• Lo siento , no puedo rendime
    Hise una promesa a alguien y aun la tengo que cumplir.
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  • La gente mira con desprecio y temor a Ekaterina, ella no puede comunicarse con las personas, sus cuerdas vocales son inexistentes, y aunque ella quiera acercarse a las personas, todas huyen o la amenazan con hacerle daño. Ella no eligió ser así, Ekaterina fué víctima de científicos locos experimentando con ella. Todo esto provoca a que ella se tire al suelo y comience a llorar, quiere ser comprendida, quiere ser aceptada, ella de alguna forma sabe que no puede volver a la normalidad, lo que esos científicos Soviéticos hicieron con esta joven de 19 años, es irreversible.

    ............
    La gente mira con desprecio y temor a Ekaterina, ella no puede comunicarse con las personas, sus cuerdas vocales son inexistentes, y aunque ella quiera acercarse a las personas, todas huyen o la amenazan con hacerle daño. Ella no eligió ser así, Ekaterina fué víctima de científicos locos experimentando con ella. Todo esto provoca a que ella se tire al suelo y comience a llorar, quiere ser comprendida, quiere ser aceptada, ella de alguna forma sabe que no puede volver a la normalidad, lo que esos científicos Soviéticos hicieron con esta joven de 19 años, es irreversible. ............
    Me entristece
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  • ๐–นญ^แชฒแชฒแชฒ๐…„ ื หณ

    La puerta del balcón se deslizó con un click suave, apenas perceptible en la quitud de la noche. La rubia salió descalza, abrazada a su suéter ancho que la protegía del frío nocturno. La lata de cerveza fría entre sus manos brillo un poquito bajo la luz de la ciudad, delatándola.

    Se sentó en la silla de plástico, recogiendo las piernas hacia su pecho. Dió un pequeño sorbo, hizo una mueca torpe...y luego otro sorbo, porque bueno, ya estaba ahí.

    —Ay no...—susurro para sí, intentando dejar la lata a un lado no tan visible cuando escucho pasos acercándose, por un momento se sobresalto.

    Su reacción fue instantánea: se quedó quieta sin hacer ruido, con la mirada culpable como si la hubieran atrapado comiendo galletas antes de la cena.

    —¡Ah! Yo- yo no...—parpadeó rápido levantando la lata un poco, con una sonrisa torpe que trataba desesperadamente de verse natural.— Esto no es lo que parece. Bueno... sí es lo que parece.

    Soltó una risa bajita y se hundió más en la silla.

    —Lo siento por despertarte, es tarde...no podía dormir y pensé que tal vez, ya sabes...—agito la lata con un gesto tímido.— una pequeña ayudita líquida podría funcionar.

    Dió un sorbito pequeño antes de dejar la lata en el suelo al costado de su silla, luego escondió la cara avergonzada tras sus rodillas.

    —Normalmente soy más responsable, no me juzgues. ¿Quieres sentarte un momento? Ya que me descubriste, no me dejes sufrir aquí sola.


