• el dragón aparece donde se encontraba Sebastián Michaelis
    cuando siempre era al revés..

    se presentaría con una fría neblina, pero tenue
    flotando en el aire mirando al demonio con una mirada
    fría con la diestra abierta sin ofrecerle que fuese tomada
    comenzando a cantar...

    Levanto mis manos hacia el Sol
    Intento encontrar un corazón
    Que llene el vació de la soledad
    Que llevo dentro
    Limpie mis pecados en el mar
    Deje tu promesa de cambiar
    No quiero olvidar mis sueños
    Y seguir sintiendo miedo
    No quiero volver a perder
    La esperanza de volverte a ver
    Mire al futuro sin dudar!
    Lo que venga me da igual
    El hielo no podrá apagar!
    Lo que yo te pude amar
    No queda nada más
    Solo la historia sin final
    Y mostrarte en esos versos
    Lo que yo te pude amar
    La ira se aferra a mi interior
    Y pienso momentos que se van
    Que dejan historias rotas
    Y el dolor de la impotencia
    El día más oscuro ya está aquí
    Perdido en otra realidad
    Sintiéndome tan solo que me estoy
    Desvaneciendo
    Me duele tanto comprender
    Que nada será como ayer
    No quiero volver a perder
    La esperanza de volverte a ver
    La esperanza de volverte a ver!
    Me duele tanto comprender
    Que nada será como ayer
    No quiero volver a perder
    La esperanza de volverte a ver
    Volverte a ver!
    Mire al futuro sin dudar!
    Lo que venga me da igual
    El hielo no podrá apagar!
    Lo que yo te pude amar
    No queda nada más
    Solo la historia sin final
    Y mostrarte en esos versos
    Lo que yo te pude amar

    https://www.youtube.com/watch?v=Sa_cYEFGn9c



    el dragón aparece donde se encontraba [Michaelis] cuando siempre era al revés.. se presentaría con una fría neblina, pero tenue flotando en el aire mirando al demonio con una mirada fría con la diestra abierta sin ofrecerle que fuese tomada comenzando a cantar... Levanto mis manos hacia el Sol Intento encontrar un corazón Que llene el vació de la soledad Que llevo dentro Limpie mis pecados en el mar Deje tu promesa de cambiar No quiero olvidar mis sueños Y seguir sintiendo miedo No quiero volver a perder La esperanza de volverte a ver Mire al futuro sin dudar! Lo que venga me da igual El hielo no podrá apagar! Lo que yo te pude amar No queda nada más Solo la historia sin final Y mostrarte en esos versos Lo que yo te pude amar La ira se aferra a mi interior Y pienso momentos que se van Que dejan historias rotas Y el dolor de la impotencia El día más oscuro ya está aquí Perdido en otra realidad Sintiéndome tan solo que me estoy Desvaneciendo Me duele tanto comprender Que nada será como ayer No quiero volver a perder La esperanza de volverte a ver La esperanza de volverte a ver! Me duele tanto comprender Que nada será como ayer No quiero volver a perder La esperanza de volverte a ver Volverte a ver! Mire al futuro sin dudar! Lo que venga me da igual El hielo no podrá apagar! Lo que yo te pude amar No queda nada más Solo la historia sin final Y mostrarte en esos versos Lo que yo te pude amar https://www.youtube.com/watch?v=Sa_cYEFGn9c
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  • Lan Wangji

    aprovechando que la luna brillaba bastante, decidió vestirse acorde a lo colores de la noche, llevando también al jade a un cerro que se podría apreciar la luna en gran tamaño.

    cuando estaban alejados de oídos ajenos, el elfo comienza a cantar lo suficiente fuerte y claro que se pueda escuchar.-

    Me cansé de echarte de menos
    Durmiendo en la misma cama
    Separados por el hielo
    De hacer la compra en la farmacia
    Sonreírle a la desgracia
    Boxeando con los celos
    Y es que no puedo estar así
    Las manecillas del reloj
    Son el demonio que me tiene hablando solo
    Soy el capitán de este barco roto
    Soy el gilipollas que te sabe a poco
    Soy el corazón bastardo de cupido
    Que alejas del tuyo con cada latido
    Soy como un satélite orbitando un cuerpo
    Que siempre se enfría en el mismo momento
    Soy tan solo el viento
    Que ya no despeina el eco de tu voz
    Me cansé de vender por piezas
    Nuestro amor que fue tan caro
    Como si fuera robado
    Ya me cansé de tanto ruido
    De esconderme en el armario
    Cuando yo soy el marido
    Y es que no puedo estar así
    Las manecillas del reloj
    Son el demonio que me tiene hablando solo
    Soy el capitán de este barco roto
    Soy el gilipollas que te sabe a poco
    Soy el corazón bastardo de cupido
    Que alejas del tuyo con cada latido
    Soy como un satélite orbitando un cuerpo
    Que siempre se enfría en el mismo momento
    Soy tan solo el viento
    Que ya no despeina el eco de tu voz
    Sé que soy
    El tercero en discordia
    El tonto sin memoria
    El que no sabe nada de tu vida
    Sé que soy
    Un barco malherido
    Tocado y hundido
    Soy el capitán de este barco roto
    Soy el gilipollas que te sabe a poco
    Soy el corazón bastardo de cupido
    Que alejas del tuyo con cada latido
    Soy como un satélite orbitando un cuerpo
    Que siempre se enfría en el mismo momento
    Soy tan solo el viento
    Que ya no despeina el eco de tu voz
    Sé que soy
    El tercero en discordia
    El tonto sin memoria
    El que no sabe nada de tu vida
    Sé que soy
    Un barco malherido
    (Tocado, tocado, tocado, tocado)
    Y hundido en el mar profundo
    Y frío de tus recuerdos
    Perdido en las curvas peligrosas de tus labios
    Dolido porque nuestro amor se muere de sueño
    Y no sé qué hacer ni decir para despertarlo
    Tocado y hundido...

