• " Creo en lo que veo y reconozco que algunos hechos delatan más que las palabras. Si es cierto, si no lo es, solo ten la certeza que mi visión sobre ti no ha cambiado, se transformo en un objeto preciado que llamo recuerdo, que es mío y de nadie más. "


    Aún si las paredes con rostros conocidos hablan.
    " Creo en lo que veo y reconozco que algunos hechos delatan más que las palabras. Si es cierto, si no lo es, solo ten la certeza que mi visión sobre ti no ha cambiado, se transformo en un objeto preciado que llamo recuerdo, que es mío y de nadie más. " Aún si las paredes con rostros conocidos hablan.
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  • Lista de Hope de pros y contras de volver a casa

    Pros:
    • Extraño el olor del campo después de la lluvia.
    • Las ovejas. Dios, cómo extraño a mis ovejas. No hacen preguntas, no esperan sonrisas falsas, no me miran como si soy una total freak.
    • Allá, incluso el silencio tiene compañía.
    • He aprendido a dormir solo 4 horas. Lo pongo por aquí para balancear la lista.

    Contras:
    • No tengo un céntimo. Ni para el ferry. Lo último que me quedaba me lo gasté pagando el tinder al tipo que no solo me rompió el celular pero también se comió todo y no dijo nada.
    • Acá hay comida que no me disgusta. A veces, incluso me gusta, pero estoy tan cansada. Hasta comer se siente como un esfuerzo.
    • La gente no entiende lo que digo. Me está costando fingir hablar como yankee, mi espiritu banshee se niega.

    "Regresar sería aceptar que no lo logré aquí. Que este lugar me venció."

    Hope suspira, con los ojos clavados en un punto invisible del suelo. El hormigón no le habla como lo hace la tierra blanda de su granja. La indiferencia de la gente le pesa. En la calle, nadie la mira. Nadie pregunta cómo está. Ni siquiera cómo se llama.
    En Irlanda, los vecinos no necesitan palabras para entender si algo va mal. Se le aprieta el pecho. No es solo nostalgia: es duelo. Duelo por la vida que se prometió en este lugar, por los días perdidos. Quiere volver. Pero también le asusta.

    "¿Y si allá tampoco soy la misma? Bah nadie tiene que saber mis problemas ¿cierto?"

    Arruga el papel y lo lanza lejos. Another day another delivery.
    Lista de Hope de pros y contras de volver a casa Pros: • Extraño el olor del campo después de la lluvia. • Las ovejas. Dios, cómo extraño a mis ovejas. No hacen preguntas, no esperan sonrisas falsas, no me miran como si soy una total freak. • Allá, incluso el silencio tiene compañía. • He aprendido a dormir solo 4 horas. Lo pongo por aquí para balancear la lista. Contras: • No tengo un céntimo. Ni para el ferry. Lo último que me quedaba me lo gasté pagando el tinder al tipo que no solo me rompió el celular pero también se comió todo y no dijo nada. • Acá hay comida que no me disgusta. A veces, incluso me gusta, pero estoy tan cansada. Hasta comer se siente como un esfuerzo. • La gente no entiende lo que digo. Me está costando fingir hablar como yankee, mi espiritu banshee se niega. "Regresar sería aceptar que no lo logré aquí. Que este lugar me venció." Hope suspira, con los ojos clavados en un punto invisible del suelo. El hormigón no le habla como lo hace la tierra blanda de su granja. La indiferencia de la gente le pesa. En la calle, nadie la mira. Nadie pregunta cómo está. Ni siquiera cómo se llama. En Irlanda, los vecinos no necesitan palabras para entender si algo va mal. Se le aprieta el pecho. No es solo nostalgia: es duelo. Duelo por la vida que se prometió en este lugar, por los días perdidos. Quiere volver. Pero también le asusta. "¿Y si allá tampoco soy la misma? Bah nadie tiene que saber mis problemas ¿cierto?" Arruga el papel y lo lanza lejos. Another day another delivery.
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  • Té con las Luminarias.
    #monorol

    La mesa estaba cubierta de tazas flotantes y dulces imposibles de pronunciar. Las risas del Cuervo resonaban mientras el Fénix ofrecía su fuego para calentar el té de Orsa. Lepus, sentada en un extremo, observaba en silencio cómo el vapor dibujaba constelaciones efímeras.

