• Ecos de un hogar quebrado
    Categoría Original
    Memorias de Jacob y Nyssara.

    Rol: Jacob Alexander Fowler
    Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=so8V5dAli-Q&list=RDso8V5dAli-Q&start_radio=1

    La lluvia caía sobre los ventanales de la mansión Starfen con un golpe constante y frío, trazando caminos que parecían dibujar la ansiedad de la casa misma. Nyssara, que para ese momento tenía siete años, permanecía en el descanso de la escalera, abrazando un peluche que Elian le había regalado en su cumpleaños número 6. Sus ojos verdes seguían cada movimiento de sus padres y de su hermana, que caminaban por la sala con pasos calculados, gestos medidos, como siempre que querían ocultar algo. Desde hacía meses, la frialdad hacia ella era evidente, miradas cargadas de reproche, palabras cortantes y silencios que la señalaban como responsable de aquel fatídico día.

    Esa noche, sin embargo, había algo más en el aire. Un presagio sutil, un peso que parecía asentarse en los candelabros y en los muebles caros, como si la casa misma contuviera la respiración. Nyssara lo percibió de inmediato, incluso los murmullos de los muertos que la acompañaban se mantenían a distancia, inquietos por lo que estaba por suceder.

    La puerta principal se abrió de golpe. Una ráfaga de viento y lluvia invadió la mansión, arrastrando el olor de tierra mojada. Sus padres entraron primero, impecables y rígidos como siempre, vestidos con ropa cara que brillaba bajo la luz mortecina. Pero no estaban solos.

    Entre ellos apareció un niño. Tenía unos once años, el cabello castaño pegado a la frente por la humedad y unos ojos verdes que recorrían la sala con cautela. Sus pasos eran firmes, seguros de si mismo, como si aquello no fuera más una situación más en su vida.

    —Nyssara —dijo su madre con la sonrisa cuidadosamente medida que siempre llevaba puesta— Este es Jacob. Desde hoy vivirá con nosotros. Él necesitaba un hogar — Su madre continuó hablando con esa suavidad calculada, que ella tan bien conocía— Y nosotros estamos más que gustosos que acogerlo - Nyssara descendió un peldaño, el corazón latiéndole con fuerza. La frase caía ligera, como si envolviera una mentira en terciopelo. Pero Nyssara entendió inmediatamente la verdad. Nadie podría reemplazar a Elian, y ellos lo sabían. Aún así, lo pretendían, y lo peor era que la atención y el afecto de la familia estaban ahora centrados en ese extraño.

    La mirada de la castaña se volvió fría. Ni siquiera hubo una respuesta por su parte, sus labios permanecieron cerrados, y sus ojos se clavaron en él, cargados de acusación muda. Él no era el problema. El problema eran sus padres y su hermana, lo que hacían era la traición misma. "¿Cómo podían...?".

    La voz de su padre se hizo presente, sacándola por completo del bombardeo de pensamientos que estaba teniendo.

    —Jacob, Nyssara y Megara —dijo aquel hombre frío que llamaba padre, rompiendo así el silencio que se había hecho presente en la sala— Dentro de unas horas habrá una escena especial en la que todos participaremos. Nadie se quedará atrás. Todos deben alistarse ahora, sin excepción. Como siempre, recordemos… guardar la compostura- Nyssara apretó los dientes, sus padres no solo habían traído a alguien más para ocupar algo valioso para ella, sino que incluso ese evento especial formaba parte de la puesta en escena de la familia perfecta. Todo debía parecer ordenado, controlado y elegante, como si el dolor, la culpa y la traición fueran irrelevantes.

    A su alrededor, las sombras de los muertos se arremolinaban, inquietas. Una de ellas, una figura borrosa de contornos temblorosos, murmuró cerca de su oído "Los vivos, pequeña… los vivos son los que más daño hacen cuando quieren olvidar..."