    https://www.youtube.com/watch?v=1JwAr4ZxdMk
    [LanWangji] aprovechando que la luna brillaba bastante, decidió vestirse acorde a lo colores de la noche, llevando también al jade a un cerro que se podría apreciar la luna en gran tamaño. cuando estaban alejados de oídos ajenos, el elfo comienza a cantar lo suficiente fuerte y claro que se pueda escuchar.- Me cansé de echarte de menos Durmiendo en la misma cama Separados por el hielo De hacer la compra en la farmacia Sonreírle a la desgracia Boxeando con los celos Y es que no puedo estar así Las manecillas del reloj Son el demonio que me tiene hablando solo Soy el capitán de este barco roto Soy el gilipollas que te sabe a poco Soy el corazón bastardo de cupido Que alejas del tuyo con cada latido Soy como un satélite orbitando un cuerpo Que siempre se enfría en el mismo momento Soy tan solo el viento Que ya no despeina el eco de tu voz Me cansé de vender por piezas Nuestro amor que fue tan caro Como si fuera robado Ya me cansé de tanto ruido De esconderme en el armario Cuando yo soy el marido Y es que no puedo estar así Las manecillas del reloj Son el demonio que me tiene hablando solo Soy el capitán de este barco roto Soy el gilipollas que te sabe a poco Soy el corazón bastardo de cupido Que alejas del tuyo con cada latido Soy como un satélite orbitando un cuerpo Que siempre se enfría en el mismo momento Soy tan solo el viento Que ya no despeina el eco de tu voz Sé que soy El tercero en discordia El tonto sin memoria El que no sabe nada de tu vida Sé que soy Un barco malherido Tocado y hundido Soy el capitán de este barco roto Soy el gilipollas que te sabe a poco Soy el corazón bastardo de cupido Que alejas del tuyo con cada latido Soy como un satélite orbitando un cuerpo Que siempre se enfría en el mismo momento Soy tan solo el viento Que ya no despeina el eco de tu voz Sé que soy El tercero en discordia El tonto sin memoria El que no sabe nada de tu vida Sé que soy Un barco malherido (Tocado, tocado, tocado, tocado) Y hundido en el mar profundo Y frío de tus recuerdos Perdido en las curvas peligrosas de tus labios Dolido porque nuestro amor se muere de sueño Y no sé qué hacer ni decir para despertarlo Tocado y hundido... https://www.youtube.com/watch?v=1JwAr4ZxdMk
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  • He perdido un ojo en batalla.
    ¿la magia podría curarme la vista?

    si, pero he decidido dejar como esta
    He perdido un ojo en batalla. ¿la magia podría curarme la vista? si, pero he decidido dejar como esta
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  • [ Dedicado a ไผ้ป’ๆต แดนแต‰แตแต˜แตแถค แถ แต˜หขสฐแถคแตแต˜สณแต’ ]

    En la enfermería de la escuela se encontraba Shoko, en su refugio habitual, donde el olor a desinfectante y el sonido del reloj de pared eran sus constantes compañeras. Sostenía una taza de café, enfriándose en sus manos, mientras su mirada se perdía en la ventana que daba al patio de entrenamiento. Había estado pensando en Megumi Fushiguro, el chico de ojos serios y semblante siempre alerta. Desde hace un tiempo, se encontraba pensando más en él de lo que solía permitirse con los estudiantes.

    No era propio de ella preocuparse. Siempre había mantenido una distancia segura, lo suficiente como para remendar sus heridas y asegurarse de que regresaran a las peleas con la menor cantidad de cicatrices posible. Pero Megumi... Megumi tenía esa forma de llevar el peso del mundo en sus hombros, de esa manera que la hacía recordar a alguien de su pasado. Alguien que también había llevado una carga demasiado pesada para su edad.

    Shoko apretó un poco la taza. Sabía reconocer ese tipo de mirada, la del que ha visto demasiado, la del que siente que debe cargar con más de lo que le corresponde. En Megumi, veía destellos de una lucha interna, una batalla que no siempre era visible a simple vista. Él no hablaba mucho sobre ello, pero Shoko podía sentirlo. Era esa soledad autoimpuesta, ese miedo a dejar que otros lo vieran vulnerable.

    La verdad era que le preocupaba. Le preocupaba que Megumi terminara aislándose, que sus silencios se convirtieran en muros infranqueables. Había una dureza en él que le recordaba a los que se habían perdido en su propio poder, en la oscuridad de sus propios pensamientos. No podía evitar pensar en Suguru, aunque Megumi no era igual, ni seguiría el mismo camino. Pero había un peligro en llevar tanto peso solo, en sentirse responsable de todo y de todos.