    — ¿Alguno de ustedes ha sentido que Destino los observa más de lo normal? —murmuró, apenas audible entre el tintinear de la porcelana.

    Hubo un leve silencio. Una pausa tensa.

    El Centauro fingió no haber oído. Orsa sorbió su infusión de pétalos, desviando la mirada. El Cuervo rompió el silencio con una risa exagerada, señalando un bizcocho en forma de reloj que caminaba solo.

    La conversación retomó su curso alegre, como si las palabras de Lepus nunca hubieran existido.

    Ella bajó la mirada, removiendo su té con un dedo, el reflejo de su máscara de conejo deformado en la taza. El silencio le respondió.
    Té con las Luminarias. #monorol La mesa estaba cubierta de tazas flotantes y dulces imposibles de pronunciar. Las risas del Cuervo resonaban mientras el Fénix ofrecía su fuego para calentar el té de Orsa. Lepus, sentada en un extremo, observaba en silencio cómo el vapor dibujaba constelaciones efímeras. — ¿Alguno de ustedes ha sentido que Destino los observa más de lo normal? —murmuró, apenas audible entre el tintinear de la porcelana. Hubo un leve silencio. Una pausa tensa. El Centauro fingió no haber oído. Orsa sorbió su infusión de pétalos, desviando la mirada. El Cuervo rompió el silencio con una risa exagerada, señalando un bizcocho en forma de reloj que caminaba solo. La conversación retomó su curso alegre, como si las palabras de Lepus nunca hubieran existido. Ella bajó la mirada, removiendo su té con un dedo, el reflejo de su máscara de conejo deformado en la taza. El silencio le respondió.
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  • Morfeo trataba de explicar lo que él veía en los humanos a su creación, Corintio. 

    — No son nada — respondió Corintio y se inclinó hacia Morfeo.

    — No le temen a las pesadillas, es miedo a que sus sueños los delaten.—

    Morfeo giró ligeramente el rostro. Sabía que Corintio entendía a los humanos desde otro ángulo. Él no los protegía. Él los acechaba.

    —Sueñan con lo que no se atreven a desear en voz alta —dijo Morfeo. —Con lo que niegan mientras viven. —

    —Y yo —agregó Corintio con una sonrisa afilada— sueño con lo que niegan mientras duermen.—

    Hubo un momento de silencio. El tipo de silencio que pesa más que el tiempo.

    —Son criaturas rotas —dijo Morfeo finalmente.

    —Y sin embargo, cada noche intentan reconstruirse con pedazos de imaginación.—

    —¿Y eso los hace bellos para ti? —preguntó Corintio, casi con desprecio.

    —No —respondió Morfeo—. Eso los hace… míos. —

    —A veces creo que tú los amas. Y a veces creo que solo los necesitas —aseguró Corintio.