    ๐–นญ^แชฒแชฒแชฒ๐…„ ื หณ๐Ÿฎ La puerta del balcón se deslizó con un click suave, apenas perceptible en la quitud de la noche. La rubia salió descalza, abrazada a su suéter ancho que la protegía del frío nocturno. La lata de cerveza fría entre sus manos brillo un poquito bajo la luz de la ciudad, delatándola. Se sentó en la silla de plástico, recogiendo las piernas hacia su pecho. Dió un pequeño sorbo, hizo una mueca torpe...y luego otro sorbo, porque bueno, ya estaba ahí. —Ay no...—susurro para sí, intentando dejar la lata a un lado no tan visible cuando escucho pasos acercándose, por un momento se sobresalto. Su reacción fue instantánea: se quedó quieta sin hacer ruido, con la mirada culpable como si la hubieran atrapado comiendo galletas antes de la cena. —¡Ah! Yo- yo no...—parpadeó rápido levantando la lata un poco, con una sonrisa torpe que trataba desesperadamente de verse natural.— Esto no es lo que parece. Bueno... sí es lo que parece. Soltó una risa bajita y se hundió más en la silla. —Lo siento por despertarte, es tarde...no podía dormir y pensé que tal vez, ya sabes...—agito la lata con un gesto tímido.— una pequeña ayudita líquida podría funcionar. Dió un sorbito pequeño antes de dejar la lata en el suelo al costado de su silla, luego escondió la cara avergonzada tras sus rodillas. —Normalmente soy más responsable, no me juzgues. ¿Quieres sentarte un momento? Ya que me descubriste, no me dejes sufrir aquí sola. :STK-75:
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  • -sin duda hay armas magicas muy bellas...- Nova parecia que estaba teniendo problemas al sostener aquel objeto -unicmaente hay veces que son.... demaciado- dejo caer el arma al suelo causando algunas grietas -por diamantea esta cosa es pesada-
    -sin duda hay armas magicas muy bellas...- Nova parecia que estaba teniendo problemas al sostener aquel objeto -unicmaente hay veces que son.... demaciado- dejo caer el arma al suelo causando algunas grietas -por diamantea esta cosa es pesada-
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    || Hey, si de pronto dejo de contestar es porque me ocupo, pero apenas pueda retomo pendientes. Gracias por entender
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  • [ Reunion ] [ Open Rol ]

    Disfrazada de una fiesta, la reunión de seguimiento tendría sesión. Mientras que la gente en general disfruraba de la comida y el entretenimiento gratis, cinco de las siete líderes estaban ahi presentes para discutir sus siguientes planes.

    โ”€โ”€ Ira, Lujuria, Envidia y Codicia...โ”€โ”€
    Pronunció con un ligero desdén, criticando, desaprobando la ausencia de pereza y gula.
    โ”€โ”€ Bueno, pero ciertamente, las otras dos deben estar en la fiesta y sus aportaciones siempre son....โ”€โ”€ chasquea la lengua contra su paladar, dando a entender que le daban igual.
    โ”€โ”€ Entonces...โ”€ hizo un poco de suspenso. โ”€โ”€ Confirmaron el asesinato de Humildad y Caridad... el atentado dio lugar en la llamada "zona de cambio" los fallecimientos no han sido compartidos con la población en general. โ”€โ”€

    Con calma, Soberbia les mostró fotografías, sí eran dos hombres de atuendos desalineados, pero la detección de las cámaras de seguridad y los chips confirmaban sus identidades exactas.

    โ”€โ”€ Mis entrañables hermanas. Las siete virtudes están jugando a ser Dios. โ”€โ”€
    Eso llamó la atención, incluso de lujuria, que ya parecía aburrida.

    โ”€โ”€ Están desarrollando sintéticos. โ”€โ”€

    Alguien llamó a la puerta, Soberbia alzó su mano, todo parecia indicar que un informante habia retornado...
    ¿Qué noticias podrían ser?
    [ Reunion ] [ Open Rol ] Disfrazada de una fiesta, la reunión de seguimiento tendría sesión. Mientras que la gente en general disfruraba de la comida y el entretenimiento gratis, cinco de las siete líderes estaban ahi presentes para discutir sus siguientes planes. โ”€โ”€ Ira, Lujuria, Envidia y Codicia...โ”€โ”€ Pronunció con un ligero desdén, criticando, desaprobando la ausencia de pereza y gula. โ”€โ”€ Bueno, pero ciertamente, las otras dos deben estar en la fiesta y sus aportaciones siempre son....โ”€โ”€ chasquea la lengua contra su paladar, dando a entender que le daban igual. โ”€โ”€ Entonces...โ”€ hizo un poco de suspenso. โ”€โ”€ Confirmaron el asesinato de Humildad y Caridad... el atentado dio lugar en la llamada "zona de cambio" los fallecimientos no han sido compartidos con la población en general. โ”€โ”€ Con calma, Soberbia les mostró fotografías, sí eran dos hombres de atuendos desalineados, pero la detección de las cámaras de seguridad y los chips confirmaban sus identidades exactas. โ”€โ”€ Mis entrañables hermanas. Las siete virtudes están jugando a ser Dios. โ”€โ”€ Eso llamó la atención, incluso de lujuria, que ya parecía aburrida. โ”€โ”€ Están desarrollando sintéticos. โ”€โ”€ Alguien llamó a la puerta, Soberbia alzó su mano, todo parecia indicar que un informante habia retornado... ¿Qué noticias podrían ser?
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  • Puedes llamarme excéntrica, no me incomoda. La misión de algunas personas en la vida es una simple secuencia de pasos primitivos.
    • Nacer, crecer, reproducirse y morir.•
    Elegí un camino diferente; me desvié un poco.
    Puedes llamarme excéntrica, no me incomoda. La misión de algunas personas en la vida es una simple secuencia de pasos primitivos. • Nacer, crecer, reproducirse y morir.• Elegí un camino diferente; me desvié un poco.
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  • ๐“๐ก๐ž ๐’๐ญ๐š๐ซ๐ซ๐ฒ ๐๐ข๐ ๐ก๐ญ
    Fandom Original + Zodiac's
    Categorรญa Original
    El firmamento estaba tranquilo, un mar oscuro salpicado de luz plateada. Entre todas las constelaciones, Elsbeth permanecía sola, la favorita de la Luna, observando cómo los demás descendían a la Tierra. Cada uno había dejado su rastro, sus luchas y su historia, y ella los había visto a todos perderse y confundirse en el mundo humano.

