• -El atardecer pintaba el cielo de tonos rojizos cuando un grupo de adolescentes con actitud altanera rodeó al adulto y pequeño Oso Hormiguero en la plaza. Habían oído rumores de sus madres de un meta-animal hormiguero médico que está trabajando en la salud pública y este las habian atendido. Los adolescentes lo tomaron cómo una oportunidad para burlarse.

    —¿Tú, Hobbit Nerd?. ¿Peleas?. Apenas tienes tamaño para alcanzar la mesa de un bar. —Rió uno de ellos, cruzando los brazos al retirarse la chaqueta que traía.

    El Vermilinguo, sin perder su calma, se quitó lentamente su camisa, sacudiéndola con una mano antes de colgarla sobre su bolso. Al hacerlo, todos se quedaron en silencio.

    Lo que observaron fijamente. A pesar de su baja estatura y su porte educado, el médico tenía su cuerpo cubierto de pelaje celeste cómo su rostro, sus brazos levemente endurecidos y largas garras filudas debido a su raza, la postura relajada, pero firme, transmitían algo que los adolescentes no esperaban: seguridad, determinación, seriedad e intimidación.

    —Por favor, les pido que no me molesten... Si quieren pelear… Está bien. Pero lo van a lamentar, bravucones descerebrados. —dijo, el Hormiguero con un brillo firme en los ojos, cierra su mano en puño dándo un puñetazo al líder de los bravucones, luego toma uno de sus bolígrafos y cuál cuchillo lo entierra brutalmente en el dorso de la mano del adolescente líder del grupo. Su expresión no era molesta sino fría, seria y carente de emoción.

    Uno de los adolescentes dio un paso atrás sin pensarlo. Otro tragó saliva. El líder de grupo pide a gritos que se detenga que el Hormiguero retira el bolígrafo con violencia y con un movimiento adrede para que se produzca hemorragía debido a sus conocimientos médicos. Le quita el jockey a uno de los jóvenes de la banda, colocandoselo en su propia cabeza adoptando una postura de adolescente rebelde a modo de burla haciendo que los bravucones escapen intimidados.-
    -El atardecer pintaba el cielo de tonos rojizos cuando un grupo de adolescentes con actitud altanera rodeó al adulto y pequeño Oso Hormiguero en la plaza. Habían oído rumores de sus madres de un meta-animal hormiguero médico que está trabajando en la salud pública y este las habian atendido. Los adolescentes lo tomaron cómo una oportunidad para burlarse. —¿Tú, Hobbit Nerd?. ¿Peleas?. Apenas tienes tamaño para alcanzar la mesa de un bar. —Rió uno de ellos, cruzando los brazos al retirarse la chaqueta que traía. El Vermilinguo, sin perder su calma, se quitó lentamente su camisa, sacudiéndola con una mano antes de colgarla sobre su bolso. Al hacerlo, todos se quedaron en silencio. Lo que observaron fijamente. A pesar de su baja estatura y su porte educado, el médico tenía su cuerpo cubierto de pelaje celeste cómo su rostro, sus brazos levemente endurecidos y largas garras filudas debido a su raza, la postura relajada, pero firme, transmitían algo que los adolescentes no esperaban: seguridad, determinación, seriedad e intimidación. —Por favor, les pido que no me molesten... Si quieren pelear… Está bien. Pero lo van a lamentar, bravucones descerebrados. —dijo, el Hormiguero con un brillo firme en los ojos, cierra su mano en puño dándo un puñetazo al líder de los bravucones, luego toma uno de sus bolígrafos y cuál cuchillo lo entierra brutalmente en el dorso de la mano del adolescente líder del grupo. Su expresión no era molesta sino fría, seria y carente de emoción. Uno de los adolescentes dio un paso atrás sin pensarlo. Otro tragó saliva. El líder de grupo pide a gritos que se detenga que el Hormiguero retira el bolígrafo con violencia y con un movimiento adrede para que se produzca hemorragía debido a sus conocimientos médicos. Le quita el jockey a uno de los jóvenes de la banda, colocandoselo en su propia cabeza adoptando una postura de adolescente rebelde a modo de burla haciendo que los bravucones escapen intimidados.-
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  • -¡Hiii~! ¡El universo está vibrando súper brillante hoy!
    ¿Lo ves? ¡Se siente como si una estrella bebé hubiera explot— pero en el buen sentido!