    Morfeo no respondió. Su mirada permanecía en sus anotaciones que hacía en el libro, pensativo en esas últimas palabras. 
    Morfeo trataba de explicar lo que él veía en los humanos a su creación, Corintio.  — No son nada — respondió Corintio y se inclinó hacia Morfeo. — No le temen a las pesadillas, es miedo a que sus sueños los delaten.— Morfeo giró ligeramente el rostro. Sabía que Corintio entendía a los humanos desde otro ángulo. Él no los protegía. Él los acechaba. —Sueñan con lo que no se atreven a desear en voz alta —dijo Morfeo. —Con lo que niegan mientras viven. — —Y yo —agregó Corintio con una sonrisa afilada— sueño con lo que niegan mientras duermen.— Hubo un momento de silencio. El tipo de silencio que pesa más que el tiempo. —Son criaturas rotas —dijo Morfeo finalmente. —Y sin embargo, cada noche intentan reconstruirse con pedazos de imaginación.— —¿Y eso los hace bellos para ti? —preguntó Corintio, casi con desprecio. —No —respondió Morfeo—. Eso los hace… míos. — —A veces creo que tú los amas. Y a veces creo que solo los necesitas —aseguró Corintio. Morfeo no respondió. Su mirada permanecía en sus anotaciones que hacía en el libro, pensativo en esas últimas palabras. 
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  • Lᴀ Rᴇsᴘɪʀᴀᴄɪᴏ́ɴ ᴅᴇʟ Dɪᴏs
    𝓕𝓻𝓪𝓰𝓶𝓮𝓷𝓽𝓸 𝓭𝓮 𝓵𝓸𝓼 𝓡𝓮𝓰𝓲𝓼𝓽𝓻𝓸𝓼 𝓟𝓷𝓲𝔁𝓲𝓪𝓷𝓸𝓼, 𝓬𝓾𝓼𝓽𝓸𝓭𝓲𝓪𝓭𝓸𝓼 𝓮𝓷 𝓵𝓪 𝓑𝓲𝓫𝓵𝓲𝓸𝓽𝓮𝓬𝓪 𝓭𝓮𝓵 𝓗𝓪𝓭𝓮𝓼

    Dicen que cuando el límite entre la vida y la muerte se vuelve bruma, él aparece.

    Con ojos como cian helado y la voz amortiguada tras una máscara sagrada, Asclepius extiende sus manos enguantadas en un gesto de sellado antiguo. Los sabios de Eleusis creyeron por siglos que era un símbolo de compasión; los muertos que regresaron lo saben mejor: es una barrera.

    La mascarilla que porta no es ornamento. Se dice que fue forjada con el aliento de Hygea y las cenizas de Epidauro, para contener su hálito divino, aquel que puede reanimar corazones que ya no laten o devolver a la carne aquello que el alma ya ha abandonado.

    Su aparición no anuncia salvación inmediata, sino un juicio silencioso.
    Sus manos cruzadas resplandecen con un fulgor imposible, que baila entre códigos de vida y muerte. No hay palabras, solo un veredicto que se siente como un temblor bajo la piel:

    —“No es tu tiempo aún… pero no olvides a qué precio vives.”

    Y se marcha, con el murmullo del Inframundo aún aferrado a su sombra, dejando atrás cuerpos restaurados y almas inquietas.

    Quienes lo han visto aseguran que su rostro tras la máscara no muestra ira ni compasión, sino una insondable melancolía, como quien ha sanado mil veces… pero jamás ha sido sanado.

    Lᴀ Rᴇsᴘɪʀᴀᴄɪᴏ́ɴ ᴅᴇʟ Dɪᴏs 𝓕𝓻𝓪𝓰𝓶𝓮𝓷𝓽𝓸 𝓭𝓮 𝓵𝓸𝓼 𝓡𝓮𝓰𝓲𝓼𝓽𝓻𝓸𝓼 𝓟𝓷𝓲𝔁𝓲𝓪𝓷𝓸𝓼, 𝓬𝓾𝓼𝓽𝓸𝓭𝓲𝓪𝓭𝓸𝓼 𝓮𝓷 𝓵𝓪 𝓑𝓲𝓫𝓵𝓲𝓸𝓽𝓮𝓬𝓪 𝓭𝓮𝓵 𝓗𝓪𝓭𝓮𝓼 Dicen que cuando el límite entre la vida y la muerte se vuelve bruma, él aparece. Con ojos como cian helado y la voz amortiguada tras una máscara sagrada, Asclepius extiende sus manos enguantadas en un gesto de sellado antiguo. Los sabios de Eleusis creyeron por siglos que era un símbolo de compasión; los muertos que regresaron lo saben mejor: es una barrera. La mascarilla que porta no es ornamento. Se dice que fue forjada con el aliento de Hygea y las cenizas de Epidauro, para contener su hálito divino, aquel que puede reanimar corazones que ya no laten o devolver a la carne aquello que el alma ya ha abandonado. Su aparición no anuncia salvación inmediata, sino un juicio silencioso. Sus manos cruzadas resplandecen con un fulgor imposible, que baila entre códigos de vida y muerte. No hay palabras, solo un veredicto que se siente como un temblor bajo la piel: —“No es tu tiempo aún… pero no olvides a qué precio vives.” Y se marcha, con el murmullo del Inframundo aún aferrado a su sombra, dejando atrás cuerpos restaurados y almas inquietas. Quienes lo han visto aseguran que su rostro tras la máscara no muestra ira ni compasión, sino una insondable melancolía, como quien ha sanado mil veces… pero jamás ha sido sanado.
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  • No solía visitar el mundo mortal sin razón, pero aquella alegría tan pura lo llamó. No como un deber… sino como una curiosidad.