    Pero antes de partir, dejó su propio mensaje. Una lluvia de nereidas comenzó a surcar el cielo nocturno, un espectáculo que solo sus hermanos podrían reconocer. Cada destello era un susurro, un recuerdo de que, aunque distante, su mirada y su cuidado aún los seguían. Entre todos los destellos, uno brilló más fuerte, más intenso. Esa era ella: una señal, clara e inconfundible.

    Entonces, la Luna habló con un susurro que sólo Elsbeth podía escuchar:
    —Ve. Es tu momento.

    Sin dudarlo, descendió. No era una caída, sino un desplazamiento preciso, elegante, que parecía rasgar la oscuridad con su luz. Tocó la Tierra con suavidad, la misma calma letal con la que siempre ejecutaba su destino. Su cabello negro azabache flotaba ligeramente, reflejando los últimos destellos de la lluvia de nereidas, y su piel pálida parecía capturar la luz de cada estrella que aún parpadeaba en el aire.

    Al alzar la mirada al cielo nocturno, sonrió. Por primera vez en siglos, estaba en el mismo plano que sus hermanos, el mismo espacio que todos ellos, aunque separados. Cada chispa de la lluvia era un recordatorio de que no los había olvidado, que siempre había estado observando.

    —Ahora sí que comience —susurró, dejando que su voz se perdiera entre los ecos de la noche—.

    El firmamento estaba tranquilo, un mar oscuro salpicado de luz plateada. Entre todas las constelaciones, Elsbeth permanecía sola, la favorita de la Luna, observando cómo los demás descendían a la Tierra. Cada uno había dejado su rastro, sus luchas y su historia, y ella los había visto a todos perderse y confundirse en el mundo humano. Pero antes de partir, dejó su propio mensaje. Una lluvia de nereidas comenzó a surcar el cielo nocturno, un espectáculo que solo sus hermanos podrían reconocer. Cada destello era un susurro, un recuerdo de que, aunque distante, su mirada y su cuidado aún los seguían. Entre todos los destellos, uno brilló más fuerte, más intenso. Esa era ella: una señal, clara e inconfundible. Entonces, la Luna habló con un susurro que sólo Elsbeth podía escuchar: —Ve. Es tu momento. Sin dudarlo, descendió. No era una caída, sino un desplazamiento preciso, elegante, que parecía rasgar la oscuridad con su luz. Tocó la Tierra con suavidad, la misma calma letal con la que siempre ejecutaba su destino. Su cabello negro azabache flotaba ligeramente, reflejando los últimos destellos de la lluvia de nereidas, y su piel pálida parecía capturar la luz de cada estrella que aún parpadeaba en el aire. Al alzar la mirada al cielo nocturno, sonrió. Por primera vez en siglos, estaba en el mismo plano que sus hermanos, el mismo espacio que todos ellos, aunque separados. Cada chispa de la lluvia era un recordatorio de que no los había olvidado, que siempre había estado observando. —Ahora sí que comience —susurró, dejando que su voz se perdiera entre los ecos de la noche—.
    Tipo
    Grupal
    Lรญneas
    20
    Estado
    Disponible
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  • No era capaz de conciliar el sueño. Era rara la vez que dormía bien del todo. Pero aquella noche, después del día de "entrenamiento", no era capaz de dejarse hundir en el sueño a pesar del cansancio.