    Dejó la taza a un lado y suspiró, pasando una mano por su cabello. No era alguien que ofreciera consuelo con facilidad; sus palabras siempre habían sido prácticas, directas al grano. Pero con Megumi sentía esa necesidad de estar ahí, de alguna forma. No para darle discursos ni consejos que no pediría, sino simplemente para que supiera que no estaba solo. Que, aunque no se diera cuenta, tenía gente a su alrededor que lo vigilaría, que lo recogería si llegaba a caer.

    No podía cambiar lo que Megumi había vivido ni lo que enfrentaría en el futuro, pero podía estar ahí, en segundo plano. Era su forma de preocuparse, de demostrar que le importaba, aunque las palabras nunca llegaran a salir. Megumi merecía eso, un recordatorio silencioso de que no siempre tendría que ser fuerte, que no siempre tendría que enfrentar todo por sí mismo. Y si alguna vez llegaba el momento en que él necesitara alguien que lo entendiera, Shoko estaría allí, en su propio y discreto modo, para recoger los pedazos y ayudarlo a seguir adelante.
    [ Dedicado a [Ten_Shadows] ๐Ÿ–ค ] En la enfermería de la escuela se encontraba Shoko, en su refugio habitual, donde el olor a desinfectante y el sonido del reloj de pared eran sus constantes compañeras. Sostenía una taza de café, enfriándose en sus manos, mientras su mirada se perdía en la ventana que daba al patio de entrenamiento. Había estado pensando en Megumi Fushiguro, el chico de ojos serios y semblante siempre alerta. Desde hace un tiempo, se encontraba pensando más en él de lo que solía permitirse con los estudiantes. No era propio de ella preocuparse. Siempre había mantenido una distancia segura, lo suficiente como para remendar sus heridas y asegurarse de que regresaran a las peleas con la menor cantidad de cicatrices posible. Pero Megumi... Megumi tenía esa forma de llevar el peso del mundo en sus hombros, de esa manera que la hacía recordar a alguien de su pasado. Alguien que también había llevado una carga demasiado pesada para su edad. Shoko apretó un poco la taza. Sabía reconocer ese tipo de mirada, la del que ha visto demasiado, la del que siente que debe cargar con más de lo que le corresponde. En Megumi, veía destellos de una lucha interna, una batalla que no siempre era visible a simple vista. Él no hablaba mucho sobre ello, pero Shoko podía sentirlo. Era esa soledad autoimpuesta, ese miedo a dejar que otros lo vieran vulnerable. La verdad era que le preocupaba. Le preocupaba que Megumi terminara aislándose, que sus silencios se convirtieran en muros infranqueables. Había una dureza en él que le recordaba a los que se habían perdido en su propio poder, en la oscuridad de sus propios pensamientos. No podía evitar pensar en Suguru, aunque Megumi no era igual, ni seguiría el mismo camino. Pero había un peligro en llevar tanto peso solo, en sentirse responsable de todo y de todos. Dejó la taza a un lado y suspiró, pasando una mano por su cabello. No era alguien que ofreciera consuelo con facilidad; sus palabras siempre habían sido prácticas, directas al grano. Pero con Megumi sentía esa necesidad de estar ahí, de alguna forma. No para darle discursos ni consejos que no pediría, sino simplemente para que supiera que no estaba solo. Que, aunque no se diera cuenta, tenía gente a su alrededor que lo vigilaría, que lo recogería si llegaba a caer. No podía cambiar lo que Megumi había vivido ni lo que enfrentaría en el futuro, pero podía estar ahí, en segundo plano. Era su forma de preocuparse, de demostrar que le importaba, aunque las palabras nunca llegaran a salir. Megumi merecía eso, un recordatorio silencioso de que no siempre tendría que ser fuerte, que no siempre tendría que enfrentar todo por sí mismo. Y si alguna vez llegaba el momento en que él necesitara alguien que lo entendiera, Shoko estaría allí, en su propio y discreto modo, para recoger los pedazos y ayudarlo a seguir adelante.
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  • Carmina estaba detrás del mostrador de su pequeña tienda de conveniencia, revisando las fechas de caducidad de los productos en los estantes. Era una mañana tranquila, y el suave zumbido de las luces fluorescentes llenaba el espacio con un ruido de fondo constante. La mayoría de los clientes aún no llegaban, lo que le daba tiempo para organizar y limpiar.

    Mientras acomodaba los frascos de café instantáneo, un recuerdo cálido se abrió paso en su mente. La cocina de su abuelo Pietro siempre olía a café recién molido. Incluso en esta época, cuando las máquinas de cápsulas y los baristas dominaban el panorama, él insistía en usar su viejo molinillo manual cada mañana. "El café sabe mejor cuando lo haces con tus propias manos," solía decirle, con una sonrisa llena de sabiduría. Carmina podía casi escuchar el sonido del molinillo y ver la expresión de concentración en su rostro mientras giraba la manivela con calma.

    Se dirigió al área de productos frescos, donde empezó a revisar la sección de frutas y verduras. Mientras elegía cuáles desechar, recordó cómo Pietro la llevaba al mercado los fines de semana. Siempre seleccionaba las hierbas y especias con cuidado, diciendo que cada ingrediente tenía una historia y un propósito. "Tienes que saber escuchar lo que la tierra te ofrece," le explicaba mientras le mostraba cómo diferenciar el romero fresco del que había perdido su fragancia. Aunque ahora Carmina no vendía hierbas en su tienda, esa lección se quedó con ella, enseñándole a valorar la calidad y la esencia de las cosas, incluso en un lugar tan moderno y ajetreado como su tienda.