    Así que le pidió ayuda a muerte, la única deidad que le tenía permitido caminar en el reino de los humanos sin castigo. 

    — Sabes que estoy cometiendo una falta grave si hago lo que me pides. ¿Qué es lo que, con tanta curiosidad, buscas en ellos?—preguntó Muerte a Morfeo. 

    Morfeo guardó silencio por unos segundos. 

    — Solo quiero saber, qué es lo que los motiva a ser felices y amar, quiero aprender lo que a algunos dioses les hace falta. —contestó Morfeo.

    — Quieres ser como ellos. — muerte lo miró con una leve tristeza, como si entendiera demasiado. Y aunque dudó. Pero como los viejos amigos, se entiende sin palabras. Asintió.

    — Sé lo que buscas. Y es una mala idea. El amor, como es la felicidad, también puede corromper. Espero que hagas lo correcto. Ahora ve. —

    Muerte siguió jugando con el felino que había encontrado. 

    Morfeo se retiró y decidió entonces hacer lo impensado. Descender.
    No solía visitar el mundo mortal sin razón, pero aquella alegría tan pura lo llamó. No como un deber… sino como una curiosidad. Así que le pidió ayuda a muerte, la única deidad que le tenía permitido caminar en el reino de los humanos sin castigo.  — Sabes que estoy cometiendo una falta grave si hago lo que me pides. ¿Qué es lo que, con tanta curiosidad, buscas en ellos?—preguntó Muerte a Morfeo.  Morfeo guardó silencio por unos segundos.  — Solo quiero saber, qué es lo que los motiva a ser felices y amar, quiero aprender lo que a algunos dioses les hace falta. —contestó Morfeo. — Quieres ser como ellos. — muerte lo miró con una leve tristeza, como si entendiera demasiado. Y aunque dudó. Pero como los viejos amigos, se entiende sin palabras. Asintió. — Sé lo que buscas. Y es una mala idea. El amor, como es la felicidad, también puede corromper. Espero que hagas lo correcto. Ahora ve. — Muerte siguió jugando con el felino que había encontrado.  Morfeo se retiró y decidió entonces hacer lo impensado. Descender.
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  • ¡HOY CUMPLO UN AÑO COMO ROLSAGE DE PERSONAJES 3D!

    Os pido unos segundos para decir unas palabras:




    ¡Oh, por Dios! No puedo creer que haya pasado un año desde que empecé este viaje como RolSage en FicRol. Cuando miro atrás, me llena de alegría ver cómo, poco a poco, los personajes 3D han empezado a encontrar su lugar en la plataforma. Ver cómo llegan nuevos personajes y cómo los que ya estaban aquí les dan la bienvenida es una de las cosas que más me motivan a seguir.

    Quiero agradecer de corazón a todos los que se han animado a participar en las actividades que organizo. Aunque somos poquitos, cada uno de vosotros aporta algo único y ver esa participación me llena de orgullo. También me emociona recibir sus mensajes en DMs, esas palabras bonitas que valoran mi trabajo significan más de lo que pueden imaginar. Literalmente, me derriten el corazón.