    En ese momento, mientras la lluvia seguía cayendo, los dos niños se enfrentaban a la misma verdad, la mansión Starfen ya no era un hogar, sino un laberinto de secretos, culpas y traiciones que recién comenzaban a revelarse.
    Memorias de Jacob y Nyssara. Rol: [Jacob1] Soundtrack: https://www.youtube.com/watch?v=so8V5dAli-Q&list=RDso8V5dAli-Q&start_radio=1 La lluvia caía sobre los ventanales de la mansión Starfen con un golpe constante y frío, trazando caminos que parecían dibujar la ansiedad de la casa misma. Nyssara, que para ese momento tenía siete años, permanecía en el descanso de la escalera, abrazando un peluche que Elian le había regalado en su cumpleaños número 6. Sus ojos verdes seguían cada movimiento de sus padres y de su hermana, que caminaban por la sala con pasos calculados, gestos medidos, como siempre que querían ocultar algo. Desde hacía meses, la frialdad hacia ella era evidente, miradas cargadas de reproche, palabras cortantes y silencios que la señalaban como responsable de aquel fatídico día. Esa noche, sin embargo, había algo más en el aire. Un presagio sutil, un peso que parecía asentarse en los candelabros y en los muebles caros, como si la casa misma contuviera la respiración. Nyssara lo percibió de inmediato, incluso los murmullos de los muertos que la acompañaban se mantenían a distancia, inquietos por lo que estaba por suceder. La puerta principal se abrió de golpe. Una ráfaga de viento y lluvia invadió la mansión, arrastrando el olor de tierra mojada. Sus padres entraron primero, impecables y rígidos como siempre, vestidos con ropa cara que brillaba bajo la luz mortecina. Pero no estaban solos. Entre ellos apareció un niño. Tenía unos once años, el cabello castaño pegado a la frente por la humedad y unos ojos verdes que recorrían la sala con cautela. Sus pasos eran firmes, seguros de si mismo, como si aquello no fuera más una situación más en su vida. —Nyssara —dijo su madre con la sonrisa cuidadosamente medida que siempre llevaba puesta— Este es Jacob. Desde hoy vivirá con nosotros. Él necesitaba un hogar — Su madre continuó hablando con esa suavidad calculada, que ella tan bien conocía— Y nosotros estamos más que gustosos que acogerlo - Nyssara descendió un peldaño, el corazón latiéndole con fuerza. La frase caía ligera, como si envolviera una mentira en terciopelo. Pero Nyssara entendió inmediatamente la verdad. Nadie podría reemplazar a Elian, y ellos lo sabían. Aún así, lo pretendían, y lo peor era que la atención y el afecto de la familia estaban ahora centrados en ese extraño. La mirada de la castaña se volvió fría. Ni siquiera hubo una respuesta por su parte, sus labios permanecieron cerrados, y sus ojos se clavaron en él, cargados de acusación muda. Él no era el problema. El problema eran sus padres y su hermana, lo que hacían era la traición misma. "¿Cómo podían...?". La voz de su padre se hizo presente, sacándola por completo del bombardeo de pensamientos que estaba teniendo. —Jacob, Nyssara y Megara —dijo aquel hombre frío que llamaba padre, rompiendo así el silencio que se había hecho presente en la sala— Dentro de unas horas habrá una escena especial en la que todos participaremos. Nadie se quedará atrás. Todos deben alistarse ahora, sin excepción. Como siempre, recordemos… guardar la compostura- Nyssara apretó los dientes, sus padres no solo habían traído a alguien más para ocupar algo valioso para ella, sino que incluso ese evento especial formaba parte de la puesta en escena de la familia perfecta. Todo debía parecer ordenado, controlado y elegante, como si el dolor, la culpa y la traición fueran irrelevantes. A su alrededor, las sombras de los muertos se arremolinaban, inquietas. Una de ellas, una figura borrosa de contornos temblorosos, murmuró cerca de su oído "Los vivos, pequeña… los vivos son los que más daño hacen cuando quieren olvidar..." En ese momento, mientras la lluvia seguía cayendo, los dos niños se enfrentaban a la misma verdad, la mansión Starfen ya no era un hogar, sino un laberinto de secretos, culpas y traiciones que recién comenzaban a revelarse.
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  • — No estoy ebria, escúchame. A veces quisiera perder todo rastro de sentido humano. Sin ambición, sin juzgar, sin depender de emociones para subsistir.
    Quisiera perderme en la mente de otra persona y...dejar que sus pensamientos me arrastren lejos de los míos. Ser un eco, una sombra que no siente ni recuerda. —

