• -Una frecuencia distorsionada y cargada de estática inundó las ondas. La transmisión infernal comenzó a escucharse simultáneamente en cada anillo del Infierno y a través de cualquier objeto o reliquia maldita con un sensor de sonido.-

    ¡Saludos, mis oyentes infernales! Veo que su adoración no disminuye. Me conmueve saber que anhelan más episodios de este programa radial, sin olvidar esas cartas con dedicatorias tan... adorables. Solo por ustedes, mis fieles seguidores, voy a inaugurar nuevos horarios. Pero sé que la espera es insoportable; quieren oírme cantar. ¡Así que empecemos!"

    -De mi cuerpo emergieron mis sombras, y una porción de ellas se materializó para ejecutar los instrumentos.
    Con un tono que era a la vez imponente y sarcástico, comencé mi canto. Mi voz narraba mi ascenso y mi éxito actual, celebrando que siempre cumplo mis propósitos. Sonreía con malicia y mofa, sabiendo que el simple hecho de verme tan triunfante les carcome el alma a todos aquellos que desearon verme caer. -

    https://youtu.be/h5JtAaP0HNU?si=iEVrK17mllhcRslS
    -Una frecuencia distorsionada y cargada de estática inundó las ondas. La transmisión infernal comenzó a escucharse simultáneamente en cada anillo del Infierno y a través de cualquier objeto o reliquia maldita con un sensor de sonido.- 🎙️¡Saludos, mis oyentes infernales! Veo que su adoración no disminuye. Me conmueve saber que anhelan más episodios de este programa radial, sin olvidar esas cartas con dedicatorias tan... adorables. Solo por ustedes, mis fieles seguidores, voy a inaugurar nuevos horarios. Pero sé que la espera es insoportable; quieren oírme cantar. ¡Así que empecemos!"🎙️🎶🎶🎶 -De mi cuerpo emergieron mis sombras, y una porción de ellas se materializó para ejecutar los instrumentos. Con un tono que era a la vez imponente y sarcástico, comencé mi canto. Mi voz narraba mi ascenso y mi éxito actual, celebrando que siempre cumplo mis propósitos. Sonreía con malicia y mofa, sabiendo que el simple hecho de verme tan triunfante les carcome el alma a todos aquellos que desearon verme caer. - https://youtu.be/h5JtAaP0HNU?si=iEVrK17mllhcRslS
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    La Leyenda de Yue

    Caigo en la cama antes de que la noche termine de asentarse.
    No quiero dormir.
    Necesito hacerlo.
    La perturbación en la Luna sigue latiendo en mi nuca como un tambor antiguo,
    y solo Selin puede decirme qué está temblando allá arriba.

    El sueño me toma de la muñeca y me arrastra con la suavidad de un recuerdo.
    Y allí está ella, Selin, con su luz blanca y sus ojos de niebla.
    Su canto vuelve, ese canto que parece deshacer el tiempo.

    —Deja que te cuente… —

    Y todo el mundo se derrite en una claridad azulada.


    ---

    La leyenda de Yue

    Selin me muestra un universo antiguo, sin eclipses, sin guerras, sin custodios.
    Solo vacío… y criaturas hambrientas.

    —Yue no siempre fue santa del Templo Elunai, hija mía —dice Selin, su voz empapada de luna—. Antes fue un parásito del espacio entre espacios.

    Veo a Yue antes de ser sagrada:
    un ser hermoso, frío, nacida del hambre absoluta.
    Su raza devoraba estrellas, bebía la luz de planetas puros
    hasta dejarlos como cáscaras muertas.

    Y entonces la Luna aparece.
    Blanca, gigante, perfecta.

    Yue cae sobre ella… buscando pureza.
    Y la encuentra.

    Elune.

    La Diosa Lunar no la destruye.
    No lucha.
    Solo extiende un sueño.

    Y Yue queda atrapada.