    Pasó un paño por las superficies del mostrador, sus pensamientos aún sumidos en esos días. Aunque la tienda estaba lejos de la acogedora botica de su abuelo, donde las plantas secas colgaban del techo y el olor a hierbas impregnaba el aire, ella había intentado conservar algo de esa calidez. Pietro siempre decía que un negocio era más que una transacción; era un intercambio de energía y un lugar donde las personas se encontraban para conectar, aunque solo fuera por un breve momento.

    Carmina ajustó la pequeña planta de lavanda que tenía junto a la caja registradora, un guiño a los días pasados. Pietro solía tener plantas por toda la casa, cada una con un propósito. La lavanda, decía, era para la calma y el equilibrio. "Las personas están tan ocupadas hoy en día que a veces se olvidan de respirar," le había dicho una vez mientras arreglaba unas macetas en la ventana. "Pero un pequeño toque de naturaleza siempre puede ayudar."

    El sonido de la puerta automática interrumpió sus pensamientos cuando un cliente entró. Carmina saludó con una sonrisa y lo ayudó a encontrar lo que buscaba. Al finalizar la transacción, el cliente se marchó con un agradecimiento, y Carmina se quedó un momento mirando la puerta cerrarse. Quizás su tienda no tenía la magia antigua de la botica de Pietro, pero aún era un lugar donde podía poner en práctica lo que él le había enseñado: la importancia de los pequeños gestos y de hacer sentir a las personas bienvenidas.

    Terminó de acomodar la caja de barras energéticas en el estante y se permitió una pequeña sonrisa. Su abuelo le había dejado más que recuerdos; le había dejado un legado de conexión y cuidado, algo que intentaba honrar cada día, incluso en una simple tienda de conveniencia en plena ciudad.

    Carmina estaba detrás del mostrador de su pequeña tienda de conveniencia, revisando las fechas de caducidad de los productos en los estantes. Era una mañana tranquila, y el suave zumbido de las luces fluorescentes llenaba el espacio con un ruido de fondo constante. La mayoría de los clientes aún no llegaban, lo que le daba tiempo para organizar y limpiar. Mientras acomodaba los frascos de café instantáneo, un recuerdo cálido se abrió paso en su mente. La cocina de su abuelo Pietro siempre olía a café recién molido. Incluso en esta época, cuando las máquinas de cápsulas y los baristas dominaban el panorama, él insistía en usar su viejo molinillo manual cada mañana. "El café sabe mejor cuando lo haces con tus propias manos," solía decirle, con una sonrisa llena de sabiduría. Carmina podía casi escuchar el sonido del molinillo y ver la expresión de concentración en su rostro mientras giraba la manivela con calma. Se dirigió al área de productos frescos, donde empezó a revisar la sección de frutas y verduras. Mientras elegía cuáles desechar, recordó cómo Pietro la llevaba al mercado los fines de semana. Siempre seleccionaba las hierbas y especias con cuidado, diciendo que cada ingrediente tenía una historia y un propósito. "Tienes que saber escuchar lo que la tierra te ofrece," le explicaba mientras le mostraba cómo diferenciar el romero fresco del que había perdido su fragancia. Aunque ahora Carmina no vendía hierbas en su tienda, esa lección se quedó con ella, enseñándole a valorar la calidad y la esencia de las cosas, incluso en un lugar tan moderno y ajetreado como su tienda. Pasó un paño por las superficies del mostrador, sus pensamientos aún sumidos en esos días. Aunque la tienda estaba lejos de la acogedora botica de su abuelo, donde las plantas secas colgaban del techo y el olor a hierbas impregnaba el aire, ella había intentado conservar algo de esa calidez. Pietro siempre decía que un negocio era más que una transacción; era un intercambio de energía y un lugar donde las personas se encontraban para conectar, aunque solo fuera por un breve momento. Carmina ajustó la pequeña planta de lavanda que tenía junto a la caja registradora, un guiño a los días pasados. Pietro solía tener plantas por toda la casa, cada una con un propósito. La lavanda, decía, era para la calma y el equilibrio. "Las personas están tan ocupadas hoy en día que a veces se olvidan de respirar," le había dicho una vez mientras arreglaba unas macetas en la ventana. "Pero un pequeño toque de naturaleza siempre puede ayudar." El sonido de la puerta automática interrumpió sus pensamientos cuando un cliente entró. Carmina saludó con una sonrisa y lo ayudó a encontrar lo que buscaba. Al finalizar la transacción, el cliente se marchó con un agradecimiento, y Carmina se quedó un momento mirando la puerta cerrarse. Quizás su tienda no tenía la magia antigua de la botica de Pietro, pero aún era un lugar donde podía poner en práctica lo que él le había enseñado: la importancia de los pequeños gestos y de hacer sentir a las personas bienvenidas. Terminó de acomodar la caja de barras energéticas en el estante y se permitió una pequeña sonrisa. Su abuelo le había dejado más que recuerdos; le había dejado un legado de conexión y cuidado, algo que intentaba honrar cada día, incluso en una simple tienda de conveniencia en plena ciudad.
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  • ¿Tú no eras el rey? ¿Cómo que un 3 contra 1? Pareces un niño perdido que fue encontrado por sus padres.
    ¿Tú no eras el rey? ¿Cómo que un 3 contra 1? Pareces un niño perdido que fue encontrado por sus padres.
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  • Me aburro ¿A quien podría alegrar el día con mi presencia? ¿A Husk?¿Lucifer?¿O al perdido de Vox? Difícil decisión...
    Me aburro ¿A quien podría alegrar el día con mi presencia? ¿A Husk?¿Lucifer?¿O al perdido de Vox? Difícil decisión...
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  • ¿Paz? ¿Qué es la paz?
    ¿La calma del mar?
    ¿Un silencio ensordecedor?
    ¿Las hojas cayendo de un árbol?