    Parecía que la escuchaban, pero no le entendían.
    — No estoy ebria, escúchame. A veces quisiera perder todo rastro de sentido humano. Sin ambición, sin juzgar, sin depender de emociones para subsistir. Quisiera perderme en la mente de otra persona y...dejar que sus pensamientos me arrastren lejos de los míos. Ser un eco, una sombra que no siente ni recuerda. — Parecía que la escuchaban, pero no le entendían.
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  • 𝐄staba disfrutando de la brisa matutina del otoño, esa que parece calmar cualquier alma atormentada. El sonido de las hojas secas desprendiéndose de sus tallos, arrastradas por la danza caprichosa del viento, le pareció un bucle melancólico. Caían en espirales juguetones, rendidas al vaivén del aire, sin saber dónde reposarían al final de su breve vuelo.

    𝐏ensó entonces en lo parecida que era su vida a ese ciclo: un giro constante entre el desprenderse y el volver a caer. Cerró los ojos, dejando que un suspiro leve escapara de sus labios, buscando calmar el enredo de pensamientos que su mente tejía sin descanso.

    𝐅ue entonces cuando un maullido quebró el silencio de su contemplación. Abrió los ojos, y al ver al pequeño gato mirándola con inocencia, una sonrisa cálida se dibujó en su rostro.

    — 𝐎h… buenos días a ti también —dijo con ternura—. Déjame adivinar… ¿tienes hambre?

    𝐄l minino respondió con un maullido dulce, como si realmente entendiera cada palabra que le decía, y en ese instante, la quietud del amanecer pareció volverse un poco más amable.
    𝐄staba disfrutando de la brisa matutina del otoño, esa que parece calmar cualquier alma atormentada. El sonido de las hojas secas desprendiéndose de sus tallos, arrastradas por la danza caprichosa del viento, le pareció un bucle melancólico. Caían en espirales juguetones, rendidas al vaivén del aire, sin saber dónde reposarían al final de su breve vuelo. 𝐏ensó entonces en lo parecida que era su vida a ese ciclo: un giro constante entre el desprenderse y el volver a caer. Cerró los ojos, dejando que un suspiro leve escapara de sus labios, buscando calmar el enredo de pensamientos que su mente tejía sin descanso. 𝐅ue entonces cuando un maullido quebró el silencio de su contemplación. Abrió los ojos, y al ver al pequeño gato mirándola con inocencia, una sonrisa cálida se dibujó en su rostro. — 𝐎h… buenos días a ti también —dijo con ternura—. Déjame adivinar… ¿tienes hambre? 𝐄l minino respondió con un maullido dulce, como si realmente entendiera cada palabra que le decía, y en ese instante, la quietud del amanecer pareció volverse un poco más amable.
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  • Cuando la agencia le comunicó a Elorien que debía hacer una sesión de fotos para VOGUE, no le dio demasiada importancia, no más que la que le había dado al trabajar con marcas más pequeñas.De seguro sería para una sección de moda artística, donde aparecía junto con más modelos con la misma temática.

    Esa mañana iba camino al Museo del Louvre, donde trabajaba a jornada medía como restaurador. Con ese trabajo y las sesiones de modelaje cobraba lo suficiente para vivir cómodamente, tenía un sueldo superior a la media.