    Un sueño para ella…
    pero mil años para su alma.
    Mil años con la Diosa.
    Mil años aprendiendo de los espíritus.
    Mil años enamorándose de la luz más pura del cosmos.

    Cuando despierta, para Yue solo ha pasado una noche.
    Pero en su corazón ha pasado una vida entera.

    Una vida que cambió su especie.
    Una vida que la hizo elegir.

    Decidió proteger lo que por primera vez había amado.

    Con Elune a su lado, Yue advirtió a los Elunai del peligro.
    Eligió a los más poderosos entre ellos
    y los sumergió en un sueño sagrado de mil años.

    Selin estaba entre ellos.
    Mi abuela.
    La madre de Jennifer.

    De ese sueño nació lo imposible:
    la magia más poderosa que los Elunai jamás tocaron.
    La magia de protección lunar.
    La magia de los Custodios.


    ---

    Cuando los parásitos de la raza de Yue invadieron la Luna,
    la guerra fue brutal.

    Entonces Yue, en un acto que Selin describe con lágrimas que no existen,
    arrancó de su propio corazón una espada de luz.
    Esa espada la condenó y la liberó.
    La espada de Elune.

    Se convirtió en Espada y Escudo de Elune.
    Aniquiló a su raza entera.
    Y murió en el mismo acto.

    Su alma se fragmentó.
    La del Espada.
    La del Escudo.

    Ambas quedaron dispersas en el cosmos,
    esperando a sus portadores.

    —Tú, hija mía… —Selin coloca un beso frío en mi frente—
    eres la Espada de Elune.
    Veythra.
    Tu sombra lo sabe.

    Siento mi sombra palpitar detrás de mí, orgullosa, viva, como si hubiera esperado siglos ese nombre.

    Pero Selin continúa, y la luz se vuelve más dura.

    —El Escudo de Elune, el poder más puro entre los puros…
    siempre ha pertenecido a la primogénita de Jennifer.
    A Yuna.

    Veo a Yuna bebé, envuelta en luz.
    Veo el escudo elegirla, no por fuerza, sino por inocencia.
    Por pureza absoluta.

    —Ella jamás lo usaría… salvo que no hubiera otra opción. —

    La voz de Selin se quiebra.

    —Ese poder está en peligro. —


    ---

    El despertar

    Despierto violentamente.
    El corazón me explota en el pecho.
    La sombra se contrae.
    La Luna vibra.

    —¡YUNA! —grito incorporándome.

    La habitación parece más pequeña.
    Más oscura.