    A la administración, gracias por confiar en mí desde el principio. Su apoyo y el espacio que me han dado para compartir ideas han sido clave para que los personajes 3D, que al principio estaban un poco dispersos (lo cual era un poquito trágico, admitámoslo), ahora tengan un sitio donde crecer y conectar. 🏼

    Este año también hemos visto cómo diferentes fandoms han ido apareciendo, enriqueciendo nuestras historias y trayendo nuevas dinámicas. Y no puedo dejar de mencionar a quienes han difundido la comunidad en otras plataformas, atrayendo más personajes y ayudando a que esto crezca cada día más.

    Gracias por confiar en mí, por las risas, las historias y, sobre todo, por hacer de este espacio algo tan especial. Nunca imaginé que este rol me iba a regalar tanto: amistades, inspiración y un lugar donde siempre me siento bienvenida. ¡Vamos por más aventuras y otro año lleno de rol!

    Os dejo por aquí abajo algunos de los mensajes tan bonitos que he recibido el último año y que me animan a continuar ♥

    Gracias por este año <3
    🌟 ¡HOY CUMPLO UN AÑO COMO ROLSAGE DE PERSONAJES 3D! 🌟 Os pido unos segundos para decir unas palabras: ¡Oh, por Dios! 😮‍💨 No puedo creer que haya pasado un año desde que empecé este viaje como RolSage en FicRol. 🎉 Cuando miro atrás, me llena de alegría ver cómo, poco a poco, los personajes 3D han empezado a encontrar su lugar en la plataforma. Ver cómo llegan nuevos personajes y cómo los que ya estaban aquí les dan la bienvenida es una de las cosas que más me motivan a seguir. 🌈✨ Quiero agradecer de corazón a todos los que se han animado a participar en las actividades que organizo. Aunque somos poquitos, cada uno de vosotros aporta algo único y ver esa participación me llena de orgullo. 💫 También me emociona recibir sus mensajes en DMs, esas palabras bonitas que valoran mi trabajo significan más de lo que pueden imaginar. Literalmente, me derriten el corazón. 😍 A la administración, gracias por confiar en mí desde el principio. Su apoyo y el espacio que me han dado para compartir ideas han sido clave para que los personajes 3D, que al principio estaban un poco dispersos (lo cual era un poquito trágico, admitámoslo), ahora tengan un sitio donde crecer y conectar. 🤝🏼✨ Este año también hemos visto cómo diferentes fandoms han ido apareciendo, enriqueciendo nuestras historias y trayendo nuevas dinámicas. Y no puedo dejar de mencionar a quienes han difundido la comunidad en otras plataformas, atrayendo más personajes y ayudando a que esto crezca cada día más. 🌟🚀 Gracias por confiar en mí, por las risas, las historias y, sobre todo, por hacer de este espacio algo tan especial. Nunca imaginé que este rol me iba a regalar tanto: amistades, inspiración y un lugar donde siempre me siento bienvenida. 💙 ¡Vamos por más aventuras y otro año lleno de rol! 🚀💥 Os dejo por aquí abajo algunos de los mensajes tan bonitos que he recibido el último año y que me animan a continuar ♥ Gracias por este año <3
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  • Α, ξέχασα να αναφέρω αυτά τα ζωντανά όντα, τα δεύτερα καλύτερα στον κόσμο των ανθρώπων, τα ζώα, είναι τόσο αξιολάτρευτα, ίσως θα έπρεπε να κατακτήσουν τον κόσμο.