    Mucho tiempo se pierde en hacerse la pregunta y jamás podremos encontrar la respuesta conformandonos con la narrativa que encaje en nuestra mente.
    Ese verso que te conviene.
    ¿Es posible una total calma ante toda adversidad? ¿Existe algo como la calma?

    No se cuánto tiempo he perdido en encontrar una respuesta, hasta ahora...


    Nada.

    ~Raikoh.
    ¿Paz? ¿Qué es la paz? ¿La calma del mar? ¿Un silencio ensordecedor? ¿Las hojas cayendo de un árbol? Mucho tiempo se pierde en hacerse la pregunta y jamás podremos encontrar la respuesta conformandonos con la narrativa que encaje en nuestra mente. Ese verso que te conviene. ¿Es posible una total calma ante toda adversidad? ¿Existe algo como la calma? No se cuánto tiempo he perdido en encontrar una respuesta, hasta ahora... Nada. ~Raikoh.
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  • -Siempre ha sido así, desde los inicios... Los humanos, frágiles criaturas, siempre buscan algo a lo que aferrarse, algo que les dé sentido, algo que los ancle a esta caótica existencia... La familia, dicen, es su refugio, su propósito... Otras veces es la religión, esos dioses invisibles que veneran con tanto fervor... Y cuando eso no basta, recurren a sustancias, a drogas, a alcohol, buscando en la oscuridad lo que no encuentran en la luz...

    -Buscan mitos, leyendas, incluso a sí mismos... Se adhieren a cualquier cosa que les prometa una verdad, un escape, una razón para no caer en la desesperación... Los veo, los observo desde la distancia... Son tan previsibles, tan necesitados... No pueden soportar el vacío, no pueden enfrentarse a la realidad desnuda de su propia fragilidad...

    -Y aquí entro yo...

    -¿Quieren algo que adorar? ¿Quieren algo en lo que creer? Me puedo disfrazar, cambiar de forma, convertirme en lo que sea necesario para que tengan ese algo a lo que aferrarse... Puedo ser su dios, su demonio, su esperanza o su destrucción... No importa... Solo necesitan que alguien los guíe, que alguien les dé la ilusión de control en un mundo donde no lo tienen...

    -Porque al final, eso es todo lo que son: seres perdidos, desesperados por encontrar algo, cualquier cosa, que les dé consuelo... Y yo… yo estoy más que dispuesto a ofrecerles exactamente lo que buscan...
    -Siempre ha sido así, desde los inicios... Los humanos, frágiles criaturas, siempre buscan algo a lo que aferrarse, algo que les dé sentido, algo que los ancle a esta caótica existencia... La familia, dicen, es su refugio, su propósito... Otras veces es la religión, esos dioses invisibles que veneran con tanto fervor... Y cuando eso no basta, recurren a sustancias, a drogas, a alcohol, buscando en la oscuridad lo que no encuentran en la luz... -Buscan mitos, leyendas, incluso a sí mismos... Se adhieren a cualquier cosa que les prometa una verdad, un escape, una razón para no caer en la desesperación... Los veo, los observo desde la distancia... Son tan previsibles, tan necesitados... No pueden soportar el vacío, no pueden enfrentarse a la realidad desnuda de su propia fragilidad... -Y aquí entro yo... -¿Quieren algo que adorar? ¿Quieren algo en lo que creer? Me puedo disfrazar, cambiar de forma, convertirme en lo que sea necesario para que tengan ese algo a lo que aferrarse... Puedo ser su dios, su demonio, su esperanza o su destrucción... No importa... Solo necesitan que alguien los guíe, que alguien les dé la ilusión de control en un mundo donde no lo tienen... -Porque al final, eso es todo lo que son: seres perdidos, desesperados por encontrar algo, cualquier cosa, que les dé consuelo... Y yo… yo estoy más que dispuesto a ofrecerles exactamente lo que buscan...
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  • ๐Ÿ„ฒ๐Ÿ„ฐ๐Ÿ„ฟ. ๐Ÿ„ธ๐Ÿ……

    โ‰ซ โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€ โ‰ช•โ—ฆ โˆ โ—ฆ•โ‰ซโ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€ โ‰ช
    Pasaban los días, semanas, meses : La gloria y poder de "Ulises el Tirano" crecían al igual que la fama de la pelirroja que peleaba y dirigía su ejército en su nombre, uno que estaba compuesto por guerrilleros que eran perros falderos de Ulises igual de detestables que él, y otra gran parte esclavos como ella que peleaban para sobrevivir.