    —¡Yuna está en peligro! —

    Y por primera vez en mucho tiempo…
    la Luna no responde.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 La Leyenda de Yue Caigo en la cama antes de que la noche termine de asentarse. No quiero dormir. Necesito hacerlo. La perturbación en la Luna sigue latiendo en mi nuca como un tambor antiguo, y solo Selin puede decirme qué está temblando allá arriba. El sueño me toma de la muñeca y me arrastra con la suavidad de un recuerdo. Y allí está ella, Selin, con su luz blanca y sus ojos de niebla. Su canto vuelve, ese canto que parece deshacer el tiempo. —Deja que te cuente… — Y todo el mundo se derrite en una claridad azulada. --- La leyenda de Yue Selin me muestra un universo antiguo, sin eclipses, sin guerras, sin custodios. Solo vacío… y criaturas hambrientas. —Yue no siempre fue santa del Templo Elunai, hija mía —dice Selin, su voz empapada de luna—. Antes fue un parásito del espacio entre espacios. Veo a Yue antes de ser sagrada: un ser hermoso, frío, nacida del hambre absoluta. Su raza devoraba estrellas, bebía la luz de planetas puros hasta dejarlos como cáscaras muertas. Y entonces la Luna aparece. Blanca, gigante, perfecta. Yue cae sobre ella… buscando pureza. Y la encuentra. Elune. La Diosa Lunar no la destruye. No lucha. Solo extiende un sueño. Y Yue queda atrapada. Un sueño para ella… pero mil años para su alma. Mil años con la Diosa. Mil años aprendiendo de los espíritus. Mil años enamorándose de la luz más pura del cosmos. Cuando despierta, para Yue solo ha pasado una noche. Pero en su corazón ha pasado una vida entera. Una vida que cambió su especie. Una vida que la hizo elegir. Decidió proteger lo que por primera vez había amado. Con Elune a su lado, Yue advirtió a los Elunai del peligro. Eligió a los más poderosos entre ellos y los sumergió en un sueño sagrado de mil años. Selin estaba entre ellos. Mi abuela. La madre de Jennifer. De ese sueño nació lo imposible: la magia más poderosa que los Elunai jamás tocaron. La magia de protección lunar. La magia de los Custodios. --- Cuando los parásitos de la raza de Yue invadieron la Luna, la guerra fue brutal. Entonces Yue, en un acto que Selin describe con lágrimas que no existen, arrancó de su propio corazón una espada de luz. Esa espada la condenó y la liberó. La espada de Elune. Se convirtió en Espada y Escudo de Elune. Aniquiló a su raza entera. Y murió en el mismo acto. Su alma se fragmentó. La del Espada. La del Escudo. Ambas quedaron dispersas en el cosmos, esperando a sus portadores. —Tú, hija mía… —Selin coloca un beso frío en mi frente— eres la Espada de Elune. Veythra. Tu sombra lo sabe. Siento mi sombra palpitar detrás de mí, orgullosa, viva, como si hubiera esperado siglos ese nombre. Pero Selin continúa, y la luz se vuelve más dura. —El Escudo de Elune, el poder más puro entre los puros… siempre ha pertenecido a la primogénita de Jennifer. A Yuna. Veo a Yuna bebé, envuelta en luz. Veo el escudo elegirla, no por fuerza, sino por inocencia. Por pureza absoluta. —Ella jamás lo usaría… salvo que no hubiera otra opción. — La voz de Selin se quiebra. —Ese poder está en peligro. — --- El despertar Despierto violentamente. El corazón me explota en el pecho. La sombra se contrae. La Luna vibra. —¡YUNA! —grito incorporándome. La habitación parece más pequeña. Más oscura. —¡Yuna está en peligro! — Y por primera vez en mucho tiempo… la Luna no responde.
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    La Leyenda de Yue

    Caigo en la cama antes de que la noche termine de asentarse.
    No quiero dormir.
    Necesito hacerlo.
    La perturbación en la Luna sigue latiendo en mi nuca como un tambor antiguo,
    y solo Selin puede decirme qué está temblando allá arriba.

    El sueño me toma de la muñeca y me arrastra con la suavidad de un recuerdo.
    Y allí está ella, Selin, con su luz blanca y sus ojos de niebla.
    Su canto vuelve, ese canto que parece deshacer el tiempo.

    —Deja que te cuente… —

    Y todo el mundo se derrite en una claridad azulada.


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    La leyenda de Yue

    Selin me muestra un universo antiguo, sin eclipses, sin guerras, sin custodios.
    Solo vacío… y criaturas hambrientas.

    —Yue no siempre fue santa del Templo Elunai, hija mía —dice Selin, su voz empapada de luna—. Antes fue un parásito del espacio entre espacios.

    Veo a Yue antes de ser sagrada:
    un ser hermoso, frío, nacida del hambre absoluta.
    Su raza devoraba estrellas, bebía la luz de planetas puros
    hasta dejarlos como cáscaras muertas.

    Y entonces la Luna aparece.
    Blanca, gigante, perfecta.

    Yue cae sobre ella… buscando pureza.
    Y la encuentra.

    Elune.

    La Diosa Lunar no la destruye.
    No lucha.
    Solo extiende un sueño.

    Y Yue queda atrapada.

    Un sueño para ella…
    pero mil años para su alma.
    Mil años con la Diosa.
    Mil años aprendiendo de los espíritus.
    Mil años enamorándose de la luz más pura del cosmos.

