• Cap: 01

    Intentó abrir los párpados, pero enseguida arrugó el rostro al ser recibido por los azotes de los rayos del sol. Otra vez tuvo que frotarse con el dorso de las manos, solo que esta vez tendría una molestia mayor; ardor, el ardor provocado por el agua salada que se filtra entre los párpados y llega hasta los ojos.

    Varios fueron los minutos de rodar y patalear, entre gruñidos y gimoteos. No fue hasta que la arena entró en sus narices que se levantó del suelo, tan fuerte como la tos que hacía doler su garganta.
    ¿Lágrimas? Si, deslizándose lentamente por las esquinas de aquellos dorados ojos. Respiró profundo hasta que sus jadeos lograron penetrar muy levemente el agua que tapaba sus alargadas orejas.

    Decir que se veía deplorable era poco; su rostro pálido llevaba un tono rojizo por la agitación y su largo cabello lacio estaba despeinado, enredado y reseco por las sales del mar que lo arrastró hasta aquella orilla, y en su espalda yacen extendidas las heridas de su violento aterrizaje. Sanó lesiones a velocidades vertiginosa para un humano ordinario, pero para él se sintió lento y horrible ¿Por qué? Porque cada segundo parecía eterno por culpa de las partículas que la carne creciente arrastra sobre sus nervios expuestos. Las sintió salir una por una.

    Descansó de rodillas, con los antebrazos sobre la arena. Los jadeos seguían saliendo de sus labios, pero poco a poco la respiración fue tomando un ritmo apropiado. Los ojos los tenía rojos, culpa de la sal y las lágrimas producidas por el dolor. Al rato tomó una postura erguida, con la cabeza tirada hacia atrás, y respiró profundo. Se sentía mejor, el alivio había tomado asiló en su cuerpo. Su recuperación estaba completa, y fue un total éxito; ni una marca, ni siquiera una costra que pudiera servir de recuerdo.

    El sol ya avanzó más allá de su punto más alto, anunciando así su intención de perderse en el horizonte. Así que el chico de cabello rojo decidió ponerse de pie para emprender su camino a... A ningún lado en particular. Es incapaz de ubicar el área de donde proviene, mucho menos reconoce su paradero actual. Su única opción es seguir al gigante dorado, aquel que avanza sin esperar a nadie, ese que toma asiento en su trono en el punto más alto del firmamento.

    Dejó atrás las arenas y se adentró en la hierba, plantas tan altas que acarician sus piernas hasta producirle comezón. Podría haber avanzado más pero cada tantos pasos se detenía a rascarse pies, rodillas y gemelos.

    Un viaje sin destino u origen. Incierto, pero era suyo. Solo debía de seguir la guía del sol y consultar al viento cuando sienta inseguridad.
    Cap: 01 Intentó abrir los párpados, pero enseguida arrugó el rostro al ser recibido por los azotes de los rayos del sol. Otra vez tuvo que frotarse con el dorso de las manos, solo que esta vez tendría una molestia mayor; ardor, el ardor provocado por el agua salada que se filtra entre los párpados y llega hasta los ojos. Varios fueron los minutos de rodar y patalear, entre gruñidos y gimoteos. No fue hasta que la arena entró en sus narices que se levantó del suelo, tan fuerte como la tos que hacía doler su garganta. ¿Lágrimas? Si, deslizándose lentamente por las esquinas de aquellos dorados ojos. Respiró profundo hasta que sus jadeos lograron penetrar muy levemente el agua que tapaba sus alargadas orejas. Decir que se veía deplorable era poco; su rostro pálido llevaba un tono rojizo por la agitación y su largo cabello lacio estaba despeinado, enredado y reseco por las sales del mar que lo arrastró hasta aquella orilla, y en su espalda yacen extendidas las heridas de su violento aterrizaje. Sanó lesiones a velocidades vertiginosa para un humano ordinario, pero para él se sintió lento y horrible ¿Por qué? Porque cada segundo parecía eterno por culpa de las partículas que la carne creciente arrastra sobre sus nervios expuestos. Las sintió salir una por una. Descansó de rodillas, con los antebrazos sobre la arena. Los jadeos seguían saliendo de sus labios, pero poco a poco la respiración fue tomando un ritmo apropiado. Los ojos los tenía rojos, culpa de la sal y las lágrimas producidas por el dolor. Al rato tomó una postura erguida, con la cabeza tirada hacia atrás, y respiró profundo. Se sentía mejor, el alivio había tomado asiló en su cuerpo. Su recuperación estaba completa, y fue un total éxito; ni una marca, ni siquiera una costra que pudiera servir de recuerdo. El sol ya avanzó más allá de su punto más alto, anunciando así su intención de perderse en el horizonte. Así que el chico de cabello rojo decidió ponerse de pie para emprender su camino a... A ningún lado en particular. Es incapaz de ubicar el área de donde proviene, mucho menos reconoce su paradero actual. Su única opción es seguir al gigante dorado, aquel que avanza sin esperar a nadie, ese que toma asiento en su trono en el punto más alto del firmamento. Dejó atrás las arenas y se adentró en la hierba, plantas tan altas que acarician sus piernas hasta producirle comezón. Podría haber avanzado más pero cada tantos pasos se detenía a rascarse pies, rodillas y gemelos. Un viaje sin destino u origen. Incierto, pero era suyo. Solo debía de seguir la guía del sol y consultar al viento cuando sienta inseguridad.
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    Al caer la segunda noche, la vuelvo a ver...