    La autoridad de Elizabeth en el campo de batalla era tal que nadie cuestionaba sus estrategias marciales, su palabra era la final y se ejecutaba al pie de la letra. Pronto ese prestigio trascendió más allá de las guerras combativas, al calabozo donde ella encadenada reponía fuerzas cada noche empezaron a llegar mensajes escondidos entre el pan, debajo del plato de la cena o bien enviados con las criadas que por las mañanas a escondidas de su amo iban a bañarla y darle ropas nuevas.
    Los mensajes aludían a una insurrección, el primero que llegó decía : "๐˜“๐˜ข ๐˜ญ๐˜ช๐˜ฃ๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ต๐˜ข๐˜ฅ ๐˜ฏ๐˜ถ๐˜ฏ๐˜ค๐˜ข ๐˜ฆ๐˜ด ๐˜ฅ๐˜ข๐˜ฅ๐˜ข; ๐˜ด๐˜ฆ ๐˜จ๐˜ข๐˜ฏ๐˜ข. ๐ธ๐‘ ๐‘ก๐‘Ž๐‘š๐‘œ๐‘  ๐‘๐‘œ๐‘›๐‘ก๐‘–๐‘”๐‘œ"
    Por primera vez Liz entre sus planes de venganza pudo ver mas factible que se cumplieran, no estaba sola.
    Desde ese evento, pacientemente esperaba que llegaran los recados, algunos con información importante, otros sólo para confirmar que la revolución seguía en pie

    -"๐‘†๐‘œ๐‘š๐‘œ๐‘  ๐‘ ๐‘’๐‘ก๐‘’๐‘›๐‘ก๐‘Ž"
    -"๐˜š๐˜ช ๐˜ฏ๐˜ฐ ๐˜ฉ๐˜ข๐˜บ ๐˜ซ๐˜ถ๐˜ด๐˜ต๐˜ช๐˜ค๐˜ช๐˜ข ๐˜ฏ๐˜ฐ ๐˜ฉ๐˜ข๐˜บ ๐˜ญ๐˜ช๐˜ฃ๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ต๐˜ข๐˜ฅ"
    -"๐˜”á๐˜ด ๐˜ฅ๐˜ฆ ๐˜ญ๐˜ข ๐˜ฎ๐˜ช๐˜ต๐˜ข๐˜ฅ ๐˜ฅ๐˜ฆ ๐˜ค๐˜ณ๐˜ช๐˜ข๐˜ฅ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ฆ๐˜ด๐˜ตá๐˜ฏ ๐˜ฆ๐˜ฏ ๐˜ญ๐˜ข ๐˜ค๐˜ข๐˜ถ๐˜ด๐˜ข, ๐˜ข๐˜ฃ๐˜ณ๐˜ฆ ๐˜ฃ๐˜ช๐˜ฆ๐˜ฏ ๐˜ญ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ฐ๐˜ซ๐˜ฐ๐˜ด, ๐˜ญ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ฏ๐˜ถ๐˜ฆ๐˜ด๐˜ต๐˜ณ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ต๐˜ช๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ฆ๐˜ฏ ๐˜ถ๐˜ฏ ๐˜ค๐˜ช๐˜ฏ๐˜ต๐˜ฐ ๐˜ณ๐˜ฐ๐˜ซ๐˜ฐ"
    -"๐˜๐˜ข๐˜ด๐˜ต๐˜ข ๐˜ข๐˜ฉ๐˜ฐ๐˜ณ๐˜ข ๐˜ด๐˜ฐ๐˜ฎ๐˜ฐ๐˜ด 164, ๐˜ต๐˜ฐ๐˜ฅ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ญ๐˜ถ๐˜ค๐˜ฉ๐˜ข๐˜ณ๐˜ฆ๐˜ฎ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ฃ๐˜ข๐˜ซ๐˜ฐ ๐˜ญ๐˜ข ๐˜“๐˜ญ๐˜ข๐˜ฎ๐˜ข ๐˜ฅ๐˜ฆ ๐˜š๐˜ข๐˜ฏ๐˜จ๐˜ณ๐˜ฆ"

    -"๐˜”๐˜ขñ๐˜ข๐˜ฏ๐˜ข. ๐˜ˆ๐˜ต๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ต๐˜ข, ๐˜ญ๐˜ข๐˜ด ๐˜ค๐˜ข๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ข๐˜ด ๐˜ฒ๐˜ถ๐˜ฆ๐˜ฅ๐˜ข๐˜ณá๐˜ฏ ๐˜ข๐˜ฃ๐˜ช๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ต๐˜ข๐˜ด"
    El día había llegado, era ahora o nunca. Luego de una contienda pequeña en el valle de Linaris, un grupo de guerreros aislaron al cazador con la lanza envenenada y lo mataron en una lucha de 5 contra 1, quedando su cuerpo perdido entre los caídos en batalla, Ulises no notaría su ausencia después de unas cuantas horas.
    Tres esclavos escoltaron a Elizabeth a su mazmorra, pudo observar que dos de ellos llevaban el cinto rojo, expectante esperaba la señal para actuar, ingresaron y se disponían a preparar los grilletes para atarla, con una mirada fugaz el par de aliados asintieron y redujeron al tercer siervo, dejando libre así a la pelirroja, uno de ellos se dirige a ella y grita efusivamente

    โ–” Corre! y busca la venganza. Nos levantaremos en armas. Hoy la tiranía muere bajo tu mano