    Cuando despierta, para Yue solo ha pasado una noche.
    Pero en su corazón ha pasado una vida entera.

    Una vida que cambió su especie.
    Una vida que la hizo elegir.

    Decidió proteger lo que por primera vez había amado.

    Con Elune a su lado, Yue advirtió a los Elunai del peligro.
    Eligió a los más poderosos entre ellos
    y los sumergió en un sueño sagrado de mil años.

    Selin estaba entre ellos.
    Mi abuela.
    La madre de Jennifer.

    De ese sueño nació lo imposible:
    la magia más poderosa que los Elunai jamás tocaron.
    La magia de protección lunar.
    La magia de los Custodios.


    ---

    Cuando los parásitos de la raza de Yue invadieron la Luna,
    la guerra fue brutal.

    Entonces Yue, en un acto que Selin describe con lágrimas que no existen,
    arrancó de su propio corazón una espada de luz.
    Esa espada la condenó y la liberó.
    La espada de Elune.

    Se convirtió en Espada y Escudo de Elune.
    Aniquiló a su raza entera.
    Y murió en el mismo acto.

    Su alma se fragmentó.
    La del Espada.
    La del Escudo.

    Ambas quedaron dispersas en el cosmos,
    esperando a sus portadores.

    —Tú, hija mía… —Selin coloca un beso frío en mi frente—
    eres la Espada de Elune.
    Veythra.
    Tu sombra lo sabe.

    Siento mi sombra palpitar detrás de mí, orgullosa, viva, como si hubiera esperado siglos ese nombre.

    Pero Selin continúa, y la luz se vuelve más dura.

    —El Escudo de Elune, el poder más puro entre los puros…
    siempre ha pertenecido a la primogénita de Jennifer.
    A Yuna.

    Veo a Yuna bebé, envuelta en luz.
    Veo el escudo elegirla, no por fuerza, sino por inocencia.
    Por pureza absoluta.

    —Ella jamás lo usaría… salvo que no hubiera otra opción. —

    La voz de Selin se quiebra.

    —Ese poder está en peligro. —


    ---

    El despertar

    Despierto violentamente.
    El corazón me explota en el pecho.
    La sombra se contrae.
    La Luna vibra.

    —¡YUNA! —grito incorporándome.

    La habitación parece más pequeña.
    Más oscura.

    —¡Yuna está en peligro! —

    Y por primera vez en mucho tiempo…
    la Luna no responde.
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    Caigo en la cama antes de que la noche termine de asentarse.
    No quiero dormir.
    Necesito hacerlo.
    La perturbación en la Luna sigue latiendo en mi nuca como un tambor antiguo,
    y solo Selin puede decirme qué está temblando allá arriba.

    El sueño me toma de la muñeca y me arrastra con la suavidad de un recuerdo.
    Y allí está ella, Selin, con su luz blanca y sus ojos de niebla.
    Su canto vuelve, ese canto que parece deshacer el tiempo.

    —Deja que te cuente… —

    Y todo el mundo se derrite en una claridad azulada.


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    La leyenda de Yue

    Selin me muestra un universo antiguo, sin eclipses, sin guerras, sin custodios.
    Solo vacío… y criaturas hambrientas.

    —Yue no siempre fue santa del Templo Elunai, hija mía —dice Selin, su voz empapada de luna—. Antes fue un parásito del espacio entre espacios.

    Veo a Yue antes de ser sagrada:
    un ser hermoso, frío, nacida del hambre absoluta.
    Su raza devoraba estrellas, bebía la luz de planetas puros
    hasta dejarlos como cáscaras muertas.

    Y entonces la Luna aparece.
    Blanca, gigante, perfecta.

    Yue cae sobre ella… buscando pureza.
    Y la encuentra.

    Elune.

    La Diosa Lunar no la destruye.
    No lucha.
    Solo extiende un sueño.