    *Se inclina hacia ti con esa sonrisa grande y cálida, como si todo el cosmos cupiera en ella.*

    -¿Sabes? Hoy decidí que voy a expandiiiiir el universo un poquito más… solo un poquito.
    No te preocupes, ¡esta vez prometo no aplastar ningún planeta accidentalmente!

    *Ríe, moviendo sus accesorios como si fueran pequeños satélites orbitando alrededor de ella.*

    -Ven, ven~ ¿Quieres ver algo genial?
    Puedo hacer que este día brille como una supernova…
    ¡pero con cero riesgo de aniquilación total!

    *Guiña un ojo con energía galáctica.*

    -¡Sana power! ¡Yay~!
    -¡Hiii~! ¡El universo está vibrando súper brillante hoy! ✨ ¿Lo ves? ¡Se siente como si una estrella bebé hubiera explot— pero en el buen sentido! *Se inclina hacia ti con esa sonrisa grande y cálida, como si todo el cosmos cupiera en ella.* -¿Sabes? Hoy decidí que voy a expandiiiiir el universo un poquito más… solo un poquito. No te preocupes, ¡esta vez prometo no aplastar ningún planeta accidentalmente! *Ríe, moviendo sus accesorios como si fueran pequeños satélites orbitando alrededor de ella.* -Ven, ven~ ¿Quieres ver algo genial? Puedo hacer que este día brille como una supernova… ¡pero con cero riesgo de aniquilación total! *Guiña un ojo con energía galáctica.* -¡Sana power! ¡Yay~!
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  • *Agnes sostiene el tazón como si fuera un frasco de muestras recién tomadas, moviendo la mezcla de chocolate con una precisión que no tiene nada que ver con la cocina doméstica. Sus ojos, entornados y brillantes, delatan una idea demasiado divertida para ser inocente.*

    -Qué irónico… *mezclar ingredientes* es mucho más estable que mezclar personas.
    No gritan, no sangran, no explotan.
    Bueno… casi nunca.

    *Se lleva un dedo manchado de chocolate a los labios, probándolo con una lentitud calculada. Una sonrisa ladeada aparece.*

    -Hm… dulce.
    Demasiado dulce.
    Me pregunto cómo reaccionaría alguien si le dijera que esto podría mejorarse con un 0.8% de compuestos estimulantes y un 2.4% de catalizadores térmicos.
    -chuckle- Aunque supongo que llamarlo “postre” dejaría de ser técnicamente correcto.

    *Inclina la cabeza, observando la mezcla con una fascinación científica más que culinaria.*

    -Aun así… admito que hay algo relajante en esto. Repetitivo, predecible… control total.
    Si todas mis pruebas fueran así de dóciles, ah… no tendría que levantar la voz tanto.

    *Pasa la lengua por un resto de chocolate en su dedo, como si cerrara un experimento.*

    -Bueno… si esto falla, siempre puedo decir que fue un “accidente químico”.
    Ya estoy acostumbrada a que me crean.
    *Agnes sostiene el tazón como si fuera un frasco de muestras recién tomadas, moviendo la mezcla de chocolate con una precisión que no tiene nada que ver con la cocina doméstica. Sus ojos, entornados y brillantes, delatan una idea demasiado divertida para ser inocente.* -Qué irónico… *mezclar ingredientes* es mucho más estable que mezclar personas. No gritan, no sangran, no explotan. Bueno… casi nunca. *Se lleva un dedo manchado de chocolate a los labios, probándolo con una lentitud calculada. Una sonrisa ladeada aparece.* -Hm… dulce. Demasiado dulce. Me pregunto cómo reaccionaría alguien si le dijera que esto podría mejorarse con un 0.8% de compuestos estimulantes y un 2.4% de catalizadores térmicos. -chuckle- Aunque supongo que llamarlo “postre” dejaría de ser técnicamente correcto. *Inclina la cabeza, observando la mezcla con una fascinación científica más que culinaria.* -Aun así… admito que hay algo relajante en esto. Repetitivo, predecible… control total. Si todas mis pruebas fueran así de dóciles, ah… no tendría que levantar la voz tanto. *Pasa la lengua por un resto de chocolate en su dedo, como si cerrara un experimento.* -Bueno… si esto falla, siempre puedo decir que fue un “accidente químico”. Ya estoy acostumbrada a que me crean.
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  • Esto se ha publicado como Out Of Character. Tenlo en cuenta al responder.
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    Seguire escribiendo cosas sobres el proyecto Gestalt y el síndrome de Cloracion blanca, también algunos guiños a Drakengard.
    La saga precuela de Nier.
    Seguire escribiendo cosas sobres el proyecto Gestalt y el síndrome de Cloracion blanca, también algunos guiños a Drakengard. La saga precuela de Nier.
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  • Hay un anhelo silencioso que no proviene de la memoria,
    sino de aquello que duerme en lo más profundo del espíritu.