    El zorro se levantó, casi exasperado. No debía quedar más de una hora para que los primeros rayos del sol comenzaran a despuntar. Salió de su cuarto, atravesando el pasillo de esa forma tan silenciosa, sin que la madera protestase bajo su peso.

    Pasó por el lado de una puerta corredera y, justo antes de rebasarla, se detuvo. Se maldijo a sí mismo mientras su cuerpo comenzó a decidir por él. Abrió despacio la puerta corredera e ingresó en la estancia, cerrándola nuevamente tras de sí.

    Allí descansaba ๐Œ๐–พ๐—…๐—‚๐—‡๐–บ ๐…๐—‚๐—‹๐–พ๐–ป๐—…๐—ˆ๐—ˆ๐—†, durmiendo plácidamente, como si el mundo no siguiera funcionando a su alrededor. Los humanos eran así, no podían estar perdiendo el tiempo en pensamientos banales.

    Este se acercó, silencioso como un gato. Era como un animal desvalido, buscando ese lugar donde se sentía seguro. Se sentó a su vera, y sin ser invitado, se deslizó por la manta del futón hasta tumbarse al lado de ella.

    La miró en silencio durante unos segundos silenciosos. Sus ojos color zafiro brillaban en la oscuridad de aquella habitación, como dos ases de luz azul guiando el camino. De inmediato llegó aquel aroma familiar, ese que de alguna manera se había convertido en su lugar seguro.

    Se acercó sin miedo. Por qué estaba seguro de que cuando ella lo sintiera no se alarmaría, o al menos eso creía. La envolví con los brazos, pegándola a su pecho para sentir su cálida cercanía. Su cabello aún estaba algo húmedo, y su piel más fría de lo habitual. Seguramente era a causa de la tormenta que los pilló en el exterior, era como si aún no hubiese entrado en calor.

    Sin obstáculos mentales decidí pegarla totalmente a su cuerpo, incluso entrelazó sus largas piernas con las de ella. El calor, su aroma, su aura... Aquello era el cóctel perfecto para dejarse abrazar por el ansiado sueño.

    - En mi defensa diré... que me lo prometiste si tú eras quien cocinaba.- murmuró contra su cabeza de forma lenta.
    No era capaz de conciliar el sueño. Era rara la vez que dormía bien del todo. Pero aquella noche, después del día de "entrenamiento", no era capaz de dejarse hundir en el sueño a pesar del cansancio. El zorro se levantó, casi exasperado. No debía quedar más de una hora para que los primeros rayos del sol comenzaran a despuntar. Salió de su cuarto, atravesando el pasillo de esa forma tan silenciosa, sin que la madera protestase bajo su peso. Pasó por el lado de una puerta corredera y, justo antes de rebasarla, se detuvo. Se maldijo a sí mismo mientras su cuerpo comenzó a decidir por él. Abrió despacio la puerta corredera e ingresó en la estancia, cerrándola nuevamente tras de sí. Allí descansaba [Fire.bl00m], durmiendo plácidamente, como si el mundo no siguiera funcionando a su alrededor. Los humanos eran así, no podían estar perdiendo el tiempo en pensamientos banales. Este se acercó, silencioso como un gato. Era como un animal desvalido, buscando ese lugar donde se sentía seguro. Se sentó a su vera, y sin ser invitado, se deslizó por la manta del futón hasta tumbarse al lado de ella. La miró en silencio durante unos segundos silenciosos. Sus ojos color zafiro brillaban en la oscuridad de aquella habitación, como dos ases de luz azul guiando el camino. De inmediato llegó aquel aroma familiar, ese que de alguna manera se había convertido en su lugar seguro. Se acercó sin miedo. Por qué estaba seguro de que cuando ella lo sintiera no se alarmaría, o al menos eso creía. La envolví con los brazos, pegándola a su pecho para sentir su cálida cercanía. Su cabello aún estaba algo húmedo, y su piel más fría de lo habitual. Seguramente era a causa de la tormenta que los pilló en el exterior, era como si aún no hubiese entrado en calor. Sin obstáculos mentales decidí pegarla totalmente a su cuerpo, incluso entrelazó sus largas piernas con las de ella. El calor, su aroma, su aura... Aquello era el cóctel perfecto para dejarse abrazar por el ansiado sueño. - En mi defensa diré... que me lo prometiste si tú eras quien cocinaba.- murmuró contra su cabeza de forma lenta.
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  • — Di lo que quieras, pero esta mierda inspira más que cualquiera de tus novelas y manifiestos —el poeta escupió las palabras con olor a opio cuando dejó caer su libreta sobre la mesa; en la página arrugada, manchada y borroneada, apenas se distinguía la prosa de su puño y letra;