    Selin: Déjame que te cuente...

    La Leyenda de Shobu y Xinia

    Eclipses de amor y guerra

    Antes de que el tiempo aprendiera a contarse,
    cuando el cosmos aún era joven y silencioso,
    existió un espíritu solar errante.

    Shobu,
    una chispa viva del Sol,
    no era un habitante como los Phyros,
    sino una de las entidades primordiales,
    un Espíritu del Sol nacido del núcleo ardiente de la estrella.

    Viajaba libre,
    cruzando reinos de fuego, polvo y vacío,
    curioso ante todo aquello que no ardía como él.

    Un día, su luz chocó contra una esfera
    que no quemaba…
    sino que reflejaba.

    Había encontrado la Luna.

    La superficie plateada escondía vida delicada y silenciosa:
    los Elunai, habitantes lunares,
    y los misteriosos Espíritus de la Luna,
    criaturas antiguas como la noche.

    Y entre ellos,
    Shobu vio a una criatura cuya belleza anuló todo pensamiento:

    Xinia,
    espíritu lunar joven,
    una raposa de pelaje blanco y brillo azul,
    nacida de la calma de la Luna
    y bendecida por la plata de los Espíritus Lunares.

    Su luz no quemaba.
    Su luz acariciaba.

    Y Shobu, por primera vez, quiso ser acariciado.


    ---

    El primer lazo entre Sol y Luna

    Xinia se acercó sin temor alguno:
    ella no conocía el fuego,
    solo la quietud luminosa.

    Cuando tocaron sus energías —fuego y plata—
    el cosmos registró un suceso inédito:

    dos espíritus de orígenes contrarios
    hicieron armonía.

    Su unión fue inmediata,
    natural,
    destinada.

    Shobu deseó mostrarle su hogar en el Sol.
    Xinia aceptó, curiosa…
    y ese gesto inocente cambió para siempre el equilibrio de los mundos.


    ---

    La ira de Phyros y Elunai

    Cuando Shobu llevó a Xinia al Sol:

    Los Phyros (habitantes solares) ardieron en rabia:
    ¿cómo podía una criatura lunar resistir el calor sagrado del Sol?
    Lo consideraron un sacrilegio.

    Los Espíritus del Sol vieron peligro:
    “lo que es lunar no debe tocar lo solar”.


    Mientras tanto,

    Los Elunai (habitantes de la Luna)
    se sintieron traicionados:
    Shobu había arrebatado a su criatura más pura.

    Y los Espíritus de la Luna,
    orgullosos y fríos,
    declararon que ningún ser solar debía volver a pisar sus dominios.


    Fue entonces cuando ambos grupos superiores —solares y lunares—
    tejieron un destino cruel:

    un sello eterno
    que impedía que lo solar tocara lo lunar
    y que lo lunar tocara lo solar.

    Los mundos quedaron separados
    por la fuerza del miedo.

    Y Shobu y Xinia quedaron separados
    por la fuerza del amor.


    ---

    El Primer Eclipse

    Pero el amor, cuando es verdadero,
    rompe incluso las órdenes de los dioses.

    La Luna pasó frente al Sol.
    El Sol abrazó a la Luna por la espalda.

    Y en esa alineación perfecta,
    por primera vez en la historia del cielo,
    nació un camino imposible:

    un puente de fuego y plata,
    creado no por magia solar ni lunar,
    sino
    por la súplica unida
    de dos espíritus que se negaban a olvidarse.

    Xinia cruzó.
    Shobu cruzó.

    Y se encontraron en medio del eclipse,
    en un territorio que no era del Sol ni de la Luna,
    sino del amor prohibido.

    Bajo aquel puente, se prometieron mil vidas.
    Pero mil vidas no fueron suficientes para calmar a los mundos.


    ---

    Los eclipses de amor y guerra

    Cuando los Phyros y los Elunai vieron que el eclipse
    había roto sus prohibiciones,
    nació la primera guerra entre sus pueblos.

    No una guerra de ejércitos,
    sino una guerra de pensamiento:

    unos defendiendo la unión,

    otros exigiendo separación eterna.


    Desde entonces,
    cada eclipse repite la historia:

    cuando Sol y Luna se tocan, se encuentran dos amantes;
    cuando Sol y Luna se oscurecen, se confrontan dos pueblos.