    Fue al kiosko al que iba todas las mañanas a comprar el periódico, mientras sostenía un café para llevar que había tomado en una cafetería. Siempre tenía la misma rutina: estaba esperando el cambio del periódico que había comprado, mientras tomaba un sorbo de café. Miró hacía un lado de forma despreocupada, cuando de pronto vio en el expositor de revistas la portada de VOGUE de su última edición.

    Este se atragantó con el café, teniendo que dar un par de pasos hacia atrás para poder inclinar su cuerpo hacia delante, para evitar que el café manchase su ropa. Volvió a mirar la portada, abriendo los ojos como platos sin creer lo que sus ojos estaban viendo.

    Él es portada de la revista Vogue, una de las revistas de moda más importantes del mundo.

    - No me jodas... - Murmuró aún sin salir de su estupor.

    Este empezó a sentir que un ataque de pánico subía desde la boca de su estómago. ~No, no, no, no...~ Decían sus pensamientos mientras miraba aquella revista con auténtico miedo. Si es que hasta habían puesto su nombre.

    _ Aquí tiene su cambio monsieur...¿Monsieur?, ¿Se encuentra bien?. _ Le dijo el kiosquero, es tendiendo su brazo para devolverle el cambio.

    La voz del amable quiosquero lo trajo de vuelta al presente. Lo miró y tomó el cambio con algo de torpeza.

    - Merci... - Murmuró Elorien, inclinando la cabeza, agradeciendo de forma silenciosa la paciencia de aquel hombre.

    Este se dio media vuelta, agachando su cabeza para que sus cabellos dorados taparan su rostro. Aquello, lejos de ser una buena noticia, se había convertido en un problema. No se podía permitir ser relevante o conocido. Esconder su inmortalidad si era un personaje "famoso" era totalmente incompatible.

    Se propuso llamar a la agencia más tarde para pedirles explicaciones y, por supuesto, no tomar más trabajos para firmas importantes.

    Cuando la agencia le comunicó a Elorien que debía hacer una sesión de fotos para VOGUE, no le dio demasiada importancia, no más que la que le había dado al trabajar con marcas más pequeñas.De seguro sería para una sección de moda artística, donde aparecía junto con más modelos con la misma temática. Esa mañana iba camino al Museo del Louvre, donde trabajaba a jornada medía como restaurador. Con ese trabajo y las sesiones de modelaje cobraba lo suficiente para vivir cómodamente, tenía un sueldo superior a la media. Fue al kiosko al que iba todas las mañanas a comprar el periódico, mientras sostenía un café para llevar que había tomado en una cafetería. Siempre tenía la misma rutina: estaba esperando el cambio del periódico que había comprado, mientras tomaba un sorbo de café. Miró hacía un lado de forma despreocupada, cuando de pronto vio en el expositor de revistas la portada de VOGUE de su última edición. Este se atragantó con el café, teniendo que dar un par de pasos hacia atrás para poder inclinar su cuerpo hacia delante, para evitar que el café manchase su ropa. Volvió a mirar la portada, abriendo los ojos como platos sin creer lo que sus ojos estaban viendo. Él es portada de la revista Vogue, una de las revistas de moda más importantes del mundo. - No me jodas... - Murmuró aún sin salir de su estupor. Este empezó a sentir que un ataque de pánico subía desde la boca de su estómago. ~No, no, no, no...~ Decían sus pensamientos mientras miraba aquella revista con auténtico miedo. Si es que hasta habían puesto su nombre. _ Aquí tiene su cambio monsieur...¿Monsieur?, ¿Se encuentra bien?. _ Le dijo el kiosquero, es tendiendo su brazo para devolverle el cambio. La voz del amable quiosquero lo trajo de vuelta al presente. Lo miró y tomó el cambio con algo de torpeza. - Merci... - Murmuró Elorien, inclinando la cabeza, agradeciendo de forma silenciosa la paciencia de aquel hombre. Este se dio media vuelta, agachando su cabeza para que sus cabellos dorados taparan su rostro. Aquello, lejos de ser una buena noticia, se había convertido en un problema. No se podía permitir ser relevante o conocido. Esconder su inmortalidad si era un personaje "famoso" era totalmente incompatible. Se propuso llamar a la agencia más tarde para pedirles explicaciones y, por supuesto, no tomar más trabajos para firmas importantes.
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  • ¡Loki, veces eres un grandicimo idiota!.
    Aveces , te deja llevar por tu pensamientos!
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  • -En su cautiverio, sus pensamientos eran lo único que tenía libertad. La seguridad del hotel iba cuesta abajo y tenía que ganar tiempo. VOX Overlord podía tenerme esclavizado sus aires de superioridad nublaban su coeficiente, del cabeza plana y me venía muy bien dejar que se pavonee y siga humillándome más. Mas mis ojos no perdían el brillo de OJO POR OJO, y sabía que me cobraría todas esas humillaciones. Unos cables rodearon mi cuerpo, controlando mis movimientos. Tomé una bocanada de aire y empecé a cantar. La transmisión se hacía ver en todos los anillos del infierno. Mi canto perforaba el alma del oyente que conectara con el mensaje. Era mi as bajo la manga, pero mis pensamientos me reconfortaban con las imágenes de mis esposos. Sabía que Dante cuidaría bien de los niños en mi ausencia.-