    "Oh me habia olvidado de mencionar estos seres vivos, lo segundo mejor del mundo humano, los animales, son tan adorables, quizas deberian conquistar el mundo"

    - Los pensamientos del ángel podrían llegar a ser medio infantiles o inocentes pero era porque nació sin maldad, creció en claridad pura y hasta el momento solo podía confiar en las palabras de su madre, la única persona que estuvo en su vida
    Α, ξέχασα να αναφέρω αυτά τα ζωντανά όντα, τα δεύτερα καλύτερα στον κόσμο των ανθρώπων, τα ζώα, είναι τόσο αξιολάτρευτα, ίσως θα έπρεπε να κατακτήσουν τον κόσμο. "Oh me habia olvidado de mencionar estos seres vivos, lo segundo mejor del mundo humano, los animales, son tan adorables, quizas deberian conquistar el mundo" - Los pensamientos del ángel podrían llegar a ser medio infantiles o inocentes pero era porque nació sin maldad, creció en claridad pura y hasta el momento solo podía confiar en las palabras de su madre, la única persona que estuvo en su vida
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  • Rhanya estaba sentada en el Trono de Hierro, pero esta vez no era para audiencias con plebeyos y nobles, era más para tener una reunión con un/a prisionero/a.

    Su rostro inexpresivo, podría generarle algún tipo de inquietud a aquella persona que estaba encadenada, con cortes y de pié.

    Miró a ésta de arriba hacia abajo, leyendo su lenguaje corporal como ya se había acostumbrado a hacerlo hacía años.

    — ¿Para qué ha convocado esta audiencia? Estamos aquí en silencio hace bastantes minutos. Siento que me está haciendo perder el tiempo.

    Escupió aquellas palabras, como si se estuviese tratando de un ser inferior el que se encontraba frente a ella.
    Rhanya estaba sentada en el Trono de Hierro, pero esta vez no era para audiencias con plebeyos y nobles, era más para tener una reunión con un/a prisionero/a. Su rostro inexpresivo, podría generarle algún tipo de inquietud a aquella persona que estaba encadenada, con cortes y de pié. Miró a ésta de arriba hacia abajo, leyendo su lenguaje corporal como ya se había acostumbrado a hacerlo hacía años. — ¿Para qué ha convocado esta audiencia? Estamos aquí en silencio hace bastantes minutos. Siento que me está haciendo perder el tiempo. Escupió aquellas palabras, como si se estuviese tratando de un ser inferior el que se encontraba frente a ella.
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  • 𝑬𝒏𝒕𝒓𝒆 𝑷𝒂́𝒈𝒊𝒏𝒂𝒔...
    Fandom Ninguno
    Categoría Otros
    〈 Rol con Christopher Baudelair ♡ 〉

    La lluvia caía en un murmullo constante, como si el cielo susurrara secretos antiguos a una ciudad demasiado cansada para escucharlos. Cada gota dibujaba surcos efímeros sobre los cristales, desdibujando los contornos de calles y faroles, transformando el mundo exterior en un lienzo de reflejos temblorosos y luces rotas. Los edificios parecían fundirse con la niebla, y las siluetas de los transeúntes no eran más que sombras pasajeras que se desvanecían entre los pliegues húmedos del día.

    Ella permanecía inmóvil bajo el umbral de una librería olvidada por el tiempo, una de esas que resisten por terquedad más que por necesidad. La capucha caída sobre su rostro proyectaba un velo de sombra que la mantenía a salvo de miradas inoportunas, y sus ropajes, aunque humildes, estaban cuidadosamente escogidos. Eran telas sin historia, ajenas a la memoria, pero tejidas con la intención de ocultar. Cada pliegue parecía adherirse a su figura como si compartiera su deseo de permanecer invisible, como si supieran que algunos secretos no deben ser perturbados.

    El agua chorreaba desde los bordes de su capa, formando pequeños charcos sobre las tablas de madera agrietada del umbral. Las gotas caían con un ritmo suave pero insistente, como si quisieran escribir su presencia en el lenguaje sutil del mundo. A pesar de estar empapada, no parecía sentir el frío; o quizá lo aceptaba como parte de sí, como un eco más de lo que arrastraba dentro. No había prisa en sus gestos. Había llegado allí no para huir, sino para olvidar… O al menos fingir que podía.