    ๐–ฒ๐—ˆ๐—’ ๐—Ž๐—‡ ๐—‰๐–พ๐—‹๐—‹๐—ˆ, ๐—Ž๐—‡ ๐—‰๐–พ๐—‹๐—‹๐—ˆ ๐—‹๐–บ๐–ป๐—‚๐—ˆ๐—Œ๐—ˆ.
    ๐–ญ๐—ˆ ๐—…๐–บ๐–ฝ๐—‹๐—ˆ ๐–บ๐–ฝ๐—๐–พ๐—‹๐—๐–พ๐—‡๐–ผ๐—‚๐–บ๐—Œ, ๐—‹๐—ˆ๐—†๐—‰๐—ˆ ๐–ป๐—ˆ๐—“๐–บ๐—…๐–พ๐—Œ.
    ๐–ญ๐—ˆ ๐–พ๐—Œ ๐—†๐—‚ ๐—Œ๐–บ๐—…๐—‚๐—๐–บ: ๐–พ๐—Œ ๐—๐–พ๐—‡๐–พ๐—‡๐—ˆ ๐–พ๐—‡ ๐—…๐–บ ๐–ฟ๐—‹๐–บ๐—Œ๐–พ.

    | ๐˜˜๐˜ถ๐˜ฆ ๐˜ข๐˜ณ๐˜ฅ๐˜ข ๐˜ญ๐˜ข ๐˜ค๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ค๐˜ข, ๐˜ฒ๐˜ถ๐˜ฆ ๐˜ค๐˜ข๐˜ช๐˜จ๐˜ข ๐˜ฆ๐˜ญ ๐˜ข๐˜ฎ๐˜ฐ.
    | ๐˜œ๐˜ฏ ๐˜ฑ๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ณ๐˜ฐ ๐˜ณ๐˜ข๐˜ฃ๐˜ช๐˜ฐ๐˜ด๐˜ฐ ๐˜ฏ๐˜ฐ ๐˜ด๐˜ช๐˜ณ๐˜ท๐˜ฆ ๐˜ข๐˜ญ ๐˜จ๐˜ข๐˜ฏ๐˜ข๐˜ฅ๐˜ฐ.

    ๐–ฒ๐—‚๐—€๐—Ž๐–พ ๐—…๐–บ ๐—ˆ๐—๐–พ๐—ƒ๐–บ ๐–บ๐—… ๐—‹๐–พ๐–ป๐–บñ๐—ˆ ๐—’ ๐–พ๐—… ๐—‰๐–พ๐—‹๐—‹๐—ˆ ๐—…๐–บ๐—Œ ๐—†๐—Ž๐–พ๐—‹๐–ฝ๐–พ.
    ๐–ฒ๐–บ๐—‡๐—€๐—‹๐–บ ๐—๐—‚๐—‰๐—ˆ๐–ผ๐—‹๐–พ๐—Œí๐–บ, ๐—Œ๐–บ๐—‡๐—€๐—‹๐–บ ๐—ˆ๐–ป๐–พ๐–ฝ๐—‚๐–พ๐—‡๐–ผ๐—‚๐–บ.

