que nadie supiera su fórmula había hecho avanzar su enfermedad hasta que la mutación completa regresó. Casi surgido de la nada, como una pesadilla cuyo medio de transporte fue la propia corriente eléctrica, la bestia apareció delante del acorralado imp y lo deboró sin piedad comenzando por la cabeza. Era una mala noche en el distrito canival.
    [Maxi8] [VELVE77E] No sería difícil de localizar, a fin de cuentas; no es como si fuera muy común ver ese tipo de criaturas en el infierno. Un rugido metálico bastaba para saber que se estaba jodido. A fin de cuentas aquella criatura no hacía ruido con sus pasos, pues sus patas estaban acolchadas, en el interior de su cuerpo al igual que los tiburones tenían protuberancias hechas para captar la electricidad del ambiente, incluyendo en este caso las almas a su alrededor y para colmo, aquel rugido metálico no era una técnica para intimidar y que las posibles presas huyeran, no... Era un jodido sonar. Para acabar de localizar lo que fuera que tenía en las narices. Por lo que si ll escuchabas cerca, se acabó. Y así fue para un desdichado imp que estaba en el lugar equivocado en el momento adecuado. La cosa que ahora era Vox tenía hambre. Demasiado tiempo sin la medicación y sin que nadie supiera su fórmula había hecho avanzar su enfermedad hasta que la mutación completa regresó. Casi surgido de la nada, como una pesadilla cuyo medio de transporte fue la propia corriente eléctrica, la bestia apareció delante del acorralado imp y lo deboró sin piedad comenzando por la cabeza. Era una mala noche en el distrito canival.
    0 turnos 0 maullidos
  • Es curioso cómo los humanos se sienten más atraídos por aquello que les está prohibido.

    Saber que algo está vedado no disuade el deseo; al contrario, lo enciende. Lo prohibido no detiene, sino que afila el hambre de poseer aquello que, por regla, no debería ser tomado.
    Es curioso cómo los humanos se sienten más atraídos por aquello que les está prohibido. Saber que algo está vedado no disuade el deseo; al contrario, lo enciende. Lo prohibido no detiene, sino que afila el hambre de poseer aquello que, por regla, no debería ser tomado.
    0 turnos 0 maullidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷

    La libertad a 200 por hora

    Llego a la ciudad corriendo.
    No sé cómo mis piernas me han traído hasta aquí.
    Solo sé que me siento en un banco y respiro hondo, tragándome el temblor en la garganta.

    No lloro.

    Prometí que no lo haría.
    Prometí que no lloraría por nada hasta volver a ver a Akane.

    Miro al suelo.
    Las sombras de mis propias pestañas tiemblan sobre mis mejillas…

    Y entonces dos botas negras se plantan frente a mí.
    Firme.
    Silenciosas.
    Casi como si me hubieran rastreado.

    Levanto la cabeza lentamente.

    Ryu.

    Con su típica expresión de loba que entiende todo sin necesitar palabras.

    Ryu:
    —Cachorrita… te he visto por aquí y quería darte esto.
    Yo ya no lo uso.

    Extiende las manos.
    En ellas… un casco de moto rosa.

    No un rosa cualquiera.
    Un rosa exactamente de mi estilo.
    Brillante por fuera, acolchado por dentro.
    Huele a nuevo.
    A recién comprado.

    A pensé en ti.

    Lili:
    —¿P-para mí?

    Ryu suelta un pequeño gruñido suave, un ronroneo lobuno.
    Sus colmillos asoman apenas, no como amenaza, sino como sonrisa.

    Ryu:
    —Póntelo.
    Nos vamos de aquí.

    Mis manos tiemblan cuando agarro el casco.
    Es tan… bonito.
    Tan yo.
    Y al mismo tiempo tan inesperado.

    Me lo pongo.

    La siento observarme.
    Quizás asegurándose de que encaja.
    Quizás comprobando que realmente estoy ahí, viva, entera… aunque por dentro me tambalee.

    Ryu camina hacia una moto deportiva negra, aparcada cercana.
    Una máquina de pura furia mecánica.

    La enciende.

    El motor ruge como un lobo ancestral.

    Ella me hace un gesto con la cabeza.