    Los eclipses son puentes.
    Los eclipses son cicatrices.
    Y en el corazón de cada uno
    late todavía el juramento de Shobu y Xinia,
    el primer amor entre fuego y plata.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Al caer la segunda noche, la vuelvo a ver... Selin: Déjame que te cuente... La Leyenda de Shobu y Xinia Eclipses de amor y guerra Antes de que el tiempo aprendiera a contarse, cuando el cosmos aún era joven y silencioso, existió un espíritu solar errante. Shobu, una chispa viva del Sol, no era un habitante como los Phyros, sino una de las entidades primordiales, un Espíritu del Sol nacido del núcleo ardiente de la estrella. Viajaba libre, cruzando reinos de fuego, polvo y vacío, curioso ante todo aquello que no ardía como él. Un día, su luz chocó contra una esfera que no quemaba… sino que reflejaba. Había encontrado la Luna. La superficie plateada escondía vida delicada y silenciosa: los Elunai, habitantes lunares, y los misteriosos Espíritus de la Luna, criaturas antiguas como la noche. Y entre ellos, Shobu vio a una criatura cuya belleza anuló todo pensamiento: Xinia, espíritu lunar joven, una raposa de pelaje blanco y brillo azul, nacida de la calma de la Luna y bendecida por la plata de los Espíritus Lunares. Su luz no quemaba. Su luz acariciaba. Y Shobu, por primera vez, quiso ser acariciado. --- El primer lazo entre Sol y Luna Xinia se acercó sin temor alguno: ella no conocía el fuego, solo la quietud luminosa. Cuando tocaron sus energías —fuego y plata— el cosmos registró un suceso inédito: dos espíritus de orígenes contrarios hicieron armonía. Su unión fue inmediata, natural, destinada. Shobu deseó mostrarle su hogar en el Sol. Xinia aceptó, curiosa… y ese gesto inocente cambió para siempre el equilibrio de los mundos. --- La ira de Phyros y Elunai Cuando Shobu llevó a Xinia al Sol: Los Phyros (habitantes solares) ardieron en rabia: ¿cómo podía una criatura lunar resistir el calor sagrado del Sol? Lo consideraron un sacrilegio. Los Espíritus del Sol vieron peligro: “lo que es lunar no debe tocar lo solar”. Mientras tanto, Los Elunai (habitantes de la Luna) se sintieron traicionados: Shobu había arrebatado a su criatura más pura. Y los Espíritus de la Luna, orgullosos y fríos, declararon que ningún ser solar debía volver a pisar sus dominios. Fue entonces cuando ambos grupos superiores —solares y lunares— tejieron un destino cruel: un sello eterno que impedía que lo solar tocara lo lunar y que lo lunar tocara lo solar. Los mundos quedaron separados por la fuerza del miedo. Y Shobu y Xinia quedaron separados por la fuerza del amor. --- El Primer Eclipse Pero el amor, cuando es verdadero, rompe incluso las órdenes de los dioses. La Luna pasó frente al Sol. El Sol abrazó a la Luna por la espalda. Y en esa alineación perfecta, por primera vez en la historia del cielo, nació un camino imposible: un puente de fuego y plata, creado no por magia solar ni lunar, sino por la súplica unida de dos espíritus que se negaban a olvidarse. Xinia cruzó. Shobu cruzó. Y se encontraron en medio del eclipse, en un territorio que no era del Sol ni de la Luna, sino del amor prohibido. Bajo aquel puente, se prometieron mil vidas. Pero mil vidas no fueron suficientes para calmar a los mundos. --- Los eclipses de amor y guerra Cuando los Phyros y los Elunai vieron que el eclipse había roto sus prohibiciones, nació la primera guerra entre sus pueblos. No una guerra de ejércitos, sino una guerra de pensamiento: unos defendiendo la unión, otros exigiendo separación eterna. Desde entonces, cada eclipse repite la historia: cuando Sol y Luna se tocan, se encuentran dos amantes; cuando Sol y Luna se oscurecen, se confrontan dos pueblos. Los eclipses son puentes. Los eclipses son cicatrices. Y en el corazón de cada uno late todavía el juramento de Shobu y Xinia, el primer amor entre fuego y plata.
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    Al caer la segunda noche, la vuelvo a ver...

    Selin: Déjame que te cuente...

    La Leyenda de Shobu y Xinia

    Eclipses de amor y guerra

    Antes de que el tiempo aprendiera a contarse,
    cuando el cosmos aún era joven y silencioso,
    existió un espíritu solar errante.

    Shobu,
    una chispa viva del Sol,
    no era un habitante como los Phyros,
    sino una de las entidades primordiales,
    un Espíritu del Sol nacido del núcleo ardiente de la estrella.

    Viajaba libre,
    cruzando reinos de fuego, polvo y vacío,
    curioso ante todo aquello que no ardía como él.

    Un día, su luz chocó contra una esfera
    que no quemaba…
    sino que reflejaba.

    Había encontrado la Luna.