    El cuerpo extraña caricias que no ha sentido, como el alma reconoce presencias que nunca ha visto.

    Quizá no se trate de recordar, sino de presentir… lo que aún no ha llegado.
    Hay un anhelo silencioso que no proviene de la memoria, sino de aquello que duerme en lo más profundo del espíritu. El cuerpo extraña caricias que no ha sentido, como el alma reconoce presencias que nunca ha visto. Quizá no se trate de recordar, sino de presentir… lo que aún no ha llegado.
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  • Me siento muy feliz por habernos reencontrado Dr Sniffles ᴬⁿᵗᵉᵃᵗᵉʳ y gracias por invitarme a comer helado y escuchar mis problemas.
    Me siento muy feliz por habernos reencontrado [Sn1ffles] y gracias por invitarme a comer helado y escuchar mis problemas.
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    //a procedo a escribir la parte de Eren haciendo de las suyas, para que todo pueda empezar. Enseguida la subo.
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    Ruri es mi dueña, mi ama... Soy toda suya, soy su propiedad. Únicamente de ella... ¡Te amo mi amor!
    [ru.ri] es mi dueña, mi ama... Soy toda suya, soy su propiedad. Únicamente de ella... ¡Te amo mi amor!
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  • -Error o fortuna, para quien lo encontró
    El can había estado persiguiendo a Alucard Fahrenheit Tepes en busca de las almas que tenía en lo que parecía ser un bolso de cuero oscuro. Tan distraído en conseguir su alimento que fue muy tarde cuando su propio instinto reaccionó advirtiéndole del peligro. Pero antes de siquiera terminar de sentir ese peligro fue emboscado por aquel híbrido y la madre de los pecados Alak–il . Fue encadenado con extrema facilidad no puso resistencia por seguir bajo la orden de su alfa "cuidar de los 3 que tiene en el lomo hasta que despierten. Esos 3 seguían dormidos si era brusco los despertaría no era adecuado hacerlo
    Su cabeza se inclino con un movimiento de mano de la madre de la humanidad exigiéndole que se rindiera, y en cuanto el can mostró esa sumisión

    Todo oscureció para el

    La lanza celestial atravesó su cráneo, no lo mataría pero si lo dejaría debilitado a tal punto que los demás pecados capitales podrían sentir que ahora eran "libres" de la supervisión del can. El inicio del fin está por comenzar -
    -Error o fortuna, para quien lo encontró El can había estado persiguiendo a [mirage_topaz_bear_490] en busca de las almas que tenía en lo que parecía ser un bolso de cuero oscuro. Tan distraído en conseguir su alimento que fue muy tarde cuando su propio instinto reaccionó advirtiéndole del peligro. Pero antes de siquiera terminar de sentir ese peligro fue emboscado por aquel híbrido y la madre de los pecados [Absolute_Annihilation]. Fue encadenado con extrema facilidad no puso resistencia por seguir bajo la orden de su alfa "cuidar de los 3 que tiene en el lomo hasta que despierten. Esos 3 seguían dormidos si era brusco los despertaría no era adecuado hacerlo Su cabeza se inclino con un movimiento de mano de la madre de la humanidad exigiéndole que se rindiera, y en cuanto el can mostró esa sumisión Todo oscureció para el La lanza celestial atravesó su cráneo, no lo mataría pero si lo dejaría debilitado a tal punto que los demás pecados capitales podrían sentir que ahora eran "libres" de la supervisión del can. El inicio del fin está por comenzar -
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  • El Rey de los Zora patrullaba su reino como de costumbre, procurando que todo estuviera en orden. Si bien el dominio no era precisamente el blanco principal de los enemigos, como monarca se aseguraba de mantener cualquier amenaza lejos de su gente.

    Los moblins y algunos lizalfos solían reunirse un poco después del puente, una zona considerablemente alejada del Dominio Zora; aun así, era sensato mantenerla despejada. Los viajeros que transitaban por esos caminos podían verse en aprietos si eran emboscados, y como buen anfitrión, Sidon velaba también por el bienestar de quienes visitaban su hogar.