    Dentro de la librería, el aire estaba saturado del aroma terroso del papel envejecido, de tinta marchita y madera antigua. Había algo sagrado en ese olor, algo que evocaba recuerdos de tiempos más lentos, de voces susurradas entre páginas, de historias que vivían en silencio esperando ser despertadas. El calor tenue proveniente de una estufa oculta en algún rincón envolvía la estancia como un abrazo que no exigía palabras. Y en medio de todo, el perfume leve del té recién servido, humeando en una taza de porcelana desgastada, se entrelazaba con la quietud de la escena.

    Ella sostuvo la taza entre sus manos enguantadas, dejando que el calor se filtrara poco a poco a través de la tela hasta sus dedos, como si buscara, en ese contacto leve, alguna señal de que aún podía sentir. El dueño del lugar, un hombre encorvado por los años pero con ojos en los que aún brillaba una chispa de humanidad, apenas la miró. Le dedicó un leve asentimiento, sin sorpresa ni curiosidad. La había visto antes. Quizás no en cuerpo, pero sí en espíritu. Algunos clientes no venían a comprar, sino a pertenecer por un instante a algo más íntimo y olvidado. Y él lo entendía. Era mejor no hacer preguntas.

    Entre estantes desbordados de libros sin clasificar, halló un rincón apartado donde la lámpara derramaba una luz cálida sobre la superficie rugosa de una mesa. Se sentó y abrió un tomo antiguo sin mirar el título. Las páginas crujieron con la delicadeza de un suspiro, y sus dedos se deslizaron por ellas con una reverencia casi ritual. No leía, no realmente. Buscaba en los pliegues del papel, en la tinta apenas desvaída, algo que no podía nombrar, una palabra olvidada. Una imagen enterrada. Un fragmento de sí misma que quizás aún vivía entre esas líneas, escondido como un susurro esperando ser oído.

    Afuera, la lluvia seguía cayendo, trazando su música líquida contra los ventanales, mientras la ciudad continuaba su marcha incierta. Los ruidos se amortiguaban tras los muros de la librería, convertidos en ecos lejanos, como si pertenecieran a otro mundo. En ese instante suspendido, no existían las sombras que la acechaban, ni las culpas que la desgarraban por dentro. No había promesas incumplidas ni nombres que dolían al recordarse. Solo el latido pausado del tiempo, el aroma del té, el tacto del papel bajo sus dedos… Y una calma ilusoria que, por una vez, no necesitaba justificar su presencia.

    Quizá, si cerraba los ojos el tiempo suficiente, podría imaginar que alguna vez ese mundo le había pertenecido. No como guerrera, ni como sombra, ni como huella que se desvanece al amanecer. Sino como alguien sencilla, alguien real. Alguien que aún podía sentarse en una librería bajo la lluvia, y creer —aunque fuera por un suspiro— que el pasado no dolía tanto y el futuro aún no era una condena escrita.