    La superficie plateada escondía vida delicada y silenciosa:
    los Elunai, habitantes lunares,
    y los misteriosos Espíritus de la Luna,
    criaturas antiguas como la noche.

    Y entre ellos,
    Shobu vio a una criatura cuya belleza anuló todo pensamiento:

    Xinia,
    espíritu lunar joven,
    una raposa de pelaje blanco y brillo azul,
    nacida de la calma de la Luna
    y bendecida por la plata de los Espíritus Lunares.

    Su luz no quemaba.
    Su luz acariciaba.

    Y Shobu, por primera vez, quiso ser acariciado.


    ---

    El primer lazo entre Sol y Luna

    Xinia se acercó sin temor alguno:
    ella no conocía el fuego,
    solo la quietud luminosa.

    Cuando tocaron sus energías —fuego y plata—
    el cosmos registró un suceso inédito:

    dos espíritus de orígenes contrarios
    hicieron armonía.

    Su unión fue inmediata,
    natural,
    destinada.

    Shobu deseó mostrarle su hogar en el Sol.
    Xinia aceptó, curiosa…
    y ese gesto inocente cambió para siempre el equilibrio de los mundos.


    ---

    La ira de Phyros y Elunai

    Cuando Shobu llevó a Xinia al Sol:

    Los Phyros (habitantes solares) ardieron en rabia:
    ¿cómo podía una criatura lunar resistir el calor sagrado del Sol?
    Lo consideraron un sacrilegio.

    Los Espíritus del Sol vieron peligro:
    “lo que es lunar no debe tocar lo solar”.


    Mientras tanto,

    Los Elunai (habitantes de la Luna)
    se sintieron traicionados:
    Shobu había arrebatado a su criatura más pura.

    Y los Espíritus de la Luna,
    orgullosos y fríos,
    declararon que ningún ser solar debía volver a pisar sus dominios.


    Fue entonces cuando ambos grupos superiores —solares y lunares—
    tejieron un destino cruel:

    un sello eterno
    que impedía que lo solar tocara lo lunar
    y que lo lunar tocara lo solar.

    Los mundos quedaron separados
    por la fuerza del miedo.

    Y Shobu y Xinia quedaron separados
    por la fuerza del amor.


    ---

    El Primer Eclipse

    Pero el amor, cuando es verdadero,
    rompe incluso las órdenes de los dioses.

    La Luna pasó frente al Sol.
    El Sol abrazó a la Luna por la espalda.

    Y en esa alineación perfecta,
    por primera vez en la historia del cielo,
    nació un camino imposible:

    un puente de fuego y plata,
    creado no por magia solar ni lunar,
    sino
    por la súplica unida
    de dos espíritus que se negaban a olvidarse.

    Xinia cruzó.
    Shobu cruzó.

    Y se encontraron en medio del eclipse,
    en un territorio que no era del Sol ni de la Luna,
    sino del amor prohibido.

    Bajo aquel puente, se prometieron mil vidas.
    Pero mil vidas no fueron suficientes para calmar a los mundos.


    ---

    Los eclipses de amor y guerra

    Cuando los Phyros y los Elunai vieron que el eclipse
    había roto sus prohibiciones,
    nació la primera guerra entre sus pueblos.

    No una guerra de ejércitos,
    sino una guerra de pensamiento:

    unos defendiendo la unión,

    otros exigiendo separación eterna.


    Desde entonces,
    cada eclipse repite la historia:

    cuando Sol y Luna se tocan, se encuentran dos amantes;
    cuando Sol y Luna se oscurecen, se confrontan dos pueblos.

    Los eclipses son puentes.
    Los eclipses son cicatrices.
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    Selin: Déjame que te cuente...

    La Leyenda de Shobu y Xinia

    Eclipses de amor y guerra

    Antes de que el tiempo aprendiera a contarse,
    cuando el cosmos aún era joven y silencioso,
    existió un espíritu solar errante.

    Shobu,
    una chispa viva del Sol,
    no era un habitante como los Phyros,
    sino una de las entidades primordiales,
    un Espíritu del Sol nacido del núcleo ardiente de la estrella.

    Viajaba libre,
    cruzando reinos de fuego, polvo y vacío,
    curioso ante todo aquello que no ardía como él.

    Un día, su luz chocó contra una esfera
    que no quemaba…
    sino que reflejaba.

    Había encontrado la Luna.

    La superficie plateada escondía vida delicada y silenciosa:
    los Elunai, habitantes lunares,
    y los misteriosos Espíritus de la Luna,
    criaturas antiguas como la noche.

    Y entre ellos,
    Shobu vio a una criatura cuya belleza anuló todo pensamiento:

    Xinia,
    espíritu lunar joven,
    una raposa de pelaje blanco y brillo azul,
    nacida de la calma de la Luna
    y bendecida por la plata de los Espíritus Lunares.

    Su luz no quemaba.
    Su luz acariciaba.