    Activen los subtitulos si no saben Taka Taka jxjxjxjx ◖⁠⚆⁠ᴥ⁠⚆⁠◗//


    https://youtu.be/_kIkKwhmnTo?si=i7zMZ9S5keHiVb78
    -En su cautiverio, sus pensamientos eran lo único que tenía libertad. La seguridad del hotel iba cuesta abajo y tenía que ganar tiempo. [VOX_Vees] podía tenerme esclavizado sus aires de superioridad nublaban su coeficiente, del cabeza plana y me venía muy bien dejar que se pavonee y siga humillándome más. Mas mis ojos no perdían el brillo de OJO POR OJO, y sabía que me cobraría todas esas humillaciones. Unos cables rodearon mi cuerpo, controlando mis movimientos. Tomé una bocanada de aire y empecé a cantar. La transmisión se hacía ver en todos los anillos del infierno. Mi canto perforaba el alma del oyente que conectara con el mensaje. Era mi as bajo la manga, pero mis pensamientos me reconfortaban con las imágenes de mis esposos. Sabía que Dante cuidaría bien de los niños en mi ausencia.- Activen los subtitulos si no saben Taka Taka jxjxjxjx ◖⁠⚆⁠ᴥ⁠⚆⁠◗// https://youtu.be/_kIkKwhmnTo?si=i7zMZ9S5keHiVb78
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  • Creo que al fin me empiezo a sentir más tranquila, sin tantos pensamientos invadiendo mi cabeza, por fin empiezo a sonreír de nuevo de forma sincera. ♡
    Creo que al fin me empiezo a sentir más tranquila, sin tantos pensamientos invadiendo mi cabeza, por fin empiezo a sonreír de nuevo de forma sincera. ♡
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  • Las invitaciones a fiestas llegaron, las insinuaciones, los regalos...todo llegó puntual como otros Halloween.
    Pero este año todos y cada uno fueron rechazados.

    Sayuri se quedó en casa, no habia nada que celebrar, él estaba con ella.

    Pero....

    Él estaba y no estaba.
    ¿Qué era lo que le mantenía a él su cabeza ocupada?
    ¿Qué era eso que a él le ponia los ojos tristes y la boca seca?
    ¿Por qué parecía buscar él a alguien entre la gente?
    ¿Qué habia en el pasado de él que parecía atraerlo más que su presente y futuro?

    *¿Qué puedo esperar?
    Solo soy una mocosa sin oficio.
    Solo fui un proyecto, pero ahora, se que ya no tengo relevancia. *

    Los pensamientos de la joven se volvían oscuros.