    Liz con la adrenalina apoderándose de su cuerpo tomó su espada y se escabullía entre las tiendas que poco a poco empezaban a sumergirse en un estruendoso ruido de espadas chocando y gente gritando por muerte o victoria. En esta instancia sólo existían esas dos opciones, ella avanzaba rápido quemando todo a su paso, discerniendo entre la multitud recientemente alborotada quien era aliado y enemigo, buscaba el cinto rojo en cada uno de ellos, de inmediato su grupo se acoplaba detrás de ella luchando mano a mano con los que se levantaban en su contra, era un espectáculo digno de ver, como los esclavos en su debilidad luchaban con las fuerzas desgastadas pero con el alma hambrienta de libertad, en este punto el número había ascendido a unos cientos. El objetivo estaba claro: Ulises, quien a estas alturas ya estaba enterado del motín y se había encerrado resguardado por sus más hábiles mercenarios (alias : perros falderos) . Elizabeth no tuvo piedad y junto con los otros esclavos avasallaron el lugar dando muerte a cada uno, en el fondo se podía ver al Tirano sentado en su trono desde donde se autoproclamaba gobernador de todo los terrenos de Oriente que había "ganado". La pelirroja sin dudar lanzaba fuego al que se le interponía en su camino, mientras los demás peleaban también ferozmente con el mismo propósito.
    Al estar frente a frente la pelirroja pudo ver el miedo en los ojos cobardes de Ulises, lo tomó del cuello y atravesó el cuerpo del Tirano

    โ”€โ”€ Morirás bajo tu capricho, una llama de Sangre no es para tu beneficio. Tu nombre muere contigo maldito.

    En las afueras, la guerra menguaba, las pérdidas humanas dieron frutos, ahora eran libres. Muchos de los partidarios de Ulises al ver que él había muerto huyeron.

    โ–” ¡Larga vida a la Reina Escarlata!
    โ–” ¡Larga vida!
    โ–” ¡Que viva!