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    ---

    El primer lazo entre Sol y Luna

    Xinia se acercó sin temor alguno:
    ella no conocía el fuego,
    solo la quietud luminosa.

    Cuando tocaron sus energías —fuego y plata—
    el cosmos registró un suceso inédito:

    dos espíritus de orígenes contrarios
    hicieron armonía.

    Su unión fue inmediata,
    natural,
    destinada.

    Shobu deseó mostrarle su hogar en el Sol.
    Xinia aceptó, curiosa…
    y ese gesto inocente cambió para siempre el equilibrio de los mundos.


    ---

    La ira de Phyros y Elunai

    Cuando Shobu llevó a Xinia al Sol:

    Los Phyros (habitantes solares) ardieron en rabia:
    ¿cómo podía una criatura lunar resistir el calor sagrado del Sol?
    Lo consideraron un sacrilegio.

    Los Espíritus del Sol vieron peligro:
    “lo que es lunar no debe tocar lo solar”.


    Mientras tanto,

    Los Elunai (habitantes de la Luna)
    se sintieron traicionados:
    Shobu había arrebatado a su criatura más pura.

    Y los Espíritus de la Luna,
    orgullosos y fríos,
    declararon que ningún ser solar debía volver a pisar sus dominios.


    Fue entonces cuando ambos grupos superiores —solares y lunares—
    tejieron un destino cruel:

    un sello eterno
    que impedía que lo solar tocara lo lunar
    y que lo lunar tocara lo solar.

    Los mundos quedaron separados
    por la fuerza del miedo.

    Y Shobu y Xinia quedaron separados
    por la fuerza del amor.


    ---

    El Primer Eclipse

    Pero el amor, cuando es verdadero,
    rompe incluso las órdenes de los dioses.

    La Luna pasó frente al Sol.
    El Sol abrazó a la Luna por la espalda.

    Y en esa alineación perfecta,
    por primera vez en la historia del cielo,
    nació un camino imposible:

    un puente de fuego y plata,
    creado no por magia solar ni lunar,
    sino
    por la súplica unida
    de dos espíritus que se negaban a olvidarse.

    Xinia cruzó.
    Shobu cruzó.

    Y se encontraron en medio del eclipse,
    en un territorio que no era del Sol ni de la Luna,
    sino del amor prohibido.

    Bajo aquel puente, se prometieron mil vidas.
    Pero mil vidas no fueron suficientes para calmar a los mundos.


    ---

    Los eclipses de amor y guerra

    Cuando los Phyros y los Elunai vieron que el eclipse
    había roto sus prohibiciones,
    nació la primera guerra entre sus pueblos.

    No una guerra de ejércitos,
    sino una guerra de pensamiento:

    unos defendiendo la unión,

    otros exigiendo separación eterna.


    Desde entonces,
    cada eclipse repite la historia:

    cuando Sol y Luna se tocan, se encuentran dos amantes;
    cuando Sol y Luna se oscurecen, se confrontan dos pueblos.