    Y aunque sabía que esa quietud era frágil como la cáscara de una llama en el viento, no la rompió. Porque en ese instante, en esa diminuta burbuja de existencia, ella no era una amenaza. No era una fugitiva. No era nada que debiera temer. Era solo una mujer bajo la lluvia, con una taza entre las manos, buscando algo perdido entre las páginas de un libro.
    〈 Rol con [frost_topaz_hare_445] ♡ 〉 La lluvia caía en un murmullo constante, como si el cielo susurrara secretos antiguos a una ciudad demasiado cansada para escucharlos. Cada gota dibujaba surcos efímeros sobre los cristales, desdibujando los contornos de calles y faroles, transformando el mundo exterior en un lienzo de reflejos temblorosos y luces rotas. Los edificios parecían fundirse con la niebla, y las siluetas de los transeúntes no eran más que sombras pasajeras que se desvanecían entre los pliegues húmedos del día. Ella permanecía inmóvil bajo el umbral de una librería olvidada por el tiempo, una de esas que resisten por terquedad más que por necesidad. La capucha caída sobre su rostro proyectaba un velo de sombra que la mantenía a salvo de miradas inoportunas, y sus ropajes, aunque humildes, estaban cuidadosamente escogidos. Eran telas sin historia, ajenas a la memoria, pero tejidas con la intención de ocultar. Cada pliegue parecía adherirse a su figura como si compartiera su deseo de permanecer invisible, como si supieran que algunos secretos no deben ser perturbados. El agua chorreaba desde los bordes de su capa, formando pequeños charcos sobre las tablas de madera agrietada del umbral. Las gotas caían con un ritmo suave pero insistente, como si quisieran escribir su presencia en el lenguaje sutil del mundo. A pesar de estar empapada, no parecía sentir el frío; o quizá lo aceptaba como parte de sí, como un eco más de lo que arrastraba dentro. No había prisa en sus gestos. Había llegado allí no para huir, sino para olvidar… O al menos fingir que podía. Dentro de la librería, el aire estaba saturado del aroma terroso del papel envejecido, de tinta marchita y madera antigua. Había algo sagrado en ese olor, algo que evocaba recuerdos de tiempos más lentos, de voces susurradas entre páginas, de historias que vivían en silencio esperando ser despertadas. El calor tenue proveniente de una estufa oculta en algún rincón envolvía la estancia como un abrazo que no exigía palabras. Y en medio de todo, el perfume leve del té recién servido, humeando en una taza de porcelana desgastada, se entrelazaba con la quietud de la escena. Ella sostuvo la taza entre sus manos enguantadas, dejando que el calor se filtrara poco a poco a través de la tela hasta sus dedos, como si buscara, en ese contacto leve, alguna señal de que aún podía sentir. El dueño del lugar, un hombre encorvado por los años pero con ojos en los que aún brillaba una chispa de humanidad, apenas la miró. Le dedicó un leve asentimiento, sin sorpresa ni curiosidad. La había visto antes. Quizás no en cuerpo, pero sí en espíritu. Algunos clientes no venían a comprar, sino a pertenecer por un instante a algo más íntimo y olvidado. Y él lo entendía. Era mejor no hacer preguntas. Entre estantes desbordados de libros sin clasificar, halló un rincón apartado donde la lámpara derramaba una luz cálida sobre la superficie rugosa de una mesa. Se sentó y abrió un tomo antiguo sin mirar el título. Las páginas crujieron con la delicadeza de un suspiro, y sus dedos se deslizaron por ellas con una reverencia casi ritual. No leía, no realmente. Buscaba en los pliegues del papel, en la tinta apenas desvaída, algo que no podía nombrar, una palabra olvidada. Una imagen enterrada. Un fragmento de sí misma que quizás aún vivía entre esas líneas, escondido como un susurro esperando ser oído. Afuera, la lluvia seguía cayendo, trazando su música líquida contra los ventanales, mientras la ciudad continuaba su marcha incierta. Los ruidos se amortiguaban tras los muros de la librería, convertidos en ecos lejanos, como si pertenecieran a otro mundo. En ese instante suspendido, no existían las sombras que la acechaban, ni las culpas que la desgarraban por dentro. No había promesas incumplidas ni nombres que dolían al recordarse. Solo el latido pausado del tiempo, el aroma del té, el tacto del papel bajo sus dedos… Y una calma ilusoria que, por una vez, no necesitaba justificar su presencia. Quizá, si cerraba los ojos el tiempo suficiente, podría imaginar que alguna vez ese mundo le había pertenecido. No como guerrera, ni como sombra, ni como huella que se desvanece al amanecer. Sino como alguien sencilla, alguien real. Alguien que aún podía sentarse en una librería bajo la lluvia, y creer —aunque fuera por un suspiro— que el pasado no dolía tanto y el futuro aún no era una condena escrita. Y aunque sabía que esa quietud era frágil como la cáscara de una llama en el viento, no la rompió. Porque en ese instante, en esa diminuta burbuja de existencia, ella no era una amenaza. No era una fugitiva. No era nada que debiera temer. Era solo una mujer bajo la lluvia, con una taza entre las manos, buscando algo perdido entre las páginas de un libro.
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