    ๐–ธ ๐–ผ๐—Ž๐–บ๐—‡๐–ฝ๐—ˆ ๐–ฝ๐–พ๐—Œ๐—‰๐—‚๐–พ๐—‹๐—๐–บ๐—‡, ๐—๐–บ๐—‹๐–ฝ๐–พ ๐—’ ๐—Œ๐—‚๐—‡ ๐—†๐—‚๐–พ๐–ฝ๐—ˆ,
    ๐—’๐–บ ๐—‡๐—ˆ ๐—๐–บ๐—’ ๐–ผ๐–บ๐–ฝ๐–พ๐—‡๐–บ๐—Œ ๐—Š๐—Ž๐–พ ๐–บ๐—๐–พ๐—‡ ๐–บ๐—… ๐—‹๐–พ๐–ป๐–บñ๐—ˆ.
    ๐–ซ๐–บ๐—Œ ๐—ˆ๐—๐–พ๐—ƒ๐–บ๐—Œ ๐–ฝ๐–พ๐—Œ๐—‰๐—‚๐–พ๐—‹๐—๐–บ๐—‡… ๐—’ ๐—†๐—Ž๐–พ๐—‹๐–พ ๐–พ๐—… ๐—‰๐–บ๐—Œ๐—๐—ˆ๐—‹.