    Los eclipses son puentes.
    Los eclipses son cicatrices.
    Y en el corazón de cada uno
    late todavía el juramento de Shobu y Xinia,
    el primer amor entre fuego y plata.
    Relato en Post y comentario de la imagen 🩷 Al caer la segunda noche, la vuelvo a ver... Selin: Déjame que te cuente... La Leyenda de Shobu y Xinia Eclipses de amor y guerra Antes de que el tiempo aprendiera a contarse, cuando el cosmos aún era joven y silencioso, existió un espíritu solar errante. Shobu, una chispa viva del Sol, no era un habitante como los Phyros, sino una de las entidades primordiales, un Espíritu del Sol nacido del núcleo ardiente de la estrella. Viajaba libre, cruzando reinos de fuego, polvo y vacío, curioso ante todo aquello que no ardía como él. Un día, su luz chocó contra una esfera que no quemaba… sino que reflejaba. Había encontrado la Luna. La superficie plateada escondía vida delicada y silenciosa: los Elunai, habitantes lunares, y los misteriosos Espíritus de la Luna, criaturas antiguas como la noche. Y entre ellos, Shobu vio a una criatura cuya belleza anuló todo pensamiento: Xinia, espíritu lunar joven, una raposa de pelaje blanco y brillo azul, nacida de la calma de la Luna y bendecida por la plata de los Espíritus Lunares. Su luz no quemaba. Su luz acariciaba. Y Shobu, por primera vez, quiso ser acariciado. --- El primer lazo entre Sol y Luna Xinia se acercó sin temor alguno: ella no conocía el fuego, solo la quietud luminosa. Cuando tocaron sus energías —fuego y plata— el cosmos registró un suceso inédito: dos espíritus de orígenes contrarios hicieron armonía. Su unión fue inmediata, natural, destinada. Shobu deseó mostrarle su hogar en el Sol. Xinia aceptó, curiosa… y ese gesto inocente cambió para siempre el equilibrio de los mundos. --- La ira de Phyros y Elunai Cuando Shobu llevó a Xinia al Sol: Los Phyros (habitantes solares) ardieron en rabia: ¿cómo podía una criatura lunar resistir el calor sagrado del Sol? Lo consideraron un sacrilegio. Los Espíritus del Sol vieron peligro: “lo que es lunar no debe tocar lo solar”. Mientras tanto, Los Elunai (habitantes de la Luna) se sintieron traicionados: Shobu había arrebatado a su criatura más pura. Y los Espíritus de la Luna, orgullosos y fríos, declararon que ningún ser solar debía volver a pisar sus dominios. Fue entonces cuando ambos grupos superiores —solares y lunares— tejieron un destino cruel: un sello eterno que impedía que lo solar tocara lo lunar y que lo lunar tocara lo solar. Los mundos quedaron separados por la fuerza del miedo. Y Shobu y Xinia quedaron separados por la fuerza del amor. --- El Primer Eclipse Pero el amor, cuando es verdadero, rompe incluso las órdenes de los dioses. La Luna pasó frente al Sol. El Sol abrazó a la Luna por la espalda. Y en esa alineación perfecta, por primera vez en la historia del cielo, nació un camino imposible: un puente de fuego y plata, creado no por magia solar ni lunar, sino por la súplica unida de dos espíritus que se negaban a olvidarse. Xinia cruzó. Shobu cruzó. Y se encontraron en medio del eclipse, en un territorio que no era del Sol ni de la Luna, sino del amor prohibido. Bajo aquel puente, se prometieron mil vidas. Pero mil vidas no fueron suficientes para calmar a los mundos. --- Los eclipses de amor y guerra Cuando los Phyros y los Elunai vieron que el eclipse había roto sus prohibiciones, nació la primera guerra entre sus pueblos. No una guerra de ejércitos, sino una guerra de pensamiento: unos defendiendo la unión, otros exigiendo separación eterna. Desde entonces, cada eclipse repite la historia: cuando Sol y Luna se tocan, se encuentran dos amantes; cuando Sol y Luna se oscurecen, se confrontan dos pueblos. Los eclipses son puentes. Los eclipses son cicatrices. Y en el corazón de cada uno late todavía el juramento de Shobu y Xinia, el primer amor entre fuego y plata.
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  • —Una vez empezada la metamorfosis, su cuerpo comenzo a cambiar de manera drastica—

    —Carajo, soy un calco exacto de mi padre...

    —La pigmentación de su piel de ahora en adelante seria de esa tonalidad blanca, mismo sucederia con su cabello y ojos, pronto sus alas duplicarian su tamaño y su estatura aumentaria un poco—
    —Una vez empezada la metamorfosis, su cuerpo comenzo a cambiar de manera drastica— —Carajo, soy un calco exacto de mi padre... —La pigmentación de su piel de ahora en adelante seria de esa tonalidad blanca, mismo sucederia con su cabello y ojos, pronto sus alas duplicarian su tamaño y su estatura aumentaria un poco—
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  • Mi novia, Nora Langdon, es tan buena en su futuro trabajo, que no tendrá problemas para ascender rápidamente.
    Mi novia, [tidal_maroon_crow_298], es tan buena en su futuro trabajo, que no tendrá problemas para ascender rápidamente.
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    // AAAAAAAAAAAA de pronto trajimos fandom aaaaa bendito Billy Hargrove te debemos tanto ^^
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    HAWKINS BUSCA A SUS HEROES y SUS CIUDADANOS

    Hawkins siempre ha sido un pueblo pequeño de Indiana, de esos donde todos se conocen… o al menos eso es lo que creíamos.
    Porque desde hace ya un tiempo, sabemos que algo se oculta bajo la superficie. Algo que abre portales donde no debería, que convierte las luces en códigos y amenaza la quietud de la ciudad. Y por muy fuerte que sea la pandilla que tenemos ahora —con Steve, Eleven y Billy ya metidos en pleno desastre— sabemos que no es suficiente.

    El Upside Down se está moviendo.
    Vecna y el Mindflyer no descansan.
    Y hay muchas historias por contar

    Por eso abrimos este clasificado, para encontrar a nuestros héroes y ciudadanos:

    Nuestros héroes más jovenes: Mike, Max, Dustin, Will y Lucas
    Los héroes que los protegen: Nancy, Robin o Jonathan
    Hopper, Joyce, Karen, Murray o Erica
    Forasteros que llegaron sin saber que aquí “lo raro” es lo habitual.
    OCs con historias propias que encajen entre la década, el misterio y la oscuridad.
    Y cualquier personaje canon con ganas de mezclarse, crear vínculos y pensar tramas


    PERSONAJES OCUPADOS:
    —Steve Harrington
    —Billy Hargrove
    —Jane Hopper (Eleven)

    Podeis traer a los mismos, pero en la variedad está lo divertido.

    Buscamos gente con ganas de escribir, de crear conexiones, de dejarse arrastrar por el ambiente ochentero y pensar historias no contadas del pueblo.