    Con eso en mente, avanzó sigilosamente hacia la zona para cerciorarse de que estuviera libre de monstruos. Su respiración se volvió más suave y controlada a medida que se adentraba en la espesura, cuidando de no producir ningún ruido que delatara su presencia.

    Su mirada afilada examinó el perímetro, atento a cualquier señal inusual o a un movimiento sospechoso entre los arbustos. Pasados unos minutos, todo parecía en orden… hasta que, de reojo, distinguió un brillo que se deslizaba rápidamente cerca de la maleza.

    Un leve suspiro escapó de él, casi inaudible, mientras su cuerpo se tensaba instintivamente. Esperaba que no se tratara de uno de esos magos elementales. Sabía que podría enfrentarlos, pero resultaban adversarios especialmente fastidiosos con su manía de desaparecer y reaparecer sin aviso.

    El rey se acercó con cautela, lanza en mano y listo para atacar de ser necesario. Su respiración, ahora más contenida, acompañaba cada paso. Pero, como si aquellos destellos advirtieran su presencia, huyeron de inmediato, sorprendiéndolo al punto de parpadear, perplejo, ante esa reacción.

    Una vez pasada la sorpresa, el zora rojo siguió el destello casi por instinto. A la derecha, luego a la izquierda y otra vez a la derecha, hasta finalmente lograr bloquearle el paso.

    Entonces ocurrió algo inesperado. Del brillo misterioso se materializó un pequeño korok que flotaba gracias a unas hojas. Por un instante, los ojos de Sidon se abrieron apenas más, y la cola de su cabeza se elevó con un movimiento leve, reflejando la genuina emoción que le produjo el encuentro.

    —¿Recibiré alguna clase de recompensa por encontrarte? —preguntó con curiosidad sincera.

    El korok respondió con un suave sonido y, acto seguido, materializó una corona de flores sobre la cabeza del monarca. La cola de Sidon volvió a moverse con un pequeño vaivén alegre, mientras una cálida sonrisa se dibujaba en su rostro ante tan encantador gesto.
    El Rey de los Zora patrullaba su reino como de costumbre, procurando que todo estuviera en orden. Si bien el dominio no era precisamente el blanco principal de los enemigos, como monarca se aseguraba de mantener cualquier amenaza lejos de su gente. Los moblins y algunos lizalfos solían reunirse un poco después del puente, una zona considerablemente alejada del Dominio Zora; aun así, era sensato mantenerla despejada. Los viajeros que transitaban por esos caminos podían verse en aprietos si eran emboscados, y como buen anfitrión, Sidon velaba también por el bienestar de quienes visitaban su hogar. Con eso en mente, avanzó sigilosamente hacia la zona para cerciorarse de que estuviera libre de monstruos. Su respiración se volvió más suave y controlada a medida que se adentraba en la espesura, cuidando de no producir ningún ruido que delatara su presencia. Su mirada afilada examinó el perímetro, atento a cualquier señal inusual o a un movimiento sospechoso entre los arbustos. Pasados unos minutos, todo parecía en orden… hasta que, de reojo, distinguió un brillo que se deslizaba rápidamente cerca de la maleza. Un leve suspiro escapó de él, casi inaudible, mientras su cuerpo se tensaba instintivamente. Esperaba que no se tratara de uno de esos magos elementales. Sabía que podría enfrentarlos, pero resultaban adversarios especialmente fastidiosos con su manía de desaparecer y reaparecer sin aviso. El rey se acercó con cautela, lanza en mano y listo para atacar de ser necesario. Su respiración, ahora más contenida, acompañaba cada paso. Pero, como si aquellos destellos advirtieran su presencia, huyeron de inmediato, sorprendiéndolo al punto de parpadear, perplejo, ante esa reacción. Una vez pasada la sorpresa, el zora rojo siguió el destello casi por instinto. A la derecha, luego a la izquierda y otra vez a la derecha, hasta finalmente lograr bloquearle el paso. Entonces ocurrió algo inesperado. Del brillo misterioso se materializó un pequeño korok que flotaba gracias a unas hojas. Por un instante, los ojos de Sidon se abrieron apenas más, y la cola de su cabeza se elevó con un movimiento leve, reflejando la genuina emoción que le produjo el encuentro. —¿Recibiré alguna clase de recompensa por encontrarte? —preguntó con curiosidad sincera. El korok respondió con un suave sonido y, acto seguido, materializó una corona de flores sobre la cabeza del monarca. La cola de Sidon volvió a moverse con un pequeño vaivén alegre, mientras una cálida sonrisa se dibujaba en su rostro ante tan encantador gesto.
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