    Y Yue queda atrapada.

    Un sueño para ella…
    pero mil años para su alma.
    Mil años con la Diosa.
    Mil años aprendiendo de los espíritus.
    Mil años enamorándose de la luz más pura del cosmos.

    Cuando despierta, para Yue solo ha pasado una noche.
    Pero en su corazón ha pasado una vida entera.

    Una vida que cambió su especie.
    Una vida que la hizo elegir.

    Decidió proteger lo que por primera vez había amado.

    Con Elune a su lado, Yue advirtió a los Elunai del peligro.
    Eligió a los más poderosos entre ellos
    y los sumergió en un sueño sagrado de mil años.

    Selin estaba entre ellos.
    Mi abuela.
    La madre de Jennifer.

    De ese sueño nació lo imposible:
    la magia más poderosa que los Elunai jamás tocaron.
    La magia de protección lunar.
    La magia de los Custodios.


    ---

    Cuando los parásitos de la raza de Yue invadieron la Luna,
    la guerra fue brutal.

    Entonces Yue, en un acto que Selin describe con lágrimas que no existen,
    arrancó de su propio corazón una espada de luz.
    Esa espada la condenó y la liberó.
    La espada de Elune.

    Se convirtió en Espada y Escudo de Elune.
    Aniquiló a su raza entera.
    Y murió en el mismo acto.

    Su alma se fragmentó.
    La del Espada.
    La del Escudo.

    Ambas quedaron dispersas en el cosmos,
    esperando a sus portadores.

    —Tú, hija mía… —Selin coloca un beso frío en mi frente—
    eres la Espada de Elune.
    Veythra.
    Tu sombra lo sabe.

    Siento mi sombra palpitar detrás de mí, orgullosa, viva, como si hubiera esperado siglos ese nombre.

    Pero Selin continúa, y la luz se vuelve más dura.

    —El Escudo de Elune, el poder más puro entre los puros…
    siempre ha pertenecido a la primogénita de Jennifer.
    A Yuna.

    Veo a Yuna bebé, envuelta en luz.
    Veo el escudo elegirla, no por fuerza, sino por inocencia.
    Por pureza absoluta.

    —Ella jamás lo usaría… salvo que no hubiera otra opción. —

    La voz de Selin se quiebra.

    —Ese poder está en peligro. —


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    El despertar

    Despierto violentamente.
    El corazón me explota en el pecho.
    La sombra se contrae.
    La Luna vibra.

    —¡YUNA! —grito incorporándome.

    La habitación parece más pequeña.
    Más oscura.

    —¡Yuna está en peligro! —

    Y por primera vez en mucho tiempo…
    la Luna no responde.
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  • ┉ De pronto me he vuelto un punto de reunión y descanso. No sé si debería considerar esto anormal o cotidiano, pero estás calentado mis piernas Sir. Peluso.

    Dónde estará Irura para llevarte... ┉
    ┉ De pronto me he vuelto un punto de reunión y descanso. No sé si debería considerar esto anormal o cotidiano, pero estás calentado mis piernas Sir. Peluso. Dónde estará Irura para llevarte... ┉
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  • Muchas gracias por saludarme para mi cumpleaños. NOOV ᵉˡ ᶜʰᶤᶜᵒ ʳᵒᵇᵒᵗ, Jean Phantomhive, Christopher Shikibu, Axel Koroved , Daozhang Xiao Xingchen, Zagreo the Dark Demon Greek Mitology, Hiro , ⚘ Princess Nyx , 𝕯𝖆𝖓𝖙𝖊 y Dai Nslein.
    Sus regalos y saludos me hicieron muy feliz, espero pronto devolver sus regalos y ssluditos. Los quiero mucho, besos de Kryptoniana.
    Muchas gracias por saludarme para mi cumpleaños. [n.o.o.v], [littl3gr3y], [Christopher007], [Akly_5], [Daozhang_XiaoXingchen], [Dark_Demon], [Hiritox3], [TheBlackNix], [Caza_Demonios89] y [Wanderer]. Sus regalos y saludos me hicieron muy feliz, espero pronto devolver sus regalos y ssluditos. Los quiero mucho, besos de Kryptoniana.
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  • —Oye, eh, volví a perder mis llaves y no quiero hablar con el casero porque debo tres meses, ¿puedo saltar a mi departamento desde tu patio de nuevo? Prometo que es la última vez.
    —Oye, eh, volví a perder mis llaves y no quiero hablar con el casero porque debo tres meses, ¿puedo saltar a mi departamento desde tu patio de nuevo? Prometo que es la última vez.
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  • Hoy me atreví a salir por un café; Nueva York es muy ruidosa y caótica para mi, pero es el lugar donde estoy más segura.
    El café y croissant fueron muy ricos.
    Pero...Un hombre me invitó al teatro.