    Aquí no buscamos llenar un listado; buscamos vida.
    Buscamos presencia.
    Buscamos historias que merezcan contarse.

    ¡Postúlate! O trae directamente a tu personaje ^^
    🎇 HAWKINS BUSCA A SUS HEROES y SUS CIUDADANOS🎇 Hawkins siempre ha sido un pueblo pequeño de Indiana, de esos donde todos se conocen… o al menos eso es lo que creíamos. Porque desde hace ya un tiempo, sabemos que algo se oculta bajo la superficie. Algo que abre portales donde no debería, que convierte las luces en códigos y amenaza la quietud de la ciudad. Y por muy fuerte que sea la pandilla que tenemos ahora —con Steve, Eleven y Billy ya metidos en pleno desastre— sabemos que no es suficiente. El Upside Down se está moviendo. Vecna y el Mindflyer no descansan. Y hay muchas historias por contar Por eso abrimos este clasificado, para encontrar a nuestros héroes y ciudadanos: ✨ Nuestros héroes más jovenes: Mike, Max, Dustin, Will y Lucas ✨ Los héroes que los protegen: Nancy, Robin o Jonathan ✨ Hopper, Joyce, Karen, Murray o Erica ✨ Forasteros que llegaron sin saber que aquí “lo raro” es lo habitual. ✨ OCs con historias propias que encajen entre la década, el misterio y la oscuridad. ✨ Y cualquier personaje canon con ganas de mezclarse, crear vínculos y pensar tramas PERSONAJES OCUPADOS: —Steve Harrington —Billy Hargrove —Jane Hopper (Eleven) Podeis traer a los mismos, pero en la variedad está lo divertido. Buscamos gente con ganas de escribir, de crear conexiones, de dejarse arrastrar por el ambiente ochentero y pensar historias no contadas del pueblo. Aquí no buscamos llenar un listado; buscamos vida. Buscamos presencia. Buscamos historias que merezcan contarse. ¡Postúlate! O trae directamente a tu personaje ^^
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  • Primer baile
    Fandom Los Bridgerton
    Categoría Drama
    Simon llegó al primer baile de la temporada sintiendo el peso de cada mirada que se desviaba hacia él. No era miedo, pero sí incomodidad, como si todo el salón esperara que hiciera algo que no tenía intención de hacer. Entre los vestidos brillantes, los abanicos que se abrían y los saludos amables pero interesados, vio a Daphne. Ella estaba rodeada, atrapada en conversaciones que claramente no deseaba. Simon no estaba mejor. Varias madres ya habían calculado la distancia exacta para interceptarlo apenas se quedara quieto un segundo. Tragó aire, no muy seguro de por qué se dirigía hacia ella, solo sabiendo que era lo único que tenía sentido en ese instante. Y tal vez, aunque jamás lo admitiría en voz alta, verla era como encontrar un rincón de calma entre tanto ruido.

    Se detuvo a su lado y ella lo miró con una mezcla de alivio y fastidio, como si también hubiera esperado un rescate, pero estuviera demasiado agotada para disimularlo. Simon se pasó una mano por la nuca, un gesto casi imperceptible, pero que delataba que tampoco sabía del todo cómo empezar. El ambiente estaba tan tenso como cargado de perfume dulce y luces cálidas, y aun así, era más soportable que enfrentarse a otra presentación forzada. Respiró profundo, casi resignado, casi divertido, y por fin habló.