    | ๐˜˜๐˜ถ๐˜ฆ ๐˜ข๐˜ณ๐˜ฅ๐˜ข ๐˜ญ๐˜ข ๐˜ค๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ค๐˜ข, ๐˜ฒ๐˜ถ๐˜ฆ ๐˜ค๐˜ข๐˜ช๐˜จ๐˜ข ๐˜ฆ๐˜ญ ๐˜ข๐˜ฎ๐˜ฐ.
    | ๐˜œ๐˜ฏ ๐˜ฑ๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ณ๐˜ฐ ๐˜ณ๐˜ข๐˜ฃ๐˜ช๐˜ฐ๐˜ด๐˜ฐ ๐˜ฏ๐˜ฐ ๐˜ด๐˜ช๐˜ณ๐˜ท๐˜ฆ ๐˜ข๐˜ญ ๐˜จ๐˜ข๐˜ฏ๐˜ข๐˜ฅ๐˜ฐ.
    — Di lo que quieras, pero esta mierda inspira más que cualquiera de tus novelas y manifiestos —el poeta escupió las palabras con olor a opio cuando dejó caer su libreta sobre la mesa; en la página arrugada, manchada y borroneada, apenas se distinguía la prosa de su puño y letra; ๐–ฒ๐—ˆ๐—’ ๐—Ž๐—‡ ๐—‰๐–พ๐—‹๐—‹๐—ˆ, ๐—Ž๐—‡ ๐—‰๐–พ๐—‹๐—‹๐—ˆ ๐—‹๐–บ๐–ป๐—‚๐—ˆ๐—Œ๐—ˆ. ๐–ญ๐—ˆ ๐—…๐–บ๐–ฝ๐—‹๐—ˆ ๐–บ๐–ฝ๐—๐–พ๐—‹๐—๐–พ๐—‡๐–ผ๐—‚๐–บ๐—Œ, ๐—‹๐—ˆ๐—†๐—‰๐—ˆ ๐–ป๐—ˆ๐—“๐–บ๐—…๐–พ๐—Œ. ๐–ญ๐—ˆ ๐–พ๐—Œ ๐—†๐—‚ ๐—Œ๐–บ๐—…๐—‚๐—๐–บ: ๐–พ๐—Œ ๐—๐–พ๐—‡๐–พ๐—‡๐—ˆ ๐–พ๐—‡ ๐—…๐–บ ๐–ฟ๐—‹๐–บ๐—Œ๐–พ. | ๐˜˜๐˜ถ๐˜ฆ ๐˜ข๐˜ณ๐˜ฅ๐˜ข ๐˜ญ๐˜ข ๐˜ค๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ค๐˜ข, ๐˜ฒ๐˜ถ๐˜ฆ ๐˜ค๐˜ข๐˜ช๐˜จ๐˜ข ๐˜ฆ๐˜ญ ๐˜ข๐˜ฎ๐˜ฐ. | ๐˜œ๐˜ฏ ๐˜ฑ๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ณ๐˜ฐ ๐˜ณ๐˜ข๐˜ฃ๐˜ช๐˜ฐ๐˜ด๐˜ฐ ๐˜ฏ๐˜ฐ ๐˜ด๐˜ช๐˜ณ๐˜ท๐˜ฆ ๐˜ข๐˜ญ ๐˜จ๐˜ข๐˜ฏ๐˜ข๐˜ฅ๐˜ฐ. ๐–ฒ๐—‚๐—€๐—Ž๐–พ ๐—…๐–บ ๐—ˆ๐—๐–พ๐—ƒ๐–บ ๐–บ๐—… ๐—‹๐–พ๐–ป๐–บñ๐—ˆ ๐—’ ๐–พ๐—… ๐—‰๐–พ๐—‹๐—‹๐—ˆ ๐—…๐–บ๐—Œ ๐—†๐—Ž๐–พ๐—‹๐–ฝ๐–พ. ๐–ฒ๐–บ๐—‡๐—€๐—‹๐–บ ๐—๐—‚๐—‰๐—ˆ๐–ผ๐—‹๐–พ๐—Œí๐–บ, ๐—Œ๐–บ๐—‡๐—€๐—‹๐–บ ๐—ˆ๐–ป๐–พ๐–ฝ๐—‚๐–พ๐—‡๐–ผ๐—‚๐–บ. ๐–ธ ๐–ผ๐—Ž๐–บ๐—‡๐–ฝ๐—ˆ ๐–ฝ๐–พ๐—Œ๐—‰๐—‚๐–พ๐—‹๐—๐–บ๐—‡, ๐—๐–บ๐—‹๐–ฝ๐–พ ๐—’ ๐—Œ๐—‚๐—‡ ๐—†๐—‚๐–พ๐–ฝ๐—ˆ, ๐—’๐–บ ๐—‡๐—ˆ ๐—๐–บ๐—’ ๐–ผ๐–บ๐–ฝ๐–พ๐—‡๐–บ๐—Œ ๐—Š๐—Ž๐–พ ๐–บ๐—๐–พ๐—‡ ๐–บ๐—… ๐—‹๐–พ๐–ป๐–บñ๐—ˆ. ๐–ซ๐–บ๐—Œ ๐—ˆ๐—๐–พ๐—ƒ๐–บ๐—Œ ๐–ฝ๐–พ๐—Œ๐—‰๐—‚๐–พ๐—‹๐—๐–บ๐—‡… ๐—’ ๐—†๐—Ž๐–พ๐—‹๐–พ ๐–พ๐—… ๐—‰๐–บ๐—Œ๐—๐—ˆ๐—‹. | ๐˜˜๐˜ถ๐˜ฆ ๐˜ข๐˜ณ๐˜ฅ๐˜ข ๐˜ญ๐˜ข ๐˜ค๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ค๐˜ข, ๐˜ฒ๐˜ถ๐˜ฆ ๐˜ค๐˜ข๐˜ช๐˜จ๐˜ข ๐˜ฆ๐˜ญ ๐˜ข๐˜ฎ๐˜ฐ. | ๐˜œ๐˜ฏ ๐˜ฑ๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ณ๐˜ฐ ๐˜ณ๐˜ข๐˜ฃ๐˜ช๐˜ฐ๐˜ด๐˜ฐ ๐˜ฏ๐˜ฐ ๐˜ด๐˜ช๐˜ณ๐˜ท๐˜ฆ ๐˜ข๐˜ญ ๐˜จ๐˜ข๐˜ฏ๐˜ข๐˜ฅ๐˜ฐ.
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