    No piensa insistir.
    No piensa obligarme.
    Solo… me invita.

    Y yo, sin pensarlo demasiado, subo.

    El mundo cambia en cuanto mis manos rodean su cintura.
    En cuanto siento su calor.

    La moto arranca.

    En dos segundos estamos volando por las calles, esquivando coches con precisión quirúrgica.
    La ciudad se convierte en líneas borrosas.
    El viento me golpea, pero no duele.

    Al principio me asusto.

    Pero…

    A medida que aprieto los brazos alrededor de Ryu…
    A medida que me sostengo en su espalda como si fuera el único punto firme de la realidad…

    Algo dentro de mí se rompe.

    Y algo nuevo emerge.

    Por primera vez en mucho, mucho tiempo…

    Siento libertad.

    Libertad de la sombra.
    De Arc.
    Del Caos.
    De mi nombre.
    De mi miedo.
    De mi dolor.
    De mi soledad.

    Y en ese instante, mientras volamos por la ciudad, solo existe una verdad:

    Estoy viva.
    Y no estoy sola.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La libertad a 200 por hora Llego a la ciudad corriendo. No sé cómo mis piernas me han traído hasta aquí. Solo sé que me siento en un banco y respiro hondo, tragándome el temblor en la garganta. No lloro. Prometí que no lo haría. Prometí que no lloraría por nada hasta volver a ver a Akane. Miro al suelo. Las sombras de mis propias pestañas tiemblan sobre mis mejillas… Y entonces dos botas negras se plantan frente a mí. Firme. Silenciosas. Casi como si me hubieran rastreado. Levanto la cabeza lentamente. Ryu. Con su típica expresión de loba que entiende todo sin necesitar palabras. Ryu: —Cachorrita… te he visto por aquí y quería darte esto. Yo ya no lo uso. Extiende las manos. En ellas… un casco de moto rosa. No un rosa cualquiera. Un rosa exactamente de mi estilo. Brillante por fuera, acolchado por dentro. Huele a nuevo. A recién comprado. A pensé en ti. Lili: —¿P-para mí? Ryu suelta un pequeño gruñido suave, un ronroneo lobuno. Sus colmillos asoman apenas, no como amenaza, sino como sonrisa. Ryu: —Póntelo. Nos vamos de aquí. Mis manos tiemblan cuando agarro el casco. Es tan… bonito. Tan yo. Y al mismo tiempo tan inesperado. Me lo pongo. La siento observarme. Quizás asegurándose de que encaja. Quizás comprobando que realmente estoy ahí, viva, entera… aunque por dentro me tambalee. Ryu camina hacia una moto deportiva negra, aparcada cercana. Una máquina de pura furia mecánica. La enciende. El motor ruge como un lobo ancestral. Ella me hace un gesto con la cabeza. No piensa insistir. No piensa obligarme. Solo… me invita. Y yo, sin pensarlo demasiado, subo. El mundo cambia en cuanto mis manos rodean su cintura. En cuanto siento su calor. La moto arranca. En dos segundos estamos volando por las calles, esquivando coches con precisión quirúrgica. La ciudad se convierte en líneas borrosas. El viento me golpea, pero no duele. Al principio me asusto. Pero… A medida que aprieto los brazos alrededor de Ryu… A medida que me sostengo en su espalda como si fuera el único punto firme de la realidad… Algo dentro de mí se rompe. Y algo nuevo emerge. Por primera vez en mucho, mucho tiempo… Siento libertad. Libertad de la sombra. De Arc. Del Caos. De mi nombre. De mi miedo. De mi dolor. De mi soledad. Y en ese instante, mientras volamos por la ciudad, solo existe una verdad: Estoy viva. Y no estoy sola.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷
    Ryuリュウ・イシュタル・ヨキン Ishtar Yokin

    La libertad a 200 por hora

    Llego a la ciudad corriendo.
    No sé cómo mis piernas me han traído hasta aquí.
    Solo sé que me siento en un banco y respiro hondo, tragándome el temblor en la garganta.

    No lloro.

    Prometí que no lo haría.
    Prometí que no lloraría por nada hasta volver a ver a Akane.