    —No voy a fingir que esto no es incómodo para los dos. Pareces querer desaparecer tanto como yo… y lo entiendo. Si doy un paso más, alguien me arrastrará a conocer a otra señorita que apenas recuerda mi nombre. Y tú… bueno, no necesitas que te lo diga, llevas toda la noche huyendo con la mirada. No pienso competir con tres docenas de pretendientes. Así que te propongo algo. No elegante, no ingenioso, solo… práctico. Fingimos interés mutuo. Fingimos que ya estamos ocupados el uno con el otro. Solo por esta noche. Solo para poder respirar un poco sin que todos nos persigan. Si no te parece del todo terrible, claro.
    Simon llegó al primer baile de la temporada sintiendo el peso de cada mirada que se desviaba hacia él. No era miedo, pero sí incomodidad, como si todo el salón esperara que hiciera algo que no tenía intención de hacer. Entre los vestidos brillantes, los abanicos que se abrían y los saludos amables pero interesados, vio a Daphne. Ella estaba rodeada, atrapada en conversaciones que claramente no deseaba. Simon no estaba mejor. Varias madres ya habían calculado la distancia exacta para interceptarlo apenas se quedara quieto un segundo. Tragó aire, no muy seguro de por qué se dirigía hacia ella, solo sabiendo que era lo único que tenía sentido en ese instante. Y tal vez, aunque jamás lo admitiría en voz alta, verla era como encontrar un rincón de calma entre tanto ruido. Se detuvo a su lado y ella lo miró con una mezcla de alivio y fastidio, como si también hubiera esperado un rescate, pero estuviera demasiado agotada para disimularlo. Simon se pasó una mano por la nuca, un gesto casi imperceptible, pero que delataba que tampoco sabía del todo cómo empezar. El ambiente estaba tan tenso como cargado de perfume dulce y luces cálidas, y aun así, era más soportable que enfrentarse a otra presentación forzada. Respiró profundo, casi resignado, casi divertido, y por fin habló. —No voy a fingir que esto no es incómodo para los dos. Pareces querer desaparecer tanto como yo… y lo entiendo. Si doy un paso más, alguien me arrastrará a conocer a otra señorita que apenas recuerda mi nombre. Y tú… bueno, no necesitas que te lo diga, llevas toda la noche huyendo con la mirada. No pienso competir con tres docenas de pretendientes. Así que te propongo algo. No elegante, no ingenioso, solo… práctico. Fingimos interés mutuo. Fingimos que ya estamos ocupados el uno con el otro. Solo por esta noche. Solo para poder respirar un poco sin que todos nos persigan. Si no te parece del todo terrible, claro.
    Tipo
    Individual
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    Estado
    Disponible
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  • Había tendencias y ella nunca se quedaba fuera. Después de todo ¿Quién sino ella para encabezarlas?
    Además, no dejaba de ser parte de su trabajo. Por lo que aprovechó de esta oportunidad para promocionar su nueva línea de ropa erótica.

    #Seductivesunday
    Había tendencias y ella nunca se quedaba fuera. Después de todo ¿Quién sino ella para encabezarlas? Además, no dejaba de ser parte de su trabajo. Por lo que aprovechó de esta oportunidad para promocionar su nueva línea de ropa erótica. #Seductivesunday
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  • Shiori Novella Mococo Abyssgard

    *Mucho tiempo atrás… Antes de que el grupo Advent se hiciese conocer entre los dioses*

    *Las antorchas apenas respiraban luz entre los pasillos húmedos. El olor a piedra vieja, óxido y magia antigua llenaba el aire.*

    *El sonido metálico de los barrotes cerrándose todavía retumba en mis oídos. Me aferro al brazo de Mococo mi hermana, mi otra mitad mientras la empujan dentro conmigo. No entiendo por qué estamos aquí… solo sé que hay un sello extraño brillando en las paredes, como si quisiera tragarse todo lo vivo.*

    *Me arrodillo junto a ella y pego la oreja al suelo, escuchando pasos lejanos… otras respiraciones… otras presencias.*

    -Mococo… *susurro, intentando que mi voz no tiemble*

    - No te sueltes de mí, ¿sí? No importa qué pase… yo te protegeré.

    *Al otro lado del pasillo, distingo el eco de otras puertas de hierro cerrándose. No puedo verlas claramente, pero puedo sentirlas… otras chicas, otras almas atrapadas igual que nosotras. Sus energías chocan con la nuestra, desconocidas, revueltas, tan confundidas como nosotras.*

    *Las cadenas mágicas en nuestra celda brillan un instante. Instintivamente rodeo a Mococo con mis brazos.*

    -…¿Hola? *me atrevo a decir, en voz baja, hacia la oscuridad*

    - ¿Alguien más… está ahí?

    *Mi garganta se aprieta. No sé si deseo una respuesta… o si temo escucharla.*
    [specter_copper_horse_768] [haze_peridot_bat_137] *Mucho tiempo atrás… Antes de que el grupo Advent se hiciese conocer entre los dioses* *Las antorchas apenas respiraban luz entre los pasillos húmedos. El olor a piedra vieja, óxido y magia antigua llenaba el aire.* *El sonido metálico de los barrotes cerrándose todavía retumba en mis oídos. Me aferro al brazo de Mococo mi hermana, mi otra mitad mientras la empujan dentro conmigo. No entiendo por qué estamos aquí… solo sé que hay un sello extraño brillando en las paredes, como si quisiera tragarse todo lo vivo.* *Me arrodillo junto a ella y pego la oreja al suelo, escuchando pasos lejanos… otras respiraciones… otras presencias.* -Mococo… *susurro, intentando que mi voz no tiemble* - No te sueltes de mí, ¿sí? No importa qué pase… yo te protegeré. *Al otro lado del pasillo, distingo el eco de otras puertas de hierro cerrándose. No puedo verlas claramente, pero puedo sentirlas… otras chicas, otras almas atrapadas igual que nosotras. Sus energías chocan con la nuestra, desconocidas, revueltas, tan confundidas como nosotras.* *Las cadenas mágicas en nuestra celda brillan un instante. Instintivamente rodeo a Mococo con mis brazos.* -…¿Hola? *me atrevo a decir, en voz baja, hacia la oscuridad* - ¿Alguien más… está ahí? *Mi garganta se aprieta. No sé si deseo una respuesta… o si temo escucharla.*
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