    Lo rechacé, pero su forma de responder me hirió.
    Había olvidado que un hombre ofendido puede herir mucho; sobre todo ese "¿y entonces que hace una discapacitada sola?"

    ¿acaso soy yo el problema?
    Si esa última visita fue tu despedida silenciosa....desearía haberlo sabido..
    Hoy me atreví a salir por un café; Nueva York es muy ruidosa y caótica para mi, pero es el lugar donde estoy más segura. El café y croissant fueron muy ricos. Pero...Un hombre me invitó al teatro. Lo rechacé, pero su forma de responder me hirió. Había olvidado que un hombre ofendido puede herir mucho; sobre todo ese "¿y entonces que hace una discapacitada sola?" ¿acaso soy yo el problema? Si esa última visita fue tu despedida silenciosa....desearía haberlo sabido..
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    ❝-No puedo prometerte que estaremos a salvo. Este mundo se ha vuelto… una mierda… -negó con la cabeza- Pero podemos prometernos algo. Que, pase lo que pase, cuidaremos el uno del otro. Y cuidaremos de los demás. Porque ahora son nuestra familia. No necesito nada de lo que eras… No necesitamos a la persona que eras. Te necesitamos a ti. Cada día… A la persona que elijas ser. Porque esa es la única elección que está en nuestra mano.

    Cerró la mano donde sostenía las alas de plata y sostuvo asi la barbilla de Kate para que le mirase.

    -No volveré a perderte, Kate. Y no volveré a fallarte.❞

    ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ Kate Blake
    ❝-No puedo prometerte que estaremos a salvo. Este mundo se ha vuelto… una mierda… -negó con la cabeza- Pero podemos prometernos algo. Que, pase lo que pase, cuidaremos el uno del otro. Y cuidaremos de los demás. Porque ahora son nuestra familia. No necesito nada de lo que eras… No necesitamos a la persona que eras. Te necesitamos a ti. Cada día… A la persona que elijas ser. Porque esa es la única elección que está en nuestra mano. Cerró la mano donde sostenía las alas de plata y sostuvo asi la barbilla de Kate para que le mirase. -No volveré a perderte, Kate. Y no volveré a fallarte.❞ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ [KateBlake]
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  • — mmh?..problemas para dormir?...

    *no espero una respuesta solo te regreso una mirada y sonrisa perezosa*

    — estoy aqui...ven~ acurruquemos juntos, *extiende sus brazos hacia tu dirección* vaya dia cansado tuviste... acercate dejame compensarte por eso...
    — mmh?..problemas para dormir?... *no espero una respuesta solo te regreso una mirada y sonrisa perezosa* — estoy aqui...ven~ acurruquemos juntos, *extiende sus brazos hacia tu dirección* vaya dia cansado tuviste... acercate dejame compensarte por eso...
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  • 𝚁𝙴𝚃𝚄𝚁𝙽 𝚃𝙾 𝚃𝙷𝙴 𝙷𝚄𝙽𝚃
    Fandom Supernatural
    Categoría Acción
    Desperto en el cuarto de motel que compartía con el mayor de sus hijos, giró la cabeza sobre la almohada y miró en dirección a la segunda cama individual; Dean dormía profundamente con una mano metida debajo de la almohada y rocando por lo bajo, pero no por aparentar un sueño profundo significaba que no iba a despertarse de golpe ante el menor ruido en la habitación por lo que tenia que ser cuidadoso. Probablemente jamás lo admitiria en voz alta, pero estaba orgulloso de los excelentes cazadores que había formado, estaba orgulloso de Dean y de Sam; a pesar de estar molesto con este último por haberse marchado del nido, estaba orgulloso de ellos por todas las criaturas que habían eliminado sin su ayuda.