    Miro al suelo.
    Las sombras de mis propias pestañas tiemblan sobre mis mejillas…

    Y entonces dos botas negras se plantan frente a mí.
    Firme.
    Silenciosas.
    Casi como si me hubieran rastreado.

    Levanto la cabeza lentamente.

    Ryu.

    Con su típica expresión de loba que entiende todo sin necesitar palabras.

    Ryu:
    —Cachorrita… te he visto por aquí y quería darte esto.
    Yo ya no lo uso.

    Extiende las manos.
    En ellas… un casco de moto rosa.

    No un rosa cualquiera.
    Un rosa exactamente de mi estilo.
    Brillante por fuera, acolchado por dentro.
    Huele a nuevo.
    A recién comprado.

    A pensé en ti.

    Lili:
    —¿P-para mí?

    Ryu suelta un pequeño gruñido suave, un ronroneo lobuno.
    Sus colmillos asoman apenas, no como amenaza, sino como sonrisa.

    Ryu:
    —Póntelo.
    Nos vamos de aquí.

    Mis manos tiemblan cuando agarro el casco.
    Es tan… bonito.
    Tan yo.
    Y al mismo tiempo tan inesperado.

    Me lo pongo.

    La siento observarme.
    Quizás asegurándose de que encaja.
    Quizás comprobando que realmente estoy ahí, viva, entera… aunque por dentro me tambalee.

    Ryu camina hacia una moto deportiva negra, aparcada cercana.
    Una máquina de pura furia mecánica.

    La enciende.

    El motor ruge como un lobo ancestral.

    Ella me hace un gesto con la cabeza.

    No piensa insistir.
    No piensa obligarme.
    Solo… me invita.

    Y yo, sin pensarlo demasiado, subo.

    El mundo cambia en cuanto mis manos rodean su cintura.
    En cuanto siento su calor.

    La moto arranca.

    En dos segundos estamos volando por las calles, esquivando coches con precisión quirúrgica.
    La ciudad se convierte en líneas borrosas.
    El viento me golpea, pero no duele.

    Al principio me asusto.

    Pero…

    A medida que aprieto los brazos alrededor de Ryu…
    A medida que me sostengo en su espalda como si fuera el único punto firme de la realidad…

    Algo dentro de mí se rompe.

    Y algo nuevo emerge.

    Por primera vez en mucho, mucho tiempo…

    Siento libertad.

    Libertad de la sombra.
    De Arc.
    Del Caos.
    De mi nombre.
    De mi miedo.
    De mi dolor.
    De mi soledad.

    Y en ese instante, mientras volamos por la ciudad, solo existe una verdad:

    Estoy viva.
    Y no estoy sola.
    0 comentarios 0 compartidos
  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
    Esto se ha publicado como Out Of Character.
    Tenlo en cuenta al responder.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷
    Ryuリュウ・イシュタル・ヨキン Ishtar Yokin

    La libertad a 200 por hora

    Llego a la ciudad corriendo.
    No sé cómo mis piernas me han traído hasta aquí.
    Solo sé que me siento en un banco y respiro hondo, tragándome el temblor en la garganta.

    No lloro.

    Prometí que no lo haría.
    Prometí que no lloraría por nada hasta volver a ver a Akane.

    Miro al suelo.
    Las sombras de mis propias pestañas tiemblan sobre mis mejillas…

    Y entonces dos botas negras se plantan frente a mí.
    Firme.
    Silenciosas.
    Casi como si me hubieran rastreado.

    Levanto la cabeza lentamente.

    Ryu.

    Con su típica expresión de loba que entiende todo sin necesitar palabras.

    Ryu:
    —Cachorrita… te he visto por aquí y quería darte esto.
    Yo ya no lo uso.

    Extiende las manos.
    En ellas… un casco de moto rosa.

    No un rosa cualquiera.
    Un rosa exactamente de mi estilo.
    Brillante por fuera, acolchado por dentro.
    Huele a nuevo.
    A recién comprado.

    A pensé en ti.

    Lili:
    —¿P-para mí?

    Ryu suelta un pequeño gruñido suave, un ronroneo lobuno.
    Sus colmillos asoman apenas, no como amenaza, sino como sonrisa.

    Ryu:
    —Póntelo.
    Nos vamos de aquí.