    La gente vitoreaba, Elizabeth completamente emocionada de por fin ser libre después de meses de calvario se sentó en el trono manchado de sangre con el cuerpo de su captor a sus pies, asimilando todo lo que había acontecido. El apodo de "La Reina Escarlata" nació ahí y se esparció por todo el continente, la guerrera esclava que fue parte de la revolución de Oriente.
    ๐Ÿ„ฒ๐Ÿ„ฐ๐Ÿ„ฟ. ๐Ÿ„ธ๐Ÿ…… โ‰ซ โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€ โ‰ช•โ—ฆ โˆ โ—ฆ•โ‰ซโ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€โ”€ โ‰ช Pasaban los días, semanas, meses : La gloria y poder de "Ulises el Tirano" crecían al igual que la fama de la pelirroja que peleaba y dirigía su ejército en su nombre, uno que estaba compuesto por guerrilleros que eran perros falderos de Ulises igual de detestables que él, y otra gran parte esclavos como ella que peleaban para sobrevivir. La autoridad de Elizabeth en el campo de batalla era tal que nadie cuestionaba sus estrategias marciales, su palabra era la final y se ejecutaba al pie de la letra. Pronto ese prestigio trascendió más allá de las guerras combativas, al calabozo donde ella encadenada reponía fuerzas cada noche empezaron a llegar mensajes escondidos entre el pan, debajo del plato de la cena o bien enviados con las criadas que por las mañanas a escondidas de su amo iban a bañarla y darle ropas nuevas. Los mensajes aludían a una insurrección, el primero que llegó decía : "๐˜“๐˜ข ๐˜ญ๐˜ช๐˜ฃ๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ต๐˜ข๐˜ฅ ๐˜ฏ๐˜ถ๐˜ฏ๐˜ค๐˜ข ๐˜ฆ๐˜ด ๐˜ฅ๐˜ข๐˜ฅ๐˜ข; ๐˜ด๐˜ฆ ๐˜จ๐˜ข๐˜ฏ๐˜ข. ๐ธ๐‘ ๐‘ก๐‘Ž๐‘š๐‘œ๐‘  ๐‘๐‘œ๐‘›๐‘ก๐‘–๐‘”๐‘œ" Por primera vez Liz entre sus planes de venganza pudo ver mas factible que se cumplieran, no estaba sola. Desde ese evento, pacientemente esperaba que llegaran los recados, algunos con información importante, otros sólo para confirmar que la revolución seguía en pie -"๐‘†๐‘œ๐‘š๐‘œ๐‘  ๐‘ ๐‘’๐‘ก๐‘’๐‘›๐‘ก๐‘Ž" -"๐˜š๐˜ช ๐˜ฏ๐˜ฐ ๐˜ฉ๐˜ข๐˜บ ๐˜ซ๐˜ถ๐˜ด๐˜ต๐˜ช๐˜ค๐˜ช๐˜ข ๐˜ฏ๐˜ฐ ๐˜ฉ๐˜ข๐˜บ ๐˜ญ๐˜ช๐˜ฃ๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ต๐˜ข๐˜ฅ" -"๐˜”á๐˜ด ๐˜ฅ๐˜ฆ ๐˜ญ๐˜ข ๐˜ฎ๐˜ช๐˜ต๐˜ข๐˜ฅ ๐˜ฅ๐˜ฆ ๐˜ค๐˜ณ๐˜ช๐˜ข๐˜ฅ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ฆ๐˜ด๐˜ตá๐˜ฏ ๐˜ฆ๐˜ฏ ๐˜ญ๐˜ข ๐˜ค๐˜ข๐˜ถ๐˜ด๐˜ข, ๐˜ข๐˜ฃ๐˜ณ๐˜ฆ ๐˜ฃ๐˜ช๐˜ฆ๐˜ฏ ๐˜ญ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ฐ๐˜ซ๐˜ฐ๐˜ด, ๐˜ญ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ฏ๐˜ถ๐˜ฆ๐˜ด๐˜ต๐˜ณ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ต๐˜ช๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ฆ๐˜ฏ ๐˜ถ๐˜ฏ ๐˜ค๐˜ช๐˜ฏ๐˜ต๐˜ฐ ๐˜ณ๐˜ฐ๐˜ซ๐˜ฐ" -"๐˜๐˜ข๐˜ด๐˜ต๐˜ข ๐˜ข๐˜ฉ๐˜ฐ๐˜ณ๐˜ข ๐˜ด๐˜ฐ๐˜ฎ๐˜ฐ๐˜ด 164, ๐˜ต๐˜ฐ๐˜ฅ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ญ๐˜ถ๐˜ค๐˜ฉ๐˜ข๐˜ณ๐˜ฆ๐˜ฎ๐˜ฐ๐˜ด ๐˜ฃ๐˜ข๐˜ซ๐˜ฐ ๐˜ญ๐˜ข ๐˜“๐˜ญ๐˜ข๐˜ฎ๐˜ข ๐˜ฅ๐˜ฆ ๐˜š๐˜ข๐˜ฏ๐˜จ๐˜ณ๐˜ฆ" -"๐˜”๐˜ขñ๐˜ข๐˜ฏ๐˜ข. ๐˜ˆ๐˜ต๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ต๐˜ข, ๐˜ญ๐˜ข๐˜ด ๐˜ค๐˜ข๐˜ฅ๐˜ฆ๐˜ฏ๐˜ข๐˜ด ๐˜ฒ๐˜ถ๐˜ฆ๐˜ฅ๐˜ข๐˜ณá๐˜ฏ ๐˜ข๐˜ฃ๐˜ช๐˜ฆ๐˜ณ๐˜ต๐˜ข๐˜ด" El día había llegado, era ahora o nunca. Luego de una contienda pequeña en el valle de Linaris, un grupo de guerreros aislaron al cazador con la lanza envenenada y lo mataron en una lucha de 5 contra 1, quedando su cuerpo perdido entre los caídos en batalla, Ulises no notaría su ausencia después de unas cuantas horas. Tres esclavos escoltaron a Elizabeth a su mazmorra, pudo observar que dos de ellos llevaban el cinto rojo, expectante esperaba la señal para actuar, ingresaron y se disponían a preparar los grilletes para atarla, con una mirada fugaz el par de aliados asintieron y redujeron al tercer siervo, dejando libre así a la pelirroja, uno de ellos se dirige a ella y grita efusivamente โ–” Corre! y busca la venganza. Nos levantaremos en armas. Hoy la tiranía muere bajo tu mano Liz con la adrenalina apoderándose de su cuerpo tomó su espada y se escabullía entre las tiendas que poco a poco empezaban a sumergirse en un estruendoso ruido de espadas chocando y gente gritando por muerte o victoria. En esta instancia sólo existían esas dos opciones, ella avanzaba rápido quemando todo a su paso, discerniendo entre la multitud recientemente alborotada quien era aliado y enemigo, buscaba el cinto rojo en cada uno de ellos, de inmediato su grupo se acoplaba detrás de ella luchando mano a mano con los que se levantaban en su contra, era un espectáculo digno de ver, como los esclavos en su debilidad luchaban con las fuerzas desgastadas pero con el alma hambrienta de libertad, en este punto el número había ascendido a unos cientos. El objetivo estaba claro: Ulises, quien a estas alturas ya estaba enterado del motín y se había encerrado resguardado por sus más hábiles mercenarios (alias : perros falderos) . Elizabeth no tuvo piedad y junto con los otros esclavos avasallaron el lugar dando muerte a cada uno, en el fondo se podía ver al Tirano sentado en su trono desde donde se autoproclamaba gobernador de todo los terrenos de Oriente que había "ganado". La pelirroja sin dudar lanzaba fuego al que se le interponía en su camino, mientras los demás peleaban también ferozmente con el mismo propósito. Al estar frente a frente la pelirroja pudo ver el miedo en los ojos cobardes de Ulises, lo tomó del cuello y atravesó el cuerpo del Tirano ๐ŸŒนโ”€โ”€ Morirás bajo tu capricho, una llama de Sangre no es para tu beneficio. Tu nombre muere contigo maldito. En las afueras, la guerra menguaba, las pérdidas humanas dieron frutos, ahora eran libres. Muchos de los partidarios de Ulises al ver que él había muerto huyeron. โ–” ¡Larga vida a la Reina Escarlata! โ–” ¡Larga vida! โ–” ¡Que viva! La gente vitoreaba, Elizabeth completamente emocionada de por fin ser libre después de meses de calvario se sentó en el trono manchado de sangre con el cuerpo de su captor a sus pies, asimilando todo lo que había acontecido. El apodo de "La Reina Escarlata" nació ahí y se esparció por todo el continente, la guerrera esclava que fue parte de la revolución de Oriente.
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