    * No tengo nada mas que ofrecerle que todo mi amor y lealtad, pero...comprendo que eso no es suficiente. No soy suficiente. *

    Cada noche de silencio, donde era él quien llegaba tarde solo aumentaba sus pensamientos destructivos.

    Tomó pluma y papel para escribir.

    "Lamento no haber sido suficiente."
    "Lamento no tener la madurez para ayudarte."
    "Lamento no haber sabido como apoyarte."
    "Te juro por mi vida, que lo intenté. "

    Después de escribir eso, dejó las flores que habia estado cuidando, que deseaba fueran parte se su ramo en el altar.
    Asi como su anillo.

    Tomó su mochila vieja, con la ropa que ella tenia, dejando incluso su cartera con el dinero que habia estado ahorrando para ella misma pagarse su universidad.

    Ya nada de eso material importaba.

    Salió de aquella casa que deseó llamar hogar, pero que ella no había estado a la altura.
    Y comenzó a caminar.
    Dolía, lloraba y sollozaba mientras lo hacía, pero en su cabeza, la mejor opción era esa; dejar el lugar para alguien que fuera suficiente, dejar qué él encuentre a una mujer con estudios, con buena familia, que lo haga muy feliz siempre, tanto que él jamas vea hacia atrás.

    Porque Sayuri... ella nunca sería suficiente.
    Las invitaciones a fiestas llegaron, las insinuaciones, los regalos...todo llegó puntual como otros Halloween. Pero este año todos y cada uno fueron rechazados. Sayuri se quedó en casa, no habia nada que celebrar, él estaba con ella. Pero.... Él estaba y no estaba. ¿Qué era lo que le mantenía a él su cabeza ocupada? ¿Qué era eso que a él le ponia los ojos tristes y la boca seca? ¿Por qué parecía buscar él a alguien entre la gente? ¿Qué habia en el pasado de él que parecía atraerlo más que su presente y futuro? *¿Qué puedo esperar? Solo soy una mocosa sin oficio. Solo fui un proyecto, pero ahora, se que ya no tengo relevancia. * Los pensamientos de la joven se volvían oscuros. * No tengo nada mas que ofrecerle que todo mi amor y lealtad, pero...comprendo que eso no es suficiente. No soy suficiente. * Cada noche de silencio, donde era él quien llegaba tarde solo aumentaba sus pensamientos destructivos. Tomó pluma y papel para escribir. "Lamento no haber sido suficiente." "Lamento no tener la madurez para ayudarte." "Lamento no haber sabido como apoyarte." "Te juro por mi vida, que lo intenté. " Después de escribir eso, dejó las flores que habia estado cuidando, que deseaba fueran parte se su ramo en el altar. Asi como su anillo. Tomó su mochila vieja, con la ropa que ella tenia, dejando incluso su cartera con el dinero que habia estado ahorrando para ella misma pagarse su universidad. Ya nada de eso material importaba. Salió de aquella casa que deseó llamar hogar, pero que ella no había estado a la altura. Y comenzó a caminar. Dolía, lloraba y sollozaba mientras lo hacía, pero en su cabeza, la mejor opción era esa; dejar el lugar para alguien que fuera suficiente, dejar qué él encuentre a una mujer con estudios, con buena familia, que lo haga muy feliz siempre, tanto que él jamas vea hacia atrás. Porque Sayuri... ella nunca sería suficiente.
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  • Mis pensamientos van de mal en peor... ¿Por qué no se simplifica?
    Mis pensamientos van de mal en peor... ¿Por qué no se simplifica?
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  • -aquel hombre salió tarde del trabajo, las luces de aquellas farolas ya iluminaban sus pasos en medio de aquella calle cubierta por los alegres niños pidiendo dulces, solamente seguía su camino con aquel cigarrillo entre sus labios mientras sus pensamientos lo distraían-