    Mis manos tiemblan cuando agarro el casco.
    Es tan… bonito.
    Tan yo.
    Y al mismo tiempo tan inesperado.

    Me lo pongo.

    La siento observarme.
    Quizás asegurándose de que encaja.
    Quizás comprobando que realmente estoy ahí, viva, entera… aunque por dentro me tambalee.

    Ryu camina hacia una moto deportiva negra, aparcada cercana.
    Una máquina de pura furia mecánica.

    La enciende.

    El motor ruge como un lobo ancestral.

    Ella me hace un gesto con la cabeza.

    No piensa insistir.
    No piensa obligarme.
    Solo… me invita.

    Y yo, sin pensarlo demasiado, subo.

    El mundo cambia en cuanto mis manos rodean su cintura.
    En cuanto siento su calor.

    La moto arranca.

    En dos segundos estamos volando por las calles, esquivando coches con precisión quirúrgica.
    La ciudad se convierte en líneas borrosas.
    El viento me golpea, pero no duele.

    Al principio me asusto.

    Pero…

    A medida que aprieto los brazos alrededor de Ryu…
    A medida que me sostengo en su espalda como si fuera el único punto firme de la realidad…

    Algo dentro de mí se rompe.

    Y algo nuevo emerge.

    Por primera vez en mucho, mucho tiempo…

    Siento libertad.

    Libertad de la sombra.
    De Arc.
    Del Caos.
    De mi nombre.
    De mi miedo.
    De mi dolor.
    De mi soledad.

    Y en ese instante, mientras volamos por la ciudad, solo existe una verdad:

    Estoy viva.
    Y no estoy sola.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 [Ryu] La libertad a 200 por hora Llego a la ciudad corriendo. No sé cómo mis piernas me han traído hasta aquí. Solo sé que me siento en un banco y respiro hondo, tragándome el temblor en la garganta. No lloro. Prometí que no lo haría. Prometí que no lloraría por nada hasta volver a ver a Akane. Miro al suelo. Las sombras de mis propias pestañas tiemblan sobre mis mejillas… Y entonces dos botas negras se plantan frente a mí. Firme. Silenciosas. Casi como si me hubieran rastreado. Levanto la cabeza lentamente. Ryu. Con su típica expresión de loba que entiende todo sin necesitar palabras. Ryu: —Cachorrita… te he visto por aquí y quería darte esto. Yo ya no lo uso. Extiende las manos. En ellas… un casco de moto rosa. No un rosa cualquiera. Un rosa exactamente de mi estilo. Brillante por fuera, acolchado por dentro. Huele a nuevo. A recién comprado. A pensé en ti. Lili: —¿P-para mí? Ryu suelta un pequeño gruñido suave, un ronroneo lobuno. Sus colmillos asoman apenas, no como amenaza, sino como sonrisa. Ryu: —Póntelo. Nos vamos de aquí. Mis manos tiemblan cuando agarro el casco. Es tan… bonito. Tan yo. Y al mismo tiempo tan inesperado. Me lo pongo. La siento observarme. Quizás asegurándose de que encaja. Quizás comprobando que realmente estoy ahí, viva, entera… aunque por dentro me tambalee. Ryu camina hacia una moto deportiva negra, aparcada cercana. Una máquina de pura furia mecánica. La enciende. El motor ruge como un lobo ancestral. Ella me hace un gesto con la cabeza. No piensa insistir. No piensa obligarme. Solo… me invita. Y yo, sin pensarlo demasiado, subo. El mundo cambia en cuanto mis manos rodean su cintura. En cuanto siento su calor. La moto arranca. En dos segundos estamos volando por las calles, esquivando coches con precisión quirúrgica. La ciudad se convierte en líneas borrosas. El viento me golpea, pero no duele. Al principio me asusto. Pero… A medida que aprieto los brazos alrededor de Ryu… A medida que me sostengo en su espalda como si fuera el único punto firme de la realidad… Algo dentro de mí se rompe. Y algo nuevo emerge. Por primera vez en mucho, mucho tiempo… Siento libertad. Libertad de la sombra. De Arc. Del Caos. De mi nombre. De mi miedo. De mi dolor. De mi soledad. Y en ese instante, mientras volamos por la ciudad, solo existe una verdad: Estoy viva. Y no estoy sola.
    1 comentario 1 compartido
  • El otoño más otoño
    Fandom Original
    Categoría Fantasía
    Plena estación dedicada a las proximidades con una etapa del año más gélida, aledaño a los terrenos que cubría en Monte Vonfin estaba aquel bosque con ciento de nombres, un bosque que es reconocido por la amabilidad de la bruja Wittny.