    El reloj en la mesa de noche marcaba poco más de las cinco de la mañana, no era de extrañarse que despertara por si solo en ese horario. Una costumbre arraigada, forjada durante sus años en el ejército y gracias a eso no era esclavo de ningún despertador.

    Se deslizó con cuidado sobre el colchón, tratando de no provocar ningún chirrido de los resortes. Se colgó el bolso al hombro, tomo las llaves de la camioneta, dejo las del impala sobre la mesa y garabateo una nota rápida que decía: "Dean, volvere en un par de días. Encargate de la cacería programada para los próximos días, llevate el impala, nos vemos pronto". Dejo la nota sobre la mesa de noche, observo a su hijo dormir por un par de segundos y se escabullo de la habitacion sin hacer ruido.

    Una vez fuera, empujo la camioneta un par de metros para no despertar a Dean con el sonido del motor. Afortunadamente acababa de llegar un camión con una exhausto conductor con intención de pasar la noche en ese lugar y John aprovecho el sonido de ese motor para encubrir el de su camioneta.

    Encendió la radio cuando tomo el desvío hacia la carretera, envío un último mensaje tanto para Bill como para su esposa Ellen; comunicandoles que iba en camino hacia su bar; Harvelle's Roadhouse. Un refugio y punto de encuentro para cazadores, allí solían intercambiar armas, debatir sobre criaturas sobrenaturales y hasta disputarse quien o quienes se encargaban de eliminar a tal o cual bestia.

    Condujo durante tres horas, solo para encontrarse con un clima lluvioso al estacionar en la entrada del bar. Bajo de la camioneta usando su chaqueta como paraguas, en ese breve trayecto se percató de que habían algunos coches que veía por primera y asumió que habían cazadores nuevos. No estaba en desacuerdo con incluir a más mientras fuesen competentes, las nueva camadas eran hijos o incluso nietos de otros cazadores; pero al menos se contentaba en saber que solo recibiría cumplidos para sus propios hijos, no le había comentado a nadie lo de Sam y esperaba manterlo así.

    Cruzó la puertas de entrada y lo primero que vio fue a Bill regañando a su hija Jo. El hombre extendía la mano de forma impaciente, aguardando a que la rubia le entragase algo, definitivamente a su amigo le faltaba tener algo de "mano dura" y educadar mejor a su hija.

    Por curiosidad, se sentó en una banqueta de la barra para contemplar discretamente la escena. En ese momento Ellen apareció y le sirvió una botella de cerveza.

    ──Otra vez trato de cazar por su cuenta. No importa lo que su padre le diga, quiere formar parte de esto, pero aún no esta lista... No todos tenemos la suerte de tener unos muchachos tan obedientes como los tuyos, John── Le comento divertida, el experto cazador tomó el cumplido aunque no alardeo sobre ello.