    (Halloween otra vez, las calles se llenan de risas, de niños corriendo bajo máscaras de plástico, no niego que hay algo hermoso en eso… esa inocencia que cree que el miedo se puede disfrazar)

    -de su boca había dejado salir una gran nube de humo mientras se detuvo en seco al esperar a que ese semáforo le diera el paso-

    (será que los adultos aveces hacemos lo mismo??, solo cambiamos esas máscaras de plástico barato por máscaras más caras)

    -Exclamo antes de seguir con su paso, un grupo de niños lo había detenido para pedirle dulces, aquella sonrisa en sus rostros le hizo sonreír de igual manera para después de su bolsa de es gabardina sacar algunos dulces que se había robado de la estación para darles uno a cada uno-

    (Esta noche es fácil oler el humo de las fogatas, el azúcar de los dulces, y escuchar aquellos gritos de los que salen asustados con una mala broma)

    -una vez llegó a casa solamente sacaría un vaso en dónde vertiria algo de agua para después caminar a su estudio y sentarse frente a aquella ventana -

    (No hay fantasmas afuera… solo los que algunas veces llegamos a sentir, me gusta mirar las luces desde lejos, Esas linternas vacías que titilan en la oscuridad con cada paso y carrera de los pequeños....parece como si intentaran recordar algo aquella vela.....quizás eso somos todos: calabazas huecas con una chispa dentro, resistiendo al viento)

    -este sacaría de un cajón un pequeño somnifero en pastilla algo que se había robado de la última escena del crimen, esperaba que eso pudiera ayudarla a dormir, tras tomarlo solamente se quedó observando aquellas calles frente a su casa-

    (Y cuando la noche se apaga, cuando las risas se van, queda el silencio y en ese silencio… siempre parece que alguien susurra mi nombre, será que tal vez ya me estoy volviendo loco)
    -aquel hombre salió tarde del trabajo, las luces de aquellas farolas ya iluminaban sus pasos en medio de aquella calle cubierta por los alegres niños pidiendo dulces, solamente seguía su camino con aquel cigarrillo entre sus labios mientras sus pensamientos lo distraían- (Halloween otra vez, las calles se llenan de risas, de niños corriendo bajo máscaras de plástico, no niego que hay algo hermoso en eso… esa inocencia que cree que el miedo se puede disfrazar) -de su boca había dejado salir una gran nube de humo mientras se detuvo en seco al esperar a que ese semáforo le diera el paso- (será que los adultos aveces hacemos lo mismo??, solo cambiamos esas máscaras de plástico barato por máscaras más caras) -Exclamo antes de seguir con su paso, un grupo de niños lo había detenido para pedirle dulces, aquella sonrisa en sus rostros le hizo sonreír de igual manera para después de su bolsa de es gabardina sacar algunos dulces que se había robado de la estación para darles uno a cada uno- (Esta noche es fácil oler el humo de las fogatas, el azúcar de los dulces, y escuchar aquellos gritos de los que salen asustados con una mala broma) -una vez llegó a casa solamente sacaría un vaso en dónde vertiria algo de agua para después caminar a su estudio y sentarse frente a aquella ventana - (No hay fantasmas afuera… solo los que algunas veces llegamos a sentir, me gusta mirar las luces desde lejos, Esas linternas vacías que titilan en la oscuridad con cada paso y carrera de los pequeños....parece como si intentaran recordar algo aquella vela.....quizás eso somos todos: calabazas huecas con una chispa dentro, resistiendo al viento) -este sacaría de un cajón un pequeño somnifero en pastilla algo que se había robado de la última escena del crimen, esperaba que eso pudiera ayudarla a dormir, tras tomarlo solamente se quedó observando aquellas calles frente a su casa- (Y cuando la noche se apaga, cuando las risas se van, queda el silencio y en ese silencio… siempre parece que alguien susurra mi nombre, será que tal vez ya me estoy volviendo loco)
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