    Está misma, de cabellera pelirroja estaba en una de sus más conocidas tradiciones, "la Ayudana", referido a un personaje mítico en el folclore de su cultura, ella honraba a esa figuraba vagando por el bosque, ayudando a quien más lo necesitaba, siendo conocido este día por el hecho de que los favores de Brujas son sumante útiles.

    Estaba cerca de lo que era un tronco caído, terminando de sanar la pata de un pequeño conejo herido, al son de un suave canturreo.
    Plena estación dedicada a las proximidades con una etapa del año más gélida, aledaño a los terrenos que cubría en Monte Vonfin estaba aquel bosque con ciento de nombres, un bosque que es reconocido por la amabilidad de la bruja Wittny. Está misma, de cabellera pelirroja estaba en una de sus más conocidas tradiciones, "la Ayudana", referido a un personaje mítico en el folclore de su cultura, ella honraba a esa figuraba vagando por el bosque, ayudando a quien más lo necesitaba, siendo conocido este día por el hecho de que los favores de Brujas son sumante útiles. Estaba cerca de lo que era un tronco caído, terminando de sanar la pata de un pequeño conejo herido, al son de un suave canturreo.
    Tipo
    Individual
    Líneas
    10
    Estado
    Disponible
    0 turnos 0 maullidos
  • ╾╼ Nacer, crecer, reproducirse y morir pero jamás te mencionan el intermedio entre crecer y reproducirse, decepciones.╾╼
    ╾╼ Nacer, crecer, reproducirse y morir pero jamás te mencionan el intermedio entre crecer y reproducirse, decepciones.╾╼
    Me gusta
    2
    0 comentarios 0 compartidos
  • ¿Quién y qué determina el destino?.

    Urano es único en cierto aspecto. Amado y temido.
    Tomando forma, conciencia y dirección dependiendo de quien se encuentre con él.

    Para Sugar, un lugar cálido al cual llamar hogar aunque ella se marchó.

    Para            ⃛⃛⃛⃛ Stella       un caballero, un guardián cuyo destino es protegerla de aquel que acecha en la sombra.

    Para ℂ𝐡𝐥𝐨𝑒 ⁖⁖ un compañero, un cómplice de penas y aventuras alguien que sugiere llevarla al último paraje de su vida, quien prometió recordar su historia.

    Pero. ¿Qué es Urano exactamente?.

    Lo que tu decidas, necesites o escojas.
    ¿Quién y qué determina el destino?. Urano es único en cierto aspecto. Amado y temido. Tomando forma, conciencia y dirección dependiendo de quien se encuentre con él. Para Sugar, un lugar cálido al cual llamar hogar aunque ella se marchó. Para [Stella.0] un caballero, un guardián cuyo destino es protegerla de aquel que acecha en la sombra. Para [Pandemonium.ft] un compañero, un cómplice de penas y aventuras alguien que sugiere llevarla al último paraje de su vida, quien prometió recordar su historia. Pero. ¿Qué es Urano exactamente?. Lo que tu decidas, necesites o escojas.
    Me gusta
    3
    0 turnos 0 maullidos
  • Tan olvidada que me tiene mi prometido ,así que creo iré a dar una vuelta sola..
    Tan olvidada que me tiene mi prometido ,así que creo iré a dar una vuelta sola..
    Me encocora
    Me gusta
    Me enjaja
    Me shockea
    10
    4 turnos 0 maullidos
  • Aburrido, probando distintas vestimentas porque ya no tiene qué hacer. Tal vez por primera vez encuentre cierto gusto en la moda.
    Aburrido, probando distintas vestimentas porque ya no tiene qué hacer. Tal vez por primera vez encuentre cierto gusto en la moda.
    Me encocora
    Me shockea
    3
    0 turnos 0 maullidos
Ver más resultados
Patrocinados