    ──Mis hijos también tuvieron su etapa de rebeldía en la que se saltaban mis reglas. Lo único que necesitas para enderezarlos es ser estricto pero también se requiere mucha paciencia. ── Vio como Jo dejaba de mala gana un cuchillo sobre la mano de su padre y se marchaba por la puerta de atrás del bar, en donde tenían su hogar y John acoto algo más. ──No sean duros con ella, ya aprenderá... ──

    Eve Duvall
    Desperto en el cuarto de motel que compartía con el mayor de sus hijos, giró la cabeza sobre la almohada y miró en dirección a la segunda cama individual; Dean dormía profundamente con una mano metida debajo de la almohada y rocando por lo bajo, pero no por aparentar un sueño profundo significaba que no iba a despertarse de golpe ante el menor ruido en la habitación por lo que tenia que ser cuidadoso. Probablemente jamás lo admitiria en voz alta, pero estaba orgulloso de los excelentes cazadores que había formado, estaba orgulloso de Dean y de Sam; a pesar de estar molesto con este último por haberse marchado del nido, estaba orgulloso de ellos por todas las criaturas que habían eliminado sin su ayuda. El reloj en la mesa de noche marcaba poco más de las cinco de la mañana, no era de extrañarse que despertara por si solo en ese horario. Una costumbre arraigada, forjada durante sus años en el ejército y gracias a eso no era esclavo de ningún despertador. Se deslizó con cuidado sobre el colchón, tratando de no provocar ningún chirrido de los resortes. Se colgó el bolso al hombro, tomo las llaves de la camioneta, dejo las del impala sobre la mesa y garabateo una nota rápida que decía: "Dean, volvere en un par de días. Encargate de la cacería programada para los próximos días, llevate el impala, nos vemos pronto". Dejo la nota sobre la mesa de noche, observo a su hijo dormir por un par de segundos y se escabullo de la habitacion sin hacer ruido. Una vez fuera, empujo la camioneta un par de metros para no despertar a Dean con el sonido del motor. Afortunadamente acababa de llegar un camión con una exhausto conductor con intención de pasar la noche en ese lugar y John aprovecho el sonido de ese motor para encubrir el de su camioneta. Encendió la radio cuando tomo el desvío hacia la carretera, envío un último mensaje tanto para Bill como para su esposa Ellen; comunicandoles que iba en camino hacia su bar; Harvelle's Roadhouse. Un refugio y punto de encuentro para cazadores, allí solían intercambiar armas, debatir sobre criaturas sobrenaturales y hasta disputarse quien o quienes se encargaban de eliminar a tal o cual bestia. Condujo durante tres horas, solo para encontrarse con un clima lluvioso al estacionar en la entrada del bar. Bajo de la camioneta usando su chaqueta como paraguas, en ese breve trayecto se percató de que habían algunos coches que veía por primera y asumió que habían cazadores nuevos. No estaba en desacuerdo con incluir a más mientras fuesen competentes, las nueva camadas eran hijos o incluso nietos de otros cazadores; pero al menos se contentaba en saber que solo recibiría cumplidos para sus propios hijos, no le había comentado a nadie lo de Sam y esperaba manterlo así. Cruzó la puertas de entrada y lo primero que vio fue a Bill regañando a su hija Jo. El hombre extendía la mano de forma impaciente, aguardando a que la rubia le entragase algo, definitivamente a su amigo le faltaba tener algo de "mano dura" y educadar mejor a su hija. Por curiosidad, se sentó en una banqueta de la barra para contemplar discretamente la escena. En ese momento Ellen apareció y le sirvió una botella de cerveza. ──Otra vez trato de cazar por su cuenta. No importa lo que su padre le diga, quiere formar parte de esto, pero aún no esta lista... No todos tenemos la suerte de tener unos muchachos tan obedientes como los tuyos, John── Le comento divertida, el experto cazador tomó el cumplido aunque no alardeo sobre ello. ──Mis hijos también tuvieron su etapa de rebeldía en la que se saltaban mis reglas. Lo único que necesitas para enderezarlos es ser estricto pero también se requiere mucha paciencia. ── Vio como Jo dejaba de mala gana un cuchillo sobre la mano de su padre y se marchaba por la puerta de atrás del bar, en donde tenían su hogar y John acoto algo más. ──No sean duros con ella, ya aprenderá... ── [TREME.WITCH]
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